Capítulo 37
A pesar de haber vivido en Perth por veinte años, Axel no conocía muchos de los lugares de su ciudad natal, como por ejemplo, las playas. En Perth habían demasiadas playas para visitar y ella solo había ido a una en toda su vida y nunca le dio importancia a ese hecho, no porque viviera en un lugar que estuviese plagado de playas tenía que pasar metida en el mar todo el tiempo, igual era el caso en su hogar, vivía en el lugar más popular para ir a practicar Snowboard y ella solo había ido un par de ocasiones. Era una persona muy aburrida.
Cuando la brisa salada del mar golpeó en su cara no pudo evitar cerrar los ojos y disfrutar de esa experiencia a pesar de que se sentía pegajosa debido al calor. Dio gracias a Dios de haber llevado un simple short y una camiseta de delgada encima del traje de baño que compró en una tienda de camino porque estaba haciendo un calor del demonio.
Dominic se reía de ella cada que tenía la oportunidad.
- ¿Cuándo vas a estacionar el auto? Llevamos dando vueltas en esta playa por más de quince minutos - se quejó ella. Ya ni la increíble voz de Bonnie Raitt aplacaba su irritación.
- Eres tan impaciente, por Dios -se quejó él, metiéndose en un pequeño camino lleno de piedras y tierra.
Con forme más se introducían en ese pequeño e incómodo sendero, más perdía de vista a las personas que estaban a su alrededor.
- Descubrí este lugar hace un año y me encanta que está alejado de todo ese montón de personas - le dijo Dom cuando detuvo el auto, dejándolo oculto entre varios árboles frondosos que estaban a los costados del camino.
- Es hermoso -susurró ella, saliendo del auto y observando la arena blanca contrarrestar con el agua cristalina del mar.
Andaba en unas simples sandalias así que cuando sus pies sintieron la arena fresca, creyó que estaba a punto de pisar el cielo.
Sintió los brazos de Dominic alrededor de sus senos, mientras la abrazaba por la espalda.
- Sabía que te encantaría - susurró él cerca de su oreja.
- Gracias, por todo - ella acarició sus manos y deposito un pequeño beso en ambas -. Gracias por no dejarme hundir en mi miseria.
- Deja de hablar así, mi amor. Té eres una de las personas más valientes y fuertes que conozco, conmigo o sin mí, saldrías adelante, pero si soy honesto, me alegra que sea conmigo.
Se giró para quedar frente a él y lo abrazó por el cuello.
- Me la estás poniendo difícil, ¿sabías?
- ¿Qué cosa?- preguntó asustado de pronto. Axel le beso las mejillas.
- El no perdonarte.
- Es lo que más deseo en esta vida Axel, tu perdón.
- ¿Más que el sexo? -le retó.
- Mmm... -Dominic frunció los labios y luego sonrió -. Sí, mucho más que el sexo pero...
- Eres un tonto -Axel le golpeó el hombro y Dominic se quejó - ¡Lo siento mucho! - había olvidado que Dom andaba esos puntos recién cocidos.
- Ven acá -Dominic apretó su cuerpo con el de ella y la besó mientras ella se quejaba.
- ¡Eres un idiota! Me has asustado - logró decir entre beso y beso.
Se apoyaron en la parte delantera del auto para no caer al suelo y continuaron explorando sus bocas sin ninguna preocupación. Pero en el fondo de su mente sabía que no debía ir demasiado lejos, porque temía perder el control de la situación y aun sabiendo eso no pudo evitar soltar un suspiro cuando las manos de Dominic acariciaron las partes sensibles de su espalda a través de la delgada tela de la camiseta ni de verse a ella misma, metiendo las manos dentro de la camiseta de Dominic para acariciar su abdomen y poder complacerse al escucharlo soltar un gemido cuando ella acarició sus lados sensibles. Si había algo en esa vida que jamás iba a olvidar, eran las zonas que más excitaba a Dominic Bryce.
Él subió la camiseta de sin interrumpir apenas el beso. Ella aprovechó para quitar la camiseta de él. Dom la tomó por la cintura y la estrechó con fuerza, lo único que impedía el contacto de piel con piel era la parte superior del traje de baño y aunque fuese solo ese pedazo de tela, sentía que estaba sobrando en esa ocasión.
