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Capitulo 46

-Señora, ¿Necesita algo? – La ama de llaves se colocó a mi lado y me sonrió para darme ánimos.

Visualicé que en cada rincón de la casa había un guardia de seguridad. Sus armas eran notables y aunque todo este tiempo mi hogar fue un lugar de silencio, ahora mismo resonaban pasos por todos lados y mucha gente atravesando por todas partes.

-¿Puedes prepararme algo de comer?

-Enseguida, notificaré al chef. Se lo llevaré a su habitación.

-¿Podemos ir al sillón? – Pregunté a Nicolás quien manejaba la silla de ruedas.

Por primera vez me hizo caso y me dejó en el sillón.

-No prenderé el televisor. – Dijo leyéndome la mente.

-Hazlo, es mi casa.

-Eva, no deberías...

-Quiero saber si puedo encontrar una pista o algo.

Se rindió y puso los ojos en blanco, minutos después la pantalla estaba iluminada por la noticia, reproducían el mismo video una y otra vez mientras hablaban de lo sucedido. Claramente se veía el momento exacto en donde me doy vuelta para ver a Nicolas y se detona el disparo, según el reportero por el momento solo había ese video sin ver de donde venia el disparo, pero se estaban esperando nuevas versiones captados de los celulares del público.

Después se emitió el comunicado de la reina.

Su majestad en nombre de la princesa.

Debido al acontecimiento sucedido horas antes, tengo que anunciarles que la princesa se ha sometido a una revisión medica para saber el daño en su brazo, el cual no ha sido de gravedad, se le ha dado la atención necesaria.

Puedo decir que su estado de salud es estable y dada las recomendaciones medicas tomará reposo en los siguientes días, con profundo pesar, lamentamos lo ocurrido y brindaremos ayuda a todos los presentes que hayan resultado heridos.

Por el momento estaremos a disposición de la policía para dar parte de nuestros hechos, somos una familia unida con valores y principios, sin lastimar al prójimo, no tenemos idea de como ocurrió esto.

Se estará notificando la mejoría de salud de la princesa.

Apagué el televisor, no quería escuchar más, toda la situación comenzaba a producirme nauseas.

-Alteza debo revisar su presión. Sus signos vitales estuvieron altos mientras le hacían la revisión en el palacio.

-Si, adelante.

La enfermera comenzó con su rutina, minutos después nos dejó a solas y el ama de llaves notificó que la comida estaba servida. Nicolás me acompañó a la mesa y ambos comimos en silencio. Miré a todas las esquinas de mi casa y no encontraba un espacio vacío. Miré mi fotografía sobre la chimenea y me preguntaba ¿Qué sucedió desde aquel día feliz? ¿Cómo llegamos a esto?

-¿No dirás nada? – Nicolás me miraba fijamente.

-¿Qué quieres que te diga?

-No lo sé, siempre me riñes por algo y termino sacándote de tus casillas.

-No encuentro algo para decir.

-¿Quieres irte a la cama?

-Quiero terminar mi deliciosa comida y pensar que decir mañana ante una conferencia de prensa.

-¿Estás hablando en serio?

-Es mi responsabilidad Nicolás.

-Eva ¡Por el amor de Dios! Te queremos proteger de quien sea que te busque ahí afuera y tú quieres ir y decir <<Aquí estoy por si me quieren matar de nuevo>>

-¿Crees que esto es una broma?

-No, tú eres la que cree que es una broma.

-Nicolás no puedo esconderme y no dar la cara por lo menos deben saber que estoy bien.

-Y lo saben, todos lo saben, la abuela ya lo dijo y si dan una conferencia de prensa alguien más lo hará por ti y todos sabrán que estas bien.

-Pero...

-Eva no hay peros en esta ocasión y no harás que se cambien los planes.

-Nicolás...

-¡No entiendes que corres peligro! – golpeo la mesa y se fue del comedor.

De nuevo estaba a solas y terminé de comer en silencio. Hice memoria de todos los acontecimientos, ¿Cómo podría saber esa persona que asistiría al evento con la seguridad baja? Siempre tenemos personas cuidándonos por todas partes y además un guardia nos sigue de cerca. Durante tantos años esto no había acontecido en ninguna monarquía, ¿Quién podía tenerme odio a estas alturas? Hace días, semanas, formé mi figura pública de manera respetable, quise ser el ejemplo para las futuras generaciones, ¿Dónde me había equivocado?

