Capítulo 9
Dominic necesitaba dormir, pero no podía ya que no dejaba de pensar en Axel desde la mañana -en realidad desde que la volvió a ver después de todo ese tiempo-, sabía que ella había continuado su vida al igual que él lo había hecho, pero saber que se iba a casar fue demasiado para él y verla abrazar con mucho cariño a ese hombre en el estacionamiento del hospital le caló en lo más profundo y no comprendía porqué.
Sabía que no merecía que él estuviera gastando su tiempo y energías pensando en ella y en lo que hacía, pero él no podía gobernar sobre su mente en ese momento y solo deseaba irse de ese lugar, a pesar de que encontraba a si mismo buscando motivo tras motivo para no hacerlo.
Richard no había aceptado recibir la terapia física en el hospital en el que Dominic le había dicho, el muy obstinado quería quedarse en ese lugar y él sabía a qué se debía eso y Christina, lejos de ayudar a la causa, se puso de parte de su novio.
- Dom, nos quedaremos -le había dicho su cuñada-. Si quieres irte, de acuerdo, no hay nada que te obligue a quedarte, pero la boda de nuestra amiga es en dos semanas y la verdad no sería bueno para Richard estar de un lugar a otro en este instante.
En eso coincidía con ella, pero saber que faltaba tan poco para que Axel se casara le hizo sentir una agonía inexplicable, a tal punto que le costaba respirar y Elsa estaba empezando a notarlo. Justo esa mañana, luego de ver a Axel marcharse del hospital en su auto, con el que debía ser su prometido, Elsa notó algo extraño en él.
- Dime la verdad, Dominic. ¿Qué está ocurriendo contigo? No eres el mismo desde que estamos en este lugar. ¿Esa mujer te sigue afectando? ¿Todavía sientes algo por ella?
Dominic no pudo responder a ninguna de sus preguntas porque realmente no tenía ni idea de que era lo que estaba sintiendo exactamente. Quería a Elsa, ella había vuelto a ser todo lo que había sido en el pasado, era nuevamente la mujer de la que él se había enamorado perdidamente tantos años atrás, pero el ver a Axel, la mujer que creyó era el amor de su vida y con la que solo por un par de meses fue inmensamente feliz, le hacía dudar de todo lo que creía hasta entonces.
- Ya basta Dominic, eres un hombre lo suficientemente grande como para estar en estás estupideces -se regañó a sí mismo. Se levantó de la cama y vio a su móvil, eran las once de la noche y él estaba sin poder pegar un solo ojo.
Se dirigió hasta la cocina y sacó la botella de vino que tenía descorchada en la nevera.
- Axelle Rose Alwood, definitivamente eres mi maldición -murmuró luego de su quinta copa-. Te vas a casar y vas a ser feliz, ¿y yo qué tengo? Me dejaste sin nada.
Escuchó la puerta de la habitación abrirse y supuso que debía ser Elsa. Esta lo observó con detenimiento desde la puerta de la entrada y negó con la cabeza.
- Hola, linda -le saludó él. Estaba algo ebrio y lo notaba por la forma en la que arrastraba las palabras y su cuerpo estaba relajado.
- Hola -Elsa respondió al saludo. Se acercó hasta donde él estaba y se sirvió una copa con lo último que quedaba del vino-. ¿Qué estamos celebrando?
- Que ya dieron de alta a Christina. Que Richard es un terco, imbécil -Dom alzó la copa y brindó con la mujer.
Elsa permaneció en silencio por varios segundos, pero no le apartó la mirada de encima. Parecía dudosa, pero se fue relajando poco a poco.
- Debo regresar mañana a casa, el trabajo me llama -le informó, luego de beberse todo el contenido de la copa de un solo trago-. ¿Irás más tarde al hospital?
Dom asintió con la cabeza y Elsa resopló con frustración. Sabía a qué se debía eso, pero Dom no quería abarcar el tema, aunque sabía que era inevitable.
- Dime lo que te preocupa —se levantó de la silla y se dirigió hasta el refrigerador para tomar otra botella de vino. La necesitaba con urgencia.
- Temo que ver a esa mujer te esté afectando más de lo conveniente, en realidad creo que ya estás afectado por ella nuevamente -la rubia se llenó la copa nuevamente y repitió el procedimiento anterior.
- Debes de dejar de preocuparte por eso. Ni ella, ni nada de lo que haga me afectan -Dom sentó sobre sus regazos a Elsa, quien lo abrazó por el cuello.
- ¿Ni siquiera el hecho de que se va a casar? -Elsa tomó esta vez directo de la botella–. Vi como reaccionaste en el supermercado cuando ella se encontró con sus suegros.
- Ni siquiera eso -Dom le quitó la botella y tomó un largo trago del líquido, estaba mareado y la visión era muy dudosa, pero necesitaba beber para aplacar los latidos desenfrenados de su corazón. No quiera lastimar a Elsa, así que no podía, ni debía admitir que se sentía destrozado por dentro, que nuevamente estaba sufriendo de insomnio debido a que no podía dejar de pensar en ella.
- Ojalá alguien arruinase toda su felicidad a como ella lo hizo contigo.
Dom estaba ebrio, pero Elsa estaba más que él, ya que por lo general no bebía y sus balbuceos eran algo incoherente.
Arruinar la felicidad de Axel. Sonaba tentador, pero él no era el tipo de persona que hacía esas cosas.
- Merece ser infeliz... merece sufrir...
Elsa cayó inconsciente en su hombro y un leve susurro salió de sus labios.
...Mereces...vengarte.
Dom no fue del todo consciente si lo que Elsa había dicho era solo producto del alcohol en su sangre o realmente lo pensaba.
"Mereces vengarte"
Por varios años deseo hacer eso mismo, vengarse, pero con el paso del tiempo se dijo a si mismo que no valía la pena si ya nunca más la volvería a ver. Pero ahora estaban los dos en esa diminuta ciudad, en donde no podía dar más de cinco pasos sin tener que verla en algún lado, ella estaba a punto de formalizar su relación y parecía tan ajena a la Axel que lo había herido años atrás, eso le hacía sentir como un imbécil.
A como pudo, Dom llevó a Elsa a la cama y se dirigió hasta la cocina para continuar con su debate interno.
- ¿Vengarme de ti, Axel? -le preguntó a la silla desocupada que tenía justo frente a él-. ¿Podría ser capaz de algo como eso?
No podía creer que estuviese pensando siquiera en esa estúpida idea, era algo ridículo e infantil, pero necesitaba estar cerca de ella, a como diera lugar, lo necesitaba casi tanto como respirar y esa podría ser una buena excusa para darse a sí mismo cuando los niveles de alcohol bajaran y se viera todos los días rogando toparse con ella por los pasillos del hospital cada vez que llegaba.
Un suave golpe en la puerta de su habitación interrumpió sus pensamientos y se dirigió con pasos torpes para ver quien rayos era a esas horas.
Su madre no podría ser ya que estaba medicada para poder dormir algo.
Abrió y sonrió al ver a la chica rubia de cabellos cortos y malhumorada que se encontraba apoyada en el marco de la puerta.
- Cu-ña-di-ta -susurró. La hizo pasar de inmediato. Chris observó en todas las direcciones posibles y Dom supo a quien buscaba.
- Ella está dormida -informó, tomando camino hasta donde había dejado la bebida-. ¿Quieres beber conmigo? -ofreció cuando Christina se sentó en la silla vacía frente a él. La mujer solo negó con la cabeza –Cierto, estás tomando medicamentos.
No decía nada, solo lo observaba beber y Dom empezó a sentirse incómodo.
— ¿Cómo sigues con tu recuperación? —preguntó entonces, cansado del escrutinio.
— Estaría mejor si Richard estuviera aquí conmigo —la expresión de Chris cambió radicalmente ante la mención del nombre de su amado.
— Estaría en casa si no fuese tan idiota y los dos estarían juntos —le recordó Dom, acusando con su índice a la que creía que era su cuñada. No veía con tanta claridad.
— ¿Por qué estás bebiendo? Creí que habías dejado eso en el pasado —Chris cambió el tema y Dom maldijo en voz baja.
— Creí haber dejado muchas cosas en el pasado, pero al parecer no es así —meditó casi para sí mismo.
Chris le tomó las manos y estaba hirviendo. O quizá él estaba demasiado frío.
— Dominic... ¿Qué te está pasando? Llevas días con un humor de los mil demonios y ahora te da por estar bebiendo. ¿Es por Axel?
Dom cortó el contacto con su cuñada y se puso de pie con mucho esfuerzo. Tropezó, y la botella que llevaba en manos cayó al suelo, quebrándose en decenas de pedazos e incrustando unos cuantos en las palmas de sus manos.
No sintió dolor alguno ni siquiera molestia cuando sacó los vidrios de sus palmas, porque estaba furioso, con Chris, con Richard, con Axel y con él mismo así que lanzó maldiciones a todo el mundo.
— Dom, rayos. Vamos al hospital —Chris se agachó junto a él y apartó los vidrios quebrados.
— No quiero ir a ningún lado. No quiero que menciones más su nombre delante de mí, por favor —suplicó él, dejándose caer al suelo mientras las sangre salía de las palmas de sus manos.
— Axel, así se llama Dom, no puedes seguir pretendiendo que no existe y menos si ambos se encuentran nuevamente en el mismo lugar.
— No creí que siguiera doliendo de esta manera, no al menos después de tantos años —Dom dejó que sus emociones le ganaran y lloró hasta que se sintió relajado mientras su cuñada lo consolaba con palabras de aliento.
Llevaba más de tres años de no llorar por causa de ella y menos en presencia de alguien más, pero lo necesitaba porque si no se volvería loco.
—Dom, aún la amas, eso es lógico que te sientas de esa manera. Lamento haberte dicho lo del prometido y la boda... Fue algo estúpido y te está causando un dolor incensario...
— ¿Qué derecho cree que tiene para casarse? ¿Por qué cree que puede ser feliz cuando yo siento que me estoy muriendo por dentro por su causa? —sabía que el que estaba hablando por él era el alcohol, pero se sentía bien decir lo que pensaba en voz alta – ¿Por qué mi corazón sigue latiendo de esta forma cuando ella está cerca? ¿Por qué soy tan imbécil?
— Tu sabes lo que pienso con respecto a eso —Chris endureció el tono de su voz y lo vio con enojo—. Tú mismo causaste todo esto que estás sintiendo, tú mismo causaste que Axel se marchara y decidiera rehacer su vida en otro lugar. ¿Qué pretendías, Dom? ¿Qué te esperara hasta que tú decidieras abrir los ojos y te dieras cuenta del error que cometiste? ¡Ni siquiera le diste la oportunidad de que te explicara lo ocurrido!
Dom sonrió sin alegría alguna y negó con la cabeza. No había excusa para lo que ella había hecho.
— Si tan inocente era, ¿por qué huyó a la primera oportunidad que tuvo? —gritó, haciendo que Chris pegara un brinco debido al susto.
Chris se mordió el labio inferior y suspiró con frustración.
— Eso no me corresponde a mi decirlo. Habla con ella y pregúntale. Ya ninguno de los dos son niños ni adolescentes, son un par de adultos que pueden resolver sus diferencias sin tanto lío.
Dom se levantó del suelo y se limpió las lágrimas. Se encaminó hasta la nevera para tomar otra botella de vino.
¿Hablar con Axel? Eso parecía más peligroso que dejar una granada en manos de un niño pequeño.
— Dom, deja de actuar como un idiota, deja ese vino —Chris le quitó la botella de las manos y Dominic no luchó por quitársela.
—Ella... Ella no va a casarse... No si depende de mí... Ella no va a ser feliz si yo no lo soy —todos los objetos a su alrededor daban vueltas y una acidez le subió hasta la garganta. Sabía lo que se aproximaba. Con pasos torpes llegó hasta el basurero y sintió que se le iba el alma.
Luego de eso sintió su cuerpo más liviano y se dejó caer junto a la puerta del baño. Estaba agotado.
— Eso te pasa por decir estupideces —se burló su cuñada, cruzándose de brazos—. ¿Realmente crees que tú vas a impedir que Axel se case? —había cierto humor en sus palabras, por lo cual, Dominic se molestó.
— ¿Me quieres probar, Christina King?
Chris alzó ambas cejas y sonrió.
— Axel es muy lista como para caer en eso, Dominic Bryce. Además, Ella ama a su novio, créeme —Chris le dio la espalda y se dirigió hasta la puerta de la habitación—. Casi olvido razón por la que había venido, Richard quiere que te vayas a casa, no quiere que estés aquí si lo vas a estar fastidiando. Buenas noches, ve a bañarte porque apestas y trata de dormir un poco.
Chris salió de la habitación y Dom volvió a quedar solo con sus pensamientos medios coherentes.
Axel era lista, Axel amaba a su estúpido novio.
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