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EL ALMA EN UN BESO

Apareció en el hall de Grimmauld Place, ansioso como un adolescente en su primera cita, pero es que casi lo era. O por lo menos así se sentía. Subió de prisa las escaleras quería darse un buen baño, pero debía apurarse.

Tal era el entusiasmo que no advirtió que la casa estaba en el más completo silencio.

Pasaron veinticinco minutos y ya estaba parado frente a la chimenea, su mano dirigiéndose hasta la olla de polvo flu cuando notó la tranquilidad. No era lo usual pues desde su regreso siempre el bullicio de dos niños pequeños correteando era la constante. Se dirigió a la cocina y estaba vacía, se paró entonces al pie de la escalera y llamó a Ginny. Nada. Ni Kreacher, eso era lo extraño pues raras veces él abandonaba la casa, solo si lo necesitaba Hermione. Al recordarla el corazón empezó a latir otra vez ansioso. No podía demorarse más, siempre había sido puntual y esa noche menos que nunca quería dar la impresión equivocada. Respiró profundamente y desapareció envuelto en las llamaradas esmeraldas.

Cuando ingresó a la casa que compartía Hermione con Víktor fue testigo de una situación que jamás hubiera esperado encontrar en ese instante.

Pensó que estaba frente a un boggart.

-tío Siri!- gritó James y corrió a su encuentro. Se aferró a su fuerte pierna, que es ese momento parecía que fuera de roca.

El aludido no podía hablar- tío Siri?- le tiraba del pantalón- estás bien?- pero el moreno seguía en silencio, la sorpresa lo había congelado.

En ese instante Hermione apareció en la sala acompañada del pequeño Albus.

-Madrina, parece que el tío Siri está enfermo- le comentó preocupado James.

Hermione se acercó a él le tocó el brazo lo que lo sobresaltó y a ella también causando la risa de los niños.

-perdóname, no fue mi intención- se disculpaba él- fue la sorpresa.

-yo soy la que debe disculparse por esto y por ellos- le susurró- pero es que Ginny vino por una emergencia, nada grave, tenía una reservación con Harry para una cena romántica y Molly no pudo quedarse con los niños, Arthur está engripado- ella lo miraba con mucha culpa- entiende que esto no es lo que tenía planeado y ...

-Brownie, tengo mucho deseo- la miró fijamente- de cenar contigo y los enanos son promesa de una cena divertida, distinta.

-perfecto entonces- la castaña le regaló la más hermosa sonrisa- porque la mesa de la cocina está servida- anunció a todos los hombres presentes.

-Siiiiiiiiiiiiiiiii- gritó el hijo mayor de Harry eufórico- el que llega último lava los platos-desafió y salió corriendo.

Hermione lo seguía riendo fuerte, pero el astuto merodeador levantó a Albus sobre su espalda y le dijo- sostente fuerte pequeño, estos dos no saben con quién se metieron- y Canuto con gran maestría saltó por encima de los sillones con el pequeño Potter cabalgándolo asido fuertemente de su sedoso pelaje perruno y se adelantó a los contrincantes llegando a la mesa con mucha ventaja. Volvió a transfigurarse en Sirius y sentó a su secuaz en una de las sillas altas que ya había allí.

-eso no vale madrina, yo no me puedo transformar en Canuto todavía- protestaba James- es trampa!!- se quejaba con un tierno puchero en su boquita.

-la próxima vez escoge bien a quien desafiar- le refutaba Sirius y le mostró la lengua.

-ya basta- Hermione le dio un golpe en la cabeza- no seas infantil y mi pequeño Sirius tiene razón, eso es hacer trampas, de igual maneras vas a lavar los platos- decretó la castaña.

-son malos perdedores este par- le susurró a Albus- ¿me vas a ayudar? Porque amo jugar con burbujas- el niño asintió con una sonrisa que le iluminaba la inocente carita.

Hermione, entonces emocionada por la aceptación de Sirius, había preparado pastas para todos, aunque el menú para comer a solas con el merodeador había sido otro, no quería dejar a sus mimados fuera.

Cuando comenzaron a comer, se arrepintió. Pues Sirius Black empezó con los niños una competencia más, cuál de los tres podía sorber los spaguettis sin cortarlos. Había más salsa roja en la ropa, cara y cabellos que en la propia cacerola.

En un vano intento quiso reprenderlos pero las caritas de desilusión de los tres pudieron con ella. Además de resignarse se unió a ellos, planteando su juego, quién podía enrollar los fideos en el tenedor. Lamentablemente para la castaña su propuesta no tuvo la aceptación esperada. Sin embargo nunca se habían reído tanto y los niños habían terminado toda la cena sin protestar.

-Sirius, vamos mi amor, levántate, subamos que te ayudo con el baño mientras ellos empiezan a lavar todo- había sugerido Hermione mientras recogía los platos y cuando buscó con la mirada a su ahijado se encontró a los dos Sirius de pie pero uno de ellos con una sonrisa que la hizo ruborizar- Sirius Potter- recalcó incómoda.

-lo siento tocayo, quise reemplazarte pero no se pudo- le dijo el mayor al pequeño.

-no importa tío, después que se bañe Albus será tu turno- agregó James y tomó la mano de Hermione para dirigirse al baño- verdad madrina que también vas a bañar al tío Siri?

-él ya lo hace solito, Uds. dos todavía no- respondió ella incómoda sin atreverse a mirar al moreno que carcajeaba mientras acomodaba al pequeño Albus a su lado y procedía con la tarea asignada.

Cuando regresó por el pequeño Severus, éste se encontraba desnudo y con las manos dentro de un recipiente con agua jabonosa- qué pasó?-preguntó preocupada.

- lavando como el tío Siri- respondió el niño muy tranquilo.

-ahhh, ya volviste- comentó Sirius que regresaba del patio trasero sin su camisa puesta, con el torso desnudo, lucía imperturbable- listo amigo, es tu turno, vé con tu tía que yo me ocupo del resto.

-pero.... pero.....qué estás haciendo?- balbuceaba Hermione.

-le puse un poco de jabón a mi camisa, Lily me enseñó que si la dejo mucho tiempo sin lavar la mancha no saldrá y mi camisa se convertirá en un trapo más- respondió como si nada pero sabía muy bien que estaba incomodando a la castaña- ¿dónde está el café?- preguntó para desconcertarla aún más pero ella estaba a su altura.

Tomó su varita, levitó la bolsa de café y la depositó en las masculinas manos- me gusta con una de azúcar y con un toque de crema- le avisó y luego con una movimiento intrincado de la varita que había pertenecido a Bellatrix logró que la ropa del niño apareciera impecable encima de una silla- Molly me enseñó que gracias a la magia la vida de una mujer es mucho más fácil, sobre todo cuando se tienen tantas tareas que realizar- y sin más tomó al desnudo Potter y salió coqueta hacia el baño de su habitación- cuando esté listo el café te espero en mi estudio- agregó por encima de su hombro.

Sirius Black estaba parado en el ventanal que dominaba esa habitación, una brisa de verano se colaba por él y le daba al lugar la calidez de un sitio acogedor. Había deambulado por allí reconociendo en cada sitio el toque de una mujer como Hermione. En su anterior visita a la casa no había podido detenerse en los detalles. Flores blancas, tulipanes y distintos tipos de jazmín reinaban allí, aún así el aroma no era asfixiante, al contrario, cada rincón le recordaba a la dueña de ese lugar tan particular. Abundaban las fotos, indudablemente muggles puesto que no tenían movimiento pero eran de una calidad que lo había sorprendido, casi de un profesional. Paisajes, hermosos lugares tan desconocidos para él, en su mayoría montañas, algunos lagos tranquilos y uno que lo había impactado, en blanco, negro y grises, la imagen de un mar en plena tormenta, tomada evidentemente desde una acantilado. Solo había un par de fotos que la tenían como protagonista, en una estaba con Harry y Ron, evidentemente en el casamiento de su ahijado, la castaña lucía bellísima en ese vestido negro de un solo hombro, con sus accesorios en verde, su cabello revoltoso entonces recogido. Parecía una diosa romana. Pero indudablemente la foto que lo conquistó por completo era la que reposaba sobre el escritorio, en ella Hermione tenía en sus brazos a un bebé de cabello negro, revoltoso, de profundos ojos esmeraldas que la miraban con adoración y ella le sostenía la mano, embelesada. Las fotos restantes eran de sus amigos. Hasta había una de la joven familia Malfoy, esto lo desconcertó un poco más. Por eso se había acercado a la ventana para distraerse un instante.

Hermione ingresó a su refugio sola- otra vez más quiero pedirte disculpas por la cena accidentada.

Sirius se giró al escucharla- me divertí mucho debo confesarlo, inusual, yo debería disculparme contigo por mis juegos- ya tenía puesta la elegante camisa blanca impecable como cuando llegó.

-al contrario, debería agradecerte, ellos están felices, cansados y ya dormidos, cuando sus padres regresen por ellos te harán un monumento, siempre arman berrinches cuando tienen que volver a Grimmauld- se justificó ella, nerviosa por encontrarse a solas con el moreno por primera vez desde su atrevida despedida- nos sentamos así terminamos nuestra charla?

-Antes de eso, ¿qué sabes de Kreacher?, me extrañó no encontrarlo en casa y tampoco aquí.

-está en una misión pero gracias por preocuparte- lo miró ceñuda- quién lo diría Sirius Black afligido por su ex elfo!- fingía sorpresa.

-Por qué no te casaste con Draco- preguntó él de repente borrando así su sonrisa.

-No pudimos- respondió intranquila- lo intentamos pero el hechizo de unión no funcionaba, estábamos frente a un juez de paz en un pequeño pueblo mágico- sostenía con demasiada fuerza la taza de café-entonces él recurrió a Narcisa en una maniobra desesperada porque el tiempo estaba llegando a su fin- tomó un sorbo de su café- mmmm riquísimo por cierto- con el halago intentaba calmarse- su padre-continuó- que por razones de salud cumplía su condena en la mansión los escuchó hablar y allí les confesó lo que había descubierto Bellatrix- hizo una pausa para serenarse- fue un shock cuando me enteré. Pensé que Draco me estaba gastando una broma pero cuando me reuní con Narcisa y ella me lo confirmó fui aceptando mi realidad.

-Me imagino, a punto de casarte y comprometida con otro hombre que además de no amar había desaparecido- agregó él, se había levantado y no la miraba- ¿quiénes saben de nuestro compromiso además de los Black y Remus?

-Víktor- agregó- no me atreví a confesárselo a nadie más.

-¿Por vergüenza?

-No Sirius, jamás sentiría vergüenza de ti, al contrario, estoy muy orgullosa sin embargo...

-Gracias Brownie- la interrumpió-pero entonces ¿qué quieres hacer a partir de ahora?- giró para mirarla a los ojos.

-No te entiendo Sirius

-Yo creo que sí, ¿qué deseas hacer?

-No importa lo que yo quiera, lo que importa es lo que tú deseas hacer y ya fuíste muy explícito, querías empezar a vivir como nunca lo hiciste antes, disfrutar de tu libertad y yo no voy a detenerte en ello. Así que si quieres que empecemos a buscar cómo deshacernos de esta unión, solo dilo.

-Y si no quiero eso, y si cambié de opinión?- preguntó el moreno con un dejo de angustia.

-No puedes cambiar de opinión de un día para el otro Sirius, tú no funcionas así, por más que todos crean que eres un impulsivo, impetuoso, no lo eres, te conozco mejor que nadie, tú analizas todo por adelantado, tienes un olfato para las situaciones, te anticipas a ellas, el hecho que no las sigas no quiere decir que no sepas qué va a suceder.

-Cuando empezaste a conocerme?- estaba parado frente a ella.

-Desde que te ví por primera vez- murmuró ella hipnotizada por sus ojos grises tormentosos.

El apuesto mago acarició su mejilla y casi en secreto habló- dime la verdad, con el corazón te lo pido, sé sincera conmigo una vez más- ella asintió pues la palabras estaban atoradas en su garganta- de tú respuesta depende mi decisión- mientras su pulgar acariciaba el labio inferior de esa boca que lo invitaba a perderse en ella- quién es él?- le susurró embriagado con sus ojos chocolatosos.

Hermione se tensó y él lo notó-por favor Sirius, no es momento de que lo sepas, no todavía- solo ese ruego pudo esbozar y controlar los intensos deseos de confesarse y besarlo.

Él encontró en su pedido un luz de esperanza, lentamente estaba acercándose a ella cuando- Mione ya estamos aquí- Ginny había abierto la puerta del estudio y Harry la seguía de cerca- oh perdón- la pelirroja se petrificó- no sabía que tenías compañía- y en su mente se maldecía por ser tan pero tan inoportuna.

-Ey Sirius, qué sorpresa- el ex niño que vivió se acercó muy feliz a su padrino y lo abrazó- Mione no dijiste que mi padrino estaría aquí esta noche- le reprochaba a su amiga y le dio un sonoro beso.

-Me auto invité Harry- Sirius fingía indiferencia por la interrupción- llegué a casa, no había nadie así que me dije, la castaña me dará de comer, y aquí me tienes.

-Perdona por no dejarte una nota o algo- añadió Ginny que seguía mirando fijamente a su amiga que bajó y vista e intentó secar una lágrima traicionera con disimulo, falló notablemente en el intento.

-Hermione, ¿te sucede algo malo?- se preocupó Harry.

-No amor, solo recordaba momentos vividos, le contaba a Sirius parte de la historia cuando él estaba ausente.

Ginny la miraba sospechosamente, allí se estaba cocinando algo diferente, su sexto sentido le decía que tenía razón.

-Sabes que ella era la única que estaba segura que algún día regresarías, no había nadie que le hiciera cambiar de opinión- había hablado Harry mientras miraba a su padrino que levantaba una ceja en señal de sorpresa- es más, en cada aniversario de tu partida ella visitaba el velo y se paraba frente a él como esperando que algo sucediera y no paraba de llorar- añadió.

-Ya Harry, no incomodemos más a Hermione, vamos por los chicos que mañana debemos trabajar todos temprano- se giró hacia la castaña- están en tu habitación amiga?

-Si- carraspeó ruborizada- están dormidos, gracias a Sirius, vamos por ellos Harry- quería evitar que él abriera la boca y salió presurosa con su hermano siguiéndola.

-Perdón por la interrupción Sirius, en serio lo siento- se disculpaba la embarazada Sra. Potter- pero puedo pedirte un favor?- él asintió- la amo como la hermana que no tuve, ella sufrió demasiado toda su vida por un amor no correspondido, nunca me dijo quién era por eso me extrañó verla tan cercana a ti, jamás permitió que un hombre se acercara a ella.

-¿Qué quieres decir?

-Cuídala.

-Ginny vamos antes que los niños se despierten- llamó Harry desde la puerta con James dormido en sus brazos- vienes Sirius?

-Harry Potter, tú tienes dos hijos- le reclamó Ginny- él regresará cuando quiera- tomó a Albus de los brazos de Hermione y le susurró bajito para que no escuchara su marido- me debes una charla íntima, de mí no te librarás esta vez- la besó y la familia entró en la chimenea.

-Ginny tiene razón, mañana debes trabajar temprano- habló Sirius detrás de ella.

-Por si no lo notaste, mañana es Sábado- reía Hermione- Harry tenía unas copas de más, de allí su verborragia y Ginny sabe que llegaron en un momento..... diferente, pero no te detengo más, entiendo que necesites descansar y analizar todo lo que supiste hoy.

-No tengo intenciones de irme todavía, si no te molesta obvio, hay un par de explicaciones que aún no me diste- la seguía de cerca hacia la cocina.

-Quieres más café?

-Entre otras cosas sí.

-Pregunta entonces- el clima se había esfumado, ella podía pensar claramente otra vez.

-Qué hiciste con el dinero de mi cámara? El duende me dio un detalle de los movimientos pero solo algunos destinos.

-Donaciones es su mayoría, digamos que una parte de la biblioteca y la nueva y mejorada aula de pociones en Hogwarts deberían llevar tu nombre.

Sirius palideció ante las palabras de la hermosa mujer parada frente a él. Ella se acercó con una taza humeante de café y le cerró la boca.

-menos mal que Severus no lo sabe quédate tranquilo, hice las donaciones anónimamente- lo tomó de la mano y salieron al jardín iluminado por farolas- también junto a Víktor y Katya mensualmente llevamos donativos a un orfanato para niños mágicos, el números de nacidos de muggles extrañamente a aumentado desde que finalizó la guerra, pero en su mayoría no tuvieron la suerte que tuve yo, con unos padres comprensivos que no me abandonaron a mi suerte y súmale varios niños de familias de magos que quedaron solos, otra de las consecuencias de la guerra. La mayoría de los niños están en edad escolar así que el trabajo es doble, gracias a Dumbledore están en Hogwarts pero durante las vacaciones el trabajo es mayor.

-¿Y ellos no logran ser adoptados?

-No como quisiéramos o quisieran ellos pero vamos avanzando.

Estaban sentados en una glorieta en una pequeña mesa de piedra, en silencio, mirándose. Reconociéndose. Hablaron casi dos horas, de todo, del trabajo de ella sobre todo, de sus proyectos, de sus padres, de motos, le confesó que las fotografías las había tomado ella misma en sus viajes por lugares recónditos.

-¿sabes por qué se divorcia Draco?- preguntó ella y rompió un incómodo silencio que se había formado- para permitir que Astoria sea feliz con el hombre que siempre amó y con el que no pudo casarse - él le tomó la mano- Draco no tuvo suerte con las mujeres, aunque todos opinen lo contrario, quiere mucho a su esposa, es la madre de su hijo pero sabe que ella merece ser completamente feliz.

-él te ama también.

-eso dice él pero yo no lo creo, en algún lugar del mundo está la mujer que será enteramente suya- Hermione delineaba los tatuajes que Sirius tenía en el dorso de la mano- siempre me atrajeron estos dibujos, quería aprendérmelos de memoria- le susurró ruborizada.

-aún estás a tiempo- le respondió seguro- tenemos todo el tiempo que quieras- agregó logrando que ella se incomodara sobremanera- por cierto, tú tienes un par de tatuajes nuevos en tu cuello son los mismos que le ví alguna vez a Narcisa.

-son las runas del compromiso- explicó mientras se tocaba en cuello- me aparecieron los días siguientes a tu llegada, dolieron mucho, me debilitaron, por eso pedí unos días de licencia y tu prima me ayudó, estuve alojada en una propiedad de ella, creo que fue la casa que perteneció a sus padres, ella y Astoria me cuidaron.

-¿Astoria, eres cercana a ella?- otra noticia extraña para el moreno de ojos grises que seguía acariciando su suave mano.

-Es una buena mujer, sacrificó mucho por amor, sufrió cuando la obligaron a casarse, ahora podrá ser feliz con Blaise Zabinni.

Hermione se levantó y lo guío hacia la casa, era ya de madrugada-Sirius, yo quiero que vivas, que disfrutes de tu regreso, que conozcas gente, que ocupes tu tiempo, no sé, hay tantas cosas que hacer y sería muy injusto para ti que renuncies a conocer un nuevo mundo solo porque yo...

-tienes razón Brownie- la cortó inesperadamente- voy a dedicarme a vivir como siempre lo deseé, voy a luchar por lo que quise toda mi vida, por algo que nunca tuve, no voy a perder mi tiempo nunca más- habló seguro.

Hermione se sentía feliz por él, era cierto, pero le dolía el pecho saber que Sirius seguramente regresaría a su antigua rutina, el Casanova estaría de regreso.

Ella seguía especulando ideas, no se atrevía mirarlo una vez más, sus ojos acuosos la delatarían, entonces Sirius tomó su mentón, levantó su triste cara y reveló- te pedí sinceridad antes que nos interrumpieran, no te animaste leona pero yo si lo haré- explicó- Una familia es lo que siempre deseé, una mía, no una impuesta, ahora por designios de alguien como mucho poder, tengo la oportunidad y esta vez no dejaré que pase de largo, no la desaprovecharé.

-Es muy lindo lo que dices, eso es fantástico lo que ambicionas, hazlo entonces, búscala- ella se perdió en su mirada anhelante- sé feliz mi amor- le susurró sin notar los que había confesado- te lo mereces.

-Yo quiero una mujer como tú Hermione- murmuró cerca de su boca y sin esperar respuesta la besó. Ansioso, sediento, clamaba amor y ella le dio lo que con tanta desesperación pedía.

En el beso correspondido Hermione le daba eso y más, le entregaba su alma.

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