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Capitulo 10

Un valde de agua helada me despertó de salto.

-¡Pero que carajos!

Nicolas se encontraba a un lado de la cama agarrándose el estómago.

-¡Con que has sido tú! De esta no te salvas.

Salte de la cama para agarrarlo del cuello y propiciarle unos buenos golpes, pero se escapó de mi alcance y se puso a correr por la habitación.

-Alteza, feliz cumple... - Leticia se quedo a mita de canción al entrar en mi habitación.

Me quede en la mitad de mi habitación, observándola asombrada. ¡Yo misma había olvidado mi cumpleaños! Leticia traía consigo un pequeño panque de vainilla y una velita encendida.

-No me digan que hoy es mi cumpleaños.

-Eva hoy es 22 de julio.

Los mire asombrada. Nicolas comenzó a cantar "feliz cumpleaños" acompañado de Leticia y Carla que se había unido momentos después. Aun sin salir del pequeño trance me deje consentir. Carla me puso la bata para dormir encima del pijama y Nicolas me acerco a la mesa de mi habitación para poder apagar la velita.

Todavía sin salir de la sorpresa agradecí la molestia que se habían tomado Leticia y Carla por recordar el día. Nicolas no dejo de abrazarme y desearme el mejor de todos los felices cumpleaños. Como si no fuera poco hoy no solo la mucama estaba empeñada en consentirme más de lo normal, sino que los tres intrusos de mi habitación me obligaban a recibir muy buenas atenciones.

Me duche y opte por un vestido de flores con mangas de espagueti (las tiras muy delgadas) a la altura arriba de la rodilla, acompañado de unos zapatos de tacón con poca altura y el cabello suelto. Hubiera preferido mejor un pijama de pantalón de algodón largo pero mis encargados de despertarme se habían rehusado que lo utilizara.

Baje al comedor. Y al caminar por los pasillos todos me felicitaban por un día mas de vida, no había espacio que pudiese caminar sin escuchar un feliz cumpleaños. Apenas y llegue a la puerta anterior a la de mi habitación y las mejillas me dolían de tanto sonreír. No había sonreído tanto en mi vida como ahora.

-¡Sorpresa! – Me sobresalte al entrar al gran comedor. Que esta vez no era el habitual, sino otro mas formal.

Esta vez si que mi familia me había sorprendido y no por el hecho de gritar, sino porque toda mi familia se encontraba junta, hasta intrusos que aun no los consideraba familia. Mis padres y mis tíos estaban a los lados de la monarca. Mi hermano y su ahora esposa, al lado de ellos, claro, estaba Frederick, con su mejor traje y una sonrisa que decía mas de lo que podría expresar. Del lado contrario se encontraba Carlos y mi primo favorito que, sin esperar tiempo, rompió fila para abrazarme por quinta/decima vez. Si, ya había perdido la cuenta.

-Feliz cumpleaños de nuevo pequeña Eva. – Nicolas apenas y me dejaba respirar.

-¿Qué hacen todos aquí? – Seguia sin creérmelo, podría ser que aun estuviera soñando. - ¡Auch! – Grite.

-Por si crees que es un sueño, te he pellizcado para que veas que no.

-¿Gracias Nicolas? – Lo mire molesta.

-¿Acaso crees que nos perderíamos esta increíble fecha? – David me tenía entre sus brazos. – Feliz cumpleaños pequeña, te extraño tanto, que cada día sea mejor y que este cumpleaños sea inolvidable.

-Muchas gracias por estar aquí, te extrañe tanto igual. – Las lagrimas estaban por salir.

David me dio un beso en la frente y mi madre ahora se encargaba de secar mis lágrimas de felicidad.

-Mi vida hermosa, muchas felicidades. No sabes la emoción que tenemos tu padre y yo al verte crecer como una verdadera princesa. Eres todo lo que deseamos una vez, al igual que tu hermano y estamos orgullosos de ambos. Sigue siendo alegre y continua con tus sueños, no te rindas hija mía que ahora viene lo mejor.

-Charlotte, mi querida Charlotte. Deseo que este cumpleaños sea mejor que el anterior, que sigas ejerciendo un buen papel de princesa y que nunca olvides que detrás de todo esto hay una vida que también debes vivirla. Te amo tanto mi pequeña que al verte crecer me da miedo pensar que ya no eres la nena de papi. – Sonreímos ambos. – Si David, es el adoptado.

-¡Papa! Los escuche. – Todos reímos.

-Muchas felicidades sobrina, te deseo lo mejor en esta nueva labor de tu vida. Los mejores deseos y éxitos.

-Gracias Tío.

-Mi querida niña. Muchas felicidades, no sabes la alegría que tengo al saber que estas de nuevo celebrando los cumpleaños con nosotros, no tengo palabras suficientes para decirte lo contesta que estoy por ti, deseo que disfrutes este cumpleaños como nunca.

-Muchas gracias tía Ingrid, también me emociona que estén todos aquí.

-Feliz cumpleaños prima, sé que este debería ser nuestro momento informal pero ya esta en mi sangre, así que solo te digo que espero que en esta nueva etapa tengas todo lo que alguna vez deseaste y que sea el mejor de todos tus años, mucho éxito y no te rindas nunca, aunque la corona a veces sea muy estricta.

Me guiño un ojo y me dejo a cara con Isabella, mi cuñada.

-Hola Eva. – Le sonreí por cortesía – Se que no hemos tenido tiempo de compartir como cuñadas, pero te aseguro que mis intensiones son las mejores con tu hermano. Así que te doy las gracias en tu cumpleaños por darle unos buenos golpes cuando no sabia tratar bien a las niñas, porque ahora es el mejor hombre que cualquiera pudiese desear. Y por supuesto te felicito por tu cumpleaños número veintitrés por ser la gran chica que eres, has vivido mucho mas que yo y no por las edades, sino que has explorado un mundo diferente allá afuera y eso es admirable. Mis mejores deseos y mucha suerte en lo que te depara el futuro.

-Muchas gracias Isabella, tus palabras me asombran y no porque lo hayas dicho con sinceridad, sino que nos conocemos muy poco y creo que el tiempo de cuñadas no debemos posponerlo más, mi hermano escogió muy bien a su compañera de vida, solo te pido que lo hagas feliz siempre sin importar que a veces se porte como un asno.

Ambas sonreímos y la vi dirigirse a su amado.

-Querida nieta, hoy te concedo el honor de ser tu misma, se que este tiempo en el palacio ha sido difícil para ti, pero lo has logrado sacar adelante, has sido una digna representante de la corona italiana. Estoy dispuesta a conocer a la Eva de Canadá porque la Eva de Italia es magnífica, pero creo que la otra Eva lo es aún más. Mis mejores deseos querida y por favor no olvides que tu esencia es la que te define por quien eres. Leticia hoy tiene el día libre y tu igual, si quieres la agenda la puedes retomar mañana por la tarde, hoy y mañana hasta medio día no tienes porque rendirle cuentas a la corona.

-Gracias abuela, era todo lo que necesitaba. – La abrace fuerte y la bese en el cachete, hoy era mi mejor día.

Frederick fue el ultimo en venir abrazarme y no porque tuviera menos importancia, sino que ambos no sabíamos cómo tratarnos, ¿Cómo novios? ¿Amigos con derechos? ¿Solo amigos? ¿Nos podíamos dar besos? ¿Nos debíamos abrazar?

-Hola Eva.

-Hola Frederick, ¿Cómo estás? ¿Mi hermano te obligo esta vez?

-No Eva. – Se rio. – Llegue precisamente en la noche y tu primo Nicolas fue mi cómplice esta vez. He llegado solo sin guardias, ni secretarios, nadie, absolutamente nadie. – Me abrazo – Soy solo tuyo.

Me susurro en el oído y si el calor de las mejillas no me engañaba estaba roja como tomate.

-No debiste molestarte, muchas gracias por venir no sabes como lo aprecio.

Nos separamos por la intensa mirada de todos los presentes.

-No es molestia Eva, además es tu cumpleaños, debía estar presente, por cierto, no lo he dicho antes, pero muchas felicidades. Te he traído un presente espero no incomodarte.

-Claro que no, me gustan los regalos y las sorpresas.

Frederick me tendió una cajita de terciopelo rojo. En un momento mi cerebro pensó que esto seria una propuesta de matrimonio y mi corazón latió tan de prisa que pensaba desmayarme, pero abrió la cajita y un hermoso brazalete se encontraba reposando dentro. El brazalete estaba hecho de oro con finas líneas curveadas unidas por pequeñas bolitas de oro igual y entre cada unión colgaban pequeñas rosas con auténticos cristales swarovsky en color rosa con un pequeño tallo. Y entre cada rosa colgaban cristales de la misma marca en formas de gotas, solo que en colores blancos y azules celestes.

-Frederick es muy hermoso, muchas gracias.

-¿Puedo tener el honor de ponértela?

-Claro que sí.

Frederick con delicadeza me puso el brazalete en la muñeca y la contemple con admiración, me encantaba, brillaba con la luz directa del sol y era tan delgada que me gustaba. Era mi nueva pieza favorita.

-Tortolitos, ¿Ya podemos pasar a desayunar?

Nicolas como siempre inoportuno. Mis padres y hermano nos voltearon a ver con dudas en los ojos, y mas que eso David se encontraba molesto. Esta vez me sonrojaba por vergüenza.

Todos tomamos nuestros lugares correspondientes en la mesa y animadamente nos sumergimos en una conversación donde todos comentábamos del tema sin ser de política y asuntos económicos. Los platillos se retiraban, pero cuando todos terminábamos esta vez, no solo cuando terminaba la reina, sino cuando ya todos estamos satisfechos. Esto parecía mas un banquete de estado que mi cumpleaños, porque los platillos no dejaban de llegar y eso que solo era el desayuno. El vestido ya comenzaba a quedarme pequeño y eso que el postre aún no se veía venir. Me preocupaba saber dónde seguiría metiendo tanta comida.

