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Capitulo 20

Axel esperó a que Christina se tranquilizara un poco para que pudiese hablar y explicará que sucedía y cómo había terminado diciéndole a Richard de su embarazo.

La había llevado hasta una de las salas de espera en el área de cardiología ya que el lugar estaba más calmado que el área general, pero ni un poco de silencio logró hacer que la mujer dejara de llorar de manera desconsolada.

— Debes calmarte, Chris —ambas se sentaron en uno de los espacios disponibles y Christina apoyó la cabeza en el hombro de Axel.

— Fui una estúpida, Axel. No debí haber abierto la boca. Sabía que está noticia no sería bien recibida por parte de Richard y menos en este momento.

— Deja de culparte — Axel apenas le golpeó la cabeza con el dedo índice—. Tendrías que decírselo en algún momento y es mejor que lo sepa desde ya para que se vaya haciendo a la idea.

— ¿Y si piensa que lo hice a propósito? Tengo miedo, Axel.

—Basta, aleja esos pensamientos negativos —comprendía el miedo de Chris, pero no podía alentarla a seguir pensando de esa manera. No era sano para su bienestar ni para el de su bebé—. Richard es un chico listo y sabrá que los métodos fallan, no son cien por ciento seguros.

— Si hubieses escuchado todo lo que me dijo —el dolor en sus palabras era notorio. Richard seguramente dijo muchas estupideces—. Estoy muy molesta con él. Quiero irme de aquí.

Axel se sintió entre la espada y la pared. No podía abandonar a su amiga en el estado en el que se encontraba, pero tampoco quería darles más motivos a Marianne y al doctor Haez para que la tratasen como una inepta. Todavía estaba cabreada por el hecho de que la habían enviado sin su consentimiento de cambio a único lugar en el planeta tierra que ni de chiste quería pisar.

¿Qué debía hacer?

Cómo si de un milagro de tratase, Claire hizo acto de presencia y corrió hacía ellas al verlas.

— Claire, por favor quédate con Christina un momento, debo reportarme con el doctor de inmediato, pero vendré apenas entregue estos expedientes. No se muevan de aquí —les pidió a ambas.

— Claro que sí, cariño — Claire le palmoteo la espalda y Axel salió corriendo a su área antes de ganarse un regaño peor.

Para su suerte el doctor estaba ocupado con uno de sus pacientes y no se había percatado de cuánto tiempo había tardado ella en hacer acto de presencia en su oficina.

— Ve a llenar la boleta en recursos humanos y espero que estos días fuera te despejen la mente un poco, Alwood —le dijo el médico desde su silla sin despegar la mirada de la de ella, quien lo veía con enojo.

— ¿Puedo hacerle una pregunta? — Haez asintió con la cabeza una sola vez—. ¿Por qué ha decidido enviarme a Perth? Hay enfermeras mejor capacitadas que yo para ir a un hospital tan grande como el de ahí.

— Lo sé —Haez se levantó de su silla y se dispuso a ver la fotografía de su esposa, quien había fallecido poco más de siete años atrás. Se había casado muy joven por lo que se contaba entre pasillo y pasillo—. Pero estoy seguro de que podrás con este trabajo, eres muy capaz, además, pienso que necesitas un cambio de aire, no eres la misma Axel que recuerdo de hace casi tres meses atrás. Sé que es un tema muy personal y todo ese asunto, pero todo con respecto a tu boda y su cancelación te afectó más de lo que permites ver, pero lo comprendo muy bien. Y sumándole lo ocurrido en el hospital, con George y los demás, creo que caíste en un bucle del que necesitas ayuda para salir y sé que Perth, es tu ciudad natal así que no pensé dos veces cuando me dijeron que necesitaban personal en el hospital central.

Axel sentía que sus ojos ardían debido a las lágrimas que estaban batallando por salir, pero no se volvería a humillar al llorar frente a nadie más, ya suficiente con que Dominic lo presenciara y tuviera que consolarla.

