EL LADO BLACK
Varios días habían transcurrido desde que Sirius había hecho uno de los papelones más grande de los que tenía conocimiento.
Sin duda.
Y aún no había encontrado la manera más adecuada de llegar a ella para disculparse.
Los días los había pasado de un lugar a otro, invitado a muchas reuniones y festejos por su regreso y en ninguna de ellas había estado Hermione presente.
-Seguramente tenía alguna cita- había dejado deslizar Remus y esto le había causado cierta contrariedad.
Cuando quería sacar el tema referido a Draco y la castaña, pues insistía en que allí había un romance clandestino, Harry le desestimaba por completo esa teoría.
-Padrino, puede ser que estén dando esa impresión pero estás muy lejos de la verdad, son solo muy buenos amigos y...
-¿cómo Uds. acaso?- lo interrumpió Sirius- pásame la llave que está a tu derecha- él había reiniciado el arreglo de la moto que perteneció a Regulus y que había interrumpido por su inusual desaparición.
-nosotros somos como hermanos, así que no, pero ya deja de elucubrar ideas absurdas- y le alcanzó lo que le había solicitado.
-según dijo Tonks, ellos estaban en una relación seria que no prosperó, yo creo que ella aún siente algo por mi sobrino y él se aprovecha de esa condición, no te olvides que es un Malfoy- advirtió mientras se acostaba en el piso para acceder mejor a la moto.
-que no te escuche Hermione sino te dejará la otra mejilla roja- le sugirió Harry- él es otro protegido y bien ganado se lo tiene.
Sirius lo miró incrédulo y en silencio, esperando a que continúe, secó su frente, pues el calor lo tenía casi embotado aunque estuvieran debajo de un toldo que había transfigurado para poder trabajar más cómodo.
-Al año siguiente a tu partida, Draco y su madre quedaron sometidos a la voluntad de Voldemort, Lucius había sido encarcelado y ellos lo pasaron realmente muy mal. Draco fue obligado a tomar la marca- Sirius se incorporó para escuchar mejor y de paso refrescarse. Harry destapó dos cervezas y le ofreció una pues la charla venía para largo- entonces Riddle le obligó a realizar una tarea que para un chico de su edad o para cualquiera era titánica, debía matar a Dumbledore- Sirius se ahogó- así como lo escuchas padrino- le aseguró mientras golpeaba su espalda- fue una suerte de castigo para Lucius por no poder llevarle la profecía.
-Pero era un niño prácticamente- exclamó Sirius irritado.
-Suerte que Draco tuvo el valor suficiente para confiar en Hermione a pesar que llevaba varios años despreciándola e insultándola por su condición de sangre- sonreía recordando- Todo el año yo le había insistido a ella que Malfoy era un mortífago pero testaruda como es, lo negaba, hasta que solita lo descubrió- Sirius solo escuchaba, era una historia totalmente increíble para él- y como la luchadora de las causas imposibles lo convenció de que hablara con Dumbledore y le contara lo que le habían encargado.
-¿Malfoy se acercó a Dumbledore y le contó?- preguntó incrédulo.
-Así es, y a la profesora McGonagall y Snape como testigos -bebió un poco de cerveza- pero yo me enteré de esto cuando todo había terminado, Hermione se guardó este secreto para no alentar a los mortífagos y así proteger a Draco y Narcisa- Harry pasaba su botella de cerveza de mano en mano mientras recordaba los años de lucha- Cuando fuimos capturados y llevados a la Mansión Malfoy él se negó a reconocernos- tomó un largo trago, quería olvidar lo sucedido allí- En la batalla final ellos lucharon codo a codo, juntos.
-Nunca que pensé que viviría para escuchar que un Malfoy luchó contra el señor oscuro- comentó Sirius.
-En ese momento él fue un Black, al igual que Narcisa- la voz de la castaña los había sorprendido.
-hola Mione, ¿vienes por James?- ella asintió- voy por él entonces, no demoro.
-Ya está listo, solo pasé a saludarlos- se acercó a casi hermano y lo abrazó- hola Sirius- habló sin intentar algo más.