Dominic le acarició las mejillas, las orejas, la garganta, le clavó los dedos en el pelo y le soltó el pequeño pasador. Ella le besó la barbilla y sintió el roce de su barba algo crecida en los labios.
Juntos, avanzaron hasta quedar escondidos entre los árboles y prontamente y continuaron satisfaciendo su deseo de querer más el uno del otro hasta quedar sin una sola prensa de ropa encima.
- Espera - dijo Dominic, apartándose de ella. Corrió desnudo hasta donde estaba el auto, abrió el maletero y rebuscó entre sus cosas.
Axel no pudo evitar reírse al ver en la situación tan penosa en la que se encontraban. Eran pasadas las doce del medio día, el sol estaba en su máximo esplendor, a pesar de encontrarse en un lugar alejado la playa estaba llena de personas y Dominic estaba desnudo, corriendo como si nada.
- Date prisa - susurró ella al ver él se paseaba de lo más campante.
Observó lo que Dom traía en las manos y el empaque plateado pequeño la sacó de la niebla sexual en la que había estado envuelta.
- Tenías todo esto planeado - le acusó ella.
Dominic se acercó a ella y le apartó el pelo revuelto de la cara y le acarició los hombros.
- No.
- Sí. Has traído esto. Lo habías planeado.
- También he traído banditas y no he planeado cortarme.
Ella intentó encontrarle algún fallo a su lógica y no pudo hacerlo, así que no valía la pena discutir por algo que no importaba, ella ya había cedido ante su propio placer y ser precavidos no estaba de más.
Perdieron algo de tiempo colocando unas toallas sobre el suelo y limpiando a su alrededor. Parecían dos adolescentes inexpertos.
Aprendió que sus memorias y recuerdos no eran tan buenos ya que lo que recordaba de sus encuentros sexuales con Dominic no eran para nada comparados con lo que momentos atrás acababa de pasar a su lado. Siempre había disfrutado el sexo con él, fue al primer hombre que se entregó por completo, fue el primero en conocer sus puntos sensibles y que le producían más excitación pero nunca se imaginó que pudiera provocarle aquel estado de ansiedad y necesidad, un anhelo tan desesperado que incluso dolía.
"Tu fuerza de voluntad es un asco", le recriminó su subconsciente pero lo mandó a callar de inmediato. No le importaba más si su fuerza de voluntad era un asco, estaba haciendo lo que ella quería, lo que ella deseaba y eso era lo importante.
- Te amo - susurró Dominic, quien estaba tumbado boca abajo encima una toalla sobre la arena. Estaba recibiendo un poco de sol.
Axel estaba acostada de la misma manera junto a él y le acarició la espalda con la yema de los dedos.
- Y yo te amo a ti - murmuró mientras cerraba los ojos. No deseaba hacerlo pero estaba cansada y no pudo evitarlo.
- Descansa un poco, a eso hemos venido.
- Solo una pregunta más -se obligó a abrir los ojos y Dom la veía fijamente -. ¿Cuántas veces no has planeado cortarte el día de hoy? -Vio que sus palabras no tenían ningún sentido para él así que continuó hablando -. Has dicho que has traído banditas pero que no has planeado cortarte hoy. ¿Cuántas tiritas de esas has traído?
Dom se echó a reír. Hasta su risa post sexo era mejor de lo que recordaba.
- Creo que un paquete de seis.
- Un paquete de seis. Bien -ella le quitó los antejos y se los puso, el sol estaba incomodándole la visión - ¿O sea que no has planeado hacer esto cinco veces más?
No escuchó la respuesta de Dominic ya que se dejó vencer por el cansancio.
— Ve, ve, yo la cuidaré.
La voz de Dom la hizo abrir los ojos con algo de renuencia y se estiró un poco.
Se percató de dos cosas, uno el sol se había ido y dos, olía a carne a la parrilla.
- La comida era el secreto para que despertarás - Dom se agachó hasta su altura y la besó en los labios. Estaban fríos y sabían a vino.
- ¿De dónde rayos has sacado una parrilla, carne y vino? -se sentó sobre la toalla y estudio la expresión risueña de Dom.
- Alguien más ha encontrado este sitio y pues han sido muy bondadosos con nosotros y nos han compartido de su comida y su vino -le contó Dominic mientras volteaba la carne en el asador.
- ¿Nosotros no compramos comida? - se puso la camiseta y el short, ya había recibido más sol del necesario y a pesar de haber usado bloqueador sentía la espalda y el cuello molidos.
- Solo cosas para el viaje y lo comimos todo, pero Stacy se ha apiadado de nosotros y nos ha ayudado y a cambio de nada, ¿puedes creerlo?
Observó a su alrededor y no vio a nadie aparte de ellos dos, una hielera azul llena de hielo, cervezas y una botella de vino, una parrilla de carbón y mucha carne. No había nadie más.
- ¿Stacy?- preguntó Axel, se puso de pie y se acercó hasta él. Necesitaba ver si había sufrido insolación y estaba delirando.
- Es una chica muy simpática y guapa, ya la conocerás, anda buscando a su chico.
No le agradó la sensación que experimento a Dom hablando de esa forma de otra mujer "Es una chica muy simpática y guapa" y lo decía así frente a ella como si nada.
- ¡Huele maravilloso!
Una voz masculina algo ronca se escuchó a través de los árboles y un par de figuras se asomaron prontamente hacia ellos.
Axel sonrió y se sintió como una idiota por haber estado pensando estupideces segundos atrás y más que todo por empezar a desconfiar de Dom.
Stacy era una mujer que bien podía andar en sus setenta años e iba acompañada de un hombre que podía aparentar la misma edad que ella, ambos iban agarrados de la mano para ayudarse el uno al otro a no caerse.
- Veo que tu novia ya despertó -dijo Stacy, palmoteando la espalda de Dominic y acercándose a ella -. Mucho gusto, linda. Soy Stacy Arnold y este de acá es mi Henry, tienes que hablarle en voz alta para que te escuche bien.
- El gusto es mío Stacy - Axel le extendió la mano a la mujer que era muy simpática y guapa realmente -. Y también a ti Henry - se dirigió al hombre que hablaba con Dominic de algo relacionado con la carne y su sabor.
- Mucho gusto jovencita.
- Gracias por compartir con nosotros su comida - Axel aceptó la cerveza que Henry le ofrecía y se sentó sobre una roca cerca de Dominic.
- No hay nada que agradecer. Nosotros nos estamos aprovechando de ustedes, ¿crees que yo solo hubiese podido bajar esa parrilla del auto o la hielera? Además, Dom se ha ofrecido a cocinar para nosotros, así que todo está en orden.
- ¿Te estabas aprovechando de mí? - le preguntó Dominic falsamente ofendido a Henry, quien se encogió de hombros.
Axel se carcajeó al ver lo bien que se le daban a Dominic las personas ya fuesen adolescente o mayores, cosa que en el pasado jamás se hubiese imaginado que fuese posible ese tipo de conexión con esas personas.
Pasaron un rato muy agradable con ese par de señores, charlaron, comieron, bebieron, se metieron al agua, caminaron a la orilla de la playa e incluso se tomaron fotografías y Axel realmente disfrutó de ese día. Todo era perfecto. Dom era perfecto.
- Fue un placer conocerlos muchachos -se despidió Stacy una vez dentro de su auto.
- El placer fue nuestro Stacy -Dom besó la mano de la señora y está se rio escandalosamente-. Henry, viejo, fue un gusto conocerte.
- Me agradaste mucho Dominic, incluso para ser un economista -bromeó Henry.
Luego de que el par de señores se marcharan, Axel y Dom decidieron quedarse un momento más, eran las siete de la noche pero todavía estaba claro el cielo y el atardecer estaba perfecto, era una mezcla entre azul, naranja y rosado, el sonido de las olas era relajante y apoyada sobre el pecho desnudo de Dom, escuchando el latir acelerado de su corazón, no podía pedir nada mejor.
Pero un golpe de realidad le llegó de pronto y sintió que nada había cambiado, todo seguía siendo igual que antes.
- Dom...
- Mmm...
- Pronto debo regresar a casa...
Sintió los músculos de Dom tensarse rápidamente ante sus palabras.
- Poco menos de cinco días -dijo entonces él, besando su cabello lleno de arena-. Lo sé.
No sabía cómo abarcar ese tema, le dolía pensar en alejarse de él y no podía pedirle que se fuera con ella, mucho menos ahora que vio a Jake y lo mucho que ese muchacho dependía de él.
- Dom... Necesitamos pensar muy bien que hacer, tu vida está hecha en este lugar, al lado de Richard, Chris, tu madre y ahora Jake...
Dom pareció recapacitar cuando mencionó a Jake y suspiró sonoramente.
- No deseo perderte Axel. No nuevamente, no podría resistirlo —Axel se dio la vuelta para quedar frente a frente, enrolló los pies en la cintura de Dom y la mirada llena de dolor de él era un reflejo de su propia mirada—. Cielo, tenemos cuarto días más para pensar que haremos. Lo resolveremos.
¿Sería posible? ¿Resolverlo en cuatro días?
— Lo resolveremos —coincidió ella sin mucho ánimo.
— Axel...
— Mmm...
— Hay algo que tengo que darte y sé que tuve que haberlo hecho hace tiempo pero tenía miedo de hacerlo.
Dom se metió las manos en los bolsillos de su short y vio como sus manos temblaban.
Cuando puso su mano frente a ella y la abrió, Axel se esperó cualquier cosa excepto ese pequeño aro plateado con una piedra grande color rosa.
Dom colocó el anillo en la palma de su mano y lo sintió temblar.
— Lo encontré el día que intentaste ayudar a tu amigo que falleció y te juro que quise dártelo pero no pude y no me corresponde a mí decidir qué hacer con él.
Había buscado como loca ese maldito anillo, les había preguntado a todos sus conocidos en el hospital si no lo habían visto, hasta que un día despertó y se sintió más liviana, con una carga menos y todo era gracias a que ese anillo había desaparecido de su vida. Y ahora volvía y en manos de Dominic.
No estaba molesta con él por tenerlo en su poder pero le hacía preguntarse por qué se lo había dado en ese momento, cuando ambos estaban bien.
Examinó el anillo palmo a palmo y recordó la felicidad que experimentó cuando Josh se lo dio y le prometió un felices por siempre y se sorprendió más cuando no sintió con la misma intensidad el vacío en la boca del estómago cada vez que recordaba esas promesas falsas. Le dolía recordar, pero no al punto de doblarse de dolor, querer llorar e ir hasta la casa de él a tirarle los regalos de matrimonio que sin importar cuanto dijera que ya no había boda seguían llegando a su casa.
— Gracias por no ocultarme esto, Dom.
— Nunca más en la vida te ocultaré nada, te prometo ser sincero y transparente contigo —Dom acarició su cabello y pellizcó sus mejillas.
— Lo mismo conmigo. Nada de mentiras ni ocultarnos cosas.
Lo besó en la frente, las mejillas, la nariz hasta la boca.
— Perfecto, aquí va mi primera cuota de sinceridad. Estoy cansado y creo que caeré dormido en cualquier momento.
— De acuerdo, yo conduzco en esta ocasión.
Se dispusieron a recoger todas sus cosas cuando se percataron de que varias de sus pertenencias habían desaparecido, como la ropa de cambio que llevaban y otras cosas sin importancia. Dieron por hecho que se trataba de algún bromista. Agradeció la insistencia de Dom en guardar los móviles y los bolsos con documentos dentro del auto.
La noche era fresca así que la ropa mojada con la que iban se secó de camino y rápido.
- ¿A dónde me lleva señorita Alwood? –preguntó Dom desde el asiento del copiloto. Llevaba los ojos cerrados y se veía notoriamente cansado.
- A tu casa. Necesitas descansar.
- ¿Te quedaras conmigo? – Dom acarició su pierna con delicadeza.
- ¡Alto! ¡Estoy conduciendo Dominic! Y con respecto a quedarme en tu casa, no lo creo. Jake vive contigo, ¿lo olvidas? No creo que sea muy cómodo para él que yo esté allí invadiendo su espacio.
- ¿Y quién dice que estarás invadiendo el espacio de Jake? – abrió los ojos y se recompuso sobre el asiento –. Él tiene su propia habitación, en todo caso, estarías invadiendo mi espacio en mi habitación, lo cual para mí, no sería nada incómodo –Axel apenas lo volteó a ver y sintió todo el peso de su mirada encima –. Di que sí, por favooor...
- ¡Por Dios! Eres como un niño – se burló ella –. Está bien, me quedaré en tu casa, pero lo hago porque no quiero ser un mal tercio en la "luna de miel" de Richard y Chris.
No les tomó mucho llegar hasta la casa de Dom y no pudo estar más feliz de ver que Jake aún no había llegado a casa.
Debido a que se había quedado sin ropa gracias a un ladrón de quinta, luego de darse una ducha extensa para quitarse toda la arena de encima, tuvo que ponerse ropa de Dominic para estar decente, aunque una camisa tipo polo gris que llegaba hasta la altura de los muslos y un short de gimnasio hasta por debajo de las rodillas no era la vestimenta más decente pero era mejor que pasearse por un apartamento ajeno completamente desnuda.
Luego de arrasar con casi todo lo que había en la nevera se dirigieron a la habitación de Dominic que era tan austera como el resto de la casa, pero el diseño y los colores era lo último en lo que estaba pensando cuando se dejó llevar nuevamente por el deseo y las ganas de querer más de él.
Supo que se había quedado dormida cuando un fuerte sonido la hizo sentarse en la cama de un saltó. Dominic pareció reaccionar un poco más tarde que ella.
- ¿Qué es eso? – preguntó, cubriéndose las orejas con las manos. Le dolía la cabeza y ese escándalo no hacía más que incrementar su dolor
- Es la alarma contra incendios, deja que la apague.
Dominic se dirigió a la sala y a los pocos segundos el apartamento quedó en completo silencio, hasta que escuchó que alguien tocaba a la puerta. Escuchó a Dom hablar con alguien y tranquilizarle.
La lucecita blanca que parpadeaba en su teléfono le estaba notificando que tenía un mensaje y de mala gana estiró la mano para ver de qué se trataba. Estaba segura de que era Bella.
"Puedo entrar cuando quiera a esa casa y no solo puedo activar una simple alarma. No te sirve meterte en mi camino. ¿Qué pensaran en el juzgado de menores de Dominic, si se enteran de que una zorra como tú entra y sale como si nada de esa casa donde vive un adolescente? Espero que hayas disfrutado de esa cama y por tu bien, el de Dom y Jake, espero que sea la última vez"
Axel dejó caer el móvil sobre la cobija y corrió a buscar a esa demente por todas partes. Ella debía estar dentro de esa casa todavía. Había estado observándola en esa misma habitación no hacía mucho, la alarma no tenía ni dos minutos de haberse activado.
Presa del pánico, apenas si cubrió su desnudez con una sábana y buscó debajo de la cama, abrió la puerta del closet, corrió hasta el baño e incluso la puerta del cuarto de Jake, pero no había nadie. Pero ella no estaba loca, Elsa estuvo en esa casa y eso le quedó más que claro cuando encontró las cosas de su maleta tiradas en el suelo y cuando se dispuso a guardarlas, dos trozos de papel captaron su atención.
Rápidamente las tomó y observó perpleja las fotografías instantáneas en las que salían ella y Dominic en la playa, besándose poco antes de irse y la otra era de ellos dos, ingresando al edificio de Dom pocas horas atrás y en la que estaba escrito en rojo un muy claro "Aléjate de él"
- No entiendo que pasó con esta alarma, pero todo está en orden, no te preocupes.
Dom llegó hasta la habitación y Axel no pudo soportar el enojo que la estaba consumiendo por dentro.
- ¿Dime donde narices vive esa desquiciada de Elsa?
No iba a permitir que esa mujer intentara cohibirla. Ya solo eso faltaba.
- ¿Qué sucede? –Dom corrió hasta quedar frente a ella. Se veía preocupado.
Axel le contó todo. Desde la llamada del día anterior hasta el mensaje y las fotos que acaba de recibir.
Como era de esperarse, Dominic reaccionó de la misma forma que ella y corrió a buscar ropa mientras ella le seguía.
- Voy a ir contigo a enfrentar a esa mujer –le aseguró ella. No importaba si iba con esa ropa ridícula.
- Dame esas fotografías y el móvil. Ve a buscar otra ropa, te espero.
Axel corrió a buscar que ponerse cuando escuchó la puerta de la entrada cerrarse con fuerza.
- ¡Dominic!- gritó furiosa. Intentó abrir la puerta pero estaba con el seguro puesto – ¡Dominic, abre! ¡Dominic Bryce!
Él no podía haber hecho eso con ella.
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