Capítulo 44
Luego de la llegada de Dom, fue como si hubiese llevado un radar consigo. Su madre, Billy, su cuñada, Richard y Christina aparecieron en el hospital para conocer sobre el estado de Bella y tuvo que explicar a sus familiares por qué rayos no se había comunicado con ellos y el por qué tenía una cortada en el cuello. A lo primero respondió con sinceridad, no tenía sus números de teléfono y en la segunda volvió a mentir, alegando que se había cortado accidentalmente y tuvo el apoyo de todos, incluso el de Kevin, quien no quería decirle que había hablado con Mario y le dijo claramente que él no sería honesto con ella porque ella no lo estaba siendo con él. Y tenía razón.
Aprovechó que Dominic junto a Chris y Richard se marcharon a casa luego de la insistencia de ella que debían descansar y ella necesitaba volver al trabajo, y habló con su madre y Billy acerca de su partida de Perth.
- Creí que te quedaba todavía el día de mañana –sollozó su madre, tomándola de las manos.
- Debo regresar, mamá, es un asunto de trabajo –besó las manos de su madre con delicadeza –. Pero te prometo que volveré.
- ¿Podremos ir a visitarte? –Billy le pasó un brazo por los hombros y evitó a toda costa de que su hermano notara su tensión.
- Sí, claro que pueden pero, justo ahora... Necesito concentrarme un poco en mi trabajo, me enviaron aquí precisamente por esa razón, quieren que retome mi empleo de la misma manera en la que lo hacía antes. Sin distracciones.
- Comprendo – su madre asintió con la cabeza pero se le veía muy triste.
- Te amo mamá. Te prometo que todo estará bien, mientras ustedes estén bien, yo también lo estaré.
- ¿Qué hay de Dominic? –Billy se alejó al escuchar la pregunta de su madre. Estaba más que claro que seguía sin agradarle Dom.
- Hablaré con él, luego –le aseguró, intentó sonreír pero simplemente no pudo hacerlo.
- ¿Qué sucede, Axel? No me engañas, siento que algo está pasando y no me lo quieres decir, tú y Kevin ocultan algo, lo sé.
- No es nada mamá, no te preocupes –retomó su buena cara lo más que pudo y habló en voz baja –. Es solo que ya no me siento cómoda en este hospital, todos se enteraron de la relación que tuve con Kevin y pues...no se lo están tomando muy bien que digamos. Eso nos mantiene tenso a los dos.
A partir de ese momento, su madre dejó a un lado las preguntas y se dedicó a cuidar de Bella y ella, diciendo cuan feliz estaba de tener a sus dos niñas a su lado. Y Axel aprovechó para atesorar esos momentos dentro de su corazón y en qué pesar luego, cuando estuviese lejos de ellas nuevamente.
Aprovechó que Haez andaba rondando por allí para hablar con él, claro acerca del trabajo ya que no deseaba hablar de temas personales. Aun no superaba que él estuviera viéndose con su hermana pequeña. Hasta cierto punto sintió empatía con y el comportamiento de Billy con Dominic cuando ella se lo presentó seis años atrás.
Cuando le dijo al hombre que deseaba recibir los días acumulados que tenía en el trabajo luego de haber estado en Perth, Haez le preguntó la razón, sin esconder su curiosidad.
- Quiero descansar un poco y reorganizar mi vida –fue su respuesta.
- Bueno, deja que haga unas llamadas y que coordine con Mariane para ver cómo hacemos.
No deseaba llegar a su lugar de trabajo y arriesgarse a que esa loca llegase a armar un desastre mayor de la que había ocurrido semanas atrás y que acabo con la vida de su gran amigo y varias personas más. Prefería estar en casa, esperando por ella.
No estaba segura de sí era debido a los nervios pero sentía que las horas se le estaban escurriendo por las manos y con forma las agujas del reloj marcaban una hora distinta, más incrementaba su agonía. Solo era cuestión de minutos para salir de su jornada laboral y debía encontrase con Dominic para hablar con él y romper su corazón.
Como si pensar en él activara cierta alarma, su móvil vibró cuando se estaba cambiando las ropas de trabajo y observó en el identificador que se trataba de él.
Se aclaró la garganta y tomó una gran bocanada de aire antes de contestar.
- Hola –dijo con toda normalidad.
- Hola, mi amor. ¿Cómo está Isabella? – se escuchaba demasiado ruido al otro lado de la línea. Probablemente estuviese en el centro de la ciudad.
- Está bien, le darán de alta en unas horas –tomó su bolso y se dirigió hasta la habitación a la que habían trasladado a Bella en el transcurso de la madrugada –. ¿Estás en tu casa? –preguntó, tanteando el terreno.
- No, cielo. Estoy resolviendo unos asuntos, llegaré a casa en la tarde, te tengo una sorpresa, ¿estarás allí esperándome? –preguntó con voz picara.
- Llegaré en la tarde para no incomodar a Jake, probablemente esté cansado de ver mi cara –intentó bromear un poco para evitar llorar.
- Le agradas mucho, te lo aseguro –el tono suave que Dom estaba utilizando con ella le agradaba y a la vez le partía el alma –. Tengo que colgar, amor, me están esperando. Te veo en la tarde.
- De acuerdo. Ten cuidado.
- Siempre.
Colgó la llamada y de inmediato recibió un mensaje de texto.
Era del teléfono de Isabella.
"Tic... Toc... Se acaba tu tiempo"
Estuvo a muy poco de eliminar el mensaje pero recordó que Josh le pidió que llevase todas las pruebas que tenía en contra de esa loca.
No respondió al mensaje y guardó el aparato en su bolso.
Cuando le tocó despedirse de Bella, está sabía que era algo que acabaría haciendo tarde o temprano, así que lo tomó con más calma que su madre.
- Cuando me encuentre mejor te prometo que iré a visitarte con mamá y Billy –le aseguró la chica, sonriendo ampliamente.
- Bella, por favor, cuídate, no andes sola por la calle, avísale a mamá o a Billy en dónde estarás... Incluso a Haez.
- Lo haré –le aseguró la chica, rodando sus ojos ante la exagerada preocupación de su hermana mayor –. Pero dime tú, ¿qué harás con Dominic Bryce? ¿Seguirás con él?
Los ojos se le humedecieron de inmediato y los cerró con fuerza para evitar que las lágrimas salieran.
- No, no seguiré con él –la expresión de Bella no tuvo precio, sus ojos grises se engrandecieron al escuchar eso. Axel estaba segura de que eso era lo último que esperaba escuchar de ella –. Es tiempo de regresar a la realidad, Bells.
- ¿Estás hablando en serio? –la cuestionó Bella, sin terminar de creerse esa historia.
- Muy en serio, Bella.
- Él no me agrada pero, te veías nuevamente feliz con él...
- Ya no hablemos más de eso, ¿de acuerdo? ¿O quieres que hablemos de Alexander Haez también? –Bella negó enérgicamente con la cabeza.- Te amo tanto, mi enanita. Cuídate, lucha por tu felicidad y si eso está al lado de ese hombre, da la pelea, no te rindas fácilmente.
- Parece que tu felicidad está al lado de Dominic, pero lo estás dejando ir, ¿por qué? –Axel le guiñó un ojo y la abrazó con fuerza.
Luego de despedirse cuatro veces más de su hermana se dirigió hasta el consultorio de Kevin, esperando a que estuviera todavía en el hospital.
Debía irse esa misma noche y por lo mismo no se iría a trabajar ese último día y no quería que se preocupara por ella.
- Pase –dijo él desde adentro cuando ella tocó la puerta.
Ingresó y corrió a abrazar a su primer amor y su viejo amigo.
Este se sorprendió ante su impulso pero de igual manera la abrazó con fuerza.
- Y esto, ¿a qué se debe? -preguntó él.
- Gracias por todo, Kevin, por ser la persona maravillosa que eres, por ser mi amigo sin importar las veces que te fallé y que te sigo fallando –se limpió las lágrimas que por fin, después de horas salieron a flote.
- ¿Te estás despidiendo de mí, Axel? –Kevin acabó con el abrazo pero no se alejó de ella. Axel asintió con la cabeza.
- Hoy en la noche me iré a casa. Lo siento y comprendo perfectamente si me debes reportar.
- ¿Es por causa de esa mujer?
- Necesito irme de aquí, siento mucho haberte involucrado en todo esto –acarició con delicadeza las mejillas de Kevin y este le sonrió con algo de tristeza.
- Axel, ¿qué está pasando? Confía en mí. Te juro que no diré nada a nadie.
Los ojos azules de Kevin se cristalizaron debido a las lágrimas que estaban acumuladas en los mismos y Axel lo golpeó en el hombro.
- No llores, no tienes por qué sentirte mal por mi causa. Yo voy a estar bien, en casa me ayudaran a detener a esa mujer, por me voy –fue lo único que pudo decirle.
- ¿Quién te ayudará?
Por esa misma razón no quería hablar, no deseaba que estuviesen cuestionando cada palabra que decía.
- La policía.
- Claro, la policía –Kevin le besó la frente y sus labios cálidos quedaron posados sobre la fría piel por un largo rato. Axel involuntariamente cerró los ojos, era una de las muestras afectivas que recordaba del hombre que se había enamorado tantos años atrás–. No dudes en llamarme si necesitas algo, sabes que cuentas conmigo para lo que sea.
- Gracias Kev, te quiero mucho.
- Yo a ti igual, Rose.
Antes de salir del consultorio de su amigo se limpió las lágrimas y se dirigió a la salida del hospital y una vez afuera, a lo lejos, observó a McGrath como levantaba en brazos a un pequeño de no más de cuatro años del que apenas logró ver sus rizos oscuros que sobresalían de una gorra demasiado grande para su cabeza tan pequeña. Ese debía ser su hijo.
- Adiós, Casanova – susurró y sonrió levemente.
Pidió un taxi para que la llevara hasta casa de Chris y Richard, necesitaba preparar sus maletas lo antes posible, después de hablar con Dominic, tenía la certeza de que no tendría mucho tiempo para dar explicaciones a todo el mundo.
Llegó a casa de sus amigos y sintió un enorme alivio al no ver a ninguno de los dos por los alrededores y recordó que la noche anterior, Chris, le había dicho que irían a realizarse el ultrasonido para saber si su bebé sería niña o niño.
Empacó todas sus cosas con rapidez y escribió una pequeña nota para sus amigos. Sabía que se merecían algo más que una explicación en un pedazo de papel pero, de todas las personas en ese mundo, ellos dos eran a las únicas dos personas sobre la faz de la tierra que no podía engañar, por más que se esforzara. Ambos la conocían demasiado bien.
"Chicos, de inmediato les digo que no deben preocuparse, estoy bien pero, debo ir a casa, me necesitan en el trabajo de emergencia así que no tuve tiempo de despedirme de ustedes en persona y lo lamento. Por favor, cuídense mucho, cuiden de mi sobrina y tú, Richard Bryce, continúa con tu terapia y no fastidies a los doctores ni enfermeras. Les llamaré cuando llegue a casa para que sepan que estoy bien. Los quiero mucho y muchas gracias por estar a mi lado siempre. Despídanme de Claire y Thomas"
Al haber llegado a Perth junto con Thomas y Claire no se puso a pensar en cómo demonios regresaría a casa, había dejado su auto en el olvido y ahora se arrepentía de haberlo hecho de esa manera porque tendría que irse en autobús y eso le tomaría toda la noche y parte del día siguiente. Otra opción era irse en avión y por lo que veía era la opción más acertada. No se sentía segura en ningún espacio abierto gracias a tipeja.
Salió de casa de sus amigos con maletas en mano y no muy lejos de allí había un cajero automático así que decidió sacar un poco de dinero para rentar una habitación para pasar esas cuantas horas en ese lugar y luego comprar el billete de avión.
**************
El taxista estacionó el auto justo frente al edificio donde vivía Dominic y Axel permaneció inmóvil en el asiento por más de tiempo del debido. No deseaba bajar, no deseaba hacer lo que estaba a punto de hacer porqué sabía que no solo saldría lastimada ella, sino el hombre que se había vuelto a ganar su corazón pero, el bienestar de su familia y amigos, el de él y ella misma, dependía de eso y no estaba dispuesta a que nadie saliera lastimado a costa de su felicidad.
Estaba haciendo un atardecer muy lindo y de inmediato recordó el atardecer que pasó al lado de Dominic en la playa, bajo el cielo que fue el testigo de su entrega y amor del uno por el otro, cuando erróneamente creyó que todo en su vida volvería a ser normal finalmente.
"No vayas a llorar sino todo será un desastre y él no te creerá", se venía repitiendo ese mismo mantra desde horas atrás. Cruzó la calle y corrió hasta la entrada del edificio.
Leo, el portero del lugar, a pesar de solo haberla visto en un par de ocasiones, la reconoció y la saludó de manera muy amena.
- Buenas tardes señorita –se levantó de su asiento y le dio la bienvenida.
- Buenas tardes, Leo – se limitó a responder, en otras circunstancias habría sido más amable con el hombre.
Subió las escaleras hasta llegar al piso donde estaba el apartamento de Dom y se encontró con la puerta del mismo abierta.
- Hola –dijo, al no ver a nadie cerca. No pudo negar el pánico que sintió al ver eso –. ¿Dominic? ¿Jake?
Un escándalo en la cocina, de vidrios estrellándose contra el piso la alertaron.
- No pase señorita Alwood, hay demasiados vidrios y por todos lados –la voz de Jake la detuvo en seco, al andar en unas simples sandalias bajas, no era buena idea el ingresar a ese lugar lleno de vidrios rotos. Al menos no se trataba de algún desconocido.
- ¿Estás bien? –preguntó una vez que regresó a la sala de estar.
Había algo extraño en ese apartamento, y no solo era que los muebles estaban acomodados de forma distinta ni la escasa decoración, se percató de que la estantería en donde Dominic guardaba sus emocionantes libros relacionados con finanzas había desaparecido, al igual que su escritorio y su portátil.
Jake, apareció y se le veía demasiado agitado.
- Estoy bien, es solo que el lavavajillas y yo no nos llevamos bien así que prefiero lavar a la antigua pero también soy un desastre en esa parte... Si vienes a buscar a Dom, el amigo no tarda en llegar. Cosas del trabajo, supongo.
- Si, en realidad venía a verlo a él – contestó Axel, sonriéndole al muchacho, era agradable ver que Dom no quedaría solo, Jake y él se acompañarían el uno al otro.
- ¿Todo bien, señorita Alwood? – el adolescente la estudio con sus ojos oscuros, llenos de astucia y curiosidad.
- Si Jake, todo está bien. ¿Te molesta si espero a Dom aquí por un rato? – sentía que las piernas le fallaban y que caería al suelo en cuestión de segundos.
- Estás en tu casa – Jake se hizo a un lado para que ella se sentara –. En realidad iba casi de salida, he quedado con la consejera escolar en hablar con ella sobre la decisión de emancipación, voy a hacerlo, lograré demostrarle a mi viejo que si se puede salir adelante lejos de lo que él llama vida.
Axel admiraba el valor de ese muchacho de tan solo dieciséis años, había pasado por todo lo malo que el mundo le había enviado y aun así seguía luchando por ser fiel a sí mismo y no darse por vencido. Ella debía intentar seguir su ejemplo.
- No sabes lo feliz que me hace escuchar eso, Jake –Axel abrazó al muchacho y se despidió de él en silencio. Probablemente no volvería a verlo y le deseó la mejor de las suertes.
- ¿Acaso es el día de abrazos gratis?
La voz de Dominic hizo que se tensara al instante y que el miedo que le venía invadiendo desde hacía veinticuatro horas atrás no hiciera más que incrementar.
Se separó de Jake, no sin antes que este le ofreciera una última mirada curiosa pero se mantuvo al margen, lo cual ella agradeció.
- Bueno, es hora de que me vaya porque si no, la señorita Harolds me dará un sermón que ni les cuento. Adiós, Dom –el muchacho se despidió de Dom con un leve golpe en el hombro de este y Dominic le palmoteó la espalda.
Una vez que ambos quedaron solos, Dominic cerró la puerta del apartamento y Axel tuvo que armarse de valor para voltear a verlo sin sentir la necesidad imperiosa de llorar.
- Hola, linda – Dom se le acercó y la tomó de la cintura, haciendo que sus cuerpos se juntaran y de inmediato un calor ya muy familiar le invadió cada fibra del mismo.
- Hola, Dom –logró que la voz no le temblara y con algo de renuencia se alejó de él –. Tenemos que hablar, por favor.
No se sentó en el sofá, sino más bien se apoyó sobre el respaldo del mismo para mantener el equilibrio. Dominic frunció el ceño, algo confundido por su frialdad.
- ¿Qué sucede? ¿Bella recordó algo más de lo que le ocurrió?
La mención del nombre de su hermana le hizo armarse de valor para continuar con lo que debía hacer.
- No, dice que no recuerda nada. Pero no he venido para hablar de eso, Dom...
Observó cómo Dom apretaba los puños con fuerza ante su forma de hablar.
... Debo regresar a casa y debemos que resolver esto que tenemos – Dom asintió con la cabeza, dándole la razón.
- Con respecto a eso, cariño, yo...
- Deja que termine, por favor –le interrumpió ella, Dom simplemente esperó. Mentalmente contó hasta tres y soltó las palabras que no deseaba decir–. Ya no quiero seguir con esto, Dominic, es demasiado complicado para mí y no quiero seguir haciendo crecer la lista de cosas de las cuales arrepentirme en un futuro.
Dom abrió demasiado los ojos, evidentemente sorprendido por lo que acaba de escuchar.
¡Hoy si logré terminar el capítulo a tiempo! (ya lo tenía escrito desde hace poco más de un mes)
Se puso más sería la cosa a este punto.
Espero lo disfruten. Voten y comenten, me encanta saber su opinión.
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