Traer el muñeco a la civilización Rehab Doll ha sido la peor idea que pudo haber dado este negro de mierda. Bueno, no negaré que él ha sido mi salvador pero ya no más.

- ¡Mátenlo! -dijo Larsito, la muñeca que es igual a mi.

Pues... ahora, él es el nuevo Rey aquí, mientras que a mi me quieren sacrificar por hereje. Por matar a tantas muñecas indefensas.

Milagrosamente no me han amarrado, he corrido por toda la puta habitación. Debía evitar a toda costa interactuar con gente real, para que así mi tiempo transcurriera mucho más rápido y sea de noche, ya no pensaba en soportar nunca más esta pesadilla de ser una muñeca de porcelana.

Ellas querían que yo salvara a su tribu, yo las llevaré al infierno y tal vez mucho más allá abajo.

Jugar a las escondidas durante todo lo que restó de día, es un lástima que éste sea el final, fue divertido jugar a ser muñeca; usar vestidos y tomar el té, no obstante, yo no nací para ser una de ellas, nací para ser Lars FOCKIN' Ulrich, el chico de las baquetas con cara de niña que aún así, no deja de ser un macho de pecho peludo.

Cuando me volví humano, corrí hacia los chicos sólo para consultar:

- ¿Dónde puedo hacer una hoguera?

- Eh... cava un hoyo en el patio si quieres -contestó James de manera indiferente-. No más no nos quemes la casa entera.

- Ok, gracias...

- ¿Para qué quieres hacer una hoguera? -me interrumpió Cliff.

- Ehh... pille un nido de arañas, por eso, de las mutantes... -hice una sonrisa muy forzada- ¿Dónde tenemos el lanzallamas?

Los tres me miraron con cara de WTF.

- En el sótano, ¿por qué?

- ¿Con qué creen que haré la hoguera, soquetes? -dije a su vez que corría en dirección al sótano- ¡HAY HOMBRES COMO YO QUE QUEREMOS VER EL MUNDO ARDER!

Seguí corriendo como marica, sí, tenemos un lanzallamas en caso de que alguien nos quisiera asaltar alguna vez. Eso de comprar escopetas es tan cliché...

Ni crean que es uno como los que se usaron en la primera guerra mundial, no, éstos son de los simplones.

Lo cargué a su vez que me robaba un saco enorme, corrí a la habitación de Kirk y tomé cuanta muñeca me encontrara para echarla dentro del saco y romperla allí.

Me enfrenté a la horda de muñecas "zombie", todas las metí en el maldito saco y lo sellé bien sellado.

Salí al patio trasero, cavé un hoyo bien profundo, metí el saco a adentro, pesqué el lanzallamas y...

- ¡¡MUEEERAN PERRAS CULIAAAS!

Me dieron escalofríos oír como los gritos de almas en penas ensordecían mis pobres oídos, apagué el arma de fuego (literalmente de fuego ggg) y me senté en el suelo, admirando como ardía la hoguera que formé.

Suspiré, aliviado, imposible era que se reconstruyeran ahora. Me levanté a buscar la manguera y encendí el grifo para apagar las llamas.

Busqué una pala para recoger las cenizas y ponerlo todo en el saco, los chicos no paraban de verme curiosos.

- ¿Qué? Si es súper típico quemar una tribu de muñecas de porcelana en una hoguera casera.

El saco lo tiré a la calle para que se lo coman los perros vagos o se lo lleven los de la basura, o qué sé yo.

Semanas pasaron y nunca más me volví a transformar, a final de cuentas, yo nunca pertenecí a la tribu Rehab Doll, como decían, o tal vez, yo no era su Rey, sino más bien, su propio Dios que daba el apocalipsis.