Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 1

"Axel, contesta, por favor. Sé que soy la última persona con la que quieres hablar, pero necesito saber que estás bien"

"Si no respondes mis mensajes llamaré al hospital para saber que todo está bien contigo"

Ahora si necesitaba saber que estaba bien. Hijo de...

"Déjame en paz, estoy trabajando"

Axel apagó el móvil al ver que seguían entrando los mensajes de Josh. Lo que menos quería en ese momento era saber de él.

Entró a la habitación de la señora Daniels y con algo de persuasión logró que la mujer mayor se tomará su medicina. Por suerte ella era su última revisión de turno, necesitaba café con urgencia para deshacerse de ese maldito dolor de cabeza que traía desde la mañana.

En sus treinta minutos de descanso decidió ir a la cafetería del hospital ya que sentía que la cabeza le explotaría en cualquier momento. Para su suerte el lugar estaba casi desocupado al ser las dos de la madrugada y pudo elegir a gusto en donde sentarse.

Cuando tuvo el expreso en sus manos, este estaba demasiado caliente, así que aguardó a que se enfriara un poco. Se recostó en la silla y cerró los ojos por un instante y las imágenes de Josh, su prometido y la que se suponía que era su "amiga" y una de las damas de honor para su boda, invadieron su mente. Ambos desnudos en la sala de su casa, teniendo sexo sin siquiera reparar en cerrar con llave la puerta principal.

En el momento en el que Axel los descubrió, ambos comenzaron a justificarse por lo que había ocurrido, alegando que solo había sucedido una vez, que había sido un error. Ambos estaban ebrios.

- Error es el que estoy cometiendo al quedarme a escuchar sus excusas sin sentido –les gritó ella, saliendo del piso en el que vivía con Josh desde hacía dos años atrás.

Estaba dolida por la traición, no podía negarlo, luego de varios años de estar sola, Josh había aparecido en su vida y había logrado que saliera a flote en ella el deseo de amar y sentirse amada nuevamente y la había defraudado de esa manera tan ruin a tan solo cinco semanas para su boda, pero extrañamente no tenía esa necesidad imperiosa de gritar, patalear y llorar de forma desconsolada a como le hubiese gustado. En lugar de eso se cuestionó si de verdad estaba hecha para quedarse sola en ese mundo, ya que no podía ser posible que sus relaciones sentimentales fuesen siempre una peor que la otra.

- ¡Alwood!

Axel abrió los ojos de golpe y se acomodó mejor en la silla al ver a la jefa de enfermeras de pie frente a ella.

- Sí, señora –dijo luego de recomponerse del susto.

Mariane era una mujer de cincuenta y tantos años, de estatura promedio, pero de una figura esbelta que intimidaba a casi todos en el hospital, incluyendo a algunos médicos, tenía unos ojos tan oscuros que podrían pasar por negros y una cabellera plateada debido a las canas que lo teñían. Era una mujer que le encantaba atormentar la vida de los demás solo para pasar un buen rato. Tenía su lado bueno y Axel sabía que si en algún momento lo encontraba lo usaría a su favor.

- Me sentaré contigo –la mujer se acomodó en la silla frente a la suya.

- De acuerdo –aceptó la joven sin muchos ánimos.

Empezó a darle pequeños tragos a su café y sintió un gran alivio cuando el liquido aún caliente paso por su garganta, calentando todo a su paso.

- ¿Qué sucede contigo hoy? Estás inusualmente callada.

Estuvo a punto de decirle que ese era asunto de ella nada más, pero se mordió la lengua al recordar que se trataba de su superior y que le debía respeto. Y además de que le haría la vida imposible si hacía eso.

- Nada que no pueda ser resuelto mañana mismo –le sonrió a la mujer mayor y volvió a tomar otro trago de café.

- ¿Problemas con la organización de la boda?

Todo el personal en el hospital sabía de su boda ya que Josh, había aparecido en el lugar con docenas de ramos de flores, globos y una sortija preciosa –que aun andaba en su dedo anular–, a pedirle matrimonio frente a todo el mundo.

- Sí, eso mismo –aceptó ella, no quería hablar de nada relacionado a ese tema en ese momento. Necesitaba convencerse a sí misma que estaba bien, que iba a estar bien, porque no quería derrumbarse y menos en su lugar de trabajo –. Si me permites, debo regresar a trabajar.

Aún le quedaban cinco minutos, pero no quería compartirlos con nadie. Quería estar sola, cosa que no había querido desde que Josh había aparecido en su vida tres años atrás.

************

Axel permaneció dentro de su auto por varios minutos, viendo en dirección hasta el edificio donde vivía. Necesitaba entrar a su casa, tenía que descansar, pero la incertidumbre de su encontraría a Josh en la misma le hacía querer desistir de la idea a pesar de que esa era su casa mucho antes de que él se mudara con ella.

Apagó el motor del auto finalmente y decidida a que no huiría nuevamente como si fuese una delincuente, se dirigió hasta su piso y el alivio que recorrió su cuerpo al no ver ni señas de su prometido, no tuvo precio.

Su apartamento no era la gran cosa, era del tamaño ideal para dos personas, la sala de estar y la cocina estaban unidas y como única división entre ambas estancias había una isla de granito negro, había un pequeño pasillo el cual guiaba hasta la única habitación de la casa y justo al frente de esta había una puerta en donde se encontraba el baño. Esa era su mansión desde hacia seis años atrás, cuando decidió dejar su doloroso pasado y a todos los involucrados en el olvido.

Todo el lugar estaba impregnado con el aroma de Josh y eso la hizo sentir un gran dolor en la boca del estómago. Había sido feliz en los últimos tres años gracias a ese hombre, habían empezado a sanar las heridas de su corazón gracias a él y ahora le hacía eso.

¿Qué clase de penitencia estaría pagando en esa vida para que los hombres de los que se enamoraba fueran unos completos imbéciles?

Con Josh, ya era el tercer strike.

Estaba dispuesta a sacar cada una de las pertenencias de ese hombre fuera de su casa, pero se encontraba tan cansada que no hizo más que poner la cabeza en la almohada y se quedó dormida.

Cuando abrió los ojos con algo de pesadez, el lugar estaba completamente a oscuras. A puro tacto logró encender la lampara que estaba sobre la mesa a un lado de la cama.

Se fijó en el móvil y eran las dos de la tarde. Había logrado dormir bastante, seis horas, cuatro horas más que el día anterior.

Arrastró los pies hasta llegar a la sala y se detuvo en seco al ver a Josh, desparramado sobre el sofá, bien dormido.

Andaba su usual traje para el trabajo, de saco y corbata incluido, lo cual le decía que había estado en la corte y no en la delegación. ¿Había salido de la ciudad?

Al parecer estaba tanto o más cansado que ella, ya que ni cuando Axel se acercó a él y le quitó los zapatos se movió un centímetro.

En ese momento ella aprovechó para estudiar las facciones de su prometido, o más bien, ex prometido. Era un hombre de treinta y dos años recién cumplidos con una carrera muy bien establecida en el mundo de las leyes, guapo, dueño de los ojos azules oscuros más bellos que hubiese visto en su vida, de cabellera castaña casi rubia y corta, tan alto que ella a penas le llegaba a la altura del hombro, de contextura delgada pero bien tonificado, una piel blanca que estaba algo bronceada debido al viaje que recientemente habían hecho a Queensland. Pero el físico de Josh fue lo último que llamó la atención de Axel, sino más bien su forma de ser tan alegre y despreocupada, lleno de energía y siempre con alguna ocurrencia que la hiciera sonreír como tonta por horas.

Recordó el día en que lo conoció, un poco más de tres años atrás. Él había llegado al hospital -en el que en ese momento ella estaba realizando su práctica poco antes de graduarse en la universidad- bastante alterado, su padre había sufrido un infarto que casi le cuesta la vida y ella había sido la encargada de vigilar al señor durante la estadía de este en el centro médico.

Desde ese mismo día, ambos habían comenzado a relacionarse de una forma u otra, primero fue una muy bonita amistad y luego las cosas dieron para más y desde entonces, se veían con tanta frecuencia como fuese posible debido al trabajo de ambos, hasta que luego de un año de relación decidieron vivir juntos y él le propusiera matrimonio ocho meses después.

Axel se limpió las lágrimas que sin percatarse resbalaban por sus mejillas.

¿Cómo había sido capaz de traicionarla de esa manera, aun conociendo su pasado y horrible vida amorosa?

En ese momento sintió una ira en ella que emergía desde lo más profundo de su ser y eso le dió el valor para golpear a Josh en el hombro, con tanta fuerza que este se levantó de un brinco del sofá.

- Axel... -balbuceó, algo somnoliento.

- ¿Qué haces en mi casa? -respondió ella, dándole la espalda y dirigiéndose al refrigerador para que no viera las lágrimas que estaba derramando por su culpa.

- Vi que estabas dormida y no quise despertarte, pero yo también me quedé dormido. ¿Podemos hablar, por favor? -Josh la siguió.

- ¿Qué me vas a decir? ¿Qué fue un error? ¿Qué no sabías lo que estabas haciendo? ¿Qué Amanda se metió dentro de tus pantalones sin que te dieras cuenta? De verdad, no me vengas con excusas sin sentido, porque nada de eso es valido para mi

- Perdón, Axel. No existe ninguna excusa para lo que he hecho, te fallé de la forma más miserable que alguna vez imaginé -su ex prometido la abrazó por la cintura con fuerza y lo escuchó sollozar. El latido de su corazón podía escucharlo perfectamente.

Axel se puso tensa de inmediato. Su decisión de echarlo de su casa y su vida estaban flaqueando y eso no estaba bien. Él la había traicionado, así fuese solo una vez como él y su "amiga" aseguraban, ella ya no sentía por él esa confianza ciega que había tenido veinticuatro horas atrás.

Apretó los puños con fuerza y se armó de valor para soltarse de los brazos de Josh, dejándolo solo en la pequeña cocina.

Abrió la puerta del armario y sacó toda la ropa de él y la tiró dentro de la maleta que tenía debajo de la cama, sin importarle que se arrugaran los trajes que ella misma había pagado para que permanecieran casi perfectos.

Por el rabillo del ojo pudo ver a Josh entrar a la habitación, pero eso no la detuvo en su tarea.

- Si he olvidado empacar algo puedes venir a traerlo cuando yo no este en esta casa y por favor deja la copia de las llaves una vez que te hayas llevado todas tus cosas -le pidió ella cuando le entregó la pesada maleta.

-Estaré en el hotel, para cualquier cosa que necesites, siempre estaré para ti, tenlo presente -el hombre no se movió de la puerta de la entrada de la habitación y habló con total seriedad-. Se que cometí un error muy grande y va a tomar un buen tiempo para que si quiera pienses en perdonarme.

- Nunca te voy a poder perdonarte esto, Josh.

Se encaminó hasta la sala y le abrió la puerta –que tantas veces le había abierto para darle la bienvenida a casa– para que se fuera de una vez por todas y de esa forma ella poder quedar a solas y desahogarse con total libertad.

Una vez que Josh salió, ella cerró la puerta y cruzó los brazos sobre su pecho para apaciguar el dolor que estaba recorriendo cada fibra de su ser.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro