
POR PRIMERA VEZ
Estaban las tres parejas sentadas en la cocina, lugar predilecto por todos, antiguamente sitio de reunión elegido por la Orden, entonces simbólico para ellos.
Allí solían planificarse la mayoría de las estrategias y se realizaban las celebraciones. Es mañana no sería diferente.
A grandes rasgos Hermione le relató al matrimonio Potter, que por momentos boqueaba como peces fuera del agua, los descubrimientos que habían salido a la luz. Remus y Tonks al ya conocer estos hechos solo de dedicaban a asentir y confirmarlos cuando Harry y Ginny les dirigían una mirada en busca de ratificación.
-¿Por eso estabas en casa de Hermione anoche?- logró preguntar Ginny.
-Así es, pelirroja, y gracias por la compañía- bromeó Sirius.
-¿Por qué no me lo dijiste en tanto tiempo Mione?-inquirió Harry molesto- y por qué Malfoy estaba al tanto de todo?
-Los motivos te los explicaré en su momento hermano, ahora no tengo tiempo, ni ganas- habló ella seria- mis planes para hoy son diferentes, vamos Sirius- el mago se levantó obediente- pero sí voy a confesarte algo, ni yo misma lo sabía, me enteré hace cinco años cuando no pude casarme con Draco- esa frase aún le molestaba a Sirius que carraspeó- gracias a Merlín que no cometimos esa locura y Harry, seamos honestos, no tenías la cabeza disponible para una noticia así, estabas en plena formación de una familia y eso conlleva todo tus neuronas enfocadas en ese objetivo.
-Y yo?- dudó Ginny antes de preguntar.
-Te adoro, eres mi hermana y aunque las mujeres tenemos la atención puesta en varios flancos, no así los hombres que lo hacen de a uno-los tres se quejaron- saben que tengo razón no protesten- sentenció la castaña- no podía venir a decírtelo, no era algo para tomarlo a la ligera.
-Por eso no aceptabas salir con algunos de los prospectos que te presentamos?
-Entre otras cosas si, pero con algunos lo pasé muy bien.
-No quiero saber con quién salió mi prometida- gritaba Sirius tapándose los oídos.
-Y no lo sabrás no te preocupes- le acarició el brazo- ya te doy tu regalo espera un momento- la castaña tomó su bolso de cuentas de tantos años, fiel compañero de sus aventuras y perdió la mano en él y sacó una campera de piel de dragón y un reluciente casco.
-¿es necesario esto Brownie?- se refería al último presente.
-Sí, es muy necesario- interrumpió Tonks- no empieces que me gusta que el aire me dé en la cara así siento que soy libre y bla, bla, bla, lo primero es tu seguridad.
-Me liberé de Walburga pero parece que las madres me persiguen, primero mini Molly y ahora tú sobrina.
-recuerdas lo que dijiste sobre bromear con una embarazada?- le preguntó Remus- te aviso que son dos- agregó señalando a las dos involucradas que lo miraban molestas.
- Mejor vamos Brownie, ya sabes no queremos que nos sorprenda la noche- anunció moviendo sus cejas sospechosamente.
-Voy con Uds- soltó Harry de repente.
-Quéeeeeee!- gritaron todos y empezaron a hablar a la vez. Menos Ginny que lo miraba muy enfadada.
-Tú no vas a ninguna parte Harry James Potter- amenazó la esposa del niño que vivió dos veces.
-Necesito saber toda la historia y qué mejor que acompañarlos y a la vez compartir el tiempo con mi padrino- explicó avergonzado puesto que sabía que estaba cometiendo en un gran error.
-Vas a conocer la historia completa cuando ellos regresen y tu padrino no.... desea... compartir... su... tiempo... contigo......este.... fin.... de.... semana- le había recalcado cada palabra de una manera que hasta Sirius se arrinconó detrás de Hermione.
-Brownie, júrame que Harry no corre riesgo con su esposa hoy- le susurró en el cuello haciéndola estremecer.
-Él estará bien- logró articular pues sentir al moreno tan cerca y hablándole así en el oído le hizo erizar cada vello de su cuerpo- la ví más enfadada y sobrevivió.
Sin esperar respuesta de Harry salieron sigilosamente de la cocina y cuando Hermione ocupó su sitio en la motocicleta se escuchó un fuerte carraspeo.
-Estás mal de la garganta?- preguntó risueña pues sabía a qué se refería ese sonido- necesitas alguna poción?
-Atrás amor, necesito que ocupes tu lugar.
-Yo estoy en mi sitio, Sirius Black, mi moto, mi lugar, yo conduzco- terminó colocándose el casco y encendiendo la máquina con tanta seguridad y destreza que a Sirius no le quedó más que obedecerla.
Pero el moreno tenía varios ases bajo la manga. Se acomodó cerca, muy cerca de ella y se dijo en voz baja- vas a arrepentirte mi leona.
-Puedo escucharte perfectamente Canuto- la voz de la castaña lo sobresaltó- otra sorpresa, los cascos están encantados podremos hablar tranquilamente- le explicó mientras avanzaban con habilidad entre el agitado tráfico.
Avanzaron varias millas, lentamente ya que el tráfico se había congestionado, callados, ansiosos por lo que se avecinaba- Sirius, agárrate fuerte, el tráfico me está cansando.
-Qué harás leona?- temía escuchar una locura- Me asustas no eres una mujer de romper reglas o acaso has perdido la cordura.
-Nada de eso Sr. Black, si no cortamos camino llegaremos muy de noche a mi.....bueno ya verás dónde- habló con evasivas.
-Brownie, sin duda eres una mujer de muchas sorpresas y eso me encanta- le respondió mientras con su pulgar derecho le acariciaba la cintura por debajo de la campera.
-Sirius eso es trampa, me haces cosquillas, por favor detente, no puedo pensar así- suplicaba Hermione y disminuía la velocidad para acercarse a alguna calle menos transitada.
-Ohhh, cuánto lo siento mi querida- ahora la acariciaba con las dos manos.
A Hermione no le quedó otra opción que detenerse y actuar antes que perdiera la concentración. Tomó su varita, se formó una burbuja alrededor y desaparecieron.
-O-O-O-
-Sinceramente no te entiendo Harry, cómo pretendías ir con ellos, en qué cabeza entra semejante...... idea, a falta de una mejor palabra-renegaba Ginny.
-Lo sé, lo sé y no sabes lo arrepentido que estoy amor, me siento un pelmazo...pero no pude con mi genio, es mi instinto de protección hacia ella, no puedo actuar diferente- se excusaba.
-Harry tu esposa tiene mucha razón, ellos necesitan estar solos les hará bien...
-pero es tan prematura esta relación, no les parece?- preguntó.
-no Harry, no es prematura, ella le había confesado a Draco que siempre había amado a mi tío- dijo Tonks- necesito un baño- soltó de repente y salió corriendo seguida de Ginny que buscó una poción para las náuseas del embarazo, nunca le faltaban.
-si Harry, todo se remonta a cuando a Draco le dieron la tarea de matar a Albus, ella se conectó con él de esa manera, compartieron su dolor y se logró salvar así al director.
-Nunca lo supe- se agarraba la cabeza.
-Harry, estabas con la mente en otro lugar como bien te dijo Hermione, cuando regresen podrás aclararlo, puesto que según me confesó Sirius él tiene interés en que salga a la luz cuanto antes lo de su relación con ella- el abatido auror levantó el rostro sorprendido- él no está con ella por obligación, desde su regreso sus sentimientos no fueron los mismos y me parece que el destino se empeñó en que estuvieran juntos, sino no hay otra manera de explicar lo hechos conocidos.
-O-O-O-
Habían aparecido en una zona boscosa, desierta, pero por los sonidos que les llegaba era cercana a un camino transitado.
-por Merlín Brownie, avísame qué es lo que vas a hacer- habló Sirius agitado.
-lo siento pero es que te dije que te detuvieras, estás bien?- se preocupó y se quitó el casco.
-quédate tranquila que sí- le aseguró Sirius mientras extrajo el suyo y respiró profundamente mirando maravillado el lugar dónde había aparecido- si sobreviví doce años en Azkaban esto es nada.
Hermione se estremeció al escucharlo y se bajó de la motocicleta para poder abrazarlo fuerte. Luego lo miró con dulzura mientras le acariciaba el rostro y le dio un suave beso en la nariz- espero que mi regalo te guste- susurró perdida en sus tormentosos ojos grises.
