Capitulo 23
-Hoy estaré toda la mañana en el despacho, ¿Segura que no te aburrirás? Puedo dejar mis pendientes para otro día.
-James, tranquilo, llamaré a mis amigos tendremos mucho que contarnos.
-¿Saldrán algún lugar? Puedo contratarte un chofer.
-Estaremos aquí, ni siquiera sabrás que hay mas personas dentro del departamento. – Laura levantó los platos del desayuno de la mesa.
-Cariño, deseo que te sientas lo mas cómoda posible si necesitas algo por favor házmelo saber.
-Tenerte a mi lado por toda la casa es mas que suficiente.
Me besó el dorso de la mano.
-Laura te encargo a la señora Diamond. – Se levantó de su asiento.
-No se preocupe señor.
-¡Oye! Habíamos discutido que no seria la señora Diamond, ser Charlotte me basta.
-¿Y que te parece señora Acker?
-James...
-Esta bien, esta bien, me rindo, retomaremos el tema cuando estés lista. – Me besó – Te dejo, tengo muchos papeles que atender cualquier cosa no dudes en tocar la puerta.
-Arregla tus asuntos no saldré por la puerta.
Presiono un botón en su celular y escuché mencionar el nombre de su hermano, nuestra mañana era distinta, él con su trabajo y yo con una reunión con mis amigos en su departamento.
-¿Alguno de ustedes esta ocupado por la mañana? – Llame a Susana y Sebastián al mismo tiempo.
-No querida, ahora mismo me preparo para ir a mi recamara, ha sido la peor resaca de mi vida.
-¿Y tú susana?
-Ella esta a mi lado Charlotte.
-¿Se han quedado juntos?
-¿Por qué lo sospechas? Mis padres no están y ayer la fiesta en mi casa se excedió.
-Por favor no me digas que terminaron teniendo una orgia.
-¿Por quien me tomas Charlotte? No, ayer solo hice un trio, comencé con algo leve.
-¡Sebastián! No puedo creer tu cinismo.
-No iba a dejar que me levantaras falsos. Y ¿bien? ¿A que debemos tu llamada?
-¿No puedo llamarlos de vez en cuando?
-Es raro de tu parte.
-Vengan a la dirección que les enviaré, tengo buenas noticias.
Les envíe la ubicación del departamento por mensaje.
-¿Estas en Canadá? ¿Por qué no lo dijiste antes? Pude hacer la fiesta en tu honor.
-Lo que les tengo que decir es muy importante, ¿Vendrán o se quedarán con la intriga?
-Llegaremos en una hora, debemos ir presentables.
-Solo vengan rápido. – Colgué y caminé a la cocina. – Laura, ¿Puedes preparar aperitivos para cinco personas? Solo vendrán mis dos amigos, pero tienen resaca y comen como si no hubiera un mañana.
-Si quiere puedo prepararles una bebida que les ayudara señora...
-Charlotte, solo Charlotte.
-Esta bien, Charlotte.
-Y en cuanto a lo de la bebida, te lo agradecerán.
Mire a mi alrededor y todo me parecía extraño, la primera vez que llegue aquí no había pensado en que este se convertiría en mi nuevo hogar de casada, recuerdo ayudarlo a instalarse porque eso era parte de mi castigo y pasar momentos de vergüenza, a pesar de que algunos colores en los muebles y la cocina habían cambiado, todo seguía en el mismo lugar, el piano, la sala, las decoraciones; el ambiente era otro.
Subí a nuestra habitación y comencé a meter nuestras pequeñas mudas de ropa dentro de las maletas, ambos sabíamos que solo nos quedaríamos una noche en el departamento, pero Laura insistió en poder acomodar nuestra ropa en el armario, James no se había opuesto a su decisión, pero me causaba conflicto decirle a Laura que debía empacar todo de nuevo, así que, con mi tiempo libre, me tomé la libertad de hacerlo.
-Si no te llamo, daría por hecho de que te has fugado con hombre buenas cogidas. – La llamada de Nicolas me tomó por sorpresa.
-Hola Nicolas, un gusto escucharte de nuevo ¿Cómo estás? ¿Bien? Me alegro, también estoy bien, no puedes imaginarte lo cansado que es el viaje y todo lo que me ha sucedido. – Respondí en sarcasmo.
-¡Ay Eva! Por favor no te hagas la formal ahora mismo, me dijiste que me llamarías todos los días y apenas sé de ti.
-No he tenido tiempo.
-Tiempo es el que yo no tengo, ¿Cómo esta eso de que nos veremos en Noruega mañana por la mañana? Tenia planes por realizar y me lo has fastidiado.
-¿Ir a lugares en donde vas a beber hasta perder el conocimiento es mejor que saber lo que te tengo para decir?
-Si, últimamente tus charlas solo se basan en las indecisiones que tienes en la cabeza. Ya te lo he dicho ¡Vive tu vida con el hombre buenas cogidas! ¿Y cómo para qué iríamos a Noruega exactamente a vernos?
-Esta vez no te voy a hablar sobre una indecisión que tengo, es algo mucho mas importante. Y también se lo diré a mi hermano al mismo tiempo.
-Tienes mi atención, ¿No piensas dejar tu titulo ahora mismo sin decirle a la abuela verdad?
-No, eso no Nicolás... bueno tal vez aún no. Pero lo que debo decirte si es sumamente importante.
-¿Y porque no pudiste escoger un día extra para visitar a tu hermano? Mañana es nuestro último día y no podré encontrarme con mis amigos antes de irnos a Italia, no pretendo regresar a casa sin antes desestresarme.
-¿Qué tipo de estrés puedes cargar sobre tus hombros? ¿No te han bastado estos cuatro días para decir que has liberado estrés por todas partes?
-No, no es suficiente y ya deberías saberlo, había quedado con unas amigas de Gio para mañana en la noche en mi hotel, tenía pensado hacer un trio, las españolas se notan que mueven muy bien las caderas, aunque hoy estaré con una latina y espero que me sorprenda.
-¿Por qué no he colgado aun y sigo escuchando tus relatos sexuales?
-Por que debo desahogarme con alguien de mis planes cancelados, dudo mucho que tu hermano me quiera presentar a amigas de su esposa para pasar el rato.
-¿Cuándo comprenderás que debes sentar cabeza?
-Nunca, el matrimonio solo es para personas ordinarias, yo soy un Dios del olimpo que ha encarnado en una familia religiosa.
-No somos tan religiosos.
-Pero si nos prohíben todo, si no fuera por mi rebeldía a este punto es probable que todos fuéramos vírgenes.
-¿Estas diciendo que salvas a la monarquía de tener una vida ordinaria?
-Estoy diciendo que, si yo no te llevara por el mal camino, ahora mismo vestirías sotanas.
-¿Por qué nos hemos desviado del tema importante?
-¿Por qué te alteras cuando se trata de un tema sexual?
-Creo que es mejor colgar. Te veré mañana, espero que no llegues tarde, mi vuelo saldrá en la noche.
-Estaré antes que tú. – Soltó un suspiro.
-Te quiero, no olvides que esta reunión es importante por favor.
-Si Eva, he dicho que iré, crudo, pero iré. Te quiero.
Ambos colgamos y supe que por lo menos el apoyo de Nicolás lo tenía sobre mi lado.
-Alteza Real, Príncipe David, ¿Puedo hablar con usted? – La otra línea contestó al primer timbre.
-Eva, eres mi hermana, sabes que las formalidades no hacen falta. Y por supuesto tengo todo el tiempo del mundo. – Lo escuché levantarse.
-¿Puedes cancelar cualquier plan que tengas mañana por la mañana? Debo decirte algo muy importante.
-¿Qué es tan importante?
-Lo sabrás mañana si puedes atenderme.
-Eva, me estas poniendo nervioso, ¿Se trata sobre la familia? ¿Pretendes dejar el palacio a espaldas de la abuela? ¿Has cometido una infracción ante la prensa? ¿Hiciste algo que no esta permitido?
-¿Por qué Nicolás y tú piensan que dejaré el palacio sin anunciar antes? No se trata sobre nuestra familia, bueno no por el momento, es algo que solo me concierne a mí.
-¿Entonces por qué no lo dices por teléfono?
-¿Me estas diciendo que no puedo ir a verte?
-No es eso, sabes que siempre tendrás un lugar en casa, pero esta petición tuya es repentina y me intriga saber que es. ¿Se trata sobre papá y mamá?
-No y para que estés tranquilo, estoy en Canadá, ayer cené con ellos y están enterados, y aunque les marques y les pidas que te digan lo que ha pasado no lo harán, se los he pedido y ellos han estado de acuerdo.
-Me comienzo a preocupar, tengo dos opciones en mente y desearía que una no fuera realidad.
-Para que estés tranquilo, no, no estoy embarazada y no, no me voy a casar con Frederick.
Escuché un suspiro en la otra línea.
-¿Te quedaras una noche? Para que pida que preparen tu recamara.
-Aun no lo sé, no te puedo confirmar nada, todo depende de como reaccionen, le he pedido a Nicolás que nos veamos en Noruega, ¿Te molesta?
-No, claro que no, te enviare unos guardias que vayan por ti al aeropuerto.
-No hace falta, llegaré sin que nadie sepa que estoy ahí.
-Eva, ya no eres una chica anónima, ya todos te conocen.
-Confía en mí esta vez por favor.
-Si algo sale mal, todos se enojarán.
-Si quieres puedes enviar camionetas de seguridad, yo después te aviso que pasará.
-Está bien, aun así, debo enviarte a alguien para que te indique el camino, no estamos en el palacio oficial de Noruega, Isabella y yo nos hemos mudado recientemente a la residencia de Skaugum.
-Está bien, te llamaré cuando aterrice.
-Cuídate Eva. Te quiero.
-Igual hermano, te quiero más que la última vez.
-¿No iban a llegar tus amigos?
James y yo nos encontramos en la cocina.
-Si, pero creo que van a llegar tarde. ¿Te has tomado un descanso? – Revisé mi celular por quinta vez.
El timbre sonó y Laura fue a abrir.
-Solo he venido por algo de tomar. – Levantó el vaso con agua de frutas.
-Charlotte, los espera en la cocina. – Escuchamos a Gail decir.
James y yo volteamos hacia donde provenían las voces y mis dos grandes amigos hacían acto de presencia.
-Susana, Sebastián, veo que la han pasado fatal. – Me reí ante su viejo truco de ocultar su borrachera, las gafas oscuras. – Pasemos a la sala por favor.
-Buenos días, James. – Menciono Sebastián y Susana solo sonrió.
James levantó su vaso en forma de saludo y sonrió burlón.
-¿Les ofrezco algo de beber? – Laura llamó su atención.
-Laura por favor sírveles algo para la resaca. – Mencioné al ver su estado critico de la mañana.
Sebastián y Susana se sentaron en los sillones y recargaron su cabeza, se encontraban fatales, la noche debió estar tan buena.
-Te deseo éxito si es que ellos te ponen algo de atención, se nota que se la pasaron mejor que nosotros ayer. – James se rio.
-¡Déjalos tranquilos! – Respondí riéndome. – Espero que con la noticia por lo menos se les baje un poco la borrachera.
-Te amo. – Menciono dándome un beso en los labios.
-Y yo a ti. – Lo vi marcharse a su despacho.
Me senté al lado de mis irreconocibles amigos.
-¿Para que nos has llamado tan temprano? – Susana habló.
-¿A que hora terminó la fiesta ayer?
-Hace dos horas.
-Me asombra que aun aguanten tanto.
-Hemos perdido el ritmo.
Laura llegó con las bebidas y le di las gracias.
-Tómense eso, Laura lo ha preparado exclusivamente para ustedes, se deben sentir mejor.
Ambos a regañadientes hicieron caso y elogiaban el sabor, al terminárselo por lo menos tenía un poco mayor su atención.
-¿Por qué no avisaste que vendrías?
-Es un viaje de paso Sebastián, hoy mismo regreso a Europa.
-¿Qué hacemos en el departamento del profesor? – Susana se quitó las gafas.
Titubeé un momento.
-Hemos decidido que era mejor establecernos en un lugar donde nadie podría sospechar mientras tomamos nuestro siguiente vuelo.
-Pensé que el último lugar donde buscarían seria en casa de tus padres.
-Hemos estado ahí anoche.
-¿Han estado ahí? ¿Tus padres ya saben sobre su relación?
-Debian saberlo, esto era importante.
-¿El qué? – Sebastián interfirió.
Les mostré el anillo. Y su reacción tardó en aparecer. Susana chillo de felicidad y Sebastián se quedó estupefacto.
-¡No lo creo! ¿Es real?
-Si, nos hemos comprometido.
-¡Vaya chica! Apenas te hemos visto y mírate ahora, nos sorprendes con esta noticia.
Ambos miraron el anillo.
-Esto ha de haber costado una fortuna. – Sebastián miró cada detalle.
-Charlotte, ¿Cómo pasó? ¡Cuenta los detalles! – Susana se puso cómoda.
-Estuvimos unos días en casa de sus padres, fue romántico, estábamos celebrando su cumpleaños y solo lo dijo y por supuesto acepté. – Sonreí al recordarlo. – Esta vez estamos haciendo las cosas bien.
-Que manera mas resumida de contarnos un gran acontecimiento.
-¿Qué les puedo decir? Tuvimos flores, una buena cena, la luna nos acompañó en todo momento, se hincó y lo dijo, pronuncio palabras demasiado bellas y lo pidió, lloré y le dije <<Sí>> su familia nos felicitó y cenamos todos juntos y al día siguiente partimos para decirles a mis padres.
-¿Qué han dicho tus padres?
-Mamá lo aceptó, fue difícil con papá, al principio estaba enojado, pero después se dio cuenta que lo mejor era estar apoyándome, soy su hija, un padre no debería estar enojado con su hija por buscar su felicidad.
-Tenemos muchas cosas que organizar, la despedida de soltera, la boda, el vestido, los adornos, ¿Seremos tu sequito de honor verdad?
-Aun no me he planteado la idea de la boda Sebastián, tenemos muchas cosas que arreglar ya saben, la corona y todo eso, aunque no me iré para atrás, por primera vez voy en busca de mi felicidad y si los términos con la corona no terminan bien, entonces tendremos que buscar otra alternativa.
-Es cierto no lo había contemplado, se me olvida que ya no eres la chica ordinaria.
-A veces también lo olvido Susana.
-¿Has tomado en cuenta ese dicho, <<Casamiento apresurado, arrepentimiento asegurado>>? - Susana se encogió de hombros.
-Estoy segura de que esta vez lo estamos haciendo bien y además no creo en esas cosas.
-¡Susana que cosas dices! Yo si creo en tu amor cielo, y doy por seguro que vivirán juntos por la eternidad y su amor perdurará todos los tiempos.
-Recemos porque así sea.
La mañana pasó en un cerrar y abrir de ojos. Mis amigos y yo platicamos sobre todo lo que había pasado en mi ausencia, las novedades en la universidad eran las mas entretenidas, resulta que Sebastián se había ligado solo por diversión a uno de nuevo ingreso y el joven había quedado clavado con el desde la primera cogida y Sebastián solo le daba largas para poder deshacerse de él y no lo conseguía hasta que lo invitó a un club privado de gays y el hombre quedó enganchado con otro. Lucía seguía haciendo de las mismas, solo que esta vez estaba en cuerda floja, sus trucos comenzaron a tener defectos y la mayoría de los docentes masculinos ya no le daban importancia, aunque últimamente ella no parecía estar interesada en su recta final en la carrera. Se rumoreaba que estaba saliendo con un hombre adinerado que le daba los lujos de su vida. En sus redes sociales últimamente estaba viajando por Europa. Mi sentido de alerta se despertó. Por otra parte, el sistema de la universidad había cambiado y desde el momento en que inesperadamente mi personalidad comenzó a cobrar fama, el campus comenzó a tener mas demanda de alumnos para estudiar sus materias.
A finales de año mis amigos terminarían su carrera universitaria y si sus planes se concretaban podrían estar trabajando en las instalaciones de algún departamento de COOLBRUSH en Londres. Me sentía feliz por ellos, en una parte estarían juntos cumpliendo sus sueños, y podría sentirme orgullosa de decir que ellos eran mis amigos, a pesar de que ambos eran algo irresponsables con su vida cotidiana, por lo menos estaban triunfando en lo laboral.
Nos despedimos con abrazos y con que estaríamos mas en contacto que antes, teníamos una boda que planear y por supuesto, una despedida de soltera que sin aceptar ellos ya estaban organizando.
Como si nuestra vida ya fuera de esposos esperé a James para la hora de comer, Gail nos deleitó con un gran par de platillos, le conté a James un poco de todo lo que Susana y Sebastián me habían comentado, le dije sobre mi intuición con Lucia y me dijo que solo eran especulaciones, que no debíamos preocuparnos ella ya no era una amenaza para nosotros, tal vez ya se había encontrado a un tipo de su mismo nivel y eso era lo que presumía.
-¿Aun deseas ir a ver a Julián?
-Pensé que no lo mencionarías.
-Te dije que te llevaría y no pienso hacerte promesas vacías, aunque no me agraden.
-Sé que te cuesta demasiado verlo, pero es solo un amigo, tus celos ya deberían quedar de lado.
-Mientras estemos en el mismo lugar no puedo estar tranquilo.
-Yo siempre estaré a tu lado.
-Lo sé cariño, de eso no hay duda alguna. Sube por los abrigos, y tus cosas, enviaré solo unos documentos a mi hermano y nos vamos.
-Gracias. – Le apreté la mano y me levanté para hacer lo que él había dicho.
Nos metimos al auto y James manejó sobre la carretera de las principales calles del centro de Vancouver, en minutos nos unimos a la autopista que nos conectaría con nuestro destino. Kitsiliano era un lugar precioso, estaba conectado con el mar y tenía un gran número de habitantes, las casas conservaban ese toque característico de apariencia canadiense. El verde predominaba por todas partes. La mayoría de gente llegaba a esta ciudad después del retiro pues la gran ciudad quedaba atrás. El motor se detuvo ante una impresionante casa de dos pisos con una gran extensión de tierra. El sol estaba en su punto alto y me había arrepentido de traer pantalones de algodón. Por supuesto los abrigos quedaron en el auto y aunque una nube parecía acercarse para opacar al sol, el calor era indescriptible.
Toqué el timbre. Parecía no haber nadie en casa. Volví por un segundo intento.
-Creo que no hay nadie, deberíamos irnos, el calor es inmenso.
James volteaba a todas partes.
-Tal vez está ocupado con algo, apenas hemos llegado. – Hice un intentó más y Julián salió a recibirnos.
-Bueno parece que si estaba. – Comentó con un bufido James.
-Charlotte, ¿Eres tú? – Julián se sorprendió al verme.
-¿Quién mas sino? – Me abrazó.
-¡No esperaba verte! Adelante, pasa. – Miró a James. – Profesor... no lo esperaba por aquí. – Miró a ambos. - ¿Vienen juntos?
-No, nos hemos encontrado en la puerta. – Rodó los ojos y le proporcione un codazo.
-Si, hemos llegado juntos.
-Pasen entonces, lamento no estar presentable. – Se encontraba con ropa veraniega. – Pero no me imaginaba tenerlo por aquí.
-No te preocupes estamos solo de paso, he venido para saludarte. No te había visto desde que me fui a Italia.
-Si fue un cambio repentino, de nuevo. – Nos sentamos en el sofá - ¿Desean algo de beber?
-¿Qué tienes para ofrecer? – James comenzó a caminar por la habitación.
-Agua esta bien. – Le sonreí a Julián y el desapareció por otra puerta. - ¿Puedes dejar de ser tan arisco? Solo es un amigo.
-Un amigo del que no me fio.
-A veces me planteo si hago lo correcto.
-¿Me estas diciendo que vamos a romper por él?
-Te estoy diciendo que te comportas como un crío. Solo compórtate.
-Haré mi esfuerzo.
-Charlotte, ¿Sabías que mis padres están aquí?
-No tenía idea – Recibí el vaso. - ¿Cómo están tus padres?
-Bien, se han mudado conmigo, estuve en Londres en la Universidad de Cambrigde por un tiempo y cuando pude compre esta casa que aun le debo al banco por supuesto, pero me gusta más este ambiente que las grandes ciudades, ¿Has tenido tiempo de ver los alrededores?
-No, apenas hemos llegado, me alegra que tengas este hogar para establecerte, y que tus padres estén contigo, me daría gusto saludarlo, espero verlos antes de irme.
-Ellos también desean verte, miraron las noticias cuando anunciaron tu regreso a Italia y se sintieron mal por no poder despedirse la segunda vez.
-Si, fue repentino para todos – Miré a James. – por eso he venido, quería darte las nuevas buenas y poder platicar un momento.
-¿Tus padres como están? Hablé la ultima vez con ellos cuando te fuiste, fue curioso como me enteré en la universidad – Miró de reojo a James. – Y para asegurarme quise pasar a tu casa, saludé a tus padres y nos quedamos charlando por un rato.
-Veo que tiene un gran patio trasero. – James interfirió.
-Así es mi padre lo diseñó a su gusto, ¿Deseas conocerlo Charlotte?
-Claro, recuerdo lo buen jardinero que es tu padre, gracias a el tuvimos un intento de casa en el árbol, aunque su sistema de seguridad no era tan bueno, solo de recordar las veces que debíamos subir y bajar por una cuerda me duelen las manos. – Ambos reímos.
-Esta vez no tenemos una casa del árbol, pero mi padre ha decidido darle un toque moderno, te lo enseñaré.
Los tres salimos al patio por una puerta corrediza y era cierto esta vez se había lucido el señor Bracamontes. Tenían un espacio de descanso hecho con madera, había flores de todos los tipos por todas partes, el césped era tan verde que dejaba una sensación reconfortante. Nos sentamos en los sillones de jardín azul marino y admiré la vista.
-Tu papá tuvo una gran idea en hacer tu patio trasero, me gusta.
-Es el lugar de papá y mamá. Ambos pasan horas en la mañana admirando el sol sobre las flores.
-Me imagino, es tan relajante estar aquí y más con estas temperaturas de Vancouver.
-Últimamente se ha convertido en nuestro lugar para las comidas.
-Mandaré a papá a visitarte, nuestros padres tienen mucho que contarte y por supuesto nuestras madres adoraran esto. Creo que en la empresa de papá buscan alguien que se haga cargo de un proyecto en unas nuevas residencias, tu padre sería el indicado para hacer la parte trasera.
-Es una buena idea, solo espero que lo acepte, aunque le gusta tener sus días libres a veces lo veo añorar su trabajo y ambos sabemos que es muy testarudo para aceptar que le hace falta algo.
-Estoy de acuerdo, hablando de trabajo ¿Tienes uno? Digo por lo que has mencionado de la casa.
-Estoy esperando respuestas para la universidad de Japón, he metido solicitudes como un aprendiz, no sé si me acepten lo han solicitado miles de personas más.
-¿Y por qué no quedarte en la universidad de Vancouver? Tienen plazas vacantes ahora que han incrementado la demanda, ¿Verdad James?
-Así es señor Bracamontes, además usted ya esta familiarizado con el personal, es obvio que tendría un lugar de trabajo.
-No lo sé, señor Diamond, no me había planteado la posibilidad y es que además a quienes conozco ya no están ahí o se irán pronto.
-Es mejor. Puedes formarte una carrera sin precedentes, James puede hablar con el director y preguntar si hay vacantes ¿No?
-Puedo hacerlo. – Respondió apretando los dientes.
-No me gustaría molestar además por el momento ayudo como asesor en línea y me gusta. Estaré bien por unos meses más.
-Reconsidera mi propuesta ¿Va?
-Esta bien Charlotte. – Sonrió.
El timbre volvió a sonar y se disculpo para ir abrir.
-¿Qué es eso de buscarle trabajo por mi cuenta?
-Ya lo hiciste una vez, no se que te cuesta hacerlo de nuevo.
-Aquella vez era por obligación, ahora no y más cuando coquetea con mi chica a mis ojos.
-¿Empezarás de nuevo?
-Solo dile lo que venías a comentarle y nos vamos.
-¡Eva! Que gusto verte de nuevo. – La señora Bracamontes me saludó con los brazos abiertos. – Mírate jovencita la última vez que te vimos estabas tan pequeñita y corrías por nuestros jardines llena de lodo detrás de Julián.
Me reí.
-Eran buenos tiempos, me alegra volver a verla, Julián me acaba de decir que se han mudado, si tuviera tiempo los invitara a un tour por la gran ciudad y los llevaría a casa de mis padres.
-¡Oh no te preocupes muchacha! Es un gran honor que te volvamos a ver, ¿Cómo le va la vida de casado a tu hermano? A él sí solo lo hemos visto por televisión, creo que ser rey le ha asentado.
-También lo veo poco, pero envía saludos, algún día podrá venir a visitarlo y pueden conocer a su esposa.
El señor bracamontes se unió a nosotros.
-¡Jovencita! Es una sorpresa tener aquí, Julián no nos aviso nada, sino mi esposa podría prepararte una gran tarta de chocolate como las que te gustaban, ¿Recuerdas?
-¡Esas tartas eran una maravilla! Tendré que regresar para probarlas de nuevo.
-¿No te quedaras?
-No, lo lamento, pero solo he venido de paso, he venido para visitar a Julián un momento, debo regresar a los deberes.
-Lo comprendemos cariño, a la próxima solo avisa para tener listo un gran festín. – Pronuncio la mamá de Julián.
-Solo con una rebanada de ese delicioso pastel me sentiré satisfecha. – Les sonreí.
-¿Y usted es...? – El papá de Julián miró a James.
-Papá él señor es... - Quedó a medias la explicación de Julián.
-Oh, perdón, es tu guardia de seguridad. No lo había pensado. – respondió señor Bracamontes.
-No, no, creo que han mal entendido, es mi prometido.
-James Acker, un gusto. – Estrechó las manos con los señores Bracamontes. E incluido Julián lo miraron estupefactos.
-¿Estas comprometida? – Julián rompió el momento.
-Si, apenas lo estamos haciendo formal. Solo que quería que los mas allegados se enteraran primero.
-¡Vaya que sorpresa! Muchas felicidades Eva, no puedo creer que la pequeña se nos case. ¡Mira Julián te están ganando! – dijo su madre.
-Felicidades a ambos, Eva y señor Acker. El matrimonio es un paso muy importante, aquí el amor perdura para toda la vida.
-Muchas gracias a ambos. Son de alguna manera también parte de mi familia.
-No lo puedo creer aún. – Julián parecía unir las piezas. - ¿Ustedes... dos? ¿Esto lo saben todos?
-La noticia oficial apenas será emitida y es posible que tarde un poco. – Sonreí a medias. – Son casi los primeros en enterarse.
-Nos dará un gusto verlos en nuestra boda. – James me abrazó por la cintura y Julián lo miro.
-Sin pensarlo, estaremos ahí. No nos perderíamos nuestra primera boda real.
-Gracias.
-¿Julián que te pasa hijo? No he visto que felicites a nuestra increíble novia.
-No es eso mamá, sino que... - Su vista parecía perdida. – Estoy asombrado al igual que ustedes, felicidades a ambos.
Me abrazó y James y no dejaba de mandar señales amenazadoras a Julián. Estrecharon manos, Julián le dio las felicitaciones y James contestó con un seco <<gracias>>.
-Lamento cortar el gran momento y no poder quedarnos más, pero tenemos un vuelo en pocas horas. – James pronunció sin apartar la vista de Julián.
-¡Oh claro! No se preocupen, será en otro momento entonces que nos podremos ver y mantener charlas largas.
-Los acompañamos a la salida.
-Acomodaremos de mientras la despensa hijo, ve con ellos.
Abracé por última vez a los señores Bracamontes y dije esperar verlos en mi boda con sus sonrisas de orgullos padres, porque eso era para mí como mis segundos padres al cuidarme de pequeña y abrirnos la puerta de su hogar a mi familia cuando no conocíamos a nadie.
Julián nos acompaño a la salida y el ambiente se tensaba cada vez más.
-Solo quería despedirme esta vez de una manera correcta y decirte que lo siento por irme repentinamente ambas veces, eres un gran amigo, eres como un hermano más y lo sabes. – Lo abrace.
-No hacía falta Charlotte y además sabes que siempre termino perdonandote todo como cuando rompiste mi juguete favorito.
-Lamento eso también. – Comencé a reír.
-Señor Bracamontes, nos vemos. Un placer volver a verlo. Espero que pueda ser aceptado en la universidad de Japón.
-Muchas gracias, señor Diamond. Y de nuevo muchas felicidades, Charlotte se me merece ser feliz, no lo olvide.
-Lo tengo muy en cuenta. Por eso le he pedido matrimonio. Amor nos tenemos que ir. – James se encaminó al auto.
-Bueno, creo que te volveré a ver en la boda.
-Así será Charlotte. Cuídate, sabes que siempre puedes contar conmigo.
-No lo olvido.
Nos abrazamos por última vez y algo me decía que se había roto algo, nuestra amistad no, pero tal vez si una pequeña esperanza. Regresé al auto, James cerro la puerta y se montó en el lado contrario. Puso el motor en marcha y dejé atrás un recuerdo más.
El silencio a casa fue persistente. Ninguno de los dos tenía intención de hablar, James debía darse cuenta de sus errores, los celos eran injustificados, ambos sabíamos que nos teníamos uno al otro, ¿Por qué hacer escenas? Llegamos al departamento y como pareja disgustada cada uno salió por su lado.
-¿Seguirás callada? – Me detuvo a mitad de la sala.
-¿Seguirás desconfiando de mi palabra? – Voltee a verlo.
-No desconfío de ti, desconfío de él.
-James, estoy comprometida contigo y te he declarado mi amor de muchas maneras, no entiendo como Julián o cualquier otro pueda hacer cambiar mi opinión.
-Compréndeme Charlotte, nunca he querido a nadie más como tú ahora mismo y con la simple idea de poder perderte en cualquier segundo me atormenta.
Le tomé la cara entre las manos.
-Pues no deberías tener desconfianza, me tienes y creo que ese es un logro del que siempre sentirse orgulloso, ambos nos amamos y eso nos debe bastar.
Lo besé. Y respondió de manera rápida apretándome a su cuerpo por la cintura.
-Soy un maldito hijo de puta con suerte y si no fuera porque debemos estar en el aeropuerto ahora mismo, te haría mía aquí y en todas las paredes.
-¿Por qué esperar?
-¡A la mierda el avión!
Me reí y mi espalda tocó la pared, de manera desesperada nuestros cuerpos buscaban el amor del otro.
Dos horas más tarde estábamos abordando el avión que nos llevaría a nuestro nuevo destino. Noruega, en un mensaje rápido le envié mi hora de salida a mi hermano, confirmé que Nicolás se acordara de su hora de vuelo, tomé una bocanada de aire y recé para que todo siguiera en marcha. Que las cosas buenas siguieran pasando.
El auto que había sido asignado para recogerme en el aeropuerto por la parte privada nos esperaba a los pies con un chofer. El chofer al ver a James le dijo que lo esperaba un auto detrás para llevarlo a él y a los demás, al parecer pensaba que James era parte de mi seguridad personal, así que lo corregí en su error, diciéndole que era parte de la familia y no había problema. El chofer no convencido pidió disculpas e hizo su trabajo de llevarnos a la residencia de mi hermano.
-¡Eva! – David me recibió con los brazos abiertos.
-¡David! Te he extrañado tanto.
-Y yo a ti pequeña. – Nos separamos y miró a James.
-Que sorpresa verte James – Estrecharon manos y se abrazaron. - ¿Cómo es que llegaron juntos? ¿Esta es tu sorpresa Eva?
-En sí es otra sorpresa. Pero hemos venido juntos.
-Creo que tengo una idea, solo espero que me lo confirmes. – Me sonrió cómplice.
-¿A llegado Nicolás?
-Si, esta adentro con Isabella.
Caminamos los tres por los pasillos que nos trasladaban de una sala a otra dentro de su residencia. Llegamos a lo que parecía ser una sala.
-Isabella, hola. – Abracé a mi cuñada.
-Eva, un gusto tenerte aquí, una sorpresa sin duda. – Miró a James.
Ambos se saludaron con formalidad.
-¿Puedes decirme porque estamos aquí tan temprano?
-También me alegro Nicolás. ¿Cómo estuvieron tus pequeñas vacaciones?
-Eva, no me gusta esperar y lo sabes.
-Eres tan descortés. No hemos pasado ni a tomar un té y te estas quejando.
-Podemos empezar por el desayuno si quieren. – Isabella se mostró de anfitriona.
-Te lo agradezco Isabella y perdona la lengua suelta de Nicolás.
-No hay problema – Sonrió – Creo que me estoy acostumbrando. – Con formalidad se retiró de la sala para pedir que prepararan la mesa. Me quede a solas con los tres hombres.
-Vaya, veo que has tenido en que entretenerte estos días, señor buenas cogidas, ¿Qué tal? ¿Han aprovechado el viaje?
-¡Nicolás!
-Un placer volver a verlo señor Nicolás. – Se estrecharon manos.
-¿Señor buenas cogidas? – David rio ante el apodo.
Me cubrí la cara con las manos.
-Verás, este hombre sabe como hacer gritar a tu hermana en...
-¡Nicolás cállate!
-Creo que lo he entendido. – David seguía riéndose.
-Juro que te mataré saliendo de aquí. – Señalé a Nicolás.
-Eva, creo que ya no eres aquella joven que visité en Canadá, algunas cosas cambiaron ¿No es así?
-Ni se te ocurra decir una palabra.
Los tres hombres se rieron ante mi expresión alarmante.
-El desayuno esta servido... ¿Desean...? Creo que me he perdido de algo, ¿Todo bien?
David la beso en la frente.
-Chistes de familia, amor. – Me miró cómplice. – Pasamos al comedor por favor.
Cada uno tomó su lugar en la mesa.
-Así que... ¿Podremos dejarnos de misterio?
-Prefiero que desayunemos, ¿Podemos? Tengo un hambre atroz.
-Me asombra viniendo de ti, claro, cualquiera que hubiera tenido mucha acción en la noche tendría hambre en la mañana para recargar pilas.
Le aventé mi servilleta a la cara a Nicolás. Los hombres volvieron a reír.
-Bueno, bueno, mejor desayunemos en paz. ¿Cómo les fue en su viaje en solitario?
El desayuno dejó de girar alrededor de mi vida sexual, y se enfocó en cosas de la monarquía, los viajes, las visitas, nuestro papel como futura imagen de la monarquía, el éxito de las giras, las viejas anécdotas de mi hermano y James, ya que ellos se conocieron por un corto tiempo en la universidad. También David preguntó sobre las fiestas a las que había asistido Nicolás. Todos compartíamos alguna información, aunque fuera simple, éramos una pequeña familia.
Terminamos el desayuno y era el momento de dar las noticias.
-Bien, creo que ya les debo una explicación.
-Es hora te estas tardando. – Nicolás mostró su caro reloj.
Rodee los ojos sin prestarle atención.
-Como ustedes saben James y yo teníamos una relación en secreto cuando nos encontramos, y nos era imposible poder hacerlo formal por circunstancias que no debieron suceder... y bueno... hoy no solo venimos como pareja de manera formal, sino que... nos acabamos de comprometer. – Les mostré la mano con el anillo.
David, Isabella y Nicolás se quedaron callados.
-¿Es cierto esto? – David no se lo creía.
-Si, he ido a Canadá para la aprobación de papá y he querido llegar aquí personalmente para compartir la noticia.
-¿En qué momento sucedió todo?
-Lo planee en secreto. – James respondió. – Nos comprometimos en casa de mis padres al inicio de estas pequeñas vacaciones.
-La verdad me quedado sin palabras, pero claro que lo celebraremos. – David se levantó y me abrazo. – Felicidades pequeña, verás que en este nuevo capitulo de tu vida todo será mejor, te mereces la mayor de las alegrías. – Se separó y miró a James. – En cuanto a ti, si le vuelves a romper el corazón a mi hermana, tendrás a todo un reino pisándote los talones.
-Eres uno más apuntándose a la lista, tendrás que esperar turno. – James se rio y recibió el abrazo de mi hermano con los buenos deseos.
-¡Muchas felicidades cuñada! Te seguro que en esta nueva época vivirás en una burbuja completamente.
-Muchas gracias, Isabella, esperemos todo vaya a mejor.
-Así será. – Nos abrazamos y después le dio los buenos deseos a James.
-¿Tú no dirás nada?
-Me has dejado mudo. Pensé que su relación solo seguiría siendo secreta.
-Todos debemos crecer alguna vez Nicolás. Ven aquí. – Lo abracé. – Aunque ya estoy comprometida no dejaré de ser tu cómplice.
-Muchas felicidades Eva, te lo mereces y aunque sé que pronto tendrás que dejar el palacio para hacer tu vida, ten por seguro que te iré a molestar todos los días a menos que hombre buenas cogidas no te deje respirar. – Lo último dijo en susurro solo para los dos.
-Nunca cambias, ya deseo ver a la que te traiga corta en unos años.
-Nunca cariño, nunca. – Me besó. - ¡Vaya hombre! No has perdido el tiempo ¿Cierto? – abrazó a James.
-No podía resistirme a no dormir un día más con Charlotte.
-¡Ese es mi hombre! Siempre pensando en la acción. – Le guiño un ojo y lo felicitó por el compromiso.
David pidió que nos trajeran una botella de Champan y brindamos por mi compromiso.
-Eva no es por querer arruinar el momento, pero ¿Sabes que procede ahora verdad?
-Si, notificarle a la reina y esperar su aprobación.
-Quiero que sepas que pase lo que pase tienes mi apoyo en lo que decidas.
-Lo sé hermano, solo que disfrutemos el momento y que las malas cosas lleguen después.
-James, hermano, tengo la mejor idea de despedida de tu vida. – Nicolás llamó la atención de todos.
-La verdad es que yo... no soy de fiestas.
-¿Pero que dices amigo? Te puedo asegurar que esta te va a encantar y va a superar por mucho a la de David.
-Es mejor mantenerse a raya James. – Rio David.
-Tu déjalo todo en mis manos y ya verás.
-No puedo imaginarme que tienes que ofrecer. – Contrataqué.
-No tienes ni idea. – La sonrisa de Nicolás me daba una pista de lo que pensaba.
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