-Alteza, le han traído esto.

Un guardia se acercó con un gran adorno floral de rosas blancas y rosa pastel, tulipanes amarillos, hortensias azules, narcisos amarillos y claveles.

-Gracias – Mencioné viendo el arreglo floral encima de la mesa.

-Sus medicamentos alteza. – La enfermera se acercó con un vaso de agua.

-Estoy bien, preferiría no tener que tomar tantas pastillas.

-Son recomendaciones del médico. Son para el dolor. – Explicó para convencerme.

Hice caso sin protestar. Me levanté de mi asiento y tomé la nota entre las flores.

Eres tan fuerte.

A la próxima no fallaré.

Adelanto, James será el siguiente.

Xx

Mi corazón comenzó a palpitar e hice un movimiento en falso, el vaso se rompió en mil pedazos a un lado. Sentía que la respiración me faltaba, me puse de pie y corrí a la oficina por la llave de mi auto, no podía dejar que a James le ocurriese algo.

Todos comenzaron a moverse de prisa y a hablar entre ellos.

-¡Alteza, alteza! – Escuché a mis espaldas, pero no fui capas de prestar atención.

Regresé a la entrada principal con la llave en mano. Alguien me detuvo de la muñeca.

-¿A dónde crees que vas?

-¡Nicolás déjame! Tengo que salir. – Grité zafándome de su agarre.

-¿Qué sucede? – Me acercó a él.

-¡Tengo que irme! Tengo que ver a James. – Seguía gritando.

-Pero ¿Qué pasa? – Grito. - ¡Eva!

Rompí en llanto y caí, las emociones por fin salieron a flote, la presión de todo lo sucedido había inundado mi mente.

-Nicolás, por favor, tengo que... tengo que... - Se me complicaba formular palabra alguna.

Sentí el cuerpo pesado y la cabeza comenzó a dolerme demasiado.

-Eva... Eva... ¡Eva!

La mirada se me volvió borrosa y no supe nada del mundo exterior.

James.

Abordé el avión privado y maldecía cada minuto, era obvio que los aviones no podían sobrepasar los limites de velocidades por cuestiones de gravedad y altura, pero por dentro me estaba debatiendo entre la vida y la muerte. Mi vida Charlotte y la muerte su destino.

¿En qué momento se me ocurrió dejarla sola con todos los lobos afuera? ¡Carajo! Debí pensar en el peligro, debí protegerla más. Mi celular no dejó de sonar desde la mañana, mis padres, mi hermano, los padres de Charlotte, Nicolás avisándome de todo.

Desde que vi lo ocurrido por medio de un sitio web donde las noticias eran en el momento, me sentí morir, avisé a Damián que lo dejaba todo en sus manos y que ahora mismo estaba tomando un vuelo de regreso a casa, no expliqué más, pues era obvio que se enteraría minutos después. Y eso fue lo que pasó. Respondí a una de sus llamadas antes de subirme al avión y nuestra charla rondada en mi cabeza una y otra vez.

-¿Sabes quién pudo ser?

-No estoy seguro, pero si consigo las pruebas o algo delata a ese hijo de puta, te aseguro que no amanecerá vivo.

-James debes calmarte. Hay mucha gente allá afuera que no te tolera y posiblemente aún más a quienes no les cae bien la monarquía.

-No me pidas que me calme. Tengo que irme, llama a mamá y dile que le avisaré de cualquier cosa cuando llegue a casa.

-James... - Colgué para no tener que desquitarme con él.

Cerraba los ojos con la intención de que aquello fuese una de las peores pesadillas que hubiese experimentado nunca. Pero ¡Mierda! Esto era real, Charlotte indefensa en Italia, mi familia corriendo peligro, ella a punto de morir, un posible asesino caminando tranquilamente entre las calles. ¡Carajo! – Apreté los puños – Todo estaba siendo tan real.

El celular vibró. Apareció el nombre de Nicolás en la pantalla.

-¿Dónde carajos estas? – Se escuchaba desesperado.

-Estoy a una hora de llegada. – Contesté lo más calmado posible. - ¿Cómo está?

-Estable, ha comido, pero sigue empeñada con la idea de que quiere dar una conferencia de prensa.

-Eso no puede ser posible, no debe arriesgarse.

-¿Acaso crees que no se lo he dicho ya? Pero es tan terca que no creo que entre en razón hasta que llegues.

-¿Te quedaras con ella?

-Claro que sí, estoy aquí, solo que tuve que dejarla un momento a solas porque no puedo con su terquedad y no quiero decir algo que la altere, ha estado bien en estas ultimas horas.

-Por favor, Nicolás, no te separes de ella por más obstinada que se ponga, sé que tiene impulsos repentinos y por cualquier cosa podría salir de casa sin que la mirasen para tratar de resolver lo sucedido.

-Hay muchos guardias es imposible que se desaparezca de ellos.

-Es Charlotte, la conozco, además si el enemigo conoce cada detalle de todos sabrá como infiltrase o algo, no quiero pensar en ello, pero a estas alturas todas las hipótesis son aceptables.

-Bien, iré a verla y esperaré hasta que llegues para que pueda ir a casa. Eva decidió que nadie viniese a molestarla, pero sus padres también están por llegar.

-Al aterrizar llegaré lo más pronto posible.

-Con cuidado James.

Colgué y pedí al universo para qué ese maldito dejase una pista que sería más fácil de localizarlo.

-Necesito seguridad para todos. – Llame a mi hombre de confianza.

-Señor, pero hemos rebasado el numero límite del personal.

-¡Me importa un carajo! He dicho que quiero seguridad para todos, ¿Puedes con ello o tengo que llamar al ministro?

-Conseguiré a los mejores.

-Si son extranjeros y tienen preparación militar, mucho mejor.

-Le notificaré cuando todo este en marcha.

-Tienes tres horas. – Colgué.

La seguridad la cubriría con mis gastos esta vez, tanto para la familia de Eva, como mi familia y hasta la mismísima reina. Si el iba por Charlotte y no pudo cometer su trabajo, posiblemente buscaría a otra víctima.

Bajé del avión lo más rápido posible, me esperaban tres camionetas blindadas con hombres armados.

-Manejaré yo. – Anuncié al chofer de cabecera y rápidamente todos subieron a los autos.

No era un experto en autos de carrera, pero mi meta era llegar en el menor tiempo posible, lo cual se convirtió solo en veinte minutos de un viaje de aproximadamente hora y media.

Con el corazón a punto de salirse de mi pecho entre a casa. Todo era completamente diferente. La noche ya había caído, aproximadamente una o dos de la mañana. La casa estaba repleta de hombres armados, la servidumbre estaba durmiendo, Nicolás bajó las escaleras de prisa con la posible misma ropa de la mañana.

-¿Dónde está? 

-Ha tenido un ataque de pánico, tuvieron que sedarla, su ritmo cardiaco se disparó, era eso o un posible infarto.

Sentí las piernas temblarme.

-¿Qué sucedió? ¡Me dijiste que estaba bien!

-Algo la alteró, no sé que fue, pero solo te mencionaba, se desmayó y al despertar estaba desesperada, todo le cayó como un balde de agua, las emociones, lo acontecido, la presión, las personas... no podíamos tranquilizarla.

-Tengo que estar con ella.

-Está en su recamara – Corrí escaleras arriba. - ¡James! – Volteé a verlo. – Por favor, no la despiertes y mucho menos hagas que recuerde lo sucedido.

-Gracias por todo.

Sonrió en manera de agradecimiento, Nicolas podía ser un don juan rompecorazones, pero cuando se trataba de los suyos era leal. Y sin lugar a duda, este hombre significaba mucho en nuestras vidas.

Entré en nuestra habitación despacio, la luz tuene de las lámparas estaban encendidas, Charlotte, se veía tranquila estaba recostada de manera fetal, su respiración era pausada, parecía un ángel descrito con todas las palabras, era la misma mujer que dejé una noche atrás antes de marcharme. No parecía tener preocupación en su rostro, mi princesa estaba radiante.

Me quité los zapatos, la chaqueta, arremangué mi camisa y me acerqué a ella. Le acaricié el pálido rostro y le tomé la mano por encima de las sábanas. Le di un beso y sin tiempo a reaccionar las lágrimas comenzaron a salir. La mujer que estaba en esta cama no podía ser la misma Charlotte fuerte que no se metía con nadie. Iba a protegerla más de ahora en adelante.

-James... - escuché su dulce voz y levanté la mirada.

-Cielo... debes descansar, ya estoy aquí para protegerte.

La vi relamerse los labios. Hizo un intento por sentarse, la ayudé.

-¿Cómo es que tú...?

-No hables, debes mantener reposo. Te cuidaré.

-¿Puedes...? – Señaló el vaso de agua.

Llené el vaso y se lo acerqué a los labios. Bebió a traguitos. Sonreí por verla con vida.

 -Debes descansar.

-James...

-No Charlotte, no discutiré ahora contigo, estoy enojado, furioso, triste y con el alma a los pies, no es momento para romper mi propio autocontrol. Estoy tratando de mantenerme al margen.

-James... - Sus ojos se volvieron cristalinos. – Solo ámame, amémonos esta noche.

-Hoy y siempre cielo, hoy y siempre.

Le limpié con el pulgar las lágrimas que recorrían sus mejillas y la besé, la besé con tanta dulzura que mi corazón se estaba derritiendo. Cuidadosamente la puse debajo de mi cuerpo y ambos nos desnudamos sin prisa. Nos adoramos cada centímetro de piel, disfruté de sus gemidos sutiles, traté de no lastimarla, el momento era para nosotros dos.

Terminamos juntos, me acerqué a ella, la abracé y se durmió en cuestión de minutos junto a mi torso. Me levanté la vestí de nuevo, me puse el pijama y me recosté a su lado mirando el techo, Charlotte se aferró de nuevo a mi costado y solo le acaricié el cabello hasta que volvió a la profundidad de su sueño.

Charlotte.

Me desperté y tenté el otro lado de la cama, pero no había nadie, me senté de golpe, aquello no pudo ser un sueño. Mi corazón palpito de prisa y miré a cada lado de la habitación. Al frente de la cama James estaba sentado con su ropa habitual y un vaso de ¿Güisqui? En la mano.

-Creí que había soñado.

-Llegué en la madrugada a casa.

-Lo sé, solo que aún estoy aturdida por tantos medicamentos. ¿Has dormido? – Contesté confundida.

-Me quedé recostado a tu lado por unas horas, pero no pude conciliar el sueño.

-Ven recuéstate, debes dormir, has tomado un largo vuelo. Te traeré un té.

-No, no puedes levantarte de la cama, son recomendaciones médicas.

-James solo fue...

-No te atrevas a decir que no debo tomarle importancia. – Su mirada fue seria. – Charlotte, estuviste al borde de la muerte, no lo tomaré a la ligera.

-James... 

-No, esta vez no daré mi brazo a torcer. Siempre te pido que sigas mis instrucciones y al final haces lo que quieres y no te he reclamado por ello. Esta vez quieras o no, lo haremos a mi manera, porque no pudo permitir que te arrebaten de mi lado.

Las lágrimas comenzaron a rodar por mi mejilla.

-Yo... yo... - buscaba las palabras para decir que todo estaba bien, pero no podía, todo esto era más grande de lo que imaginaba.

Tomó de un trago lo que quedaba en su vaso.

-Solo deja que me encargue de esto y cuando todo mejore volveremos a estar en paz.

-Sé que todo lo haces por nuestro bien, y aceptaré todo lo que digas, pero en algún momento tendré que volver allá afuera a representar a mi familia.

-No discutiré sobre tu papel como princesa, porque creo que hasta tu abuela debe tomar la decisión. Sea quien sea que este allá afuera tratando de hacernos daño no llegará a ti mientras esté yo a tu lado.

-¿Y qué hay de ti?

-Cielo, prefiero ser yo quien esté en tu posición, porque sé que te repondrás si mi final fuese fatal, pero yo no podría vivir sin ti, me moriría en ese mismo momento. Sin ti no soy nadie.

-No puedes ser tan egoísta para decir eso, yo también sufriría si algo te llegase a pasar.

-Ahora estamos juntos y es lo que importa Cielo, es lo único que importa.

Se sentó a mi lado y me abrazó fuertemente. Momentos después me quede sola en nuestra habitación, pues James insistió en que debía quedarme en cama y él traería el desayuno para ambos.

Lo vi entrar en la habitación con una gran bandeja de desayuno, ahí se podía apreciar huevos revueltos, tocino, pancakes, frutas, queso fresco, zanahoria, tomate cherrie picado, espinacas, jamón de pavo, jugo de naranja y por supuesto que no podía faltar las medicinas del día.

Comimos en silencio y con sonrisas al mirarnos, deje consentirme y James la mayor parte fue quien me alimento, olvidándose de sí mismo. Estábamos a punto de terminar cuando la puerta se abrió de nuevo. Los padres de James entraron.

-¡Oh perdona! – Una apenada Clare miró nuestra escena. – Nos dijeron que están arriba, así que decidimos pasar.

-No se preocupen. – respondí – Son siempre bienvenidos.

Clare corrió a abrazarme y temí porque su pulcra vestimenta se manchase de la bandeja que estaba entre nosotras.

-Mamá, por favor... el brazo de Charlotte.

-Oh querida lo lamento, no recordaba...

-No se preocupe, estoy bien. No me duele nada. – sonreí.

James aprovecho que su madre se separó para retirar la charola del desayuno y entregárselo al ama de llaves que se encontraba afuera.

-Hola Eva. ¿Todo bien? – El señor Acker saludó desde el pie de la cama.

-Respondería que todo perfectamente, pero su hijo esta siendo un poco mandón esta mañana. – Reí.

-Bueno, esta vez creo que todos apoyamos la idea Eva.

-Lo sé, pero si menos pienso en ello, me repondré rápidamente.

-Es cierto, menos le demos vueltas al asunto todo mejor. – intervino Clare.

-¿Han sabido algo?

-Solo la policía tomó mi declaración ayer, por el momento hasta ahora no tengo conocimiento de lo sucedido.

-Estoy investigando papá. – Dictaminó James.

-Lamento mucho que esto también los afecte.

-No tienes porqué Eva, sabemos a lo que nos involucramos desde que ambos unieron vidas.

-¿Ustedes están bien?

-Niña, pero si eres tú la que ha sufrido un intento de asesinato. – Clare se sentó a mi lado y me tomó de la mano. – Por nosotros no te preocupes, importas ahora solo tú.

La ama de llaves interrumpió.

-Señor, ha llegado la policía desean hablar con usted.

-Enseguida bajo, los he esperado. - James se acercó a mí y me dio un beso en la frente. – Volveré enseguida. Madre te la encargo.

Ambas mujeres sonreímos, yo por ser la mujer más suertuda y Clare posiblemente por estar orgullosa del hombre que crío.

-¿Señoras, necesitan algo? – El ama de llaves esperó nuestra respuesta.

Ambas negamos y nos dejó a solas.

-¿Cuántas personas hay abajo?

-Estoy segura de que más de los que había ayer.

-¿Qué están diciendo los noticieros?

-No importa Eva.

-Por favor, Clare, necesito saberlo, sé que James me mantendrá lejos del ojo público y por lo menos quiero saber que se dice de mí.

-Aún están consternados por el ataque de ayer.

-¿Han salido nuevas versiones? Ayer solo se tenía una, pero había mucha gente alrededor con sus celulares, alguien debió de capturar desde otro ángulo.

-No es importante Eva, no deberías preocuparte.

-Clare es importante para mí.

-¿Por qué no nos concentramos en que estas a salvo ahora?

Respiré hondo, era claro que evadir temas James lo había aprendido de su madre.

-¿Damián y su familia están bien? ¿Su madre está bien?

-Todos están en este momento bajo seguridad en la casa de Francia, mi madre quiso venir, pero le hemos dicho que lo mejor es quedarse en casa segura porque no sabemos quien puede ser.

-¿En verdad cree que haya gente muy mala afuera queriendo verme muerta o ver muerto a James?

-Este mundo está lleno de gente que hace daño por cualquier cosa.

-Pero no le hemos hecho daño a nadie, solo vivimos para ser felices.

-Eva no a todos podemos tenerlos contentos.

-Pero tampoco pueden querer matarnos.

-Lo sé, pero, aunque quieras pensar que podrías mejorar las cosas, nadie se salva si alguien tiene sed de venganza, solo debemos esperar a que la policía haga su trabajo.

-¿Cree que esto es venganza?

-No, fue una manera de decirlo.

-Sigo dándole vueltas a quien pudo ser el posible asesino, pero no logro descifrar quien tiene tanto odio por mí, James y mi familia.

-No hablemos de eso, ¿te parece si te preparo la bañera?

-Estoy bien así por el momento, me gustaría que hiciera digestión el desayuno.

Sin tocar la puerta Nicolás entró.

-¿Te quedaste a dormir?

-Buen día señora Acker. – Miró a mi suegra, quien le respondió el saludo. – No, fui a casa con mis padres estaban preocupados.

-Los dejaré a solas.

-No, puede quedarse. – respondí.

-Estoy bien, iré a ver que sucede abajo, debo saber a que nos enfrentamos.

-Gracias por venir.

-Descansa Eva.

Ambos quedamos solos.

-¿Cuántas personas hay abajo? – Volví a preguntar.

-Más de veinte. James pidió reforzar la seguridad y cada uno tiene aproximadamente de tres a cinco guardias siguiéndole los pies.

-No debió hacer eso, no es necesario.

-¡Pero si eres terca! – Se sentó a mi lado. – Claro que es necesario y hasta he pensado en que el hombre debería contratar a más personas.

-¿Se lo has dicho?

-Si ayer.

-¿No tenias preocupaciones personales?

-¿Te molesta mi compañía?

Reí

-Hasta en casos como estos tu compañía es la mejor. Tus papás, ¿Cómo están? 

-Han tomado medidas, por el momento la agenda de todos en la familia ha sido suspendida por dos semanas.

-¿La abuela como está?

-Desesperada por la situación, puso a todos a buscar al hombre, aunque muchos aseguran que es una mujer por el tipo de cuerpo.

-¿Hombre... mujer? ¿Tienen foto de su rostro?

-No... - respiró hondo – no debería decirte esto... pero se filtró otro video donde solo se visualiza el cuerpo de la persona, porque supo como involucrarse muy bien entre la gente para que no se le vea el rostro, solo se le ve el arma con el brazo al disparar y parte del cuerpo.

-¿Han hecho nuevas investigaciones?

-Eva, te he dicho que no debes saberlo.

-¡Nicolás estamos hablando de mi vida!

-¿Y te has dado cuenta que todos queremos protegerte? Ayer entraste en una crisis y tuvimos que sedarte hasta hoy que te has levantado.

-Estoy más consciente que ayer.

-Eso mismo dijiste ayer, tu cerebro se había bloqueado por un momento, por eso no podías asimilar todo bien, y puede que hoy sea lo mismo. - Su teléfono llamó la atención. - ¡Genial! Tu hermano de nuevo.

-¿Por qué te llama?

-¿Por qué tal vez no le respondes las llamadas?

Contestó y me paso el celular.

-David, hola.

-¡Eva! Por el amor de dios, dime que estas bien. – sonaba muy preocupado.

-Estoy bien, todos me cuidan y parece que tengo más seguridad de la que hubiese imaginado.

-Hoy no estoy para bromas Eva, ¿En verdad estas bien?

-Si no lo estuviera, ¿Por qué tenemos esta conversación?

-Si Nicolás se atrevía a no contestarme las llamadas, ahora mismo estaría en el avión rumbo a casa. 

-¡No, no! No lo hagas, aún no dan con el delincuente.

-¿James está contigo?

-Si y por favor, en verdad no vengas, no quiero ponerte en peligro, tienes una esposa, tienes familia y una nación a quien responderle.

-Eres mi hermana y si fuese posible, estaría ahí para protegerte. James no lo ha hecho bien hasta el momento.

-No lo culpes, no pensamos que fuese a pasar, ni siquiera creímos que tenemos enemigos.

-Tal vez tú no, pero ¿Él? Sabemos que tenía una vida antes de conocerte y en lo que concierne a papá y a mí sabemos que el mundo de los negocios puede ser un lugar para tener enemigos.

-David, si así fuera, ¿Por qué no atacaron antes?

-Eva, estabas en tu luna de miel, obviamente esperaron hasta que estuvieras sola. No atacarían a ambos juntos y quieren ir por ti, porque saben que ahora eres el punto débil de él y al tenerte a ti lo tienen a él.

-¿Cómo puedes decir eso? ¿A caso piensas que James sabe quien es y esta montando todo esto?

-Eva yo...

-¡Dilo David! – Comencé a llorar.

-No Eva, no creo que James se atrevería a jugar con tu vida, pero estoy molesto por dejarte indefensa, eres mi hermana, obvio que me dolió verte ahí sola manchada de sangre y que nadie diera razón en el momento.

-No estaba sola, había guardias y por si te lo preguntas, la de la idea fui yo.

-¿Cómo se te ocurre hacer eso? Sabes que una de las cosas que estrictamente están prohibidas es limitar al personal de seguridad y querer ser el héroe.

-David a eso también se le llama estar en los zapatos del otro, quería estar más cerca de la gente darles a entender que no estoy aquí por herencia, sino que me debo a ellos. Que sin ellos no hubiésemos existido.

-¿Qué más da? Ya no somos una monarquía absolutista solo hay constitucionales, así que deberías pensar bien en lo que haces.

-¿Ahora me riñes por mis decisiones?

-¿Papá qué ha dicho al respecto?

-Eso es un absoluto sí, no los he visto, respondiendo a tu pregunta. Hasta este punto no sé dónde está mi celular y si han llamado.

Nicolás se levantó y lo sacó del cajón de la mesita de noche.

-Eva, no sabes cómo sufrí cuando miré las noticias, sentí que mi mundo se detuvo. – Lo escuché con la voz cortada.

-No ha pasado nada David, estoy bien, no tenemos que preocuparnos.

-¡Ay Eva! Te amo tanto, hermana que no me imagino no tenerte y reñirte por cosas que haces.

-También te amo David, eres un hombre ejemplar para Isabella y estoy segura de que tus hijos tendrán al mejor papá. – Las lagrimas estaban por salirse.

Una cabeza conocida entro al cuarto. Era mi madre. Sonreí al verla y ella corrió a abrazarme.

-A llegado mamá. – Dije con el teléfono pegado a la oreja.

-Entonces te dejaré de molestar por hoy pulga. Papá, mamá y tu deben hablar y pasar tiempo juntos. Te amo, los amo.

-También yo David, te hablaré luego.

-Cuídate Eva.

-Lo haré. – Colgué y me aferré a mamá.

-Lottie, he estado al borde del abismo, no sabes cómo me tiembla el corazón, las piernas y aún siento que no es real esto. – Dijo llorando.

-Mamá estoy bien. – dije con la voz entrecortada. – Todo ha pasado. Esto no es un sueño, estoy a salvo.

Le limpié las lágrimas al separarnos.

-Charlotte, no sabes como he sufrido, desde que me enteré, el viaje y hasta hoy que te pude ver.

-No puedo hacerme una idea, pero te aseguro que estoy bien. ¿Y papá?

-Esta abajo hablando con los hombres sobre lo sucedido, me adelanté porque no podía estar más tiempo sin verte.

-Lamento que hubieran pasado por esto, lamento el susto.

-Oh cariño, no es momento para lamentarse, estuviste en riesgo y nadie lo predijo. 

-Nadie podía saberlo. ¿Qué te parece si mejor me ayudas a bañarme? Así tendremos tiempo madre e hija.

-Estoy siempre para ayudarte Charlotte.

-¿Necesitas algo? – Nicolás interrumpió.

-¿Esperas que también te pida ayuda para ducharme?

-Como si no te hubiera visto en calzones antes.

-¡Niños! – Mi madre mostró una cara de espanto.

Ambos reímos.

-Lo decía por sus imágenes en calzones de bebé, tía. Iré abajo por si hay algo que hacer.

Salió de la habitación y mi madre puso a llenarse la bañera mientras que yo buscaba mi ropa. Dejé que mi mama se hiciera cargo y disfruté sus dedos masajeando mi cuero cabelludo, sin duda el amor de madre era único. Cuidadosamente me lavó los puntos de sutura, me quejé por momentos pues la piel se estiraba y si dolía poco. Ayudo a cambiarme por ropa cómoda, pants de algodón, calcetines y una blusa sin manga, con dedos hábiles vendó la herida y paso a cepillarme el cabello.

-¿Dónde se han quedado?

-En el palacio, era el único lugar seguro después de tu casa. No podíamos venir directamente porque temíamos que alguien nos siguiera.

-¿Papá como lo ha tomado?

-Sigue siendo fuerte como un roble, yo casi me desmayo al saber la noticia, pero él no se ha inmutado al contrario me ha dado palabras de aliento todo el tiempo, es muy fuerte.

-Espero que al llegar no haya dicho palabras a James sobre que no supo cuidar a su niña.

-La verdad no los vi, solo pasé directo aquí.

-¿La abuela está bien? Nicolás solo me dijo que está desesperada.

-Está tranquila y al margen de todo, se ha hecho cargo de todo, la prensa, los comunicados, la seguridad, la policía, la familia, es una mujer sumamente fuerte.

-Creo que debo ir a verla.

-Tal vez venga, ella ha dicho que por el momento tu no debes preocuparte por nada.

-¿Y mis tíos?

-Tu tía Ingrid estaba hecha un mar de lagrimas cuando llegamos, estaba muy preocupada, nos quedamos todos en el palacio, han dicho que vendrían cuando terminaran con unos deberes que ya están programados y esos no se pudieron cambiar, también no quieren dejar sola a tu abuela.

-¿Crees que sea buena idea que baje? Siento que me están tratando como una niña indefensa mamá y tampoco quiero sentirme inútil.

-Esperemos a que nos digan algo.

-James me quiere tener encerrada de por vida.

-Por el momento creo que es lo correcto.

-Aceptare todo lo que decidan, pero si me tienen al margen, no quiero estar encerrada sin saber nada.

-¿Estás segura que lo soportaras?

-Mamá, ¿Cuándo he sido una princesa en apuros?

-Ni de pequeña has podido quedarte quieta.

-Si, recuerdo algunas anécdotas. – Reí. - ¿Me acompañas?

Me tomó del brazo y por primera vez desde el día anterior caminé por los pasillos de mi casa, comenzamos a asomarnos por las escaleras y me detuve, no podía creer cuánta gente estaba ahí y las cosas que había.

Los guardias de seguridad se habían multiplicado al triple, estaban los papás de James, mis padres, Nicolás, la servidumbre, había adornos florales por todas partes y también estaban unas diez personas de la policía y lo que se conocía como el servicio secreto de la monarquía. Mi sala y comedor ahora mismo parecía un día de trabajo en el palacio, solo que las personabas cambiaban.

Me vieron bajar los escalones y se detuvo todo. Me sentí incomoda y pensé en que regresar a la habitación era lo mejor. James subió corriendo a mí y lo mire detenidamente, un moretón en el pómulo izquierdo se le notaba, algo que no tenia ayer, ni hoy en la mañana.

-¿Qué te ha pasado? – Fue lo primero que dije al verlo cerca.

-Nada sin importancia. – Trataba de evitar que lo mirase.

Le levanté la cabeza.

-Eso no lo llevabas hoy.

-Por favor no le des vueltas. 

-¿Qué ha pasado? - Miré a todos en respuesta y la desviación de mirada de mi padre me lo confirmó. - ¿Papá te ha golpeado?

-Charlotte...

-¿Cómo sucedió? No debió...

-Cariño, pueden hablar de ellos después, prometiste aceptar las condiciones si se te ponía al margen.

-Pero esto...

-Eva. – mi madre dijo en manera de advertencia.

-¿Por qué no subes? Tu madre puede hacerte compañía junto con la mía, compren cosas por internet o hagan cosas de mujeres, en cuanto termine me reuniré contigo y olvidaremos esto ¿Sí?

-¿Desde cuando soy una mujer que gasta el dinero de su marido? James me han atacado a mí, debo saber por lo menos que es lo que hacen para poder encontrar a esa persona.

-Charlotte. – Se tocó el puente de la nariz. – Si noto que te alteras o presiento que te opondrás, regresaras a la habitación y si es necesario te encerraremos. No pienso que hagas tu voluntad.

-Ni siquiera sabrás que estoy cerca.

Me besó la frente y em acompañó hasta el sillón. Todos permanecían en silencio, James se llevó a los oficiales, el servicio secreto y algunos guardias consigo a su oficina. Hasta mi padre y él suyo lo siguieron, por el momento mi papá y yo teníamos una conversación pendiente.  

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