Capitulo 34
Marzo, 24.
-Sigo sin creerte que la abuela haya aceptado por fin a James como parte de la familia.
-Al salir de esa pequeña reunión creí que era una broma.
-¿Cómo sucedió?
-La abuela simplemente dijo que se dio cuenta de su error al verme en mi prueba de vestuario.
-¿Te das cuenta de eso? Ella en verdad te ama mas que todos los nietos juntos. Sigues siendo su favorita.
Reí ante la incoherente razón de David.
-Si tu lo dices, yo me voy más por la razón.
-Sabes que esa es la verdadera razón.
-Solo la parte de que me ama mucho, pero no que soy su favorita.
-A ninguno de los otros tres nos ha tratado así y mucho menos nos ha dado preferencias.
-A Nicolás sí.
-A Nicolás solo lo deja ser, todos sabemos que él es tan frágil como una hoja de papel que en cualquier momento puede cometer un error irreparable o tirar todo por la borda.
-¿Por qué piensas eso? Yo creo que Nicolás solo necesita que todos seamos su confidente.
-Eva no puedes andar por la vida diciendo que solo necesita ayuda, cuando sabes que toda la familia lo ha ayudado, pero él simplemente no desea este estilo de vida y aunque le cueste aceptar tampoco se quiere retirar porque tiene miedo de no lograr lo mismo que ahora.
-¿Te refieres al dinero?
-Me refiero a la persona que es y tal vez tengas razón, pero estoy más segura que él necesita una pareja que lo ame para toda la vida, así como tú y yo.
-Nicolás conseguirá el amor cuando este seguro de si mismo, por el momento sigámoslo dejar experimentar, además él no será rey algún día.
-Pero es el hermano del futuro rey que inexplicablemente tampoco está en una relación. ¿No te parece que el heredero como su hermano tienen problemas para establecer relaciones?
-Solo no están enfocadas en ellas, eso es todo.
-Decías lo mismo tú y mírate estas a días de casarte.
-¿Cambiaras de tema sobre mí ahora?
-No, solo te recordaba algunas frases.
-Ya, porque me parecía más una forma de decir <<Yo tenía razón>>.
-¿Y acaso no la tuve?
-¿Cómo esta Isabella?
-Bien, ahora mismo ha salido de su reunión con su secretario personal.
-¿Y que haces ahora mismo pegado al teléfono hablando conmigo?
-Tienes razón, te colgaré aun estamos disfrutando de nuestra luna de miel.
-¿Después de un año?
-Cuando te cases comprenderás.
-Esto se esta tornando raro.
El se rio fuertemente.
-Hablaba del amor y no del sexo.
-No he malinterpretado tus palabras.
-Eva tienes una mente que se puede leer a millas de distancia. – se rio. – Y estoy seguro de que James lo aprovecha.
-No tiene el superpoder.
-Le daré tips entonces.
-No por favor.
-Cuñada, ¿Cómo va todo? No le tomes importancia a tu hermano a veces no comprende la fina línea de privacidad y bromas.
-Hola Isabella, creo que bien, ya solo se están haciendo detalles finales, por favor dime que sin vendrán mi hermano solo me da largas.
-Por supuesto que iremos, no te fallaría.
-Muchas gracias, sigo pensando que mi hermano se gano la lotería al tenerte.
-Nos complementamos, es lo que importa, sabrás de que hablo cuando tus días estén al lado de James. Me es raro llamarlo por su nombre, le diré cuñado también. ¿No le molesta cierto?
Me reí.
-Le encantará.
-Bien, algún día debemos tener una cita doble, puedo darte consejos de como mantener a los maridos de nuestro lado.
-¿Qué? Eso no es cierto. – Escuché a David.
Reí.
-Te tomaré la palabra, necesitaré los consejos.
-Sin duda llevaré una lista.
-Gracias Isabella. – sonreí al teléfono. – Lamento dejarte, pero sigo firmando las cartas que se reenviarán por las felicitaciones del compromiso.
-No te preocupes, entendemos, te deseo mucha suerte y que en estas fechas estés lo más tranquila posible.
-Que así sea. Adiós, besos a ambos.
-Y a ti Eva. – Terminamos la llamada.
-Escuché que te marchas de luna de miel antes de la fecha, ¿Así son las bodas modernas en Canadá? Creo que debo casarme con una canadiense.
-No es una luna de miel, solo pasaremos unos días juntos.
-Si claro. – rodó los ojos. – Y yo aún no he perdido mi virginidad. Eva, todos sabemos que cuando un hombre y mujer se van juntos es porque tendrán sexo de por medio. No porque vayan de excursión.
-Nicolás, ¿En qué momento comprenderás que no todo en la vida es sexo y que no tengo que decirte nada sobre mi vida sexual?
-Ya entendí. – Se comió unas uvas de mi mesa. - ¿A dónde irán?
-A casa de sus padres en Francia, pasaremos días antes de la boda con ellos, posiblemente regrese el 26 en la noche.
-¿Y tu despedida de soltera qué?
-Eso no va para mí.
-Tú no, pero la de él sí.
Lo miré fijamente.
-No te atrevas a realizarle una porque te conozco.
-¿Yo? ¿Pero por quién me tomas?
-¡Nicolás! – Dije en advertencia.
-Tu deberías aceptar lo mismo, ya no estarás soltera de aquí al final de los tiempos, ahora serás una mujer casada.
-Una despedida de soltera son tradiciones americanas, mis costumbres europeas no me lo permiten.
-¡A la mierda las costumbres europeas! ¡A la mierda la monarquía! Si tu no aceptas tu hombre buenas cogidas lo hará.
-No se porque te crees tan seguro si yo sé que el negará la invitación, lo mirará como algo innecesario y de mal gusto.
-Ya veremos que pasa, no puedes decidir por él aún.
-No tengo porque decidir por él. Lo conozco y puedo imaginarme su respuesta en mi cabeza.
-Apostamos.
-No haré una apuesta contigo.
-Si tu hombre buenas cogidas rechaza la invitación a una despedida de soltero, yo les pago la luna de miel, si él lo acepta tú me pagas un viaje al caribe con todo incluído por una semana y podré usar tu cuenta para cargos adicionales.
-¿Estas loco?
-¿Tienes miedo de perder?
-No voy a perder... ¿Sabes qué? ¡Acepto! – El sonrió y nos estrechamos las manos.
-Cariño, ¿Ya estás lista? – James entró a la habitación.
-Si, justo termino. – Cerré la maleta y la puse en marcha a la puerta.
-¡Qué se diviertan! – Nicolás dijo adiós con la mano, mientras James y yo nos encaminábamos escaleras abajo.
Nos subimos al avión y la azafata nos recibió con dos copas de champagne.
-¿Puedo preguntar a que se debe este recibimiento? – Lo miré a los ojos.
-A que por fin podemos decirnos cuanto nos amamos sin ocultarnos.
-Entonces, salud, que esto me parece un gran logro.
Chocamos copas y ambos bebimos un poco. Se avisó que el avión estaba por despegar y uno se ubicó al lado del otro. Entrelazamos nuestros dedos y el avión comenzó a elevarse.
-Si algo pudiese cambiar del pasado, ¿Qué sería? – Pregunté acariciándole los nudillos.
-El malentendido que nos separó por casi un año. – Me besó la mano. – Durante esos meses pude convencerte de ser mi esposa y ahora mismo no estuviéramos partiendo hacia un viaje privado, tal vez estaríamos disfrutando de la luna de miel o celebraríamos nuestro primer año como marido y mujer.
Sonreí como boba.
-Bueno, aún nos quedan muchos años por delante.
-Si, pero desperdiciamos uno donde pudimos hacer muchas cosas.
-Yo no lo veo así, si te das cuenta ambos hemos crecido, bueno más yo que tú. Me convertí en otra Charlotte.
-Siempre has sido la misma Charlotte, mi Charlotte. ¿Tú que hubieses cambiado?
-Nuestro primer encuentro. Tal vez sí, nos siguiéramos odiando, pero hubiese preferido que me invitarás por un café a ser tu esclava de tareas en tu hogar. Ah y por si no lo sabías, también hubiese cambiado escuchar como te follabas a Bennet detrás de tu puerta.
-¿Vienes a reclamarme unos celos después de qué un año y medio de eso?
-Solo quería que lo supieras. – me encogí de hombros.
Se rio.
-Me encanta que te pongas celosa cuando no tienes motivos, porque sí tendremos que solucionarlo y es la mejor parte.
-¿A sí? ¿Y cómo lo solucionaremos según tú?
-De esta manera.
Me besó de forma intensa. Mi cerebro se desconecto de la lógica. Nos separamos antes de llegar al segundo paso.
-¿No es buena idea? – repitió.
-Me gusta, creo que comenzaré a ser más posesiva.
-No hará falta cariño, siempre tuyo, siempre.
Durante todo el viaje ambos revisamos nuestros asuntos pendientes de manera individual, por mi parte el palacio seguía enviándome correos sobre la planeación de la boda y como mi agenda se debía adecuar a las próximas fechas, en caso de James firmaba contratos electrónicos y revisaba las inversiones de su empresa familiar, así como una nueva estructura de la empresa en otro país para únicamente el ámbito tecnológico.
La azafata nos trajo algo de comer y ambos dejamos el trabajo de lado, conversamos un poco más sobre los planes a futuro.
-Antes de la gran boda me gustaría llevarte a un lugar.
-Sabes que no podemos escaparnos de Europa para casarnos a escondidas de la reina.
-No es eso. – sonrió divertido – Es algo mucho mejor.
-¿Una luna de miel antes?
-No cariño, esa ya la tengo programado y para que estés tranquila la reina lo ha aceptado.
-No pensé que le avisarás a la abuela.
-Tampoco lo iba hacer, pero como ella se portó muy buena con nosotros la última vez creí que era apropiado.
-¿Entonces de qué va la sorpresa?
-No te lo diré, pero me gustaría que pudieses hacer un espacio en la agenda.
-Puedo reprogramar todo si lo deseas.
-No tenemos porque ser tan drásticos. O a lo mejor podemos ver la sorpresa después de la luna de miel.
-¿Me tendrás esperando?
-Claro que no, pero no quiero precipitarme.
-Bueno podemos hacer un trato, puedes decirme de que va.
-Eso si que no, sino no sería una sorpresa Charlotte.
-Cuando ocupas el Charlotte siento que vas a comenzar a enojarte, es como la fina línea entre amor y enojo.
-Me gusta tu nombre ese debía ser el principal.
-Bueno, tengo tres hay de dónde escoger – reí.
-¿A nuestros hijos le pondremos tres o dos?
-¿Tres o dos qué?
-Nombres.
-Me gusta tener tres nombres, así en el lugar donde iba podía ser una nueva persona, además con mi hermano siempre tuve sobrenombres. Me gustan las abreviaciones de las primeras letras de los nombres.
-¿No crees que es exagerado si solo los llamamos por uno?
-Mi padre pensaba lo mismo, pero al final él ocupaba los tres nombres para cuando me reñía por algo.
-No me imagino, llamándote Eva Charlotte Valentina.
-Exactamente así lo hacía, solo que tenía una voz grave y de enfado.
-A mi me gusta tener un nombre, no te andas con rodeos y en el colegio no debes ocupar mucho espacio cuando debes escribir el nombre en los exámenes.
-Pueden solo ocupar uno y sus apellidos.
-Me basta con uno o dos.
-Seamos flexibles y que sean tres.
-¿Lo pides por tradición?
-No, pero también ahora que lo mencionas. – Ladee la cabeza. – Es como complacer a mi abuela ahora que sé que ella nos apoya. Mira se logró este viaje sin esconderse y mucho menos diciendo mentiras.
-Podría considerarlo, pero no estoy seguro.
-¿Esto se volvería en nuestra primera pelea? Porque en mi defensa tú has decidido iniciar la conversación.
-Esta bien, lo dejaremos por el momento. – sonrió. – Me asombra señorita Reynolds, siempre muy objetiva con sus argumentos.
-He aprendido de un buen profesor.
-¿Ah sí? Entonces debo enviarle mis felicitaciones.
-No hace falta, él sabe lo bueno que es.
-¡Vaya! Entonces es un egocéntrico, debería alejarse.
-Estoy bien, es un egocéntrico que a veces se vuelve un príncipe encantador.
-¿Príncipe encantador? Esos casi no existen.
-Pues mi profesor si lo es.
-¿Está usted enamorada de él? Eso debería ir a tribunales estudiantiles, no puede ser.
-Estoy más que enamorada, me tiene loca hasta los huesos.
-¿Hasta los huesos eh? – Me besó.
-Te me has metido hasta adentro que la única manera de separarnos es matándonos.
-Nunca cariño, ni en la otra vida te dejaría.
-Ni yo a ti. – Nos besamos con intensidad.
El avión aterrizó y un auto de solo dos puertas color negro nos esperaba a los pies. Un chofer se acercó y lo saludó.
-Señor James, buenas tardes, señora. – Me brindo una inclinación de cabeza. – Lo he traído sano y salvo. – Se refirió al auto.
-Muchas gracias, Andrews. ¿Has avisado a todos?
-Lo he hecho señor.
-Entonces podemos ponernos en marcha.
El hombre se despidió y se alejó, miré a mi alrededor y esto parecía película de acción un grupo más de lo que parecían ser personas de seguridad estaban ubicados a metros de distancia de nosotros.
-¿Qué es esto?
-Solo son medidas de precaución por si algún paparazzi aparece.
-Aquí hay alrededor de cincuenta guardias de seguridad, ¿Eso te parece medida de precaución?
-No debes preocuparte, ¿Nos vamos?
Recorrió el auto y me abrió la puerta.
-¿Con esto pretendes no llamar la atención? – Me subí al asiento de copiloto.
-Nadie nos notará. – Se ubicó en el lugar contrario.
-¿Cómo estas tan seguro?
-Porque haremos como si esto fuese una demostración del nuevo auto de Jaguar.
-¿Es está la versión edición limitada de la marca Jaguar?
-Como lo ves, el auto apenas estará en venta.
-¿Lo has comprado ya?
-Me lo han ofrecido.
-¿Eso es un no?
-No, eso es un intermedio. – Puso en marcha el auto hacia las calles principales al tráfico.
-¿Cómo un intermedio?
-He intercambiado uno de los autos a mi poder por esta nueva versión.
-Sí lo has comprado.
-Me lo han casi regalado como regalo de bodas.
-¿Has pagado?
-El 30% de su precio real.
-¿Sabes que este auto cuesta casi dos millones de euros?
-Te lo he dicho em lo han casi regalado.
-No entiendo como los hombres se vuelven tan famosos a esto, los autos son como juguetes para ustedes.
-Son la maravilla. – Aceleró y contuve la respiración.
Por dentro no sentías el abrupto cambio de velocidades, por el cristal veías pasar a los ciudadanos franceses y algún grupo de turistas observando la majestuosidad del jaguar haciendo lo suyo, corriendo a gran velocidad.
Sí había tenido razón, casi nadie se percató de quienes estaban dentro del auto, pues el motor era similar al de un auto de carreras. James no solo era amante de los autos de lujo, sino de la velocidad que poseían.
En menos de lo habitual llegamos a la gran mansión de los Diamonds, la familia nos recibió en la entrada de la casa.
-¿Lo has obtenido ya? Hijo de... - Damián no solo alardeó nuestra llegada sino también la del auto.
-¡Damián! – Su madre lo riñó.
James movió las llaves en el aire.
-Y tengo la exclusiva mucho antes que nadie.
-Ventajas de ser el socio de Jaguar, Audi y Land Rover.
-¿Qué? – Los miré a ambos.
-James tiene un cinco por ciento de las acciones de los autos de gama alta, ¿No te lo había dicho ya? – Damián nos miró a ambos.
James rodó los ojos.
-Planeaba decírtelo, lo quería mantener como sorpresa. – Miró enojado a su hermano y este solo abrió la boca en forma de sorpresa.
-Te perdono si me consigues uno igual en blanco.
-No tienes porque pedirlo.
Nos tomamos de la mano y ambos entramos dentro.
-Estaciónalo, tienes la dicha de eso. – James se volteo y le aventó las llaves a su hermano.
-¿No es eso muy egocéntrico de tu parte?
-Estoy compartiendo. – Elevó la comisura de sus labios.
-Si claro, eso es compartir.
La tarde cayó y entre risas y la emoción a flor de piel por los próximos días a la boda la familia comenzó a mirarse secretamente. Ya no solo hablábamos de los últimos preparativos y de lo fabulosos que se verían todos, sino que tenían miradas cómplices.
-¿Qué sucede? – James mencionó en mitad de la plática.
-Tenemos una sorpresa para Charlotte antes del gran día. – Su mare tomó la palabra.
-No deben darme nada, lo saben. – sonreí.
-No es algo material.
-¿Entonces?
-Hemos reservado una noche en el Hotel Palace Bordeux, tendremos servicio a la habitación y masajes. Todo corre por nuestra cuenta.
Me quedé sin palabras, miré a James y él se encontraba igual de asombrado que yo.
-Muchas gracias, pero...
-No aceptaremos un no como respuesta, así que ahorita mismo ustedes dos tortolitos, tendrán que despedirse y partiremos a nuestra noche de chicas. Si por la seguridad te preocupas, me he encargado personalmente de esto, el hotel estará cerrado únicamente en nuestra llegada y salida, nadie nos verá más que el gerente quien nos acompañará a las habitaciones y el servicio que ha sido únicamente contratado.
-Madre... - James quiso intervenir, pero su madre siguió hablando.
-He dicho que no hay excusas, así que par de tortolitos deben separarse por esta noche. Por el momento los demás iremos a preparar maletas.
Como si fuese algo preparado todos salieron de la sala y nos quedamos solos.
-¿Ha dicho maletas?
-No se que tiene mi madre en sus manos, pero te aseguro que esta vez no tengo nada que ver.
-¿Y qué hacemos? Ha dejado implícito que nos quiere separados por hoy.
-Ve a divertirte con ellas. No es nuestra primera noche separados y mañana por la mañana te estaré esperando aquí, me quedare con mi padre y hermano. Será algo agradable y tranquilo.
-¿Estas seguro? Podemos convencer a tu madre de que...
-Estoy seguro Cariño. Ve diviértete. Después no podrás hacerlo, te mantendré en la cama por los siguientes siglos.
-Esa idea me parece más tentadora.
-¿Si?
-Demasiado, ¿Por qué no comenzamos hoy?
Nos acercamos para besarnos y posiblemente aquí se definiría una nueva estrategia para escapar de su madre.
-¿No les había dicho que ustedes dos separados ya?
Nos separamos y me sonrojé ante la mirada acusadora de su madre.
-Solo nos estábamos despidiendo. – Me besó la mejilla. – Diviértete cariño, te veré mañana.
Caminamos juntos a la puerta principal y nos besamos por ultima vez del día. Las tres mujeres y yo subimos a un Land Roger blindado con guardias de seguridad al frente y atrás de la camioneta.
Al llegar al hotel todo parecía una misión super secreta, el edificio constaba de seis pisos y la entrada principal parecía una fachada de la parte delantera de un palacio moderno. Sus colores predominantes eran el azul y el gris, por dentro todo estaba hecho de mármol, cerámica y detalles en oro. Amablemente el gerente nos guio al elevador que nos subiría a lo que parecía ser la ultima planta. La suite principal. Aquella habitación parecía una réplica de amplitud de mi dormitorio real. Estaba una amplia cama, una chimenea al frente, una mesita para el desayuno, un sofá de la época romana, un vestidor, en un pasillo estrecho te guiaba al gran baño, donde el espacio era más que considerable, una bañera, una regadera, dos lavamanos y un sillón de terciopelo por si deseabas cambiarte o tomar asiento ahí mismo. En la puerta contraria estaba un armario de tamaño promedio, una persona podía caber dentro y por si fuera poco, estaba instalado un mini bar al lado de la puerta principal, donde lo acompañaba una barra pequeña la cual estaba preparada con bocadillos y copas de vino.
El gerente indico que cualquier cosa se lo podríamos notificar y se despidió.
-Bueno, creo que debemos cambiarnos, tenemos una noche por delante. – Anuncio Clare.
-¿Cambiarnos? – Pregunté confusa.
-No te preocupes Charlotte, hemos hecho algunas compras por ti y tenemos otra sorpresa.
-Señora Clare, no me lo tome a mal, pero no es necesario.
-Ahora eres parte de mi familia, puedes llamarme Clare solamente. Y solo por hoy déjate consentir, en media hora regresaremos.
Mi suegra y su madre salieron de mi habitación, detrás les seguía Alice, la detuve antes de irse.
-¿Puedes explicarme que ha pasado?
-Clare solo quiere darte una bienvenida a la familia, también tuve que adaptarme a esto, tranquila no es nada malo.
-Si, pero... no quiero que se tome tantas molestias, ¿Sabe si algo más tiene bajo la manga?
-No estoy autorizada para decir algo. – Sonrió y salió.
Me senté en la cama y expulsé el aire de fastidio. Recibir sorpresas de las personas a las que yo les debía más por sacrificarse por mí era muy inquietante. La familia Diamond mantenía lazos tensos con la hermana de mi suegra y todo era por mi posición social, aquello para ellos era un sacrificio mantener todo en secreto y se los agradecía, pero recibir algo, no me parecía lo mejor, yo les debía más.
Pensé en que la mejor forma de pagarles sería complaciéndolos en esta noche y así no les daría lata oponiéndome a lo que fuese que tuviesen planeado. Me duché y salí en bata cuando una camarista tocó la puerta de la habitación. Me entregó una bolsa de la marca Channel y un protector de vestidos o ropa de gala. La miré extrañada y ella solo repitió un <<Buenas noches>> sin más. Cerré la puerta y lo primero que abrí fue la bolsa, un conjunto de lencería color rosa palo de encaje. Me sonrojé al pensar que mi suegra pudo escogerlo o peor aún que James haya sido quien le haya dicho cual era la ropa interior ideal. En esta familia posiblemente no existían los secretos.
En la porta trajes, todo me parecía más sospechoso, lo abrí pensando en un traje largo, pero para mi sorpresa ahí había un vestido de lentejuelas doradas con una abertura pronunciada en el pecho y la falda demasiado corta. La espalda eran las tiras del hombro cruzadas hasta encontrarse con la parte baja del vestido. Esto definitivamente no estaba ligado a una cena común y corriente como cualquier otra en su casa o por lo menos tampoco era lo adecuado para una noche de spa.
Me cambié y minutos después las tres mujeres estaban en mi puerta llamando. Abrí y sonrieron al verme, el cabello lo recogí en una coleta alta y me quedé sin maquillaje. Alice me hizo sentarme ante un imponente espejo que había pasado desapercibido en mi llegada y comenzó a maquillarme la cara, sus dotes ocultos de maquillajes eran casi profesionales, lo que Marco hacía en un día de trabajo para una cena de gala real, Alice lo hacia similar para esta noche.
-Te tenemos una sorpresa más.
-¿Hay más? – Las miré con los ojos abiertos.
Clare abrió la puerta y miré a mis mejores amigos con una sonrisa de oreja a oreja.
-¡Sorpresa! – Gritaron y corrieron a abrazarme.
Me quedé pasmada aquello no me lo creía parecía irreal.
-Pero... ustedes... ¿Cómo?
-Esto ha sido una completa organización para ti, así que solo disfruta de la noche, hemos venido a hacerte compañía. – Sebastián acarició mi cabello.
-Y mira te hemos traído un regalo adelantado de bodas. – Susana extendió las manos.
Me mostraron la caja Gucci que tenían en manos.
-¡Vamos ábrela! No muerde. – Sebastián me animó.
Al abrirla miré un par de tacones color dorados con solo unas tiras que cubrían toda la parte del pie y se amarraban en los tobillos. Enseguida me los puse y combinaba perfectamente con lo que llevaba puesto.
-Muchas gracias. – Sonreí. – A todas en verdad, esto ha sido un regalo maravilloso.
-Todavía nos falta algo más. – Clare volvió abrir la puerta.
Y me llevé las manos a la boca, mi madre y mi tía Ingrid estaban del otro lado.
-¿Ustedes aquí? – Abracé a ambas. – ¿Cómo es posible?
-Ha sido una idea de todas.
-¿Esto es algo tipo un grupo de mensajería online? ¿Ahí se han ocultado el secreto todo este tiempo?
-Algo así. – mi madre se encogió de hombros.
-Bien, ya que estamos todas, creo que podemos ir al siguiente paso.
-¿Todavía hay más?
-Mi niña, pero si esto aún no ha iniciado. – La abuela respondió y casi todas salieron de la habitación.
Mi madre me puso un listón alrededor del pecho que decía "Futura novia" acompañado de una pequeña tiara de plástico con un velo muy corto.
-Esto quiere decir que...
-Si Eva, estas en tu despedida de soltera. – Mi tía terminó la frase.
Avanzamos al elevador y en uno se subieron cuatro mujeres y en el siguiente las otras tres junto con Sebastián. Mi madre pulsó el numero terraza y la miré extrañada, pensaba que iríamos al comedor o a una sala privada. Al salir del elevador no me creía aquello.
-¡Sorpresa!
Gritaron mi cuñada, Leticia, Gail y Laura. Las otras cuatro mujeres que le habían dado sentido a mi vida. Las abracé a cada una.
-Pero... ¿Ustedes? ¿Cómo?
-Bueno no pensábamos perdernos esta gran despedida de soltera, muchas felicidades, Eva. – Isabella mencionó.
-¿Debería seguir pensando en las sorpresas o hemos terminado ya?
-Tú solo disfruta y relájate que esto apenas comienza. – Susana me llevó a uno de los sillones y todas las mujeres me acompañaron.
Aquel pequeño espacio estaba decorado con tonalidades rosas, rojas y blancas, las rosas inundaban la decoración de una pared improvisada, las luces mostraban aquel lugar como una pequeña discoteca, las bebidas con alcohol no se hicieron esperar y en la pared improvisaba se encontraban los aperitivos de la noche junto con un pastel muy característicos de esta temática.
La terraza estaba cubierta por una pequeña carpa que nos daba la privacidad necesaria para que nadie notase la presencia de todos los miembros. Un grupo de camareros entró para dejarnos la cena, cada una tomó asiento en la pequeña mesa rectangular que se encontraba a un lado de la mesa de aperitivos.
La noche comenzó a transcurrir de manera tranquila, todas nos sumergíamos en platicas y consejos de la nueva etapa, ver a todas las personas sumergidas en temas muy diferentes a los que se podría hablar en familia se sentía incomodo, pero a la vez me reconfortaban. La cena de tres tiempos terminó y regresamos a los cómodos sillones para empezar con la ronda de regalos según Susana.
Aquellos obsequios me sorprendían cada vez que un nuevo paquete era abierto, la mayoría de las mujeres me regalaban conjuntos de lencería de encaje sexis para la noche de boda o en palabras de Sebastián <<Para animar la llama de la pasión siempre>> las mejillas se tornaron rosas al pensar en que aquellas mujeres habían comprado los regalos pensando en mi actividad sexual, por lo menos no estaba Nicolas presente, eso era un beneficio, sino me pondría en evidencia. El regalo que terminó dejando a todas con la boca abierta fue el de la abuela de James, ella había escogido un numero considerable de cinco objetos sexuales.
Todos eran vibradores vaginales de distintas formas y también un par de pinzas para pezones, me esperaba esto de mis amigos, pero no de ella, todas nos quedamos sin algo que decir y la abuela con su entusiasmo menciono <<No es nada que agradecer, James también lo disfrutará>> ¿Nicolas y ella no eran parientes lejanos? La pregunta se instaló automáticamente al verla tan tranquila con tremendo regalo.
Agradecí por aquello y con un poco de alcohol en la sangre comenzamos a dejarnos guiar por las más adulta del lugar. Mencionó que la noche no terminaba y se pondría mejor. La música comenzó a sonar más fuerte y se escuchaban todo tipo de géneros por los altavoces., de pronto la puerta se abrió y una tercia de hombres tipo perfectos modelos de revista se asomaron, aquello definitivamente no terminaría bien.
-¡Muchachos! – Gritó la abuela. - ¡Aquí está la novia!
La miré con los ojos como platos. Los tres hombres sin perder tiempo se acercaron, se notaban musculosos en su traje de esmoquin con solo un chaleco, pantalones y una pajarita, el torso tonificado y la estatura sin lugar a duda podrían ser el sueño de cualquiera para una noche, uno de ellos era moreno y parecía ser el más decidido.
Sin perder tiempo y con instrucciones al DJ la música comenzó a cambiar y los tres me acorralaron, deje los brazos a los lados y me ocultaba la cara por momentos, la multitud gritaba al ver el espectáculo y yo moría por dentro.
Los strippers cumplieron con su trabajo a lo largo de la noche, le bailaron a cada una y se quedaron únicamente en calzoncillos. Mi nivel de alcohol siguió aumentando y en aquella fiesta no existía ningún tipo de nivel económico, no existía la realeza ni una familia famosa, sino que estábamos doce mujeres dispuestas a disfrutar a espaldas de los hombres.
25 de marzo.
Siete de la mañana. El sol comenzaba a molestarme en la cara. Abrí los ojos y levanté la vista, estaba en mi habitación. ¿Cómo había ocurrido aquello? No tenía idea, tal vez me habían ayudado a llegar a la habitación. Mi cerebro emitió un estado de alerta y pensé en que pude cometer algo de lo que no debía revisé a mi lado y gracias al cielo estaba sola con un desorden que no recordaba. Gracias al cielo por lo menos conservaba la ropa interior.
-¡Buenos días princesa! – Susana entro con Sebastián como si no hubiese pasado nada.
-¿Qué les pasa? ¿Qué ocurrió? – Los miré con los ojos entrecerrados.
-¿Quieres los detalles completos?
Al mirarla supe que no era buena idea.
-No, mejor no. ¿Las demás como están?
-No mejor tú si quieres saberlo, la abuela de James tiene aguante ¿eh? Creo que la invitaremos con nosotros. – Sebastián me dio un ibuprofeno para el dolor de cabeza.
-Levántate tenemos desayuno en el comedor, lo han hecho privado.
-Tengo que bañarme, no puedo salir así. – Sí era un desastre andante.
-No más de media hora.
Quince minutos después estaba tomando mi asiento en el comedor privado, todas tenían la misma apariencia que yo o estaban peor, solo me preguntaba como Susana y Sebastián podían estar frescos como una lechuga, pero claro ellos eran experto con el alcohol. Solo recordaba tomar margaritas y preparados uno tras otro.
Las demás mujeres no se encontraban igual de platicadoras que la noche anterior y la mayoría portaba lentes oscuros. Hasta mi madre no parecía ser la mujer tan serna como siempre, mi tía en estos momentos no tenia el aspecto de una futura monarca y que decir de las ultima invitadas de la noche, no se veían bien, pero lo sabían llevar. Isabella estaba pidiendo su quinto vaso de agua helada en menos de diez minutos desde que nos sirvieron el desayuno.
-¿Qué nos hicieron? – Pregunté a Susana.
-Tranquila solo es el efecto de una buena despedida de soltera.
-¿No tienen idea de esto los hombres verdad?
-Claro que no, ellos también tuvieron lo suyo.
-¿Lo suyo?
-¿A caso creías que solo tú ibas a tener una despedida de soltera? – Sebastián me mostró su celular y ahí había una foto de Nicolás con James en lo que parecía ser su casa en una de las habitaciones, sí también estaban ebrios y había luces centellantes, Nicolás tenía una gran sonrisa.
-¡Hijo de puta! – Exclamé.
-¿Sucede algo Eva? – Mamá me miró.
-No, es solo que... la cabeza, lo siento.
-Creo que todas compartimos el sentimiento.
Los meseros trajeron el postre y con el azúcar nos pudimos distraer un poco, La charla se tornó a distintos temas sobre los preparativos finales de la boda y experiencias personales, seguidos de historias tan felices a cerca de los matrimonios. En mi caso solo esperaba que fuese para toda la vida y no hubiese complicaciones.
Regresamos a nuestras habitaciones para prepararnos para nuestra salida y si era necesario descansar otro poco más, nadie podía saber lo que había sucedido. Minutos después ingresó un doctor con enfermeras, Clare nos indicó a todas que la visita medica se debía a que nos redujeran los niveles de alcohol en las venas, Clare era más que una mujer prevenida había pensado en todo.
Nos inyectaron medicamentos y nos pusieron sueros intravenosos alrededor de veinte minutos, aquello en palabras del experto debían mantenernos al margen y podríamos estar presentables.
Me recosté en la cama y quedé dormida. Desperté al escuchar voces y cosas moverse. Me froté los ojos y me adapté al murmullo y al sol en su punto más alto. Bostecé y me senté en la cama a mirar todo en cámara lenta.
-¿Qué sucede? – Mire todo a mi alrededor y aquello parecía ser un día de eventos importantes para la corona.
-Es medido día, has dormido un poco más, creo que es momento de que sepas algo. – Clare me tomó de la mano y se quedó a mi lado.
Mi madre me tomó la otra mano y sus ojos comenzaron a cristalizarse. Me alarmé, algo malo estaba pasando.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro