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Capitulo 26

-¿Qué hacen todos aquí? – Sí, fue mi primera pregunta sin formalismos ni reverencias.

-Deberías sentarte. – la reina señaló la silla disponible.

Hice caso.

-Tenemos que planear como será la entrevista que se dará en tres días.

-¿Tres días?

-Así es alteza, ahora que el compromiso fue anunciado formalmente debemos concretar la fecha de la entrevista y las fotos oficiales. – El secretario respondió.

-¿Hay un protocolo que seguir?

-Estrictamente no, pero si debemos procurar que todo sea de manera formal, no somos una comedia andante.

-¿Esta diciendo que mi compromiso es una comedia?

-No me malinterprete alteza, pero... quise decir que no podemos darles títulos amarillistas a los periódicos debemos ser cuidadosos.

-Es una entrevista, ¿Qué tan mal intencionadas son las preguntas?

-La entrevista es con la cadena televisiva más vista del mundo Worldwide Channel. Se tiene previsto que sean de 10 a 15 preguntas dependiendo del tiempo.

-¿La fotos serán el mismo día u otro día?

-Las fotos serán tomadas un día antes, horas antes de la entrevista con la cadena televisiva habrá una conferencia de prensa y puede que se hagan preguntas.

-¿Exactamente para que estamos aquí?

-Porque debemos definir algunas cosas, por ejemplo, ¿Tienen fecha para la boda?

-Será en primavera como se dijo en el comunicado.

-Estamos hablando de la fecha específica. Debemos conocerla por si la fecha ya tiene otro compromiso o si hay alguno otro importante cerca.

-marzo, 25.

Todos los asistentes quedaron en silencio y se vieron entre sí.

-¿El día de Dante? – La abuela habló.

-Si, ¿Tiene algo de malo?

-Es una fecha importante para la nación y no se pueden mezclar dos acontecimientos importantes.

-Creo que, si se puede, además solo una vez será recordado mi boda los demás años serán aniversario y muy pocas veces se recordará.

-No, el día es especialmente para rendirle tributo a uno de los poetas más grandes de toda la historia y por el cual Italia aun conserva su esencia.

-Pero es una fecha especial para nosotros. Compartimos el amor de Dante por nuestra nación.

-Entonces deberías cambiar la fecha con mayor razón.

-¿Por qué te empeñas en negarte a lo que escojo? ¿Las siguientes decisiones serán así?

-No me estoy negando, ¿Acaso no he accedido a este compromiso a pesar de las normas de la corona? ¿Te parece que me estoy oponiendo? Porque a mi pareces hasta ahora vas ganando y la corona perdiendo.

-Que perspectivas tan diferentes tenemos abuela.

-¿Podemos reconsiderar la fecha? ¿Tal vez el 28? – El secretario de relaciones comentó.

-No, además no es una decisión que me concierne tomarla sola, James y yo debemos hablarlo antes.

-No podemos perder tiempo, la entrevista es en tres días, pasado mañana se tomarán las fotos oficiales y debemos definir la mayoría de las cosas hoy.

-Abuela, lo siento, pero no puedo tomar una decisión sola, es cosa de pareja.

-Tienes 24 horas para modificar la fecha y si no lo haces se programará a criterio propio, no es discusión, ¿Podemos seguir?

-Si lo desea majestad, podemos comenzar a programar los siguientes eventos.

-Estoy de acuerdo.

Mi día fue los peores. Algo me decía que cada toma de decisiones seria lo mismo, terminaríamos discutiendo por el mínimo de cosas y además estaríamos en desacuerdo la mayoría de las veces, me preguntaba si James lo llevaba peor o mejor que yo.

-¿Qué haces aquí? – Papá entro a la sala.

-Observo lo que tengo a mi alrededor y pienso un poco las cosas. – Recosté la quijada en el respaldo del sofá y con fuerza de ambas manos sostuve mi té.

-¿Estas abrumada cierto? – Se sentó a mi lado.

-No pensé que todo fuera así, apenas y pude tomar una decisión, ¿Sabes que tengo 24 horas para cambiar la fecha de mi boda?

-Charlotte, la fecha es lo de menos, no deberías preocuparte por ello, si en verdad se aman James y tú la fecha no será el problema, además esto es solo por protocolo.

-Pero papá es una fecha importante para ambos, aprendimos algo de Dante y es que el amor siempre debe ser fuerte en todos los sentidos y en un honor para ambos poder compartir nuestra boda en esa fecha.

-Lo sé, pero que es más importante, ¿El amor de tu vida o una simple fecha?

-Mi relación papá.

-Ahí está, entonces no te lo tomes a pecho, si, habla con James y pueden llegar a un acuerdo. Toda la organización de una boda puede ser sofocante, pero trata de tomártelo con calma hija.

-A todo esto, ¿Ustedes como van? No los he visto hasta ahorita.

-Bien, estoy arreglando unas cosas de la empresa, y tu madre está redactando correos electrónicos para las fundaciones y habla con Gail de vez en cuando para saber como va Siller, se había enfermado la semana pasada y se esta recuperando.

-Pobrecito, ojalá se mejore pronto. Con todo esto lo olvidé por completo.

-Se está recuperando eso es lo bueno. ¿Vamos a comer? O ¿esperarás aquí todo el día?

-No lo sé papá, no he tenido hambre desde ayer que se lanzó el comunicado, si la estoy pasando fatal, ¿Crees que James lo lleve peor?

-No puedo decir nada, ya que su posición es diferente. ¿Qué te parece si después de comer vamos a casa de tus tíos?

La cara se me iluminó.

-¿Harías eso por mí?

-Todo lo que sea posible por mi niña. – Me besó la cabeza.

-Gracias papá.

Caminamos juntos al comedor recordando viejas anécdotas en aquellos pasillos, riéndonos de todo, sentir a papá dándome el apoyo era lo que más necesitaba en este momento, estaba tan abrumada, cansada y un poco fastidiada de todo que si no tuviera su apoyo hubiera dejado todo atrás y ahora mismo estuviera escondida llorando por mi vida. Me rindo fácil sí, pero es que a veces las cosas se salen de control que no piensas como arreglarlas.

-Chica, hemos escuchado del compromiso, en Canadá no hay otra cosa más de la que se hable.

Sebastián, Susana y yo teníamos una videollamada.

-Me alegro de ser el primero en saberlo. – Sebastián sonrió.

-Por eso se los conté antes, quería que estuvieran al margen. – Sonreí a medias.

-Bueno y ¿dónde está el prometido?

-Estamos viviendo en residencias diferentes. Estoy en el palacio oficial y él en la residencia de mis tíos.

-Pensé que vivirán juntos y todos los días podrían tener un polvo.

-Susana no cambias de verdad. Por ordenes de la reina y el protocolo no podemos vivir juntos hasta que estemos casados.

-¿Qué reglas son esas? – Sebastián se alarmó. - ¡Estamos en pleno siglo XXI!

-Más bien son tradiciones, apenas me estoy acostumbrando.

-¿Y como vas con tu vestido? ¿Tendremos exclusiva?

-Claro que sí, aunque apenas lo estoy pensando. Aún me hago la idea de que me voy a casar, no me lo creo. Por cierto. ¿Estan dispuestos a ser mis damas de honor ese día?

-¡No tienes que pedirlo! Ahí estaremos chica.

-Estaba esperando que lo dijeras, aunque tengas a un montón de personal a tu cargo, estaremos aquí para ayudarte.

-Lo sé y es por ello, por lo que creo que tendremos reuniones a la distancia muy seguido, agradezco que sigan aquí.

-No tienes nada que agradecer Charlotte, al contrario, nosotros somos quienes estamos asombrados de seguir aquí.

Tocaron la puerta y papá se asomó.

-¿Nos vamos?

-Voy enseguida. – Le señale la computadora.

Él comprendió y cerró la puerta.

-¿Te vas?

-Si, iré a ver a James, no hemos podido hablar por teléfono, ambos tenemos personal vigilándonos. Tengo que dejarlos.

-No te preocupes, ve con tu hombre.

Nos despedimos con la mano, cerré la computadora y me cambié de ropa. Me miré al espejo una vez más antes de salir, respiré y fui en busca de mi padre. Ambos en el auto conducido por el chofer íbamos en silencio, sabíamos que no era el tiempo para hablar, aunque algunos parecieran ser buenas personas se les podría escapar cualquier cosa que pasará. Nos apretábamos la mano en forma de apoyo.