Ya me daba por vencida cuando el equipo de cocina junto con el chef, entraron al comedor cantando la típica canción de feliz cumpleaños. Me sorprendí al ver el pastel de un piso en color rosa dorado con degradado y decorado en la parte de arriba con besos rosas de merengue acompañado de macarroms del mismo tono del pastel y unas fresas bañadas en chocolate. Las velas mágicas hacían ver aún más hermoso el pastel. Cuando llego el pastel a mi lugar me puse de pie y dando las gracias a todos por la sorpresa me dispuse a pedir un deseo y apagar la velita que tenía los números de mi cumpleaños. El salón se llenó de aplausos cuando las velitas estaban ya apagadas.

-Alteza, ¿Nos permite darle nuestros mejores deseos?

-Claro y aunque sea por este día solo llámenme Eva, por favor.

-Por supuesto alte... señorita Eva.

Cada encargado de la cocina, junto con el chef me abrazaron y me dieron muchas felicitaciones por ser un día especial. No podía estar mas contenta, todos se mostraban amables y por fin había hecho que me llamaran por mi nombre de pila sin títulos de alteza real o princesa. 

No podía pedir un mejor inicio de cumpleaños, mis padres estaban conmigo, como si volviéramos a vivir en Canadá, mi hermano ahora se encontraba con su esposa en la familia y no podía dejar de ver lo feliz que se encontraba y como su anillo de casado resplandecía con la pequeña luz que pudiese atravesarse. Estaba muy feliz por ambos. Mis tíos a pesar de ya verlos casi a menudo, apenas me daba cuenta de lo mucho que habían cambiado y de como mi tío y mi papá no mostraban que fueran de realidades diferentes, se mostraban como los hermanos muy unidos que cualquiera podría conocer, como si ambos aún estuviesen durmiendo o jugando en la misma habitación, así como cuando te acuestas en el césped con tu hermano y se ríen por lo más mínimo. Mis primos a pesar de ser diferentes hoy los veía platicando juntos y no sabía si era por el estrés de saber que en dos días nos íbamos o porque en realidad estas semanas que pasamos juntos los apegó más que antes, el cambio me gustaba, pues sabía que Nicolás siempre añoraba tener de vuelta a un hermano. Mi abuela y Frederick se veían radiantes, mi abuela se enorgullecía de festejar de nuevo a la princesa de la casa, literalmente y no me sobraban sospechas para decir que ella quiso darme el mejor inicio de cumpleaños, sí ella pudo estar detrás de todo esto, al fin era su única nieta y sí aún la consentida. Frederick no sé si estaba tan feliz por verme o porque ya era el contagio de la familia al estar reunida, no podía pensar que estuviera feliz porque tal vez ya se imaginaba que podría por fin tener algo serio conmigo. Esperaba que este día no fuera lo segundo, me dolería más decirle de una vez por todas que era mejor dejarlo como estaba antes. Mi cumpleaños no era el día especial para armar escándalos y mucho menos crear ilusiones falsas.

Mis lágrimas comenzaron a brotar y me sentía tonta. Ver a todos reunidos me llenaba el pecho, era lo que podía desear para un día especial. Mis padres, mi hermano con mi cuñada, mis primos, mis tíos, la abuela y Frederick. Todos voltearon a verme y el bullicio de la sala se contemplo en un incómodo silencio.

-Cariño, no llores, es tu día, ¿Qué te ha puesto tan triste? – Mamá me abrazo por los hombros.

Leticia me brindó un pañuelo, para sorberme la nariz y secarme las lágrimas.

-No es tristeza mamá, sino que me siento tan feliz de tenerlos  aquí que la felicidad me inunda más de lo que se imaginan. No pensé verlos hoy y aún no me la creo.

-Pues no debes preocuparte más Eva que hoy todos estaremos aquí para consentir a la que por el momento llamaremos reina de la casa – David me guiñó un ojo.

-Seré flexible y podrás robarme el título.

La abuela trataba de ponerle ánimos a esto, así que reí, no siempre la abuela dejaba su formalismo y mucho menos en fiestas familiares.

Después del pequeño desayuno y contar algunas anécdotas vergonzosas de mi pasado, mis padres se despidieron para poder ir a su recamara a descansar, el vuelo los tenía algo cansados y querían estar más activos para la comida y lo que después sería la cena. Mi hermano y su esposa hicieron lo mismo, aunque el pensaba disfrutar un poco de su país natal e Isabella estaba dispuesta a complacerlo. No sabía porque el pecho se me aceleraba al verlos tan unidos pero algo me decía que estos dos traían algo, y no era que acabasen de llegar de su luna de miel.
Mis primos y tíos tuvieron que regresar a sus actos oficiales, al igual que la reina y eso decía que solo Frederick y yo tendríamos que pasar la mañana juntos o mejor dicho todo el día. Partimos hacia mi lugar favorito que era el jardín ojalá pudiera conseguir algo de privacidad.

