Han pasado algunos años desde que Twilight derrotó al Ejército Oscuro y recuperó el amuleto del tiempo.

A pesar de que ella era la única en recordarlo, sentía una paz en su corazón y un sentido de madurez que venía con sus deberes como princesa.

Junto a sus amigas, habían resuelto numerosos conflictos, incluso derrotando a un grupo de ponis malvados y salvando a dos pequeñas ponis sombra, Nocturna y Nightfire.

Mientras Twilight estaba ocupada ordenando algunos documentos en su habitación, Spike irrumpió en la habitación con un dolor de estómago.

"Spike, estás bien?" preguntó Twilight preocupada.

"No, Twilight", respondió Spike entre suspiros. "Zecora ha sido muy insistente con las cartas..."

"Otro problema", se quejó Twilight, pero sabía que tenía que ocuparse de ello.

"Tráeme la carta, Spike." Spike le entregó la carta de Zecora a Twilight.

Twilight observó la carta, quizás tenía una idea de lo que podía ser, se armó de valor y empezó a leer la carta, la cual decía:

"En sus deberes de princesa no quisiera interferir, pero hay algo importante que le tengo que decir. El Rey sombra pobre y moribundo. Esta en mi casa débil y sin rumbo"

Twilight no lo podía creer, finalmente era el momento. El momento en que se volverían a ver. No esperó ningún segundo más.

"El Rey Sombra está en su casa, enfermo y desvalido", leyó Twilight en voz baja. "No puedo creerlo", dijo en voz alta, emocionada.

"Spike, saldré un momento. Es una emergencia" dijo Twilight apresuradamente

"¿Le aviso a las chicas?" preguntó Spike.

"No, está bien. Puedo encargarme yo", respondió Twilight antes de salir corriendo de la habitación.

Comenzó a caminar apresuradamente hacia la casa de Zecora, con paso firme como si estuviera siguiendo el llamado de un misterioso destino. 

Sabía que el Rey Sombra que reside en la casa de Zecora no era el mismo que la había ayudado en su travesía pasada, por lo tanto, ¿cómo debía actuar? ¿Debería actuar como si nada hubiera pasado? ¿Debería fingir que aún lo odiaba? ¡Por supuesto que no podía hacer eso! Twilight lo amaba demasiado como para fingir odio.

Entre tantos pensamientos, llegó sin darse cuenta a la casa de Zecora. Detuvo un momento su andar y respiró hondo frente a la puerta, llena de dudas, pero decidida a enfrentar lo que fuera necesario. Iba a tocar la puerta, pero esta se abrió por sí sola, revelando a una Zecora agradecida por su presencia.

"Twilight, estoy agradecida de que hayas venido. Espero que mi petición en tus deberes no haya interferido", dijo Zecora.

"Claro que no, Zecora. ¿En qué puedo ayudarte?", respondió Twilight, intentando disimular su nerviosismo, aunque le costaba mucho trabajo controlarlo.

Después de escuchar la explicación de Zecora, aunque ella ya conocía la situación, la guio hacia la parte trasera de la casa, donde lo vio.

Tan pálido y débil que su corazón parecía querer salirse de su pecho. Cuando él la vio, levantó la cabeza y con voz débil le preguntó:

"¿Twilight? No puedo creer que haya caído tan bajo ¿Es una trampa?"

Twilight mostró una pequeña sonrisa, sabía que no sería fácil, que habría obstáculos en su camino y no sabía qué le deparaba el futuro. Pero lo que sí sabía era que ese momento era solo el comienzo.