Capítulo 14
Axel se despertó sobre saltada y sudando.
Por lo general no recordaba con claridad sus sueños, pero ese en particular le hacía temblar y llorar cada vez que recordaba la agonizante sensación de que caía al vacío una y otra vez y por más que gritara por pedir ayuda nadie llegaba a socorrerla. No tenía ni la más mínima idea sobre la interpretación de los sueños y tampoco era gran fanática de estar averiguando sus significados, pero desde hacía varios días atrás venía soñando con asuntos similares al de esa noche, pero el terror que experimentó le hizo sentir agobiada e inquieta por alguna razón. Tenía que preguntarle a Eliana, una de sus vecinas del piso de abajo que se dedicaban a ese tipo de cosas relacionadas con los sueños y predicciones para el futuro, así que apenas tuviera la oportunidad le preguntaría.
Se fijó en el reloj de la alarma y aún faltaba poco más de una hora para levantarse, prepararse e ir a trabajar, pero se encontraba tan asustada que decidió ponerse en pie y poner su atención en otra cosa.
Desayunó con más tranquilidad luego de darse una ducha caliente y preparó café para que Josh...
Maldijo en voz alta y se regañó a si misma por ser tan débil, por permitirse dañarse de esa manera. No era la primera vez en esas semanas que hacía lo mismo, preparaba el desayuno ella y para él, le llamaba en voz alta cuando estaba lista la cena y al igual que las veces anteriores había llorado como desquiciada al recordarlo sentado en la silla de la isla o en el sofá mientras le comentaba sobre el episodio anterior de la serie que solían ver juntos cuando tenían tiempo y ella le callaba a punto de besos para que no dijera nada y le arruinara el capítulo o cuando ella estaba raramente preparando el desayuno, él llegaba del trabajo, comían y luego pasaban a demostrarse cuanto se habían extrañado en las horas o incluso días que no se veían.
Ya su corazón había experimentado ese sentimiento de soledad por el que estaba atravesando y aunque trataba de ocultarlo por su propio bien y el de los demás, le era imposible ya que dolía aún más que la primera vez y no podía hacer nada contra eso. Josh se había convertido en su salvador en el pasado y ahora era su destructor.
- ¿Por qué no puedo borrarte del todo de mí? – le preguntó a la fotografía que tenía de ambos e insistía en conservar a pesar del daño que le causaba –. ¿Por qué permití que te convirtieras en mi todo?
Sabía que no obtendría ninguna respuesta de ese objeto así que corrió a lavarse el rostro y volvió a maldecir al ver como sus ojos se había puesto rojos e hinchados y si se le sumaban las ojeras... Era todo un espectáculo.
Salió de su casa luego de una sesión de autoconfianza y se dirigió hasta su lugar de trabajo.
Llegó al hospital y sus compañeros se extrañaron de verle llegar tan temprano.
- ¿Te caíste de la cama? – comentó Jessica, la enfermera encargada del teléfono en emergencias.
— ¿Vienes a alguna consulta, Alwood? —preguntó su jefa cuando la vio en el área mientras consultaba su reloj.
— No, vine a visitar a un amigo antes de entrar a mi turno, está en fisioterapia —Axel sonrió a la mujer, su mal humor ya característico le hizo sentir una extraña calma.
— De acuerdo, no tengo nada que decir con eso. Solo descansa un poco más, tienes una pinta terrible —su jefa se marchó y su ego volvió a caer.
— Esta vez tengo que coincidir con la jefa —George, su compañero de trabajo y pareja de Maddox, habló a sus espaldas.
— Gracias por el apoyo, amigo —se quejó ella.
George sonrió y sus usuales arrugas alrededor de los ojos se remarcaron. Era un hombre de treinta años delgaducho, alto como una condenada varilla, de cabello rojizo y rizado con pecas por todo el rostro y de grandes ojos marrones. Era un tipo asombroso, Maddox se había ganado la lotería con ese chico
—Ven conmigo, mujer.
El hombre la guio hasta el cuarto en donde descansaba el personal médico y sacó de su bolsa personal un estuche, varias personas que estaban descansando se quejaron por el ruido y otras se levantaron sobresaltadas y salieron corriendo para reanudar sus turnos. Ambos se dirigieron hasta el baño para no molestar a nadie.
— Vi a Maddox, te envió saludos —recordó, luego de pensar en su corto encuentro con Josh. Cerró los ojos cuando George pasó la brocha cargada de maquillaje por su rostro.
— Pude verlo de paso ayer, andaba con Josh investigando acerca del accidente de tu amigo y su novia.
Axel abrió los ojos al instante lo cual le costó un regaño de parte del chico.
Así que Josh y Richard ya se habían reunido. ¿Le habría reñido Richard? ¿Y si Dominic estaba presente mientras Richard hablaba de temas tan personales con Josh?
Dominic Bryce, otro hombre que se peleaba el puesto de privilegio con Josh para ver cuál de los dos la volvía loca primero.
Axel jamás le contó a Josh que el hombre que la había lastimado seis años atrás había sido el hermano de Richard, no quería que Josh sintiese alguna especie de inquietud con respecto a su relación de amistad con Richard.
— Últimamente te pierdes en tus pensamientos linda, ¿segura de que estás bien? —George hacía muecas conforme trataba de hacerla parecer un ser humano nuevamente –. Sonríe, es hora del rubor- le ordenó. Axel lo hizo sin protestar.
Negó con la cabeza para contestar a la pregunta, no servía de nada mentir, era inútil, todo el mundo sabía que no estaba bien. Era patético y vergonzoso.
... Sé que no me has pedido mi valioso consejo, pero creo que debes pensar bien lo de Josh. Errores cometemos todos a diario, unos peores que otros, pero todos merecemos la oportunidad de reivindicarnos. Ambos se aman, ambos están hechos una mierda sin el otro y están sufriendo. No me agrada verlos así porque los quiero a los dos.
Axel sintió como sus ojos se iban humedeciendo nuevamente y parpadeó varias veces seguida para controlar las lágrimas. Ya le habían puesto el rímel de pestañas.
No deseaba que le hablaran de ese tema, al menos no ese día que estaba tan sensible.
- No tienes que responderme nada, solo piénsalo... Ya estás lista, eres muy guapa, pero no lo aprovechas al máximo -George alzó ambas cejas e hizo que Axel sonriera.
- Estoy trabajando prácticamente dieciocho horas al día, no tengo tiempo de maquillarme, además, ¿Para quién me luciría en este lugar? ¿Para el señor Fernández del piso tres?
George soltó una carcajada. El señor Fernández era uno de los pacientes más coquetos que había en ese hospital, había perdido a su esposa seis meses atrás y ahora trataba del flirtear con todas las mujeres del lugar. Ya estaba comprometido con tres enfermeras, dos doctoras y una paciente.
Se vio el espejo y no dejó de sorprenderse del poder que el maquillaje tenía. Se veía tan fresca y relajada, como si no hubiese pasado llorando por un buen rato esa misma mañana.
- Desde hoy, eres mi maquillista personal.
— ¿Irás a ver a tu amigo, cierto? —Axel asintió con la cabeza—. Josh está en este momento con él y su familia. Vi prudente avisarte antes de que te tomara por sorpresa.
Se puso pálida nuevamente al escuchar que Josh estaba junto a Dominic.
No deseaba ver ni a uno ni al otro. Y menos a los dos juntos.
Decidió cambiar su ropa de siempre y se colocó el uniforme de una vez. Solo pasaría unos minutos a ver a Richard y sabía que él la entretendría con su charla, más si ya había hablado con Josh, así que era mejor estar lista para salir corriendo del lugar con la excusa que debía trabajar.
Salió del baño en compañía de George y sus miedos incrementaron más al acercarse hasta el área de fisioterapia. Gracias a todos los dioses que George estaba acompañándola porque de no ser así probablemente se hubiera dado a la fuga.
— ¿Estás bien? Estas temblando.
— No tendrás algún calmante por ahí, ¿verdad?
— Axel, no te caracterizas por ser una cobarde, así que por favor contrólate o te daré una bofetada para que reacciones.
George también se caracterizaba por ser directo y cruel con sus palabras en algunas ocasiones. Desgraciado.
Estaban a unos pasillos por llegar cuando la figura de Dominic Bryce se asomó desde una de las salas de enfermería. Se percató de su presencia y no despegó la mirada de ella. Axel se preparó para responderle con misma frialdad que él le ofrecía siempre, pero recordó que la noche anterior no había sido un sueño y que si mal no recordaba ambos habían quedado "en paz" así que no fue recibida por su mirada severa sino más bien por una mirada serena y relajada. Poco a poco su distancia se fue acortando y este se detuvo delante de ella. Observó a George con curiosidad, pero prontamente volvió a centrar su atención hacía ella.
— ¿Podemos hablar un momento? ¿Por favor? Solo si no hay problemas con tu trabajo –añadió al verla enfundada en su uniforme –. Es sobre Richard
Su voz ronca y áspera resonó por encima del bullicio del lugar, que a pesar de ser muy temprano había bastante gente.
- Creo que será mejor que vaya a trabajar –George le ofreció una mirada cargada de demasiadas preguntas y Axel maldijo para sus adentros. Más tarde George le atacaría con todo un cuestionario.
- Te veré luego – se despidió de su compañero –. ¿Qué sucedió con Richard?
Antes de que él respondiera un gran escándalo resonó por el pasillo en el que estaba y un sonido demasiado fuerte la ensordeció por unos segundos lo cual por instinto ella se cubrió los oídos con las manos. ¿Quién había ingresado juegos artificiales en el hospital? Los gritos de las personas presentes le alertaron de que algo no andaba bien. Se giró para averiguar que ocurría, pero de lo único que fue capaz de ver fue como George – quien apenas se había alejado unos pasos de donde ellos estaban – caía al suelo. La sangre salió de su espalda de un pronto a otro y manchó sus ropas blancas con ese líquido color carmesí.
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