JUNHUI

"Esto no puede estar pasando", se repite Minghao por tercera vez.

Lo miro con pena sin saber cómo actuar. Wonwoo, que está sentado a su lado, lo consuela con leves caricias sobre la espalda.

"A veces las personas buscan destruir lo que les parece hermoso", digo entonces yo. Mi mano tambalea sobre la mesa tratando de atrapar la suya, está tan cerca de mi que siento su calor. Minghao se aparta de inmediato al sentir mi toque, como si mi piel quemara contra la suya.

"¿Tú qué sabes?", ataca. Por un momento me enojo con él, pero esto no se trata de mi, se trata de él. Me concentro en Wonwoo mirándome cómplice sin saber qué hacer.

"Puedes volverla a empezar, ¿no?". Minghao se aparta de golpe de Wonwoo ante su comentario.

"Tú tampoco podrías saber lo que se siente. ¡Era mi trabajo para el fin del semestre!, ¡me esforcé mucho!"

Aunque quería hacerlo no lograba comprenderlo. Era verdad, había estado trabajando en aquella pintura en el taller todos los días sin excepción, pero hoy, que llegamos juntos, alguien se había encargado de destruir por completo su trabajo.

Desearía ayudarlo, pero jamás podría comparar mi talento al suyo. "Aunque avisemos al consejo estudiantil no harán nada", digo siendo honesto y viéndolo a los ojos, "lo sabes mejor que nadie".

Minghao se muerde el labio con tanta fuerza que incluso a mi me duele mirarlo.

"Sólo... dejaré el taller", asegura, "no regresaré ahí para que hagan lo mismo una vez más".

Wonwoo suspira y nos deja solos con una mirada de pena, perdiéndose entre el cúmulo de alumnos.

"Está bien, dejemos el taller". Me mira con sorpresa, cómo si no esperara aquella solidaridad de mi parte. "Nos necesitan más de lo que nosotros a ellos", bromeo, porque yo siempre carecí de habilidad.

Entonces Minghao se ríe.