Capítulo 41
Luego de terminar su turno, agradeció el haber sobrevivido a las miradas curiosas y malintencionadas de muchas personas y miembros del equipo médico.
No sabía cómo se habían enterado de su antigua relación con Kevin pero no parecían para nada contentos de saber que era la ex del jefe de cirugía, pero ellos eran los últimos que ocupaban sus pensamientos, ella no podía dejar de pensar en Maia, la amable y dulce chica que probablemente estaba pensando mal de ella y del hombre que estaba enamorada. Durante la jornada laboral no pudo decirle nada ya que estaban demasiado ocupadas como para siquiera decir "hola" pero ahora que ya había salido, podría hablar con ella.
- ¿Has visto a Maia? – le preguntó a McGrath cuando chocó con él en un pasillo.
- ¿Qué te pasó en el cuello? – respondió el hombre con otra pregunta.
- Me he cortado. ¿Has visto a Maia? –insistió ella. No tenía por qué darle explicaciones a nadie de nada de lo que pasaba segundo a segundo en su vida.
- Sí. ¿Con qué te cortaste?
Axel no estaba de humor para jugar ese juego, estaba agotada y había tomado un analgésico no había mucho y su dolor en el cuello no disminuía. Ya había recibido la llamada de la policía en la que debía ir a rendir su declaración en compañía de Kevin. Este se fue poco antes que ella ya que Dominic probablemente estaría esperándola.
- Por favor, me podrías decir en dónde está – sentía el cuello tenso, así que intento moverlo de un lado a otro pero McGrath se lo impidió, sosteniendo su cabeza entre sus enormes manos.
- No hagas eso, abrirás nuevamente la herida.
Al ver su frustración, cedió finalmente.
- Está en los baños, o al menos allí la vi ingresar no hace mucho.
- Muchas gracias – Axel corrió en dirección al baño y efectivamente allí se encontraba, apoyada sobre el lavado de manos y con la cabeza agachada. Al parecer no la escuchó llegar.
- Hola –le saludó Axel, acercándose a ella.
- Hola –respondió Maia cuando se percató de su presencia. No estaba llorando ni mucho menos pero se notaba la tristeza en su mirada.
- ¿Podemos hablar un momento? – Maia dudó un poco pero aceptó.
- Si vienes a decirme algo acerca de lo que vi en la oficina del jefe Baxter, no tienes que...
- Lo sé, pero quiero hacerlo – le interrumpió ella –. Tú me agradas mucho y creo que el tema preferido de hoy en el hospital es acerca de la relación que Kevin y yo tuvimos años atrás y siento la necesidad de explicarlo, al menos a ti, pero eso fue ya hace muchos años y no tiene nada que ver con el presente. A Kevin lo quiero demasiado pero como mi amigo y él me ve de la misma forma te lo aseguro.
- Axel, ¿por qué me cuentas esto a mí? – la muchacha no pareció segura de lo que estaba escuchando.
No deseaba entrometerse más de la cuenta en la vida personal de Kevin, él no hacía eso con ella, era borde al respecto y ella lo agradecía así que, ella debía responderle de la misma forma por más que deseara ayudarlo con Maia, así que se mantuvo al margen.
- Porque no quiero que haya ningún malentendido entre tú y yo y no quiero que pienses algo que no es. Como te dije, me agradas y creo que eres grandiosa.
- Gracias Axel – una ligera mueca de sonrisa apareció en los labios de la chica morena.
El móvil de Axel vibró y supo que quien la estaba llamando sin necesidad de voltear a ver el número.
- Ya estoy a punto de ir al estacionamiento, espera un poco – dijo apenas contestó la llamada.
- Axelle Rose Alwood – se sobresaltó al escuchar la voz de Richard al otro lado de la línea –. ¿Por qué rayos no habías dicho nada de que esa demente andaba detrás de ti y te atacó?
- Richard, ahora mismo no puedo hablar – Axel habló en voz baja y se encamino en compañía de Maia hasta la salida del hospital –. Pero te juro que estoy bien, solo tengo un pequeño rasguño.
- Por lo que tengo entendido no solo fue un rasguño, Axel tu ex está en la comisaria en este momento al igual que Chris, Claire, Thomas y yo.
- ¡¿Josh está aquí?! – preguntó en una nota más alta de la deseada, atrajo la mirada de varias personas.
- ¿Estás bien? – intervino Maia en voz muy baja. Axel respondió con un "si" muy bajo.
- No, tu otro ex.
