Capítulo 2
Los tweak eran personas amables y felices, me habían recibido gustosamente en su casa y ahora me daban de comer. Aunque no podía decir lo mismo de su hijo, desde que tomé asiento en la mesa no quitaba esa expresión seria e indiferente hacia mí, ¿acaso piensa que soy un ladrón o algo? Que tontería. En eso me habla el señor tweak y salgo de mis pensamientos.
—¿Te gusta la comida, craig?
—Ah, si… está deliciosa gracias, no había tenido chance de comer nada en todo el camino.
—Eso no es bueno, siempre debes hacer una pequeña pausa para comer algo.
—Estaba apurado… — dijo el azabache dejando la taza de café sobre la mesa.
—Entonces… ¿vienes de muy lejos, craig? — pregunta la mujer mientras le empieza a servir más café. El azabache no quería más pero no se atrevió a decirlo, ya era demasiado café por esa noche, pero esta familia en serio que era amante del café ¿eh?
—Si… es que me encontraba fuera de la ciudad, por trabajo.
—Entiendo.
—¿Y a que te dedicas, hijo? — quiso saber Richard sin dejar de sonreír.
—Soy… asesor de ventas.
—Que interesante… — murmura el joven blondo, con obvio desinterés, jugando con su comida en vez de comerla.
Craig lo escucho claramente pero se quedó callado, sin saber exactamente que tenía ese chico en su contra. No es cómo si hubiera sido su culpa quedar accidentado a mitad de la carretera. Además fueron sus padres los que insistieron en que se quedara.
—Así que te dedicas a las ventas.
—Si, y no me fascina tener que salir de la ciudad sólo para poder cerrar contratos, pero así lo quiso mi jefe.
—Comprendo, así es el trabajo, muchacho.
—La reunión fue más larga de lo que esperaba, pero al menos valió la pena.
Apenas dijo eso miro al rubio, quien también lo miró en silencio y por varios segundos mantuvo la mirada clavada. Sus ojos eran grandes, bonitos, y de un color verdoso, de hecho llegaban a hipnotizar un poco. Ese repentino pensamiento sacó de onda al azabache y aparto su vista de este.
—¿Y se puede saber que es exactamente lo que vendes? — pregunta por mera educación, aunque su tono tampoco era muy amable que se diga.
—Trabajo en una empresa de seguros, ahí ofrecemos todo tipo de pólizas. Mi trabajo es ir con los clientes y explicarles de que va el contrato y todo lo demás — contestó en un tono aburrido, la verdad es que le daba mucha pereza hablar sobre su trabajo.
—Eso es muy interesante, craig — dijo Richard algo emocionado.
—"la verdad no, señor" — respondió para sus adentros mientras le mostraba una sonrisita hipócrita.
—Los seguros son importantes, en especial los de vida… — comentó el hombre juntando sus manos y soltando un suspiro.
—Eso sí señor tweak… Imagino que usted también tiene su propio seguro, ¿A que empresa está afiliada su familia?
—¿A que empresa? Jaja… — vaciló como si no tuviera mucha importancia ese tema.
—Emm… ¿si?
—No tenemos ninguno — soltó el rubio, mirando su comida serio y llamando la atención de craig.
—¿Es en serio? Pero…
—Simplemente no podríamos pagarlo, por eso no tenemos — informó Richard ante la mirada serena de su esposa e hijo.
—Ya veo.. Sin embargo, un seguro de vida no es tan costoso…
—Tenemos otras cosas más importantes que pagar, como los encargos de saco de café, harina, azúcar u otras cosas.
—Bueno, entiendo que su cafetería sea lo más importante para usted, pero su seguridad lo es más — dijo craig y este sólo sonrió.
—Mi padre siempre decía que la cafetería ya era nuestra vida… Es lo que hemos hecho siempre y así sería hasta el día que dejemos de respirar — observo a su familia orgulloso. Hellen sonrió tranquila, pero el rubio tenía la mirada gacha e incomoda.
—… Si esa es su forma de ver las cosas pues la respetaré — craig no quiso adentrarse más al tema y lo dejó así, sólo miró su plato vacío y pensó que era algo turbia su manera tan tranquila en cómo se tomaba todo.
—¿Quieres más café, craig? — pregunta la mujer con intenciones de volver a llenar su taza.
—Oh no, creo que ya he tomado lo suficiente... — respondió antes de que pudiera servirle.
—Muy bien, espero entonces que hayas disfrutado la comida.
— Si, lo hice, cocina usted muy bien señora tweak.
—jeje, pues muchas gracias — responde alagada.
Richard soltó otro largo suspiro exhausto y se levantó de la mesa, sonriendo a su esposa.
—Cariño, es hora de cerrar la cafetería, no creo que lleguen más clientes esta noche.
—Es lo que siempre te digo, papá… ya es demasiado tarde para que la cafetería siga abierta.
—Lo se hijo, pero uno nunca sabe si llegarán nuevos clientes — respondió sin problema y después salió de la cocina. El hijo bufó frustrado y miró a su madre.
—Si sigue haciéndolo atraerá a ladrones en ves de clientes.
—Ya ni deberías comentarle eso a tu padre, hijo, sabes que de igual forma lo seguirá haciendo… — contestó mientras quitaba los platos vacíos de la mesa.
—¿Y si nos secuestran y después nos venden cómo esclavos al gobierno?, Oh Jesús, eso seria demasiada presión, ¡también nos podrían asesinar y vender nuestros órganos! — se alteraba cada vez más el blondo. Craig lo miraba con rareza y la madre intentaba calmarlo.
—“Que chico más extraño “ — dijo en su mente, escuchando las locas y exageradas teorías de este.
—Cálmate cariño, bebe más café — le servía en su taza hasta dejarla completamente llena.
Esperen ¿no se supone que el café lo altera más? Confundido se aclaró un poco la garganta y habló.
—Oye… tranquilo, no tienes que alterarte tanto.
—¿Ngh? — jadeo, mirándolo rápido.
—No creo que les pase nada de lo que dices. A pesar de que está carretera siempre está muy sola, también es muy tranquila.
—¡Tu que vas a saber! — evitó su mirada y se cruzó de brazos.
—“Odioso”
—Tweek... — la habla su madre en voz baja y seria — ¿porque mejor no dejas de decir en tonterías y llevas a craig a tu habitación?
—¿Ahh? — la ve incrédulo — ¿para qué?
—No esperaras a que duerma en el suelo ¿o si?
—Pues….
—¡Tweek! Tienes un colchón extra ahí, así que llévalo hasta allá y se amable con el — le ordenó
—¿Yo?
—Si, date prisa — le dio una última mirada sería y se fue a lavar los trastes.
Craig, quien había escuchado toda la conversación intentó parecer ajeno a esta y se comenzaba a sentir incomodo. Realmente no estaba quedándose ahí porque quería, y menos con ese rubio tan malhumorado, pero ya que no tenía otra opción….
—No te quedes ahí, sígueme — craig escucho el chillido de la silla y lo miro levantarse.
—Bien… — imitó su acción y lo vio salir de la cocina, en eso hellen le sonrió maternalmente y habló antes de que se alejara.
—Estoy segura de que se llevarán bien, se que se ve algo difícil de tratar pero es un amor, jeje— dijo feliz y craig rio algo nervioso. Enserio dudaba eso.
Mientras caminaba detrás del rubio hubo un silencio bastante incomodo, uno que del que craig quiso salir rápidamente, pues lo odiaba.
—Así que... ¿cual tu nombre? — busco conversación y el otro frunció ligeramente el ceño.
—¿Para que quieres saberlo? — contestó en un chasquido.
—Sólo preguntaba, no seas tan amargado.
—¿Amargado? Tsk — apretó sus dientes con molestia.
—tus padres son tan amables y sonrientes, definitivamente no te pareces en nada a ellos.
—Si, y también son ingenuos... — expresó resignado.
—Al menos se ven felices... Alégrate por ellos.
—Sólo trató de cuidarlos, ¡pero su enorme confianza hacia desconocidos me pone cada vez más nervioso! — dijo esto último en voz alta y se detuvo en una puerta, enseguida la abrió y miró al azabache — pasa.
Obedeciendo al rubio e ignorando su cara de fastidio se adentro a la habitación. Esta no era muy grande pero se veía lo suficientemente cómoda y ordenada.
—Cómo imaginaras, mis padres comparten habitación. Yo tengo un colchón extra así que puedes quedarte aquí — le explico cerrando la puerta y buscando el colchón debajo la cama. Craig observaba cada uno de sus movimientos — Sólo déjame… arreglar un poco.
—Bien...
Mirando más detalladamente la habitación noto una pequeña biblioteca, la cual no contenía muchos libros, también vio escaparate y una mesita se noche justo a un lado de la cama.
—Ya está — arrojó una almohada y sabana sobre el colchón, luego llevó ambas manos hacia sus caderas mientras lo veía — dormirás aquí.
—Gracias chico rubio — lo apodo craig y este claramente mostró su disgusto.
—No me llames chico rubio…
—De acuerdo ¿Y como quieres que te llame si te niegas a decirme tu nombre? ¿Ah?
Bajo su mirada molesto y un pequeño rubor apareció en su rostro.
—B-Bien… ¡pero si intentas usar mi nombre para algo extraño te las verás conmigo! — advirtió desconfiado.
—¿De que estás hablando? Sólo quiero saber tu nombre, no soy un infiltrado del gobierno ni nada de esa mierda… — responde ya algo harto de la actitud histérica del rubio.
—¡Gha! Está bien, mi nombre es tweek ¿contento?
—¿Tweek? — hizo una cara cómo si el rubio estuviera bromeando, pero al ver su expresión seria supo que no mentía.
—Si… es tweek, tweek tweak.
—Tu nombre no es muy diferente de tu apellido…
—¡Ya lo se! Mis padres no fueron creativos, ¿que más da?
