Capítulo 3
Dos días después:
Axel estaba despidiéndose de su compañera de trabajo, cuando los paramédicos del servicio de emergencias ingresaron con dos camillas en las cuales no pudo identificar a ningún de los pacientes, pero por lo que decían los paramédicos de la ambulancia a los médicos de turno, eran un hombre y una mujer, víctimas de un accidente de tránsito.
La joven dio espacio para que ambas camillas pasaran justo frente a ella y sus ojos se clavaron en la primera camilla, en donde reposaba una mujer de cabellos rubios y cortos, quien iba con la mirada perdida y con el cuerpo lleno de rasgaduras, moretones y sangre. El corazón se le aceleró cuando la reconoció y aún más cuando logró identificar al hombre que iba inconsciente boca abajo en la otra camilla.
- ¡Oh, por Dios! -se cubrió la boca con las manos y se acercó para ver si su mente no le estaba jugando una mala broma.
Ingresaron a ambos en habitaciones distintas y aprovechó a interceptar a uno de los paramédicos y conocido suyo, para averiguar qué había pasado.
- Mike, ¿qué le ocurrió a esa pareja? -le preguntó al chico delgado y moreno. La voz le falló al finalizar la pregunta.
- Un idiota se cruzó la señal de alto y el hombre perdió el control del auto en el que iban, al tratar de esquivarlo y fue a dar a la línea del tren que pasó justo en ese momento y los arrastró por varios metros. Es una suerte que estén con vida. El imbécil que cometió la impudencia está completamente ileso, ¿puedes creerlo? -Mike arrugó la frente y sus ojos marrones mostraron desagrado al decir esas palabras.
- ¿Qué tan mal están? -Mike no pareció notar el pánico en su tono de voz.
- Ella está bien, solo golpes leves, una contusión y crisis nerviosa por lo ocurrido, pero él se llevó la peor parte -Mike le palmoteó la espalda y esta vez sí le dedicó una mirada curiosa-. Lamento de lo tu boda, me enteré que la cancelaste.
¿Acaso alguien en ese hospital no estaba enterado de su fallido intento de boda? Y aun peor, del engaño de Josh.
- Gracias -respondió sin muchas ganas.
-Nos vemos luego, Alwood -Mike le guiñó un ojo y salió corriendo cuando su compañero lo llamó.
Axel quería quedarse para saber que rayos había ocurrido y quería saber sobre el estado de sus amigos, pero si su jefa la veía rondando el hospital luego de su turno le armaría pleito, así que decidió irse a casa y tratar de averiguar por otros medios que había pasado. Volvería al trabajo en unas cuantas horas de todas formas.
Luego de hacer varias llamadas, la joven acabó frustrada al ver que nadie sabía nada con respecto al accidente de sus amigos.
No pudo dormir absolutamente nada y ni siquiera sintió la falta de su pareja nuevamente como todos los días. En lugar de eso sintió miedo al imaginar su vida sin alguna de esas dos personas que tanto la habían ayudado luego de que su estabilidad familiar y emocional se viniera abajo.
Decidida a no dejar que los fantasmas de su pasado atacarán, tomó una ducha larga y caliente, comió de la pasta que Bella había llevado días atrás y se preparó para irse al trabajo. Aun le quedaba una hora para entrar a su turno, pero estaba demasiado ansiosa por saber del estado de sus amigos y no le importó.
Ingresó al hospital, se dirigió a cambiarse el uniforme y se arrepintió ya que se topó con Amanda, su compañera, "amiga" y amante de Josh.
La mujer era bastante atractiva, el cabello corto, liso y negro hasta la altura de la nuca, piel clara, rostro de porcelana, ojos grises grandes y unos labios que Axel siempre envidio.
No había coincidido con ella en el hospital desde hacía más de una semana y ahora que la veía Axel realmente quiso golpearla. Se controló y se dijo a si misma que tenía cosas más importantes que lidiar que con Amanda. Se cambió en silencio y salió del lugar tan rápido como pudo.
Eva, su otra compañera de turno y amiga le esperaba afuera del cuarto.
- No te niego que me hubiese gustado escuchar, aunque fuese un insulto de tu parte, Axel -se quejó la linda morena de cabello rojo y rizado.
- Vas a tener que pagar si quieres verme de esa manera -bromeó ella, pero la verdad es que quería lo mismo que Eva.
-Eres la prometida engañada más serena que he visto en mi vida. ¿Ya estás enterada de la situación de tus amigos, cierto? Supe que estuviste llamando todo el día para saber de ellos –Axel simplemente asintió con la cabeza. Eva conocía muy bien a sus amigos–. Todo va a salir bien, ya lo verás...
Ambas se encaminaron hasta donde Mariane las esperaba y les asignó sus deberes de la noche.
Axel suspiró aliviada al ver que le tocaba hacer guardia en emergencias y en la UCI nuevamente. Su trabajo siempre se enfocaba en el área de emergencias, pero en ocasiones la enviaban a otras áreas del hospital cuando no había suficiente personal.
Cuando estuvo libre del resto de pacientes fue hasta la habitación donde sabía que se encontraba su amigo.
Cuando ingresó, ya había una mujer que le estaba dando la espalda. Axel se aclaró la garganta para llamar su atención.
- Hola, vengo a revisar al paciente -informó ella, cuando la mujer de grandes ojos verdes la volteó a ver.
Axel nunca conoció en persona a la madre de los Bryce en persona, pero no necesitaba ser un genio para saber que se trataba de ella. Era idéntica a sus hijos y eso hizo que algo que creyó había controlado al fin comenzara a salir nuevamente. La maldita ansiedad.
- De acuerdo. ¿Puedo quedarme si no es molestia? -preguntó la mujer, sus ojos se volvieron a llenar de lágrimas. Axel sintió pena de inmediato.
- Claro, no hay problema -le aseguró ella, ofreciéndole una sonrisa amable.
Se dirigió hasta la camilla de Richard Bryce y verlo postrado en esa cama, conectado a varios tubos hizo que su fuerza flaqueara. Estaba boca abajo igual que cuando ingresó al hospital, pero esta vez se veía con algo de color en el rostro.
¿Cómo había llegado a parar a una sala de emergencias si solo dos semanas atrás había estado compartiendo con él y su novia una alegre salida a un bar?
Se veía tan fuera de lugar ahí, él que era un hombre tan enérgico y disfrutar de la libertad que la vida le brindaba.
Quiso decirle tantas cosas para ver si reaccionaba, como por ejemplo la cancelación de su boda y que echó a Josh fuera de su casa. Él estaría orgulloso de ella sin dudas, pero se contuvo de decir nada ya que no estaban solos.
Revisó sus constantes vitales y todo estaba en orden, sus medicamentos habían sido bien suministrados por la enfermera del turno anterior y le tocaban hasta dentro de un par de horas.
Todo marchaba bien con su amigo.
Quiso revisar el expediente de Richard de arriba hacia abajo, para saber que tenía realmente, pero no se atrevió al tener a la madre de este tan cerca. Revisar expedientes no estaba dentro de sus funciones a menos que fuese de importancia. Y su curiosidad no estaba catalogada como importante.
- ¿Cómo está mi hijo?
La voz de la señora Bryce captó su atención y Axel le volvió a sonreír para darle ánimos.
- Todo va bien, el médico vendrá en un par de horas para hablar con usted -aunque Axel quiso darle más información a la mujer se abstuvo ya que eso podía meterla en problemas.
- Muchas gracias.
- Vendré en una de hora para la siguiente ronda -le informó a la mujer de cabellera corta y rubia.
Salió del cuarto de Richard y se dirigió hasta el que se encontraba Christina.
Cuando la mujer la observó ingresar, las lágrimas cayeron de sus ojos sin filtro alguno.
- Axel, por favor... -dijo entre sollozos-. Déjame salir de esta habitación, necesito saber cómo está Richard.
- Chris, tranquila -Axel se le acercó y trató de calmarla, pero era imposible-. Vengo de su habitación y él está bien, lo tienen medicado, pero en apariencia está en orden todo.
- ¿Me lo juras? -Chris dejó de forcejear con ella y se quedó quieta en su camilla.
- Sabes que jamás te mentiría en una situación como esta -Axel aprovechó para hacer que su amiga tomase sus medicamentos correspondientes, aun se veía algo descompuesta-. Muy bien. Ahora dime que ocurrió.
- Richard y yo veníamos a la ciudad porque Isabella nos contó de lo que el hijo de puta de Josh te hizo, queríamos saber si estabas bien -le contó Chris con un poco más de calma. Axel quiso matar a Bella por haberles dicho-. No recuerdo muy bien que fue lo que pasó, solo sé que desperté en medio de la calle y con un tumulto de gente a mi alrededor, cuando busqué con la mirada a Richard, vi que estaban tratando de sacarlo del auto porque se había quedado a atorado con el cinturón de seguridad. Axel, ¡estábamos en las vías del maldito tren! -Chris lloró aún más al recordar ese hecho que Axel estaba segura jamás olvidaría-. Te juro que creí que estaba muerto. Es la peor experiencia que he tenido en mi vida
- Richard Bryce es de hierro. -le dijo para tranquilizarla-, es probable que se descubra una nueva forma de vida en Saturno antes de que este hombre muera.
Chris se rio y Axel suspiró aliviada al ver que estaba recobrando la compostura.
- Ahora tu dime que pasó con Josh -Axel arrugó la nariz ante la pregunta de su amiga. No quería hablar de Josh en ese momento porque había conseguido que Chris se calmara-. No pongas esa cara, Axel Rose, cuéntame. Mira que fue un viaje bastante complicado para llegar aquí.
Axel rodó los ojos ante la broma de mal gusto de Chris.
- Te contaré cuando salgas del hospital, estoy trabajando y si me ven de cotilla aquí me van a regañar -Axel se aplaudió a si misma por lograr escurrirse de las preguntas de la mujer de manera temporal.
- De acuerdo, pero me dirás absolutamente todo y también me dirás por qué demonios estas usando ese condenado anillo todavía.
- Es lindo y le da estilo a mi mano -Axel le mostró la mano donde tenía el anillo y sonrió con más alegría-. Duerme y rato mujer o en la próxima visita te vendré a sedar.
Salió antes de escuchar la respuesta de Chris y se dirigió hasta el consultorio del médico de turno para darle el informe de cada paciente.
Pasó frente a la habitación de Richard y se pegó un susto de muerte cuando la puerta se abrió, pero aún más al ver quién había salido.
Dominic Bryce.
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