Capítulo 18
Lo vi asomarse. James había regresado con una bolsa de medicamentos y posiblemente una prueba de embarazo. Sin decirnos nada, me entrego la prueba y puso las pastillas en la mesita central.
Camine al baño, leí el instructivo y como si aquello fuese imposible, mi cuerpo se rehusó a orinar. La prueba de embarazo no podía llevarse a cabo.
-James. – Apenas audible para ambos caminé hacia él.
-¿Cuál es el resultado?
-No he podido.
Me miró extrañado.
-En la farmacia me han dicho que solo debes orinar en ella, ¿Acaso me dieron una mas compleja?
-No, no.... Digo que no puedo hacerlo porque no tengo ganas. - Me miré las manos.
-Ven. – Me tomó las manos. – Estas temblando. Siéntate, te serviré un poco de agua.
Corrió a mi mesita de noche, sirvió algo de agua y regreso a mi lado, me obverso tomar un poco del vaso y posiciono una silla de frente a mí.
-¿Crees que esté embarazada? – Pregunté mirando el vaso entre mis manos.
-No lo sé cariño, al igual que tú estoy nervioso, sorprendido y asustado. – Me tomó las manos y se hincó. – Pero de lo que si estoy seguro es que pase lo que pase estaré contigo siempre, porque te amo tanto que mi corazón no aguantaría perderte.
-James. – Comencé a llorar. - ¿Sabes que esto nos traerá problemas verdad?
Se sentó a mi lado, me retiró el vaso de las manos y me abrazó.
-No pensemos en nuestro futuro Charlotte, ese es tan incierto como el resultado de la prueba que tienes en las manos, mejor pensemos en nuestro ahora y mi presente me dice que te amo tanto.
-James, por favor, esto es importante, ¿Si sabes que podría pasar?
-Shhh – Me beso la coronilla – No te mortifiques querida. Te aseguro que si alguien se llega a interponer entre ambos no será suficiente para separarnos, tendrían que matarme para decidir que no pueda estar contigo.
-Si esto sale positivo, ¿Qué haremos? – mire la prueba.
-Lloraremos de alegría y rezaré todas las noches para que sea niña. Tan parecida a ti. Nunca le faltará nada, velaré día y noche por los dos, o tres, o cinco, o siete, los que sean.
-¿Te das cuenta que todo se pondrá peor aunque sea uno y tu piensas en tener siete hijos?
-Charlotte, contigo pienso en cantidades, no me importa si son hasta doce hijos los que tenemos, contigo siempre me enfrentaría ante cualquier problema.
Me mordí el labio.
-Cuando pienso que por fin hemos avanzado algo, se presentan más problemas y tengo miedo.
-No te preocupes, siempre estaré aquí, siempre andaré contigo.
Me besó, uno de aquellos besos que solo transmitían paz y tranquilidad. Mi momento de conocer el resultado había llegado y no importara cual fuese, ya sabía que ambos nos queríamos y eso era más que suficiente.
Pasaron cinco minutos y no me atrevía de ver el resultado y mucho menos salir del baño, algo me decía que me desmayaría en cualquier momento. Rezaba de nuevo para que todo fuese una pesadilla.
Me armé de valor, me detuve ante el espejo y miré el resultado <<NEGATIVO>> era la frase que correspondía al significado de una rayita en la prueba. Me derrumbé y, mi corazón dejo de latir tan de prisa y sentí que podía tener algo de calma. James entro en el baño, me miró y con la cabeza le dije no. El suspiro como si eso le estuviese preocupando, me levantó en brazos y me dejó sobre la cama.
-Tiraré eso cuando sea posible. – Se guardo la prueba con su caja en el pantalón. – Traeré tus pastillas, no te muevas, espérame aquí.
Como si aun me quedaran fuerzas después de todo lo que pasamos. Lo vi volver con dos pastillas en mano y un vaso de agua. Me las tomé de prisa, el cansancio me invadía y ya no quería seguir amortiguando mi estrés. Lo miré alejarse y quedarse en la silla de momentos atrás.