— No lo tomes como un castigo ni mucho menos porque no lo es —el doctor se le acercó y alborotó su cabello, como si se tratase de una niña que estaba haciendo una rabieta—. Espero que cuando vuelvas, seas la misma chica sonriente y carismática que conocí en las prácticas tres años atrás.

Axel no pretendía ser grosera con el médico, pero estaba aterrada de volver a casa, le asustaba tener que volver al pasado y con todo lo que había dejado atrás. Estaría cerca de su hermana Bella, a la cual extrañaba enormemente, pero también lo estaría de lo demás. Dominic estaba justo en ese momento atormentado su vida y su estabilidad emocional nuevamente, ¿pero que había de su madre y su hermano? Ellos seguían viviendo en Perth y continuaban odiándola.

— De acuerdo. Muchas gracias —dijo antes de salir de la oficina.

Ya había salido de horario de trabajo y ahora le correspondía a alguna otra enfermera encargase de Dominic y su verde y penetrante mirada.

¿Le atendería Amanda? ¿Trataría de seducirlo a él también? ¿Él caería en sus encantos?

Sentía que la sangre le hervía con solo imaginarlo.

— ¿Acaso has perdido la cordura? —se regañó a si misma por estar pensando en cosas sin sentido.

Lo que Dominic y Amanda hicieran era cosa de ellos, a ella no debía de importarle.

Corrió a tomar sus cosas y se fue directo a recursos humanos para hablar con Roxana, la encargada. La mujer lamentó que se marchara, pero le deseaba mucha suerte en su corta transferencia.

Se dirigía hasta donde había dejado a Christina y Claire cuando los hermanos Bryce la interceptaron.

Su mirada primero se posó en Dominic, quien estaba demasiado serio, pero sonrió a medias cuando sus miradas se cruzaron.

¿Por qué se estaba comportando de esa manera tan extraña con ella? Ambos habían quedado en no hablarse a menos que fuese por algo esencial, pero solo media hora atrás él se había acercado a ella y le había consolado cuando ella se vino abajo, incluso soportó su malhumor sin decir nada. ¿Acaso la fiebre le estaba afectando más de la cuenta?

Desvío la mirada de inmediato y se concentró en Richard, quien la veía furioso.

Se sintió intimidada por un instante ya que Richard jamás la había visto de esa manera y recordó lo que Chris había dicho. Ella solo conocía la parte amable de Richard, jamás lo había visto realmente furioso y ahora que lo veía parecía estar viendo a una persona completamente diferente. Incluso intimidada más que su hermano en su momento.

— Tu lo sabías —Le acuso Richard, desde su silla de ruedas—. ¿Por qué no me lo dijiste? Se supone que eres mi amiga.

— Lo sabía y si soy tu amiga, pero eso es algo que no me correspondía a mí decírtelo —Axel se agachó hasta quedar cara a cara con él. El rostro enrojecido de su amigo dejaba bien claro que no le importaban sus razones para no decirle la verdad. ¿Así se habría visto ella delante del doctor Haez cuando esté le dio sus razones para enviarla a Pearl? Axel intentó tomarle de las manos, pero Richard las apartó de inmediato.

— No me importa si no te correspondía a ti decírmelo, debiste hacerlo —gritó él en su cara—. ¿Dónde está Christina?

— Basta hermano, necesitas​ calmarte y piensa bien lo que vas a decir. Muchas veces las palabras llegan a herir más que cualquier otra cosa en el mundo, créeme —Dominic no le quitaba la mirada de encima y Axel sintió como se le aceleraba el pulso.

— Tú no te metas en esto —el hermano mayor hizo callar al menor en una décima de segundo—. Dime dónde está Christina.

— No te lo voy a decir, no al menos que te calmes. Estás con medicación y debes mantener la calma —Axel ignoró el enojo de su amigo y continuó hablando con tranquilidad.