-Altezas, no sabia que iban a llegar, el príncipe Francis está en la biblioteca revisando unos documentos si lo desea puedo comunicarle su llegada.

-No te preocupes Héctor, sé donde está mi hermano, es una visita espontanea. Hemos venido un momento nadamas. – Le tocó el hombro y pasó de él.

-Lo acompaño.

-No hace falta lo he dicho. Cariño. – Se dirigió a mí. – Si quieres ve en busca de Nicolas, Héctor te avisará cuando sea hora de irnos.

-Está bien papá.

Nos separamos en direcciones opuestas. No sabia por donde buscar, obviamente James podría estar en cualquier lugar y yo no podía solamente preguntar con el personal. Abría con cuidado las puertas y me asomaba poco. A este paso era probable que Héctor regresara y me avisara que mi padre esta por irse.

-¿Alteza?

Sergio me vio en el pasillo.

-¡Sergio! He venido a ver a James, ¿Sabes donde está?

-Sabe la...

-He venido con mi padre.

-Acompáñeme.

Seguimos caminando por el largo pasillo y al final doblamos a la izquierda, la tercera puerta fue la elegida.

-Señor James a terminado por hoy. Pueden retirarse.

Vi a tres señores salir de la habitación con maletines. Sergio abrió la puerta un poco más y esa fue la señal para que entrara.

-Gracias – Dije al acercarme a James.

-Los dejo solos. – Sergio cerró la puerta al irse.

-¿Qué haces aquí? Pensé que no podríamos vernos. – Me abrazó y besó la coronilla.

-He venido con papá, pensó que seria buena idea vernos.

-Lo necesitamos. Mi primer día a sido ajetreado. ¿Sabes que tenemos entrevista en tres días? – Nos sentamos, yo sobre su regazo.

-Sí, en el palacio estuvimos definiendo fechas para todo lo que se viene.

-Me han comenzado a cambiar el guardarropa, los zapatos y hasta el corte de cabello. Hoy me han tomado medidas para el traje de la entrevista, he dicho que no era necesario, tengo el dinero suficiente para ir y comprarme uno nuevo a Prada. Pero se han negado con decir que soy el prometido de la princesa y ahora la corona lo decide.

-Lamento por tenerte en esta situación.

-Creo que debemos hablar con la reina que no deseo algún título, soy lo suficientemente sustentable económicamente por mi cuenta.

-Pensé que casarnos sería todo más fácil. ¿Has hablado con tu familia?

-Me llamaron ayer, pero hablamos muy poco, había mucha gente a mi alrededor. ¿Así es siempre?

-Peor. Lo siento por tu familia, pensaran que soy una inmoral al privarte de tu libertad.

-Nena, ambas estamos muy grandes como para que nuestros padres piensen cosas que no son. – Me acarició el brazo. – Te noto tensa desde que llegaste, ¿Algo te pasa?

-Tenemos que modificar la fecha de nuestro compromiso, la abuela me dijo que no se puede realizar el 25 de marzo y no es discutible la fecha.

-Bien, no hay problema, ¿Qué fecha prefieres?

-Creí que te opondrías.

-Charlotte, estar a tu lado es lo que mas me importa, una fecha no va a definir donde te empiezo a amar más que antes, solo es una fecha para recordar. Nada importante. ¿A ti si te importa cierto?

-Mi padre ha dicho algo similar y en un punto si me importaba era una fecha que nos representaba en alguna forma.

-Bueno, todos los días nos pueden representar, cada día te amaré mas que ayer, nadie podrá quitarme eso.

-¿Qué he hecho para merecerte? Y pensar que al principio te creía un estúpido.

-¿Así me considerabas?

-No me dabas motivos para pensar diferente.

-Vaya señorita Reynolds, me asombra.

-¿Qué pensabas de mí?

-Qué serias más conservadora, eras tímida al principio por ello buscaba la manera de molestarte, aunque varias veces vi que te intimidaba, después me asombraste, fuiste lo opuesto, y me sigue sorprendiendo lo fuerte que eres.

-Creo que ambos debemos aprender muchas cosas del otro.

-Así es cariño y tenemos toda una vida para hacerlo.

-Regresando a la fecha de la boda, ¿Lo podemos posponer para el 28 de marzo? No puedo esperar a estar más lejos de ti.

-Yo tampoco y la fecha me parece bien.

-¿Te han tratado bien aquí?

-No mejor que en estos momentos. No hay un buzón de quejas así que lo sobrellevo.

-¿Cómo va la relación con mis tíos?

-Son muy amables a la hora de las comidas lo hacemos todos juntos. Hemos platicado de casi todos los temas que pueden existir, me sorprende cuando tu tío me preguntó sobre futbol y tuve que declinar el tema, eso casi no es lo mío, pero observé que tu tía conoce mucho del tema y de la mayoría de los equipos internacionales.

-Ella ama los deportes, antes de unirse a la corona estaba enlistada para los olímpicos, pero fue imposible que fuera, un año antes se fracturó y no pudo participar, ahí fue donde conoció a mi tío y a pesar de que no fue como competidora, pudo asistir como asistente, claro mi tío la llevo en primera fila a todos los deportes.

-Me agrada porque, aunque el futbol no es lo mío pudimos discutir sobre el tenis y natación, hasta me retó un día de estos.

-Vas a perder. – Me reí.

-¿Tan poco crees en mí? Fui campeón en la universidad.

-Te vas a enfrentar a la reina de los deportes. Bueno princesa. Tu eres un simple mortal.

-Hagamos unas carreras un día y veamos si puedes ganarme, te darás cuenta de lo buen nadador que soy. – Se acercó a mis labios.

-¿Tan bueno te crees?

-No lo sé tu dímelo.

Atrapó mis labios en los suyos y tomó el ritmo, nos necesitábamos, nuestro amor pasaba nuestras propias barreras.

-Charlotte, nos tenemos que... - Mi papá entro abruptamente al salón.

Nos separamos rápidamente y nos pusimos de pie.

-Papá, este... si voy.

-Los dejaré a solas, te espero afuera.

Me mordí los labios y asentí con la cabeza. James pronuncio un <<Señor>> e hizo reverencia.

-¿Qué hubiera pasado si tu padre nos hubiera visto poco tiempo después?

-Hubiera visto a su niña ser mujer.

-Creo que debemos comenzar a ponerle seguro a las puertas, aquí todos entran sin tocar.

-Aquí olvidas lo que es privacidad. Muy difícil de recuperar.

-Mandaré mis quejas al servicio.

-Serán muy poco escuchadas. – Lo besé. – Tengo que irme, espero verte antes de la entrevista.

-Yo espero tenerte una vez más. – Me besó con intensidad. – Te extrañaré.

-Yo más.

A regañadientes me separé y salí de la residencia, para ir al palacio donde posiblemente más deberes me esperaban. 

-¿Estas más tranquila?

-Gracias papá lo necesitaba, creo que comienzo a comprender lo que significa la importancia de la cercanía en pareja.

-No tienes nada que agradecerme cariño, si algo está a mi alcance y puedo ayudarte estaré ahí.

-Papá... - pensé en mis próximas palabras. - ¿Qué pasaría si deseo casarme en secreto y deslindarme de todo esto?

-¿Lo dices en serio?

-No, solo es una idea.

-No podría obligarte a no hacerlo. Te apoyaría, aunque si así lo deseas de manera obligatoria tendrías que pasar por toda la ceremonia nupcial del palacio.

-¿No es algo que se pueda evitar?

-Lo lamento cielo, pero esas son las reglas y además ya lo sabes...

-Si, somos príncipes, no personas normales. – terminé su frase.

-Así es.

-Papá, ¿Podemos hablar sobre lo que pasará con James al convertirse en mi esposo?

-Debe renunciar a su vida antigua si pasa a formar parte de la familia, me refiero a si obtiene un titulo nobiliario, pero si él no desea tener un titulo puede seguir manteniendo su vida solo que bajo algunas restricciones. ¿Lo han hablado?

-Muy poco. Apenas y nos enfocamos en una cosa.

-Tendrán tiempo o mejor dicho les buscarán el tiempo. Hemos llegado. Lo mejor es solo decir que hemos ido a dar una vuelta padre e hija. – Mencionó lo último al ver a Leticia a los pies de la puerta.

-Gracias papá por todo.

-No agradezcas hija, por ti haría lo que fuera.

Apenas pise la acera fuera del auto y Leticia no dejaba de hablar, que los deberes, las reuniones, mi aprobación en algunas fundaciones, los periódicos, la entrevista, mi boda, los invitados y muchas cosas más. Caminé sin rumbo pensando que eso la detendría y al final del pasillo solo siguió hablando y hablando.

-Leticia, ¿Podemos detenernos? – pregunté fastidiada.

-¿Sucede algo alteza?

-Sucede que solo te he escuchado hablar desde que llegué y no tengo la mínima idea de lo que has dicho.

-Se lo repetiré. – Miro su iPad.

-¡No! Solo dame un respiro ¿Quieres?

-Alteza, pero...

-Por favor, Leticia, solo un respiro. Si quieres te veré en mi oficina en quince minutos.

-Esta bien. – respondió resignada.

Cuando la vi desaparecer caminé por las caballerizas tratando de relajarme. Montar a caballo podría ser una opción. Vi llegar a mi madre con su caballo.

-¿Haz salido a montar?

-Si, creo que el día era magnífico, ¿Cómo te fue con tu padre? – Se bajó del caballo y caminó hacia mí.

-Creo que bien. – Hice una mueca. – Solo que me la he pasado fatal al regresar. Leticia me abruma.

-Tranquila cariño, es su deber, solo cumple órdenes.

-Pero ¿Por qué nadie me escucha? Pensé que esto de comprometerme sería más fácil.

-¿Me acompañas a caminar? – Me señaló un nuevo camino.

Me encogí de hombros y comencé a caminar a su lado.

-¿Todo esto vale la pena?

-Si no lo valiera ¿Crees que las personas se casarían?

-Me refiero a que...

-Lo sé cariño, hablas de los preparativos y yo creo que eso debería ser algo que disfrutes y no algo que te estrese.

-Pensé que me divertiría en el proceso es solo que, aquí todos parecen decidir por mí.

-Puede que así parezca, pero solo tratan de ayudarte, guiarte para que tengas un cuento de hadas.

-¿Tú crees que es así?

-Si no lo fuera, ¿Ya tienes pensado que flores quieres?

Lo pensé y me di cuenta de que no sabía si eso importaba, solo pensaba que todo podía ser blanco.

-No, la verdad es que no.

-Entonces ahí está tu respuesta, todos te están ayudando y dándote las mejores ideas para que tu día sea el más especial.

-Mamá la abuela me acaba de decir que cambie la fecha solo porque el 25 de marzo es día celebre. No creo que eso sea una ayuda.

-Míralo desde otra perspectiva, tal vez ella te lo pidió para que no en tus aniversarios se vea opacado por un día importante para la nación o que tal vez no muchos lo tomen con importancia, y ahora que tu fecha tal vez sea cambiada puede ser que tengas toda la atención y sea año tras año un día de celebración exclusiva.

-Pero ese día significaba para mí.

-Así como para todos los italianos y turistas que también le tienen un significado, en cambio con una nueva fecha solo exclusiva para ti, el significado será solo tuyo y será el que tu quieras darle no el que está establecido.

Sonreí a medias.

-Tienes razón, no había visto las cosas con esas perspectivas.

-A veces debemos ceder cariño, no todo será siempre como queremos. Solo debemos poder visualizarlo de otra manera.

-Tener mayor perspectiva.

-Así es cariño. ¿Qué te parece si ahora que estamos en el jardín podemos hacer una lista mental de las flores que te gusten? Para después hacer combinaciones.

-Me parece bien.

Pasamos a ver cada flor plantada en el jardín, los jardineros apodaban algunas rozas y estaban cortando las flores que pondrían en los jarrones del palacio. Mi madre y yo pasamos por cada flor y ella comenzó a platicar sobre su aroma y lo bonito que se veían frescas.

-¿Qué te parecen las rosas?

En nuestro jardín había blancas, rojas, amarillas, rosas y naranjas.

-Creo que las blancas nunca pueden faltar, aunque me atraen las amarillas y naranjas.

-Son una buena combinación, podemos combinar también algunas rosas. ¿Te agrada alguna otra flor?

-Pueden ser las lavandas, o los tulipanes. También creo que son buenas combinaciones.

-Tendremos que hacer una lista.

-Me parece bien mamá. – le sonreí.

-Altezas. – Leticia nos interrumpió. – Disculpen, pero la princesa tiene una llamada.