-¿No dormirás conmigo hoy?
-No creo que sea conveniente Charlotte, ha sido un día largo, descansa, además mi deber es velar por ti.
-Ven aquí, si te quedas conmigo cerca me sentiré mejor.
Sin repetirlo, James se quito el traje y se metió en la cama a mi lado, dormimos abrazados uno frente al otro. Su corazón aun palpitaba de prisa y su respiración era rápida.
-Estaba seguro de que sería positiva. – dijo sin más.
-No lo ha sido, todo llegará en su momento.
-Nuestro futuro me paso por la cabeza como una escena demasiada rápida. Nosotros, con el pequeño de camino, lejos de todo, escondidos entre los paisajes más recónditos, amándonos y no dejar que nadie te haga daño. Visualicé todas mis opciones y la más placentera fue la de estar lejos de todo esto.
-¿Hubieras deseado que fuera positiva?
-No ahora cariño, no cuando las aguas comienzan a calmarse.
-Yo tampoco, debemos resolver mucho. – dije adormilada.
-Duerme cariño, hoy ha sido el día más agotador de tu vida. – Me beso la coronilla y mis ojos se cerraron que apenas lo escuché.
Leticia me levanto con su ritual mañanero, lanzando ordenes sin cesar. Miré a mi alrededor desorientada.
-¿Qué es lo que has dicho?
-Debe levantarse el medico no tardará en llegar, comuniqué a la casa real que su estado de salud era delicado y han otorgado la visita de un médico, necesitamos conocer cual es el veredicto de sus síntomas.
-Pero ayer... - Mire a mi alrededor. Ya no estaba James y las pastillas tampoco en la mesa.
-¿Ayer que alteza?
-No, nada.
-Bien entonces es hora de bañarse, en poco tiempo el medico estará aquí, iré a su recibimiento, la dejo sola.
Después de todo el caos de la noche anterior me costaba asimilar lo que se avecinaba, un médico, un nuevo diagnostico o probablemente el mismo y el problema no parecía desaparecer. Hice lo que Leticia ordenó y en poco tiempo, estaba sentada con el desayuno esperando a dicho doctor.
-Alteza, él es el medico que la revisará hoy.
Me levanté al verlo entrar en la habitación.
-Alteza un gusto. - Estrechamos las manos.
-El gusto es mío. – respondí por cortesía.
Hice un ademán con la mano para indicar que nos podríamos sentar.
-¿Le parece si iniciamos?
-Por supuesto.
Leticia retiró la charola del desayuno y el medico comenzó con las preguntas rutinarias.
-¿Cuáles son sus síntomas?
-Vómitos, mareos, falta de energía y mucho cansancio.
-¿El desayuno ha sido su ultima comida?
-Por el momento sí.
-¿Le ha producido asco algún alimento?
-No.
-¿Ha estado bajo presión últimamente?
-Un poco, ir de viaje no me es costumbre.
-¿Consumió algún alimento en mal estado?
-La cena fue carne a termino medio y no es de mi agrado.
-¿Es alérgica a algo?
-No.
-Bueno, por las respuestas me puedo guiar a dos opciones, la primera, aunque no estoy seguro es que podría ser un embarazo – Leticia se sorprendió, deseaba que la tierra me tragase. – Y la segunda un cuadro de estrés problemático. El estrés a veces se presenta de distintas maneras. Pediré que le realicen unos estudios de sangre son más confiable y podremos saber que le pasa.
-¿Los resultados tardaran en llegar?
-Si se necesitan tan urgentes pueden ir a la clínica.
-Doctor no hay tiempo de ello, pediremos que hagan las muestras aquí, muchas gracias.
-Alteza un placer, me retiro.
-Adelante. - Respondí en forma descortés, el doctor en vez de darme buenas noticias, parecía verlo todo tan complicado.
Leticia acompaño al médico, regresó a la habitación y solo hizo unas llamadas, me miro poco a la cara y no intercambiamos palabras.
-Le realizaran la prueba pronto, no podemos perder tiempo.
-Leticia si la prueba de embarazo es negativa, ¿Se puede omitir avisarle a la reina? Hazlo por mí por favor, te lo digo como una amiga cercana, no como tu jefa ni como un superior, no podría seguir aguantando mas problemas.
-Altezas no son cosas que se les debe ocultar a la reina. – me miró – Me lo pensaré.
-Gracias.
Como si todo fuese en cámara rápida llegaron los enfermeros encargados de la prueba, me quitaron algo de sangre, se retiraron y en menos de una hora los resultados ya estaban en nuestras manos, el medico regreso y leyó cada una.
-Alteza, la prueba de embarazo es negativa. – Deje de contener el aire. – La receta que le daré contendrán los medicamentos que se debe tomar para que su estrés disminuya, es probable que la carne a termino medio haya empeorado la situación, le recomiendo que maneje su estrés con regularidad y si es posible no coma cosas de la que no esté acostumbrada, debería cuidarse.
El medico dio instrucciones con Leticia y se marcho de forma rápida. Leticia dijo que mandaría a alguien por los medicamentos, que de momento descansara.
-Leticia, ¿No se lo dirás a mi abuela verdad? - Supliqué con la mirada.
-Tranquila alteza, por el momento solo descanse. - Posó una mano sobre mi hombro, un gesto rápido, pero significativo.
-Gracias. – Su respuesta era un seguro no. Leticia lo decía con la mirada, ambas nos conocíamos.
Mis días como visitante de honor en Suecia siguieron iguales, nadie se enteró del suceso, no sospechaban nada y la gira seguía marchando de maravilla. Las revistas no dejaban de emitir fotos de los príncipes de Italia haciendo el mejor debut de sus vidas y a pesar de estar en países diferentes todo se construía en elogios.
-Alteza, la visita de hoy será en el océano. – Mi cuarto y casi ultimo día había comenzado.
-¿Estaremos todo el día?
-Será nuestro medio de transporte para conocer las montañas y paisaje que nos regala Suecia.
-¿Vestido o pantalón?
-Llegaremos en vestido, abordaremos y nos adentraremos en pantalón con deportivas.
-¿Cuántos minutos tengo?
-Media hora, el automóvil estará listo. Iré por unos preparativos, regreso por usted.
-Gracias.
Prepare la ropa adecuada a utilizar al descender del barco, conocía muy poco del paisaje de Suecia, mi cerebro explorador se activo y mi entusiasmo cambió. Me duché y me cambié por un vestido de mangas y largo a la rodilla en color crema con flores, ramas y algunas hojas como diseño resaltaban la belleza de la tela, un abrigo azul celeste con cuello alto cubría el vestido, los tacones a juego esta vez eran de color carmesí. El equipo de peinado y maquillaje optó por un estilo causal, el cabello suelto en ondas y un maquillaje apenas descifrable.
Faltaban unos minutos antes de partir, el quipo se había adelantado al barco, mientras esperaba la llamada de Leticia.
-¿Cómo estás? – Nicolas llamaba desde Dinamarca.
-Cansada, quiero que esto termine.
-Somos dos, desde que cortaste con tu novio todo ha ido en peor. Tus exsuegros se han mantenido al margen, pero tu exnovio desea saber las razones por las que lo dejaste no pierde oportunidad en querer quitarme algo. Y estoy a nada de golpearlo. Deseo ya irme y no regresar.
-Perdón por hacerte esto, deseaba terminar con la gira para poder arreglar mi vida personal, pero cada vez se hace más grande.
-No me importa pasar estos malos ratos, de todas formas, me divierto.
-Solo un día más y podemos volver, solo una vez más sonreír y darlo todo. Tengo que irme, te dejaré por esta vez, si es posible hablamos en la noche, aunque lo dudo. Esto me agota.
