Capítulo 15
Axel se encontraba en estado de shock y no pudo mover un solo músculo de donde se encontraba. Con la mirada clavada en su amigo pudo ver como este sangraba de manera descomunal por su espalda.
Había visto en decenas de ocasiones como personas ingresaban a emergencias con una mayor cantidad de sangre de la estaba saliendo del pecho de su compañero y no se inmutaba ante tal acto, pero solo en una ocasión había sido testigo de ver a alguien muy cercano morir por un impacto de bala y todos sus viejos recuerdos del pasado, de su padre y todo el dolor que experimentó en ese momento volvieron con demasiada nitidez a su cabeza.
Más sonidos de los proyectiles resonaron y un lado del cerebro, de Axel sabía que debía correr para salvaguardar su vida de quien fuera que estaba disparando a diestra y siniestra en el hospital, pero el otro lado de su cerebro no funcionaba en ese momento. Estaba paralizado por completo.
Había demasiada gente corriendo para todos lados y podía sentir el peligro, pero no podía verlo
Sintió como su brazo fue jalado con demasiada brusquedad y creyó haberse desmontado el hombro, pero de pronto se encontró tirada en el suelo, pegada cuerpo a cuerpo con Dominic, de quien se había olvidado por completo.
— Debemos irnos de aquí ahora mismo —susurró él, sus ojos estaban demasiado abiertos debido al pánico. Axel asintió con la cabeza al no poder decir una sola palabra.
Dominic le ayudó a ponerse de pie y el contacto con sus manos era frío y estaban temblando, pero no estaba segura si era su imaginación o si era ella la que estaba helada y temblando. Probablemente así fuera.
— George —dijo ella con voz ronca, luego de recuperar el habla—. Debemos llevarlo.
Axel se soltó de las fuertes manos de Dominic y corrió hasta quedar junto a su amigo. Este se quejaba sonoramente del dolor en el suelo. Sabía que no era correcto moverlo, pero sus vidas corrían peligro así que no tuvo más remedio.
Dominic maldijo entre dientes y corrió a tomar a George en brazos ya que el muchacho no estaba en condiciones de hacerlo por sí mismo.
— Debes tener cuidado como lo levantes —le advirtió ella—, no sé la gravedad de su herida.
— Tú conoces este lugar mejor que yo, guíame —murmuró Dominic. Estaba sudando y muy pálido.
No sabía hacia dónde dirigirse, no sabía en qué dirección estaba el tirador, no tenía ni idea si solo era uno o había más, sus vidas correrían más peligro si se iban en la dirección equivocada.
Gritos y dos disparos más en una de las habitaciones cerca de donde estaban los pusieron alerta y Axel se obligó poner en raya sus miedos. Esa persona no estaba muy lejos de ellos y no podían arriesgarse a estar a la libre en los pasillos así que decidió meterse en una de las habitaciones destinadas para guardar los productos de limpieza del hospital.
Dominic le siguió sin decir una sola palabra y cuando Axel se aseguró de cerrar bien la puerta ayudó a Dominic a colocar con sumo cuidado a George en el suelo.
El chico seguía consciente pero el impacto de bala que tenía en el pecho no se veía bien y estaba perdiendo demasiada sangre y su respiración era irregular. Debía hacer algo en ese instante porque si no...
— En las cajas azules de arriba, en ese estante debe haber toallas selladas en bolsas, pásame todas las que puedas. Fíjate si hay guantes también... ¡Ahora! —le ordenó a Dominic. La voz le temblaba debido al pánico que estaba experimentando, pero aun así sabía que debía hacer. Se tiró al lado George y observó con más detenimiento la herida. Estaba justo en el centro de su pecho. Tomó con cuidado la cabeza y la cadera de George y lo movió a pesar de las quejas y ella se disculpó incontables veces por hacerlo sufrir más. La bala había atravesado por completo desde el pecho y salió por la espalda, pero eso no significaba que fuese algo bueno precisamente. Era muy difícil evaluar con precisión la gravedad de la herida de una bala a simple vista. El daño interno podría llegar a ser muy grave, incluso en circunstancias en las que las heridas con orificios de entrada y de salida fuesen pequeñas, como era el caso de George—. Vas a estar bien, cariño, vas a estar bien — aseguró, mientras le ofrecía un tierno beso en la frente.
Se quitó el abrigo que traía encima y lo colocó sobre el torso del chico. Dominic le lanzó su chaqueta de cuero café mientras rebatía entre las cajas de cartón para ayudar a mantener en calor el cuerpo de George para evitar que sufriera una conmoción.
—No hay guantes —Dominic le pasó las toallas y se apartó, quedando junto a la puerta. Estaban en un espació bastante reducido así que aún la cercanía era sofocante. Por el rabillo del ojo Axel le observó pegar la oreja a la puerta. Estaba vigilando.
— Rayos, me estoy muriendo —murmuró George, estaba demasiado pálido para el gusto de la muchacha—. Que suerte... la mía.
Axel rompió la parte de la camisa de uniforme de George y justo donde tenía la herida de la bala hizo presión con las toallas sobre la herida para tratar de detener la hemorragia, pero sin hacer demasiada. Se quitó el anillo de compromiso ya que le estaba estorbando en ese momento y lo dejó en el piso.
— No te estás muriendo, nadie aquí va a morir, deja de hablar estupideces —el sudor y las lágrimas de Axel se mezclaron y utilizó el dorso de su mano para limpiarse, pero se cubrió con sangre el rostro, pero eso era lo de menos.
— No... Puedo creer... No tuvimos tanto tiempo... Juntos —sollozó. Estaba hablando, lo cual significaba que sus vías respiratorias estaban despejadas, pero debía tener controlada su respiración así que no podía apartar la vista de su pecho y por consiguiente de las toallas empapadas de sangre.
— ¡Hey, no hables así! —Axel colocó más toallas sobre la herida sin quitar las otras al ver como la hemorragia no cesaba, estaba segura de que la bala había perforado un pulmón al ver salir sangre de su boca—. Ustedes dos van a vivir juntos hasta que se hagan tan viejos y vamos todos a vivir en la mismo residencia para ancianos, ¿Acaso ya lo olvidaste? Me prometiste que sería la dama de honor en tu boda.
George sonrió y le tomó la mano que tenía libre con poca fuerza. Ese simple movimiento le hizo saber que el joven no tenía ninguna discapacidad. Axel se acercó más a él, se sentó en el suelo, colocó la cabeza de su amigo sobre sus regazos y acarició su cabello rizado.
— Me hubiese gustado ir... a tu boda... Te hubiese robado el protagonismo.
— Seguro lo habrías hecho —le aseguró ella.
Su boda. Josh... Oh por Dios, él también estaba en el hospital. ¿Estaría bien? ¿Richard y Christina? El miedo dentro de ella no hizo más que incrementar y eso la hizo perder todo lo poco que le quedaba de control. Lloró con más fuerza y sintió una agonía terrible al ver como su amigo y compañero desde sus inicios en la carrera, estaban perdiendo la batalla. No sabía que más hacer, había limpiado a como pudo la herida, había intentado detener la hemorragia, pero George necesitaba más que eso.
— ¡Maldita sea! ¿Qué está haciendo la seguridad de este maldito hospital? —gritó, presa de la frustración. Estaba haciendo una de las cosas que eran prohibidas hacer en esos casos y era entrar en pánico, pero no podía evitarlo. Había demasiada gente importante para ella en ese lugar que de un pronto había dejado de ser seguro—. ¿Dónde está la policía? ¿Por qué nadie viene?
Dominic reaccionó al escucharla gritar y se agachó hasta su altura. Le dedicó una mirada llena de pena a George.
—Basta, debes conservar la calma —le obligó a verlo a los ojos y estaba casi tan pálido como el hombre que tenía tendido en el suelo y agonizando.
— Se está muriendo —murmuró Axel y lloró sin importarle que Dominic la viera, no estaba para guardar las apariencias—. Necesito llevarlo hasta el quirófano y que le atiendan sino será demasiado tarde. Debemos salir de aquí cuanto antes sino...
— Hey, lo entiendo —Dominic tomó su rostro entre sus grande y temblorosas manos a pesar de que estaba cubierta de sangre y le obligó a verlo a la cara. Axel intentó zafarse de su contacto, pero él lo impidió—. Pero si mal no recuerdo, tú tienes una condición médica, por lo cual debes estar tranquila y relajada. Yo también estoy preocupado por mi hermano y mi cuñada, pero si pierdo la cordura, podría pasar algo peor.
Axel escuchó cada palabra que decía Dominic y sabía que tenía razón, pero era casi imposible estar tranquila y relajada en esa situación. Su amigo se estaba muriendo y ella no podía hacer nada excepto esperar a que llegara la ayuda o que todo acabara de manera trágica.
— Axel —George la llamó apenas en voz audible. Axel centró su atención en su colega—. Necesito... que te calmes, respira, cariño...Necesito que me hagas un favor...Dile a Maddox que...es un tipo increíble y que —George se quedó en silencio por varios segundos. Axel lo abrazó y tomó sus manos para darle fuerzas—, y que, por él, volvería a desafiar... A todo el mundo... Que el tiempo...que pasé con... él, fue lo más increíble que... alguna vez puede...soñar... y si ves a mi padre... dile que lo... lo perdono... a mamá, la amo...
George lloró por unos minutos mientras Axel solo podía decirle que todo estaría bien. ¿Qué otra cosa podría hacer? Poco a poco George perdió el habla y Axel lo abrazó con más fuerza mientras las lágrimas eran derramadas por sus ojos sin ningún filtro.
¿Qué diablos estaba pasando? ¿Por qué rayos había un loco en el hospital disparando a todo el mundo? ¿Por qué no aparecía nadie para decir que todo estaba bien? ¿Dónde estaría Josh en ese momento? ¿Richard y Christina? ¿Estarían todos bien?
Maldecía la hora en la que se había quedado sin teléfono móvil.
¿Por qué pasaba eso ahora? ¿Por qué George?
Tenía años de no pedirle nada a Dios, en realidad su relación con él había estado en pausa desde hacía seis años atrás igualmente que con todos los demás, pero en ese momento le rogaba que todos estuvieran sanos y salvos.
Vivía en un pueblo pequeño en donde nada relativamente fuera de lo común ocurría. Las emergencias más grandes eran porque grupos de personas –en su mayoría turistas–, salían lastimadas en las colinas, famosas por ser un reto para los fanáticos del snowboard o por accidentes de tránsito por la lluvia o nieve o por los adolescentes liosos que se metían en problemas con vecinos de los pueblos aledaños, pero lo que estaba ocurriendo en ese momento, estaba segura que jamás había pasado.
¿Por qué pasaba eso ahora? ¿Por qué George?
Tenía años de no pedirle nada a Dios, en realidad su relación con él había estado en decadencia desde hacía seis años atrás igualmente que con todos los demás, pero en ese momento le rogaba que todos estuvieran sanos y salvos.
Axel dejó de sentir la irregular respiración de su amigo a los pocos minutos y acarició con delicadeza sus cabellos rojizos.
— Duerme un poco, cariño —le susurró al oído entre sollozos—. Cuando despiertes estarás en un lugar mejor, lejos de esta locura, te lo aseguro.
No estaba segura de cuánto tiempo pasó hablándole a George, pero le parecían horas y deseaba con todo su ser desaparecer de ese lugar, deseaba despertar de esa pesadilla.
Observó a Dominic apoyarse en la puerta y sostener su hombro izquierdo, se quejó en silencio. Axel le prestó más atención y a pesar de que tenía toda la camiseta gris manchada por sangre pudo ver que había una rasgadura en el lado de la manga del brazo izquierdo por la cual también salía sangre.
— Estas sangrando.
Axel se puso de pie y dejó con cuidado el cuerpo inerte de su compañero para centrarse en la herida que estaba segura, tenía Dominic.
Se acercó a él y este retrocedió ante su acercamiento, pero a ella no le importó y le hizo sentarse en el suelo.
Rasgó con manos temblorosas la camisa por la manga y pudo ver la herida que la bala había dejado en su hombro. El proyectil había hecho una herida grande, pero a simple vista solo necesitaría de algunos puntos. Axel limpió la zona con las toallas, pero aun así la sangre no paraba de salir.
¿Cómo carajo había resultado herido?
Continuaba llorando y a pesar de que se decía que ya no había nada que hacer con George, él se había ido, pero temía que la herida de Dominic se fuese a infectar debido al lugar en el que se encontraban. Estaba preocupada por él, en eso no había discusión, pero solo imaginarse a Dominic en un escenario igual al que tenía con George le era imposible de asimilar.
— Deja eso así, Axel —pidió Dominic en voz baja, estaba pálido y sus labios estaban tomando una tonalidad azul.
— Puede que no hayas recibido el disparo en el pecho, pero de igual manera estás perdiendo sangre, estas demasiado pálido, si continuas sin atención podrías perder la conciencia en poco tiempo —le regañó ella, tomando su brazo nuevamente. No dejaba de temblar y hasta le había dado hipo debido al llanto.
Decidió enfocar su atención en limpiar bien la herida de Dominic para de esa manera no prestar atención a su mirada clavada en ella y en la pena que esos ojos verdes reflejaban. Seguramente creería que era la enfermera más patética del mundo.
— ¿Has comido algo?
La pregunta de Dominic la tomó por sorpresa, pero eso no hizo que se detuviera de su labor. Hizo presión en la herida de Dominic y rompió algunas toallas para realizarle un torniquete.
Respondió sin despegar la mirada del brazo en cuestión.
- Si, ya desayuné y ahora me arrepiento –sentía el estómago revuelto y podría vomitar en cualquier momento.
— Cena conmigo —continuó él, ofreciéndole una sonrisa algo tensa luego de apretar los músculos debido al dolor.
— ¿Has estado bebiendo de los recipientes que hay en este lugar mientras no te veía? —esta vez Axel si lo volteó a ver y se limpió las lágrimas con uno de las toallas que aún quedaban limpias—. ¿No habías desistido de tu plan de arruinar mi boda?
Tal vez estaba entrando en algún estado de shock, por eso decía cosas sin sentido.
— Lo hice – Dominic alzó la mano derecha en señal de promesa y se mordió con fuerza el labio inferior debido al dolor–. Pero, he recibido un disparo y tardaste en darte cuenta, creo que me merezco esa cena como compensación.
Axel no encontró la gracia a sus palabras ni a esa propuesta y eso la hizo dudar de la cordura de Dominic en ese instante.
Apretó con fuerza el brazo de Dominic y este gritó debido al dolor.
- ¡OH POR DIOS! Lo siento, lo siento mucho – se disculpó ella, soltando el brazo. Lo había lastimado a propósito. ¿Qué estaba pasando con ella? –. Está bien, cenaré contigo, no hoy, pero lo prometo.
— Muy bien, enfermera Alwood —Dominic cerró los ojos y apoyó la cabeza sobre la pared.
— No te duermas —le exigió ella, pero igualmente apoyó la cabeza sobre la pared.
— De no llegar la ayuda a tiempo, ¿cuánto tardaría en perder el conocimiento?
Axel cerró los ojos para ocultar el miedo que estaba experimentando.
— Debido a tu contextura, talla y peso, un buen rato, descuida... Creo que me pasé cuando te dije eso. Deberías perder hasta el catorce porciento de tu sangre para que empieces a sentir mareos si quiera.
— Genial, eso es genial.
Varias voces, afuera en los pasillos invadieron el silencio del lugar.
— LIMPIO... LIMPIO... LIMPIO.
Alguien abrió la puerta donde ellos estaban y Dominic le hizo colocarse detrás de él, pero Axel sabía de quienes se trataba.
Vieron a un policía encapuchado y con un arma demasiado grande en sus manos frente a ellos. El sujeto bajó el arma, luego de inspeccionar el lugar.
— ¡Aquí hay heridos! —gritó el hombre—. Ya todo está bajo control, están a salvo.
El policía se marchó y Axel no se pudo levantar del suelo debido a que las piernas y todo su cuerpo temblaban.
Dominic se arrodilló frente a ella, atrajo su cuerpo junto al de él y la abrazó con fuerza.
— Ya no llores más, ya llegó la ayuda —susurró él, acariciando su cabello con suavidad.
Axel estaba tan agotada que no luchó por soltarse, al contrario, se abrazó a él mientras se rendía al dolor que la estaba invadiendo.
Habían llegado tarde.
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