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Capítulo 35

Dom no pretendía escuchar esa conversación privada, solo iba a ver si Axel se encontraba bien pero, no pudo evitar quedarse pendiente cuando escuchó a Isabella preguntar:

- Sé sincera conmigo, ¿por qué volviste con Dominic Bryce si todavía amas a otro?

Probablemente le hubiese dolido menos que un diesen un puñetazo en la boca del estómago, que escuchar esa pregunta, pero se recordó a sí mismo que él no tenía derecho alguna a reclamar nada, a sentirse dolido sí, pero a intentar pedir explicaciones, jamás. Tanto Axel como él habían continuado con sus vidas durante todos esos años y estaba claro que si se iba a casar es porque amaba a su prometido, ¿pero a él, eso en dónde lo dejaba? ¿Qué sentía realmente Axel por él?

Tocó la puerta por impulso antes de siquiera escuchar una respuesta por parte de ella y abrió. No deseaba escuchar nada en ese momento, estaba en un momento frágil para su reciente relación y no quería que las dudas hablaran por ambos.

Cuando ingresó a la habitación, tanto Isabella como Axel, se voltearon a verlo. Una con fastidio y la otra con una mirada llena de lágrimas y dolor.

No le gustaba verla así, de esa manera, le recordaba tanto a la Axel que él destruyó seis años atrás y quería a toda costa borrar esa expresión de abatimiento de su bello rostro.

- Axel, ¿podemos hablar un momento? – le pidió, se acercó a la cama a pesar de la amenazadora presencia su hermana menor.

- Estamos hablando nosotras, si no te importa – la hostilidad de Isabella le dio la bienvenida nuevamente y se puso a la defensiva delante de su hermana.

Sabía también que se merecía el rechazo de esa niña, pero ya se estaba cansando.

- Bells, por favor –Axel se limpió las lágrimas con la yema de los dedos e intentó recuperar la alegría en el tono de su voz pero a él no le engañaba. Ella no estaba bien.

- Iré a ver que preparó Claire – Isabella pasó a su lado y le recordó tanto a la chiquilla de carácter fuerte que él conoció.

Dom se sintió con más libertad y se acercó hasta la cama en donde se encontraba Axel sentada.

Permaneció en silencio y esperó a que ella fuera quien hablara. Él no quería obligarla a hacerlo y tuvo que esperar más de cinco minutos hasta que por fin las palabras salieron de su boca.

- ¿Cómo lo hiciste? ¿Cómo pudiste superar lo que ella te hizo? – sus ojos estaban llenos de lágrimas nuevamente y Dom no pudo contenerse y la atrajo hacia él y la abrazó mientras ella intentaba calmarse –. Te juro que lo odio, lo que me hizo me continúa doliendo pero soy tan idiota que le sigo...

- Amando – completó él en un susurro. Ella debió notar algo extraño en su tono de voz, porque prontamente alzó la vista y se sentó recta sobre la cama.

- No debería de estar hablando de esto contigo, lo siento –sus mejillas se sonrojaron aún más y Dom sonrió.

- Estoy algo experimentado en este tema, descuida – intentó hacerla sonreír un poco y segundos después lo consiguió –. No dejas de amar a alguien de la noche a la mañana a pesar de todo el dolor que te haya causado – respondió él, finalmente a su pregunta –. Tardé algo de tiempo en comprender que lo que ocurrió no fue por mi causa, yo no fallé, fue ella y después de eso, su recuerdo y todo lo que pasé por su causa no significaron nada para mí.

- Pero volviste con ella – soltó de inmediato la acusación y cerró con fuerza los ojos –. Lo siento, no debí decir eso.

Era algo lógico que ella supusiera, él había regresado con Elsa luego de jurarse que jamás lo haría y no tenía una explicación concreta por el cual lo hizo, pero había cometido un grave error al hacerlo y se arrepentiría por el resto de su vida por ello.

- No tienes por qué sentirlo, pero créeme cuando te digo que esa es la segunda cosa por la que estoy arrepentido.

- ¿La segunda? ¿Cuál fue la primera? – había dejado de llorar y prestaba atención a sus palabras y Dom se abstuvo de sonreír al ver su nariz lisa y roja por el llanto.