-de qué hablas?
-estás sentado en mi regalo de bienvenida- murmuró cerca de sus labios.
Sirius se quedó en silencio, mirándola, admirándola. La tomó por la cintura y como si se tratara de una pluma la cabalgó en su regalo, frente a él, la castaña colocó sus piernas encima de los fuertes muslos del moreno y la acercó, ella aferrada a su cuello dispuesta a obedecerle.
-déjame que te agradezca como se merece princesa- musitó en su boca y se perdió en ella, suave, lentamente, saboreando la sensación embriagadora de saber que la mujer que tenía entre sus brazos era solo para él, que estaba junto a él a pesar de su pasado, que lo conocía como ninguna otra mujer que se haya cruzado en su camino- gracias- logró balbucear cuando se separó de ella- por cuidar de mí siempre.
Las palabras que Hermione pronunció seguidamente salieron sin esperárselo- yo te amo Sirius Black- estaba absorta mirando su tranquilo rostro por primera vez desde que lo conoció, sin un atisbo de pena, dolor o pérdida.
-tú me das tanto Hermione Granger que no sé si algún día podré retribuirte lo que haces.
-yo no espero nada a cambio Sirius, solo permite que por primera vez ame como siempre lo soñé, que te ame como lo imaginé.
La mujer que tenía al frente le entregaba el corazón, sin pedirle nada a cambio. Nunca había estado en esa situación y se sentía dichoso.
-No necesitas pedir nada Brownie, yo te pertenezco enteramente, lo supe desde el primer momento que te ví , parada en el salón con la varita en la mano, dispuesta a enfrentarme, valiente, como una diosa guerrera, creo que te amé desde ese instante- confesó acariciando la cabellera de aroma a jazmín que adoraba- y voy a amarte cada día que me quede de vida leona.
-En eso te llevo ventaja Canuto.
-en tiempo querrás decir, porque en calidad me pondré al día en cuanto lleguemos a un lugar más apropiado- sonreía contra su cuello, besando la curvatura de la mandíbula, estremeciéndola.
-conozco un lugar muy apropiado pero si sigues haciendo esto no lograremos salir de aquí Sirius- gemía Hermione.
-un ratito más y te sigo hasta el mismísimo infierno- rogaba él.
-por favor Sirius- murmuraba agitada pues las manos del moreno habían dejado de sostenerla por la cintura y lentamente acariciaban su abdomen, encendiéndola.
-no puedo detenerme amor, te juro que lo intento y no puedo- se justificó acariciando y sintiendo en su mano el golpeteo del corazón de Hermione.
-mentiroso- logró soltar cuando dejó sus labios para besar su cuello otra vez.
Logrando que se riera y pudiendo apartarse un poco de ella- está bien amor, ahora dime dónde estamos y hacia donde debemos ir - respiró profundo para controlarse del todo.
-Yo te guío- dijo ella y cuando intentó girarse para emprender la marcha el moreno la detuvo.
-No mi dulce amor, mi moto, mi sitio yo conduzco- le sonreía burlón.
-haces que te ame y te odie con una facilidad que me asombra- reclamó pero se resignó- estamos cerca del lago Lomond- él la miró sin entender- más conocido como lago Negro por los magos, a unas cuantas millas de Dufftown y de Hogsmeade.
Siguieron su camino bordeando el tranquilo y majestuoso lago. Sabían que estaban en la carretera muggle pero cuando Hermione le señaló un aparentemente antiguo y derruído puente él la entendió y giró acelerando la marcha. Cuando ingresaron por allí la magia se hizo presente y la vista del paisaje ya era diferente.
El camino, entonces de tierra, se perdía por el bosque y salía a la orilla del lago otra vez en un zigzag que estremecía por la belleza del panorama.
-detente por favor- le pidió y él obedeció. Ella descendió y de su bolso extrajo una cámara de fotos, se alejó unos pasos, él no entendía lo que estaba haciendo.
Entonces giró y apuntó con su objetivo- no te muevas- la imagen que capturó del moreno la dejó pasmada. Él, guapo como un dios, la miraba sensualmente con el lago tranquilo de fondo y las montañas reflejadas en las mansas aguas.
-tengo hambre Canuto, Madam Rosmerta debe tener algo para deleitarnos seguramente.
Él la besó con dulzura-vamos, pero luego quiero mi postre.
-O-O-O-
Draco había decidido ese sábado almorzar con su hijo en el callejón Diagon, ya era costumbre ver a este padre amoroso con su pequeño heredero. Aunque todavía algunos magos se sorprendían al verlos tan cómplices. El niño miraba sorprendido todo a su alrededor, le gustaba que su papá le contara y explicara lo que estaban viendo. Entonces llegaron hasta Flourish y Blotts donde Draco debía retirar un encargo de su madre, que no los había acompañado porque debía reunirse con su tía Andrómeda.
Como de costumbre Scorpius empezó a recorrer el lugar pero en esta oportunidad se dirigió a la salida y cuando un cliente ingresó el niño aprovechó para escapar a la calle. Draco no se había percatado de esto.
El pequeño rubio deambuló un buen rato y cuando se dio cuenta que su padre no estaba cerca se asustó. Caminó sin rumbo hasta que llegó a la heladería de Florean Fortescue, las lágrimas caían sin control pero allí distinguió un rostro conocido y se acercó.
La joven estaba concentraba en un libro que descansaba en la mesa a la que estaba sentada y una gran copa de helado estaba a medio comer, no notó cuando el niño se acercó, él tiró de su vestido, ella se sobresaltó y cuando advirtió de quién se trataba se sorprendió.
-Scorpius, ¿qué haces por aquí pequeño?- se sacó los lentes y los dejó junto al libro. Al ver su carita llorosa se asustó y buscó a sus padres entre la muchedumbre- estás perdido- el rubio asintió, entonces extrajo de su bolso un pañuelo bordado y secó su rostro- ¿viniste con tus padres?
-solo con mi papi y no sé dónde está- sollozó fuerte y ella lo acunó.
-ya lo encontraremos no te aflijas- entonces tomó su varita, cerró los ojos y de la punta emergió una libélula plateada que al niño le agradó y logró que sonriera- este mensaje es para el Sr. Draco Malfoy, estoy con su pequeño hijo en la heladería, él está bien, aunque un poco asustado, aquí lo esperaremos soy Silvia la ayudante de la sanadora Granger- y el patronus salió urgente con el recado.
Mientras tanto Draco desesperado buscaba a su hijo entre las estanterías, los empleados lo ayudaban pero el niño no estaba. El corazón estaba punto de salir de su pecho de la angustia cuando se encontró de frente con el patronus que volaba tranquilo y directo a él. Recibió el mensaje y salió corriendo del local.
Llegó agitado a la heladería, el pelo completamente desarreglado, su ropa desaliñada a causa de la búsqueda incesante de su hijo. Se detuvo de golpe ante la visión de su pequeño tesoro sentado junto a esa mujer que parecía que había visto por primera vez. Ella con su cabello castaño ahora bien corto, casi masculino, pero que la hacía tan femenina, tan delicada, lo cautivó. Por primera vez reparó en ella y le gustó mucho lo que vió.
Scorpius estaba muy cómodo con la joven, además que le acariciaba el rostro y dejaba que él comiera de su copa de helado. Silvia notó que los observaban y levantó la vista, se ruborizó cuando notó que Draco estaba allí.
-hola Sr. Malfoy.
A Draco le encantó como ella lo miró con sus ojos color miel y pronunció su nombre con igual dulzura-hola Silvia- saludó, tomó su mano y la besó sin dejar de mirarla a los ojos- gracias- agregó y se sentó junto a ellos.
Fue el mejor encuentro que Draco había tenido en mucho tiempo.
-O-O-O-O-O-O-O-O-O-
Hermione y Sirius pasearon todo el día por Hogsmeade, fueron a la Casa de los Gritos que seguía en iguales condiciones, a punto de derrumbarse pero sabían que esto era imposible. Compraron golosinas en Honeydukes y a cada paso la gente se acercaba a saludarlos efusivamente. En cada negocio al que llegaban los hacían sentir bienvenidos, sobre todo en las Tres Escobas donde Rosmerta lo avergonzó con el relato de sus andanzas con las jóvenes y no tan jóvenes estudiantes. Pero a Hermione eso no le importaba, ella sabía que aquél Sirius había quedado en el pasado.
