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Capítulo Final

Axel salió de casa, corrió rápidamente hasta la seguridad de su auto, colocó la caja de cartón marrón en asiento trasero y se abrazó con fuerza para calmar los temblores debido al frío.

Vaya Nochebuena más helada de lo normal les tocaba pasar ese año. Al menos el clima había mejorado en esos últimos días ya que había estado peor.

Por lo general, las calles en esa época y a esas horas de la noche estaban plagadas de personas celebrando la víspera de navidad, haciendo visitas a casas de los vecinos para llevar más comida o en su defecto, a comer de la comida de los demás. Pero ese día no, y no comprendía si era debido al frío o algún otro acontecimiento.

Cuando por fin entró en calor nuevamente, puso en marcha el auto y tardó un poco más del doble de tiempo en llegar a su destino pero, cuando estacionó justo frente al portón eléctrico de la casa, las piernas le temblaron al bajar del vehículo y se dirigirse a tocar el timbre de la casa.

Quien salió a recibirla fue la hermana de su ex y esta sonrió al verla.

Axel sonrió al verla también pero más por el feo sweater navideño de Bambi con lucecitas que andaba puesto que por la misma nostalgia.

- ¿Qué diablos estás usando? -preguntó, cuando la rubia la abrazó con demasiada fuerza sin importarle que andaba una caja en brazos.

- Es lindo, no te burles -Perrie puso sus brazos en jarra y se percató de lo que traía en manos -. ¿Qué es eso? ¿Mi presente de navidad?

- Algo así -Axel agarró la caja con más fuerza, protegiendo el contenido de la misma -. ¿Están tus padres?

- Si y se pondrán felices de verte. Vamos que aquí afuera está haciendo un frío del demonio.

- Creí que irías a Estados Unidos para esta navidad -recapacitó Axel, al escucharla quejarse del frío.

- Axel, ¿acaso no ves las noticias? ¿No ves cómo está el clima en ese lugar? No, gracias. Además, es mejor que le haga compañía a mamá y a papá.

Ingresaron a la casa y el interior de la misma estaba caliente y decorado hasta decir basta, igual que siempre.

Su mirada de fue directo al maldito sofá en donde le había dado el último beso a Josh. Ni siquiera parecía que habían pasado tanto tiempo desde la última vez que estuvo en ese lugar. Seis meses y todos sus recuerdos seguían frescos.

"Aleja esos pensamientos, Alwood", se dijo mentalmente. Centró su atención en el sitio en donde estaban las fotografías familiares y se fue directamente a ese lugar. Lo que ella había llevado podría calzar a la perfección en ese sitio si los padres de Josh así lo deseaban.

Cuando observó las imágenes de su ex prometido, supo que el tiempo que estaba invirtiendo en su recuperación y la psicóloga estaba valiendo la pena. Veía las imágenes con añoranza de algo que jamás llegó a tener pero no con el dolor y la agonía que la habían invadido a un principio.

- ¿Lo echas de menos? Yo lo hago todos los días -Perrie se acercó a ella y acarició a través del cristal la imagen de su mellizo.

- Si, lo echo de menos -aceptó. Sonrió al ver a su ex cuñada por el reflejo del cristal.

- Axel, querida.

La voz de Jade atrajo la atención de ambas y Axel sonrió ampliamente al ver que también llevaba el mismo abrigo que su hija.

- Por Dios, ustedes tienen que decirme dónde compran esos abrigos tan peculiares -corrió a abrazar a la mujer, dejando la caja que cargaba en manos de Perrie.

- Es un nuevo invento de esa chica loca -dijo en un susurró -. Son horribles, lo sé pero, ella los amó. Deberías de ver a Joseph, es todo un espectáculo.

Axel se carcajeó y abrazó con más fuerza a la mujer. La había visto en varias ocasiones posteriores al entierro de Josh pero habían sido encuentros muy cortos, para nada planeados y sin contar que ella no se encontraba en el estado de ánimo que se requería para entablar una conversación ni de cinco minutos con nadie.

- Si, son ridículos pero quiero uno para mí -aceptó muy a su pesar.

- No te muevas de aquí que ya te traigo uno -la muchacha salió corriendo escaleras arriba como una posesa.

Tanto Axel como Jade se carcajearon por la efusividad de Perrie.

- Lo siento, ya la conoces -se disculpó.

- No te preocupes, estoy encantada de verla tan feliz.

- Lo sé, yo igual y dime, ¿qué te trae por acá, cielo? No lo tomes a mal, me encanta verte pero, si es una sorpresa.

Axel rebuscó con la mirada la caja y agradeció que Perrie la dejara en el sofá.

- Claro, vine porque quería saludarlos primero que todo, los extraño... y porque tengo unas cuantas cosas que creí les gustaría conservar.

Jade la siguió hasta el sofá y ambas se sentaron.

Cuando Axel sacó la vieja billetera de Josh, su madre lloró de inmediato.

- Esa billetera se la regalé cuando inició su trabajo como fiscal, ya la había olvidado -sollozó-. Gracias. Axel.

En ese momento, Axel supo que había hecho bien el conservar esas cosas y no desecharlas en la basura con tantas otras cosas que se deshizo en su casa, luego recapacitar y ver que no estaba haciendo bien las cosas.

En esa caja, estaban casi todas las fotografías que tenía de él aun, cartas, tarjetas extrañas que coleccionaba, ciertas cosas que él había comprado para la casa y otros recuerdos que la familia de él apreciaría mucho más que ella y de esa forma no se quedarían guardados en una triste caja por siempre.

