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Capitulo 43

Bajamos del avión y nuestro día comenzó a dar marcha. Tres autos negros nos esperaban, todas blindadas y el equipo de seguridad al lado de estos. Aunque oficialmente estábamos aún de vacaciones por la luna de miel Leticia y Sergio nos recibieron al pie del avión.

-Alteza. – Leticia hizo una reverencia y la saludé con besos en la mejilla.

-Buenas tardes, Leticia. – Sonreí. Caminé hacia Sergio.

-Alteza. – Repitió el protocolo. Saludé como se debía.

James detrás de mí, les estrechó las manos y lo saludaron como señor James. Los cuatro nos subimos a dos camionetas distintas.

-¿A dónde vamos? – James habló.

-Es nuestro último día de descanso, así que me parece que a nuestro hogar.

Recorrimos nuestras dos horas de camino a casa y efectivamente el auto se estacionó frente a la puerta principal. Los guardias de seguridad abrieron ambas puertas. James y yo nos tomamos de la mano frente a la casa.

-Estamos en nuestra casa.

-Nuestra casa. – Susurré y un sentimiento me invadió.

Repentinamente James me cargó sobre sus brazos.

-¿Qué haces? – Chillé. – Bájame, nos ven todos.

-Estoy cruzando el umbral con mi esposa en brazos, ¿Así lo determina la tradición no?

Pensaba contradecirlo, pues se supone que únicamente se cruza el umbral en la primera puerta a la que entremos después de la boda y esta era la cuarta puerta por la cual atravesábamos, pero la diferencia de todas era que ahora estábamos en casa.

Toqué el suelo cuando todo nuestro alrededor cobró vida. Los muebles, pinturas, la decoración, los electrodomésticos, todo estaba en su propio lugar. Me asombré por el trabajo que habían hecho mientras estábamos afuera, aunque me hubiese gustado realizarlo por mi cuenta.

Como hormigas trabajadoras, todo el servicio que nos asistiría en la casa se formó frente a nosotros.

-Alteza, señor James... - Mencionó Leticia. – Este es el equipo de servicio que estará a su disposición.

Comenzó a caminar hacia ellos y a presentar a cada uno, como lo demandaba el protocolo debíamos saludar a cada uno, yo primero, James después. Alrededor de quince personas se encontraban ahí para ayudarnos en lo que fuese. Un chef, dos ayudantes, la ama de llaves, tres mucamas, dos jardineros, un mayordomo, dos encargados de los animales del pequeño establo, un ayudante y dos choferes. Era imposible que en el momento nos aprendiéramos los nombres, pero tendríamos tiempo para conocerlos.

Leticia dio la orden de que podían volver a su trabajo y todos desaparecieron.

-¿No es mucha ayuda por el comienzo?

-Alteza, se redujo el personal. – Contestó Sergio. – Se tenían pensado veinte personas.

-¿Podemos disfrutar de nuestras ultimas horas? Tal vez... ¿Iniciar mañana?

-Técnicamente hoy es su primer día Alteza de regreso con todas las obligaciones.

-¿Debemos conocer algo más o podremos dar las vueltas por los alrededores? – James intervino.

-¿Por donde desean iniciar? Tenemos una agenda que verificar. – Leticia respondió.

-¿Has dicho que hoy es nuestro primer día de regreso, cierto?

-Así es alteza.

-Entonces... como Su Alteza Real Princesa de Italia tengo como primer mandato que hoy Sergio y tú se tomen el día, sé que ambos no han descansado este ultimo mes, mañana con calma iniciaremos con todas las actividades.

-Pero Alteza...

-Muy bien pensado, no se me hubiese ocurrido algo mejor. – Sergio tomó de los hombros a Leticia. – Hasta mañana Alteza, señor... - A regañadientes se llevó a Leticia y ambos desaparecieron.

-¿Cómo se te ocurrió eso? – James me abrazó.

-Beneficios de ser la princesa. – reí.

-Así que... ¿Qué tiene preparado Alteza?

-Disfrutar nuestros últimos momentos.

Una mucama iba pasando a nuestro lado con toallas en mano.

-Disculpa... - La llamé y me mentalicé en aprenderme los nombres lo antes posible.

-¿Si Alteza?

-¿Puedes reunir a todos de nuevo por favor?

Me miró confusa, pero fue en busca de los demás. Después de dos o más minutos todos estaban al frente nuestro.

-Sé que tenían instrucciones exactas para el día de hoy, y la verdad es que tanto mi esposo como yo, pensamos en pasar nuestro ultimo día de vacaciones a solas para descansar por el largo viaje, así que... por hoy tendrán el resto del día libre, pueden incorporarse mañana a primera hora a sus labores.

Todos estaban sorprendidos.

-Disculpe... alteza... pero ya se ha iniciado con la preparación del día.

-Oh, no hay problema, si han iniciado actividades, pueden terminarlas si desean y marcharse después, solo pido que hoy nos dejen a solas. ¿Entendido?

-Si alteza. – repitieron al unísono.

-Bien, pueden marcharse, es todo gracias.

-¿Pretendes también deshacerte de los de seguridad? – Preguntó James al marcharse todos.

-Creo que de ellos no podré, fueron enviados desde el palacio.

-Tampoco creo que estorben mucho.

Reí.

-¿Qué planes tienes?

-Conozcamos nuestra ducha, espero que hayan dejado la bañera amplia que pedí. – Tomó mi mano y avanzamos a las grandes escaleras.

-Así que tuviste que ver en la decoración, ¿Por qué no me dijiste?

-Pensé en que disfrutarías la sorpresa. 

-Lo hago, pero me gustaría ser participe.

-Lo eres, ya conocerás algunas cosas.

El dormitorio era simplemente impresionante, la habitación estaba decorada con tonalidades azul marino, blanco y grises con toques dorados. No era la decoración habitual del palacio y de mi habitación como soltera, pero sin lugar a duda marcaba la diferencia en la nueva etapa de mi vida.

Al abrir la puerta que separaba la habitación del baño, me quedé impresionada, aquello parecía ser sacado de una revista de diseño de interiores, sin duda habían trabajado fuertemente para el resultado. Recordaba la casa sin muebles y a medio terminar algunas habitaciones, pero no que todo quedaría perfecto con los diseños y colores.

Después de una larga ducha, nos sentamos a comer el menú preparado por los chefs antes de marcharse, como una pareja equitativa, lavaos los platos y nos quedamos sentados en el amplio sofá mirando el televisor con helado de vainilla en nuestras manos.

-¡He llegado! – Un grito hizo voltearnos.

-¿Qué haces aquí?

-También me alegro de verte, a mí me ha ido bien, ¿Qué tal la luna de miel?

-Nicolas, aún estamos en nuestras ultimas horas de la luna de miel, ¿Podrías soportar hasta mañana para molestar?

-La abuela dijo que hoy estabas incorporándote a tus actividades.

-Bueno claramente no.

-Me da igual. – Se sentó en el sillón contrario.

James sin molestarle su presencia miró las noticias comiendo helado. Rodé los ojos por su presencia.

-¿Necesitas algo?

-He venido a saber que me has traído de viaje.

-Ropa sucia, ¿Deseas empezar a lavar? – Respondí con fastidio.

-James, ¿Si tuvieron luna de miel? Porque parece que alguien no se la pasó bien, ¿Sigues siendo eréctil?

-¡Nicolas!

James se rio, sin hacer comentario alguno.

-He venido a darte la bienvenida, ¿Acaso ya no me quieres como tu primo favorito?

-Nunca te presentas sin avisar, o bueno si lo haces, pero no en momentos inoportunos como este.

-¿A caso nadie está en servicio ahora?

-Les he dado el día libre. Queríamos pasar la tarde tranquila.

-Bueno me serviré algo.

Se levantó y caminó a la cocina. Lo miré extraña, estaba omitiendo algo, lo sabía, Nicolas nunca le daba vueltas a un asunto.

-Iré a ver que sucede.

-Si, también me pareció extraño. – James me miró y me besó la frente.

Me levanté y me reuní en la cocina.

-¿Dónde están los vasos aquí?

Caminé donde estaban los vasos para el güisqui.

-Con o sin hielo.

-Con dos hielos.

Abrí la nueva botella de güisqui del minibar que se encontraba al lado contrario de la cocina, le serví un poco y se lo di. Se sentó en la isla de la cocina.

-¿Ahora si me lo contaras?

-En este mes que te has ausentado, hice algunas cosas que no debí.

-Siempre haces cosas que no debes.

-Bueno... esta vez me excedí... - Bebió un trago largo. – Regresé a una de nuestras residencias privadas después de una noche muy loca. – Alargó la u para dar énfasis en los hechos. – Y terminé en la cama con alguien que no debía.

Lo miré sorprendida.

-¿Y quien es?

-No lo sé.

-¿Cómo que no lo sabes?

-Si, es verdad no lo sé, aquella chica solo la recuerdo en la cama acostada a mi lado y a la mañana siguiente ya no estaba.

-¿Qué? No te creo. ¿Y como sabes que no es una historia inventada de tu imaginación?

-Porque encontré su collar en la mesita de noche, debió olvidarlo al irse de prisa. - Comencé a reír. Me miró extrañado. - ¿Te estas riendo de mí?

-No exactamente. Me rio de la situación. ¿No crees que es una historia moderna de cenicienta?

-¿Crees que lo estoy inventando?

-No, no... te creo... solo que ¿Un collar? ¿Es todo?

-Si.

-No has pensado que si ella se fue antes de que despertaras es ¿por qué no le interesaste en absoluto?

-Eva, eso no me preocupa. He tenido relaciones con mujeres que no conozco y siempre me voy antes de que despierten, es la primera vez que me sucede y lo peor aún es que no recuerde bien su cara.

-No te entiendo, ¿Te preocupa no saber quien es?

-¡Exactamente!

-Nicolas, eso no tiene nada de malo o me ocultas algo más.

-No recuerdo haber usado protección. – Dijo tajantemente.

-¿Qué? – Grité. – Dime que exactamente no ha pasado un mes desde el incidente.

-Si te digo que no, ¿No te molestas?

-Nicolas, nunca en tu vida se te había olvidado un condón, por lo menos dime que sigues asistiendo a tus citas médicas exigidas por la corona.

-Si, sabes que nadie se libra de llevar a cabo un buen método anticonceptivo, ni tu hermano que esta en busca de la cigüeña.

-¿Qué? – me sorprendió.

-Si, tu hermano y tu cuñada estaban buscando tener un bebé, pero al parecer tardaran en ser escuchados. Lo dijeron después de la boda, cuando te fuiste. El tema salió porque hice una broma del condón y él dijo que ya no era necesario, pero creo que Isabela es quien no puede quedar embarazada.

-Así que podría ser tía.

-Técnicamente sí, te adelante las buenas noticias.

-Seré tía de todas formas si tus espermatozoides son fértiles al final del día.

-No tienes que decirlo.

-¿Y qué piensas hacer? ¿Emitir un comunicado diciendo que buscar a la mujer a quien le pertenece el collar?

-No es mala idea.

-Pueden existir millones de copias del collar y pertenecerle a más de una.

-Bueno, cuando vea a las postulantes sabré quien es la dueña absoluta.

-¿Y cómo lo sabrás? Acabas de decir que no recuerdas su cara.

-¿Se sabe al tocarles la mano no? Así pasa en Cenicienta 3.

-¿Me estas tomando el pelo?

-¿Cómo? ¿No es real?

-Nicolas, está es la situación más critica en la que has estado y te aseguro que no hay gran problema.

-¿Cómo que no hay problema?

-Si ella estuviese embarazada te hubiese buscado desde hace una semana o cuando se enterase de que esta embarazada. No eres una persona normal que nadie conoce. Tu cara está por todas partes y donde ella se encuentre sabrá que contigo pasó la noche que posiblemente le cambie la vida.

-¿Y si no es así?

-Nicolás, no creo que nadie desaproveche la oportunidad de casarse con un príncipe por haber cometido un error.

-¿Y cuándo se presentará?

-Eso es algo que no puedo decirlo con exactitud. Además, si has sido constante con tus inyecciones anticonceptivas hay un cincuenta por ciento de probabilidad de que no haya sucedido nada mayor.

-¿Solo un cincuenta por ciento? 

-Sabes que los métodos anticonceptivos no son seguros, aunque digan que tienen el noventa y nueve por ciento de efectividad. Y peor aun si la otra persona no ha tomado ningún método anticonceptivo.

-¿Entonces de que nos sirve seguir poniéndonos las inyecciones?

-Es solo para prevenir, pero nunca se plantea en que al principito se le olvide ponerse un condón y tampoco no conozca con quien se acostó.

-Gracias por tus consejos sin restregarme en la cara mis errores.

-Es lo menos que puedo hacer. – sonreí sarcásticamente. – Por cierto, ¿Alguien de la familia sabe esto?

-No, eres la primera y única persona que se lo cuento.

-Con razón llegaste tan de prisa.

-¿Crees que estaría ahorita aquí si alguien ya lo supiera?

-Tienes razón, la abuela ya te hubiera mandado a buscarla y casarte, para que aprendieras y de paso sentaras cabeza.

-No si ella no fuese de su agrado.

-A pasado un mes y no te ha buscado si esta embarazada o por cualquier motivo, así que quiere decir que podría ser del agrado de la abuela.

-¿Bueno de parte de quién estas? Porque parece que solo quieres recordarme mi error.

-¿Verdad que no es bonito estar del lado contrario?

-¿Hoy has decidido que aprenda algo?

-Si, primera usa condón siempre, nunca lo olvides y segunda deja de beber mucho, porque si esto es solo un susto, la próxima no lo será.

-¿Algo más?

-No, creo que es todo, ¿Ya te vas?

-¿Me estas corriendo?

-¿Te invité?

-Pensé que éramos hermanos.

Reí.

-Quédate si quieres, hoy no pretendemos hacer mucho. Solo no te quejes si no te dejamos dormir.

-Prefiero irme. – Hizo una mueca de asco.

Terminó su bebida.

-Por favor, no vayas a irte de fiesta.

-¿Quién dijo que lo haría?

-Tampoco dijiste que te vas al palacio.

-Tranquila Eva, sé cuidarme. – Me abrazó y me dio un beso en la mejilla.

-En verdad, cuídate. No quiero sorpresas. Algún día infartaras a la abuela y de paso a mí.

-No a ti no, ya estas acostumbrada a mis resultados.

-Aun así, cuídate y lo digo de verdad.

-Si mamá, Eva, me cuidaré, ¿Contenta?

-Mañana estaré en el palacio, espero verte para almorzar.

-No prometo nada.

James me abrazó por detrás.

-Nicolás... - Dije a modo de advertencia.

-¿La cuidas por mí? Creo que le hace falta su dotación de sexo, está insoportable. – Le dio una palmada en el brazo y guiño un ojo.

-¿Te vas pronto? – James intercambió la conversación.

-Si, tengo asuntos por resolver. Disfruten de su ultimo día. – Se encaminó a la puerta. – Ah y, por cierto. – Volteo a vernos antes de abrir. – Usen protección.

Me reí y lo despedí con la mano.

-Hoy no ha estado tan bromista, ¿Qué le sucede?

-Posiblemente embarazó a una desconocida y no la recuerda, ni de donde es, ni donde se conocieron.

James se quedó perplejo.

-¿Por lo menos recuerda al club donde estuvo la ultima vez? 

-Todo sucedió hace un mes y ha esperado verme para contármelo, nadie más lo sabe.

-Vaya, esta vez tiene un lío.

-Ni que lo menciones, el pobre esta acojonado, aunque no lo quiere aceptar.

-¿Podemos ayudarlo en algo?

-Esta vez no. Debemos esperar que la susodicha se acerqué a pedir dinero o querer algo a cambio.

-¿Y si no sucede pero si está embarazada?

-Posiblemente él quedará como un gran hijo de puta y aunque es mi primo favorito tengo que aceptar que a veces lo es.

-No seas tan dura con él, me agrada.

-¿Ah sí? ¿Desde cuándo?

-Desde la primera vez que me llamó hombre buenas cogidas.

Ambos reímos.

-Nunca te opusiste al apodo.

-Comprendí que, de todos los miembros de tu familia, sin ofender es el más divertido y me pareció similar a mi abuela, así que para mí está bien, y creo que Nicolas siempre encuentra la manera de hacer menos tensas las situaciones.

-Bueno, no se lo digas en la cara, sino no podrás quitártelo.

-¿Por qué crees que no he dicho nada?

-Es usted muy inteligente señor Acker.

-¿Solo eso?

-También sexy, un muy buen amante, marido, profesor... no lo sé tengo tantos calificativos que no sé cual es el más adecuado.

-Me basta con que digas que soy el hombre de tu vida.

-Eso no debes dudarlo. Es el hombre de mi vida.

Me beso dulcemente que las piernas me temblaron un momento. Los besos se intensificaron y bautizamos nuestra cocina, en la isla hicimos el amor por primera vez en el día.

La noche nos alcanzó de prisa y esta vez estaba muy agotada, solo necesitaba otra ducha y dormiría por completo hasta el día siguiente. James escuchó mis deseos sin decírselos y se encargó de todo. Nos acomodamos en la bañera, limpió los residuos de sudor por el sexo, masajeó el cuelo cabelludo y se encargó de secarnos.

Esta noche ambos estábamos abrazados con pijamas de seda puestas, cubiertos por las perfectas sabanas blancas de nuestra cama.

-¿Es nuestra primera noche sin sexo antes de dormir? – Mencioné un poco despierta.

-Podría decir que no y hacerte el amor de nuevo, pero sé que estas agotada, no soy tan egoísta.

-Espero que los días que vienen no sean tan agotadores.

-¿Piensas ahora mismo en si podremos tener sexo?

-Si, me gusta el sexo contigo, no espero que lo dejemos de hacer.

Emitió una risa ronca.

-Señora Acker, esta siendo muy descarada, ¿Acaso está enferma? – Me tocó la frente.

-Creo haber escuchado que una vez alguien dijo <<No debes avergonzarte por decir lo que piensas del sexo>>

-Vaya, me gustaría saber quien lo dijo.

-No creo que te guste la respuesta, fue un profesor que estaba tratando de enamorarme.

-Debería ir y darle su merecido, no puedo creer que estuviera pervirtiendo a una joven hermosa.

-Pues a mis padres no les causó problemas.

-Debió ser muy convincente para que ellos no sospecharan.

-Creo que el profesor sabía convencer a todos con sus palabras.

-Entonces, ¿Caíste a sus brazos?

-Como una completa colegiala.

Me besó.

-Y ahora mismo eres su esposa.

-Para la eternidad.

Nos quedamos en silencio por un momento, ninguno de los dos emitía palabra alguna, pero tampoco se había dormido, era como si estuviésemos sumido en nuestros propios pensamientos.

-¿Cuál hubiese sido nuestro destino si no nos hubieran dejado casarnos?

-Posiblemente te hubiese secuestrado y viviríamos escondidos por la eternidad.

-Pero... ¿Y tú trabajo?

-Mi hermano me podría sustituir hasta que las cosas se calmasen.

-¿Crees que dejarían de buscarme?

-No, pero tampoco dejaría que nos encontrasen.

-¿Sabes? Aunque se interpusieran a nuestra relación, me hubiese casado a escondidas y no tendrían otra opción más que dejarnos ser felices.

-¿Eso no haría que te quitaran el titulo?

-Si, pero no me importaría, he vivido sin él por años, ¿Qué más da?

-¿Y si nuestros hijos preguntaran por tu pasado?

-Les diría la verdad, que renuncié a todo por amor.

-Nuestros hijos estarán muy orgullosos de su madre.

-Si para cuando nazcan nuestros hijos sigo teniendo muchas cosas a mi cargo prométeme que ambos estaremos para ellos.

-No dejaría que la corona te consuma todo el tiempo.

-Gracias, no quiero ser como mis tíos. Ellos tuvieron que cargar con todo el peso cuando mis padres decidieron retirarse.

-Debió ser muy duro.

-Casi no había tiempo para verlos, cuando yo vivía aun en el palacio, recuerdo que estábamos más con las niñeras que con mis padres, siempre tenían reuniones o salidas, casi nunca los veíamos, cuando despertábamos ya estaban ocupados y cuando nos íbamos a acostar ellos aún no llegaban.

-Tranquila eso no pasará con nuestros hijos. Procuraré que ambos estemos aquí o que uno de los dos lo haga, pero no se quedaran solos.

-¿Serán planeados verdad?

-¿El qué?

-Nuestros hijos, no deseo que sean una sorpresa como lo que sucedió hoy con Nicolás.

-Cuando tu digas que estás lista, no nos detendremos hasta saber que nacerá una pequeña Charlotte igualita a ti.

-¿Y qué tal si es un hombre?

-No me opongo a ello, pero eso sí, quiero a una niña que se parezca a ti, así la tendré vigilada y le prohibiré tener sexo hasta los cuarenta.

-¿No estás siendo muy exigente?

-Tienes razón, hasta los cincuenta.

-Vaya, cada vez que pregunto aumentas diez años, mejor dejaré de preguntar, sino la pobre nunca sabrá que es un orgasmo.

-Nadie será digno de mi pequeña.

-¿Por qué Charlotte?

-¿Es tu nombre no?

-Si, pero me refiero a que ¿Por qué escogiste el nombre de Charlotte para nuestra hija?

-¿No te gusta?

-Si, es mi nombre y es el que usé por años, pero tenía otros en mente.

-¿Cómo cuáles?

-Aunque no lo creas en la familia es una tradición tener tres nombres o más, así que cuando se unen las primeras letras se forma un tipo de apodo en mi caso no existe coherencia alguna porque las iniciales son ECV, pero en casa me llamaban Lottie, hasta que dejó de parecerme cariñoso.

-Bueno yo solo tengo un nombre y curiosamente es JAD el seudónimo con el cual firmaba en el colegio cuando quería hacerme notar como chico rudo.

-Me refiero a eso, quiero que nuestros hijos tengan un apodo que solo conozcamos tú, yo y la familia. Me parece una forma muy cariñosa de llamarlos.

-¿Y que nombres has tenido en mente?

-Si es niña Laurentien Ella Evangeline y si es niño Dominick Arthur Nicolas.

-¿Por qué has escogido cada uno?

-Laurentien y Evangeline me parecieron hermosos, en la familia no hay nadie que se llame así, y puede usar la manera corta de su primer nombre Lauren. Y escogí el nombre de mi madre como segunda opción porque me pareció una pieza clave en mi formación y quería rendirle homenaje. Para el varón, lo pensé demasiado, pensaba ponerle David en honor a mi hermano y mi padre ambos llevan el David, pero probablemente mi hermano quisiese llamar así a su hijo, así que no me pareció buena idea tener dos Davids en una misma generación, y busqué otra opción con D y por fin encontré Dominick, me parece un nombre con personalidad fuerte y lo que más deseo es que mi hijo sea como su padre, fuerte y tenaz.

>>Arthur lo elegí porque me pareció un nombre adecuado por si desea cambiar de vida como su madre, este le aportará un estatus sofisticado, hasta podrán pensar que es descendiente de otra casa real, en Inglaterra se suele usar mucho. Y Nicolás, pues bueno... sí también quise rendirle un homenaje. Me pareció que podría ser un buen ejemplo para nuestro hijo, no lo digo por sus borracheras y desastre de vida, sino que Nicolás en verdad es un buen mentor, supo guiarme en esta vida cuando creía perderme.

-Creo que nunca lo hablamos, pero mi abuelo se llamaba Dominick.

-¿El papá de tu madre?

-Si y siempre fuimos muy cercano a él, sin duda creo que el nombre llegó a ti por alguna razón.

-Si cuando llegue el día, deseas cambiar alguno, puedes hacerlo. Además, no es como que yo sola deba elegir el nombre de nuestros hijos.

-Analizando los nombres y sobre los apodos creo que los elegiste por que en uno sería LEE y en el otro DAN así que si los llamas juntos podría ser DANLEE.

Me reí.

-Exactamente es como lo había pensado.

-Por mí están bien, me parecen correctos y además no es como que me importen como se llamen porque como lo dijiste podemos decirles como queramos en casa.

-Pero si no llegas a estar de acuerdo ten presente que no me negaré a cambiarlos si llegamos a un acuerdo.

-Creo que prefiero LEE a CCL

-¿CCL?

-Charlotte Clare Laurentien. Los acabo de pensar, tu nombre, el de mi madre y Laurentien que ya habías escogido.

-Podemos buscar otro apodo si acomodamos los nombres. 

-No, prefiero LEE, porque cuando me enoje podré mencionar ambos nombres juntos y sabrán que ha de llegar el mayor castigo.

-¿Serás tan estricto?

-No, pero tampoco seré tan noble cuando lleguen a la adolescencia.

-Tienes razón es la época más complicada de todas.

-Además tendremos más hijos y podremos nombrarlos a todos con un nombre de algún familiar si lo deseas.

-¿Pretendes hacer un equipo de futbol?

-Si lo deseas sí.

-Me basta con tres o cuatro.

-Entonces así será. – Sonrió. - ¿Por qué te preocupa tanto la vida de nuestros futuros hijos?

-Porque te lo dije una vez, no deseo que la corona esté involucrada en su desarrollo. Yo agradezco a mis padres que hayan deseado en que mi hermano y yo tuviésemos una vida fuera del palacio y se los agradezco tanto porque te conocí.

-Pero tu hermano regresó y tú también a esta vida.

-Si, pero ambos ya éramos adultos, tardé más tiempo que mi hermano en regocijarme en los brazos de la corona y ambos sabemos por qué. Pero deseo que nuestros hijos también elijan. Tendrán dos opciones. Su padre que tiene una vida normal y su madre que tiene un título.

-Estoy de acuerdo contigo.

-¿Ah sí? Pensé que el James controlador, diría que a nuestros hijos le mintiésemos sobre los origines de su madre.

-Es una idea que también me agrada, pero sin lugar a duda no puedo estar en desacuerdo con mi bella esposa, después de saber que es la mujer más brillante de todos los tiempos.

Se acercó a besarme con dulzura.

-Señor Acker, me parece que está tratando de enviar un mensaje subliminal a su esposa.

-¿Eso parece? Por qué ahora mismo solo estoy tratando de disfrutarla.

-¿Qué tiene en mente?

-Si te digo ¿No saldrás corriendo?

-¿Cuántas veces he escapado?

-No sería la primera vez.

Su mano comenzó a deslizarse por dentro del pijama.

-Pensaba en que hoy sería una noche tranquila.

-Bueno, yo también, pero lo medité en nuestra charla. Tener una mujer inteligente me agrada.

-¿Tanto para querer hacerle el amor ahora mismo?

-Tanto para bautizar cada rincón de la habitación.

-Entonces no se diga nada más.

Nuestra noche se convirtió en placer a cada momento. Al levantarme me sentía feliz de encontrarme en los brazos de James abrazándome por la cintura y la cabeza reposándome en el cuello. Nuestros cuerpos desnudos eran la prueba de que ayer dormimos más tarde de lo planeado, pero no me arrepentía. Amaba a este hombre por sus defectos, cualidades y sobre todo su varonilidad.

El sol comenzaba a colarse por las grandes cortinas de la habitación. Hoy era el primer día en casa oficialmente, no podía estar más feliz de la sensación de despertar y poder disfrutar de todo lo que nos rodeaba sin rendir cuentas a nadie o escondernos por miedo a que nos capturasen una foto vergonzosa.

Mi apetito envío una señal de querer un capuchino para disfrutar en la terraza, así podría esperar que el bello durmiente despertara. Reí ante el pensamiento. Me moví con la intención de no levantarlo, pero fue en vano. James abrió los ojos despacio y espabiló el sueño restante.

-Admirando a su esposo mientras dormía, ¿Esa es la nueva forma de acoso?

Sonreí por su buen humor.

-Me gustaría decir que sí, pero lamento que no tenga pinta de una acosadora.

-¿Quién lo dice? Tú eres la mujer más versátil que conozco, hasta podrías ser un asesino serial y nadie sospecharía de ti.

-¿Eso crees?

-Bueno, me lo has demostrado, hace un año pensé que eras un ratón de biblioteca y me llevé una grata sorpresa cuando demostraste ser una gatita con agallas.

-¿Así que si me consideraba una don nadie?

-Lo suponía. – Se río. – Tampoco eras de carácter.

-Recuerdo que sí lo era.

-Al principio no, después de nuestro primer encuentro lo fuiste.

-¿Recuerdas la primera vez que discutimos?

-¿Cómo olvidarlo? Me quitaste el autocontrol y supe que no había marcha atrás.

-¿Por ello te empeñaste en acorralarme?

-Si, necesita tener el poder y contigo solamente... no podía.... Era como si fueses diseñada para hacerme perder el control. Eres mi sustento Eva, si no te tengo, si te pierdo. Me caigo, dejo de existir.

-No tienes porque pensar eso. Estoy aquí y te lo he dicho varias veces no pienso apartarme.

-Yo tampoco, quien desee separarnos lo tiene muy difícil. ¿Estás lista para nuestro primer día de vuelta a la realidad? – Me besó la frente.

Me levanté de la cama y me coloqué la bata. Se me erizó la piel al contacto con la suave tela.

-¿Podemos enfocarnos en el momento? Mira este hermoso amanecer.

Caminé a la terraza con los brazos cruzados.

-¿Puedes creer que este sea nuestro amanecer para siempre? – James me abrazó por la espalda.

-Alguna vez lo imaginé y ahora está aquí.

-Los deseos se hacen realidad.

-¿Estas desnudo? – Pronuncié con una sonrisa a medias al sentir sus músculos tensarse a mis espaldas.

-¿Acaso no puedo estar desnudo para mi esposa?

Voltee a verlo.

-No me quejo de verte desnudo, pero no estamos solos.

-Eva, es nuestra habitación. Nadie puede entrar sin nuestro consentimiento.

-Lo sé, pero... - Alguien tocó la puerta. - ¿Sí?

-Señora, el desayuno está servido.

-Bajamos en un minuto. – Respondí mordiéndome el labio.

-Tuvo la decencia de tocar, te lo dije, en la habitación podemos estar tranquilos. – James me besó.

-Lo que creo ahora mismo es que debemos ducharnos y bajar a desayunar. Oficialmente hemos iniciado los días de trabajo.

-Tengo una idea mejor, ¿Por qué no nos tomamos otros cinco minutos más en la ducha?

-He dicho que quiero ser profesional.

-¿He dicho lo contrario?

Me levantó en brazos y con risas entramos a la ducha que se convirtió en treinta minutos de placer. Bajamos al comedor saludando a todo el personal. El ama de llaves y mayordomo se acercaron con recados, lo cual James y yo decidimos que atenderíamos al terminar nuestro delicioso desayuno. Charlamos de cosas inusuales como era costumbre y planeamos nuestra salida del fin de semana. Sí ese era nuestro secreto los fines de semana nos demostraríamos que tanto nos amábamos en ciudades diferentes para recordarnos porque elegimos estar juntos. 

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