Capítulo 3
-Hoy te vi muy platicador con mi abuela, ¿Qué traman ustedes dos?
Frederick y yo caminábamos juntos por el césped verde del palacio.
-Solo estábamos hablando cosas de estado.
-Si, claro, eso pudo haber sido después del desayuno, pero no antes. ¿Qué traman?
-Hemos platicado sobre en algo que nos interesa a los dos.
-¿Qué es?
-Una escultura magnífica, los dos hemos acordado en dar el aviso a ambas naciones cuanto antes. - Hablaba como si de un trofeo se tratase.
-¿Qué estas diciendo? - Lo miré confundida.
-Tu abuela me ha dado el permiso de anunciar nuestra relación.
-¿Qué estas diciendo? - Me pare en seco.
El avanzó unos pasos más, al no notarme a su lado se detuvo y se dio la vuelta.
-Lo que has oído ya no tendremos que escondernos. - Se acercó tanto que su aliento me golpeó la cara.
-¿Sabes que significa esto?
Me tomo el rostro entre sus manos.
-Que por fin podré decirles a todos que te amo con locura.
Lo miré fijamente algo me debía decir que era mentira, esto no podía ser, el y yo no podíamos tener una relación seria.
-Quítame las manos. - Por el rabillo del ojo noté que el personal se había detenido a observarnos.
-¿Qué? - Su semblante era de confusión.
-Nos están viendo, quítame las manos. - Pronuncié entre dientes.
-Vale, lo he entendido. - Bajo sus manos - No te ha caído la noticia.
Mire al personal y estos rápidamente se pusieron en marcha de nuevo en sus actividades, al parecer pensaban que no habían sido pillados.
-No es eso. - Lo jale del brazo para seguir caminando. - Entiéndeme, yo te dije que esto era lo que no quería.
-¿Qué no querías?
-Que nuestra relación fuera anunciada al público, ¿Te estas dando cuenta de a lo que nos enfrentamos? Frederick esto en muy poco tiempo será la bomba y ambos lo sabíamos y habíamos acordado algo ¡Por el amor de dios!
-Yo no le veo complicaciones, ¿Acaso no te importa nuestra relación?
-Claro que me importa y por eso te dije que lo mantuvieras en secreto, en cuanto ambos supiéramos que esto iba para más.
-¿Por qué esperar tanto? Eva en verdad que quiero todo contigo y hemos estado juntos por cinco meses, yo digo que ya es el momento.
-No Frederick, no sabes de lo que hablas, las cosas no son así. ¡Nosotros somos la realeza! No plebeyos, entiéndelo. - Comenzaba a frustrarme.
-No sé cual es la diferencia, ¿El poder?
-No, Frederick, cuando esto llegue a oídos de la prensa asociarán ambas casas y dirán que ya pronto habrá boda y la verdad que no quiero ver anuncios con mi rostro por todas partes, aún no pienso en boda tan siquiera.
-No te entiendo Eva, dices quererme, pero ¿No quieres hacer pública nuestra relación?
-Frederick, te quiero y en verdad que me gusta tu compañía estos cinco meses lo he pasado fenomenal, pero no quiero a la prensa detrás de mí y mucho menos que ahora quieran juntar nuestras agendas para que ellos tengan fotos y ambas casas salgan beneficiadas, no quiero que asociasen a mi familia como si el propósito fuera casarnos a mi hermano y a mí con futuros reyes.
-Nadie hará eso Eva.
-No Frederick, yo conozco muy bien esto y, además, ¿Sabes cómo reaccionaran si llegamos a cortar? No quiero dramas y mucho menos malos entendidos. No quiero que por esto nuestra buena amistad se vaya a la mierda y la de nuestros abuelos igual.
-Eva, estas sacando muchas conclusiones ahora mismo, ni siquiera se ha anunciado el compromiso, ¿Podemos ir paso a paso?
-Eso te pregunto yo a ti, ¿Podemos ir paso a paso?
-Si eso quieres, lo haremos.
-¿Nada de anuncios de prensa?
-Nada de anuncios de prensa.
Lo abracé y escondí el rostro en su pecho. Inhale su carísimo perfume y me mentalice en que todo estaba bien.
-¿Me prometes que me vas a dejar de presionar?
-No pensé que lo estuviera haciendo. Pero si eso te deja tranquila, bien lo haré, iremos a tu paso. Te amo Eva. - Unió nuestros labios en un dulce beso.
-¿Te veré más tarde? Tengo reunión en menos de una hora.
-Tengo que regresar a mi hotel e iré a visitar unas fundaciones aquí, ¿Te apetece acompañarme? Como visita de Estado.
-No puedo, tengo muchas cosas que hacer. ¿Ya no te veré?
-Mañana tenemos cena de gala, tú abuela ha sido muy amable al darme una cena de recibimiento.
-Y de despedida ¿Cierto?
-Solo podía pedir dos días.
-No importa, me gusta que por lo menso hayas estado hoy conmigo. Estos momentos son los que mas se valoran.
-¿Qué te parece si cenamos hoy en el hotel?
-Mi abuela...
-Nada de mi abuela, ya lo sabe, esta vez no podrás poner un pretexto.
-Esta bien, solo iré porque no creo que nos volvamos a ver pronto.
-Te espero a las 8
-¿Debo de llevar guardias?
Curvó los labios.
-Solo uno, no quiero que regreses sola a casa.
-Esta bien, te veo a las 8. No cenes sin mí por favor.
-Te estaré esperando.
Nos despedimos con un dulce beso y regresamos a los pasillos del palacio platicando sobre temas de los que podrían hablar los amigos, subí a la segunda plata y él siguió su camino por otro pasillo, ambos teníamos responsabilidades que cumplir.
-¿Cómo te ha caído el anuncio de tu relación?
Nicolas se unió a mí de camino a la sala de reuniones.
-¿El qué?
-La abuela me avisó que próximamente alguien se va a casar.
-No seré yo.
-¡Oh si claro! ¿Acaso mi hermano ya tiene novia y yo sin cuenta?
-Puede ser, te la estas pasando mucho en antros.
-Apuesto que mañana inundarás las portadas y televisores.
-No, hemos hablado de ese tema y nos hemos dado un tiempo.
-¡No me digas que han terminado!
-¡Claro que no! Solo hemos dicho que si esto supera más tiempo se anunciará no quiero que después del anuncio ambos terminemos y esto sea un caos.
-Dime algo, ¿Acaso tu lo amas?
Me detuve en seco por dos segundos y reaccioné.
-Claro que le quiero.
-Querer cualquiera lo hace, ¿En verdad que son novios?
-Somos una pareja.
-Tú y yo somos una pareja para salir de fiesta.
-Hay distintos tipos de pareja.
-Si lo sé, pero tú lo que menos quieres es un noviazgo, ¿Qué tipo de pareja son?
-¡Ya basta Nicolas! Pareces un reportero con hambre de una nota amarillista.
-Si las cosas se tornan turbias me gustaría ser el primero en saberlo.
-No hay nada de cosas turbias aquí, tú solo te estas haciendo ideas falsas, ya deja de preguntar cosas que no vienen al caso.
-¿Entonces tendremos boda dentro de cinco meses?
Rápidamente encontré la puerta que necesitaba y se la cerré en las narices, a veces Nicolás podía ser el hombre más irritable que podría conocer, pero al mismo tiempo el mejor compañero que quisieras tener.
En mi reunión hablamos sobre las próximas visitas que haría a lugares benéficos, esta vez sería más participe en campañas con niños sin hogar, museo de los Uffizi que extrañamente tenía una nueva exhibición, también me había comprometido a asistir a una premiación a los mejores altruistas del año, así como otorgar el galardón a los actores con trabajos destacables. Una buena agenda me esperaba para dentro de tres semanas.
-Alteza, tenemos otro punto que aclarar.
-¿Qué pasa leticia?