-Al llegar a Italia no me verán por una semana en ningún palacio.
-Ya lo presentía.
Leticia tocó la puerta y esa era mi llamada. Colgué y seguí con los planes de la gira.
Diez minutos en el auto bastaron para recargar baterías y salir a dar una visita más.
-Majestad. – Reverencia. – Un gusto volver a estar con usted.
-Alteza, sea bienvenida.
-Majestad – Reverencia. – Buenas tardes.
-Alteza, buenas tardes. – La reina respondió cortésmente.
-Alteza, un gusto. - El príncipe y yo solo intercambiamos saludos de mano con besos en la mejilla.
Al tomar asiento en la proa del yate, el integrante mas pequeño de la familia se nos unió inundando el formalismo de diversión. Saludo tímidamente y se refugio en los brazos de su madre.
-Alteza, ¿Le apetece algún aperitivo? Están dentro por si desea tomar alguno.
-Gracias majestad, después de usted.
Todos los asistentes nos levantamos y nos acomodamos en el pequeño salón que se ubicaba dentro del yate, una mesa rectangular se adornaba de distintas meriendas para disfrutar, postres de todos los sabores, colores y tamaños.
La más pequeña, no dudo y corrió por una rebanada de pastel de chocolate. Todos reímos ante su inesperado grito de satisfacción al saborearlo.
-¡Oscar ven! ¡Debes probarlo! – Sus labios contenían mas chocolate que la propia rebanada.
-Gracias pequeña, pero creo que esta vez me abstendré consumimos demasiadas rebanadas la ultima vez. – Contestó su hermano.
-Princesa, ¿Usted quiere probar? – Me tomo por sorpresa.
-Por supuesto, me ha dado envidia al verte disfrutarlo.
-Anda, Matilde, ¡Corre! ¡La princesa ha dicho que sí! – Grito con alegría.
Quien al parecer se llamaba Matilde, me sirvió una rebanada aún mas grande que el de la pequeña y le agradecí al tenerla en mis manos.
-Esta deliciosa, no te has equivocado. – Contesté a la niña al probar un poco.
-Se los he dicho, no hay mejor pastel que el de nuestro chef, ¿No te da envidia no tenerlo?
-¡Claro que sí! ¿Dónde podré conseguir un pastel más rico que este? - le sonreí.
-No te preocupes, te enviaré cajas de pasteles de chocolate hecho por nuestro chef, ¿A que sí papi? - Miró al rey.
-Claro, pequeña. Venga, creo que es hora de que tomes tus horas de descanso, Naty te hará compañía.
-¿Por qué no me puedo quedar con ustedes? – Respondió con pucheros.
-Porque debes guardar las energías cuando andemos caminando por la naturaleza, ¿A que no es una mejor idea que quedarte con nosotros y escuchar platicas aburridas? - El rey le hizo un gesto de desagrado.
-Está bien papi, iré a dibujar con Naty.
La pequeña y su niñera se entretuvieron jugando en un cuarto adjunto al nuestro mientras nosotros dábamos paso a las charlas importantes. El rey se ausentó por otros problemas mientras que los asistentes restantes decidimos cambiar el tema de conversación.
-Alteza, ¿Su viaje ha sido satisfactorio?
-No puedo quejarme, estar en Suecia han sido unos buenos días al igual que el inicio de mi viaje por África, todo este mes fuera del palacio me ha dejado grandes experiencias.
-Al conocer nuevos lugares, siempre es bueno tener experiencias que después nos enseñaran más de lo que creemos.
-¿El viaje con sus primos verdad alteza, la relación se hizo más fuerte?
-Sin lugar a duda el viaje nos unió más de lo que estábamos, fue una experiencia agradable convivir con Nicolás y Carlos en el mismo avión fue lo máximo.
-Conozco el sentimiento, siempre es reconfortante viajar en familia. Por cierto, ¿Sus padres como están?
-Siguen en Canadá majestad, llegan de visita de vez en cuando a Italia.
-Mis felicitaciones a tu hermano por su boda, recuerdo el día estaba muy feliz, ¿Ha regresado de su luna de miel?
-Se les daré majestad, ahora mismo está involucrado en los asuntos de estados de Noruega, estoy feliz por él.
-Iniciar una familia siempre será el mayor reto y a la vez la mayor felicidad. Le he pedido a Oscar que ya encuentre a la indicada, no es lo mismo tener a la pequeña Victoria que a los nietos.
-Mamá no creo que a su alteza le interese el tema – Oscar salió a la defensiva.
-No estoy diciendo nada malo Oscar – Lo miró seria - ¿O acaso cree usted que me equivoco?
-Creo que todo llega en su debido tiempo majestad.
-Opinamos lo mismo alteza. – Oscar defendía su honor.
-Los tiempos son cortos, recuérdenlo. Y más cuando encuentren a la persona ideal.
-Majestad, altezas – El servicio interrumpió nuestra plática. – Llegaremos en cinco minutos a tierra, ¿Desean ingresar a los dormitorios?
-Gracias por avisar, princesa Eva, mi asistente la guiará al dormitorio donde la esperan.
-Gracias majestad. – Me levanté. – Con su permiso – Seguí a su secretaria.
Al ser un yate, no había mucho por donde caminar, así que el llegar al dormitorio principal solo era cruzar pasillo, dentro se encontraba Leticia, mi equipo de maquillaje y Peinado y dos guardias de seguridad.
-¿Han pasado todo el viaje dentro? – Fue mi primera reacción.
-Así es alteza, es protocolario.
-Cada día siento que sé menos del protocolo.
-No se preocupe usted solo debe conocer su protocolo, el de nosotros es indispensable. ¿Comenzamos con el cambio?
Asentí. Con la ropa elegida por Leticia me adentré al pequeño cuarto de baño adjunto a la habitación y me dispuse a cambiar atuendo. Unos Jeans, una blusa básica, una chamarra café y botas para escalar, eran la pieza clave de hoy.
Regresé con los demás miembros del equipo y las joyas fueron desprendidas para ser guardadas, leticia con suavidad colocó un paliacate en la muñeca izquierda en forma de vendaje y en la mano derecha una pulsera de tejido trenzado azul marino adornada la muñeca.
-¿Por qué el paliacate si no estoy lastimada?
-Es señal de aventura, aunque no se requieran joyas para la ocasión debemos acompañar nuestro atuendo con accesorios acorde a la ocasión.
Me asombré por su respuesta, al ver lo mucho que ella conocía de protocolos, me sentía pequeña a su lado, estaba a punto de cumplir un año de regresar a mis raíces y aun me faltaba mucho por aprender.
El trabajo del equipo de peinado y maquillaje lo encontré innecesario, el maquillaje fue retocado solo al natural y mi cabello esta vez se encontraba acomodado en una coleta alta, sentía pesado el cuero cabelludo, la perfección de la coleta recogida no quedaba como Marco deseaba.
-¿Alguien tiene alguna banda para el cabello?
-¿Para que requiere una banda alteza?
-Es para que me la coloque en la cabeza y esta ayude a detener lo cabellos sueltos que se quieren evitar ser vistos.
-Creo que tengo una en la maleta – Aseguró Marco – Solo que no creo que combine con el atuendo.
Al abrir su maleta de mano, rebuscó por cada bolsillo hasta encontrar la banda delgada para el cabello, esta era en tono rosa pastel y se veía gastada, como si se hubiese utilizado por muchos años.
-Nos tendrá que servir. ¿Puedes ajustarla con pasadores?
-Debemos suplicar únicamente para que aguante el recorrido y no resbale.
Acto seguido Marco me puso la banda elástica, la sujeto con pasadores y al verme en el espejo, me encontré con una princesa completamente diferente. Esta versión utilizaba pantalones ajustados, una chamarra neutral, botas para montaña, una banda elástica sobre el cabello levantado en una coleta, un paliacate en una mano y una pulsera artesanal en otra. Cualquier critico que me quisiese poner en prueba sobre que no soy una chica común, esta seria su prueba para decir lo contrario.
Por fin pisábamos tierras montañosas, nos tocaba subir una pequeña rampa para poder llegar al inicio del recorrido. El lugar era completamente verde, aquel verde que en las imágenes siempre te dejaba muy impresionado por la naturaleza.
-Bien, creo que es hora. – El rey nos miró – Alteza.
-Después de ustedes majestades.
El rey junto con su esposa tomó de las manos a la pequeña Victoria para iniciar el trayecto.
-No, yo quiero ir con Oscar. – La decisión de la pequeña nos tomó por sorpresa.
Sin replica los reyes la soltaron y ella corrió a tomar la mano de su hermano.
-¿Te portaras bien cierto? – Oscar la miró.
-Si – rodó los ojos – Ya te he dicho que sí. Me compraras chocolates al terminar ¿Cierto?
Sus majestades lo miraron amenazado.
-Vicky, te dije que era nuestro secreto. – Oscar le susurró.
La niña sonrió y se encogió de hombros, sin lugar a duda, la pequeña era una traviesa y manipuladora de primera.
Seguimos nuestros caminos, los reyes primero, Oscar, Victoria y yo como segundos. El equipo de seguridad a nuestro lado y de cerca, así como los secretarios siendo los últimos. Al llegar a la cina de la pequeña colina un grupo de personas ya estaban esperando nuestra llegada. Los reyes saludaron y me indicaron que eran las personas encargadas del turismo en Suecia.
El suelo estaba un poco húmedo, así que debíamos caminar con cuidado, esto se debía a que al ser la parte montañosa estaba más propensa a precipitaciones por el ciclo del carbono. Las neblinas ya pasadas una hora exacta del día ocasionaban aquello y el cambio de temperaturas no ayudaba en que las condiciones para explorar fueran mejores.
Nuestra vista se definía solo en árboles de gran tamaño, frondosos, pinos, arbustos, troncos sin hojas, ramas por todas partes y aves volando a nuestro alrededor. Se podría decir que la naturaleza era digna de una postal, pero al verla con los ojos creaba un poco de inseguridad. Cualquier animal peligroso podría asecharnos.
Llegamos a un puente colgante y el viento soplo. Al otro extremo encontraríamos el final de nuestro viaje. O por lo menos eso pensaba. La pequeña Victoria me tomó de la mano y se aferró con los pies al suelo. La miré extrañada. Durante todo el camino no había dicho alguna de sus ocurrencias y escuchaba atenta, no soltaba a Oscar y con voz apenas audible decía lo que veía a los lejos.
-Oscar, tengo miedo. Estos puentes no me gustan. - Victoria se detuvo ante nuestra caminata.
-Vicky no podemos quedarnos aquí, sabes que debemos seguir a mamá y papá. – Le contestó en susurró para que nadie sospechara.
-¿Y si se rompe? ¿Y si me caigo? - Apretó con su fuerza la mano de su hermano y se ocultó detrás de sus piernas.
-Vicky, te sostendré no te preocupes nada te pasará. Vamos que ya estamos algo lejos de papá y mamá.
Oscar dio un paso, pero la pequeña se negaba a ser convencida. Me hinque a su altura, tal vez podría ayudar.
-¿Qué te parece si nos tomas de las manos muy fuerte y cierras tus ojitos y piensas algo bonito?
-Pero me da miedo, creo que se va a romper.
-Tranquila, eso no va a pasar, Oscar y yo te vamos a proteger, además si te da miedo el balanceo trataremos de caminar lo más rápido posible.
-Es muy largo no podré hacerlo.
-¿Te cuento un secreto? Al igual que tu estoy aterrada de miedo, he visto muchas películas, pero como somos princesas, no debemos temerle a nada, somos unas princesas muy valientes que nunca se rinden.