-¿Llamada de quién?

-De su alteza real Frederick de Dinamarca.

-¿Qué desea? Yo no quiero hablar con él.

-No ha dejado recado alguno más que hablar con usted.

-No recibiré la llamada.

-Cariño, hazlo, por mí no te preocupes, tal vez solo se quiere disculpar.

-No madre, él y yo no tenemos nada de que hablar.

-Charlotte. – Su tono de voz fue dominante. – No perderás nada en contestarle, si las cosas no van como esperas educadamente puedes colgarle.

-Pero madre...

-Charlotte hazlo por tu nueva vida.

Leticia me dio el teléfono celular y se marchó atrás de mi madre. Me quedé en el jardín por un instante y miré el celular. No estaba con los ánimos para soportarlo, pero tampoco podía dejarlo pasar, en algún punto de mi vida volvería a verlo, así que podría ser ahora o después y ser mayor el caos.

Inhalé y me puse el teléfono en la oreja.

-¿Si?

-Eva, un gusto escucharte. – Lo podía imaginar con una sonrisa en la cara.

-¿Disculpe?

-Soy yo Frederick, ¿Harás como si no conocieras mi voz?

-Lo lamento, pero estaba ocupada y no escuche cuando te anunciaron.

-He leído los tabloides, ¿Te casas cierto?

-¿Puedes decirme a que llamas? – mostré mi enfado.

-Vaya, pensé que el compromiso te mantendría alegre, pero veo que no. ¿Todo bien?

-¿Tienes algo que decirme?

-Pasaba para felicitarte, pensé que no te habías comprometido conmigo porque no estabas preparada, pero creo que no estabas lista para alguien de tu clase.

-¿Disculpa?

-Te creí más lista, pero solo eres una princesa igual de tonta que las demás.

-¿Te estas escuchando? Tu madre es una princesa.

-Nena, pero yo soy el futuro monarca en regir, mi madre solo será consorte. Eso nos da mucha diferencia.

-No puedo creer lo que estas diciendo.

-Ni yo lo de tu compromiso con ese idiota profesor. ¿En verdad me dejaste por ese? ¿Tu profesor? Vaya si que saliste una colegiala metida dentro de los pantalones de su profesor solo para poder aprobar.

-¡No te permito que me hables así!

-Es lo menos que te mereces después de dejarme en ridículo.

-Yo nunca planee nada de lo que tu cabeza se creaba.

-Seamos sinceros, ambos terminaríamos casados fuese por amor o por lazos diplomáticos.

-Estas equivocado, no vivimos en un mundo donde ahora todo son lazos diplomáticos, somos una generación moderna. Lamento que tus ideas sean ellas y que tu país tenga que lidiar en un futuro contigo.

-Me he dado cuenta de que eres una ingenua sin saber como se mueve esto.

-Creo que tu eres una persona déspota que no conoce nada del amor y la ética.

-Si por lo menos nos hubiéramos acostado una vez sabrías con quien estarías mejor.

-No me vuelvas a faltar el respeto en toda tu maldita vida.

-¿Apoco crees que ese estúpido profesor alguna vez podrá saciarte como yo?

-Afortunadamente nunca nos acostamos y hasta el momento James te lleva la ventaja.

-Eres una hija de puta.

-Y tu un maldito cretino que cree tenerlo todo a sus pies.

-Se lo que quiero y lo obtengo.

-Te has cruzado con pared y gracias a Dios siempre estuve cuerda como para meterme contigo.

-Pudiste tenerlo todo conmigo. Ahora solo serás uno del montón. Felicidades, estúpida.

-No pienso tolerarte más y solo deseo que en un futuro logres recapacitar.

Colgué y traté de mantener la respiración a la normalidad. ¿Cómo aquel hombre que lo consideraba mi amigo pudo convertirse en un monstruo? ¿Qué había pasado? Caminé en busca de Leticia para ordenarle no volver a pasarme las llamadas de Dinamarca.

Llegué a mi habitación y vi entrar y salir a varios guardias con enormes ramos de flores.

-¿Qué es todo esto? – Traté de hacerme un espacio en la habitación.

-Lo han enviado todos los miembros de otras casas reales y algunos funcionarios, esto es como una forma de felicitarla. – Leticia trataba de arreglar todos los adornos para que hubiera una forma de caminar por el dormitorio.

