Capítulo 10: Punto de quiebre.
Habían pasado dos días desde que canté para mi esposo aquella canción que escribí como una forma de reivindicar mi amor, y aunque estoy seguro de que no la escuchó, todo el ambiente entre nosotros tenía un aire de complicidad, quizás las hormonas adolescentes nunca mueren con la persona indicada, o quizás era solo yo, que estaba destinado a sucumbir ante el magnífico hombre que era Louis.
La mañana había estado muy ocupada desde el día anterior cuando, alrededor de veinte personas llegaron al hotel en camionetas repletas y comenzaron a bajar flores, alfombras, candelabros y un enorme piano. Era la noche del baile y si yo fuera adivino, buscaría a mi yo futuro y le diría que no jodiera más su vida porque esa noche era decisiva.
Desafortunadamente, yo era un simple mortal.
—¿Entonces ya son noviecitos?
—No —sonreí como un tonto. Rob estaba detrás de mí, con una copa de vino, no sé cómo puede beber tanto, quizá es cosa de heterosexuales, aunque no sé mucho sobre él —pero ya no huye de mí.
—Bien...—tomó un sorbo más largo y luego preguntó —. Dime algo, ¿qué viste en él? Mejor aun, ¿qué vio en ti?, es decir; algo bueno hiciste que lo hizo poner su sello sobre ti para que nadie más te tomara nunca. No lo dices, pero realmente estás enamorado de él, tanto así que ninguno de los coqueteos de Tiffany ha funcionado.
Asentí. Me sentí descubierto y, en otros tiempos probablemente lo habría negado, intentaría ocultarlo para no verme débil, pero estaba cansado de correr.
—Son muchas cosas, pero creo que, el hecho de que, con él, nunca he mendigado amor, él tiene suficiente amor para gastar en mí, con Louis el amor fluye, no se ruega.
—Supongo que fue mutuo —mi postura se volvió desgarbada y mis manos en los bolsillos le hicieron saber que la respuesta era negativa —ya veo. Pero de su parte sí, te amaba, ¿cierto?
—Mucho —aseguré —y yo... Solo que, olvidé decírselo.
—Pero ¿se lo demostraste?
Negué.
—¿Por qué? —Rob me miraba sin juzgarme, como esos amigos que ya saben que cargas lastres y no se asustan.
—Odio sentirme vulnerable y expuesto. Mi padre decía que eso me haría un hombre débil, así que mantuve mi posición infranqueable.
Rob terminó el vino de su copa y chasqueó cuando no encontraba un encendedor para su cigarrillo, me recordó a mi esposo, Louis solía esconderlos por toda la casa y estaba seguro que para ese momento, las cortinas de nuestro departamento ya no olían ni a él ni a sus cigarrillos.
—Pero ¡qué estúpido! —escupió sin miramiento —quiero decir; estabas en una relación por decisión propia, con la persona que amabas, y aún así...pff ¿alguna vez te sentiste inseguro junto a Louis? ¿Él te hacía sentir como en un juicio constante? O ¿te menospreciaba? ¿te criticaba? ¿te culpaba?
—¡¿Qué mierdas?! ¡No! Acabo de decirte que yo nunca mendigué amor con él porque él tenía las manos llenas para gastar todo su cariño en mí, él siempre estaba apoyándome, se interesaba en mis asuntos, nunca perdía oportunidad de decir lo orgulloso que estaba de mí, Louis no es esa clase de pareja que critica todo y que se cree superior, ¡no!
—¡¿Y por qué actuabas así con él?! Harry —resopló Rob —, fuiste tú el que actuó como si su pareja fuera un tirano...¿tenías miedo de que te viera como eres? —chasqueó —¡Pero ¿qué es el amor sin exponerse hacia el otro, con el pecho abierto, ofreciéndoselo con la oportunidad de que te acribille con ese mismo poder que tú le concedes?! Amor es cuando, a pesar de darle ese poder al otro, él decide no usarlo porque te ama...
El alma se cayó a los pies cuando entendí mi error abiertamente.
Rob tenía razón, yo actué como me enseñaron, pero era demasiado grande para cambiar eso y dejar de culpar a mis padres. Había tratado a Louis como mi juez cuando él actuaba como mi propio abogado.
—Dime algo Harry, ¿tu esposo usó alguna vez ese poder para lastimarte?
—Nunca... es solo que no quería que él me viera como un hombre débil.
—¿Entonces preferiste engañarlo y mostrarle una versión aprendida y programada de ti? Pff —bufó —porque mentir siempre es mejor —ironizó.
—¡Tú no sabes lo que es callar tus emociones porque tienes miedo de expresarlas y luego no sabes cómo! ¿Qué tal si lo asfixiaba con palabras de amor y esas actitudes extrañas? ¿Qué, si él me dejaba por eso? ¿Si no le gustara esa versión de mí?
Rob exhaló, yo temblaba por dentro, pero fingía ser de acero por fuera, aunque era obvio que él ya había traspasado mis máscaras.
—¿Has visto esas parejas que actúan incluso como niños en presencia del otro? —me preguntó después de un par de minutos de silencio.
Asentí.
—Son vergonzosos —dije.
—¿Sabes por qué actúan así? —cuando me encogí de hombros y negué, Rob prosiguió y su respuesta se quedaría conmigo resonando como un eco —porque han encontrado el camino de regreso a la vulnerabilidad y a la capacidad de expresar su necesidad de amor.
—Yo nunca...nunca le he dicho que lo amo. Asumí que ya lo sabía, el simple hecho de estar casados era una prueba y...—mordí mi labio inferior, pero el nudo en mi garganta estaba por desbordarse.
—Quizás él llegó a tu vida para enseñarte lo que es el amor incondicional y tú, pues le enseñaste lo que es el amor propio.
Llevé mis manos a mis rostro y limpié con aspereza con el dorso. Hacía tanto tiempo que no lloraba que parecía como si hubiese perdido esa capacidad también.
—Creo que nada de esto tiene sentido... seguir correteando a Louis para que me quiera de nuevo, tal vez solo debería dej-
—Detente justo ahí—interrumpió —. Hay una diferencia abismal entre luchar por alguien que te quiere, y luchar para que alguien te quiera y él te quiere ¿comprendes? Todavía estás a tiempo.
Observé a Louis caminando por el jardín, acercándose a la parte boscosa alrededor del hotel.
—¿Qué hago?
—Búscalo... pero búscalo con amor y entonces él dejará que lo encuentres.
Pronto desapareció y mis nervios alteraron todo mi sistema. Me dirigí hacia él y cuando crucé el umbral de la pequeña biblioteca, escuché a ese maldito Malik contándole sus planes a Horan.
—Ya tengo la sortija, se lo propondré esta noche —aquel imbécil tuvo el descaro de reír y dejarse caer en el diván que yo mandé a traer para Louis —casi puedo verlo mordiendo su labio para no sollozar porque...él es tan adorable y caliente al mismo tiempo.
—Insisto, es demasiado pronto, quiero decir; follar es una cosa, pero matrimonio es otro nivel.
—Lo sé, pero es él —declaró Malik y aunque me duela reconocerlo, él no parecía tener dudas —mi búsqueda se detuvo —completó—, ya no quiero a nadie más, solo él.
—¿Y él? ¿Lo han discutido?
Sonreí como un arrogante hijo de puta, porque casi podía imaginar la cara de Malik cuando reconociera que todo pendía de una estúpida esperanza, ya que era obvio que mi Louis jamás le diría que sí. ¡Ja! ¡Vive con eso, Malik! Celebré, porque nosotros ya estábamos casados desde cinco añas atrás y él jamás acept-
—Sí.
El mundo se me cayó y yo... y mi sangre se heló con el escalofrío más despiadado que jamás experimenté antes.
—¡¿Aceptó?!
—Sí. Lo hablamos ligeramente hace un par de días, prácticamente ya aceptó, la propuesta de esta noche será solo formalismo.
No conozco de biología, pero puedo jurar que mi pecho se encogió bajo un yugo que atizó justo en el centro. Sentí un desgarre cuando esas palabras atravesaron las paredes de mi cuerpo y el dolor se repetía en frecuencias cada vez más altas.
No es como si nunca me hubieran lastimado antes, pero escuchar eso fue un golpe devastador.
Louis había aceptado.
Louis había aceptado desposar a otro hombre.
Mi Louis, mi esposo... ya no sería mío.
Todo giraba drásticamente y aquel frío que me heló, cambió en fracciones de segundos. Mi sangre se convirtió en un rio de lava furiosa y el fuego comenzó a arder en mis venas.
Quise entrar a la biblioteca y enfrentar a ese canalla porque él estaba demás, era el tercero en una balanza perfecta que éramos Louis y yo. ¡¿Con qué derecho se atrevía a proponerle matrimonio a mi esposo?!
El aire denso pronto fue imposible de respirar y me sentí ahogado. No, ahogado no; asfixiado, venenoso, furioso. Mis manos cubrieron mi rostro con brusquedad porque solo quería impedir que las lágrimas me delataran, tampoco podía permitir que un sollozo escapara de mi boca e hiciera que Malik se mofara.
Todo dentro de mí rugía y creaba recovecos donde mi llanto se perdía para no salir, eran espacios oscuros, sombras de un amor que se moría sin antídoto, soledad que ya no era bienvenida.
"Lo estoy perdiendo" pensé "¡Dios! Lo perdí! Perdí a mi Louis."
Estampé mi puño contra la pared porque pensé que sentir dolor físico era mejor que sentir aquel socavón que mi alma sufría.
Apenas me percaté que mi cuerpo entero había comenzado a temblar y no era por el frío, mi mandíbula parecía encajada como la de un felino y la razón se nublaba por momentos al igual que mis ojos, si las lágrimas tenían algo que ver, no lo supe en aquel instante.
Yo solo sabía que me costaba respirar, que el dolor era real y que muchos recuerdos estaban corriendo por mi mente a la vez, miles de conversaciones volvían, con sonrisas y besos perezosos, con ojos azules cansados y palabras de amor que resbalaban detrás de mi garganta después de luchar por salir.
En mi mente corrían promesas susurradas debajo de las sábanas que ya no se cumplirían. El recuerdo de una tarde donde dos personas se prometieron quedarse porque se amaban, y es que yo lo amaba, pero él había entregado su corazón a alguien más.
Y enfurecí aún más.
La ira que sentía dentro calentaba mis sentidos y por mi mente solo se repetía la orden imperante de golpear a ese maldito usurpador casi tan dolorosamente como él me había golpeado a mí.
Pero Malik no era el único culpable, no. Louis había aceptado su propuesta, nadie lo estaba obligando, él era libre de escoger y... lo había elegido a él.
Con esa nueva visión no pude permanecer ahí por más tiempo, escuchando los planes de cómo este hombre declararía su amor a mi esposo delante de sus invitados, así que comencé a correr hacia donde Louis había ido antes.
Corrí, corrí por la llanura que rodeaba el bosque, corrí como si el karma estuviera detrás de mí para castigarme y seguí corriendo a pesar de que sabía que tarde o temprano me atraparía.
Mi respiración era cada vez más pesada y el calor que me invadía solo empeoraba, sentía mis sienes punzar y el pecho apretándose, me estaba sofocando y la culpa ya no me perseguía, ahora la tenía encima.
Yo era un hombre racional, con estudios, estrategias, entrenamiento en resolver casos difíciles, pero nada me preparó para mi propia batalla, porque entonces comprendí que mi propio divorcio era el siguiente caso.
"¡Louis!" bramé cuando caí sobre el suelo pastoso y mis manos tiraron con furia sobre la maleza intentando arrancarla, porque arrancar mi pena era imposible.
—¿J-Arry? —escuché.
Había llegado a un claro, una pequeña y antigua construcción que el tiempo había destruido. Maldije a Jane Austen en ese momento y su romanticismo en una situación como aquella, esta escena sería épica para Louis, pero es claro que yo distaba mucho de ser un señor Darcy.
Habría reído de ver la ironía que esas ruinas representaban tan bien de mí, sin embargo, la risa no estaba invitada a esta conversación.
—¿Louis? —pensé que era una ilusión hasta que se acercó y su presencia me gobernó. Entonces enfurecí pensando en que seria Malik quien disfrutaría de su compañía y mis emociones, como un bebé que no se controlaba, comenzó a dispersarse sin cuidado —¡Por qué?! ¡¿Por qué, Louis?!
—J-Arry —volvió a llamarme, parecía tan indefenso y ajeno a todo el huracán de emociones que yo estaba viviendo —Är du okej? (¿Estás bien?).
Quería abrazarlo, decirle que lo perdonaba, que nada estaba bien pero que lo arreglaría, quise recordarle con besos aquellos votos de amor que dijo, donde prometía quererme para siempre, o aquellas promesas de un futuro en Italia con nuestros hijos, quería decir tantas palabras y cegado por la ira, elegí las peores.
—¡Eres un traidor! —lo señalé en cuanto me levanté —¡Maldita sea, Louis! ¡¿Crees que él te hará feliz?!
Mis palabras derribaron el dique que las contenía y se impactaron frente a mi pobre esposo que me miraba sin entender nada, pero mi tono y lo afectado que me veía le hicieron comprender que algo malo y grande sucedía.
Pude ver cómo su ceño se fruncía y la paz que siempre me proporcionaba, estaba fuera de servicio. Louis siempre había sido mi lugar seguro, pero aquel día, ambos estábamos sobre un volcán a punto de explotar.
—Vad är det för fel? Varför skriker du åt mig? (¿Qué te pasa? ¡Por qué estás gritándome?)
—¡Me mentiste! ¡Eres un mentiroso! —lo encaré —¡Me mentiste el día que nos casamos porque ese día juraste que nosotros seríamos un para siempre!
—Skrik inte åt mig! (No me grites!)
—¡No tengo la menor idea de lo que estás diciendo, Louis, pero quiero que sepas que casarte con Malik no va a resolver nada! ¡Sé que la jodí, pero yo sigo aquí, contigo! —no me di cuenta que estaba manoteando y que la lluvia había comenzado a caer sobre nosotros —Hemos pasado por mucho Louis, pero yo te hice una promesa. Aquella vez dijimos "para siempre" y yo lo he cumplido, no me iré por una discusión o un mal entendido, pero joder Louis, esto es demasiado!
—Jag förstår ingenting, jag vet inte vad du pratar om (No entiendo nada de lo que estás diciendo, no sé nada).
Su voz era firme, y yo sabía que estaba confundido porque había comenzado a bufar y su pecho subía y bajaba como si intentara controlarse, pero yo estaba demasiado ocupado conteniendo mis manos para que no lo tomaran del rostro y lo besara con fuerza hasta que entendiera que Malik no era su príncipe, sino yo.
—Sé que la jodí, que te dejé de lado y que no he sido lo que te mereces, probablemente él lo haga mejor, pero él jamás podrá am-
Me callé.
¡Dios! Por favor, tengo que decirlo.
"Pero él jamás podrá AMARTE" así continuaba esa frase, sin embargo; una vez más las palabras se atascaron en mi garganta, igual que los últimos cinco años. Es increíble cómo perfeccioné la rutina de empujarlas hacia abajo, que ya me era imposible traerlas de regreso.
Louis me miraba atento, sus manos también temblaban y pude ver cómo su nuez de Adán se movió, ni siquiera parpadeaba y con los labios entreabiertos, supe que tenía la boca seca.
—¡Aceptaste casarte con él y me dejas a un lado! ¡¿En serio crees que él te va a hacer feliz?! ¿Crees que él daría su vida por ti? Te irás con él —escupí con más ira y menos volumen de voz —con él, Louis, con él que no sabe el ritmo de tu respiración cuando amas, ni la forma en que tus pies se enfrían por la madrugada, que no cuenta los minutos para volver a casa y verte.
Yo sentía como si estuviese tragando puños con el cuerpo magullado, con la mente atormentada y las alas hechas añicos, porque me aferraba a la idea de que él me miraba y me entendía, su mirada parecía suplicante pero habían tantas cosas sucediéndome a la vez que, no podía con el ruido mental y las emociones desbocadas.
La lluvia empapaba nuestras ropas y vi sus labios temblar, sé que él no merecía estar ahí por nada, lo que él merecía era saber cuán importante era para mí.
"Es tu chico, pelea por él. No todas las personas encontrarán a su alma gemela, pero tú que la encontraste una vez, podrás traerla de regreso por segunda ocasión", las palabras de Rob se repitieron en mi mente y quise creer que yo podría hacerlo.
Carraspeé y en mi siguiente exhalación, el valor se disfrazó de una confesión que llevaba años arañándome y haciendo sangrar por dentro cada vez que las empujaba al fondo. Así que lo solté.
—Te irás con él, que no ha resucitado con un beso tuyo, que no ha perdido la mitad de su alma cuando tú te alejas y nunca se ha mareado ante la luz de tus ojos y en cambio me dejas a mí, que te llamo aún cuando mi boca no dice nada, que conozco de qué humor te levantas por la manera en que cierras la puerta y la colección de novelas que guardas debajo de la cama para que yo no lo vea, pero cariño, lo he sabido todo el tiempo.
>>El día que te conocí, la vida me cambió —le declaré —, y pensé que jamás querría volver a estar sin ti. Porque tú fuiste un parteaguas, hay un antes y un después de ti y creo que ya ni siquiera recuerdo cómo sobreviví los años anteriores.
Me quedé callado por un momento solo para tomar una bocanada de aire y liberar de mi sistema todo lo que había guardado. Necesitaba decirle, comenzar a sanar, que aquello dejara de doler y que finalmente pudiera vaciar mi alma.
—Tú eres mi sol —susurré, porque era una alegoría que demostraba apenas la forma tan asquerosamente romántica que tenía de él —y yo solo brillaba junto a ti. Nunca te lo he dicho porque el miedo me paraliza, pero jamás me he olvidado de que tú eres poesía, que tu sonrisa me cura el alma y de cuánto amo la vida a tu lado. Aquella mañana cuando despertaste y me desconociste, yo me convertí en lluvia de media noche, indeseable y frío.
Él me miraba casi sin parpadear, sus ojitos azules fueron rodeados de un ligero color rojizo de sus venas, como si estuviera reteniendo el llanto y por un momento, me engañé pensando en que me había entendido y aquello eran vestigios de una sensación antigua, un amor pulsante, marcando un ritmo acelerado de su corazón, pero él no dijo nada.
—Porque hubo un tiempo en el que tú me amabas.—mi burda sonrisa rota apareció. Lo miré y parecía que una escarcha de azúcar tostada estaba sobre él, como una pieza fina de mármol, luciendo etéreo en aquella imagen que, pasados los años, jamás olvidaré.
—J-arry-
—Sí, me amabas a pesar de mí. No amabas las comodidades ni las joyas, a ti te gustaban mis manos y mis besos, tú te enamoraste de mi torpeza al caminar e incluso de mis alergias, tampoco te asustaste de mis lastres y aunque hay heridas que oculto, tú amaste todo, no olvidaste ninguna parte y...yo no sabía que podían amarme tanto, Louis, tú me enseñaste de magnitudes.
El cielo seguía representando la niebla que nos cubría desde hace tiempo y la lluvia hacía un excelente trabajo difuminando mis lágrimas como el trabajo prolijo de un artista, pero sé que él sabía.
—J-Arry...
—No —negué —Estoy cansado de correr, déjame decirte. Tú perdiste la memoria, porque fuiste tú el que dejó de amarme. Sin embargo, fui yo quien se olvidó de tomarte de la mano cuando era algo que habías pedido, fui yo quien se olvidó de recordarte cada día cuanto te amo —solté, y como un acto de magia, el peso agobiante comenzó a desvanecerse y eso solo me impulsó a seguir exponiendo mi amor —y es tan estúpido ocultarlo porque, tú Louis, consumes cada pensamiento de mi día.
Las lágrimas estaban más presentes, pero no dejaría que ningún muriera. Las tatuaré para nunca olvidar el daño que le hice a la persona más importante de mi vida.
—Lo que estoy diciendo es que te am-
—Erik —él pronunció e inmediatamente negó. Yo supuse que quizás estaba refiriéndose a que en ese momento estaba "comprometido" con Malik, el solo pensamiento me abrumó y sentí mi piel hormiguear cuando me contuve para no gritarle que no lo nombrara, que sus labios no fueron hechos para otro nombre que no fuera el mío.
—¡Joder! Louis, estoy tratando de decirte que te amo, que tienes mi devoción, ¡pero justo ahora estoy odiando que pronuncies ese nombre!
Mi mirada estaba envuelta en ira y elevar la voz no ayudó, ni siquiera caí en cuenta que ya había dicho que lo amaba.
Tiré de mis cabellos y resoplé, mis puños se apretaban y mis dientes crujían en contención para no perder la cordura, porque ahí estaba yo, derramando mi corazón ante él, mientras lo único en lo que él podía pensar era en su novio.
—Di Harry, ¡Harry! ¡Olvídate de él!
—Sluta skrika, sluta skrika snälla. Krama mig idiot (Deja de gritarme, tan solo deja de gritar y, abrázame, idiota). Erik är inte (Erik no ...)
—¡Deja de nombrarlo!
—Skrik inte åt mig! (¡No me grites!).
Ambos estábamos más lejos que antes, por lo menos así lo sentí. Yo no dejaba de estar celoso y él no dejaba de llamar a su prometido. Era nuestro punto de quiebre y todo parecía devastador.
—Supongo que esto es todo, haz hecho tu elección no es así? —todo era abrumador, mi amor, su desamor, mi poco entendimiento y su maldito lenguaje sueco. Todo nos estaba jugandoe n contra y entonces dejé de luchar —Nunca imaginé q tendríamos el más corto "para siempre" —sonreí como si el alma fuera el moribundo que balbuceaba sus últimas palabras —Adios, mi príncipe.
—Menar du allvar? Ska du gå? Du kan inte gå och lämna mig här (¿Te vas? ¡No puedes dejarme aquí!).
—No tengo idea de lo que dices, pero hazme un favor... Si cuando vayas al espejo, encuentras a mi esposo ahí, dile que lo amo y que nunca lo podría olvidar.
.................................
"Breve pero demoledor, ese instante en el que te das cuenta que con amar, no alcanza".
¿Alguien por aquí? ¿Se fueron? ¿Opiniones?
Besos de buenas madrugadas!
MAKI <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro