Capítulo 18
Estaba nevando de manera descomunal, lo cual significaba que estaba haciendo demasiado frío incluso como para que lloviera y Axel no pudo dejar de observar a la madre de George, quien lloraba desconsoladamente.
El lugar estaba lleno de gente, todos cabizbajos porque aún no podían creer que estuviesen despidiéndose de una gran persona para siempre. El día anterior se habían despedido de uno de los cirujanos que habían fallecido y a la otra doctora, sus familiares se la llevaron a su ciudad natal.
A pesar de que habían transcurrido tres días desde lo acontecido, para todos había sido demasiado difícil de siquiera intentar asimilar lo que había ocurrido.
Todo el cuerpo de policía estaba en el lugar, pero Maddox y Josh no estaban presentes, lo cual le pareció extraño, incluso varios médicos y demás miembros del personal médico estaban.
- ¿Dónde está Maddox? – le preguntó Axel a Mark, un compañero del hombre cuando la ceremonia finalizó.
- No lo sé. Antes de que llegaran todos al cementerio, él ya estaba aquí con el jefe, pero llevo un buen rato de no verlos.
¿Dónde demonios estaría ese par?
Axel se acercó a la madre de George para darle las condolencias y el remordimiento que sentía le impedía hablar.
Conocía a los padres de George desde que había ingresado a la universidad en ese pequeño pueblo y desde que la vieron, ellos habían deseado que ella y su único hijo formaran una pareja, por lo cual George decidió confesar la verdad y aceptar su sexualidad tal cual. Desde ese entonces el padre de este lo había expulsado de casa y su madre no había hecho nada para evitarlo y solo podía verlo a escondidas.
- Señora Warren – la mujer de cabellera rubia rojiza la abrazó con fuerza y lloró.
- Mi niño, Axel. Perdí a mi niño.
- Lo lamento tanto – sollozó ella, devolviendo el abrazo.
Ambas lloraron por un buen rato hasta que el llanto se convirtió en un leve sollozo.
- Nunca debí permitir que Nick le sacara de casa, era nuestro niño.
Axel tuvo ganas de decirle tantas cosas, pero se abstuvo porque esa mujer estaba muy mal de por sí, no podía echar más leña fuego.
- La amaba. Me pidió que se lo dijera.
No sabía si había hecho bien al decir eso ya que la mujer se soltó a llorar peor que antes. No se le daba bien consolar a las personas en ese estado luego de la perdida, su trabajo consistía en informar a las personas que su superior a cargo hablaría con ellos y los médicos eran quienes daban las malas noticias y si fuese el caso que ella diese la noticia de algún deceso, se limitaba a un "Lo lamentamos mucho" y eso era todo, aunque algunas de esas muertes le causaran mucho dolor, podía dar la espalda y volver a trabajar. No abrazaba a nadie, no decía que todo estaría bien, que el dolor pasaría en un tiempo determinado, justo como lo estaba haciendo con la madre de su amigo.
El señor Warren se acercó a su mujer y se dedicó enteramente a cuidar de ella. Le ofreció una mala mirada a Axel, al ver el estado en que se encontraba su mujer por lo cual la joven le respondió de la misma forma.
- Dijo que le perdonaba – el señor Warren abrió aún más sus grandes y casi celestes ojos y se empañaron debido a las lágrimas. Dicho esto, se dio media vuelta y retomó su camino hasta la salida del cementerio. Tal vez Maddox estuviese allí.
Caminó por un largo rato por el largo camino cementado, el tacón de sus botas resonaba en el mismo, pero el silencio del lugar hacía que pareciera que daba pisadas demasiado fuertes, por suerte no había mucha gente en el lugar. Se detenía de vez en cuando a leer los nombres grabados en las placas, repasaba mentalmente a cuantas personas con esos mismos nombres conocía y repasaba una que otra epifanía que le parecía interesante.
No temía a los cementerios ni a ningún asunto relacionado con la muerte, es más cuando su padre murió, ella prácticamente vivió en ese lugar y trabajaba a diario lidiando con ella, pero no sabía si era debido al clima helado, las espesas nubes grises en el cielo, la bruma espesa en el ambiente o lo sola que estaba, que sentía un frío descomunal recorrerle por todo el cuerpo.
- Axel.
Profirió un pequeño grito y se giró sobre sus botas negras de cuero para ver a la mujer que tenía de frente.
- ¿Qué?
Amanda andaba enfundada en un vestido corto maga larga pero que no desentonaba debido a los gruesos pantis, negras y unos tacones del mismo tono. Hasta para ir a un funeral sabía cómo sobresalir.
- Si estás buscando a Josh, está con Maddox en la parte trasera del cementerio...
Así que ahí habían estado ese par.
... Maddox no está bien, nos necesita.
Sabía que Amanda tenía razón, Maddox no estaba bien, pero no estaba segura de sí podía soportar la estar en la presencia de Josh y Amanda juntos.
Suspiró sonoramente y se encaminó hasta donde la mujer había dicho que se encontraba su amigo y ex prometido. Escuchó los tacones de Amanda detrás de ella. Era desquiciante.
No tuvo que caminar demasiado ya que vio a los dos, sentados en una banca rectangular alargada con una cerveza en mano y una bolsa plástica bajo los pies de Maddox.
Ambos andaban ropa informal, al menos para la ocasión e incluso para protegerse lo suficiente de la nevada.
- Pero miren nada más quienes están aquí – Maddox alzó su lata de cerveza y Axel supo que estaba ebrio.
Amanda se sentó junto a Maddox a toda prisa y Axel no tuvo otra opción más que sentarse junto a Josh, quien le ofreció de su cerveza.
- Gracias – bebió el líquido espumoso y sintió más frío de inmediato.
- ¿Qué estás haciendo aquí? – preguntó Amanda, negándose a beber la cerveza que le ofrecía Maddox.
— Aquí es menos deprimente que allá. Además, está el padre de George y a pesar de lo que se diga, la muerte de un ser querido une a todo el mundo, es lo contrario, saca a relucir lo peor de todos –los cuatro se quedaron en silencio, pero la mirada de Axel estaba clavada sobre la de Josh, quien negó con la cabeza. Dando a entender que no podía hacerlo cambiar de opción.
- Debería ir a despedirte de él – susurró Axel, luego de beber otro largo trago de cerveza.
Maddox volteo a verla y la expresión de abatimiento en su mirada dijo más que mil palabras dichas en voz alta. Ese hombre estaba destrozado.
- Me despedí de él hace tres días en casa.
Los ojos se le llenaron de lágrimas y Axel desvió la mirada para no sentirse tan estúpida.
Eva, su otra compañera venía llegando y sonrió con tristeza al verlos juntos.
- ¡Alcohol! – exclamó en voz alta, mientras recomponía su expresión y se sentó en medio de Maddox y empujó con más fuerza la necesaria a Josh a un lado para quedar justo en el centro de todos. ¿Por qué no se le había ocurrido eso a ella? Así no estaría sintiendo todo su cuerpo en tensión absoluta al percatarse de como Josh la observaba. Eva tomó una lata de cerveza de la bolsa que Maddox tenía a sus pies–. Ya terminaron las últimas plegarías del pastor, todos se han ido. Pero díganme algo, chicos, ¿alguien más vio a la hija de la señora Porter? ¿O acaso fui la única? – una risita involuntaria y para nada oportuna salió de la boca de Axel al recordar a la mujer de leggins color verde y camiseta negra de Nirvana, con cara de pocos amigos al no ver a Maddox presente en el lugar. La mujer era una fiel admiradora del oficial de policía. Josh se carcajeó al verla reír.
- Gracias a Dios no fui – Maddox se acabó de un solo trago el resto del contenido de la lata–. No me puedo imaginar a esa mujer llegando a la estación todos los días con sus pastelillos de frambuesa y mora.
Todos se carcajearon al ver el rostro de espanto de Maddox.
Eran risas histéricas mezcladas con llanto, varias personas que pasaban por el lugar los reprendían con la mirada y con eso solo lograron hacerlos reír aún más. Axel sentía un dolor de estómago terrible pero no podía parar de reír, incluso tuvo que apoyarse sobre el hombro de Josh para no caer al suelo.
- Yo quiero los de mora – advirtió Axel cuando pudo hablar nuevamente.
- Y yo los de frambuesa –Josh le palmeó la espalda a Eva, a quien le había dado un ataque de tos por la risa.
Maddox negó con la cabeza, fingiendo estar indignado pero lo cierto es que estaba riendo al igual que ellos.
Ese cuadro sería perfecto si tan solo estuvieran Andy, el novio de Eva, quien trabajaba en el servicio de emergencias telefónicas, pero esté estaba de turno y no pudo asistir y George.
La nostalgia y el dolor se apoderaron nuevamente del ambiente y era como si todos estuvieran pensando lo mismo. Nadie sonrió siquiera.
- Tú y tú – Maddox apuntó con su dedo algo desubicado a Josh y Amanda. Ambos se observaron, pero de inmediato desviaron la mirada al hombre que estaba hablando –. Fueron unos imbéciles, fueron de lo peor y arruinaron nuestro circulo de amistad, ahora toda esta mierda es tensión pura, no crean que porque estoy algo ebrio no me entero de las cosas – meneó el dedo en todas direcciones y Eva tuvo que esquivarle en varias ocasiones para no ser golpeada en la cabeza –. Pero aun así me siento feliz de verlos aquí junto a mí. A todos, gracias – añadió, observando a Axel, quien le ofreció una sonrisa y le guiñó el ojo.
En esos escasos minutos que llevaba junto a ellos, Axel sintió que la camaradería que habían tenido desde que se conocieron y les caracterizaba seguía estando presente, habían probado que podían volver a reír todos juntos, pero eso no obviaba el hecho de que dos de esas personas le habían hecho mucho daño al traicionarla. No solo había perdido un novio sino también a una gran amiga, como lo había sido Amanda.
¿Podría ser capaz de perdonar y olvidar algo como eso algún día?
- Creo que deberían irse a casa, chicas, está haciendo mucho frío aquí – Maddox observó primero a Eva y luego Amanda, quienes asintieron sin mucho ánimo–. Gracias por estar aquí conmigo – abrazó a ambas con poca fuerza.
- Sabes que cuentas con nosotras para lo que sea, ¿cierto? – Amanda alborotó el cabello oscuro de Maddox y no espero respuesta. Sus ojos grises estaban nublados y rojos por las lágrimas que estaba conteniendo –. Vamos, Eva. Mañana tenemos turno doble.
- Maldita sea. Cuídense todos – se quejó la otra mujer, lanzándole un beso a Maddox y despidiéndose con la mano de Axel y Josh.
Axel sabía que estaba tramando Maddox y no era ni el momento ni el lugar así que preparó su escape cuanto antes.
- Yo también debo irme, tengo... planes – la verdad es que su único plan era irse a casa a intentar dormir, pero eso no se lo diría a ellos.
- Espera, Alwood – maldijo mentalmente, cuando Maddox utilizaba su apellido era de esperarse una charla muy larga –. Siéntate un momento. Joshua, pásame otra cerveza – Josh obedeció y tomó dos más, una para él y la otra para ella. Sabía que no debía beber porque había llegado en coche hasta el cementerio y regresar a casa caminando no le agradaba mucho, pero necesitaba sentir ese líquido frío y espumoso para sobrellevar esa charla que se venía a continuación –. Dime una cosa Axel, ¿realmente todo terminó entre tú y este idiota?
Axel se acabó casi media cerveza de un sorbo y eso le evitó responder a la pregunta.
- Maddox, será mejor que nos vayamos a casa –intervino Josh, recogiendo la bolsa plástica. Axel le observó los hombros y estaba tenso, sus tríceps estaban muy marcados por debajo de la camiseta de algodón negra.
- ¿Dónde te estás quedando? – Axel decidió cambiar la conversación y se concentró en su amigo, quien la observaba con una falsa sonrisa dibujada en los labios.
- En casa de tus suegros... perdón, ex suegros –se corrigió a sí mismo. ¿Cuántas cervezas debió beber para estar así de ebrio? –. Mi amigo aquí presente no cree que sea bueno que este solo así que me invitó a casa de sus padres. Tengo la impresión de que piensa que me puedo autolesionar, ¿crees que sería capaz de hacer algo como eso?
Axel creyó que Josh se estaría quedando en el único hotel del pueblo y que pertenecía a su tía, no se imaginó que regresara a casa de sus padres.
— Claro que no serías capaz, pero sé que Joshua no te ha invitado por esa razón —Axel estaba empezando a sentir más relajado el cuerpo y le agradó la sensación. Al igual que le agradaba como sonaba el nombre completo de su ex al salir de sus labios. Muy pocas veces lo había llamado así. En realidad, solo lo hacía cuando estaba furiosa con él.
- Si, como sea. ¿Vas a responder a mi pregunta?
Axel resopló y algunos mechones de su cabello se alejaron de su rostro. Josh se volvió a sentar y bebió de su cerveza.
- Sí.
- Si ¿Qué? ¿Si terminó todo o si responderás?
— Te responderé esto. Estoy cansada que todos me pregunten qué demonios voy a hacer, que si voy a perdonar, que si todo acabó... No sé absolutamente nada. Ni siquiera sé qué demonios quiero cenar hoy. Por favor, ya paren que me volveré loca.
Ambos hombres se quedaron callados y la observaron por más tiempo del necesario.
Decidió que ya había pasado demasiado tiempo en ese lugar así que se puso de pie de inmediato y sintió que todo a su alrededor caía a sus pies.
Josh la sostuvo a tiempo para que no cayera al suelo.
A pesar de andar sin nada que le abrigara, pudo sentir su contacto cálido y agradable.
No era una buena bebedora y sabía que ese poco de alcohol que había ingerido estaba llegando a su sangre, pero estaba segura que los latidos demasiado fuertes que daba su corazón, su piel erizaba y la corriente que sentía por todo el cuerpo no era a causa del licor sino más bien por sentir las manos de Josh sobre ella nuevamente después de cuatro semanas de no sentirle. Sus alientos se mezclaron y pudo percibir el aroma a su loción de afeitado y su colonia preferida.
De forma involuntaria se pasó la lengua por el labio inferior para humedecer sus labios que estaba algo secos y la mirada azul de Josh no tuvo precio. Axel le conocía tan bien que sabía que significado tenía esa mirada.
- Vayan a casa, si quieren.
La voz de Maddox cortó por completo la tensión sexual que se había apoderado del ambiente y Josh fue el primero en dar un paso atrás, pero sin soltarla del todo.
- Es hora de que me vaya. Maddox, cariño, ve a descansar y deja de beber – Axel se alisó el abrigo y centró su mirada en cualquier cosa menos en Josh.
- Te vas justo ahora que esto se estaba poniendo divertido –se quejó Maddox haciendo pucheros.
- Adiós, Josh – dijo ella, dando media vuelta y retomar el camino hasta la salida.
Ahora si estaba acalorada y no era por el alcohol.
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