Craig no pudo evitar soltar una pequeña risa por su reacción. De hecho ponía caras muy divertidas cuando se enojaba.
—Gracias tweek… — agradeció con su mini sonrisa, pero a tweek le dio igual.
—Cómo sea… Sólo será por hoy de todos modos… — suspiro y camino hacia su cama — ¿te vas a quedar ahí parado? Ya es demasiado tarde.
—No, ya voy… — craig miro el colchón y luego se sentó en el, seguido se quito la chaqueta y sus zapatos.
Tweek estaba recostado de lado en su cama y veía la lámpara sobre la mesa, en eso extendió su brazo para apagarla y la habitación quedó a oscuras.
—¿Estás cómodo? ¿O te incomoda mi humilde habitación? — pregunto de repente. Craig, con sus brazos detrás de la cabeza levantó una ceja, extrañado por lo que dijo.
—Yo no he dicho nada…
—Sólo creí que esto sería muy poca cosa para un empresario como tu.
—No soy empresario, sólo un simple vendedor, pero de todas formas no soy del tipo que juzgan a las personas por su condición económica.
—…
—¿Puedo hacerte una pregunta? Te juro que no tengo nada que ver con el gobierno.
—Ngh, ¿que?
—Tu edad, ¿que edad tienes, tweek?
—… Veintiuno.
—Ya veo, yo veintitrés…
—¿Y dices que tu nombre es drake?
—Ehh… no, es craig, ¿ya lo olvidaste?
—No soy bueno recordando nombres, ¿y cual es tu apellido?
—Tucker.
—Y… ¿de donde vienes, craig?
—… de south Park, allá hace mucho más frío que aquí, y casi siempre está nevando.
—South park… que interesante suena ese lugar… — murmuró, aún así el azabache lo escucho.
—Mm… si, lo es, pero… Cuéntame más de ti, tweek ¿Estudias? ¿Siempre has vivido aquí? — soltó varias preguntas y tweek se removió en su cama.
—Jamás he estudiado en ningún lado… todo lo que se lo he aprendido aquí, así que si, siempre he vivido en este desierto.
—¿Por qué en medio de la carretera? Disculpa que te lo diga, pero no le veo mucho sentido… — fue honesto, de inmediato escucho al rubio resoplar, cómo si estuviera cansado de contar la misma historia una y otra vez.
—Verás… está cafetería es más antigua de lo que seguramente piensas. Es cómo una valiosa herencia que va de generación en generación… Toda la familia ha jurado mantener la cafetería de pie hasta el último día de sus vidas, y así seguirá siendo. A pesar de que ya no hayan locales ni personas cerca, esto ya no suele ser el mismo pueblo de antes, todos se han ido, mudado sus negocios, todos a excepción de la cafetería tweak.
—Pues tengo entendido que esta carretera se construyó hace muchos años, era lógico que todos se fueran con sus negocios a otro lado…
—Eso ya lo se… — contestó desanimado.
—… Vi que tenias varios libros… ¿te gusta leer o sólo están ahí para adornar tu biblioteca?
—No… los he leído todos, cómo dije antes todo lo que se lo he aprendido en casa. Esos libros me los regalo mi abuela poco antes de morir.
Craig iba abrir la boca para hablar, pero fue interrumpido por el sonido de la puerta abrirse. Era el papá de tweek.
—Veo que ya descansan ¿estás cómodo craig? — dijo el castaño asegurándose de que el joven tuviera todo lo necesario.
—Si, muy cómodo señor.
—Que bien, bueno, pues que descansen muchachos, tweek, mañana debemos madrugar como siempre — le recordó al rubio a pesar de que este ya lo sabía muy bien. Richard salió de la habitación cerrando la puerta.
—Tu papá… ¿siempre es así de optimista?
—Si…
—¿Pero cómo espera mantener el negocio de pie cuando está ubicado en medio de la nada?
—Milagrosamente lo ha hecho hasta el día de hoy, además, el nunca abandonaría el lugar en donde trabajo su padre y abuelo, es prácticamente una tradición.
—¿Entonces tu quedarás a cargo de esta cafetería cuando ellos ya no estén?
—… Pues si, es lo que ellos desean.
—¿Y eso es lo que tú deseas? — pregunto sin esconder toda la curiosidad que sentía por este, así le dijera entrometido le llamaba mucho la atención — Digo, aún eres muy joven y creo que podrías tener muchas más opciones sobre lo que quieras hacer con tu vida. Sería aburrido estar tantos años en este lugar tan solitario ¿no crees?
Hubo un largo e inquietante silencio, craig pensó en disculparse por hacer una pregunta tan personal ya que apenas lo conocía, y al escuchar sus leves sollozos se sintió mal por el. ¿Acaso dijo algo tan malo?
—Tweek… Yo… perdón si te incomode, es sólo que…
—Ugh, No, no, no es lo que deseo… — negó con la cabeza, su voz se oía frustrada ¿y triste?
Continúara...
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