Capítulo 46
¡Lo he conseguido! Logré sacar el capítulo finalmente. Me siento toda una campeona.
Espero lo disfruten y muchas gracias por seguir hasta acá conmigo a pesar de mi ausencia en estos días.
¿Qué estaba haciendo Dominic en casa de Josh?
Ambos se veían sin decir palabra alguna y era notoria la sorpresa de los dos ante esa situación.
- ¿Dominic, qué haces aquí? –fue ella quien rompió el silencio. Se cruzó de brazos sobre el pecho ya que estaba haciendo frío afuera y la delgada tela del pijama no era de gran ayuda y las partes sensibles de su cuerpo lo estaban empezando a notar.
- El hombre de seguridad que contraté para ti, te ha seguido hasta esta casa –Dom cerró los ojos. Se veía realmente agotado y se sintió muy mal porque sabía que ella era probablemente la causante de su agotamiento.
¿Cómo demonios se había olvidado de ese hombre?
Recordó el día anterior que se sintió observada por alguien desde un auto y pensó que se debía tratar de Elsa y se había equivocado. Era el sujeto de la seguridad que se suponía estaba cuidando de ella.
- Necesitamos hablar, Axel –dijo entonces, sacándola de sus pensamientos.
Estaba temblando debido a la ansiedad pero, no debía olvidar porque estaba en ese lugar a pesar de estar sorprendida por la llegada de Dom, así que retomó su postura.
- Creí que fui clara contigo ayer, Dominic...
- No, nada está claro para mí –Dom intentó acercase más pero ella lo detuvo al instante, poniendo una mano sobre su pecho –. Axel, tu solo te marchaste así sin más. ¿Qué ocurre mi amor? – la voz se quebró al final de la frase.
Axel tomó aire en repetidas ocasiones y se sostuvo con más fuerza de la puerta. Trató, sin ningún éxito controlar las lágrimas y frunció los labios para no gritar, presa de la frustración.
No se encontraba con el valor de seguir mintiendo, era doloroso tanto para ella como para él. Tal vez había llegado demasiado lejos con los chantajes de Elsa.
Antes de abrir la boca y decir cualquier cosa, escuchó la voz de Josh detrás de ella.
- ¿Está todo bien, cielo? –sintió sus manos rodearla por la cintura y abrazarla por la espalda. Brincó debido al susto ya que no se lo esperaba–. Oh, señor Bryce, no sabía que estaba de regreso en el pueblo ¿se le ofrece algo? –Josh observó con detenimiento a Dom, quien lo veía con absoluta sorpresa. Incluso se había puesto pálido.
- Fiscal Park – susurró Dominic, sin apartar la mirada de Josh en esta ocasión –. ¿Usted vive aquí?
- Así es –Josh le sonrió sin problema alguno y Axel le golpeó una costilla de forma discreta. Él simplemente volvió a sonreír y la abrazó con más fuerza –. Creo que no le he presentado a mi novia, pero claro, usted ya la conoce, es la mejor amiga de su hermano.
Axel no pudo evitar soltar una palabrota debido a esa situación tan incómoda y para nada normal por la que estaba pasando.
Sus dos ex, uno frente al otro.
- ¿Su novia? – preguntó Dominic, observándola a ella en esta ocasión, esperando respuesta de su parte. Había demasiada confusión en su mirada –. ¿Axel, de qué está hablando?
¿Qué podía decir ella que superara lo que Josh acababa de decir?
- Bueno, estamos dándonos una nueva oportunidad –intervino él al ver que ella no decía nada–. Recién estamos celebrando la reanudación nuestra relación.
- Josh, por favor... –Josh limpió las lágrimas que estaba derramando y besó su mejilla.
No quería seguir más con eso. No quería seguir lastimando. Ella sabía perfectamente cómo se sentía el ser herido y no deseaba que Dominic pasara por eso.
- Así que usted es el hombre que la engañó –Dom sonrió con tristeza mientras sus ojos se empañaban de lágrimas –. Axel, una vez creí lo que los demás decían por ti, no cometeré ese error nuevamente –a Dom no le importó que Josh la tuviese abrazada, él la tomó de las manos y se las llevó a los labios, depositando pequeños besos en ellas –. Dime que no es verdad, dime que no regresaste a su lado.
Sintió a Josh tensarse junto a ella.
No podía hablar, no podía mentir, no con Dom viéndola de esa manera.
"Por favor, vete. Da la vuelta y vete", le rogó internamente.
Estaba temblando y ambos hombres lo notaron.
- Axel, mi amor, debemos resolver el problema del que estuvimos hablando anoche –Josh volvió a intervenir y en esta ocasión la observó con más seriedad–. Recuerda que es importante y no puede esperar.
Comprendió muy bien a que se estaba refiriendo Josh y con algo más de valor se soltó del agarre de Dom, preparándose para continuar hiriéndolo.
- No tienes nada que hacer aquí, Dominic, por favor vete a casa y déjame en paz.
- No, no, no. Yo no puedo creerte, Axel, no después de todo... –Dom se acercó a ella nuevamente pero esta vez, Josh se lo impidió, lo cual provocó que ambos hombres se encararan por primera vez –. ¿Por qué, Axel?
- Creo que Axel ha sido muy claro con usted señor Bryce, por favor, retírese de mi casa –Josh utilizó el mismo tono que solía usar cuando estaba en la corte, siguiendo algún caso. Era firme y duro.
- Ninguno de nosotros dos la merece pero yo voy a luchar hasta el final para que ella vuelva conmigo. No me voy a dar por vencido, Axel –dijo Dom, antes de dar media vuelta y dirigirse a la salida.
Axel dio un paso adelante para seguirle pero Josh la tomó de la mano y negó con la cabeza en repetidas ocasiones. Fue él quien cerró la puerta y fue entonces cuando Axel dejó que todo el peso de esa situación le cayera encima.
Deseaba gritar mucho debido a la frustración y agradeció que Josh la soltara antes de que ella se lo pidiera.
Quería estar molesta con él por las mentiras que había dicho frente a Dominic pero, sabía que de no ser por eso, Dom seguiría frente a la puerta de la casa de Josh, pidiéndole explicación tras explicación.
Se sentía derrotada, en todos los sentidos posibles. Elsa la estaba acabando, justo como lo prometió y ella no sabía por dónde dar inicio para hacerle pagar por todo.
Josh, quien le dio espacio para que pudiera desahogarse a sus anchas volvió a hacer acto de presencia en el salón, con una bandeja repleta de comida.
- Necesitas comer –Josh se sentó en el sofá que estaba situado frente al de ella y no apartó la mirada de ella.
Se limpió las lágrimas, en un intento inútil ya que prontamente fueron reemplazadas por otras.
- Gracias – dijo antes que nada. Tomó la taza con café y el primer sorbo le quemó la lengua –. Y gracias por lo de hace rato, yo no sé ni cómo...
- Déjalo allí, Axel... Además, no lo hice con una buena intención – ahí estaba otra vez, la maldita honestidad de Josh hablando por él.
- Si no supieras que deseaba que se fuera, sé que jamás hubieses dicho todo eso –le contradijo ella de todas formas.
- Así que era el hermano de Richard –comentó, después de un momento de silencio –. No lo sospeché, ni siquiera por un segundo hasta hace unos cuantos días atrás pero, me dije a mi mismo que debía estar en un error. ¿Por qué nunca me lo dijiste? –por el tono de su voz, no parecía estar recriminándole nada, sino más bien parecía tener curiosidad.
- Porque no quería que cada vez que se mencionara a Richard, tanto tú como yo nos sintiéramos incomodos al saber que su hermana se había comportado como un imbécil conmigo. Además, ¿qué sentido tenía decirlo? Nada cambiaba las cosas.
- Y ahora estás con él nuevamente...
- Estaba – le corrigió ella.
- Hasta que todo esto acabe o no puedas mentirle más.
- Eso no es asunto tuyo.
Mientras discutían ambos comían, sin apartar la mirada del otro.
En muchas ocasiones había discutido con Josh y sabía que él no era de dar su brazo a torcer al igual que ella y ya tenía cierta idea de lo que se avecinaba si continuaba por ese camino.
Una cosa era que se sintiera muy mal por el hecho de estar lastimando a Dom pero sus sentimientos seguían siendo igual de contradictorios que una semana atrás. Su corazón latía igual de desembocado tanto por Dom como por Josh, se sentía en peligro – sentimentalmente hablando – con los dos. Los quería a los dos pero no podía tener a ninguno.
- Tengo curiosidad de una cosa – continuó Josh, ajeno a su debate interno.
- Demonios, creí que la gente curiosa solamente vivía en Perth –se quejó.
- Si nos hubiésemos casado dos meses atrás, ¿qué crees que hubiese pasado con Dominic Bryce?
En su momento ella se preguntó lo mismo. ¿Qué hubiese pasado si...?
- No lo sé y creo que nunca lo sabremos ya –se encogió de hombros, ocultando el dolor que conllevaban esas palabras.
- ¿Crees que me habrías engañado con él?
Axel dejó a un lado el tocino para dirigirse hasta el plato donde estaban las tostadas con aguacate. No quería ver a los ojos a Josh, bajo ningún concepto. No quería ver el dolor reflejado en sus ojos al pronunciar esas palabras. Él la conocía muy bien y sabía de lo que era capaz y de lo que no.
- Si te hace sentir mejor, creo que si te habría engañado con Dominic –admitió. Se llenó la boca con comida para de esa manera evitar pensar en otra cosa que no fuese masticar bien para no morir atragantada.
La carcajada que soltó Josh la hizo cerrar los ojos con fuerza y las lágrimas acumuladas en sus ojos salieron disparadas.
- Sí que soy un imbécil –Josh se acercó a ella y se sentó a sus pies –. ¿Cómo me pude equivocar tanto, Axel? ¿Cómo fui capaz de engañarte? Yo te amo tanto y hay momentos en el día en el que siento que no podré sobrevivir si tú no estás a mi lado.
Axel acarició con la yema de los dedos el cabello algo crecido de Josh y se quedó sin palabras.
No es que no tuviera nada que decir, al contrario, tenía demasiado que decir pero no sabía siquiera por dónde empezar.
Tal vez debía iniciar por el meollo del asunto.
- Josh, mírame a los ojos y dime la verdad –Josh se giró hasta quedar frente a ella –. ¿Qué hice mal para que sintieras la necesidad llegar hasta el punto que lo hiciste con una de nuestras amigas?
Josh se levantó del suelo y se sentó junto a ella y la tomó de las manos.
- Axel, tu no hiciste nada malo, eso te lo juro –dijo el hombre con convicción –. Fui yo quien falló, fue mi propia inseguridad la que hizo que te perdiera y la que lastimó nuevamente. y lo siento tanto, siento haberte herido cuando te juré que nunca lo haría.
- ¿Tu inseguridad? ¿Acaso no estabas seguro de querer casarte conmigo? –era la primer vez que le escuchaba decir algo como eso y eso le dolía realmente.
- No, no malinterpretes lo que estoy diciendo – Josh acarició su rostro con suavidad, dibujando una línea invisible por todo su contorno –. Tú eras todo lo que yo deseaba para mi futuro, eras la mujer perfecta, la única que compaginaba conmigo pero, conforme más se iba acercando la fecha de la boda más sentía temor a todo. Temía no ser lo suficientemente bueno para ti, temía que en algún momento, mientras te dirigieras al altar te dieras cuenta de que realmente no me amabas y me dejaras. Amanda se fue dando cuenta de mi estado y trató de convencerme que solo eran nervios, algo muy normal en ambas caras de la moneda y ese maldito día bebimos más de la cuenta y pues pasó lo que tu viste...
Axel reprimió un sollozo cuando su frente chocó junto a la de Josh y su llanto se mezcló con el de él.
- Las cosas pudieron ser tan distintas entre nosotros –dijo ella, en una extraña mezcla de furia y melancolía.