-Brownie- respondió escuetamente.
Harry había notado la tensión entre ambos y se excusó- voy por más cervezas- y sin esperar respuesta se dirigió a la cocina, Hermione notó la intención de su amigo pero no dijo nada solo se agachó hacia la pequeña heladera que había cerca y sacó una para ella.
-¿Cómo la llevas?- le preguntó Hermione mientras se hincaba para tener una mejor visión de la motocicleta.
-Mucho mejor, gracias por ocuparte- le respondió incómodo, pero agradecido que ella hubiera iniciado la charla.
-Después que la guerra terminó y pudimos regresar a esta casa pusimos manos a la obra, en el tiempo que teníamos libre que por supuesto no era mucho, ya sabes por los estudios- explicó Hermione.
-¿Teníamos?- preguntó curioso pero seguro que Harry o Ron la habían ayudado.
-Draco y yo- respondió y se había incorporado- parece que el lado Black de él al fin pudo emerger cuando la guerra terminó.
-Eso me contaba Harry y tal vez tú estás más involucrada en ese cambio que cualquier otra persona- afirmó Sirius.
-No lo creo así- suspiró con nostalgia- aunque él no lo niega- ella no quería mirarlo directamente a la cara por eso intentaba centrar sus ojos en la motocicleta.
-Le agregaré un dispositivo que permita desaparecerla para cuando tenga deseos de romper límites de velocidad- agregó feliz para lograr que lo mirara, mientras ella solo negaba con la cabeza y sonreía ante el comentario tan merodeador.
-Madrina estoy listo- gritó James desde la puerta de la cocina rompiendo el clima que se había estado formando, Ginny estaba junto a él con un lloroso Albus que se aferraba fuerte a su cuello.
Hermione giró hacia la cocina, Sirius la siguió. Caminaba lentamente detrás sin perder detalle de lo que la traslúcida túnica marrón, coral y turquesa de gasa dejaba descubrir, un traje de baño de dos piezas que le cortó la respiración. No podía negar que la castaña sabía cómo llevarlo puesto- bendita sea la ropa muggle- susurró para sí.
Él se había acostumbrado a este tipo de ropa por su cercanía con Lily Evans, quién jamás renunció a sus orígenes y por lo que podía observar Hermione tampoco se avergonzaba del suyo. Admiraba mucho en ellas ese pequeño gran detalle.
"-Sirius yo estoy orgulloso de dónde vengo- le había exclamado en una ocasión la esposa de su mejor amigo, su hermano, su compinche- soy bruja pero antes que esto fui una muggle, incomprendida al principio, despreciada por mi hermana después, aceptada primero por Severus aunque ahora ya no nos dirijamos la palabra, y amada por todos Uds., y eso no va a cambiar- le confesó- y la vestimenta forma parte de mis orígenes, así como las túnicas identifican a los magos, yo me siento cómoda con mi estilo y por lo visto parece que tú también, no te desprendes de los jeans negros que te regalé- le sonreía la pelirroja mientras se probaba el sencillo traje de bodas que había elegido por sobre la refinada túnica nupcial que él le había sugerido."
Escuchó que lo llamaban, se había distraído con el recuerdo de su amiga- ¿perdón qué decías?- le preguntó a Ginny.
-Que si querías acompañar a Hermione, ella lleva a James a un parque acuático cercano y como nosotros no podemos Albus llora demasiado porque quiere ir.
Sirius la miró extrañado, no entendía a qué se refería la embarazada pelirroja.
-Un parque acuático, son unas instalaciones con piletas y juegos, toboganes y más diversiones, te va a gustar, es muggle pero ellos saben cómo divertirse sin magia- agregó Ginny con el pequeño Albus que hipaba en sus brazos.
-No te preocupes si no puedes Sirius- habló desilusionada Hermione- igual podré con los dos Ginny- tomó a Albus de los brazos de su mamá.
