Capítulo XXXIX: Localizador
— ¡Beom-gyu! ¡Beom-gyu, abre! —era Olivia. El niño abandonó las escaleras y corrió a abrir la puerta— ¿Qué significa ese mensaje que me enviaste? —estaba alterada, sus brazos moviéndose por todos lados y él balbuceo algo, antes de hilar bien las ideas. Estaba nervioso y los gestos de su hermana para que hablara solo lo empeoraba.
— ¡Pues eso! Perdí conexión con Chaeyoung. Su micrófono fue arrojado en algún lado y alguien la descubrió.
— ¿Qué? —Olivia cerró de un portazo y pasó a su lado, perdiéndose en el segundo piso— ¡dónde está tu computadora!... ¡Jihoon! —él parpadeó varias veces y, tras reaccionar, siguió con rapidez los pasos de su hermana.
— Allí... ¡allí!
— ¿Allí dónde?
— Allí frente a ti, Olivia, maldita sea. Sobre la cama, la tienes frente a tus ojos —él se acercó a tomarla pero la castaña se la arrebató y comenzó a teclear en busca de algo— ¿Qué haces?
— ¿Le has avisado a Mina?
— Sí pero no responde —Olivia alzó la vista a verlo y él tragó saliva secamente. Conocía a su hermana y ya estaba planeando alguna locura en que alguno, o ambos, se arriesgarían a cambiar las cosas.
— ¿Hace cuánto fue eso?
— No lo sé, 20 minutos o más. Ya debería estar aquí ¿no?
— ¿El localizador de Chaeyoung aún sigue conectado?
— Para qué demonios me quitas la computadora si no sabes manejarla — reclamó él llegando a Olivia y quitándosela rápidamente. Buscó en un archivo ya abierto y allí estaba, una señal emitida de manera perfecta y mostrando un punto rojo, inmóvil, dentro de un fondo negro— allí está.
— Bien, busca las coordenadas. Si Sana no atiende, salimos en cinco minutos.
— ¿Qué? ¿Estás loca? —preguntó Beom-gyu observándola caminar con el celular en su oreja— No podemos...
— Su móvil está pagado —lo cortó ella— ¿ya tienes eso?
— Aún no. Tardaré unos minutos. E insisto, Chaeyoung nos ordenó esperarlas aquí. Fuese el tiempo que fuese necesario.
— Me da igual, Chaeyoung ya no está y por ende sus órdenes tampoco.
— Olivia no podemos...
— ¡Maldita sea, Beom-gyu no es la primera vez que haremos esto! Deja de ser tan gallina y haz lo que te digo.
— ¡No soy un gallina!
— Pero estás actuando como tal y estás poniéndome más nerviosa...Iré por Mark, tiene que enterarse de esto.
— Definitivamente estás loca ¡Nos matará si se entera!
— Me acaba de dejar en casa su chofer y regresaba por ella y Hee Seung a la clínica. Cuando llegue, verá lo que sea que haya dejado Chaeyoung a medias y nos descubrirá ¿quieres eso, gran tonto?
— A ver, gran genia ¿y qué vas a decirle? "Disculpa Mark se han llevado a mi madre, posiblemente a las dos, porque las descubrieron cuando intentaban robarte ¿puedes no ser cruel y ayudarnos a buscarlas?"
— Yo no hablo así, idiota.
— Claro, porque no te has escuchado —Olivia se pasó una mano por la cara y lanzó un suspiró molesto. Se acercó a su hermano y lo jaló de su camiseta, empuñando sus dedos en ella y alzando su otro puño con enfado.
— Escucha, no sé si lo recuerdas pero ellas han hecho muchas cosas por nosotros. Compran tus inhaladores cada vez que lo necesitas, nos dan la libertad que antes nunca tuvimos y se han casado para poder adoptarnos. Ellas nos adoptarán ¿lo entiendes? Tú lo querías y ellas lo hicieron por ti ¿vas a pagarles de esta forma?
— Solo tengo 10 años. No sabemos qué les pasó ciertamente.
— Y yo 9 e iré por ellas. Ahora, dame las malditas coordenadas o te golpearé —no iba a hacerlo en realidad y sonrió mentalmente cuando lo soltó y él terminó de anotar algunos números en un papel— Y...y...y ¿dónde sería esto? —preguntó confundida al leerlo. Beom-gyu rodó los ojos y se lo quitó nuevamente.
— Es aquí. Bueno, a la salida de Santa Bárbara... ¿Vas a llamar a Mark o qué?
— No...no lo sé ¡ya me pusiste nerviosa! ¿Lo ves? —alzó la voz y de repente se hizo un silencio. Beom-gyu retrocedió dos pasos y se echó derrotado sobre la cama. Ella lo observó un segundo y trató de ingeniar algo. Siempre se manejaban al revés, en realidad: él creaba las ideas y Olivia las llevaba a cabo.