- No creas que te estoy dando todo esto porque simplemente dejé de amar a tu hijo -comenzó a explicar ella, observó la fotografía de Josh y ella la noche de su compromiso, en realidad fue una selfie muy mal tomada y desenfocada pero que decidieron que era perfecta debido a la ocasión que se había celebrado-. No, lo quiero demasiado y siempre lo haré, el resto de mi vida voy a estar en deuda con él por muchas cosas que hizo por mí, salvó mi vida en varias ocasiones, no solo ese día en Perth y le tendré un cariño eterno pero...

- Es tiempo de avanzar -terminó Jade la frase.

- Sí. Necesito avanzar, ya es hora.

- Te entiendo y estás en todo tu derecho de hacerlo, mi niña -Jade la tomó de las manos y las besó con cariño-. ¿Puedo hacerte una pregunta algo indiscreta?

Axel asintió con la cabeza.

- ¿Qué hay con Dominic Bryce?

¿Cómo Jade conocía a Dominic? Vaya sorpresa que se llevó.

- Dominic -susurró. Su corazón y su mente reaccionaron ante la mención de su nombre, revolviendo todo a su paso-. ¿Cómo lo conoces?

- Se ha hecho gran amigo y confidentes en las tardes de café de Joseph.

- ¿En serio? -eso tendría que verlo ella misma para creerlo.

- Si los vieras, de no ser porque Anthony tiene que cerrar el café, ese par se quedaría allí todo el día. ¿No lo sabías?

Axel negó con la cabeza. No tenía ni la más remota idea de lo que estaba hablando pero, ¿Dominic, amigo de Joseph?

- Sonríes. Tenía tiempo de no verte sonreír de esa manera -la delató Jade.

- Sí, creo que no me había sentido así de bien en demasiado tiempo. Y quiero, deseo sonreír tanto como pueda hacerlo.

- Hazlo, sonríe, vive, lucha, ama, Axel, para eso estamos en esta vida, no para estar tirados en una cama sintiendo lástima por nosotros mismo. Dime una cosa, ¿lo amas? -preguntó la mujer, así sin más.

- ¿Qué?

- ¿Amas a Dominic Bryce?

Para que Jade estuviese preguntando eso, significaba que sabía más de lo que dejaba ver.

¿Axel amaba a Dominic? Eso ni ella misma lo cuestionaba y no tenía por qué ocultárselo a nadie más.

- No sabes cuánto lo amo.

Axel le contó una parte de su historia con Dominic y ella escuchó todo sin decir una sola palabra hasta el final.

- Vaya -fue lo primero que logró decir. Sus ojos azules estaban abiertos de par en par-. La historia de ustedes dos es muy... antigua. Ahora comprendo su comportamiento el día que lo conocí, la forma en la que te protegía, no era solo el comportamiento de un amigo hacia una amiga pero, no vi más allá de eso. Ya sé la razón del por qué se vino a vivir acá... Es muy tierno.

Tierno. Ella no definiría a Dominic Bryce como alguien tierno pero, Jade no necesitaba saber más de lo debido y más tomando en cuenta de que era la madre de su ex.

- Jade, tengo algo más que darte -Axel sacó del bolsillo de su abrigo el anillo de compromiso que Josh le había dado-. No tuve la oportunidad o más bien, las agallas para dárselo a él personalmente pero, esto no me pertenece a mí.

Jade tomó el anillo en sus manos y lo examinó palmo a palmo.

- Amo a mi hijo, siempre lo haré pero, debo aceptar que fue un imbécil al perderte.

- No digas eso. Josh cometió un error pero eso no lo hace un imbécil. Sabes, un día antes de que muriera, me preguntó si yo hubiese sido capaz de engañarlo con Dominic y le respondí de forma sarcástica que si lo hubiese hecho porque estaba demasiado molesta con él pero, muy dentro de mí, estoy segura que lo hubiese hecho porque, soy humana, me equivoco y cometo demasiados errores así qué, creo que de alguna u otra forma, lo nuestro no hubiese funcionado porque mi corazón le pertenecía a otra persona desde tantos años atrás y ni siquiera yo lo sabía hasta que le volví a ver.

- No sé si la honestidad en ustedes dos es una virtud o una molestia -se burló, limpiando las lágrimas que había derramado-. Pero al final de cuentas, el corazón quiere lo que quiere y no se le puede hacer nada ni luchar en contra de ello.

- Te agradezco mucho por comprender, Jade.

- No tienes nada que agradecer, Axel. Incluso, si mi hijo viviera, no te juzgaría por querer continuar con tu vida sin él a tu lado.

- Sabía que no estaba alucinando cuando creí escuchar la voz de mi querida nuera.

Joseph apareció en la sala de estar, sonriendo de oreja a oreja, haciendo juego con la estampa del reno que traía en el abrigo, no muy detrás de él venía Perrie con el abrigo que le había prometido

- Hola, Joseph -Axel le saludo con un fuerte abrazo el cual le fue devuelto con la misma fuerza.

- ¿Has venido a cenar con nosotros? -preguntó el hombre.

- No, solo pasaba a saludar, debo ir a otro lugar antes que se haga más tarde. Lo siento- se disculpó cuando vio la cara de pena de su ex suegro.

- Descuida, Axel -Jade la salvó de tener que dar más explicaciones-. Ya vendrá a cenar luego, tenemos mucho tiempo para eso, querido -reconfortó a su esposo pasándole un brazo por la cintura.

- Aquí tienes, quiero ver que te lo pongas- la retó Perrie, acabando con el ambiente nostálgico que se estaba apoderando de todos.

Axel se arrepintió de pedir esa cosa tan fea ahora que se lo veía puesto.

- ¿Feliz?

- No sabes cuánto -la guapa rubia se carcajeó y sus padres la imitaron.

Después de otra ronda de abrazos y risas, Axel se despidió de todos con algo de nostalgia.