-Como usted sabe el príncipe Fredericjk se encuentra en la nación, y la reina ha solicitado una cena donde se encontrarán invitados todos los de confianza. Es una cena de estado.
-No veo el problema. - Apoyé la barbilla en las manos.
-Debemos escoger el atuendo perfecto.
-No debemos hacerlo, tengo tantos vestidos que las personas no han visto que no veo problema de volverlos a usar.
-Alteza, de todas maneras, debemos modificar su guardarropa, recuerde que en cada acto oficial debe llevar algo distinto.
-Me niego rotundamente, son gastos innecesarios el querer diseñar un nuevo vestido para dentro de dos días.
-Alteza, son órdenes de su majestad.
-No voy a ceder esta vez.
-No importa, la modista está ahora mismo aquí.
-¿Por qué siempre hacen esto? ¿Cuándo dejaran de tratarme como una niña?
-Alteza, esto es la realeza. - Rodee los ojos.
Odiaba cuando Leticia decía esta frase, siempre lo hacía para dar fin a la plática y mostrarme cual era mi lugar ahora, sí siempre debía obedecer órdenes.
Nicole entró sin pedir el permiso, hizo reverencia y con una gran sonrisa en la boca, dio inicio a su parloteo interminable demostrándome que ella era eficaz. En menos de dos minutos aquella sala de reuniones se había convertido en un vestidor, las personas que me acompañaban en mi reunión de planificación de la nueva agenda habían desaparecido y los muebles como la mesa y algunas sillas estaban pegadas a la pared, haciendo ver más amplio el lugar y dejando todo arreglado para la prueba de vestidos.
-Alteza, mis ayudantes y yo hemos destacado siete vestidos que creemos que serán de su agrado, cada uno corresponde a diseñadores diferentes que están encantados con vestirlas esa gran noche.
Cada personal que había traído Nicole, como era de esperarse cada una llevaba puesto cada vestido. Las ayudantes desfilaron por aquella pasarela improvisada tratando de convencerme en cual sería el ideal, pero, aunque Nicole se empeñaba en describir porque uno era mejor que le otro mi mente no se decidía por uno. Todos me parecían de temporada pasada y que otra princesa de alguna otra casa real ya lo hubiese usado, ninguno me había llamado la atención.
-¿Alteza ha decidido uno? - Nicole pronunció al mismo tiempo que las mujeres se enfilaban.
-La verdad que no. Ninguno ha sido de mi agrado, esperaba algo más único.
-Son piezas únicas alteza.
-No me lo parecen.
Todas me mataban con los ojos.
-Bien, si no le ha gustado ¿Por qué no vemos mis bocetos? He pensado en algunos magníficos, además podemos ir combinando.
-Acepto, muéstramelos.
Las mujeres con el rostro decepcionante de que su caminar y su porte no me hubieran convencido volvieron a cambiarse. Nicole, pegó su silla a la mía y mientras desplazaba boceto por boceto en su nuevo iPad yo solo seguía con pensar que ninguno era de mi agrado.
Si hubo dos que me emocionaron, pero al ver la parte trasera, la falda o el color no me convencieron, algo dentro de mí me incitaba a desarrollar mi idea de vestido e inclinarme a que sería perfecto. Los 10 bocetos más de Nicole terminaron por ser reproducidos por su iPad que por lo que noté eran ideas hechas para otros eventos pero que en definitiva desde el día de hoy rechazaba.
-¿No le ha gustado ninguno, alteza?
-No, me parecen muy aburridos, el color no me atrae y mucho menos el detalle, necesito algo sorprendentemente hermoso. Algo que hasta a mí me haga suspirar.
-¿Quiere que lo diseñemos?
-Si pero todas juntas, debe ser algo muy bonito.
Me puse de pie y comencé a caminar enfrente de Nicole y Leticia quienes aun permanecían sentadas en la primera y única fila.
-Usted descríbalo, que yo lo dibujo.
-Se me viene a la mente algo de tul, mucho tul.
-¿Estilo corte princesa?