No importaba cuán peligroso sonara o cuánto tiempo invirtieran en algo. El equipo que siempre formaban con alguien más, terminaba reduciéndose a ellos y a sus propias ideas para continuar.
Una vez, cuando el señor Cotton estuvo a punto de descubrirlos, ella simplemente borró la evidencia. Eso hacían los ladrones ¿no? Chasqueó los dedos y llegó hasta su hermano para darle una pequeña patada que lo alejara de la cama.
— Iremos a lo de Mark —le dijo llegando al armario y tomando el casco de motocicleta de un salto.
— ¿Qué?
— Tenemos unos 15 minutos, 20 quizás hasta que el chofer llegue y ella esté de vuelta en su casa. Nos adelantaremos y tomaremos el video de su cámara de seguridad.
— No podemos hacer eso. La seguridad lo controla.
— Mark es su propia seguridad. Tiene una especie de sótano donde controla cada cámara, que en realidad solo son 3. Lo ví en la fiesta —agregó cuando su hermano intentó preguntar algo más.
— ¿Y el plan es...
— Buscaremos la cinta, allí descubriremos quién se llevó a Chaeyoung y si podemos ir a buscarlas. Pero debemos editar el video de tal forma que Chaeyoung desaparezca y el culpable sea otro ¿me sigues?
— Editar nos tomará tiempo. Quizá hasta horas...está bien-se dio por vencido Beom-gyu al ver el suplico en la mirada de su hermana —toma las llaves de la motocicleta de Mina y espérame abajo.
— ¿Qué? ¿Y por qué? ¿tú a dónde irás?
— Debo ir al baño. Llevo dos horas aguantándome... ¡oh y encierra a Oliver en tu cuarto!
Olivia tiró su cabeza hacia atrás antes de impulsarse y caminar hacia la mesa de luz. Allí estaban las llaves de la rubia y las tomó con una media sonrisa y sus ojos iluminados.
Abajo, en la vereda y ya sobre la motocicleta, debió esperar a que Beom-gyu usara su inhalador para alejar sus miedos y tratar de manejar su respiración. Cuando lo logró, él se acomodó tras ella y abrazó su cintura aún tembloroso.
— ¿Cuándo fue la última vez que condujiste? —le preguntó él y Olivia sonrió, acelerando y avanzando sin problemas los primeros metros.
— Lo importante es que sé hacerlo.
Regla número 24 de su trabajo: nunca hay oscuridad ni miedo. Ni siquiera cuando te veas encerrada, a un minuto de ser descubierta.
Sin embargo ahora lo tenía. Pero no por ella. Oía la voz y los sollozos de Mina acercándose y sus manos, atadas tras su espalda, temblaban del solo pensar el peligro que podía estar rodeando a su esposa.
Le quitaron el gorro que cubría sus ojos y sacudió la cabeza para quitarse el cabello que le impedía ver. Abrió los ojos y todo era negro a su alrededor. Hasta que alguien más se acercó y encendió una luz. Buscó de inmediato a la rubia pero estaba sola y junto a quién la había descubierto en casa de Mark.
Taehyung le sonrió con sorna y se recostó bajo el marco de la puerta. Chaeyoung le echó un vistazo al lugar: era un galpón. Lo conocía, dónde guardaban las bolsas llenas de cereal y estaba a la salida de Santa Bárbara, pegado a la empresa dónde firmaban los contratos.
— ¿Y Mina? — le preguntó echando fuego por su mirada. Cuán tonto solía parecer y ahora estaba allí, reteniéndola cual asesino y disfrutando verla así― si le pasa algo a mi familia, te mataré. Y me cobraré con la tuya, te lo prometo, Taehyung.
— Mira que interesante —se mofó él cruzándose de brazos— pero me recordaste a tu familia. Y aquí solo te tengo a ti y a Mina. Bueno y a uno de tus hijos...a los otros dos los iré a buscar enseguida.
— Te estoy hablando en serio, idiota. No los toques o...
— O qué —Somi apareció de la nada e ingresó directo a ella. Apretó los dientes por lo predecible que fue el golpe en su mejilla y se quejó en silencio. Se odiaban mutuamente y Somi iba a aprovechar la situación de tenerla a su merced, era algo que no se podía obviar— esto va a ser muy divertido, Son Chaeyoung.
La miró con furia, con su pecho subiendo y bajando en una hinchazón dominada por las ganas de saltarle e impactarla contra su puño una y otra vez. Se estiró hasta ella para demostrarle que no le temía cuando alguien más entró y traía a Mina con ella.
Aflojó su ceño y la durabilidad en su rostro para mirar a su esposa. Mina no estaba amarrada ni tenía signos de haber sido golpeada. Lanzó un suspiro de alivio casi inaudible y le sonrió intentando calmarla.
Sus labios se apretaron dubitativamente al ver sus mejillas húmedas y su nariz roja. Mina solo la miraba mientras Jenna la retenía por el brazo.
Arrodillada en el piso, se removió cuando Somi se acercó a la rubia. No estaba armada, ni Taehyung y lo que cargaba Jennie lo dejó a un costado, sobre una pila de bolsas.
— Se los dije —comenzó Somi caminando alrededor de Mina— Te lo había advertido, preciosa. Tenían que largarse de aquí —la brusquedad en su respiración regresó, cuando la vió detenerse tras su esposa y acomodar una mano en su cabello y otra en su cadera— Pero no, Mina. Continuaron desafiándome y aquí están ahora.
— ¿Trabajan los tres juntos? —la cortó, recibiendo la mirada de los otros tres— ¿Tan poco inteligentes son que así lo necesitan?
— ¿Y ustedes? —se burló Taehyung— también son dos, un equipo.
— Mina no tiene nada que ver en esto — soltó al instante y Taehyung frunció el ceño. Somi en cambio largó una corta risa.
— No me digas.
— Es cierto —insistió moviendo sus manos pretendiendo soltarse— Ni ella ni mis hijos tenían idea de a lo que me dedicaba realmente. Llegué aquí por consejos de una amiga y lo planeé con el tiempo, por eso nada me salió bien.
Somi regresó a ella, con una sonrisa burlona y nuevamente golpeó su mejilla. La otra, esta vez y el ardor se hizo presente.
Mina se soltó de Jennie y corrió hasta ella, abrazándola y alejando a Somi de un empujón.
— ¡No la toques!
— Bueno, ya ¡ya! —Jennie cortó otro ataque de Somi hacia Chaeyoung y volvió hacia la rubia, sujetándola del brazo y regresándola pasos atrás no olvidemos que Mina está embarazada.
— ¿Y qué con eso? —preguntó Somi entre dientes.
— ¡Que no somos asesinos! —exclamó la mujer.
— La culpa es de ellas —habló Taehyung caminando hacia Chaeyoung— yo... yo era el único heredero de todo los emprendimientos de mi tío. Todo su dinero pasaría a mi cuenta bancaria cuando ella cumpliera los 60 años. Y de repente llegan ustedes, queriéndomelo arrebatar todo. Iban a dejarme a mí y a mi familia en la calle ¿eso iban a hacer?
— Me dijiste que eras un estafador —se burló Chaeyoung con una sonrisa de medio lado, victoriosa— y no eres más que un estúpido ladrón vividor. Un mantenido, hay muchos tipos como tú.
— Quizá ―murmuró Taehyung— Pero lo que seguramente ya no habrá más, son estafadoras como tú ―ella continuó sonriéndole aunque por el miedo la paralizó dentro. Recordó las palabras de Jennie, ellos no eran asesinos pero Taehyung era tan idiota que algo mal calculado podría terminal mal. No despegó sus ojos de él mientras lo vió alejarse y salir del lugar. Miró a Mina, asustada contra Jennie y bajó hasta su vientre: nuevamente, no iba a quedarse a esperar el ataque de los demás.
— Jennie —llamó a la mujer en un susurro. Ignoró la mirada de Somi y continuó— no sé lo que tengan planeado pero Mina no se lo merece. Ella no tiene nada que ver con esto. Por favor, déjala ir.
La vió dudar, soltar el agarre hacia su esposa y por un momento la creyó libre. Pero Somi llegó a Mina y, a la fuerza, la arrastró lejos de la mujer.
— No va a pasarle nada a Mina si te mantienes callada —le dijo aquella maldita mientras abrazaba a la rubia por detrás. Maldita y maldita, pensó una y otra vez al ver sus manos recorrer el torso de Mina— todavía me acuerdo de aquella noche en el hotel —le dijo al pasar sus labios sobre el cuello desnudo de la rubia— hueles mejor que aquella vez incluso.
Chaeyoung se mordió el labio internamente pero no quitó su mirada de ellas. Por cada centímetro que Somi avanzara en el cuerpo de Mina, se cobraría un golpe después.
— Si vas a hacérselo, llévatela a otro lado —ordenó Taehyung regresando y ella se puso de pie cuando Somi hizo el intento de guiarla fuera de allí. Taehyung la miró de reojo mientras manejaba su celular y Jennie detuvo los avances de Somi por alejarse siéntate.
Lo hizo, sin despegar su mirada de la chica y se acomodó otra vez.
— ¿Y qué se supone que van a hacer con nosotras? —la ignoraron y esta vez solo Mina la observó. Ella estudió a Somi de arriba abajo, no estaba armada y nada en ella representaba peligro. Quizá, si Mina solo la golpeara y luego tomara el arma a casi un metro de ella, las posiciones cambiarían— ¿Solo eso quieren? ¿El dinero de Mark? Entonces me salgo, Taehyung... ¡Taehyung, te estoy hablando a ti! —repitió y finalmente obtuvo su atención— te devolveré cada centavo del dinero que nuestras empresas ganaron conjuntamente y me salgo de esto ¡me salgo! Suelta a Sana y nos iremos mañana mismo, ahora si quieres. Y terminas de robarle a tu tío a tu gusto...solo, déjanos ir.
— Irás con la policía, no soy idiota.
— No me interesa denunciarte si mi familia está bien. Estoy protegiendo a la mía y tú a la tuya ¿lo recuerdas? —se hizo un silencio y Taehyung gesticuló, pensativo y asintió segundos después.
— Ni se te ocurra pensar en hacerle caso —lo detuvo Somi— no los dejé entrar a mi negocio solo para echarse atrás ante el mínimo miedo —Chaeyoung mordió su labio inferior, con violencia y apretó los dedos de su mano. La cabeza creadora de todo aquello era Somi, cómo los habrá manipulado para que participaran, no lo sabía y tampoco le importaba ahora. Solo salir de allí ocupó ese momento su mente y observó las posibles salidas. No había ventanas y el techo era demasiado alto. Solo la puerta pero Taehyung la bloqueaba apenas.
Regresó su vista a Mina y por un momento parecieron entenderse. La rubia le señaló su muslo derecho, con sus ojos rápidamente y lo movió apenas hacia adelante, mostrándole la forma de su celular.
Ahora tenía que llegar a el, no sabía cómo pero debía pensar una idea con el antes de que algo peor sucediera.
— Jennie, llama a mi tía y dile que estoy tras una persecución. Que alguien entró a su casa y que estoy tras esos ladrones. Asegúrale que me llamarás luego para saber qué pasó y allí la traeremos.
Chaeyoung la vió salir tras la orden de su esposo y ahora solo eran él y Somi. Taehyung anotaba algunas cosas con rapidez en un cuaderno y Somi las vigilaba.
De repente, Mina se echó al suelo, comenzando un griterío de dolor mientras se tomaba el vientre y Taehyung le ordenó que se callara. Sin embargo, no se detuvo y él mismo la sujeto y la sacó casi arrastrando de allí.
Ese era el momento justo. Confiaba en que la rubia lo distrajera unos minutos más y ella se encargaría de Somi. Asentó una rodilla con firmeza y, con un fuerte impulso, apoyó la otra y finalmente volvió a estar de pie.
Somi caminó sin miedos hasta el costal donde descansaba el arma y la tomó, avanzando hacia ella mientras Chaeyoung caminaba en la misma dirección.
Cuando el seguro fue retirado, la luz se apagó y un disparo retumbó allí dentro.
— ¿Es aquí? —preguntó Olivia arrojando la motocicleta y Beom-gyu leyó una vez más el papel con las coordenadas.
— Sí, aquí. Dentro de ese galpón, supongo —intentaron avanzar hacia el, tras aquel largo pastizal pero una mano en cada uno de sus hombros los detuvo.
— Ustedes se quedan aquí ―en el camino a casa de Mark, Beom-gyu hizo una llamada telefónica a la oficina de Chaeyoung. Namjoon estaba en medio de ellos, obligándolos a dar un paso atrás y observando hacia la poca claridad a aquel lugar.
— Va a necesitarnos, ellos son dos ¡quizá más! —aseguró Beom-gyu. Habían visto el video de la cámara de seguridad y descubrieron a Taehyung en el. Olivia concluyó que el retraso de Mina se debía a que Jennie también estaba metida y la obligaba a permanecer con ella.
— Baja la voz, niño. Ustedes controlarán los alrededores ¿de acuerdo?
— Eso es aburrido —se quejó Olivia— ¡queremos golpear a alguien!
— Los alrededores —repitió Namjoon. Quitó un arma de su cinturón y la acomodó entre sus manos no dejen que Mark los vea cuando llegue terminó y finalmente caminó entre el frío verde de esa noche.
A cada paso que daba, podía sentir los ojos de los niños a su espalda y unos gritos. Parecía Mina, quejándose y sin pensarlo caminó hacia ellos.
Se detuvo tras una pared y asomó apenas su cabeza. La vió caminar junto a alguien, seguramente el tal Luhan del que le hablaron los niños y los vió detenerse a un costado, con Mina y sus quejidos y el tipo pidiéndole que se callara.
Salió de allí y finalmente se encontró frente a la puerta: Chaeyoung, la niña que tanto había protegido durante años y amado como su propia hija, estaba frente a alguien que le apuntaba.
Estudió los posibles movimientos y la distancia. Sin pensarlo, estiró su brazo y apagó la luz.
Y disparó.
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