-¿Igual has llegado en la mañana? – Nos sentamos en las típicas mesas de jardín.

-Llegue por la noche, tu abuela me ofreció hospedaje está vez en el palacio por venir solo.

-¿No has venido con tu secretario?

-No, porque está es una visita más que rápida, mis padres y abuelos han aceptado el viaje por ser tú. Ah y por cierto, mandan muchas felicitaciones y esperan verte pronto por el país.

-Cuando los vea les regresaré las gracias. Aún no sé cuándo podré ir a Dinamarca aunque sea un día de vacaciones pero lo dudo que sea dentro del próximo mes.

-Se que te irás de tour, ¿Por qué no nos vemos al finalizar?

-¿Te lo ha dicho la abuela?

-Si le había pedido un favor. Y me dijo que por lo del tour no era posible.

-¿De que tipo de favores estamos hablando?

-Solo era para saber si podías acompañarla en su tour por Dinamarca y me ha dicho que se tendría que posponer por algunos meses más.

-Oh, ya veo. Talvez puede ser a finales de año.

-Los finales de año, son buenos para dar noticias.

Capté la indirecta y decidí dar vuelta de hoja.

-Así que no has llegado cansado entonces como el resto de la familia.

-Disfruto de tu compañía, no importa que tan cansado esté, estar contigo  alivia el dolor.

-Frederick ¿Podemos discutir de nuevo los términos en los que estábamos? Digo, no hoy, hoy debe ser uno de los mejores días de mi vida y no quisiera arruinarlo.

-Perdón si sobrepasé la fina línea pero a veces me cuesta trabajo mantenerme al borde.

-No importa nos pasa a todos. Pero es bueno siempre recordarlo.

Mi celular vibró por encima de la mesa y rendí homenaje a quien fuera que me estuviera llamando. Una video llamada apareció ante la pantalla.

-¡Feliz cumpleaños princesa! – unos efusivos, Gio, Rodrigo y Noah se mostraron al otro lado.

Sonreí como tonta ante la pantalla.

-Muchas gracias por acordarse, aunque dudo que no lo hicieran sin la ayuda del televisor.

-Mentiras, lo habíamos marcado en nuestro calendario – Noah respondió en tono burlón.

-Si claro, con eso de que ustedes no son olvidadizos puedo creerles.

Frederick en señas se despidió dándome un momento de privacidad. Lo cual agradecí completamente.

-Princesa ya entrando en confianza quiero pedirte una gran disculpa por lo de aquella noche.

-No hay nada de que disculparse Gio, fue una mala racha por la que pasaste, se me ha olvidado. – sonreí de lo más natural.

-El pobre casi moja sus pantalones cuando aquel fortachón tuyo llegó a decirla que si vuelve a ponerle las manos a su mujer queda muerto. – Rodrigo no cabía en risas.

Me sorprendí al escucharlo y voltee a mis lados para estar seguros que nadie más había escuchado.

-¿Cómo fue eso?

-Como lo he dicho antes Valentina, casi casi Gio se hace en los pantalones. – Los dos amigos no paraba de reírse a Gio no le hacía gracia en absoluto.

-Bueno, bueno, ¿Ya terminaron de contar sus chistes? – Gio tomo el celular – Lo han inventado todo estos tipos, no les creas en absoluto.

-No lo sé, parecen tan convincentes.

-¡Es la verdad! – grito Noah por detrás del teléfono.

-Bueno ya – Gio elevó la voz. – que pases un excelente día princesa nosotros debemos irnos porque tenemos unos asuntos pendientes, te queremos y nos veremos más tarde para celebrar. -Puso su cara más coqueta y colgó sin dejarme despedirme.

A estos chicos ya los amaba y los sentía como mi segunda familia como cuando estaba en Canadá y tenía a mis mejores amigos. La nostalgia me inundó y no sabía si ellos se hubieran acordado o por lo menos las fotografías que estarían circulando por la red las hubieran visto.

Por cierto, está vez aún me faltaba checar que fotos se habían elegido. Me había puesto en un rotundo no, cuando Leticia me hizo escoger en fotos del año pasado y fotos de inicio de año, le había dicho que si íbamos a lanzar alguna foto debía ser una foto de este día no una con 22 años, esas fotos no debían contar para los 23, y ella había dicho que aunque no escogiera una ya la reina iba a ser quien escogería. A escondidas  entre a la página oficial de la casa real y en la página principal me encontré con tres fotografías que no había visto, tenía uso de razón solo de una, pero las otras dos apenas y era consiente de que me las habían tomado. La primera foto, fue tomada cuando me estaba probando un montón de vestidos y coronas para saber cuál sería la elegida en enviarse a los medios para decir que la princesa había llegado de nuevo a Italia.

En aquella ocasión me había puesto un vestido azul celeste de encante por todas partes acompañado de mangas largas y como aún no me sentía parte de la realeza la sonrisa me costaba mucho. La foto se veía de frente, con el cabello recogido, una tiara bañada en oro con cristales por todas parte en colores blancos y algo azules era lo que llamaba la atención. La abuela había dicho que aquella tiara me la regalaba por ser mi regreso a casa, pero yo me negaba a usar algo así y después de saber lo que cuesta una tiara como esa aún más era la negación, no me sentía digna y aún no lo creo. Los pendientes eran del mismo material y al final de estos colgaban dos gotitas de cristal puro, lo cual recuerdo eran muy pesados, pero al verlos en la imagen demasiado atractivos. La foto solo es de la parte de arriba de la cintura, así que el largo del vestido no se notaba y mucho menos los tacones, la sonrisa era muy sutil que casi se notaba, más bien parecía un retrato de una persona seria algo enojada pero a decir verdad, me encantó y demasiado, el maquillaje iba acordé a la ocasión y no podía quitarme los ojos de la hipnotizante imagen. Mi yo me tenía atrapada.

La segunda imagen era tomada de perfil con la ropa casual, pero la casual que siempre usaba en el palacio, una blusa cómoda y unos jeans, está vez me encontraba de perfil con la sonrisa más radiante que nunca pues estaba viendo a mi hermoso caballo blanco y como se distingue en la foto lo estaba acariciando, para esta vez la luz solar y el paisaje verdoso más allá de los jardines hacían un fondo espectacular. No podía estar más contenta con la segunda foto. En sí representaba un poco de lo que era mi personalidad. Aunque nunca había visto una cámara tan cerca cuando me encontraba en el palacio. Una, teníamos un buen fotógrafo con las cámaras más innovadoras o dos yo era tan despistada en mi alrededor cuando se trataba de caballos.

La tercera foto me mostraba de manera más formal, con un conjunto de dos piezas y está parecía ser sacada de uno de los eventos formales que había tenido, pues estaba caminando a lo que pudo ser un par de personas para saludar, mi sonrisa era de aquellas en dónde no puedes quedarte seria y los ojos hasta brillan. La gente era participe de la foto pues a los alrededores se notaban las personas felices por verme. Me gustaba igual esta foto. Y todo porque podía ver qué las personas se sentían felices de verme y yo a ellos, era una foto que llenaba completamente mi corazón.

Una cosa se me había metido a la cabeza después de ver las maravillosas fotos y era que las personas necesitaban tener una foto de mi verdadero cumpleaños 23 y no podían quedarse solo con las de 22 está vez a Leticia si le haría llamar al fotógrafo por mi cuenta.

Al regresar a mi habitación le mandé un mensaje rápido a Leticia con mi idea de una cuarta foto, no recibí su respuesta enseguida pero sabría que ella estaría en su búsqueda. Así que entre a mí armario y busqué un atuendo que fuese completamente mi personalidad junto con zapatos y algunos accesorios, esto debía ser memorable. Unos pantalones de algodón y mi típica camisa blanca con unas deportivas blancas eran la opción perfecta. Está vez me cambié sin pedir opiniones y decidí ir al jardín a buscar unas flores hermosas para la ocasión.

-¿Qué haces aquí tan sola y con un atuendo diferente? – David se sentó a mi lado en el césped.

-Quiero publicar una nueva foto por mi cumpleaños, pero quiero que la foto sea de mi verdadero cumpleaños 23, no con 22 años. – Coloqué un par de flores enfrente de mí.

-¿A qué se debe este cambio?

-Me gustaría que todos supieran que soy una persona normal, no solo una princesa.

-Me encanta tu nueva versión, mezclas ambas cosas que es perfecto.

-¿Tú qué haces aquí si debes estar con tu esposa?

-Ella está descansando, así que decidí ir por un poco de agua para cuando despierte pero te he visto cruzar y apenas me viste seguirte. Andas muy distraída con el celular.

-Es costumbre, aún no me creo que tengo bloqueada las redes sociales y solo puedo checar el correo electrónico.

-¿No será que te preocupa saber porque no te ha llamado James?

Lo mire asombrada.

-No claro que no – Volví la vista a las flores – No pienso en él ni un segundo – mostré desinterés.

-Si claro. – Su voz sarcástica salió a flote.

-Es la verdad, antes era costumbre ver en las redes algunas felicitaciones pero ahora no puedo. Solo veo en la habitación los regalos que grandes marcas han enviado por mi cumpleaños.

-No me digas que no las has abierto.

-Es raro recibir regalos de personas que no sabes que ellos saben de ti, prefiero esperar hasta la noche, es mi primer cumpleaños en la realeza y solo quiero sentirme normal.

-Ve acostumbrándote, a veces hasta envían viajes gratis.

-Prefiero solo tener el regalo de ver a mi familia unida.

-Y por supuesto estar con el amor de tu vida.

Lo mire más que sorprendida, ¿Qué me quería decir? Cómo si me leyera la mente señaló el celular con los ojos mostrándome que una llamada estaba entrando, mi corazón latió demasiado que los dedos me temblaban.

-Princesa Eva – respondí despacio.

-Espero que algún día me recibas con la frase. “Hola mi amor”

La piel se me enchino y David con una gran sonrisa me dejó a solas en mi cómodo espacio.

-Aun estamos en términos de negociación, no recuerdo haber perdonado los errores.

-Tengo todo el tiempo del mundo para esperarte.

-Creo que tendremos que esperar que lluevan bombones de chocolate.

-Hasta pétalos si quieres cariño. Estoy dispuesto a esperar lo inesperado.

-Entonces esto será mucho pero mucho tiempo.

-El tiempo es solo algo indescifrable como el universo.

-Así como saber si esto puede ser.

-Esto no es indescifrable cariño. Esto es más que seguro de que volveremos, no importa si sea en la otra vida pero tú y yo estaremos juntos para siempre.

-Disculpe, pero creo que me han cambiado a James, ¿Dónde quedó aquel tipo egocéntrico?

-En Canadá, me parece que renunció al perder al amor de su vida.

-Si, debió ir detrás de la modelo.

-Por supuesto que sí – El corazón se me estrujó – Por una que se llama Charlotte que es muy orgullosa para decirlo que aún ama a esta persona.

-Creo que debemos establecer algunas reglas del juego.

-Ya no quiero tener juegos contigo, pero si eso es lo más cercano a tenerte como antes acepto.

-Tómalo o déjalo.

-Tomare todo lo que me ofrezcas, así sea una pócima para matarme.

-Buena idea, lo malo es que no soy bruja.

-A mi me parece lo contrario, eres la mejor bruja del mundo me has cautivado con tu belleza.

-Definitivamente este no es el Diamond que conozco, ¿Me lo han cambiado los seres místicos?

-Lo haz cambiado tú misma.

-He hecho un buen trabajo.

-El mejor de todos.

Visualice a lo lejos a Frederick y regresé a mi realidad.

-Tengo que colgar, los deberes me esperan.

-Te espero a las 8:00 PM en el restaurante “Amore mío” no puedes rechazar la invitación.

-No puedo salir del palacio.

-Si no vienes te iré a robar y esto no está en discusión. Tengo la mejor de las sorpresas.

-Hare lo posible.

-Te amo cariño, y por cierto feliz cumpleaños a la mujer más hermosa y diosa que existe.

Colgué sin poder despedirme, Frederick ya estaba muy cerca.

-Pensé que estarías en tu habitación pase por ti para ir a almorzar juntos. – Se sentó a mi lado.

-Salí por un poco de aire, estoy pensando en tomar una foto para mí cumpleaños ahora mismo.

-¿No deseas dejarlo para después? Ya han sido publicadas tres fotos, te vez bellísima.

-Esperaba darles algo de lo mucho que se merecen los amantes de la realeza.

-Comprendo, nunca es suficiente. – Lo mire con la ceja alzada.

-¿Quieres decir que solo hago esto por estereotipos?

-No me malinterpretes, lo he dicho por los estándares femeninos.

-Ya, he comprendido. – Estaba molesta. – Para nada hay estándares femeninos.

-Claro que sí. ¿No has visto lo que te rodea? Usas mucho rosa o colores pastel, eso es estándares femeninos y además las mujeres son mejores decorando y haciendo esas cosas.

-Vale ya, me ha quedado claro tu punto. ¿Podemos ir a almorzar? – Me toqué el puente de la nariz y esto hizo bajarle un poco al estrés que me comenzaba a inundar.

Frederick tuvo la iniciativa que después del almuerzo entráramos al salón de entretenimiento para que pudiéramos ver una película, por la ocasión elegí una de suspenso y no alguna romántica, no debía dar falsas esperanzas. La película tardó dos horas y Frederick no dejaba de quejarse la mala organización de los productores, que no sabían hacer un buen trabajo y que está película debía ser retirada de páginas oficiales eso de contar acontecimientos pasados y luego presentes y otra vez pasados no era buena idea para el cliente.

Ya Frederick se había ganado el pase directo a correrlo por el día de mi cumpleaños de nuevo a su castillo. Un dolor de cabeza se hacía presente. El mayordomo de la abuela nos avisó que la comida estaba servida y que todos nos esperaban en el comedor principal. No espere ni un segundo más a estar ahí con él, me levanté y enseguida camine a paso rápido al lugar dicho antes.

El comedor ya estaba lleno y no por el adorno y bufete que nos acompañaba sino que habían más personas que solo mi familia, para esta vez se encontraban el primer ministro con su esposa, dos personas más del cabildo que conocía muy poco pero me sentía a gusto con ellos, los oficiales del ejército y las fuerzas aéreas. El secretario  de la abuela y algunos presidentes de las organizaciones de la reina. Sonreí ante todos y supe que este era mi momento de volverme formal.

Mi lugar en la mesa está vez era la cabecera del mismo junto a mi abuela, podía escuchar muy poco a las personas que estaban casi al final de la mesa pero está vez me esforzaría lo necesario. Cómo era parte del protocolo, comenzaron a servir la comida, en tres tiempos (crema, entrada y  plato principal) después de esto el postre se hizo presente en la mesa con distintos tipos de postres dulces y salados. Todos estaban inundados en pláticas diferentes y no solo sobre trabajo sino algo más informal, después del postre por segunda ocasión el chef entro con un nuevo pastel este contenía 2 pisos y la temática ahora eran las olas de mar, algo llamativo, azul y decoración de fondant única. Cómo tradición los asistentes comenzaron a cantar el típico “feliz cumpleaños” y esperaron a que apagará las velitas y se pidiera un deseo. Después de esto todos recibieron su pedazo de pastel y luego los regalos fueron la cereza de la tarde. La mayoría de regalos consistían en pendientes de oro o plata con auténticos cristales, otros me regalaban viajes por fines de semana en islas privadas y algún que otra tarjeta de regalo para ser canjeada en las tiendas de gran prestigio. Definitivamente esto no era mi tipo de regalos perfectos pero eran apreciados por educación.

Las personas de importancia después de convivir con la familia real un acontecimiento importante se despidieron y solo quedó la familia que al olvidarse de ser esto algo oficial entro en confianza rápidamente. Las pláticas eran inmensas y divertidas, no habíamos estado tan juntos como este día.

Todos nos despedimos y acordamos vernos una última vez en la merienda de más tarde, pues sería el momento de festejar de nuevo mi cumpleaños pero todos juntos antes de que cada uno partiera a su casa o país de origen. Mi hermano y su esposa, así como mis padres partirían hasta la mañana siguiente, pero mis tíos con mis primos debían hacerlo después de la cena y en la cena esto solo sería como una comida normal de juntas oficiales ya no mi cumpleaños.

Leticia me interceptó antes de llegar a mi habitación para cambiarme otra vez y poder tomar una pequeña siesta, la comida había tardado más de lo previsto y solo disponía dos horas más para la merienda de la tarde.

-Alteza, el servicio le tiene una sorpresa ¿Le molestaría acompañarnos?

-Claro que no Leticia. ¿Es en estos momentos?

-No alteza, después de la merienda si acepta.

-Por supuesto. Estaré ahí puntual. ¿Necesito llevar algo?

-Es usted la festejada alteza, no necesita nada.

-Esta bien, ¿Dónde los encontraré?

-Sera en el comedor del servicio, ¿Le molesta?

-Claro que no, ahí estaré puntual. Gracias por avisar.

-De nada alteza. – Retomó su camino y me dejó a solas.

Para seguir con los festejos de mi cumpleaños. El equipo estrella, o sea el de maquillaje y peinado llegó a mi habitación acompañada de mi querida mucama Carla. Los mire sorprendidos pues apenas me iba cambiar la ropa por un pijama para estar más cómoda.

-¿Qué hacen aquí? Hoy no tenemos reuniones.

-Alteza, ¿Nos permite consentirla?

-Lo hacen siempre y se los agradezco.

-Esta vez es algo especial.

-¿Qué planean?

-Solo déjese consentir una vez más.

Carla me hizo meterme a bañar por segunda vez. Odiaba las duchas y no por querer andar sucia sino que el proceso de enjabonar y secar era fastidioso para una persona que apenas y manchada sus cambios de ropa. Al ir al armario Carla ya me esperaba con un vestido amarillo de lunetas corto y mangas a la altura del codo, junto con unos zapatos de tacón color plateados. No repliqué por la elección porque ellos querían hacerme sentir feliz y yo a ellos, aunque hubiera escogido algo mucho más cómodo.

El equipo de Marco ya estaba listo para hacerme de las suyas. Aún debatían si era mejor un recogido o el cabello suelto, pero argumentaban que todo el día lo había llevado suelto así que no debía ser posible seguir con el mismo peinado. El ganador fue un recogido romántico con algunos mechones rizados sueltos en la parte de enfrente y el maquillaje era sutil pero con un toque glamuroso. Al verme en el espejo no sabía si iba a una fiesta de cumpleaños con los empleados o a una discoteca con mis amigos.

A la hora de la merienda Leticia entro a mi habitación con un pedazo de tela oscura, dijo que era para darme una sorpresa, pero está consistía en que no debía quitarme la venda hasta que ella me pudiese decir, como niña pequeña accedí y me deje guiar, tenía mucha curiosidad por saber lo que se avecinaba pero también miedo de tropezar o hacer algo peor. Por el tipo de suelo pude darme una idea que esto no eran los comedores del palacio más bien era un sueño blando y los tacones se hundían fácil, supe que era césped y el olor de las flores rápidamente me inundó.

Me quite la venda y todos gritaron al unísono ¡Sorpresa!, Mis labios se curvearon en un círculo por ver a mi familia y los empleados juntos bajo una carpa y una pisa improvisada de baile con una orquesta pequeña. Todo tenía sentido, el maquillaje, peinado, atuendo, habían preparado una fiesta sorpresa a mis espaldas. Y estaba muy feliz por eso. Mi familia igual tenía una ropa diferente y los empleados por ser su día de trabajo estaban lo más presente posible en sus atuendos.

Me hicieron tomar mi lugar en el centro de la mesa horizontal para poder disfrutar de los pequeños platillos que habían organizado, a los lados se encontraban mesas redondas dónde casi la mayoría del personal se encontraba, solo los guardias de seguridad eran los que no se encontraban presentes. Los mismos empleados se turnaban para servir a la familia real y servirse ellos mismos, el ambiente era completamente perfecto, paz y armonía, sin decir el calor que inundaba el cariño de todos.

Disfrute cada momento y mi familia lo hizo también, se tocaron diferentes tipos de música y todos abarrotamos aquella pista, hubo un pequeño espectáculo de comedia y las carcajadas no faltaron, mis pies no podían más, cada tono musical me hacía aprovechar el tiempo y es que a pesar de vivir en Canadá aprendí distintos tipos de bailes desde los más movidos hasta los más tranquilos y no podía olvidar mi pasado. Los empleados me regalaron pequeños obsequios como blusas, accesorios, postres hechos por ellos mismos, libros y alguna que otra carta de agradecimiento. A comparación con los otros regalos estos valían mucho más. El pastel tardo un poco más en llegar y decidí dar las gracias a todos por la magnífica sorpresa, estaba más que feliz, no me lo merecía pero aquí mis lágrimas brotaron por lo maravilloso que era el día.

El pastel era de seis pisos decorado con betún blanco y dorado, acompañado de flores de distintos colores y relleno de betún sabor moka con trozos de nuez. No podía estar más contenta, pues cada piso del pastel el color del pan era distinto y solo cambia el betún de dentro por el chocolate o cajeta. Todos los asistentes estaban satisfechos al igual que yo, que sin darnos cuenta nos había agarrado la noche, ¡Habíamos disfrutado más de 3 horas! De pura alegría y sin distinciones sociales. Estaba tan agradecida que a regañadientes tuve que dejar la fiesta. Otro importante acontecimiento me esperaba.

Envíe un mensaje rápido a mi equipo estrella y ellos llegaron para ayudar en mi habitación. A mi familia solo les había explicado que Nicolás y yo teníamos una salida pendiente con sus amigos los cuales querían festejar me y la abuela accedió no convencida pero lo hizo, porque de todas formas pretendía escaparme si no me dejaba. Sin saber cómo vestirme al lugar al que iba me duche de nuevo y me puse un vestido negro largo sostenido por un solo hombro con una fina manga, casi casi invisible. El vestido tenía demasiados brillos y un pronunciado escote se mostraba en la pierna derecha, use unos zapatos de tacón con correas plateados del mismo brillo intenso que el vestido y dejé en las manos de Marco el nuevo peinado y maquillaje. Para esta ocasión el cabello se dejó suelto en ondas. Los accesorios en plata con cristales complementaban todo, un brazalete y unos aretes que colgaban en una fina línea de cristales dos perlas en forma de gotas.

Nicolás como buen caballero me siguió la corriente y hasta se puso esmoquin y se peino para la ocasión. Mi retrato era casi de una sensual Marylin Monroe solo que italiana. Nos subimos al auto y nos aventuramos por las calles conocidas de Italia, como era de esperarse personas fuera del palacio me reconocieron y comenzaron a llamar la atención. El lugar lo conocía de nada, la estructura del restaurante era moderno, casi imposible de decir que eso se encontraba en Italia. Al entrar y decir mi nombre para saber de nuestra recepción, me di cuenta que muy poca gente encontraba dentro como si las recepciones se limitarán, en mitad de varias mesas, sin gente alrededor observé al hombre que me robaba el aliento con solo verlo. Su sonrisa se engancho con la mía y el corazón me latió de prisa.

Sin esperar a la encargada de las mesas me encaminé a dónde me esperaba el hombre de ojos azules penetrantes. Él estaba más que guapo, tenía un perfecto esmoquin negro de tres piezas con pajarita. El cabello estaba en su lugar por primera vez desde que nos vimos y la barba de días ya no inundaba su rostro. Para ser personas que no se habían visto hasta nos  vestimos iguales en el mismo color.

-Buenas noches bella dama. – Me beso el dorso de la mano y su ojos quedaron prendados de los míos.

-Buenas noches señor Diamond.

-Perdón por romper el momento e incomodar pero me tengo que ir. – Nicolás hizo su aparición nada silenciosa.

-Gracias señor Reynolds. – Se dirigieron con formalismos.

-No la regreses antes de media noche ogro. Te vigilare. – Estrecharon manos y un abrazo.

-No tengo la mínima intensión de que llegue a casa. – No dejo de mirarme cuando dijo la frase.

-Cuídate Eva. – Me beso para despedirse.

Diamond y yo, habíamos quedado solos, como buen caballero recorrió mi silla para que estuviera a su lado. Me era extraño ver dos sillas más enfrente de nosotros pero el solo dijo que tuviera paciencia, que las sorpresas venían de poco en poco.

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