Capítulo 4: Noche de fiesta ¿Quién cuidará de Miri? Parte 2
Dos pares de ojos se miraban entre sí, una de ellas parpadeaba varias veces en conjunto de una sonrisa amplia e inocente.
— ¿A ti también te hechizaron para no sonreir?
— ¿Qué?
Miri se puso de pie en el banco, colocándose de puntillas para alcanzar el rostro de Ryu, con sus pequeñas manos comenzó abultar las mejillas del hombre, moldeando la piel y la comisura de los labios para formar una sonrisa. Ryu solo la miro de reojo.
— Rei papá sonríe poco pero sé que podrá librarse del hechizo ¡Tú también puedes!
— … — Ryu tomó de las axilas a Miri y la alejó de su rostro sentándola de nuevo en el banco, vertió un poco de leche en un vaso y se lo dio — quédate quieta y no molestes a los clientes.
Miri al escuchar la orden no pudo evitar ojear a su alrededor mientras tomaba la leche, no había otra alma aparte de ellos.
— ¿Cuáles?
— Solo hazme caso. Quédate en silencio.
Miri asintió y siguió bebiendo de la leche. Conforme pasaba el tiempo, fueron pocas las personas en entrar al local, y de esas personas, la apariencia era ruda, la mayoría eran hombre y las únicas mujeres en pedir un café y un misterioso sobre, no eran tan femeninas como su madre, es por eso que Miri sintió la necesidad de intervenir…
— ¡Ah! ah… aaaaaaah, aaaaah…
Miri se subió a la barra y comenzó a cantar con gran pasión, era la canción que su madre solía cantar en aquel bar.
— Oye, ¿qué crees que haces?
— Cantar, mamá recibía muchos clientes porque canta muy bonito.
Ryu se ajustó los anteojos, y presionó sus labios para no decir lo que pensaba al respecto.
…
Rei se alejó de Kazuki, aún mantenía el ceño fruncido y no dijo nada, contrario a Kazuki, su rostro cambió de color por completo y sus labios tambalearon.
— ¡SABES A CIGARRO! ¡¿QUÉ FUE ESO?!
— Nada.
— ¡¿CÓMO QUE NADA?!
— Eres molesto.
— ¡...!
Rei prosiguió a ignorarlo y por supuesto que Kazuki iba seguir reclamando aquel beso robado, y, para rematar, la bailarina que fue reprendida había observado el beso, solo así pudo calmar su temperamento, al menos una raya, entendiendo el rechazo de Rei, pero eso no era suficiente para retroceder sus deseos de vengarse de esos clientes. Las sospechas inundaron su cabeza y no dudó en acercarse a un guardia para dar una sutil alerta. Sin querer y ahora sin la ayuda de Miri, lograron ser el blanco de varias miradas.
Kazuki infló las mejillas, aun con el rostro prendido en calor, intentando aparentar que nada había pasado hasta que un par de hombres grandes, pelones y vestidos ajustadamente de negro, los interceptaron.
— Su clave, nunca los hemos visto aquí — habló uno de esos hombres, mirándolos de manera retadora — No han consumido nada. Ni putas ni alcohol. Sí quieren coger vayan a otro lugar, acá no es motel de maricas.
— …
— ¿Eh?
— ¿Y bien la clave?
— Acá está la clave— dicho esto Rei pateó la entrepierna del sujeto con tal fuerza que este tambaleo hacia atrás, cayendo y tirando una mesa con varios shots, todo fue un desastre el cual apenas iniciaba. Dicha caída hizo enojar a un cliente que fue ensuciado por la bebida además de estropear su ronda de sexo. El cliente se levantó del sillón y pateó el hombro del guardia. Esto fue el inicio de una calurosa ronda de pelea de todos contra todos. Tanto fue el alboroto que uno de los clientes comenzó a disparar bajo el efecto del alcohol, avivando el ambiente caótico. Era por de más decir que el objetivo de esa noche fue ahuyentado, dándose la vuelta cuando aún ponía un pie en el lugar.
Cuando Kazuki pudo darse cuenta de eso, salió corriendo hacia la salida agarrando a Rei de la mano.
— ¡Nuestro objetivo se nos va! ¡ES HORA DE ACTUAR!
De repente a Kazuki le llegó una llamada, y en medio de su agitación contestó ¡ERA RYU!
— "Tienen una hora para regresar con el trabajo ya hecho y llevarse a la muñeca"
Kazuki no pudo responder y Ryu colgó de inmediato.
— ¡EL SUJETO SE NOS VA Y NO ESTÁ MUERTO! — Exclamó Kazuki preocupado, su objetivo estaba abordando el automóvil y ellos seguían en la entrada.
— Eso tiene arreglo.
Para Rei fue tan fácil disparar a las llantas, provocar un aparatoso accidente y hacer que el objetivo muriera ahogado por su propia sangre. Kazuki solo le quedó parpadear al ver una vez más la inverosímil capacidad de Rei para extinguir vidas. Su ensoñación quedó pausada al verse envuelto por los indistinguibles colores azul y rojo.
— La policía — dijo Rei caminando hacia el lugar donde había aparcado la moto. Kazuki le siguió y tomó asiento detrás de Rei — Estaremos con Ryu en menos de una hora.
— Sí, creo que esta vez no la hemos cagado.
Y justo cuando dijo eso, una explosión resonó dentro del bar. El estruendo hizo que Kazuki abrazara a Rei aferrándose a su cintura.
Rei agacho la mirada y quedó estoico. Kazuki no sabía que él fue el primer hombre en besar a Rei.
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