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Capítulo 32

Axel estaba sentada en el tejado del hospital, nuevamente, pero esta vez mientras esperaba a Dominic, quien estaba siendo atendido por el médico de turno para curar sus puntos. Había quedado de esperarlo.

Desde que ingresó al hospital, no se pudo salvar de más de un par de miradas llenas de curiosidad de quienes la conocían desde hace años, al verla con uniforme y en compañía de alguien, pero Axel no les dio el placer que la vieran temblar o incluso sonrojarse.

Sabía que esperar cuando aceptó darse esa nueva oportunidad con Dom, no todo el mundo estaría de acuerdo, pero lo que todo el mundo pensara la tenía sin cuidado. Quién iba a cargar con las consecuencias si eso salía bien o mal, sería ella, nadie más.

No comprendió porqué se sintió incómoda cuando su jefe no apartó la mirada de ella, incluso cuando pasó junto a él y no solo vio consternación en su mirada azul, sino también miedo, enojo y decepción. Todavía lo conocía muy bien.

No cuestionaba su decisión de haber regresado con Dom, pero si la rapidez con la que lo había hecho. Justo como la primera vez, no pensó la situación con la cabeza fría, sino que actuó simplemente. Tal vez debió tomarse su debido tiempo para pensarlo y analizarlo.

"Si lo hubieses pensado mejor, te habrías negado a su petición", se dijo a sí misma.

— Ya basta, ya basta —se regañó, lo hecho estaba hecho.

Tenía los ojos cerrados así que cuando no sintió el calor del sol en el rostro los abrió de inmediato y de no ser porque estaba sentada, se habría caído al suelo.

Justo frente a ella se encontraba Kevin, haciéndole sombra a su sesión de auto bronceado.

No podía ver bien su rostro debido a la posición en la que se encontraba, pero no necesitaba ser un genio para saber cuál era su expresión. No andaba su uniforme de trabajo, simplemente una camisa blanca manga larga y un jeans que lo hacía ver endemoniadamente más guapo.

— ¿Necesitas algo? Todavía no estoy en mi horario laboral —fue ella quien rompió el silencio, ya que él solo la observaba.

— Yo tampoco, pero por tu apariencia, cualquiera diría que si —fue su respuesta, su tono de voz era calmado, sereno, igual que siempre—. ¿Puedo sentarme un rato?

— Hay mucho espacio por aquí —señaló ella. En poco tiempo tuvo a Kevin a la par.

Ahora que podía verlo a la cara y de cerca, notó la huella del cansancio en sus ojos.

Ambos se estaban retando con la mirada, estudiando la expresión del otro, hasta que finalmente fue ella quien se cansó de ese juego.

— Dilo —lo retó. Sabía de qué quería hablarle y ella ya sabía que responder.

— Axel...tú fuiste muy importante para mí por tantos años que ya ni recuerdo el tiempo exacto —comenzó él, observando hacia el frente. Ella lo imitó—. Fuiste mi mejor amiga, mi novia, mi compañera y prometida. Fuiste todo para mí en ese entonces y cuando ocurrió todo el asunto de Dominic Bryce, realmente deseé que fueras infeliz a su lado, que te lastimara de la misma manera en la que tú me habías lastimado a mí, pero cuando eso ocurrió, sentí que me moría por dentro, porque aún te amaba y tú dolor era mi dolor igualmente, así que por creer que hacía lo correcto, cometí errores muy grandes que te hirieron aún más. Tú me odiaste y me pediste que me alejara, lo cual acepté porque me sentía terrible y no encontraba la forma de verte a la cara, pero si hubiera sabido que te irías, que desaparecerías de un día para otro, habría luchado para que te quedaras a mi lado, aunque fuera solo como amigos, pero te fuiste, nadie supo nada más de ti, es como si nunca hubieras existido y tuve que darme por vencido en todos los sentidos que te puedas imaginar.

"Muy bien Axel, ¿qué era lo que le ibas a responder?

Sintió algo frío recorrerle por las mejillas y hasta ese momento cayó en cuenta de que estaba llorando y se limpió lo más rápido posible las lágrimas. ¿Por qué Kevin le estaba haciendo eso? Él sabía que ella también había cometido errores, lo había lastimado demasiado y nunca se disculpó con él. ¿Por qué?