Una vez en su auto, intentó deshacerse del nudo que se le había formado en la garganta y respiró de la misma forma en que le había enseñado su psicóloga.

Sabía que lo estaba haciendo bien, no por llorar y sentirse triste y nostálgica estaba retrocediendo en nada. Era algo natural luego de encontrarse con personas que sabía la querían mucho y el sentimiento era recíproco.

Se puso en marcha una vez que controló la respiración y en esta ocasión iba más nerviosa que en la última ocasión que fue a visitarle pero, necesitaba hacerlo antes de pasar completamente la página de su vida al siguiente capítulo.

Como no estaba permitido introducir el auto, lo dejó estacionado en la entrada del lugar y recorrió a pie y con un frío del demonio todo el camino hasta llegar a la tumba de su amigo George.

El lugar estaba bien cuidado y sabía que era gracias a los padres del chico.

- Chiquillo, no tienes ni idea de lo mucho que te extrañamos en el trabajo y en nuestras vidas -colocó uno de los ramos de flores que había llevado sobre la lápida de su amigo-. Espero que estés cuidando bien de Maddox, ese traidor y mentiroso. ¿Creerás que me dijo que vendría hoy a visitarme y me dejó plantada? Ni siquiera tuvo la decencia de responder a mis llamadas, desde que acabó el asunto con la demanda hacía Mario, anda muy extraño pero, aun así, deseo que esté bien y que lo cuides mucho.

Como sabía que no obtendría respuesta alguna de parte de nadie se rio en voz alta. Estaba sola y a nadie le importaría si lloraba, reía, maldecía o simplemente se desquiciaba por completo.

- Volveré pronto, ahora mismo tengo que ir a visitar al insensato de tu amigo. Deséame suerte.

Se encaminó un poco más hasta el lugar donde estaba la tumba de Josh pero se detuvo instantáneamente al escuchar voces en el lugar y estaba segura de que no se trataba de los padres de Josh ya que los había dejado en su casa.

Tal vez se tratara de esos chiquillos vándalos que les agradaba irse a los cementerios para hacer de las suyas.

Apenas estaba oscureciendo así que tenía buena visibilidad del lugar. Si llegaba a ver a uno solo de esos chicos haciendo algo incorrecto, ella misma los subiría a su auto y se los llevaría a sus padres para que respondieran por sus actos.

Iba a avanzar hasta quedar expuesta ante ellos pero al escuchar una voz muy familiar para ella, se volvió a detener.

- Es solo mi opinión, Amanda pero, es tu decisión.

Axel observó la espalada de quien estaba un millón por ciento segura de que se trataba de Maddox y junto a él, de igual manera dándole la espalda, se encontraba una mujer que de igual manera reconocía. Era Amanda.

¿Qué estaba haciendo ella en ese lugar? Por lo que tenía entendido, ella estaba viviendo en Adelaide desde su traslado de hospital seis meses atrás. ¿Y Maddox? ¿Qué estaba haciendo él el día de Nochebuena en el cementerio en compañía de Amanda y a ella ni se dignaba a responderle las llamadas?

Al parecer ninguno de los dos se percató de su presencia ya que continuaron con su conversación y la curiosidad de Axel pudo más que su enfado y se quedó justo allí, detrás de ellos, escuchando la conversación.

- Sé qué debo hacerlo, ellos merecen saberlo pero, tengo miedo -respondió ella, se le escuchaba atormentada y por alguna razón Axel quiso acercarse a ella como en los viejos tiempos y consolarla.

- ¿Miedo de qué?

- Puedo aceptar que me rechacen a mí, incluso que me odien pero, no a mi hijo.

¿Hijo? ¿Quién? ¿Amanda?

- Es su nieto, jamás lo odiarían -Maddox palmoteo la espalda de la mujer, brindándole apoyo.

- Maddox.

No pudo más e hizo saber de su presencia.

Ambos personajes se voltearon al mismo tiempo y sus caras en un completo poema.

Aún no había oscurecido lo suficiente y pudo ver a la perfección la expresión de pánico en los ojos de Amanda.

- Axel, ¿qué haces aquí? -preguntó Maddox, con toda la tranquilidad del mundo.

- Yo vivo en este lugar, la pregunta es, ¿qué hacen ustedes aquí?

Ambos la observaban, uno aterrado y el otro con curiosidad.

- ¿Qué esa cosa tan espantosa que traes encima? -respondió Maddox con otra pregunta.

- Perrie -se limitó a responder. Amanda se limpió discretamente las lágrimas que había derramado.

- Sigues visitándolos, es grandioso -Maddox parecía sincero con sus palabras pero Axel no respondió lo que él deseaba.

- ¿Qué hacen aquí? -no se iba a dar por vencida. Quería realmente saber qué estaban haciendo en ese lugar.

- ¿Escuchaste lo que estábamos hablando? -el miedo en la mirada de Amanda pasó a convertirse en recelo en cuestión de segundos.

- Tienes un hijo -Axel se encogió de hombros, en realidad eso era lo que había escuchado y por supuesto, captó su atención.

Maddox murmuró algo entre dientes que Axel no logró comprender pero les dio la espalda a ambas mujeres y se dirigió hacia la tumba de su amigo.

- Sí, tengo un hijo -aceptó la mujer-. Charlie, así se llama...

Axel presentía que algo más se venía de camino y una ansiedad bastante intensa se apoderó de ella pero no se permito enfocarse demasiado en eso.

... Tiene un mes de nacido -prosiguió Amanda, alerta por su reacción.

El cerebro y el razonamiento de Axel no paraban de maquinar y hacer cuentas. No era tonta y sabía utilizar muy bien la lógica.

- Vaya... Felicidades - fueron las palabras que salieron de su boca.