-No, esponjado no. Algo que caiga en un solo volumen, castada definitivamente no, debe ser liso, pero con tablones pequeñísimos y no cuadrados, como si diera la apariencia de desordenado.
Nicole comenzó a hacer uso de su lapicito electrónico.
-La falda y la parte de arriba se deben de unir aproximadamente a la altura de mi cintura. Debe notarse esa diferencia en mi cuerpo y en el vestido, no debe ser recto y mucho menos muy ceñido, debe de estar en forma algo natural.
Mientras les daba mi idea de un buen vestido, a la vez me lo imaginaba con los ojos cerrados.
-Debe de ser largo, muy largo, mis zapatos de tacón no deben de notarse - Pausé por un momento.
-¿Quiere decir como una pequeña cola al final?
-No, una cola no, no quiero que caiga completamente al suelo y tener que recoger una pequeña parte del vestido cada vez que lo use, eso de recoger no me gusta tanto, a veces hasta se me olvida y soy torpe con los pies, mejor dejémoslo con que debe de ser lo más largo adecuado como para rozar el piso sin verse los zapatos de tacón.
-Comprendo.
-La parte de arriba debe estar hecha con la misma tela de la falda, debe ser de tul, arriba me gustaría que fuese algo asimétrico, no debe seguir las mimas líneas de la falda, ¿Qué les parece algo diagonal?
-¿Con una sola manga?
-Si. Que la manga sea diseñada para el lado derecho y se una del mismo modo diagonal en la parte trasera hacia el lado izquierdo.
-¿Cómo desea la espalda?
-Pensaba dejarla al descubierto, solo que lo cubra la tela que va en diagonal de la manga.
-Alteza, no debe exponer mucha piel, es una cena, no fiesta de Hollywood. - Leticia ahogó un grito.
-Podemos agregar un poco de tela extra en forma diagonal, no tapar por completo la espalda, sino que todo el omoplato izquierdo quedaría al descubierto y así el 50% sería cubierto y el otro 50% no.
-¿Es posible hacerlo?
-Si lo desea sí.
-Bien, diseña ese nuevo arreglo.
-¿Ha decidido el color ya?
-¿Es precipitado querer tener un color azul con mezcla morada?
-¿Cómo si fuera tornasol?
-Podría decirse.
-No, nada de colores chillantes, alteza usted sabe que está prohibido. - Leticia era la neutral en todo esto.
-No es chillante, es una mezcla buena, además yo creo que nos decantaremos por el azul y morado pastel. Cálido pero sensual.
-Me emociona ver tu boceto.
-Lo he terminado.
Me quedé sorprendida, yo pensaba que solamente estaba tomando nota para después realizarlo. Tomé mi lugar correspondiente y lo que mis ojos miraban me habían dejado atónita, el vestido era similar a como me lo había imaginado, hasta el color era perfecto. Mi corazón estalló en alegría.
-¡Es hermoso!
-Gracias alteza, se hace lo que se puede.
-No seas modesta Nicole, no dejas de sorprenderme.
-¿Cuándo estará listo? - Leticia se mostró indiferente.
-Mañana al mediodía.
-Bien entones debes de ponerte manos a la otra, tienes mucho trabajo.
-Así es señorita Leticia.
Sin decir algo más Nicole se puso de pie y me pidió ubicarme en el pequeño taburete que estaba instalado en medio del salón para tomar mis medidas correspondientes y tener el vestido mucho antes de lo planeado. Esta tarde estaba avanzando viento en popa.
-¿A dónde vamos está noche?
El insaciable de Nicolas llegaba a corromper mi estado de paz solitario en mi habitación.
-A ninguna parte tengo cosas importantes que hacer mañana.
-¿Estarás en la cena de gala? Mis padres me han obligado, diciéndome que por primera vez tendría que ser un chico responsable con la familia.
-¿No te aburres de ser la oveja negra?
-Me aburro de estar encerrado aquí. - Hizo una mueca. - ¿Qué actividad aburrida haces hoy?