- No te digo esto por hacer sentirte mal ni mucho menos, creo que te debía una disculpa por todo lo ocurrido en el pasado y de una vez te aclaro, para que no sientas incomoda, que el amor que te tuve años atrás, ahora lo guardo en mi corazón, eres una parte de mi pasado que siempre recordaré con mucho cariño, pero no pretendo a llegar a nada más que una simple amistad contigo, antes de haber sido mi novia, fuiste mi mejor amiga y me gustaría que nos veamos como eso, como amigos. Ni más ni menos.

Axel tenía un nudo en la garganta que le impedía hablar y tardó un buen rato en recomponerse.

Kevin la espero pacientemente.

- En esa época fui muy egoísta y pensé solamente en mi dolor y no me detuve a pensar que tú también estabas herido por mis acciones. Solo sabía que de la noche a la mañana todos se habían vuelto mis enemigos y viceversa y nunca voltee a ver atrás para reconocer que yo también había dañado a muchas personas, incluido tú, pero ahora que el destino nos ha puesto de nuevo en el mismo camino, quiero hacerlo, quiero pedirte mis más sinceras disculpas por no haber sido la persona que tu esperabas que fuera, por dañarte, por no haberte valorado y ahora que veo hacia atrás, tu eres una de las mejores cosas que me han pasado en la vida, tu amistad la valoraré por siempre, aunque la distancia nos separe una y otra vez.

Kevin sonrió y apoyó la cabeza sobre el concreto de la pared.

- ¿Estamos en paz entonces? – quiso saber el hombre.

- En paz – coincidió ella.

- De acuerdo – le extendió la mano y Axel la estrechó, para que de esa manera sellaran su pacto de amistad –. Ahora que soy tu más íntimo amigo, dime una cosa... Tú y Bryce...

- Sí, es lo que estás pensando – no lo dejó ni siquiera terminar la frase, ya que sabía lo que quería saber.

Kevin asintió con la cabeza en una sola ocasión y esta vez sí se inclinó para quedar más cerca de ella. Sus ojos azules se mostraron más curiosos. Axel le puso un dedo sobre la frente para alejarlo un poco, estaban demasiado cerca el uno del otro.

- Aun lo amas – dijo entonces, sonriendo por su reacción exagerada.

- Aun lo quiero – aceptó –, así que decidí intentarlo nuevamente. Ya no tengo nada más que perder.

- Intentarlo nuevamente – repitió él y parecía hablar consigo mismo –. Por qué no... Ten cuidado Axel, es el único consejo que te daré, se más cautelosa y desconfiada en esta ocasión, no creas todo lo que te prometan, pide resultados. Si mal no recuerdo, eres una romántica sin remedio, así que...

- No hace falta que lo digas, he fallado tantas veces en esto del amor y creo que he aprendido la lección. Cautelosa, desconfiada, no creer en promesas sino en los resultados, ¿así mismo? –señaló cada una de las cosas que él mencionó.

- Tal cual lo has dicho. Y dime otra cosa, ¿qué hay de la mujer que vino el otro día? Habías dicho que era su novia.

- Era – Axel se encogió de hombros. No le apetecía hablar de Elsa, así que cortó de inmediato.

- Ten cuidado con ella, no me da mucha confianza y no parece ser una buena persona.

Eso no necesitaba que se lo recordaran, Elsa, estando herida era muy peligrosa. Axel lo sabía de primera mano.

- ¿Y quién se ira a vivir con quién? – la pregunta de Kevin la desubicó un poco.

- ¿Qué?

- Tú vives en otro lugar, a muchísimos kilómetros de distancia de aquí, Bryce continúa viviendo acá, ¿él se mudará a tu casa o tu volverás y dejar todo lo que has lograda allá?

No había pensado en ello, era algo lógico de pensar, pero ella lo había pasado por alto y ahora sentía miedo nuevamente. Ella tenía su vida en aquel frío lugar, sus amistades, su trabajo, un lugar que le daba paz hasta cierto punto y Dominic vivía en Perth, todo lo tenía allí, su familia, su trabajo, su casa, sus amistades. Ambos tenían sus vidas hechas en lugares distintos.

- De acuerdo, dejo de preguntar porque veo que no tienes respuestas ni siquiera para ti –Kevin le palmoteó la rodilla y Axel buscó a toda costa hacer que el tema de la conversación dejara centrase en ella. Últimamente le daba pánico hablar del futuro.

