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Capítulos 29

Dominic deseaba permanecer abrazado de por vida a esa mujer que lo tenía aprisionado por la cintura como si su vida dependiera de ello. Le dolía como un condenado los puntos que se le habían abierto desde el día anterior, pero, estar así, abrazado a ella, era lo único que importante en ese instante.

Cuando su madre le llamó y le pidió que llegará a su casa, le pareció demasiado extraño, aún más siendo las nueve de la mañana, por lo general ella no les permitía llegar a su antiguo hogar, ya que ni Richard ni él estaban de acuerdo en que su madre siguiera desgastándose al lado del viejo, quien ya no regresaría jamás del viaje que había emprendido muchos años atrás.

Tomó prestado el auto de Thomas, ya que su madre se había llevado el suyo, así sin más.

Había dejado a Richard y a Christina arreglando su situación y por lo que veía, su cuñada y ese tonto se adoraban a pesar de todo y realmente estaba agradecido de que ese susto que pasaron, solo fuera eso, un susto. Iba a ser tío, finalmente, quien lo diría.

Su móvil vibró sobre el asiento del copiloto y apenas vio el número que apareció registrado, no perdió tiempo en responder.

Era el fiscal Park.

Contestó la llamada activando la opción de manos libres.

- Fiscal – le saludó Dominic.

- Señor Bryce, le tengo excelentes noticias – la voz del hombre al otro lado de la línea se escuchaba ronca –, han dado una para sentencia de la persona que ocasionó el accidente de su hermano y su cuñada. Ha sido más rápido de lo que se esperaba ya que ningún testigo puso resistencia al contar lo ocurrido, eso sin contar los videos que fueron grabados por los mismos, ayudó para aligerar el proceso. Dos años de prisión y uno en libertad condicional.

Dom suspiró aliviado. Esas eran excelentes noticias.

- Muchas gracias por hacerse cargo de esto personalmente, fiscal – a Dom le agradaba ese hombre y por eso mismo, es que estaba dispuesto a pedirle ayuda con el asunto de las fotografías de Axel y como se debía proceder en ese caso para poner una denuncia.

- Es mi trabajo y su hermano y su cuñada han sido muy buenos amigos desde hace un buen tiempo. Era lo mínimo que podía hacer.

¿De dónde les habría conocido el fiscal Park? Richard no era muy dado a hacerse de amigos que le pusieran restricciones a su estilo de vida tan "salvaje" así que era extraño que fuese amigo de alguien que se veía que no era de los que se pasaba por encima a las leyes y reglas.

- ¿Ahora si me dirá cuál es el otro asunto del que quería hablar conmigo? – continuó el hombre, al no escuchar nada de parte de Dominic.

- Si, lo lamento, me he perdido un poco. Es que es un tema un poco delicado y no soy yo el afectado directo, pero si lo es alguien que... me importa mucho y quisieran ayudarla, por eso, me gustaría de su discreción absoluta.

- Por eso no hay problema, dígame en qué consiste.

Dominic pasó todo el camino a casa de su madre hablando con Josh Park y explicando lo ocurrido, pero evitando decir nombres, ya que él conocía a Axel y temía causarle problemas a ella, más que todo porque se trataba de algo muy íntimo.

- Consultaré el caso con una amiga mía que se enfoca en este tipo de asuntos – fue la respuesta del hombre, luego de permanecer en silencio por un buen rato, pero en su tono de voz había algo distinto una vez que volvió a hablar –. Esperé mi llamada en un par de días máximo.

- De acuerdo, muchas gracias —colgó la llamada cuando estaba a pocos minutos de llegar a su destino

Estacionó frente a la entrada de su antiguo hogar y vio su auto.

Siempre había tenido copias de las llaves de la casa, así que no se molestó en tocar el timbre, simplemente entró.

Sabía exactamente en donde encontrar a su progenitora, por lo cual subió las escaleras en tramos de dos en dos.

- Mamá, ¿qué es...?

No terminó de formular la pregunta al ver a su madre, de espaldas, hablando con alguien que estaba sentado en la silla frente a la cama de su padre.

Su progenitora se giró al verlo y le hizo señas para que se mantuviera callado y se acercara.

Esa situación se ponía cada vez más extraña, Vivian Bryce, jamás, en la vida permitió que nadie ajeno a la familia entrara a la habitación del viejo. La curiosidad le ganó y se acercó para ver de quién se trataba. Tal vez estaba practicando con Lily, la enfermera de su padre, alguna de sus técnicas de hipnosis.

— Mamá...

¿Qué estaba haciendo Axel en casa de su madre, en el cuarto de su padre para ser más específico?

Estaba sentada en la silla, durmiendo, mientras su madre le hablaba con voz queda y relajada.

— Ve a tu familia, todos juntos los domingos por la mañana tomando el desayuno...

Dominic no podía apartar la mirada de ella, se veía tan relajada y serena, para nada comparado a como se veía últimamente, estresada y demasiado abatida. Sabía que él era uno de los tantos causantes de su estado emocional y se sentía como una basura por ello. Era tan hermosa por donde se le viera, así dormida cómo estaba, se parecía tanto a la jovencita que alguna vez fue parte de su vida, la dulce chica que le sonreía a todos y que con su personalidad tímida y reservada logró ganar el cariño y aprecio de todos y con su carácter fuerte y desafiante, logró ganar su corazón.

¿Sería ella capaz de perdonarle algún día?

La voz de su madre susurraba casi al oído de Axel y Dom se sintió mal por lo que estaba haciendo la mujer.

— Vivian Bryce, detente —le pidió él, su madre le ofreció un golpe en la cabeza.

Su madre era psiquiatra y estaba completamente seguro de que estaba tratando a Axel como a uno de sus pacientes. No era justo con ella.

— Se ha quedado dormida en cuanto puso la cabeza en esa silla —dijo su madre, luego de voltearse a verlo. Parecía molesta con él por la forma en la que fruncía los labios.

— ¿Qué está haciendo ella aquí?

— Cállate y ayúdame a llevarla al otro cuarto —Vivian le ignoró y lo empujó hasta que este quedó frente a la joven que dormía plácidamente.

Con mucho cuidado y a como pudo, la levantó de la silla y ella apenas reaccionó al movimiento. Axel apenas si pesaba, era bastante liviana para la contextura de su cuerpo, pero debido a sus puntos abiertos, sentía que pesaba más de lo normal. Suspiró sonoramente y apoyó su cabeza junto a su pecho y sonrió.

¿Cómo había sido capaz de odiar a esa mujer? ¿Cómo había sido capaz de vivir sin ella por todo ese tiempo? Sin ver esos ojos que le volvían loco, esa sonrisa que parecía la de un ángel, sin escuchar su voz suave y que invitaba a la calma, sin sus caricias... Sin ella, todo lo que ella representaba.

Su madre abrió la puerta de la habitación que había pertenecido a Dom, Richard y Lucy, cuando eran pequeños.

— Venga, Dom, recuéstala en cama de Lucy.

No deseaba dejarla en ningún lugar, quiera tenerla en sus brazos, de ser posible, toda la vida, pero sabía que era ilógico así que hizo caso a su madre y la dejó con sumo cuidado en la cama que perteneció a su hermanita.

Su brazo quedó atrapado entre la cama y la cabeza de Axel así que este quedó a centímetros de su rostro y se vio tentado por sus labios carnosos.

— Deja que descanse —la voz de su madre le sacó del trance en el que había entrado y liberó su mano con rapidez.

— Mamá, explícame...

— Siéntate —le ordenó la mujer, mientras ella se sentaba en la cama de Richard. Dom se sentó en su cama, dejando a Axel en medio de los dos—. Sé quién es ella para ti y lo que hubo en el pasado entre ambos, ¿cómo es posible que me enterase por terceros y no por ti? ¿Sabes lo mal que traté a esta chica por las mentiras que me dijo Elsa de ella?

Dominic prestaba atención a las palabras de su madre, pero no apartaba la mirada de la mujer que estaba completamente seguro, seguía amando.

— Es un mal de familia, supongo —comentó él, se le estaba formando un nudo en la garganta que le impedía hablar con normalidad—. Soy un completo imbécil, mamá. Perdí al amor de mi vida por estúpido —con cuidado, tomó la mano de Axel y entrelazó sus dedos. Su mano era suave y su contacto cliente, justo como lo recordaba.

— Mi niño, me duele tanto verte en ese estado, pero debes aprender de tus errores —su madre de enjuagó las lágrimas que acababan de salir de sus ojos—. Nunca es tarde para luchar por tu felicidad, si realmente amas a esta mujer y estás seguro que es el amor de tu vida, debes dar pelea por ella, en contra de quien sea. Si ella está dispuesta a perdonarte, debes pelear, Dominic Bryce

— ¿Tú, en su lugar, me perdonarías? —vio directo a los ojos de su madre y esta le sonrió con algo de pena.

— Yo te perdonaría todo, eres mi niño, pero debes intentarlo todo por ella, debes arriesgar todo y estar preparado para una respuesta positiva o un "vete al diablo". Pero, nunca lo sabrás si nunca lo intentas —la mujer sonrió ampliamente ante esta última frase—. Ella ya te amo en una ocasión y créeme cuando te digo que no le eres tan indiferente en este momento.

Había demasiadas cosas negativas en su contra en ese momento, como el hecho de que ella acababa de salir de la ruptura de un compromiso y él comprendía muy bien el dolor por el que podía estar atravesando, las dudas, la inseguridad que gobernaba en su cabeza, también estaba el hecho de que ella había vuelto a casa, el lugar del que se había visto obligada a marcharse por su causa, y por lo que había visto en el hospital, horas atrás, se había reencontrado con su ex novio en el trabajo y este parecía muy interesado en ella y estaba la aparición de ese médico de pacotilla al que ella había estado sonriente y muy bien abrazada.

Si quería recuperarla, tendría que dejar su alma entera en el intento.

— Cuídala, iré con Keith un momento.

Vivian, salió de la habitación y Dom, quedó a solas con Axel, quien se acomodó mejor en la cama, pero sin soltarlo de la mano.

— Axel, perdóname —se arrodilló junto a la cama y hundió la cabeza en el colchón, ahogando el llanto que se había apoderado de él—. Sigo siento un imbécil contigo, pero te juro que, si me das una nueva oportunidad de estar contigo, de regresa a tu lado, nunca más te volveré a fallar y te haré feliz cada segundo de nuestras vidas —acarició la piel desnuda de su brazo y sintió como sus vellos se erizaron—. No creí que sería capaz de amarte aun de esta manera, mi pequeña testaruda.

Dom no supo cuántas horas pasó hablándole en susurro ni en qué momento se quedó dormido, estaba agotada, no había dormido absolutamente nada la noche anterior, pero se sobre saltó cuando escuchó a Axel quejarse en voz baja.

Se sentó en la cama junto a ella e intentó despertarla, pero no funcionó así que cuando esta empezó a llorar, no lo pensó dos veces, la sentó sobre sus regazos y la abrazó con fuerza.

— Regresa, por favor —susurró ella, mientras lloraba desconsoladamente—. Regresa a mí, mi amor.

Dom siento el dolor que transmitía con sus palabras y la abrazó mucho más fuerte. Beso su frente, más para tranquilizarse él, que otra cosa

— Shhh, tranquila, abre los ojos, abre los ojos. Todo está bien.

Cuando ella le obedeció, pareces estar desorientada y lo vio directo a los ojos por unos segundos, antes de abrazarse con demasiada fuerza a su cintura.

— No te atrevas a irte, no te atrevas —sollozó, sobre su pecho.

Dominic tenía el pulso acelerado y la respiración pesada y entre cortada. Ella le estaba hablando a él directamente. Sintió que el pecho se le hinchaba de la emoción.

— No me iré a ningún lado, te lo juro, mi amor —besó una y otra vez la cabeza de Axel y esta, poco a poco fue regulando su respiración.

Antes de que él pudiese decir algo más, ella fue quien puso distancia entre ambos, recuperando la conciencia de todo.

Su cuerpo, su mente y su corazón reclamaron por la ausencia de su calor.

Volteaba a ver a todos lados y parecía confundida.

— ¿Dónde estoy? —su tono de voz volvió a ser el de la misma Axel de siempre, distante y desconfiada.

— Tranquila, sigues en casa de mi madre —Dominic no apartó la mirada de ella mientras que ella trataba de evadir la suya a toda costa—. Te has quedado dormida en el cuarto de mi padre y pues, la silla en la que estabas no parecía nada cómoda.

Axel colocó ambas manos sobre su cabeza y negó enérgicamente.

— ¡Qué vergüenza! No puedo creer que me he quedado dormida justo aquí —dijo entonces, apenas alzando la mirada para verlo. Dom sonrió sin querer.

— Descuida, estás cansada y mi madre no es una persona fácil a la cual se le pueda decir que no cuando se propone algo.

Todavía dudaba si decirle que su madre había estado usando sus trucos de terapias con ella, pero luego de ver su rostro, totalmente sonrojado por la vergüenza, decidió que sería mejor callarlo, por un tiempo.

— ¿De quién es esta habitación? —observó la cama en la que estaba sentada y luego repasó las otras dos que tenía a los lados.

Dom siguió su mirada y sonrió al ver afiches de equipos de Rugby y Cricket, con casi todos sus jugadores preferidos, que había en la pared del lado de Richard y luego posó la mirada en el lado de Dom y la sonrisa que se había dibujado en sus labios segundos atrás se esfumó como por arte de magia. Dom nunca fue un buen decorador de paredes en comparación de su hermano, solo tenía un par de cosas, que, a su parecer, en su adolescencia, eran las más importantes, un pedazo de periódico en arrugado, en donde salía su hermana Lucy, participando en una competencia de natación, pocos meses antes de ser asesinada y una carta que había escrito cuando era un muchacho, dirigida a su primera novia. ¿Por qué rayos conservaba eso todavía? Ya recordaba, porqué, Richard había dicho que debía que recordar que en algún momento fue una persona romántica hasta el punto de provocar nauseas.

- Esta era mi habitación y la de mis hermanos cuando estábamos chicos, tú estás en la cama de mi hermana.

- Ya veo –hizo un intento de levantarse y eso le costó un leve mareo, por lo cual, Dom la tomó de la cintura para evitar que se cayera. Ella se apartó de inmediato –. Lo siento, estoy bien... Yo solo... me tengo que ir...

No, esas palabras no. Dominic empezó a sentir pánico, no quería que se fuera, deseaba que se quedara con él un poco más al menos.

Había llegado el momento en que empezara a luchar por Axel, por su perdón, por su amor, por todo de ella.

Se bajó de la cama y quedó de rodillas frente a ella y la tomó de las manos.

- Axel... Axel, por favor, perdóname. Te suplico que me perdones por todo el daño y sufrimiento que te causé. Soy un idiota, un imbécil, todo lo que tú quieras, eso yo lo sé, no creí en ti, no confié en ti y te dejé ir, pero por favor, lo único que pido es que me perdones.

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