- Dejarte ir, Axel –acarició la mano de su novia por encima de cama y esta no rechazó su contacto –. Ese fue mi más grande error en esta vida. No lo fue el engaño de Elsa en nuestra noche de compromiso, no fue perder a mi mejor amigo por eso, tampoco el hacer todo lo malo que hice cuando te conocí, mi mayor error fue no creer en ti, no darte la oportunidad de defenderte y tratarte de la manera en que lo hice. Indirectamente, yo soy el responsable de que estés sufriendo ahora por lo que ese hombre te hizo, por el engaño y el dolor al que fuiste sometida por él y lo siento.

- Tú no eres culpable de lo que... Fui tonta, muy confiada y al final pague un alto precio por eso.

Axel le recordó tanto al Dominic de tantos años atrás, cuando se culpaba a si mismo por haber sido traicionado, sabía que era lo que seguía, caer en auto compadecerse y era lo último que deseaba para ella, así que, era hora de que ella también abriera los ojos a la realidad.

- ¡No vuelvas a decir eso otra vez! – endureció un poco su tono de voz y ella lo observó sorprendida –. De eso tratan las relaciones, de confiar en la otra persona, Axel. Él te defraudó y eso ya no es asunto tuyo.

- Dime algo Dominic, ¿qué está mal en mí que no lo logro con esto del amor? ¿Será que estoy destinada a vivir rodeada de perros por el resto de mi vida? – Axel apoyó la cabeza sobre sus piernas y se acostó a como pudo en la cama.

Dominic acaricio su cabello, que se había despeinado de su elegante coleta.

- No te gustan los perros si mal no recuerdo y pensé que las solteronas vivían rodeada de gatos – murmuró él. La vio alzar la comisura de los labios en una sonrisa.

- Entonces moriré sola y se darán cuenta de que estoy muerta cuando los gatos de mi vecina la solterona numero dos olfatee mi mal olor – con la yema de su dedo índice, Axel hacia círculos en su pierna. Probablemente ella lo hubiese olvidado, pero justo en esa área él tenía cosquillas así que cuando se carcajeó, ella lo volteó a ver de mala manera –. Creo que lo olvidaste, pero tengo cosquillas en las piernas –se defendió él, luego de que ella le golpeó el hombro con el puño cerrado.

- No has cambiado nada en todos estos años.

- Claro que cambié, lo hice años atrás. Yo no era nada antes de conocerte a ti, el día en el que apareciste en mi vida, ese día empecé a vivir. – Axel le ofreció aquella mirada que hacía querer doblegarse ante ella y permanecer así de por vida.

- Así que es mi culpa – ella recostó la cabeza nuevamente sobre sus piernas de tal manera que ambos se veían frente a frente.

- Gracias a todos los dioses es tu culpa –le ofreció un pequeño beso en la punta de la nariz y ella lo atrajo por la nuca con sus brazos y lo besó en los labios.

Todo dentro de él reaccionó a ese beso, al igual que los anteriores, pero se percató de que ese beso era distinto a los demás, no solo por el hecho de que estaba en una posición incómoda sino porque ella estaba aferrada con tanta fuerza a él que parecía que estaba dejando su vida entera en ese beso.

Deseaba a esa mujer, más que a nada en el mundo y no solo era a su cuerpo sino a ella, su ser, la manera en que lo veía, como sonreía y, como hablaba parecía que el mundo daba un giro de ciento ochenta grados, al menos su mundo si giraba.

La había amado seis años atrás y la continuaba amando en ese instante y no iba a dejar de luchar por ella, por su amor y costara lo que costara lograría que olvidara ese dolor por el que estaba pasando.

Muy a su pesar culminó el beso y permaneció con los ojos cerrados, disfrutando las sensaciones que este había provocado.

— ¿Qué vas a hacer hoy? ¿Puedes pedir el día libre? —sabía dónde quería llevarla y era algo que le había prometido tipo atrás y no pudo cumplir.

— Estoy libre todo el día de hoy y mañana y tarde de mañana así que pienso dormir todo el día y un poco más —Axel se acomodó su vestido provocador y sugerente y se puso de pie, corriendo hasta el espejo para arreglarse el maquillaje —. ¿Y tú, qué harás?

— Pienso cumplirle a mi chica una promesa que tengo pendiente —ella lo observó a través del espejo y esperó a una respuesta más sustancial—. Prepara una muda de ropa y tú traje de baño.

Le complacía verla sonreír tan abiertamente y deseaba tener una cámara fotográfica en ese instante para captar ese momento.

— ¿La playa? Oh por Dios, tengo tantos años de no ir —comentó mientras corría a sacar su maleta púrpura y rebuscaba en la misma.

Pensó que ella pondría más pelea y le daría mil y un razones para no ir pero realmente parecía urgida en salir de ese lugar. Así de mal estaba y no podía engañarlo.

— Te espero afuera, linda —debía hablar con Richard​ y Chris, y explicar por qué se irían así tan pronto y quería darle un momento de privacidad a ella.

— Hey, espera un poco. Ayúdame con esto —Axel le dio la espalda y señaló hasta el cierre de su vestido—. Ni de chiste pienso ir a la playa con este vestido.

Dom se sintió como un adolescente que le iba a bajar el cierre del vestido a una chica por primera vez. Las manos le sudaban y temblaban y su corazón palpitaba con demasiada fuerza.

Bajó con extrema lentitud el cierre del maldito vestido y poco a poco su piel suave y delicada fue quedando al descubierto. Sintió una leve capa de sudor en la frente cuando se percató que no llevaba sostén y tuvo que sacar toda su fuerza de voluntad para no acariciar su espalda desnuda y besar cada centímetro de la misma. Al llegar a su cintura, ella puso una mano sobre la de él.

— De aquí en adelante yo puedo con el resto del trabajo.

¿Trabajo? No se podía catalogar el desvestirla y no tocarla como un trabajo sino más bien como una tortura y ella lo sabía por eso se lo pidió.

Pudo fingir no haberse sentido como un idiota y le guiñó un ojo cuando ella le sonrió con malicia por encima del hombro mientras dejaba caer el vestido al suelo ante su no muy discreta mirada.

Recorrió con la vista y con lentitud desde coronilla de la cabeza, pasando por la curva de su espalda, los muslos de sus largas piernas hasta el tacón de sus zapatos negros.

¿Qué había sido de la chiquilla que le daba vergüenza siquiera dormir en lencería? Había crecido segura de sí misma y su sensualidad y confiada de lo que poseía.

—Afuera estaré... Estaré afuera —se corrigió a sí mismo luego de aclararse la garganta en varias ocasiones, la tenía seca.

Axel asintió con la cabeza sin darse la vuelta y se dirigió hasta el baño con ropa en las manos.

Dom prácticamente salió corriendo de la habitación para evitar hacer una estupidez que a la larga le perjudicaría y se sintió acalorado y no era por el verano precisamente.

Christiana, quien se lo encontró en el pasillo pareció preocupada al verlo.

— ¿Estás bien?

— Sí, estoy bien, cariño —Dom le pasó un brazo por los hombros y caminó junto a ella de regreso a la sala—. Necesitamos hablar contigo y con Richard.

— Pero y Axel, ¿dónde está ella?

— Ella está bien, descuida, pero me la llevaré lejos de aquí por unas horas para que esté mejor.

— ¡Oh por Dios! Lo olvidé por completo —Christina se detuvo antes de llegar a la sala—, soy una amiga terrible... El día de su boda, de mañana y yo...y yo invitándola a ser la testigo de la mía hoy.

— Chris, basta —Dom tomó a su cuñada por ambas mejillas y le hizo que lo viera a los ojos. No sabía si era la angustia, el hecho de que se había casado pocos minutos atrás o el embarazo lo que la estaba haciendo llorar pero a Dom no le agradaba verlas en ese estado—. Axel va a estar bien, mañana no es el día de su boda, mañana es el día en que ella estará conmigo, a mi lado, sin nadie que se nos interponga en el medio.

- No tienes idea de lo extasiada estoy de saber que ustedes dos... - las palabras de Chris quedaron en el aire cuando vio a Isabella acercarse a ellos.

- ¿Dónde está mi hermana? – se digirió directamente a él, luego de sonreírle con mucho cariño a Christina.

- Se está cambiando, nos iremos de paseo por un rato –Chris lo abrazó por la cintura con fuerza al ver la expresión de Isabella endurecerse pero después de un momento, sus ojos grises demasiado expresivos dejaron de llamear por el enojo.

- Necesito hablar contigo antes que nada – Bella se encaminó hasta un lugar alejado de todos los invitados.

- Enseguida regreso –Dom besó la frente de su cuñada antes de seguir a Isabella hasta el patio trasero de la casa.

Una vez solos y sin nadie de por medio, Isabella habló sin ningún filtro.

- Mi hermana está herida por lo que el hijo de puta de su ex le hizo pero aun así lo ama, pasó con él tres años de su vida y te superó hasta cierto punto, era feliz, habló de formar una familia con hijos y todo, ¿puedes creerlo? – habló en voz baja y calmada, para nada comparado como le había hablado cuando la volvió a ver, incluso parecía más serena.

- No soy idiota, Isabella. Sé que Axel continua amando a ese hombre pero, también sé que me quiere a mí y voy a lograr que ella salga adelante. Vamos a salir adelante, los dos juntos, como siempre debió ser.

- Deseaba que Axel encontrara a alguien que le ayudara a salir de la depresión en la que se estaba empezando a hundir y que es demasiado orgullosa para admitir e intenta ocultarlo con risas y palabras rebuscadas pero, ver que te ha elegido a ti para esa tarea me parece demasiado estúpido, pero es su vida y tengo la esperanza de que sabrá cómo manejar esta situación.

- Ya lo has dicho tú, es su vida - coincidió él –. Pero no creo que hayas pedido hablar conmigo para decirme algo que ya sé de sobra.

- Tienes razón, solo quería rectificar que estabas claro que mi hermana no está pendiente solo de ti – la sonrisa maliciosa que le ofreció Isabella le recordó a la sonrisa que le había ofrecido Axel minutos atrás en la habitación, al quedar casi desnuda delante de él –. Como bien sabrás, Axel estará aquí solo cinco días más, después de eso, ella regresara a su casa, el lugar que considera su hogar. ¿Qué harás cuando eso suceda? ¿Cada uno seguirá con su camino? ¿La dejaras nuevamente?

Había pensado en eso y no le agradaba pensar en ello aunque fuese una realidad. Axel se iría de Perth en cinco días y estaba seguro de que no se quedaría por él ni por nadie, su vida estaba hecha en ese tempano de hielo al que llamaba hogar, junto a sus amigos y su trabajo.

Él por el contrario, le gustaba su vida y su trabajo en esa ciudad, podía tener el caos y la tranquilidad de su país en el mismo lugar, tenía a su madre, a su padre –de alguna manera– y a su hermano, su familia estaba en Perth pero, su felicidad al lado de Axel no se encontraría en el mismo lugar en unos cuantos días y la sola idea de separarse de ella otra vez le dolía en lo más profundo. De nada le valía vivir en ese lugar si ella no estaría con él.

- Piensa en ello, Dominic, toma una decisión y sé claro con ella antes de que sea tarde nuevamente.

Isabella se marchó y lo dejó solo, con la duda y la indecisión. No podía ni quería perder a Axel nuevamente y tenía que resolver eso cuanto antes.

- Aquí estás.

Dom prestó atención a la dulce voz a sus espaldas y sus miedos se evaporaron cuando la vio sonreír y acercarse a él con una pequeña maleta de mano celeste.

¿Cómo iba a ser capaz de dejar nuevamente ir al amor de su vida? Nunca.

- Estoy lista para irme.

Sabía que es estaba refiriendo a la playa, pero en ese momento esas palabras significaron tantas cosas -y ninguna era buena -que corrió hasta que se sintió seguro junto a su calidez.

- Nos iremos juntos, tu y yo, mi amor - le juró, antes de besarla.



Tarde pero seguro, lo lamento y espero disfruten el capítulo, es el capítulo que más tiempo he tardado en escribir y reescribir y reescribir, pero me encantó el resultado final. 

Nos leemos el viernes y muchas gracias por sus votos y comentarios. 




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