- Lo sé, mi vida, lo sé y lo siento. Siento mucho no ser lo que esperabas que fuera –sus narices pegaron una con la otra y cerró los ojos de forma involuntaria –. Te conozco y sé que no regresaras a mi lado pero, necesito saber que me perdonas, mi amor, por favor perdóname – Josh acunó su rostro entre sus manos y besó su nariz.
Aunque más adelante se odiara a sí misma por lo que estaba a punto de hacer no pudo ni quiso evitar que sus labios se unieran a los de Josh, primero con algo de torpeza debido a que lo tomó por sorpresa pero prontamente se fue profundizando e ignoró el estremecimiento que le recorrió todo el cuerpo al reconocer a Josh. Había olvidado como sus besos siempre la habían sacudido y le hacían hasta olvidar su nombre.
Josh la agarró por la cintura e hizo que la delicada tela de la camisa de pijama se alzara, dejando la piel desnuda hasta la altura del abdomen.
"Debes parar", le gritó su sentido común.
Y como si de una conspiración se tratase, el timbre de la cocina resonó por todos lados, cosa que los hizo acabar con el beso que en cuestión de segundos se estaba convirtiendo en algo más.
- Maldición, Maddox.
Aprovechó que Josh se levantó del sofá y corrió a la cocina para ella salir corriendo en la dirección opuesta.
Necesitaba distancia de él, de su boca, de su mirada, de sus palabras. Necesitaba alejarse de todo.
Se encerró en la habitación en la que había dormido y decidió que había llegado la hora de marcharse de esa casa. No iba a soportar la presencia de Josh en ese momento.
Se dio una ducha que logró despejar apenas un poco su mente.
¿Qué estaba pasando con ella?
En el tiempo que pasó con Dominic en Perth, en escasas ocasiones recordaba a Josh y ahora que estaba con Josh apenas si recordaba que Dominic estaba herido por su causa.
Cuando salió del baño, agradeció haberlo hecho con una toalla alrededor del cuerpo ya que Josh se encontraba sentado a la orilla de la cama, mientras examinaba los documentos que ella le había entregado a noche anterior.
Había una notoria tensión sexual entre ambos luego de ese beso pero se dijo a sí misma que debía dejar eso a un lado. No era ni el tiempo ni el momento adecuado para pensar en eso.
- ¿Qué sucede? –quiso saber, al verlo tan absorto en los papeles.
- Maddox ha traído el historial clínico de Elsa Headland y ahora comprendo muchas cosas sobre su forma de actuar. –Josh repasó de manera rápida su escasa ropa y le pasó los papeles a ella –. Tú entenderás mejor esto que yo.
Axel dedicó toda su atención al reporte clínico de Elsa y con forme más leía más se le helaba la sangre.
El caso de esa mujer era más complejo de lo que creía.
Su trastorno de personalidad –más específicamente, trastorno límite de la personalidad – le fue detectado en una edad muy temprana, a los once años.
Ese trastorno se caracterizaba porque las personas que lo sufren tienen una personalidad débil y cambiante, y dudan de todo, cosa que Elsa le demostró desde el instante que la conoció pero fue fácil de confundir debido a la antipatía que mostró por ella desde un inicio. Los momentos de calma pueden convertirse, al instante y sin previo aviso, en momentos de ira, ansiedad o desesperación. Esos individuos vivían sus emociones al máximo, y las relaciones amorosas solían ser intensas, pues por lo general idolatran a la otra persona hasta el extremo –como era el caso de ella con Dominic –.
Algunos de sus síntomas y de los que ella tenía conocimiento eran la ira intensa e incapacidad de controlarla, esfuerzos frenéticos por evitar el abandono, real o imaginario, alternancia entre extremos de idealización y devaluación en las relaciones interpersonales, autoimagen marcadamente inestable, y sentimientos crónicos de vacío.
Ahora comprendía mucho mejor por qué Elsa la vio como un peligro desde un principio, por qué sentía que ella le había robado todo lo que le pertenecía y por qué quería dañarla.
Según el informe, ella había recibido tratamiento por un tiempo, hasta que a los dieciocho años su madre se suicidó, fue entonces cuando dejó de asistir a sus sesiones de psicoterapia y no volvió por sus medicamentos. Simplemente desapareció.
¿Sabría Dominic todo eso acerca de Elsa?
- Me podrías explicar a qué va todo eso, por favor – le pidió Josh, haciendo que regresara a la realidad.
- En resumen, Elsa sufre de un trastorno que no solo me pone en peligro a mí, a ti, a Dominic o a cualquier otro, sino también a ella misma. A ella se le dificulta regular sus emociones y eso provoca cambios en su estado de ánimo e inestabilidad. En este momento ella está atravesando por una crisis de abandono real y simplemente no puede manejarlo y me ve a mí como el único intermedio que hay entre ella y Dominic – se sentó en la cama ya que sentía que las piernas le temblaban como fideos.
- ¿Cómo lograron diagnosticarle ese trastorno? Tal vez si hablamos con médico que llevo su caso, pueda ayudarnos a manejar la situación con mayor seguridad para ti y para ella. No estamos hablando de una loca resentida que quiere venganza sino de una persona que está enferma, eso cambia las cosas, Axel.
- No existe ninguna prueba en sí que logre diagnosticar el trastorno límite de la personalidad ya que no se basa en síntomas solamente. No puedo ni imaginar la cantidad de profesionales en la salud mental debieron evaluarla para llegar a ese diagnóstico. Solamente tenía once años cuando eso, era una niña.
- ¿Y qué hay del médico? Vive en Sídney, tal vez podamos ponernos en contacto con él.
- Josh... Elsa abandonó el tratamiento hace más de una década, no sabemos si el doctor continua en la ciudad, vamos, que ni siquiera sabemos si continua viviendo en el país.
- Eso es fácil de saber –Josh tomó su teléfono y marcó unos cuantos números y habló con Nena, una de las secretarias de la oficina por unos cuantos minutos, los cuales ella aprovechó para tomar algo de ropa e ir a vestirse al baño. Josh conocía cada milímetro de su cuerpo pero no quería continuar avivando esa llama que cada segundo se iba extendiendo.
- Empaca de nuevo tus cosas, nos vamos a Perth –le informó Josh, mientras daba vueltas por toda la habitación y Maddox intentaba clamarlo.
- ¿Qué ocurre? –Axel se puso frente a él y lo detuvo –. Detente, por favor.
- Ese médico que atendió a Elsa en Sídney fue despedido de su lugar de trabajo hace nueve años, las razones en el registro no son claras pero se marchó a Perth y comenzó a trabajar en la universidad en la que tú fuiste estudiante, en la época que estuviste allí. Justo ahora no se sabe de su paradero ya que terminó contrato un mes atrás –intentó explicar él mientras se masajeaba la sien.
- No comprendo...
- Lo que Park quiere decir es que, sospecha que ese médico ha estado en contacto todo este tiempo con Elsa, desde la época en que te drogaron a ti hasta el día de hoy. Él comprende el estado de ella y sabe cómo manejarla, ¿con qué propósito? No lo sabemos, aun, pero lo vamos a descubrir –continuó Maddox, tomando sus maletas y cerrándolas.
A Axel no le sonaba para nada el nombre de ese médico, había tenido una relación muy superficial con la mayoría de sus profesores de la universidad así que apenas recordaba a algunos cuantos pero, pensar que el hombre que estaba con Elsa pudo haber estado en el mismo lugar que ella le ponía los pelos en punta.
En ese momento se encontraba con un bloqueo mental horrible y apenas logró recordar el nombre de cinco de sus profesores en la universidad y colegio juntos por más que se forzaba a sí misma por prestar atención.
- Kevin –dijo después de un rato. Corrió hasta donde estaba cargando su móvil e ignoró las llamadas perdidas de Richard y demás personas y llamó al número que él mismo le había dado para que se comunicara por si tenía algún problema –. Kevin, él estudió en la misma universidad que yo, no el mismo grado ni la misma carrera pero puede que él si sepa quién es ese hombre –les dijo a los dos hombres que la veían como si se hubiese vuelto loca.
- ¿Kevin? –preguntó Maddox.
- Su ex prometido –le respondió Josh, cruzándose de brazos, en espera.
- Creí que tú eras su ex prometido –Maddox inclinó la cabeza hacia un lado, aun sin comprender la situación.
- Su primer novio.
- Oh, lo tengo. No me habías contado esa, Alwood – se quejó Maddox.
- ¡Cállense! –le gritó a los dos. Por fin el hombre contestó –. Kevin, soy yo, Axel –dijo sin siquiera saludar.
- Axel – murmuró Kevin, al parecer lo había despertado –. ¿Está todo bien? ¿Llegaste bien a casa? Por cierto, Bryce vino a buscarte como loco al hospital el día de ayer.
- Lamento si te desperté, pero realmente necesito de tu ayuda –le dio la espalda a Josh y a Maddox y se dirigió con su maleta menos pesada hasta el salón.
- Espera un segundo – escuchó un suspiro que no pertenecía precisamente a Kevin y se atragantó con la curiosidad –. ¿Qué necesitas? – en esta ocasión habló con más claridad.
- ¿Es sobre esa mujer?
- Es sobre un profesor de la universidad –no deseaba preocuparlo ni perturbar su vida aún más así que no entró en detalles–. ¿Se te hace conocido el nombre Ethan Cooper? Fue un maestro en la universidad en la época en la que nosotros estuvimos...
- No hace falta que me lo recuerdes –interrumpió Kevin –, claro que sé quién es. No fue profesor mío pero si lo fue de la novia de un amigo y por lo que escuché no es muy querido en el lugar.
- ¿Por qué? – puso el altavoz para que el par de policías pudiesen escuchar.
- Por lo que se escuchaba en los pasillos de la universidad en esa época, se decía que abusaba de los narcóticos con ciertos estudiantes y la junta educativa siempre hizo caso omiso a eso.
- ¿Cómo es que yo nunca supe eso? ¿Por qué no me lo dijiste? – se encaminaron hasta el auto que estaba estacionado frente a la entrada de la casa.
- Porque en ese momento tú me odiaba y me evitabas como a la peste.
Tanto Josh como Maddox se voltearon a verla al escuchar eso y ella los empujó hasta llegar al auto.
- Claro –dijo ella, avergonzada –. ¿Y sabes algo de ese hombre al día de hoy? ¿No ha llegado al hospital buscando trabajo tal vez?
- No, la verdad es que no y si llegara, estoy seguro de que no se lo darían... Ahora si me dirás a qué viene todo esto.
Axel le explicó por encima como estaban las cosas mientras Maddox conducía y Josh iba en el asiento del copiloto, pero ambos prestando atención a la conversación.
- Axel, debes tener más cuidado ahora, ella es realmente peligrosa tanto para ti como para ella misma –le advirtió Kevin.
- Lo sé, gracias por tu ayuda, de verdad.
- Claro que sí, ya te dije, puedes contar con mi ayuda para lo que sea. ¿Qué hay del policía que te iba a ayudar con esto? ¿Realmente lo está haciendo?
- Eso estoy intentando –respondió Josh, sin voltear a ver hacia atrás.
- Ya veo –comentó Kevin.
- Hablamos...después. Adiós – se despidió Axel, al sentirse realmente incomoda con esa situación.
- Adiós, linda –se despidió Kevin, cortando la llamada.
Fue justo en ese momento en el que Maddox soltó la gran carcajada y Axel pateó el asiento para fastidiarlo.
- Vamos, linda, no te molestes – se burló Maddox.
- Maddox, ya basta –le regañó Josh, sin despegar la mirada de la carretera –. Iremos en avión, es la manera más rápida de llegar y lo primero que haremos será ir a esa universidad para sacar la mayor cantidad de información que podamos de ese hombre, estoy seguro que si lo encontramos a él encontraremos a Elsa Headland y todo esto acabara.
Eso mismo esperaba ella. Ya después resolvería su otro problema con Dominic y Joshua y sinceramente era el más temía enfrentar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro