ACUERDOS FINALES
No hubo manera de convencer a Albus Dumbledore de no concurrir a la ex Mansión Lestrange.
Y como él había anticipado, el reconocimiento de este edificio se realizó sin ningún problema. La magia que había rodeado al edificio se había esfumado al morir el último descendiente de tan oscuro linaje.
La primera prueba contundente de esta certeza era que las paredes exteriores de la mansión estaban tapizadas por unos rosales trepadores de flores blanca amarillenta en forma de racimos.
Podía verse la cara del gran mago blanco risueño mientras que la Severus era todo lo contrario.
-¿Por qué esa expresión en tu rostro Albus?- había hablado Minerva que permanecía a su lado.
El anciano antes de responder tomó un caramelo de limón, lo sacó de su envoltorio y lo llevó a la boca, llevaba casi un minuto de silencio hasta que luego de saborearlo habló- le gané una apuesta a Severus, mi querida.
-Siempre lo haces, qué tiene esta de especial?- Minerva no podía ocultar su curiosidad.
-Que él se hará cargo de esta casa, él será quien maneje el proyecto en persona, lo dirigirá desde adentro- explicó con una mirada cómplice por encima de sus clásicos lentes de media luna- y tú te harás cargo de Hogwarts Minnie.
- Albus ya hablamos al respecto- empezó a negarse a tomar el cargo.
-Minerva es mi última voluntad, si no aceptas me convertiré en un fantasma y te acosaré por donde vayas.
-No hace falta que te mueras Albus Dumbledore, estás siempre detrás nuestro y lo peor es que siempre te sales con la tuya- refutó la profesora de transformaciones.
-Eso es un "acepto"?- preguntó emocionado y ella asintió seria, impasible ante la alegría del anciano- soy tan feliz- agregó mientras se llevaba a la boca otro delicia de limón.
-Dumbledore borra esa sonrisa de la cara, me descompones- dijo Severus que se había acercado a ellos.
-Ya elegiste cuál será tu oficina?- preguntó el anciano mientras empezó a caminar hacia la entrada de la mansión- me acompañas Sra. Directora?- ofreció su brazo mientras Severus levantó una ceja interrogante a Minerva.
-Permítame felicitarla entonces por la buena nueva- comentó ácido.
-Igualmente para ti Severus- asintió con la cabeza- vamos Albus elijamos juntos las dependencias para el nuevo Director de esta Institución- respondió Minerva burlándose de Snape y dejándolo sumido en su desconcierto y desaprobación.
-O-O-O-
Faltaban dos semanas para la ceremonia de unión entre Víktor y Charlie cuando Ginny entró en trabajo de parto. Harry había abandonado la reunión con sus Aurores de manera intempestiva pues su nuevo hijo había decidido nacer prematuramente.
Apenas Harry hizo su arribo a la sala de maternidad fue abrumado por casi toda la familia pero fue rescatado por Sirius que lo sacó de entre los abrazos ansiosos y lo empujó hacia la sala de parto. Allí Luna, Hermione y Silvia estaban esperándolo, Ginny, valiente como pocas le sonrió al verlo sin dejar de pujar ya que el bebé no le había dado respiro desde hacía una hora.
Como en un trance Harry, el niño que vivió dos veces pero que estaba al borde del colapso, se acercó a la camilla y se aferró a la sudorosa mano de su esposa. Parecía que ella estaba ayudándolo a él y no al revés. Para el moreno héroe, cada vez que uno de sus hijos nacía experimentaba lo misma sensación, era rescatado por esa mujer que lo amaba en medio de tanto dolor, pero un dolor que lo sanaba.
Tres horas después la noticia se había extendido por todo el mundo mágico, Lily Luna Potter, una niña de fuego, había llegado a la vida y su padre, el máximo héroe de todos, había caído rendido a sus pequeños pies.
-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-
Las celebraciones estaban en su apogeo, la unión de Charlie y Víktor se había realizado en la Madriguera. Las luces ocres del atardecer caían sobre la gran carpa blanca, Sirius y Hermione eran una de las tantas parejas que bailaban al compás de la suave melodía. Ella se sentía segura entre sus fuertes brazos, amada, completa, entonces apretó más su abrazo.
-No voy a irme a ninguna parte Brownie- susurró entre sus rizos.
Ella lo miró y Sirius acarició su nariz con la suya- vamos a casa- murmuró tímida.
-Ansiosa- le replicó el moreno- qué dirán los novios si nos vamos antes que ellos?
-Buen punto pero estoy muy cansada amor, necesito relajarme, dormir un poco, estas semanas fueron agitadas- explicó ella- merezco un día entero en la cama.
Sirius la miró y sus acerados ojos brillaron de deseo- lo pides, lo tienes, voy a mantenerte todo un día con su noche en la cama amor, te lo juro- y sin esperar respuesta la tomó de la mano y fueron a despedirse de la gran familia Weasley.
Un tiempo después....
Hermione refunfuñaba de la indignación, caminaba conteniendo los gritos de impotencia mientras Ginny, que acunaba a su pequeña hija de un año recién cumplido, la miraba riéndose.
-Mione es mejor que desista de tu intento, sola te metiste en esto y Sirius no es una persona que olvida sus promesas- intentaba Harry detener a su amiga que lo miró más indignada.
-Vamos nena, ya deja el berrinche y resígnate- su madre logró detenerla.
-pero mamá, no puedo me dá miedo lo que Sirius puede estar planeando con mi papá sin contar a los gemelos.
-tu padre está allí para asegurarse que no se entusiasmen con la fiesta de cumpleaños- Hermione suspiró largamente y se sentó a la par de su madre- lo juro, le dí mis expresas órdenes que vigilara de cerca.
-mami, te amo con todo mi corazón pero parece que no conoces a papá, cuando se junta con Sirius parecen dos adolescente.
- y súmale mis hermanos- habló Ginny y Hermione la señaló con la mano dándole la razón.
Riendo fuerte ingresaron el Sr. Granger y Sirius- hija, vas a amar tu cumpleaños- habló con un risa cómplice de su futuro yerno- cuando sea el mío quiero una igual.
-papá por favor no empieces- Hermione se levantó y le dio un abrazo y le susurró para que nadie la escuchara- dime algo para que me tranquilice.
-no Srta. Granger deberá esperar hasta mañana- habló su padre muy serio- vamos amor- le ofreció la mano a su esposa y se despidieron de todos pero Harry los acompañó hasta la entrada de Grimmauld.
El pequeño Sirius, su hermano Albus y Molly aparecieron por la chimenea, los niños traían globos con la cara de Hermione estampada en ellos y esto alarmó más a la castaña.
-madrina mañana nos vamos a divertir mucho- y el niño salió corriendo pero antes chocó su mano con Sirius que le guiñó el ojo, Albus Severus lo imitó.
-No puedo creer- le lamentaba la castaña- todos están al tanto y ninguno será capaz de darme un adelanto? Ni mi adorado ahijado.
-lo siento Brownie, la palabra de un merodeador es sagrada- había puesto una mano en su pecho, Hermione le devolvió una mirada asesina- y ahora será mejor que te acompañe a casa, quiero darme un buen baño de inmersión y ne..
-entonces será mejor que subas a tu cuarto mi querido pues a MI casa no vienes- le espetó muy tranquila y sin más desapareció.
-qué vas a hacer Sirius?- preguntó preocupado Harry.
-como dije, un baño de inmersión me espera- respondió y subió a su cuarto silbando sereno.
-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-
Hermione había aparecido en su casa, se dirigió a la cocina tomó un gran vaso de agua fresca y respiró profundamente, se había comportado como una niña caprichosa, tuvo un año entero para prepararse para su próxima fiesta de cumpleaños, Sirius se lo había anticipado la noche del casamiento de Víktor y Charlie.
-Srta. está Ud. bien?- Kreacher estaba parado a su lado y la sobresaltó pero asintió sin pronunciar palabra- no se preocupe por lo de mañana- Hermione lo miró curiosa- será un día completamente tranquilo y familiar.
-Estás seguro Kreacher?
-Si Srta.
- Sé que puedo ordenar que me cuentes todo y no podrías negarte a hacerlo pero no voy a proceder de esa manera- el elfo la miró agradecido mientras estrujaba un toalla- mejor me voy a dormir, buenas noches Kreacher, descansa amigo.