-¿Y es necesario en mi habitación? Pueden ponerlas alrededor de todo el palacio.

-Comúnmente se ponen en todo el palacio para un recordatorio de que pronto estaremos de fiesta y seremos anfitriones, pero la reina ha dado instrucciones de que exclusivamente se queden en su habitación.

La idea de que mi compromiso no era felicidad compartida se instaló en mi cerebro.

-Esta bien, no hay problema. – Respondí sin importancia. - ¿Puedo hacerme cargo?

Leticia y Carla, junto con los guardias se quedaron mirándome como si hubiese dicho algo malo.

-Creo que sí. Además, son sus primeros regalos de compromisos. – Leticia respondió algo confundida.

-Bien, entonces que por favor suban todas las flores a mi habitación y no trates de acomodarlas para que haya un espacio donde caminar, que los guardias los dejen donde crean convenientes, si mi dormitorio se llena y siguen llegando más, por favor que los envíen a la sala del té.

-Pero alteza...

-Tenemos dos salas, ¿no? Escogeré la de color verde, cuando terminen solo que me notifiquen, iré con mis padres. – Caminé a la salida.

-Alteza...

-Ah y por cierto Leticia, toma. – Le entregué el celular. – Si llaman de Dinamarca, en especial el príncipe Frederick no te atrevas a pasármelo, ni a decirme que ha llamado. Si lo haces tendré que sustituirte. ¿Entendido? – Hablé molesta.

-Si alteza.

No miré atrás y fui a la caballeriza, necesita salirme de todo aquello. No solo Frederick era una piedra en el camino, sino que también mi abuela. Pedí ensillar mi habitual caballo y me monté sin dar las gracias como comúnmente lo hacía. Con el galopeo mis primeras lágrimas salieron. Mantener la felicidad a veces era un caos.  

El caballo cabalgó a una velocidad mayor de la normal. ¿Por qué cuando todo parecía ir bien tenía que complicarse? ¿Por qué mi felicidad no era compartida? ¿Por qué tenían que salir personas en mi contra? ¿Qué tenía de malo el amor?

Quise recordar momentos felices en mi vida antigua, cuando era una pequeña y corría por todos los pasillos del palacio, quise recordar los momentos en donde la abuela me abrazaba y me daba besos por toda la cara. Quise regresar el tiempo atrás pero solo veía llegar caos y más caos. Parecían que los recuerdos felices se habían borrado. 

Detuve el caballo y baje, grité al silencio y me arrodille de dolor. Sentí que los sueños de tener una familia perfecta se desvanecían, el amor podría ser la mejor de las experiencias, pero no en mi caso. Golpee el pasto y maldecí mi vida, maldecí vivir aquí, nacer aquí. Me dispuse a llorar, a sacarlo todo.

-¡Eva! – Escuché a Nicolás detrás. - ¿Qué tienes? ¿Qué te sucede? – Su respiración agitada mostraba que había corrido. - ¡Eva!

Sentí desvanecerme. 

-¿Estará bien? – Escuché la voz preocupada de mi madre.

La luz de la habitación comenzó a molestarme. Me incorporé en la cama.

-Solo ha sido un episodio de estrés.

-¡Eva! – Nicolás se acercó a la cama.

-¿Qué ha pasado?

Miré a mis padres preocupados, un doctor, la abuela y a Nicolás sosteniéndome la mano.

-Te has caído del caballo, llegue a tiempo.

-¿Qué? – Pequeños fragmentos vinieron a mi cabeza. Y un dolor de cabeza se hizo presente.

-No, no... no trate de hacer esfuerzo alguno. – Nicolás evitó que me tocara la cabeza.

-Ha venido el doctor, dice que no ha sido nada grabe, pero necesitas algo de reposo.

-No, no... esto bien. – Me quité las sabanas.

-Es mejor que te recuperes, lo ha dicho el médico, no queremos que el servicio se altere o salgan rumores. Quédate en cama. – Lo último se escuchó como una orden de parte de mi abuela. – Doctor, lo acompaño. Se ha despertado no hay nada más que hacer aquí. 

Nos quedamos los cuatro a solas en la habitación.

-No me he caído. – Fue lo primero que pronuncié.

-También lo dude, has sido buena jinete. Pero Nicolás dijo que vio cuando te caíste. – Papá habló.

-¿Me seguías? – Mire a Nicolás.

-Había llegado para hablar contigo y solo te vi cruzar camino a las caballerizas que te seguí, pero cuando tu caballo aumentó la velocidad creí perderte y cuando por fin te alcancé te vi en el suelo.

-No sé qué me ha pasado, pero no me he caído.

-El doctor ha dicho que la caída pudo ser por algún mal paso del caballo o que esto se deba a un golpe de estrés. Por que al revisarte no encontró ninguna fractura o algo que podría sospechar a ser algo peor.

-Estaba enojada y frustrada cuando salí al cabalgar.

-¿Qué ha pasado? – Mi padre se sentó a mi lado.

Recordé la llamada de Frederick y la reacción de la abuela con las flores.

-Nada. – Dije para no preocuparlos. – Solo que lo de la boda me ha puesto mal, es todo.

-¿Por qué no lo pospones si no estas segura?

-¿Qué? No papá, James y yo nos amamos y deseo estar con él, si no lo pueden aceptar...

-No Eva, no he dicho eso, solo que mírate, desde que lo has anunciado has estado mal. Todos aquí queremos tu felicidad, solo que nos preocupa tu salud.

-Estaré bien papá, solo son pequeños episodios, trabajaré en ello.

-Mi niña estamos aquí para hablarlo, ¿Lo sabes verdad?

-Si y amo demasiado que estén ayudándome. – Me levanté. – Iré a mi habitación tengo cosas que poner en orden. Nicolás, ¿Vamos?

-Hija, ¿Estás segura? Necesitas reposo.

-Si mamá, estaré bien. Nicolás me acompañará por el resto de la tarde.

Nicolás enganchó nuestros brazos.

-Cuídala muchacho. – Mencionó papá y ambos salimos de la habitación de mis padres.

-¿Por qué no haces caso y te quedas en cama?

-Necesito arreglar otras cosas.

Llegamos a mi habitación y aquello era un jardín. No había lugar por donde pudiésemos pasar.

-¿Estás son las otras cosas? – Nicolás se sorprendió.

-Si. – Lo miré. - ¿Me ayudarás?

-¿A qué?

-Repartiré estas flores entre todos los asistentes del palacio. Que todos tengan un bonito día al verlas.

-Pero son muchos empleados. ¿Crees que serán suficientes?

-Entonces comenzaremos a dar una por una.

-¿Es enserio?

-¿Acaso estoy bromeando?

Recogí un ramo y leí la nota.

Muchas felicidades Su Alteza Real, por su compromiso.

Que vengan más dichas en su vida.

-Primer ministro.

Bueno, las flores no se desperdiciarían. Le entregué el gran arreglo a Nicolás y desprendí tres rosas rojas, ambos caminamos fuera de la habitación y a todo personal que veíamos pasar le regalaba una rosa. Cada uno mostraba una expresión facial diferente. Pero todos andaban por el palacio con su flor en el traje.

Tomé aire en el marco de la puerta, subir y bajar mas de cinco veces nos mantenía mas agotados que salir a correr. La habitación comenzó a verse vacía. Levantamos otro arreglo floral y antes de salir me llamó la atención un conjunto de rosas negras. Mire el adorno pensando que era parte de mi imaginación.

Me acerqué y las levanté. Las inspeccioné, estaban unidas con un lazo y debajo de una caja circular con el mismo color. Miré la nota que sobresaltaba encima de ellas y la leí.

Felicidades por el compromiso.

Espero que disfruten su luna de miel

¿Fue buena idea decirle a prensa antes no?

Quise compartir la felicidad con todos.

¿Por qué solo la premisa a la familia?

Besos a los pajaritos enamorados.

-XX

Me quedé helada al leer la ultima parte. Mi cuerpo tembló, maldito hijo de puta. James debía saber esto.

-Eva, ¿Todo bien?

Arrugué el papel entre mis manos.

-Si, si...

-¿Ocurre algo?

-No, solo que... estas flores...

-¿Por qué alguien enviaría rosas negras?

-No tengo idea. Pero ya las llevo yo. Les tengo un lugar especial.

Salimosde mi habitación y al llegar a la cocina las deseché en el primer bote de basura. 

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