-Estoy alimentando la mente, leo a Dante Aligheri.
-Ya basta de muertos vivientes en libros. Eso no es alimentar a la mente. Mejor vamos de fiesta.
-Ir de fiesta no es escapar de responsabilidades. - Volví los ojos a i queridísimo libro.
Sus manos enormes me lo arrebataron de inmediato.
-¿Por qué mejor no lees esas cartas que están debajo de tú cama? - Ojeó el libro como si le importara.
Lo miré sorprendida, esa era una cicatriz que no cerraba aún.
-¿De qué me hablas?
-Se me ha caído el reloj hoy en la mañana y las he encontrado,
-¡Chismoso!
-Me llamó la atención que las mantuvieras en una caja con dibujos de Vancouver, un buen souvenir de tu vieja vida.
-No volveré a salvarte el culo nunca más.
-No hay necesidad no las he leído, pero me ha llamado la atención la caligrafía. ¿Son de algún amor medieval andante?
-No son de nadie, muy pronto las voy a quemar.
-Apuesto que llevan meses debajo de tu cama.
-No te interesa.
-Claro que no, me interesan otras cosas. Tengo reservación esta noche en el mismo antro, ¿Quieres acompañarme?
-Tengo cosas importantes mañana, ¿Por qué no lo entiendes?
-Bien, me voy te lo pierdes, estaba dispuesto a invitar a Frederick.
-Está dormido ahora mismo, he terminado de hablar con él.
-No me ha dicho lo mismo por mensaje.
-Me da igual lo que hagan, no me incumbe.
-Ciao principessa. - Sin darles más vuelta al asunto Nicolas salió disparado a lo que sería otra noche de baile sin parar y tal vez mucho, pero mucho sexo.
Tomé mi lectura de nuevo, pero me era imposible concentrarme ahora mismo, Nicolas me había recordado una cicatriz que comenzaba a cerrarse, una de la cual ya casi no recordaba. Con curiosidad me bajé de la cama y quité aquella caja con cartas que nunca leí. La tapa apenas y cerraba pues eran varias que no hace mucho dejaron de llegar, siempre con la misma letra y sí, la conocía perfectamente. Sustraje la primera y el corazón latió a mucha velocidad.
Charlotte. Se leía con una hermosa caligrafía en cursiva, hasta estaba segura de que había sido escrita con la punta fina de una pluma de ave como en el siglo XVIII. Si alguien me diese algo así como muestra de amor, me tendría a sus pies, pero en estos momentos solo me causaba nostalgia y muchas ganas de llorar.
Saqué todas las que estaban dentro y las coloqué lentamente sobre la cama, eran como un pedazo de cristal que podría romper en cualquier momento. No necesitaba leerlas ahora mismo, pero Nicolas había clavado la espina que no me dejaba de molestar. Sostuve entre mis manos la última dentro de la caja. La observé por un largo rato hasta que mis manos tuvieron decisión propia y comenzaron a rasgar el sobre.
Querida Charlotte:
No sabes cuento he tardado en encontrarte, no sabes lo mucho que me duele verte partir desde aquella noche en mi apartamento, y mucho menos te imaginas el dolor que siente mi corazón cada vez que te veía en la universidad sin poder tocarte y que estuvieras a plenitud de Julián.
No merezco tu perdón y lo sé, soy el peor de los hombres, te comprendo yo también me odio en este preciso momento, no sabes cuento he tardado en volver a encontrarte. Sí tu hermano me ha ayudado, no te enojes con él, solo estaba ayudando, enójate conmigo por favor, habla conmigo. Te necesito.
Sé que no quisiste hablar conmigo cuando te lo pedí y te comprendo, pero no puedo más, sino me escuchas o no piensas hacerlo en un futuro por lo menos tengo la certeza que escribiendo podré desahogarme. Si decides tirar la carta no te preocupes escribiré las necesarias hasta que por fin decidas darme una nueva oportunidad.
Lo que tus hermosos ojos como el mar azul vieron no era lo correcto, ni siquiera tengo como llamarlo, no es lo que imaginas o que tu cerebro ideo, es una imagen mal hecha de mi persona. Cariño. Cielo a la única que he querido tanto que el día de hoy me desgarra el alma eres tú.
Aquella noche Nicole llegó a mi casa con otras intenciones y yo la rechacé, ella me besó yo no reaccioné, no le devolví el beso, las cosas pasaron tan de prisa que apenas pude notar tu presencia y lo peor aun apenas pude verte partir.
Sí, no corrí detrás de ti porque necesitabas tu espacio, lo he visto en películas y pensé que era lo correcto. Necesitabas aclararte las ideas y yo, necesitaba dejar todo claro con Nicole, esa misma noche le compré un vuelo de regreso a los ángeles y le ofrecí el mejor cheque del mundo con tal de dejarme en paz.
Cariño. Por favor, déjame hablar contigo, te lo suplico, te lo ruego, mis días han sido las peores sin tu ausencia y no planeo vivir si tú no estás conmigo. Te lo ruego una vez más por favor Charlotte, habla conmigo.
James A. Diamod.
Sostuve la carta por otros instantes más y no podía asimilar lo que mis ojos habían leído, no podía ser cierto, él nunca mostraba tener un lado cursi y sin pedirlo aquí estaba. Tomé la segunda carta y comencé a leer.
Charlotte, mi preciosa Charlotte:
No sé si habrás leído mi primera carta y tampoco sé si leerás ésta, tengo los dedos cruzados porque así sea. Te he echado mucho de menos pequeña, me haces tanta falta. Que no verte en clases por estos días me ha dejado un vacío enorme, hasta he tenido que preguntarles a tus compañeros y ellos solo han descrito que te has tomado unas vacaciones, tú amigos están igual de devastados que yo.
Cielo por favor no me castigues más apenas ha pasado una semana desde tu ausencia y mi casa se siente más solitaria que cuando era el profesor que todos adoraban, te puedo asegurar que estos días estoy más insoportable que cuando tú y yo comenzamos a escribir una historia.
Charlotte, te extraño demasiado y a que no sabes cuanto daría por volar hacia ti y envolverte en mis brazos, sé que me patearías las bolas y no me importaría, me lo merezco, sí soy el peor de los cabrones. Mi vida, mi pequeña Charlotte, no me castigues más por favor, he aceptado ser el peor hombre y te he explicado que lo de Nicole ha sido un error, vamos pequeña, habla conmigo, aunque sea por mensaje no me importa, necesito saber que aun estas conmigo que no has sido producto de mi imaginación y mucho menos que te he perdido.
Habla conmigo, solo eso te pido si quieres dejaré el contestador, pero por favor háblame, estoy tentado a pedirle ayuda a tus padres, pero eso sería pasar tus limites y no quiero perder para siempre no ahora Charlotte que teníamos una conexión enorme.
Sentía el dolor a través de sus letras, mis ojos comenzaron a inundarse mientras la tercera carta era abierta y descubriera que aun seguía estando desesperado por encontrar una respuesta de mi parte.
La cuarta, quinta, sexta, octava, décima carta expresaba su arrepentimiento y cada vez me sentía peor al leer sus palabras llenas de dolor. Conocía al James calculador, frío, egocéntrico, pero no al James débil melancólico, triste y amoroso. Si hubiera leído las cartas en aquellos tiempos ambos nos podríamos haber ahorrado todo el sufrimiento, así como él lo estaba pasando yo también estaba hecha un desastre en aquellos meses. Mis manos ya tenían decisión propia y como si yo fuese masoquista no dejaba de leer todas las cartas que hasta ese momento ya estaban esparcidas por toda mi cama, algunas cartas solo comenzaban a ser parte de su diario personal, James se tomaba la molestia de describir lo que le había sucedido en el día, sin olvidar la frase con la que firmaba.
Charlotte, cariño perdóname por favor, necesitamos hablar. Te amo.
En un momento tal vez que no hubiésemos pasado por este trago amargo sus cartas me abrían parecido románticas, pero ahora mismo solo me sentía una estúpida, la mayor estúpida de todas, ambos habíamos sufrido porque queríamos o bueno por lo menos yo, porque el estaba dispuesto a arreglar todo si yo tan solo le hubiera llamado.
Algunas hojas se encontraban tiesas como si se hubiesen mojado, pero al rozarlas el olor a wiski de añejo inundaba mis fosas nasales indicándome que David tenía razón y James se había sumergido en el alcohol por mi culpa. Otras cartas se encontraban con la tinta regada e imposibles de leer, pero no olían a alcohol y mi corazón se encogió al pensar que el podría estar llorando al escribir sus palabras de "perdón, perdón, perdón."
Para la vigésimo quinta carta, me sorbía la nariz cada dos segundos, mis ojos se negaban a dejar de llorar y James se hacía cada ves más firme al escribir que tal vez lo mejor era olvidarnos de ambos. Para la trigésima carta James era más cortante y serie, volvía a ser el profesor que yo había conocido, no suplicaba por una nueva oportunidad y solo me deseaba los mejores deseos y que me vida fuese mejor que la que tuve con él.
Señorita Charlotte:
He perdido la cuenta de todas las cartas que he enviado con la esperanza de que tan solo una pudieses contestar, solo una. Siempre antes de acosarme rezaba a las infinidades del cielo a que se apiadaran de mí y tú pudieses responder una carta. Otras veces solo me hacia la idea en que sí me habías contestado pero el correo las había perdido, aunque nunca cambie de casa.
Otra de mis suposiciones habían sido que talvez me hubieses marcado al antiguo número, ya que como lo expliqué en cartas anteriores lo había hecho añicos y tal vez nunca te enteraste, pero no, descartaba automáticamente esa idea, porque siempre te había escrito mi nuevo numero y mi correo personal, un nuevo correo que aun se encuentra con la bandeja vacía esperando que tu mensaje fuera el primero en llegar.
Aquella noche pasé por tu casa y espere encontrar la luz de tu habitación encendida, me quede esperando en la acera por más de dos horas, sentado ahí afuera con la temperatura más baja que puedas imaginarte, Vancouver estaba en sus peores días. No me regresé a casa hasta que vi a tus padres salir con maletas y cerraron con llave la puerta principal, en ese momento supe que, aunque yo me hubiese quedado ahí bajo las sombras, tú nunca ibas aparecer y que, en realidad, aunque no lo quisiera afrontar te había perdido.
Llegué a casa y lo primero que vi en la sala fue nuestra foto juntos, una que nunca pude mostrarte, una de aquella noche que pasamos fuera de la ciudad, en la cabaña donde por fin habías decidido quedarte conmigo y aceptar todo lo que te ofrecía. Era el mejor recuerdo de todos, a pesar de que contigo había creado más de los necesarios para hacerme sufrir.
Me boté en el sillón y me hundí en la botella de wiski escoses que tenia escondida en el minibar porque me juré que no sería un alcohólico sin rumbo, pero tu partida me había dejado tan roto que necesitaba más que una copa. Bebí hasta quedarme dormido y despertarme después en una cama de hospital, pero sin visitas y mucho menos sin tu cara mirándome. Ahí fue donde comprendí que todo había terminado.
Hoy después de prometerme a mí mismo que esta sería la ultima carta dirigida a un amor que nunca fue nada más que un sueño. Decidí en que era hora de dejarnos marchar, tú con tu nueva vida y yo tratando de reconstruir la mía.
Charlotte, siempre te llevaré en mi corazón y no te imaginas las tremendas ganas que tengo de decirte todo lo que siento ahora mismo, pero si lo hago se que no te dejaré en paz y me estaré fallando en mi promesa. Me he limitado y espero que lo entiendas, si es que decides en leer por lo menos esta.
Voy en busca de nuevas cosas que me distraigan y lamentablemente será un proceso muy difícil mi mente se rehúsa a olvidarte y mi corazón igual. Hubo una época en donde solo te soñaba dormida en mi cama con los cabellos desparramados por toda la almohada, pero cuando me acercaba desaparecías y eran las peores pesadillas que podía tener, te odia por haberte metido tanto en mi cabeza que hasta mi subconsciente no me dejaba descansar, pero después me odiaba a mi más por haberte perdido.
Te deseo lo mejor de esta vida señorita Reynolds y deseo que el próximo hombre que se acerque a tu vida o a tu corazón sea el indicado que no te vuelvas a fijar en un cabrón como yo y en verdad espero que algún día me perdones, tal vez como amigos o solo como un profesor.
Que tu vida de ahora en adelante sea mucho mejor que la mía. Te mereces lo mejor.
Profesor Diamond.
Mi corazón estaba hecho añicos, había perdido al amor de mi vida y todo por ser tan orgullosa, él me pedía solo hablar y yo, enorgullecida lo dejé. ¡Bravo! Era la peor de todas. Mi hermoso cuento de hadas que pensé tener una vez se había esfumado, todo estaba acabado. O bueno, por lo menos eso había comprendido.
Quería gritar, quería apuñalarme con un cuchillo el corazón y dejar que sangrase por mis heridas, quería volver el tiempo atrás y no ser tan estúpida por lo menos un momento, valorar lo que teníamos y nunca dejar que nadie nos separara.
Mi celular se iluminó en la mesita de noche y supe que era una llama. David. Era a quien más necesitaba.
-¿Eva? ¿Estás bien?
No podía hablar mis sollozos lo hacían por mí.
-¿Pequeña que pasa? - Deje que mis lagrimas tomaran el control. - Eva por el amor de dios háblame.
-La he cagado David, eso es lo que ha pasado. - Por fin el habla llegó.
-¿Qué de que hablas? ¿Cagado? ¿Qué has hecho? Eva estas llorando demasiado y no hace falta que te mire, puedo sentirlo, ¿Qué ha pasado? Me he levanto a media noche porque sentí una opresión en el pecho y mi primer pensamiento has sido tú.
-David, la he cagado con James. - Al pronunciar su nombre me desgarré el alma. - Acabo de leer sus cartas que me dedicó por varios meses y me he dado cuenta de que ambos nos pudimos ahorrar el sufrimiento, pero fui yo quien lo hecho todo a perder.
-No es cierto Eva, te aseguro que no, aun estas a tiempo de buscarlo y hablar con él.
-No puedo, ahora estoy con Frederick y puede que el esté con alguien más, nos hemos trazados caminos distintos y es posible que él sea ahora quien me odie.
-Eva, no pienses así, además no hay nada que te ate a quedarte con Frederick.
-Es complicado David, no sabes por lo que he pasado y el ha estado ahí conmigo para ayudarme, él ha sido mi luz estos meses.
-No Eva, todos te ayudamos en este proceso y ahora que te has dado cuenta de tu error estas a tiempo de corregirlo todo, no dejes que otra vez la compasión con el orgullo te deje llevar, no Eva esta segunda vez no.
-David no quiero hacerme ideas, ya no, sufrí mucho aquella vez en donde pensé que mi cuento tenia un final feliz y no fue así. Lamento mucho haberte levantado y lamento mucho tener la conexión que tenemos, solo te hago perder el tiempo.
-No, nada de perder el tiempo, te lo he dicho siempre Eva para ti tendré el mayor tiempo del mundo eres mi hermana y te amo tanto que todo lo que te pasa a mí me duele también.
-Gracias David por todo, pero en estos momentos deseo ahogarme en mi soledad.
-Eva no hagas....
No lo dejé terminar, colgué. Necesitaba hundirme en mis llantos y lo único que lograría David sería que no pudiese pensar con claridad.
Me miré alrededor de tantas cartas y de un futuro que no pudo ser, me solté a llorar como antes de la llamada y me acomodé en un ovillo para poder fundirme en mi propio calor y tristeza.
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