-¿Lo dices enserio? - Me miró con confianza.
-¿Qué si somos valientes y fuertes? Por supuesto, ¿O quieres que Oscar diga que ha sido el príncipe que nos ha salvado?
-No, le voy a ganar a Oscar en pasar rápido el puente, ya lo verá.
La pequeña se armó de valor y por iniciativa avanzó hacia su peor miedo, decidida y temblando un poco avanzó de manera constante, sin detenerse, nos estrujaba la mano hasta donde su fuerza daba y nos sonreíamos en forma de tranquilizarnos. Logramos alcanzar a los reyes al final del camino y nos encontramos con una sorpresa de niños que estaban haciendo voluntariado por parte de una escuela cercana.
Saludamos a los profesores y a los pequeños. Mientras los últimos estaban sumergidos en sus actividades nos envolvimos en una charla con los profesores, ellos nos comentaban que el colegio organizaba estas reuniones una vez por ciclo escolar, para que los niños pudiesen conocer su entorno, supieran de las maravillas que ofrece su propio país y que siempre deben mantener en cuenta que se debe cuidar el planeta.
El grupo de niños tenían diferentes actividades, unos hacían observaciones del lugar y anotaban en sus bitácoras, otros se entretenían jugando en el suelo, unos más recolectaban objetos que les parecían interesantes y unos más demostraban su lado artístico con fotografías y dibujos.
El objetivo de llevar a los niños era que tuvieran perspectivas diferentes de la vida y darles una motivación del porque seguir asistiendo a clases, la importancia que las materias brindaban para ser un profesionista o poder encontrar la paz interna.
Nuestro camino siguió, nos despedimos de los pequeños junto con sus profesores para seguir conociendo aquel camino estrecho lleno de naturaleza. Victoria quien mostraba en su mirada una imagen tranquila de princesa, en sus ojos se notaban que desea soltar la mano de su hermano y salir corriendo por toda la naturaleza.
Nuestro guía turístico se detuvo en lo que parecía ser un abismo o como la propia victoria lo había dicho "la cúspide del cielo".
-Esta es una de las mayores partes que los turísticas aprecian de este recorrido.
-Es maravillosa la vista, no puedo imaginarme ver el amanecer aquí, ha de ser uno de los mejores.
-No se equivoca alteza, las postales son hermosas. – Respondió nuestro guía.
-Majestad.
El servicio del rey hizo la señal para capturar la postal de nuestra visita.
-Muchas gracias Sr. Steve, el viaje ha sido agradable, llegar a estas alturas ha sido bueno.
-Un placer majestades, altezas por guiarlos hasta aquí.
Todos estrechamos manos y esa era la señal de que nuestro magnifico recorrido había terminado, los reyes emprendieron el camino cuesta abajo y los demás seguimos detrás.
-¿A sido bonito verdad? – Victoria comenzó a hablar sin parar. – Llegaré a la escuela diciendo que debemos tener un campamento aquí, Oscar, ¿Podemos venir acampar? ¿Por qué los señores nos siguen?
-Victoria al llegar a casa lo hablamos, ¿Si? Aun nos sobra un largo camino para llegar.
-¿Te ha gustado princesa? – Hizo caso omiso a su hermano.
-Me ha encantado, hace mucho no tenía una caminata tan larga, la naturaleza siempre me refresca.
-¿Tu si pedirás venir acampar, cierto?
-Si me fuera posible sí, pero por el momento me siento alegre de llegar hasta aquí.
-¿La próxima vez que vengas podemos acampar?
-Es probable, solo debemos convencer a los jefes. – Le guiñe un ojo.
-¿Ves Oscar? Deberías aprender de la princesa Eva, ella si acampará conmigo.
-¿Qué te parece si acampamos en el jardín de casa? Podemos pedir palomitas en nuestra casa de campaña.
-No, porque siempre termino despertando en mi cama. Además, aun me debes un tazón lleno de chocolates.
-Cumpliré nuestro trato si vas con nuestros padres y te mantienes en silencio, ya sabes que podemos hablar muy poco en reuniones.
La pequeña hizo una seña de cerrar la boca y corrió a tomar las manos de sus padres. Reímos al verla correr.
-No podría comparar nuestras situaciones Victoria es la princesa más joven entre todas las monarquías.
-Ha hecho un buen trabajo, aun siendo una niña se ha comportado de maravilla.
-Es buena haciendo tratos.
-Puede que en un futuro sea la mejor negociante.
-Mi madre opina lo mismo.
-Somos mujeres. - sonreí con satisfacción.
La temperatura comenzaba a descender y nuestros pasos eran más rápidos que al principio. Recorrimos el mismo camino de antes, el sol comenzaba a esconderse y no había mejor vista que aquella, para nuestro descenso los niños del colegio ya no se encontraban, al igual que todas las personas que nos habían recibido, el rey cargó sobre sus hombros a la pequeña Victoria al cruzar el puente de madera y ella muerta del miedo se tapaba los ojos. Llegamos a la entrada de nuestro camino y unas camionetas nos esperaban para abordar.
-¿No regresaremos en el yate?
-No alteza, las condiciones son algo difíciles de volver por el mar abierto, así que es preferible tomar la ruta de carretera.
-Vaya, la bajada me ha parecido más rápida.
Oscar verifico la hora.
-Hemos tardado menos en bajar, siempre la bajada es más rápida que la subida. ¿Le apetecería cenar con nosotros? Recordando que ya es su ultimo día oficial de visita, ¿Se marcha mañana cierto?
-Así es alteza, mañana salgo rumbo a Italia, lamento no aceptar su invitación, pero tengo una ultima reunión con el ministro. Es la cena de despedida.
-Discúlpeme a mí por el imprevisto, entonces quedará para la siguiente visita. Buenas noches Alteza.
-Buenas noches príncipe.
Oscar partió a su auto no sin antes tomar en brazos a su hermana que estaba quedándose dormida. Los reyes se acercaron.
-Alteza esperamos que este ultimo recorrido haya sido de su agrado y le deseamos el mejor de los retornos a Italia.
-Muchas gracias majestades, me he sentido como en casa, en esta estadía, no podría estar más que agradecida con nuestros encuentros, Suecia me ha dado mucho, Su majestad la Reina de Italia y yo estamos agradecidas por el recibimiento.
-Ha sido un placer alteza, nos pondremos en contacto pronto.
-Así será. Majestades.
Me despedí de ambos con reverencias y esperé a que se marcharan a sus autos, me subí al mío y junto con Leticia y mi equipo de seguridad partimos a nuestra última noche en la residencia del primer ministro.
-¿Mañana a que hora partimos? – Me envolví como oruga con la manta que había entre los asientos.
-A medio día alteza.
-¿Regresamos en el avión privado?
-Así es alteza, será el mismo protocolo establecido de llegada y de salida.
-Estoy contando las horas para regresar a mi cama y tomarme un día de descanso.
-Usted sabe que no existen días de descanso.
Rodee los ojos.
-¿Acaso no lo merecemos? En las noticias todo ha salido de maravilla, hemos estado un mes de Italia todo se ha hecho al pie de la letra, no encuentro mejor fama que esta para la casa italiana.
-La reina desea mantener una reunión urgente con usted al regresar al palacio.
-Ouh. – Fue lo único que pude decir y la tristeza me inundó, ya sabía cuál sería el asunto por tratar.
El camino de regreso por tierra me ayudó a pensar cual sería mi siguiente paso quedar, como me enfrentaría a la abuela y arreglaría esto de una vez por todas,como podría equilibrar mi vida, temía de mi futuro, pero aún más de mi presente. Los ojos comenzaron a cerrarse y mi respiración se volvió lenta. No había preocupación de paparazis pues esta vez todo esta polarizado y mi vida yano estaba en peligro hasta llega a Italia.
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