— ¡Creo que me lo debes, no estaría en este estado de no ser porque vine a este maldito lugar por ti!

— ¡Richard! —Dominic abrió los ojos, bastante asombrado por la acusación de su hermano.

Axel sintió como si le hubiesen clavado un puñal en el pecho que le impedía respirar con normalidad. Las sensaciones que le invadieron no podía explicarlas, era horrible. Richard estaba en lo cierto, ella había sido la razón por la que Chris y él habían decidido ir hasta ese lugar y habían sufrido ese accidente que lo tenía a él recluido en una silla de ruedas por tiempos indefinido, pero no había sido la causante de nada por lo cual debía sentirse culpable.

— Nunca te llamé y tampoco te pedí que vinieras —se defendió ella, tenía un nudo en la garganta que le impedía hablar con normalidad así que se puso de pie y lo vio desde arriba—. Lamento muchísimo que estés en ese estado, pero ya basta de atacar a otros por tus miedos. Christina no puede disfrutar de esta nueva etapa de su vida porque no para de quebrarse la cabeza en que pasará contigo. No es justo para ella.

— Ella sabía que yo no quería hijos y ahora...

— Si coges con alguien, ten por seguro que un embarazo no es imposible, aunque utilices miles de métodos —le interrumpió ella, Dominic sonrió, satisfecho. Richard la veía con desagrado –. Tienes que superar este asunto porque puedes perder al amor de tu vida y a tu hijo por imbécil. Creí que de los dos, tú eras el inteligente —añadió, observando a ambos con enojo.

Se dio media vuelta y esperó hasta dejar de temblar para acercarse a Christina. No quería que su amiga la viera de esa manera.

Nunca le había gritado a Richard ni siquiera en broma y él tampoco a ella y eso le dolía ya que le hacía recordar cuando Dominic le había gritado cualquier​ cosa para sentirse bien él mismo. En eso no eran tan diferentes.

Respiró en varias ocasiones y sonrió al llegar hasta donde las dos mujeres conversaban ya más tranquilas.

— ¿Cómo sigues?

— Terrible —Chris jugueteo con un anillo de plata que Richard le había regalado un año atrás en una feria local. Chris adoraba esa baratija, pero adoraba más a quien se lo había regalado.

— Ven, vamos a mi casa —le propuso. Chris asintió rápidamente.

— ¿Has visto a Richard? —le preguntó Claire, cuando llegaron a casa.

Chris se había quedado dormida en la cama de Axel así que ambas mujeres estaban conversando en la pequeña sala.

— No está llevando esto muy bien que digamos. Está demasiado asustado y dice cualquier cosa para buscar sentirse mejor.

Claire comenzó a hablar hasta por los codos, pero la mente de Axel estaba en otro lado.

¿Qué hubiese pasado si ella se hubiera embarazado de Josh en algún punto durante esos tres años?

Ambos querían tener hijos, lo habían hablado en decenas de ocasiones, eso no era un problema para ninguno de los dos, incluso al inicio de su relación creyó haber estado embarazada y ambos se lo habían tomado muy bien. Nunca tuvo que lidiar por lo que estaba pasando su amiga, pero aun así la comprendía. Debía ser duro vivir queriendo algo y no poder tenerlo porque su otra parte se negaba por completo.

Deseaba por el bien de ambos que Richard recapacitara y comprendiera que no estaba solo y no solo se dañaba a si mismo con esa actitud que tomaba, estaba dañando a la mujer que decía amar.

Sintió como sus​ mejillas se humedecían y con yema de los dedos se limpió las lágrimas que no había sido consciente de que habían salido.

Claire la observaba con una sonrisa triste.

— ¿Qué pasa?

Esa mujer era una bruja, de todo se daba cuenta.

— Me siento muy mal por Christina y Richard. Ambos son mis mejores amigos y me da la impresión de que si me pongo del lado de alguno estoy traicionado al otro, pero no puedo dejar a Chris sola en esto.

— Lo estás haciendo bien —Claire le tomó las manos desde el otro lado del desayunador.

— Me pregunto si así se habrá sentido Richard cuando me apoyó a mí y no a su hermano, seis años atrás.

— Si se sintió así, Dom es su hermanito, pero al igual que tú, el decidió apoyarte a ti porque sabía que estabas en lo correcto y lo necesitabas.

Esas palabras no la hacían sentir mejor, pero Claire no tenía culpa de eso.

— Dime qué más te tiene tan decaída y no me digas que nada porque te vi cuando fuiste por Dom antes de todo este caos.

Qué caso tenía ocultar lo que seguía. Le contó absolutamente todo lo que su jefe le dijo y de porqué la había enviado de regreso a casa.

— Debe ser difícil para ti esta situación, pero entiendo a tu jefe y por qué actuó de esa manera —Axel la observó desafiante, en busca de una respuesta—. Falta menos de una semana para la fecha en la que se suponía sería tu boda, él probablemente pensó que lo mejor es que estés lejos para esa época, para que logres despejar un poco la mente. ¿Estás segura de que no le gustas a ese médico? Es muy bueno contigo —insistió Claire. La mujer traía en mente de que el doctor Haez tenía sentimientos hacia ella lo cual era ridículo y absurdo.

— No Claire, no le gusto al doctor, estoy segura de eso. Pero volviendo al tema que importa, debo irme mañana en la mañana a más tardar ya que debo reportarme en el jefe de ese lugar en la noche, pero no quiero que Chris se quede aquí y menos si Richard está así de pesado. ¿Crees que se quiera venir conmigo? Se supone que me quedaré en casa de una enfermera del área, pero puedo quedarme en un cuarto de hotel con ella por estos días.

Claire le sonrió y asintió con la cabeza.

— Contigo se sentirá protegida, eres como una hermana para ella. Estoy segura de que estará encantada.

— ¿Cuándo nos vamos?

Axel pegó un brinco en la silla y se giró para ver a Chris, quien estaba de pie junto al pequeño sofá.

— Se supone que estás descansando, niña —la regañó Claire, corriendo hacia ella. Esa mujer no podía ocultar la alegría que sentía al saber que un bebé venía en camino. ¿Cómo reaccionaría la madre de Richard? Se veía una señora muy amable y de carácter pasivo, pero no sabía si compartía el mismo temor que su hijo mayor con respecto a que se agregaría un pequeño miembro de la familia.

— Axel, quiero irme contigo —dijo Christina en tono de súplica—. Yo correré con mis gastos no tienes que preocuparte por eso.

— ¿Y quién demonios te está cobrando? Tengo dinero suficiente como para unas vacaciones a Sudamérica por una semana toda incluida — en realidad ese era el dinero que había ahorrado junto a Josh para su luna de miel, pero dado los hechos acontecidos eso no iba a ser posible así que lo utilizaría para un bien común.

Chris sonrió y Axel reconoció a su amiga, la alegre y explosiva mujer que estaba llena de positivismo.

— Somos todo un espectáculo de circo, Axel —se quejó Chris tomando la mano que le ofrecía.

— Ni que lo digas, amiga.

Claire las observó a ambas, tiradas en el sofá auto compadeciéndose y se cruzó de brazos.

— Ustedes dos me hacen en favor y se levantan de ese sofá y me ayudan a cocinar, Thomas vendrá en un par de horas, tengan listos sus papeles para los billetes de avión, vamos a libéralas de los cabezas huecas de los Bryce mientras resuelven sus asuntos.

Axel no pudo evitar reírse ya que habían pasado muchos años desde que alguien le había hablado de esa manera tan digna de una madre.

Hizo caso de inmediato a lo que Claire dijo al igual que Chris y por unas horas fingió que nada a su alrededor le lastimaba y fue muy feliz.

Ya mañana sería otro día y allí se encargaría de batallar con sus temores.

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