- Ahora dime tu – disimuló bien el temblor en su voz y se dirigió a su nuevo amigo –. ¿Qué tal has estado? ¿No hay nadie por allí que te quite la paz? Por lo que me han contado en los pasillos, estás soltero y tienes muchas candidatas.

Kevin puso los ojos en blanco y negó con la cabeza. Estaba claro que conocía esos chismes de pasillos.

- ¿Estás tratando de ligar conmigo, por eso preguntas? – Kevin alzó ambas cejas y Axel sonrió ampliamente.

- No puedo creer lo engreído que te has vuelto, por Dios. Vamos, dime, tú me sacaste información a mí, creo que es justo que yo también sepa algo.

- Nadie me quita la paz... solo el sueño, a veces –aceptó entonces.

Tuvo que aceptar que sintió una punzada de dolor en su ego. Sabía que era ridículo, pero tal vez era porque se trataba del hombre que algún día le dijo que era el amor de su vida y que la amaría solamente a ella por siempre el que estaba hablando que sentía algo más por alguien, pero también ella había hecho lo mismo, le había hecho promesas que no cumplió y se enamoró de alguien más.

- ¿La conozco? –dejo a un lado sus tonterías y quiso saber más.

- Has hablado con ella. Es todo lo que diré.

Axel abrió la boca, realmente sorprendida por las evasivas respuestas de Kevin, no podía decir algo así y luego callar.

- Vamos, dime más, Kevin Baxter – golpeó el hombro de él con algo de fuerza.

- Estas golpeando una de mis herramientas de trabajo, Axel, más respeto por favor.

- ¿Dime quién es?

- ¿A qué viene toda esa curiosidad por mi vida amorosa?

Axel se sonrojó por la pregunta.

- No lo sé todavía, tal vez por simple curiosidad como dices o porque quiero redimirme contigo –se encogió de hombros. Era fácil ser honesta con Kevin, porque él también lo era con ella. Lo sabía.

- No te sientas obligada por nada, no tienes nada por lo cual debas redimirte. Axel, el pasado es el pasado, lo que cuenta son las acciones que hacemos en el presente...

- Gracias, por todo, por tu amistad, por tus consejos y por no juzgarme – Axel le tomó la mano y la apretó con algo de fuerza. Kevin entrelazó sus dedos. Se sentía diminuta junto a él.

- No soy quien para hacer eso – sus miradas se cruzaron y habían, demasiadas cosas en ambas que sabían todavía no se habían dicho, pero eso sería luego, había tiempo de sobra –. Ahora, si me permites, debo ir a casa a intentar dormir, hoy quedas al mando de tu amigo McGrath, tengo libre.

- ¡No me jodas! – soltó sin pensarlo, por lo cual Kevin se carcajeó. Ya sabía con qué molestarla y se estaba aprovechando.

- Señorita Axel, debes desilusionar a ese hombre de una vez por todas.

- Basta, no me digas así – en McGrath se escuchaba hasta divertido, pero con Kevin, sabiendo el pasado que tenían juntos, le provocaba un cosquilleo en la palma de las manos que no era para nada grato.

- Cuídate, Axel. Espera un poco para bajar, si nos ven salir juntos de aquí, serás el centro de atención de todo el mundo.

- Vete –se despidió ella, con una sacudida de mano –, no vaya a ser que tu chica te vea aquí y se ponga celosa.

- Dado el caso, no creo que sea ella la celosa por aquí.

Axel comprendió a quien se refería y la dejó con la boca cerrada.

Esa era una prueba para Dominic, quiera ver si seguía siendo el mismo ser posesivo de años atrás, que no permitía que se acercara nadie por temor o desconfianza.

Esperó al menos por cinco minutos para decidir bajar hasta la primera planta del hospital y buscar a Dominic. A esa hora ya deberían haber terminado con él.

Cuando se dio la vuelta para ir hasta la puerta del tejado se dio un susto de muerte cuando lo vio de pie en la entrada.

¡Rayos! ¿Cuánto tiempo llevaba observándola?

— ¡Carajos! ¿Cómo sabías que estaba aquí? – se acercó hasta él y lo vio a los ojos.

— Kevin me ha visto buscándote y me dijo dónde estabas – su tono de voz no era el mismo y su forma de verla era extraña, pero no parecía molesto. ¿Estaría haciendo un gran esfuerzo para contener su carácter?

— Iba a ir a ver si ya estabas listo. ¿Qué tal todo? ¿Qué te ha dicho el médico?

— Odio a los médicos, pero ha dicho no hay nada de qué preocuparse, dijo que hiciste un trabajo excelente al esterilizar mi herida. ¿Estás bien?

Axel estaba desconfiada, no creía del todo esa postura despreocupada de Dom, él no era así de calmado.

— ¿Por qué no habría de estarlo?

— ¿No te estuvo molestando Kevin? –Dominic le pasó su mano sana por los hombros y Axel lo notó tenso.

Se encaminaron hasta las escaleras para ir hasta la planta baja.

— ¿Molestándome? ¡Para nada! Estuvimos hablando, es mi jefe y mi amigo.

Desde ese momento Dominic no dijo nada más y llegaron hasta la caja en donde le dieron la cuenta a Dominic, este pagó con rapidez y se dirigieron hasta el estacionamiento.

— ¿Te ocurre algo? –indagó Axel, una vez dentro del auto, de camino a casa de Richard y Chris.

— Creo que lo que me inyectaron me dejó algo mal, no me siento bien. Creo que quedaré inconsciente en cualquier momento

Ahora que lo veía bien, si, se estaba algo pálido y con las pupilas dilatadas.

Se sintió tan tonta de estar pensando que Dominic estaría así de frío con ella por causa de Kevin y en realidad era que estaba con una fuerte dosis de medicamentos.

Soltó una carcajada histérica y Dominic ni siquiera reaccionó.

Llegó a casa y se lamentó de que no hubiera nadie que la ayudara a sacar a Dominic del auto ya que se había quedado dormido apenas segundo después de salir del hospital.

Con demasiado esfuerzo, logró llevarlo hasta el sofá de la sala de estar y lo dejó caer al no soportar el peso. Dio gracias a Dios que en el suelo hubiese una alfombra que aplacara el golpe que se hubiese llevado de no haber nada. Él ni se movió ni se quejó.

- Lo siento –se disculpó.

Fue a su habitación por una cobija para cubrirlo un poco.

Se sentó en el sofá frente al que estaba Dominic durmiendo y lo observó, estudió sus facciones y su expresión serena.

¿Cómo iba a hacer funcionar esa relación cuando vivían tan lejos el uno del otro?

¿Una relación a distancia? No, no funcionaría así.

¿Mudarse ella de regreso a Perth? Tampoco lo veía factible, su hogar era otro.

¿Mudarse él con ella? No lo veía a él, un hombre de ciudades y ambiciones grandes, viviendo en ese pequeño pueblo donde el negocio más rentable eran las montañas para hacer snowboard.

No le veía un futuro a eso, por ningún ángulo que se le viera.

¿Qué debía hacer? Tal vez, poner una fecha límite para ver si esa relación iba para algo más. ¿Pero cuánto tiempo? Aun le quedaba una semana para irse de Perth, tal vez en ese tiempo se le ocurriera algo.

La melodía de su móvil resonó por toda la casa y buscó su bolso para contestar cuanto antes y lo encontró tirado en la entrada de la casa.

- Hola – contestó segundos antes de que colgaran la llamada, ni se fijó quien era.

- Aléjate de él.

Esa voz. La piel se le erizó cuando supo quién era, pero no permitió que su miedo le ganara.

- ¿Qué quieres, Elsa? ¿Quién te dio mi número? – se asomó con discreción por ventana al sentirse insegura y observada. No se veía nadie a simple vista.

- No será difícil para mí aplastarte como a un simple animalito, así que, te lo advierto de una vez...

- A mí no me amenaces, si vas a hacerme algo, ven de inmediato y arreglamos nuestros asuntos, nada me daría más placer en este momento.

- Tú no me conoces aun, Axel.

- Y tú a mí tampoco, Elsa. No me alejaré de Dom, no por tu causa. Perdiste, acéptalo y supéralo –cortó la llamada y apagó el teléfono. No quería recibir más llamadas de esa mujer.

No le tenía miedo, ella sabía defenderse muy bien y las amenazas le tenían sin cuidado. Entonces, ¿por qué se encontraba dando vueltas por todos lados, mientras se mordía las uñas con nerviosismo y se repetía mentalmente que todo iba a estar bien? 

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