-Quiero ir- soltó seguro- no sé de qué se trata pero voy, qué debo ponerme de ropa?- preguntó entusiasmado pues no quería perder la oportunidad de compartir un momento con ella, aunque además debiera servir de nana.
- ven conmigo Sirius, tengo algo que podrá servirte- había hablado Harry y los dos se perdieron presurosos hacia las habitaciones.
-Te encargo los tres Mione, por favor, el entusiasmo que mostró Sirius me asusta- reían las dos y volvieron a la sala para esperar que el moreno estuviera listo- pero disfruta mucho amiga- agregó cómplice.
-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-
Sirius meditaba esa noche en su cama, agotado como nunca antes pero con una paz que en mucho tiempo o quizás jamás había experimentado.
Acompañar a la castaña había sido una aventura realmente. Los niños, aunque pequeños, eran fáciles de cuidar. Él se había divertido mucho, sobre todo con el pequeño Sirius. Los dos habían recorrido el parque completo, juntos descendieron por los toboganes acuáticos. El pequeño le había contado que era casi tan emocionante como volar con su papá, cuando ni su madre ni su madrina estaban observando.
Juntos llamaron la atención de la mayoría de las mujeres. Sirius en el momento de ingresar al lugar y al quitarse la remera despertó más de un suspiro, pues los tatuajes que mostraba lo hacían ver como una mixtura entre peligroso y misterioso y esto fue suficiente para elevar su ego- Este mago destila masculinidad y el público femenino parece ávido de un buen espectáculo- le había susurrado a Hermione.
-Si seguro que sí, no vayas a pisarte la humildad por favor- le dijo ella mientras se reía- si serás vanidoso Sirius Black- agregó y se quitó el vestido.
Él enmudeció, la castaña se había extrañado que no le hubiera regresado la broma, entonces se giró para verlo y lo encontró comiéndola con la mirada, a falta de poder expresarlo con otras palabras.
Hermione trató de disimular la impresión de descubrirlo así, entonces se hincó para ayudar a Albus en su intento de quitarse la remera y por supuesto ocultar su sonrisa emocionada.
Durante toda la tarde él no había dejado de mirar con el rabillo del ojo a Hermione, no solo había quedado deslumbrado por la belleza de la bruja, sino que verla tan cómoda con los hijos de su ahijado le había avivado una emoción diferente dentro suyo.
Por primera vez se había planteado lo que sería tener una familia. Nunca lo había hecho pues en su juventud tenía otras prioridades como luchar a la par de sus amigos por lo que creían y aunque no terminó como hubiera querido, él no había tenido la oportunidad de vivir como soñó. Casi no tuvo tiempo de vivir. Irónicamente su existencia se había basado en momentos de reglas familiares absurdas, desprecios, discriminación, burla pero igual tuvo comprensión, amistad, mujeres que lo amaron entre sus sábanas por una noche, pérdidas, injusticia, traición, encierros. Hubo pocas alegrías aunque difíciles de olvidar y cuando creyó que su vida al fin podía encaminarse luminosa y libre de ataduras había desaparecido otra vez.
Esa tarde, calurosa, luminosa y diferente había experimentado más que en toda su seccionada vida. La inocencia de los chicos, la dulzura con los que Hermione los había tratado, la paciencia con la que ella accedía a cada uno de sus gustos, incluídos los suyos, su preocupación cada vez que Albus quería seguir a su hermano mayor y hasta cuando le comentaba al moreno los que las mujeres habían hablado de él. Las bromas juntos, los juegos con los niños, la suavidad de su piel cuando la había levantado en brazos y la arrojó a la pileta a pesar de sus gritos pero disfrutando de las carcajadas de James y Albus. En fin, vivir en la libertad.
En el momento que habían decidido regresar, Sirius sintió que el encantamiento había llegado a su fin.
Sin embargo sus pensamientos nocturnos lo llevaron otra vez a ella.
No podía sacar de su mente la imagen de su Brownie consolando al pequeño Albus cuando su helado de limón se había caído en su corta carrera hacia ella. Esa tierna imagen de Hermione le había quitado el aliento. Ni siquiera la visión de ella reposando al sol o cuando le descubrió los tatuajes que lucía en la parte posterior de su cuello y que tantos deseos de recorrer había sentido, no le había causado tanta conmoción como verla acurrucar entre sus brazos al pequeño de cabellos revoltosos y ojos color oliva.
En ese momento él supo que quería construir una familia, él quería pertenecer a una, él quería empezar una. Alguna vez le había advertido a Remus, que cuando los Black querían algo lo conseguían.
Y Sirius Black tenía un objetivo, una familia.
Pero con ella.
Además de descubrir por qué se había tatuado esas runas que juraba haberlas visto antes, en otra mujer, en una Black, en Narcisa.
-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-
Hermione untaba su cuerpo bronceado con una emulsión refrescante con fragancia de jazmines que había conseguido en el negocio que pertenecía a Lavender Brown y a Padma Patil, sus ex compañeras de Hogwarts. A las que había ayudado a iniciar.
Rememoraba cada minuto de su inolvidable tarde. Desde la sorpresa al encontrar a Sirius arreglando la moto, que en una época había sido motivo de tranquilas horas junto a Draco hasta el instante en que abandonaron el parque con los niños casi dormidos del cansancio. Cuando cada uno había cargado a los pequeños Potter y tomándose de las manos libres se miraron fijamente a los ojos y desaparecieron para llegar a Grimmauld Place.
Suspiró y cuando se había puesto su suave pijama se volvió hacia la cama y se recostó en ella. Intentó leer algún artículo de medimagia pero no podía, le era imposible borrar los recuerdos, como así también la sonrisa en la cara.
Sin embargo, apagó las luces con un pase de su varita, abrazó la almohada con el único propósito de intentar dormir algunas horas, su cuerpo necesitaba recuperar más fuerzas, pues lo que le había sucedido en esos días de ausencia no había sido fácil de asimilar y menos de soportar. Si no hubiera sido por la ayuda de Draco y su familia ella no lo habría podido resistir. Otra vez.
Y la mañana siguiente empezaba su búsqueda de una nueva residencia.
-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-
Tonks no había descansado bien, toda la noche estuvo inquieta, por momentos sentía mucho calor y de repente frío. Remus que siempre estaba atento las noches previas a la luna llena se había extrañado del comportamiento de su esposa. No parecía que tuviera pesadillas, pues en dormida los cambios en su fisonomía habían estado ausentes y en sus malos sueños abundaban. Desde el amanecer se había transformado en una versión femenina de Sirius Black, con los ojos de un gris oscuro como Andrómeda, como Narcisa.
Nymphadora Lupin había perdido su capacidad de metamorfomaga y estaba aterrada. Decidieron concurrir a San Mungo donde la especialista en raras enfermedades mágicas los recibiría de inmediato. Entonces estaban sentados en el consultorio de Luna Nott absortos por la noticia que habían recibido.
Un nuevo Lupin venía en camino.
-Oh perdón creo que hubo un error, es una niña- expresó a unos boquiabiertos padres que aún no habían asimilado la primera noticia.
-Pe.....pero cómo?- balbuceaba Remus.
-No hace falta que le explique profesor sobre el mecanismo de la concepción cierto?- preguntó Luna.
-Me refiero a que nosotros nos cuidamos para evitar estos accidentes, yo sufrí demasiado con el embarazo anterior, casi enloquecí temiendo que mi hijo sufriera de licantropía- intentó justificar un abatido Remus.
-Quiero que escuchen lo que voy a explicarles, profesor....
-Remus Luna, llámame Remus- corrigió.
-Por supuesto- Luna aún estaba parada junto a la camilla donde reposaba una estupefacta Tonks- Remus la licantropía no se hereda, no se transmite verticalmente de padres a hijos- la expresión en el apacible rostro de Luna era de pura comprensión- solo por contaminación de una herida con saliva de un hombre lobo transformado, solo así, pero eso lo saben, pero comprendo tu miedo.
-¿Por qué dices que es una niña?- inquirió la Sra. Lupin y en sus ojos había un brillo especial.
-Por tu imposibilidad de cambiar tu aspecto, tu hija será una bruja normal- y miró a Remus- no loba y no metamorfomaga.
El matrimonio había estado tomado de las manos durante todo el examen de la dulce sanadora, cuando cruzaron sus miradas hubo entendimiento entre ellos, aceptación de los hechos y una felicidad de no conocía límites. Esta nueva vida llegaba en épocas tan diferentes a la que habían vivido cuando nació Teddy.
-¿No es peligroso por mi edad?- Tonks tenía miedo- además pasó mucho tiempo desde el último parto.
-No tienes aún cuarenta años, con buenos controles será suficiente, recuerden que nosotros los magos tenemos algunas ventajas por sobre las personas no mágicas, envejecemos a un ritmo mucho más lento y por lo tanto podemos tener hijos hasta más allá de los cincuenta sin correr un riesgo de muerte o de tener niños con baja capacidad mágica y corres con la ventaja que tu cuerpo no sufrirá cambios.
-No entiendo por qué tengo esta fisonomía- Remus secaba las lágrimas de su esposa en una caricia de amor que traspasaba la piel- nunca me ví así- ella señalaba su oscuro cabello.
-Lo ves distinto porque estás acostumbrada al rosa pero te ves increíble, única, tu lado Black ha prevalecido por sobre el Tonks- le explicó su emocionado marido.
-Pero no podré acompañarte la noche de la luna llena- Dora se había incorporado de golpe en la camilla.
-Eso es lo de menos, mi pequeño problema peludo no es importante ahora- la tenía abrazada fuertemente.
-Con respecto a eso- interrumpió Luna- debemos estar atentos a tu primera luna y tu reacción a este embarazo- el matrimonio había palidecido por la sugerencia- en el anterior ¿cómo fue tu comportamiento?
-Las circunstancias eran distintas Luna, con la guerra, las misiones, creo que Moony estaba aplacado y no me percaté de la forma en que reaccionaba.
-Yo sí lo recuerdo muy bien- habló Tonks sonriendo- me hacías el amor de una manera tan posesiva que en algún momento hasta una mordida recibí.
-Dora yo creo que Luna no se refería a esa faceta de mi comportamiento- observó ruborizado e incómodo.
-Te equivocas Remus, es un buen dato pero me temo que puedas ponerte algo más posesivo ahora- ella anotaba algo en un pergamino en su escritorio mientras Remus ayudaba a su esposa- ¿sigues pasando tu noche en el bosque cercano a tu casa?- él sintió- estoy casi segura que en esta ocasión no saldrás ni siquiera del jardín pero no me miren así, no hay peligro para la familia aunque me temo que no será lo mismo si se encuentra cerca algún hombre que tu Moony no reconozca.
-Las únicas personas que a veces me acompañan son Harry, Ron y Bill que son animagos, nadie más....
-¿Crees que Sirius se perderá esta primera luna desde su regreso?- le sugirió Tonks.
-Pero Moony es el que más extrañó a Canuto, así que creo yo que no habrá problemas con él.
-Muy bien pero me gustaría estar segura de esto, podrías pedirle a Hermione que los acompañe durante la transformación, ella es animaga y qué mejor que ella para la observación.
-Cuando se entere de nuestro embarazo no habrá forma de sacarla de casa durante esa noche- explicó Tonks.
-Entonces no se hable más, ahora que ya regresó de su licencia médica no habrá problemas.
-¿Licencia médica?- preguntó Remus- no sabíamos que estaba enferma.
-Será mejor que hablen con ella sobre eso pero luego, no creo que tenga tiempo de explicarles su condición cuando se entere de la llegada de esta nueva cachorra a tu manada Lobo Alfa.
Y Luna no se había equivocado, cuando abandonaron la consulta se dirigieron a verla y al recibir la noticia saltaba de alegría, lloraba abrazada a su amiga y junto a un emocionado Remus empezaron a organizar la reunión para dar la noticia y prepararse para la noche especial: La noche donde Canuto y Moony volverían a encontrarse.
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