- Maldita sea, casi me matas del susto Richard Bryce –regañó a su amigo –. Pues claro que esta allí, él estuvo presente cuando esa loca apareció – fue todo lo que respondió. No estaba sola precisamente para hablar con libertad –. Richard, voy a colgar porque Dom está esperando por mí.
- De acuerdo – dijo el otro hombre, colgando la llamada.
- Axel, estás pálida, ¿está todo bien? – Maia se detuvo a examinarla.
- No te preocupes, estoy bien, solo me he llevado un buen susto.
No había terminado de hablar cuando Dominic apareció ante ella como un espectro.
Ya había perdido la cuenta de cuantas veces había maldecido en ese día así que se limitó a no estresarse más por eso.
- ¿Estás bien? Déjame ver – Dominic no le prestó especial atención a Maia sino más bien a su poco adolorido cuello.
- Dom, no estamos solos – se quejó ella. Esta vez Dom si posó su mirada en la sonrojada chica que estaba frente a él –. Maia, te presento a Dominic Bryce, mi novio – enfatizó esta última frase para que quedara más que claro que ella no quería nada con Kevin –. Dom, ella es Maia, mi compañera de turnos.
- Mucho gusto señor Bryce – apenas susurró Maia.
- El gusto es mío señorita –Dom, con la formalidad y seriedad que le representaba, se presentó –. Vamos Axel, nos están esperando.
- Claro. Hasta más noche Maia –se despidió Axel de su compañera y esta le sonrió de manera más amplia.
- Cuídate Axel.
Dom la llevó hasta su auto y una vez adentro no se anduvo con rodeos y volvió a posar su mirada sobre el vendaje que Kevin le había puesto y que cubría su herida.
- ¿Cómo te enteraste de esto? – preguntó ella una vez que Dom puso el auto en marcha.
- Me llamó la policía y me contó todo lo sucedido – estaba tenso, eso era evidente.
- ¿Estás molesto porque estaba con Kevin? –realmente deseaba que no iniciaran con esa etapa de celos nuevamente. Esta vez no lo toleraría.
- No estoy molesto porque estabas con él, sé que es tu amigo y hace años comprendí que no soy quien para intentar manejar tu vida a como yo crea que es conveniente, es más, me alegro que estuvieras con él, no sé hasta qué punto hubiese llegado Elsa de no estar Kevin a tu lado – Dom apenas despegó la mirada de la carretera y le dedicó una mirada sincera –. Lo que me molesta realmente es que no me llamaras y me dijeras acerca de lo acontecido.
- Lo se Dom y lo siento, te iba a llamar pero primero quería asegurarme que todo estaba bien. No quería preocuparte más de la cuenta.
Dejaron la charla para otro momento cuando llegaron a la estación de policía.
Le pidieron que brindara su declaración primero y luego en compañía de Kevin y por fin quedó en el acta de que esa mujer es peligrosa así que tenía prohibido acercarse a ella o a Kevin al menos en un radio de trecientos metros pero gracias al desgraciado de su abogado, esa mujer pudo pagar una fianza y quedar en libertad.
Por más que Axel, Kevin y el oficial a cargo se quejaron y objetaron, sus superiores hicieron caso omiso.
- Esa mujer es un peligro –Kevin por fin perdió los estribos y alzó la voz –. Yo estuve presente cuando atacó a mi amiga y ella no hizo lo que hizo porque está pasando por una crisis, como nos quiere hacer ver su abogado. Ella tenía plena conciencia de lo que estaba haciendo.
- Basta Kevin – le pidió ella, tratando de contener las lágrimas. Tenía esa humillante reacción cuando estaba furiosa. Si de algo le había servido ser novia de un oficial era el saber que cuando los papeles ya estaban firmados, aunque se estuviese dejando salir al peor de los asesinos, no había nada que hacer, al menos no de inmediato, así que ella no pretendía gastar más de su tiempo y energías con esas personas. Dudaba mucho que esa mujer fuese a cumplir con lo estipulado y no acercarse a ella o a Kevin y eso significaba que iba a tener que andar cuidando cada paso que diera hasta que la policía entrara en razón. Lo único que lamentaba más que el hecho de que esa loca estuviese suelta otra vez, era el involucrar a Kevin en todo ese lío.
- Espera – le pidió, antes de salir de la habitación en la que les habían pedido que declararan, lejos de todos los demás. No se sentía bien, su cuerpo entero estaba temblando debido al enojo y al miedo que sentía, estaba sudando frío y no podía moverse con normalidad –. No puedo...respirar.
- Vamos Axel... tómalo con calma – Kevin le tomó las manos y esperó pacientemente a que se relajara un poco –. Respira cariño, así es, lo estás haciendo muy bien.
- ¡Axel!
No escuchó la puerta abrirse ni tampoco en que momento Dominic ingresó, solamente sintió sus brazos alrededor de su cintura y fue entonces cuando se dejó llevar por sus emociones.
- ¿Qué le ocurre? ¿Por qué está de esta manera? –sabía que las preguntas de Dominic no iban dirigidas a ella sino que a Kevin y este mantuvo una distancia prudente.
- Solo está teniendo un ataque de pánico, que debido a lo acontecido es muy normal – respondió Kevin, intentando relajar el tono de su voz –. Acaban de dejar libre a esa mujer con solo una orden de alejamiento.
- Maldita sea. Tranquila mi amor, tranquila –Dom acarició su espalda y su cabello.
- Quiero irme de aquí –logró decir cuando recuperó algo de conciencia.
- Muy bien, vamos a casa – Dom la guió hasta la salida y ella se detuvo en seco.
- No quiero ir a tu casa – respondió tajantemente. No soportaría involucrar a Jake en toda esa bola que cada vez se iba haciendo más grande –. Jake –fue todo lo que dijo y Dominic comprendió a que se refería.
- Ya veremos que hacer –besó la coronilla de su cabeza y atrajo su cuerpo junto al de él. En ese momento ni su mente libidinosa estaba funcionando bien.
Antes de salir de la estación de policía, les pidieron firmar unos documentos restantes y Axel los mando al diablo a todos, no firmaría nada porque no se le pegaba la gana y ellos no podrían obligarla a pesar de ser amenazada con ser detenida por desacato a la autoridad.
- Soy su médico y en este momento no está en condiciones de firmar nada – Kevin estaba molesto, probablemente con todo el mundo en esa estación de policía y ella no podía culparlo.
Estaba cansada de estar metida en ese lugar, tenía una migraña de los mil demonios y ni qué decir del hambre que se cargaba. Se acercó hasta el escritorio del hombre que permitió que Elsa saliera en libertad y firmó los papeles.
- Dígame una cosa, oficial –intentó hablar con calma y de forma pausada para que se entendiera lo que estaba diciendo –. Si esa mujer que solo está teniendo una crisis, lastima a cualquiera de estas personas – se giró hasta ver a cada uno de sus amigos presentes –. ¿Usted se hará personalmente responsable por eso? –el hombre evadió su mirada –. Ya lo imaginaba. Muchas gracias por toda la ayuda.
- Ven cariño, vámonos de aquí – Claire la tomó por el codo y la alejó de la presencia de ese hombre tan desagradable.
Se despidió de Kevin luego de que este se cerciorara de que estaba bien.
- Vamos a casa, por favor – le pidió Chris, algo cabizbaja. Estaba pálida y ojerosa, cosa que le recordó a Axel que no hacía mucho su amiga había sufrido una amenaza de aborto.
- Vamos – Axel aceptó.
De camino a casa de Chris y Richard prefirió cerrar los ojos e intentar parecer dormida ya que no deseaba hablar de lo acontecido. Estaba realmente molesta y no era con Dominic ni mucho menos sino con la situación. Nunca antes se había visto envuelta en algo como eso, jamás nadie la había intentado atacar, mucho menos matar -al menos no de manera directa-. ¿Por qué cuando estaba empezando a rehacer su vida tenía que aparecer una complicación mayor?
A ella hasta podría aguantar que le diera persecución esa loca, la policía, el FBI, la CIA o quien se le diera la gana, pero si había algo que no soportaba era que sus seres queridos sufrieran por su causa y eso era lo que la estaba matando, el hecho de que se estaba viendo involucradas personas que nada tenían que ver con eso.
Jamás podría soportar el ver a Richard o a Chris en peligro. Claire o Thomas. Kevin o incluso el mismo Dominic. A su familia. Era impensable.
Escuchó cuando el auto se detuvo y abrió los ojos con algo de pesadez y bajó del mismo.
Caminó abrazada a Dominic hasta llegar dentro de la casa, donde se sintió segura, refugiada dentro de esas cuatro paredes.
- Iré a preparar algo para comer, ven conmigo Axel.
Axel siguió a Claire en silencio mientras sentía la mirada de Dominic clavada en su espalda. Escuchó cuando Richard le dijo que le diera un poco de espacio.
Se tomó un par de pastillas para el dolor de cabeza y poco a poco fue sintiendo los resultados del medicamento.
Oía la charla que Claire y Christina se tenían en la cocina pero realmente no escuchaba nada. Su mente estaba maquinando otras cosas. No estaba dispuesta a permitir que Elsa se convirtiera en el inicio y el fin de su día a día y eso quería decir que tenía que estar alerta constantemente pero no dejarse llevar por el miedo, al igual que lo había hecho en la estación de policía, eso preocuparía a todos y era lo último que deseaba. Así que trató de mejorar su estado de ánimo y en poco tiempo notó como eso influía en los estados de los demás, incluso de Dominic, se había relajado notoriamente al verla conversar e incluso reírse por las bromas de Richard.
Luego de comer, se disculpó con todos y se fue a intentar descansar un poco.
- ¿Quieres acompañarme? – le preguntó a Dom, quien se levantó del asiento sin ningún problema
Richard se burló de ellos hasta que desaparecieron por el pasillo que los llevaba al cuarto de Axel.
- ¿Qué piensas? – le preguntó Dom, cuando vio que no podía conciliar el sueño.
- Mmm, déjame ver –Axel se volteó hasta quedar frente a Dom con sus miradas una clavada en la otra –. Pienso que eres un hombre maravilloso y que me ha dado la mayor felicidad que podría pedir en este momento. Me trajiste a mi madre de regreso y gracias a eso, parte de mi ha regresado también. Creo que no he tenido la oportunidad de agradecerte por eso –depositó pequeños besos en las manos de Dom y sonrió con felicidad genuina –. Gracias Dom. Te amo.
No entendía porque sentía vergüenza de aceptar que le amaba, en el pasado no había tenido ningún problema en aceptarlo.
- Axel, mírame – le pidió Dom. Sentía que le ardían las mejillas –. Te amo tanto mi vida. Te voy a cuidar siempre y nunca voy a permitir que nada malo te vaya a pasar.
- Yo tampoco lo voy a permitir. Pero no es por mí que tengo miedo, es por Chris que está embarazada, por Richard que está todavía en rehabilitación, por Claire, Thomas, ahora Kevin que se vio metido en esto sin necesidad, por mi familia y por ti. Tengo miedo por las personas que amo – una lágrima traidora escapó de sus ojos y rápidamente la limpio –. Temo que ella sabe cómo lastimarme y que vaya a usar eso.
- Nunca – le aseguró Dom –. He estado hablando con Richard y hemos quedado en contratar seguridad privada para ti, para tu familia, para la mía, incluso para Kevin. Elsa no se va a acercar a ninguno de nosotros.
- Prométeme que vas a tener cuidado.
Dominic la abrazó con fuerza y se sintió segura entre sus brazos. No tardó mucho en quedarse dormida.
******
De mala gana, Axel abrió los ojos y los volvió a cerrar cuando la luz del sol atravesó la delgada tela que había por cortina.
Estiró la mano para buscar su móvil y vio que eran las 5 de la tarde y tenía demasiadas llamadas perdidas de parte de Bella, ¿cómo es qué no había escuchado el teléfono sonar? Todavía le quedaba un par de horas para entrar a trabajar y a pesar de todo el estrés con el que había iniciado el día, sintió que había descansado. Bendita fuesen los fármacos que de vez en cuando no caían nada mal.
Pasó los siguientes diez minutos tratando de comunicarse con Isabella pero de inmediato tiraba al buzón de voz. Debía tener el aparato ese apagado o estaba en clases. Ya luego la llamaría.
Luego de ducharse y tener que luchar para no mojar su vendaje en el cuello, continuó con sus intentos de contactar a Bella mientras se dirigía a la sala de estar y escuchó a Dominic hablando por teléfono pero no le dio mucha importancia ya que estaba hablando de casas, precios, devalúo y subastas.
Se fue a sentar junto a Chris, quien estaba con la mirada perdida dentro de su laptop.
Estaba viendo ropa de bebé.
- Mañana iremos a hacer el ultrasonido para saber si es niño o niña – susurró ella, llena de emoción -. No sabía que con tan poco tiempo ya se podría saber el sexo del bebé.
- Te apuesto el auto de Richard a que será un niña – aseguró Axel.
- Eso linda, regala mis cosas – se quejó Richard, a sus espaldas –. Este amiguito aquí adentro y yo ya quedamos en que es un niño y listo – Richard acarició el vientre aun sin rastro de embarazo de Chris y esta se rio ante las palabras de su esposo.
- ¿Me das tu vinilo de los Beatles si yo acierto?
- Y tú me das el cd de Mercury autografiado, ¿trato?
De todas sus posesiones materiales esa era la más preciada que tenía, lo había conseguido por internet años atrás y le había costado una mini fortuna.
- Trato –aceptó. No le daría ese cd nunca jamás en la vida.
Prontamente Dominic se unió a la charla y por supuesto se puso del lado de su hermano.
Por primera vez en mucho tiempo, lamentó tener que ir a trabajar y con algo de fastidio se despidió de sus amigos.
- Vamos – Dom se había ofrecido a llevarla y se percató de que eran seguidos por un auto color gris. De inmediato aviso a Dom de este hecho.
- Descuida – respondió él, observando por el retrovisor y suspirando aliviado –. Son personas de la seguridad privada que te dije que contrataría.
Por un segundo sintió como si por error hubiese entrado al set de grabación de una de esas películas de acción un poco bizarra, pero agradecía realmente estar siendo resguardada por alguien experto.
- Dije que te iba a proteger, Axel y como tú no permites que te cuide en el hospital...
- Ni lo pienses. Además, te necesitan en tu trabajo, ¿o cómo piensas seguir pudriéndote en dinero si no trabajas?
- Cariño, dame un computador y un teléfono móvil y te garantizo que puedo trabajar desde cualquier lugar del mundo –se jactó él.
- Antes eras menos egocéntrico, ¿sabías?
- Antes tenía menos dinero, linda.
Axel se carcajeó y vio que Dom había cumplido su cometido. Hacer que se relajara.
- Mañana vendré por ti pero por favor, envíame al menos un texto para saber que todo está bien.
- Te lo prometo – se despidieron allí mismo en el auto y Axel deseó no hacerlo.
Corrió hasta refugiarse en el interior del hospital y una vez adentro, se dirigió al vestuario para cambiarse de ropa y de una vez el vendaje.
- Axel.
La voz de McGrath no era una de las voces que más deseaba escuchar pero se detuvo al ver la seriedad en su expresión.
- Dígame doctor.
- Acompáñame por favor.
Axel prácticamente corrió detrás del médico hasta el área de emergencia y Axel temió que se tratase de algún accidente múltiple, solo era razón encontraba lógica para que ese hombre se la llevara de tan de prisa de su área de trabajo. Pero al ver que el lugar de emergencias se manejaba igual que siempre, personas corriendo de un lado para otro, otras quejándose de alguna dolencia mientras esperaban ser atendidos, doctores dando órdenes a diestra y siniestra, no comprendió la urgencia del médico.
McGrath corrió una de las cortinas que separaban varias camillas unas de otras y su alma literalmente cayó al suelo al ver la muchacha inconsciente que yacía sobre la cama.
- Bells – logró apenas que le saliera un hilo de voz y sintió la falta de aire apoderarse de ella nuevamente.
- ¿La conoces? –escuchó la pregunta del doctor con algo de dificultad y corrió hasta posicionarse al lado de su pequeña rebelde –. Cuando ingresó no paraba de llamar a "Axel" y pues la única Axel que yo conozco eres tú. ¿Sabes quién es?
- Es mi hermana –respondió, mientras intentaba recobrar el aire. Le dolía la cabeza al intentar respirar con normalidad –. ¿Qué le pasó? ¿Por qué está aquí?
- Tranquila, relájate o pediré que vengan a socorrerte a ti – le pidió el hombre, colocando una de sus manos en su espalda, a la altura de sus omóplatos y la otra debajo de su barbilla, haciendo que levantara la cabeza para que de esta manera pudiese entrar el aire de mejor manera –. Ella ingresó a emergencias hace una media hora más o menos, llegó por sus propios medios pero no estaba consiente de nada a su alrededor. Le han realizado unos análisis toxicológicos ya que todo indica que ingirió una alta dosis de alguna droga.
- ¡Mi hermana no utiliza esas porquerías! – le gritó ella, fuera de sí.
- Lo siento, no pretendía insinuar algo como eso. Pero te informo, se ha dado aviso a la policía. Pronto estarán aquí.
- La policía es una mierda –apretó tan fuerte los puños que se clavó las uñas en las palmas –. La psicópata que me hizo esto –señaló su cuello – está libre porque creen que solo tuvo una crisis.
Abrió mucho la boca cuando entró en cuentas de que cabía la posibilidad de que esa maldita hubiese hecho algo en contra de su hermana.
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