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Capítulo 8 -¿Beso o bofetada?


Después de aquella bofetada, Louis no me permitió acercarme de nuevo. Malik, por su parte estuvo pegado a él todo el día.

No puedo negar que mi pecho se estremecía y esa sensación viscosa y amarga se asentaba en mi cuerpo cada vez que los veía tan juntos, Louis reía con él como antes lo hacía conmigo y, dolió.

No sabía que ese tipo de cosas podría afectarme tanto, pero así fue, lo comprobé cuando por primera vez en semanas, echó la cabeza hacia atrás y rompió en una estruendosa carcajada, pero lo hizo con alguien más. Alguien que no lo amaba con el mismo voltaje que yo.

Y soy un egoísta de mierda, porque yo quería que su alegría y su pasión se desatara cuando estuviste conmigo, que volviera a reír y disfrutar de su vida, pero junto a mí.

Así que no tuve más remedio que tragarme mi desconsuelo y bufar todo el día, no aparté la mirada de ellos, los seguí al jardín, luego cuando estaban en el corredor e incluso cuando Louis descansaba en su habitación.

—Así que el chico lindo es "un actor"? —salté de repente ante la sorpresa.

La voz grave y ese acento americano detrás de mí se hizo presente cuando interrumpió mi acecho. Giré y encontré a un tipo entrado en años, era uno de los dos huéspedes que Malik tuvo que conservar en el hotel. Él me sonreía ladino, como el maldito Jack Sparrow.

—S-sí.

—Interesante...nunca lo he visto actuar ¿trabaja en películas o teatros?

­—Ammh ¿películas?

Sí. Fui un completo idiota para mentir, no soy actor, ¿de acuerdo?

—¿Romance, acción, comedia, fantasía, esa mierda futurista? —preguntó, su sonrisa me hizo saber que, si no lo sabía, lo sospechaba.

—Ehmm,pff, ahmm, bueo pues, quiero decir...las películas de Louis son ahhh, eh,mmm...

—Increíble —dijo con sarcasmo evidente al ver mi nerviosismo —¿Cuál era su nombre?

—...¿Disculpe? —no supe si se refería a mí o a Louis, estaba demasiado nervioso, como el niño que se ha comido la tarta del cumpleaños de su hermano.

—El castañito? —señaló hacia la habitación donde mi terco príncipe descansaba.

—¡Oh! Él es Louis Tomlinson Styles, mi espos... —mierda! ¡Casi la había jodido!

La costumbre de presentarlo como tal me había ganado al subconsciente y el bienestar de mi esposo corría peligro por mi desliz.

Él rió, negó con la cabeza y su ceja levantada me indicaba que me había atrapado.

—Soy Rob —extendió su mano para estrechar la mía —director cinematográfico.

—¡¿Usted dirige películas?! Pero, es decir; usted conoce actores y... Louis...—quise esconderme debajo de alguna piedra o debajo de alguno de los caballos que Malik tenía en ese lugar, para que este hombre no me delatara porque, vamos, ya me había descubierto.

—Trabajé como director en varias películas de romance y drama inglesas, amor de policías, bodas forzadas etc, un poco de la realidad que muchos prefieren ignorar —se presentó.

Sacó un cigarrillo que encendió mientras me inspeccionaba y yo sentía todo mi rostro en llamas.

—Es curioso porque juro que ustedes dos me parecen conocidos, si estuviéramos en otro universo, diría incluso que hemos trabajado juntos.

—¿Usted y yo? Yo no soy actor y Louis tampoco...—¡joder! El hombre sonrió y con eso confirmé que ya me había atrapado, palmeó mi espalda invitándome a caminar —No, no lo que quise decir es que, Louis, él es, él es un actor? Y es mi... ¿mejor amigo?

El hombre rompió en una carcajada para luego responderme —Sí, definitivamente en otro universo trabajamos juntos y ahí también él era tu mejor amigo, pero vamos, vamos, mejor cuéntame por qué "el príncipe" está con muñeco de piel achocolatada y pestañas de infarto.


(...)

—Estás jodido —esa fue su respuesta, Rob había escuchado mi trágica historia y yo sentí que mi estómago se hundía cuando él se levantó, porque pensé que estaba abandonándome —Vamos amigo, ese Capullito será nuestro.

—¡¿Qué?!

—Tuyo —carcajeó— joder, moría por ver tu reacción.


(...)

—Avante, avante —masculló Rob al siguiente día, cuando vimos que mi Louis entraba a la biblioteca —Y ya sabes, como lo ensayamos.

Habíamos ensayado tres únicas frases en sueco para decirle a mi esposo, además de "mío" que bien me servía para marcar territorio. El sueco es una mierda.

Exhalé mis nervios y caminé un poco tembloroso cuando lo vi detenerse en la puerta de la nueva biblioteca, me acerqué a él, temiendo que en cualquier momento se alejara de mí, quise correr hacia el lado opuesto pero tenía la confianza que Rob había depositado en mí, así que fui.

Me detuve justo detrás de él, cediéndole a las normas del espacio personal apenas cinco centímetros entre nosotros y susurré en el lóbulo de su oreja.

—Tycker du om det? (¿te gusta?).

Sentí cómo su cuerpo jadeó ante mi repentina presencia y la cercanía de mi voz, era claro que no se había dado cuenta de mí. Inhalé profundo y la lavanda se hizo presente cuando una estela me llegó y cada sentido lo absorbió, su aroma jamás cambiaba y yo, que soy una persona a la que no le gustan los cambios; agradecí que fuera así.

Mi mano se acercó a su cintura y encalló ahí, como si supiera que era su lugar. Por un momento pensé que él me rechazaría, pero la manera tan sutil que tuvo para responder a mi toque fue el silencio, seguido de ese movimiento delicado que avivó mis esperanzas. Louis posó su pequeña mano sobre la mía y su piel quemó la mía, despertándola de su letargo y juro, por todos mis recuerdos, que un simple toque no me había hecho tan feliz, porque eso solo significaba una cosa: sus muros iban cayendo.

J-Arry

Mis rodillas temblaban cada vez que él pronunciaba mi nombre con ese arrastre de su lengua, cada fonema parecía una maravilla que se producía en su boca, y me sentí afortunado.

Mi otra mano también aterrizó en el costado izquierdo y sutilmente apreté por encima de sus ropas. Él no me alejó y aunque no me ofreciera besos, ver la forma en que remojó sus propios labios, fue suficiente para que mi pobre corazón saltara.

Inhalé una vez más al mismo tiempo que asenté mi mandíbula sobre su hombro sin descansar por completo, pero es que yo necesitaba comprobar que él era real, que mi cordura no pudo crear un sueño de tal magnitud.

—Den är till dig. Varje bok i detta bibliotek, liksom mitt hjärta, är ditt (Es para ti. Cada libro de esta biblioteca, asi como mi corazón, son tuyos) —respondí.

Rob había asegurado que eso era lo primero que debía aprender a pronunciar perfectamente en sueco y que la respuesta sería elemental.

Y así fue. Supe que no lo había imaginado cuando mis palabras precedieron al pulsante cambio de sus latidos y la candidez azul de su cuerpo relajándose entre mis dedos.

Si sus palabras no me respondían, su cuerpo siempre me había sido fácil de leer.

—Min? (¿Míos?).

Por supuesto que lo entendí.

Parecía tan inseguro cuando lo preguntó, y dolió. Dolió porque deduje que quizás nunca se sintió amado y no sabía cómo responder ante una declaración así, en su incredulidad, debía improvisar su respuesta.

El peso de la realidad que antes había ignorado me golpeó: Él se volvió su propio abrigo para protegerse cuando su mente y su corazón parecían haber aceptado que yo; su esposo; lo había abandonado, por eso dudaba que un acto de amor fuera exclusivamente para él.

Quise rescatar el brillo de sus ojos, deseé que mis palabras quitaran el velo de sus sentimientos marchitos y, con suficiente fe, lo giré lentamente hasta quedar frente a mí y preguntar.

—Ja. Det är allt för dig. Jag är också din. Tänker du göra anspråk på oss? (Sí, todo es por ti. Todo es tuyo... ¿Vas a reclamarnos?)

Me incluí en el paquete, porque ofrecerle mi amor, ya no parecía suficiente. Quise darle mi vida y cada espacio que pisaba.

—Varför då? (¿Por qué?). Jag är förlovad, jag ska gifta mig. Det är inte rätt att du kommer nära mig (Estoy comprometido, voy a casarme y no es correcto que te acerques a mí) —me respondió con un semblante que no supe descifrar.

—No sé lo que estás diciendo, —le dije, con desesperación —pero ojalá preguntes si esto lo he hecho para ti, porque la respuesta es sí. Lo hice para ti, lo hice porque te amo y lamento que no fueras feliz, que te haya tocado un matrimonio triste y decepcionante. Lamento que en mi estupidez, haya roto las promesas que antes hice.

—Vad säger ni? (Qué dices?

Él puso sus manos sobre mi pecho, no supe si quería empujarme o sostenerse de mí, pero mientras mis palabras acariciaban sus oídos con mi amor, fue mi corazón latiendo como un loco quien le confirmaba que todo era real.

—Las personas, somos estúpidas —le dije, y la risa que expulsé fue ácida debido a mi culpabilidad —Aprendemos a valorar hasta que perdemos y yo tuve que perderte para recordar que la vida sin ti duele, me duelen los espacios entre mis brazos cuando no te tengo en ellos y la tristeza habita en cada rincón de mí. Y estoy desesperado, pero al mismo tiempo no me importa esperarte, está bien si esta vez tardas más en enamorarte de mí, no pasa nada, toma todo el tiempo que necesites pero... regresa Louis.

Él me miraba casi sin parpadear y yo solo imprimía esa imagen en mi memoria a pesar de que ya la tenía aprendida. Sus labios se entreabrieron en una milésima parte pero los puntos donde nuestros cuerpos se tocaban, ardían, las yemas de mis dedos todavía tocaban su cintura y sus manos sobre mi pecho igual se sentían como una flor azotada por el viento, endeble y frágil.

No viviré para siempre. Y no saldré ileso de la vida. ¿a qué debería temerle? ¿Una bofetada? Bah, ya me había propinado dos, así que tomé ese momento de valor y terminé de acercar nuestros rostros.

No llevé mis manos a su rostro, no porque no quisiera, sino porque dentro de mi homosapiens primitivo y bestial, quise que él tuviera la oportunidad de alejarse si no quería lo mismo que yo.

Retiré mis manos de su cintura y las apreté muy fuerte para no sucumbir a mi deseo de estamparlo contra la pared más cercana, pero me acerqué y solo rocé la punta de su nariz con mis labios en un besito lento, sentí cómo ladeó su cabeza en un baile no ensayado y yo lo hice hacia el lado contrario pero aún no toqué sus labios.

No quería robarle un beso, quería que él muriera por uno.

Besé la comisura derecha y sentí un bufido de su parte, sonreí apenas, pero evadí sus labios, me fui hacia el otro lado de su boca y dejé ahí un besito más. Su segundo bufido me hizo entender que se estaba desesperando. Regresé a su nariz y soplé sobre sus párpados, luego enderecé mi cabeza y me quedé ahí, esperando que esta vez él se acercara... y lo hizo.

Louis me correspondió, fue apenas una fracción de un movimiento sutil de labios hasta encontrarse con los míos, pero fue suficiente para confirmar que este hombre no era cruel ni frío, actuaba como tal, solo por protección, porque llevaba años regalándole el corazón a un esposo imbécil como yo.

Apresé su labio inferior y toda la calma se fue al carajo, Louis tiró de mi cabello que ya comenzaba a crecer y fue él quien esta vez me estampó contra el diván que había dejado para él, él subió sobre mí en un movimiento rápido y justo cuando mis manos tomaron su cintura, escuché un grito detrás de mí.

—¡¿Pero qué estás haciendo?! ¡Styles te voy a matar!

Louis se separó de mí y antes de que Malik se acercara, estábamos agitados, con los labios hinchados y mordisqueados, ambos teníamos los ojos brillosos y la sangre caliente.

Mi siempre cariñoso príncipe, no me dececoionó esta vez, con gran maestría me estampó la tercera y más fuerte bofetada de nuestra historia.

—Din våghals! Din tölp! Din fegis! ¡skurk! Hur vågar du kyssa mig? Jag har en pojkvän! (¡tú, atrevido, villano, sinvergüenza y cobarde! ¡¿Por qué me besas?! ¡te dije que tengo novio!).

—¡¿Qué le hiciste?! —gritó Malik mientras rebuscaba alguna herida en mi esposo. —¡Te voy a castrar! ¡No, peor aún, te voy a castrar sin anestesia!

Louis se levantó y corrió fuera mientras Zayn seguía amenazándome en esta y en mis próximas cinco vidas.

Rob, Horan y una chica que también estaba hospedada ahí, se acercaron para ver lo que sucedía.

—Creo que el príncipe por fin me hizo caso —dijo el maldito traductor irlandés —he pasado los últimos días hablándole de Louis y Harry, más que de William y Erik.

Mi mejilla seguía roja, quise mentir diciendo que era a causa de la bofetada y no del beso, pero qué va, Rob me hizo un gesto que me confirmaba que, claramente, no me creía.

—¿Le hablaste bien de mí? —pregunté a Horan, con la ilusión de que al fin este idiota me estuviera ayudando con mi príncipe —¡Qué le dijiste?

—Le dije: "Deja de ser tan sentimental vuélvete más hijo de puta" —sonrió —creo que por eso te abofeteó.

—¡Se supone que estás allí para ayudarme! Te traje para que hagas algo!

—¡Y lo estoy haciendo! Ya sabes mi lema: "si no puedes ayudar; estorba; el punto es participar".


(...)

—¿Y bien?

—Lo amo.

—Eso ya lo sabemos, ¿cierto Horan? —preguntó Rob, al siguiente día.

Estábamos en el jardín de Malik, la tarde daba paso serenamente a la noche y los grillos del lugar nos arrullaban. Los grandes árboles proyectaban sombras y las decenas de velas que conservábamos por el hotel, nos metían en una atmósfera romántica.

—Esta noche es noche de-

—¡De sexo! —gritó Horan, el maldito irlandés llevaba seis cervezas y todavía estaba lúcido —¡perdón, era una broma, pero si quieres no es una broma! —le dirigió a Rob.

—No te ofendas amigo, pero todavía no supero a mi Jack. —suspiró, espero algún día me cuente esa historia.

—¿Qué dices tú, señor Styles?

Ignoré sus burlas y pregunté lo que había querido aprender desde el principio.

—Horan, ¿cómo se dice "te amo" en sueco?

Él me miró y su sonrisa maquiavélica me dio miedo, pero cuando cambió su expresión a una más relajada, yo también me tranquilicé. Después de todo, Horan era un políglota reconocido, era obvio que sabía.

—Eu amo-te.

—Eu amo-te —repetí —parece fácil.

—Lo es, pero no es lo único que debes aprender. Por ejemplo, "Posso ensaboar as tuas costas? Quero foder-te". Esa es una frase imprescindible que debes memorizar.

—Eso suena extraño—lo reté, porque no puedo confiar ciegamente en él —¿qué significa?

—Ah, es muy fácil —me respondió —es la manera en que preguntas si todo está bien. Por ejemplo, piensa, ¿qué pasaría si el príncipe se cae o si le aparece un alce gigante? Por aquí abundan de esos. Necesitas estar preparado y preguntarle si se encuentra bien o si necesita ayuda.

—¿En serio? Eso no suena a "¿estás bien, puedo ayudarte?" —le dije.

Miré a Rob negar con la cabeza mientras vaciaba su tercera cerveza en su boca y su risa moría en sus labios.

—¡¿Estás dudando de mí?! ¡Oh joder! Eso es lo que me faltaba, que un galancete de cuarta me diga que no sé traducir, "¿Hola? Academia de Harvard, soy Niall Horan y quiero que me retiren inmediatamente mis títulos de maestrías y doctorados en los cinco idiomas que ustedes me enseñaron porque al parecer, Sir Harry Styles de Kronovall ¡ustedes son una estafa y no me enseñaron nada!" —exclamó en un grito por demás, dramático.

—Oye, oye, lo lamento ¿de acuerdo? —me disculpé—por favor, enséñame.

Después de bufar y escuchar sus quejas por varios minutos, un indignado Horan me repitió: "Posso ensaboar as tuas costas? Quero foder-te".

—"Posso... en-ensaboar as... as tuas costas "Mierda, esto es un poco difícil.

—Vamos Seños Styles, no te rinda, tú puedes —me animó el políglota y yo, como buen alumno volví a practicar unas tres veces más hasta que sentí que podía decirlo sin problemas.

Había transcurrido aproximadamente diez minutos cuando Horan lanzó su décima botella y se levantó en pie,

—¿Escuchaste eso, señor Styles? —me preguntó, parecía alarmado y yo volteé a ver a todos lados entre la oscuridad de la noche, pero no vi nada.

Miré a Rob y ambos nos quedamos callados intentando escuchar.

—Sí, sí, se escuchó clarísimo. Es tu marido —me dijo —al parecer está pidiendo ayuda. ¿Por qué no vas y le ayudas?

—¡Louis? Pero... ¿qué mierdas! —me levanté como impulsado por un resorte y corrí hacia el hotel —¡Ya voy Louis! —grité.

—¡Corre, corre! —me instó Horan a lo lejos —nosotros iremos detrás de ti, pero tú debes llegar primero, y recuerda la frase! —me gritó una vez más fuerte mientras yo balbuceaba cada palabra aprendida para no fallar.

Yo no escuché nada, pero si eso significaba una nueva oportunidad para acercarme a Louis y brindarle mi ayuda, lo haría. Lo que sea, con tal de ganarme su corazón otra vez

—¡Espera mi amor! ¡Ya voy, Lou!

Subí de dos en dos los escalones hasta llegar al segundo piso donde la habitación de Louis estaba.

"Posso ensaboar as tuas costas? Quero foder-te" — seguía repitiendo como una plegaria para no olvidar.

Abrí la puerta y no lo encontré por ningún lado, comencé a gritarle por su nombre, pero no obtuve respuesta. Yo sentía que el corazón se me salía de los nervios.

Solo quedaba un lugar, el baño. Tal vez había resbalado y se había golpeado con la bañera. Con el miedo recorriéndome, tomé el picaporte y abrí la puerta con demasiada rudeza.

—¡"Posso ensaboar as tuas costas? Quero foder-te" —grité de nuevo.

Un Louis demasiado desnudo se giró hacia mí y me propinó, mi perfecta cuarta bofetada!

¿Pero cómo iba yo a saber que aquello en realidad significaba: "¿Puedo enjabonar tu espalda? quiero follarte".

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"Enséñame a quedarme, que a irme ya me enseñaron todos"


Y recuerda esto, cariño: "el café no sabía que podía ser dulce y suave, hasta que conoció al azúcar y la leche. Todos somos buenos individualmente, pero mejoramos cuando nos juntamos con las personas apropiadas".


Besos de buenas noches.

MAKI <3


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