Cuando llegó a su cuarto encontró una canasta de mimbre sobre su cama y dentro de ella algo se movía, varita en mano ella se acercó despacio, escuchó unos gemidos entonces levantó la mantita blanca y dentro unos ojos oscuros la miraban asustados. Hermione no pudo disimular la ternura que la había embargado, sacó al cachorro del canasto, negro, peludo, suave, ansioso de cariños y con un collar gris con una medalla que ella tomó, pudo leer cómo se llamaba el nuevo habitante de la cabaña.
-bienvenido "Alpha"- lo saludó mientras lo miraba de frente y el cachorro lamió su nariz respingada sin dejar de mover la cola, feliz de haber llegado a casa.
Su malhumor se había esfumado por arte de magia.
-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-
Sabía que no estaba sola en la cama cuando empezó a despertar, su presencia, su aroma, todo él podía percibirse en su habitación. Abrió los ojos y se encontró con dos pares de ojos mirándola con curiosidad. Sirius estaba a su lado y Alpha estaba cobijado en su cuello.
-Feliz cumpleaños- susurró el apuesto mago.
-Perdón por mi conducta anoche- se disculpó avergonzada.
-no te disculpes, la culpa es mía, he estado aprovechándome de tu ansiedad y sin querer encontré la ayuda de todos- corrió un rizo que le cayó sobre los ojos chocolatosos, Alpha bostezó y esto les causó risas.
Hermione tomó a su perro, lo acunó y ella se acurrucó contra Sirius- gracias por Alpha- dijo mientras acariciaba el suave pelaje de su mascota.
-Deberíamos darle las gracias a la pequeña Lily.
-Ella?- Hermione no entendía a lo que se refería su novio quien en esos momentos las acariciaba sin tapujos.
-Lo compré con lo que recaudamos con la apuesta, los gemelos estaban serios por primera vez- habló Sirius mientras besaba el desnudo hombro de su mujer.
-Mmmmm. me hubiera gustado. ver eso- logró balbucear la castaña.
-Pero es hora de levantarse, tenemos un día para disfrutar completamente, tu baño está listo, te esperamos para desayunar y saldremos - habló mientras se incorporaba de la cama, sorprendiendo a su novia, tomó al cachorro, lo puso en la canasta y salieron sin decir nada más.
-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-
La casa en las colinas de Surrey estaba decorada con globos rojos y dorados.
Sus padres la esperaban rodeados de sus mejores amigos, Harry y su familia, Ron y Katya con una panza hermosa de seis meses de embarazo, Víktor y Charlie más felices que nunca, la gran familia Weasley en su totalidad, los integrantes de la Orden del Fénix a pleno y la nueva familia Malfoy que había llegado de su luna de miel no podían estar ausentes.
Remus, Tonks, Teddy y Athenea, la pequeña Lupin llegaron retrasados, pues la niña de gran capacidad mágica cada vez que aplaudía cerraba la chimenea y entonces no podían salir de la casa.
-Tú, pequeña merodeadora, eres mi Lupin favorita- le hablaba Sirius, su orgulloso padrino.
Fue un día muy agradable, tranquilo, lleno de amor, bromas varias y momentos vergonzosos como cuando su padre exhibía a todos su álbum de la infancia, aquél que Sirius amaba mirar cada vez que visitaba la casa de los Granger.
Los gemelos se habían encargado de confeccionar unas gigantografías alusivas que en esos momentos tapizaban las paredes del gran salón.
Abochornada como nunca prometió tomar represalias pero Fred y George ni se inmutaron tenían la anuncia del Sr. Granger.
Más tarde, cuando anochecía caminaban abrazados por el parque que rodeaba la gran casa en Surrey, la fiesta había llegado a su fin entonces Sirius le preguntó- quieres vivir conmigo aquí Brownie?
-Una vez que nos casemos ésta será nuestra casa amor, no concibo otro lugar- respondió muy segura entre sus brazos.
-Desde hoy Brownie- habló serio.
Ella se giró entre sus brazos y le consultó- Kreacher trajo mis cosas hoy verdad?- él asintió mientras acariciaba su cuello- entonces no tengo más opción que aceptar- con un cálido beso selló su acuerdo- y quiero que la ceremonia sea en esa Iglesia abandonada que a partir de hoy será nuestro sitio sagrado.
Y ese fue el acuerdo final entre estas dos almas que se habían encontrado en momentos oscuros y que sin embargo la luz de su amor los había reunido a pesar del tiempo.
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