-Brownie- ellos caminaban abrazados hacia donde habían dejado la motocicleta- y dónde se supone que vamos a descansar o no tanto?- le susurró al oído- y no me digas que en Hogwarts porque me regreso.
-Es mi última sorpresa y mi secreto, si me prometes que no se lo contarás a nadie, menos a Víktor y a Charlie te llevo.
-Juramento de merodeador- puso una mano en el pecho y la otra en los genitales.
Hermione lo miró absorta- ¿y eso es confiable?
-Ciento por ciento mi reina, pongo mi descendencia en juego, ¿no confías en mí?- la miraba con ojos de perrito abandonado.
-ciento por ciento mi merodeador, pero no le enseñes ese juramento ni a mi ahijado ni a Albus y menos a Teddy.
Sirius la miró con culpa- cómo pudiste hacerlo Sirius, son niños!!!- respiró profundamente- mejor no me desvió del tema y vamos que voy a guiarte- añadió.
Salieron del pueblo y cuando llegaron a una encrucijada doblaron en sentido contrario a Hogwarts, se internaron por el espeso bosque unas dos millas cuando avistaron una cabaña de piedra. Sirius disminuyó la velocidad y se detuvo en la entrada. Allí un jardín bien cuidado lo sorprendió.
-Bienvenido a mi nueva casa- anunció Hermione y abrió la puerta de madera tallada con runas- pasa y mientras tomamos algo te explico.
Sirius tardó un buen rato en reaccionar pero cuando tuvo una taza caliente de café entre sus manos comprendió a qué se refreía Hermione.
-¿desde cuando vives aquí?- inquirió mientras se sentó en una de las banquetas en la barra de la cocina.
-desde hoy, en mi bolso tengo mi ropa y en unos días mudaré el resto de mis pertenencias.
-¿por qué? , entiendo que los muchachos necesiten estar juntos y solos pero por qué el apuro y en secreto.
-porque si les contaba no iban a dejar que me marchara y yo necesito mi espacio personal, mi lugar y aquí lo encontré.
-eso quiere decir que soy el primer hombre que entra a esta casa y que nadie más que yo conoce su ubicación- decía mientras caminaba hacia ella.
-así es, entre otras cosas serás el único hombre- respondió mientras retrocedía lentamente. Él no había captado sus palabras.
-y dígame sanadora Granger- logró atraparla de un brazo y la juntó a él- Ud. quiere que alguien más sepa dónde estamos ahora- la miraba a los ojos y notó que el fuego la consumía.
-No quiero que nada nos interrumpa ahora Sirius- se quejó cuando el moreno le acarició el cuello- yo ahora quiero ser tuya, al fin.
-Que así sea mi amor- le susurró sobre los labios.
Ese atardecer el fuego los consumió, la entrega fue total.
Por primera vez Sirius Black entregaba no solo el cuerpo a una mujer, esta vez Sirius Black entregó su alma, su vida, su futuro a su mujer. Porque ella en esa casa en el ocaso se convirtió en mujer y él recibió el más preciado regalo.
-O-O-O-
La noche los encontró desnudos en la cama, aún abrazados, apenas cubierto con una suave sábana blanca de algodón bordado.
-¿por qué no lo mencionaste antes?
-¿debía hacerlo?- susurró ella contra su tatuado pecho y sus delicados dedos lo recorrían.
-yo siempre creí que entre tú y Draco....ya sabes- habló incómodo, su mano acariciaba la espalda de Hermione.
Ella se incorporó y asentó su mentón en donde descansa su corazón- yo te dije que Draco sabía de mis sentimientos hacia ti desde el inicio y él fue respetuoso de ellos.
-ahora lo sé mi vida, ahora lo sé- recordó él, besó su frente y la recostó encima de él, abrazándola posesivo, era el dueño absoluto.
-¿tienes hambre? puedo cocinarte algo si así lo deseas- preguntó mientras Sirius corría un mechón de su cara.
-lo que deseo ya lo tengo encima mío, no necesito nada más- ella lo miró ruborizada y Sirius agregó con mucha convicción- te amo Hermione Granger.
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