No estaba molesta, ni siquiera dolida pero, era una sensación de incomodidad bastante grande que le hacía hervir la sangre.

Josh había dejado a un hijo y estaba segura de que él no lo supo jamás.

- Axel...

- Deberías decirle... A sus padres, ellos realmente necesitan algo a lo que aferrarse nuevamente -no deseaba hablar del tema y menos ese día. Ese era su momento y no pensaba compartirlo con nadie más por muy egoísta que se escuchara.

- ¿No quieres que hablemos de esto? - Amanda parecía incrédula por su calma.

- Justo ahora, no. Tal vez en otro momento.

- ¿Amanda, me das un segundo por favor? -Maddox acarició con delicadeza el cabello oscuro de su amiga y esta simplemente asintió con la cabeza y desapareció de la escena.

- Estás muy serena, Alwood -una vez solos, Maddox se posicionó junto a ella, frente a la tumba de Josh.

- Es algo que no verás muy seguido, hoy es gratis -dijo con la voz repleta de sarcasmo-. ¿Desde cuándo lo sabías?

- Me enteré por casualidad hace poco. Fui a Adelaide por encargo del jefe y la vi, estaba a punto de tener a su bebé. Cuando me dijo que se había quedado embarazada de Josh, pidió un traslado porque no quería causar más problemas.

- ¿Qué otro problema pudo haber causado esa noticia?

Maddox se rio con discreción y Axel lo imitó.

- ¿Estás molestas? -Axel negó-. ¿Celosa? ¿Quieres ir a golpearla?

- ¿Qué tan mal me vería golpeando a una mujer en cuarentena? - bromeó. ¿Qué otra cosa podía hacer?-. No estoy molesta, ni celosa. Estoy sin palabras pero, me duele saber que un pequeño va a crecer sin un padre para que le apoye.

- Sabes que los Park jamás le darían la espalda a su nieto, es lo único que les queda de su hijo.

Axel se agachó y limpió un poco de nieve que estaba cubriendo la cerámica de la tumba de Josh y colocó el otro ramo de flores que había llevado.

Maddox estaba en lo cierto, ni Jade, Joseph o Perrie, dejarían a un lado al hijo de Josh pero, debía aceptar que ese ya no era problema de ella.

- Ahora, muchacha, ¿dime cómo estás tú? Cada día que pasa te pones más guapa, Axel.

- Yo estoy bien, demasiado bien.

- ¿Cómo estás con tu familia? -Maddox le ayudó con la tarea de limpiar la germánica.

- Mejor que nunca, vienen a visitarme con frecuencia. Mi hermano será padre nuevamente, mi hermana está saliendo oficialmente con mi jefe, lo que es muy raro por cierto y mi madre, es la mejor, que te puedo decir, ha sido uno de mis más grandes soportes en estos últimos meses.

- ¿Y Bryce? ¿Cómo estás con él?

- Te has vuelto más chismoso desde que vives en la gran ciudad.

Maddox golpeó hombro con hombro y Axel se desestabilizó, cayendo al suelo inevitablemente.

- Que maduro que eres, por Dios -se quejó ella mientras evitaba soltar la carcajada.

- Dime, tienes que ponerme al día. Solo supe que compró una casa en el pueblo y vive aquí.

Axel se puso de pie con ayuda de su amigo y sacó del bolsillo de su chaqueta que estaba por debajo del abrigo del reno la llave de la casa que Dominic le había dado tantos meses atrás y se lo mostró con orgullo.

- ¡No juegues conmigo! -Maddox le quitó la llave de la mano y parecía más entusiasmado que un niño pequeño al ir a un parque de atracciones.

- No voy a darle más largas a vivir por fin mi vida con la persona que amo. Lo merecemos. Yo solo vine a este lugar hoy porque me vengo a despedir definitivamente de Josh, como mi pareja que fue.

- Axel, mi vida, te mereces toda la felicidad del mundo y no sabes lo feliz que yo estoy con esta noticia. Cuando Josh murió, temí que no fueses capaz de superar esto pero, agradezco haberme equivocado -Maddox la abrazó con tanta fuerza.

¿Qué tan mal debió verse en esa época como para que nadie diese un centavo por su recuperación y parecieran sorprendidos de verla en pie y con ganas de luchar nuevamente?

- ¿Y qué hay de ti? ¿Cómo has estado? -contraatacó ella.

- Este corazoncito está muy bien, no tienes que preocuparte por mí. Solo enfócate en ser feliz y darme sobrinos pronto...

El corazón de Axel palpitó con más fuerza al escuchar eso.

Hijos de ella y Dominic. No le desagradaba para nada la idea pero, quería tenerlo para ella sola por un poco más de tiempo. Se lo debía.

... Te dejaré un momento a solas para que te despidas del amigo -Maddox le guiñó un ojo y le dio la espalda.

- Maddox -el hombre se volteó a verla-. Regrésame la llave de mi casa -Maddox se carcajeó y le lanzó la llave y esta apenas logró atraparla-. Gracias.

Una vez a solas con Josh, finalmente, acarició la fotografía de él que estaba incrustada en la lápida. Había sido un hombre demasiado atractivo. Desgraciado.

- Acabas de presenciar un espectáculo desde la zona VIP... Tienes un hijo de tan solo un mes, vaya regalo de navidad -susurró-. Lamento muchísimo que no lo hayas sabido de su existencia pero, tu familia se pondrá feliz y lo amará, ¿verdad? ¿Saber de su existencia habría cambiado lo que ocurrió contigo? Cariño... te fuiste muy pronto y creo que te voy a echar de menos por siempre, tú marcaste mi vida y pusiste un antes y un después en ella, no cualquiera lo hace. Siempre estuviste allí para mí, en cualquier emergencia, tú aparecías. ¿Alguna vez habrás sabido lo importante que fuiste para mí? Nunca seré capaz de olvidarte. Mi ángel de la guarda. Josh, muchas gracias, mi alma gemela. Es tiempo de que me vaya y luche por mi felicidad.

Se puso de pie y se limpió las lágrimas que había derramado y una brisa helada le besó la cara con delicadeza y por fin pudo sentir que respiraba con normalidad.

Caminó de regreso a su auto y en el transcurso se reencontró con Maddox y Amanda. En esta ocasión, el ambiente no era tan tenso como la vez anterior.

- Espero verlos pronto por aquí. Eva los extraña al igual que todos -le dio un abrazo fugaz a Amanda y un fuerte abrazo a Maddox.

- Te prometo que vendré más seguido, ya sabes lo que quiero de ti -Maddox sonrió con picardía y Axel resopló, fingiendo estar enfadada.

- Tu mejor responde mis llamadas y me mantienes informada al cien por ciento acerca de cómo va el caso en contra de Mario.

- ¿Acaso tu amigo en cardiólogo no te llama y te avisa de cómo van las cosas?

- Si pero, él comprende de leyes lo mismo que yo y no me da la información que necesito. ¿Ya salió el fallo del juez?

- No, puede que en un par de semanas. Hasta la ley descansa en días festivos, mi corazón. Además, no pediste cárcel para ese idiota, solo una retribución económica, ¿qué más da cuando salga el fallo del juez?

Después de pensarlo mucho, Axel había decidido no saber nada acerca de Mario en lo que le restaba de vida pero, cuando le llegó la noticia por parte de Kevin, que el mismo tipo se entregó a las autoridades y confesó lo que había hecho, ella no tuvo más remedio que verlo y enfrentarlo. En su declaración había dejado claro que no quería que fuese a prisión, ella no pondría ninguna denuncia pero, su abogado le insinuó que al menos ese sujeto pagara una compensación económica por daños y prejuicios, lo cual ella aceptó.

- Soy una interesada y quiero el dinero -respondió encogiéndose de hombros. Sus acompañantes se rieron por su respuesta.

No estaba jugando, era verdad. Necesitaría pagar la multa por el contrato que iba a romper de su apartamento ahora que se iba de ese lugar.

... De todas formas, gracias e intenta mantenerme informada, por favor -dijo en modo de despedida-. Amanda -se despidió de la madre del hijo de su ex prometido. Hasta sonaba como un chiste cruel si lo pensaba un poco más a fondo.

De regreso en su auto, se tomó algo de tiempo para aclarar sus pensamientos y procesar lo que había ocurrido minutos atrás.

¡Todo era una locura!

Más relajada, decidió que los problemas ajenos y propios podrían esperan un poco más. Ella debía ir en busca del hombre que había pasado más de seis meses en un lugar que detestaba solo para esperar por ella. Seis meses. Al inicio de su "recuperación" los días le parecían una eternidad y llegó a creer que estos eran más prologados que las veinticuatro horas que ya traía, luego, cuando el dolor comenzó a disminuir y la cordura llegó nuevamente a predominar, todo iba demasiado deprisa, con el trabajo, con sus allegados, con su vida en general. "El efecto Dominic", le llegó a llamar en más de una ocasión, riendo sola a carcajadas en su casa.

Debido a la gran cantidad de nieve que cubría las calles, tomó la acertada decisión de dejar de conducir y continuar con su trayecto a pie.

A pesar de que las calles estaban casi vacías, las tiendas y locales estaban a rebosar de gente haciendo las últimas compras para la cena de Nochebuena. Tal vez debía comprar algo para Dom, sabía que no era la persona más diestra para la cocina y ella deseaba pasar todo el tiempo que fuese necesario a su lado sin que el hambre les interrumpiera.

Mientras observaba en los estantes que cosas llevar su mente no paraba de pensar en Dom, ¿qué estaría haciendo en ese momento? Toda su familia estaba en Perth y probablemente los extrañara, ella lo hacía, pero se había mantenido fiel a su palabra y había permanecido en el pueblo "junto" a ella todo ese tiempo.

Por Dios. Si un año atrás alguien le hubiese dicho que se encontraría en esa situación, lo habría enviado al demonio y se reiría en su cara.

Finalmente Salió de la tienda con un par de bolsas en las manos y su mirada se fue directo a una tienda donde todavía tenían a la venta decoración navideña y recordó un par de quejas que escuchó en los pasillos del hospital de parte de los vecinos hacia el arisco citadino que tenía cero sentido del espíritu de la navidad.

Bueno, ese sería su hogar de ahora en adelante y no iba a permitir nunca más que nadie se quejara de Dominic y su falta de entusiasmo por absolutamente nada.

Su hogar. Finalmente volvió a pensar en esa palabra y no lo hacía con tristeza ni melancolía sino con entusiasmo y una felicidad que la abrumaba por completo.

Dominic era su hogar, siempre lo había sido y estaba contenta de volver a él.

Estaba nerviosa, debía aceptarlo, no sabía cuál sería la reacción de Dominic al verla de pie en la puerta de la casa que él había comprado para ambos pero estaba a punto de saberlo.

Estaba haciendo un frío de los mil demonios pero de pronto se sintió acalorada y que empezaba a sudar en exceso, lo cual no era buena señal.

"Vamos, no seas cobarde, Axel Alwood", se reprendió a sí misma.

La casa no era grande, pero si de dos plantas, toda ella era una casa antigua de madera color caoba que le había sentir como si se hubiese transportado a otra época.

A pesar de haber un timbre en la entrada tocó la puerta con los nudillos con más fuerza de la necesaria pero no obtuvo respuesta.

¿Y si no estaba en casa? ¿Y si había ido a Perth a visitar a su familia? Era lógico, su hermano estaba alterado porque se acercaba la fecha del parto de Christina y su madre no podía controlarlo por si sola.

Se sentía tan tonta en ese momento que casi estuvo a punto de soltar una maldición en voz muy alta cuando escuchó el cerrojo de la puerta siendo abierto a sus espaldas.

Se mordió el labio inferior cuando se giró y lo vio de pie frente a la puerta, con la boca curvada en una leve sonrisa.

Sus ojos verdes se cristalizaron al verla de pie frente a él y no pudo evitar que los de ella también hicieran lo mismo. No fue hasta ese momento en el que se dio cuenta de cuanto lo había echado de menos, ver su rostro, sus ojos, su cabello, sus labios, su cuerpo entero. Todo de él. ¿Cómo había sido capaz de estar sin él todo ese tiempo?

- ¿Crees que sea posible que puedas regresar a mi lado? Traje la cena -alzó en alto las bolsas que llevaba en las manos temblorosas. No encontró que otra cosa que decirle.

- Bebé, bebé, bebé -Dom se abalanzó sobre ella en un abrazo que por poco y la asfixia. Incluso las bolsas cayeron al suelo, solo escuchó la botella de vino quebrarse-. Mi amor, mi Axel -Dom besó su cabello y acarició su rostro, pasando la yema de sus dedos con suavidad por todo su contorno-. Estás aquí mi amor, finalmente estás aquí.

Ambos estaban llorando y sabía que era de felicidad así que se permitió derramar todas las lágrimas que fuesen necesarias.
Valían la pena.

- Dominic... -fue silenciada por un beso de parte del hombre al que amaría por toda una vida-. Te amo, te amo -susurró de manera torpe mientras lo aprisionaba con sus manos por el cuello.

- Lo sé mi amor, yo también te amo tanto -sollozó él, sin dejar de acariciar su cabello-. Mi cielo, ¿por qué no entraste? Tu tienes la llave de esta casa. Tu casa.

- Tenía miedo -aceptó. Se limpió las lágrimas y limpió las de Dominic también-.Demoré tanto en venir...

- Demoraste lo que tenias que demorar, pero ya estás aquí, eso es lo único que importa... Dios, gracias.

- ¡Finalmente!

Axel se sobresaltó al escuchar esa voz dentro de la casa y Dom se hizo a un lado para que ella viera de quien se trataba.

- ¿Chris?

Había visto fotos de su amiga embarazada gracias a Richard y Claire pero ver su enorme vientre frente a ella era más impactante, no porque nunca hubiese visto a mujeres embarazadas pero se trataba de su mejor amiga y eso lo hacía más impresionante y maravilloso.

Chris avanzó hacia ella a paso algo lento y de pronto apareció como un espectro, Richard, su esposo para ayudarle a avanzar.

Axel corrió hacia ellos y los abrazó con fuerza.

- ¡Por Dios! Pero mira esa barriga, te ves hermosa -Axel acarició el enorme vientre de su mejor amiga-. ¿Qué están haciendo aquí? -fue lo primero que acertó a preguntar.

- ¿Acaso creías que los dejaríamos pasar solos estas fechas? - Richard volvió a abrazarla y le susurró al oído-. Gracias por estar aquí, se iba a volver loco sin ti.

Axel se rio. Ella también se volvería loca si no estaba junto a él un solo día más.

- Díganme que no estoy teniendo alucinaciones...

Claire se hizo presente en la sala de estar en compañía de su esposo, la madre de Richard y Dom y Jake, el adolescente del que Dominic se encargaba de cuidar.

Los cuatro sonreían ampliamente al verla.

- Ya no preguntaré más qué están haciendo aquí -corrió a abrazarlos a todos, incluso al tímido joven.

- Mi vida, esto es mucho mejor que lo que nosotros teníamos planeado -Claire acarició sus mejillas heladas y mojadas por las lágrimas.

- ¿De qué estás hablando?

Sintió los brazos de Dominic rodearla por la espalda y sintió como su piel se erizaba bajos sus dos abrigos.

Como había extrañado eso.

- Estábamos preparando la cena para ir a tu casa, tu madre me llamó para desearme feliz navidad y dijo que está enferma y no podría venir -Dom apoyó su barbilla sobre su hombro y regaló una mirada inocente-, así que ninguno de nosotros iba a permitir que pasarás esta noche ni ninguna otra, tú sola.

Axel sonrió con algo de tristeza. Su madre también la había llamado horas atrás para informarle que efectivamente había pillado un resfriado y se quedaría en Perth para no agravar su situación.

- Yo llegué primero -le susurró ella, apoyando su cabeza con la de él.

- Tu siempre, mi amor y por eso te amo mucho más.

- Ya lo sé -respondió lo mismo que él le había dicho minutos atrás.

- La comida pronto estará lista -la madre de Dom le palmoteó la espalda con delicadeza -. ¿Quién quiere celebrar con un poco de vino? ¡Tú no, Jake! -advirtió de inmediato.

- ¿Acaso yo he pedido algo? Pues no -se quejó el joven, siguiendo a la señora Bryce.

Axel y todos los presentes se rieron en voz muy alta.

- Se están llevando mejor, te lo aseguro -Dom la abrazó nuevamente por la espalda y Axel se dio l vuelta para verlo a la cara. Necesitaba verlo.

- ¿Podemos hablar un momento?

Una ligera sombra de temor se asomó por la mirada de Dom pero se recompuso casi de inmediato.

- Ven conmigo.

Ambos se alejaron ante las miradas de todos los presentes en el lugar.

Dominic la guió por un largo pasillo de madera el cual crujía un poco bajo sus pasos pero le restó importancia al ver los cuadros y fotografías que habían colgadas en las paredes.

¿De dónde rayos Dominic había sacado fotografías de cuando era una niña apenas?

- Dom... Estás foto...

- Tu madre me las ha facilitado. Este es nuestro hogar, por supuesto que deben haber fotografía tuyas y de mí.

- ¿Y dónde están las tuyas? -no había ni una sola de él.

- Sé que piensas que soy egocéntrico pero no quería poner nada mío en esta casa hasta que su dueña llegara.

Dominic no había hecho gran cosa pero para Axel eso significó mucho. Eso significaba que él estaba realmente comprometido con ella y con sus palabras de tantos meses atrás.

No se dispuso a ver que más había en la casa sino que su mente estaba en dónde terminaba ese pasillo y a dónde la llevaba Dom.

Abrió una de las puertas y de inmediato la alentó para que ingresara.

La poca luz que brindaba una lampara que había en la estancia le hizo saber que se trataba de una habitación y una muy grande.

¿Como era posible? Desde afuera esa casa se veía diminuta.

Sin siquiera reparar en ello, su mirada fue directo a la cama que se veía demasiado cómoda y cuando volvió a ver a Dom, este la estaba viendo a ella con una enorme sonrisa dibujada en los labios.

- Esta es nuestra habitación -Dom acarició sus hombros por encima de la ropa.

- Me encanta -se alzó en puntillas para besarlo nuevamente. Ya estaba echando de menos sus labios.

- Axel, estoy intentando ser decente, por favor... No me la pongas difícil -murmuró, apenas des pegando los labios de los suyos.

- No quiero que seas decente..Pero tienes razón, tendremos todo el tiempo del mundo para todo lo demás -ambos se sentaron sobre la cama y Dominic comenzó a juguetear con su feo abrigo de Bambi navideño-. Cielo... sé que estamos iniciando nuestra relación nuevamente y... Diablos, ya ni sé que estoy diciendo -cerró los ojos para concentrarse en sus propias palabras -. Lo que quiero decir es que creo comprender el por qué del fallo de nuestra relación hace seis años. Nosotros no estábamos listos para esto, ambos teníamos tanto en que madurar, aprender a confiar en alguien más que en nosotros mismos pero teníamos hacerlo por caminos distintos. El hombre que eres ahora, este hombre que ayuda a un joven que no tiene a nadie en el mundo que crea en él mismo, el hombre que está al lado de su familia bajo cualquier situación, el hombre que sabe tolerar y respeta a un montón de ancianos acechando su casa por no tenerla decorada y un sin fin de cosas más que sé que voy a descubrir; estoy segura que si yo hubiese estado a tu lado en ese instante, probablemente no lo hubieses logrado, aunque me duela aceptarlo y te juro que no puedo estar más orgullosa de ti, de quien eres. Por mi parte, te puedo decir que daré cada día lo mejor de mi por esto, por nuestra familia de dos y de más agregados. No te prometo que todos los días serán buenos pero no me voy a rendir nunca más.

Dominic se quedó callado por un largo periodo por lo cual Axel presentía que tal vez no se había expresado de la manera correcta pero luego de verlo limpiarse un par de lágrimas que había derramado por fin habló.

- Axel Rose -dijo su nombre de forma pausada y con tanto amor que su corazón se volvería loco -. No te voy a negar que echo de menos a la chiquilla ingenua que conocí y de la cual me enamoré perdidamente pero creo que perdería por completo la razón si no volviera al lado de esta mujer maravillosa, talentosa, fuerte y segura de si misma que eres ahora. Comprendo tantas cosas ahora que estoy seguro que en pasado jamás hubiese logrado hacer y si, necesitábamos de nuestros tiempo para crecer como personas de bien, para volver a vivir pero no quiero nunca más estar un solo día sin ti. Me dedicaré en cuerpo y alma para hacerte feliz y recuperar todo el tiempo perdido. Te lo juro.

- Te amo tanto. No me voy a cansar nunca de decírtelo.

- Ven acá.

Dom se rio, la agarró de la mano y la hizo acostarse en la cama, quedando él encima de ella.

- ¿Eres consciente de que hay media docena de personas afuera de estas cuatro paredes? - Dom acarició su mandíbula con la yema del dedo índice y bajo por su clavícula. Su cuerpo entero reaccionó satisfactoriamente.

- Ellos pueden esperar un poco, yo no -mordió levemente el dedo que Dom pasó por su boca y él de inmediato respondió.

- Dios, Axel.

Dom se inclinó y la besó, logrando de esa manera que la llama de deseo empezara a agrandarse dentro de ella.

Lo había extrañado muchísimo a él pero debía aceptar que también había echado de menos el contacto físico.

Como andaba botas, un vaquero bien entallado y dos abrigo, para Dom fue un trabajo bastante difícil de deshacerse de cada prenda por lo tanto solamente había quedado con el pantalón puesto pero la parte superior de su cuerpo estaba completamente desnuda.

-Eres hermosa - murmuró Dom con voz temblorosa-. Esto es como un sueño -añadió, acariciándole el cuello -. He soñado tantas veces con este momento, que podría estar soñando, perfectamente.

Axel le quitó la camisa y acarició su abdomen con suavidad.

- Soy real, Dom, muy real.

Dominic acarició sus pechos con tanta lentitud que la excitación y el frío hicieron de las suyas con sus pezones.
Axel lo abrazó por el cuello y atrajo su cuerpo para que se amoldara al de ella.

Estaba por quitar el pantalón, cuando varios golpes en la puerta sacó a ambos de la burbuja en la que se habían introducido.

- ¡Salgan de allí! ¡LA CENA ESTÁ LISTA!

Maldijo en voz baja luego de recuperar se del susto que se llevó.

- ¡RICHARD, MALDITA SEA! ¡LARGO DE AQUÍ! -gritó Dom, ayudandola a ponerse de pie.

Escucharon risas del otro lado como respuesta.

- Como en los viejos tiempos -se burló ella, colocándose toda la ropa de nuevo.

- Es una de las tantas cosas que no extraño para nada... Vamos a cenar y despedimos a los intrusos.

- No seas cruel... Vamos, la cena está lista -Axel le extendió la mano pero Dominic estaba pendiente del abrigo de Bambi que ella dejó tirado en la cama.

- Te faltó ponerte esta belleza -se burló él, ofreciendolo de regreso su dueña.

- No lo quiero de vuelta, te lo regalo.

Dom se rio de su expresión y se colocó el abrigo con rapidez.

- Es caliente y todavía no has visto la mejor parte -Dom rebuscó algo en la parte posterior del feo abrigo y en un segundo todo el venadito estaba iluminado por pequeñas lucecitas de colores.

- ¡Oh por Dios! Es peor de lo que creía -no pudo evitar reirse a carcajadas al ver lo soso que se veía -. ¿Cómo sabías que esa cosa se encendía?

Se encaminaron tomados de la mano de regreso hasta la sala donde estaban sus invitados, una vez que recuperaron el control de la situación.

- Tu amiga Perrie Park andaba uno de estos modelitos hace un par de días y parecía orgullosa de mostra a todos como se veía.

- Ella está loca -comentó en voz baja.

En cuanto vieron a Dominic aparecer con su nuevo abrigo, las burlas no se hicieron esperar por parte de Richard y Jake pero lejos de molestarse, él les seguía el juego.

Mientras comían en la sala, sentados en el suelo, charlaban muy amenamente como si nunca se hubiesen dejado de ver en tanto tiempo, hacían bromas acerca de todo y nadie se tomaba nada a pecho. Incluso hablaron del pasado ya que Jake tenía curiosidad por saber cómo se conocieron y logró hablar del tema sin sentir dolor o enojo.

Mientras Dominic y Richard ayudaban a Claire y su madre con los postres, Axel charló con Chris acerca de su fecha de parto y esta le dijo que tenía programada la cesaria para dentro de una semana.

- El postre ha llegado damas y caballeros -Richard apareció en la sala con un par de bandejas en ambas manos y repletas de bocadillos.

Axel sonrió al ver a su mejor amigo tan recuperado y lleno de vitalidad.

Su mente y sua recuerdos la llevaron de regreso al día que conoció a Richard.

De los dos Bryce, Richard, siempre fue el más amistoso, ayudandola y apoyandola sin siquiera conocerla. Siempre poniendo a sus familiares y amigos por delante de él. Era un hombre compasivo con un corazón que valía su peso en oro. Así era él.

- Oh, que delicia -Christina se chupó los dedos y lr ofreció un tierno beso a su esposo.

La señora Christina King, esa mujer brillaba donde fuese, su personalidad burbujeante en más de una ocasión le provocó celos y envidia. Ella deseaba ser igual de positiva que su amiga pero admiraba tanto a esa mujer, por su fortaleza y su coraje a la hora de luchar por su amor.

- ¿Está todo bien, cariño? -Dom se acercó a ella y le ofreció una copa con vino blanco.

- Gracias. Ahora que estamos juntos, todo es perfecto.

Aunque al principio eran algo frío y distante, Dominic eran el más puro de los dos hermanos. Su coraza fue cayendo frente a ella y pudo ver a un hombre que deseaba amar y ser amado nuevamente. Gracias a él, Axel pudo experimentar lo que era el amor verdadero y todo lo que este acarreaba y nunca más se iba a arrepentir de haber seguido a Isabella ese día, de haberlo desafiado en todo lo que pudo porque de esa manera conoció quien era realmente.

Dom la besó en la frente y Axel puso la mano sobre su pecho y pudo sentir el palpitar de su corazón y en ese intante decidió que ese iba a ser su sonido preferido de ahora en adelante. Además del de su voz.

Fin.

Agradezco a todos y cada uno de ustedes por estar todo este tiempo a mi lado y regresar a el cada vez que me iba.
Lo dije y lo seguiré diciendo, son las mejores.

Acá termina esta historia de la cual me costó un mundo entero desprenderme pero pronto continuaré con mis próximos proyectos y agradeceré enormemente si me acompañan en este nuevo viaje.

Datos curiosos:

1- A como dije en la primera parte, esta segunda parte nunca existió en el borrador original de la novela pero sentí que Axel merecía un destino mejor.

2- La idea principal de toda la novela surgió de una canción del grupo La oreja de Van Gogh llamada "Inmortal" en una de las frases que dice "Que corto fue el amor y que largo el olvido"

3- Josh no iba a morir, simplemente aceptaba que había perdido a Axel pero quería hacer las de George R. R. Martin y maté a un personaje que quería.

4- Lo que tenía planeado para Axel casi para el final de la novela lo reciclé y lo utilicé para un personaje de mi siguiente novela.

5- Esta es la única novela a la que me ha costado escribir un final y publicarlo, no porque no lo tuviese listo sino porque no me sentía lista para dejarlo ir.

6- Este es el capitulo más largo de todas mis novelas con 7608 palabras exactamente que equivalen a casi tres capítulos normales

7/ En el multimedia hay unos avatares de Axel que hicieron para las dos novelas y retrata la diferencia entre la Axel de una novela a la otra. Me encantó. 😍

Si leyeron hasta acá, muchas gracias nuevamente y las quiero muchísimo. ♥♥


Si disfrutaron al menos de un capítulo de esta novela, por favor, compartan, sería de gran ayuda para mi.

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