Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo XXI: Sin control

"Espero que cuides muy bien de tu sobrina, tiene estadía indeterminada"- Namjoon.

Mina abolló la pequeña tarjeta y la mantuvo aprisionada dentro de su puño, esa jovencita aún ni siquiera le había dedicado una mirada y ya quería hacerla desaparecer del lugar.

Fue Chaeyoung quien tuvo que alejarla con esfuerzo de aquel apretado abrazo para cerrar nuevamente la puerta y entregarle la tarjeta luego de leerla.

Era castaña, como una combinación entre ella y Chaeyoung y sus ojos eran otro tono de cafe. No le gustaban, no le parecían dulces ni sexualmente expresivos como lo de Chaeyoung. Su mentón llegaba un poco más abajo del hombro de su esposa por lo que la hacía unos centímetros más baja que ella. Y era joven, no debía sobrepasar los 21 años sy sus gestos, como tono al hablar, lo demostraban.

— Entonces habló ella, cruzándose de brazos dijiste que tu nombre era...

— No lo he dicho —la cortó la chica, observándola de arriba abajo y ella alzó ambas cejas. Iba a obligar a su mente planear algo para hacerla desaparecer cuánto antes— Soy Nancy —murmuró, y ella clavó sus ojos en sus pechos.

— Claro, lo notamos... ¿y qué se supone que nos traes? Porque vienes de parte de Namjoon —aclaró al arrojar el papel— Puedes darnos el mensaje o las indicaciones y Chaeyoung te llevará a casa, antes de que se haga más tarde.

— Oh, no, no ¿qué no ves mis valijas? —no, no las había visto pero allí estaban, a un costado de la puerta y eran bastantes grandes— soy la nueva miembro de su equipo. Seré parte de esto ahora —les sonrió a ambas y Mina tuvo que morderse los labios para no dejar caer su mandíbula. De quién sea que haya sido esa idea, la iba a reclamar al día siguiente ¿Qué ganaban Namjoon o Soon-young integrando gente a su equipo? Ellas tenían todo bajo control ya— Estoy muy cansada ahora, no soy de aquí y mi vuelo duró casi ocho horas ¿Cuál es mi habitación?

— Estás en ella —aseguró Mina.

— Lo que Mina quiere decir —intervino Chaeyoung— es que Namjoon no nos había anticipado esto y la casa cuenta con habitaciones contadas. Puedes... ¿explicarnos un poco cuál sería tu posición aquí?

— Namjoon está algo ansioso, quiere terminar este trabajo cuánto antes y dijo que mientras más gente lo ocupe y lo distribuya, más rápido acabará y tendrá el resultado que desea.

— ¿Pero haz hecho esto antes? —inquirió Mina y la chica ladeó su cabeza, obviándole la respuesta y aumentando sus ganas de golpearla allí mismo— ¿Y cómo llegaste aquí? ¿Quién te acompañó? ¿Cómo sabías que esta era nuestra casa?

— Namjoon me dejó cerca, a la entrada de Santa Bárbara —le respondió ella con esa soberbia que aún no alejaba― y me dijo que tocara timbre, que buscara a mi futura tía, a Chaeyoung. Y antes que lo preguntes —alzó su mano al ver la boca de Mina abrirse para interrumpirla― me describió a Chaeyoung como la hermosa y sexy de las dos. No fue muy difícil deducirlo —terminó, girando para tomar sus maletas y la rubia se impulsó hacia ella, deteniéndose por los brazos de Chaeyoung en su cintura para no saltarle encima— Sé que los niños tienen un cuarto para cada uno, quizás mañana puedas desocuparme uno —ordenó mirando a la rubia y perdiéndose luego escaleras arriba, arrastrando la maleta y generando un sonido ensordecedor con las ruedas sobre cada escalón.

— ¿A dónde va? —le preguntó entre dientes.

— Quizás al baño ―le respondió Chaeyoung arrastrándola a la cocina— ¿puedo saber que sucede contigo? inquirió por lo bajo y ella la fulminó con la mirada ¿cómo se atrevía a reclamarle luego de que la otra mocosa la tocara sin discreción y la tratara de no sexy?

— ¿Estás bromeando? ¿O tienes un problemita en tus oídos que no te permitió escuchar cómo me trató?

— Lo oí, Mina pero necesito que mantengas la postura. Conozco a Namjoon y si no disfrutas como él, las cosas serán más tortuosas.

— Odio a tu jefe ¡Lo odio! ¿Qué se supone que vamos a hacer con ella aquí? No le quitaré la habitación a ninguno de los niños ¡A ninguno!

— ¿Y qué? ¿la haremos dormir en el sillón?

— O en el lavadero. El lavadero es un lugar más amplio ¡Oh, si! Le arrojaremos unos cartones en el piso y le daremos una frazada. Eres una genio, Chaeyoung...No te rías, no estoy bromeando —agregó al oír la burla de la castaña.

— Estás ahogándote en un vaso de agua, Mina. Necesito que te calmes ¿está bien?

— No, no estoy bien.

— Quizás solo esté molestándome, bromeando. Y tal vez nos caiga bien.

— ¿Nos caiga bien? ¿Tal vez nos caiga bien? —repitió, abriendo un cajón y buscando entre los cubiertos— este es mi cuchillo favorito le dijo llevándolo bajo su mentón si llego a decir que esa niña me cae bien, lo clavas en mi garganta. Una y otra vez hasta arrancarme las cuerdas vocales ¿de acuerdo?

— Mina, no seas exagerada ―rió la castaña, arrebatándole el cuchillo y dejándolo en su lugar— hablaré con Namjoon ¿si? —intentó serenarla Chaeyoung, tomando su rostro y acariciandola suavemente— incluso, quizás, sea una broma de su parte. Él sabe cuánto detesto trabajar acompañada, es muy posible que eso sea.

— Por supuesto que lo vas a hacer y sacaremos a esa mocosa de aquí ¿Cuántos años dijo que tenía?

— No lo sé ¿importa eso?

— ¡Por supuesto que importa! Importa porque...porque —importaba porque era joven, lo demostraba y más aún el interés inmediato hacia Chaeyoung. Importaba porque deducía que no iba a soportarla, ni un solo día y la convivencia sería tormentosa. Importaba porque la familia que ellos cuatro habían formado, no necesitaba a nadie más.

— ¿Por qué?

— Nada, olvídalo ya —murmuró cruzándose de brazos— Supongo que le traeré una frazada y todo lo que necesite con tal de que deje de andar dando vueltas. No quiero que despierte a los niños —no supo si la sonrisa de Chaeyoung fue en burla o agraciada, pero no le cayó en el mejor momento; no con el repentino cambio de apenas minutos atrás por lo que volteó y avanzó con rapidez hacia las escaleras— Te dejaré unas cosas en el sillón —le dijo al ver a aquella castaña aún desconocida frente al espejo del baño.

— Claro.

— De nada ―susurró con ironía antes de ingresar a su habitación y tomar unas cosas de su placard.

Dedujo, mientras regresaba al living con lo necesario, que iba a ser una de las noches más largas de su vida.

Solo la había besado la noche anterior, por temor a ser escuchadas si algo más sucedía. Solo se habían saludado de palabras en el desayuno y solo una mano alzada cuando Chaeyoung se fue al trabajo.

Pero ahora estaban afuera, a un costado de la cancha de fútbol y rodeadas de ciento de personas. Chaeyoung se detuvo a su lado luego de darle agua a Jihoon y ella volteó a las gradas, la tal Jihyo tenía su mirada clavada en ellas. En la espalda de Chaeyoung y solo un segundo la sintió sobre su rostro.

Sonrió con victoria y se pegó a la castaña, rodeándole el cuello con posesión y acariciándola para llamar su atención. Chaeyoung despegó con rapidez su vista de Beom-gyu y volteó a verla, recibiendo su boca con hambre al instante.

La besó, se sostuvo contra ella y coló su lengua buscando la de Chaeyoung. La encontró, la atrapó y se animó por primera vez a más; la rodeó con sus labios y la succionó como si del dulce más exquisito se tratara. La castaña suspiró tan alto que se detuvo y se alejó con lentitud, notando las miradas ajenas alrededor.

Se aclaró la garganta y se pasó una mano por el cabello, rozando el brazo de Chaeyoung para que abriera sus ojos.

— Si ganamos este partido, comenzará el torneo oficial para nosotros.

— ¿De verdad? Guao, Mina, haz hecho un buen trabajo.

— Jennie nos anotó para las preliminares y quedamos, ahora solo debemos ganar.

— ¿Y cuánto estamos ya?

— Empatados en 1, es que el otro equipo tiene dos jugadores mayores a los nuestros. Además cada año compiten.

— Pues no te concentres en ellos, sino en los nuestros ¿cuánto tiempo queda?

— Lleva 10 minutos el segundo tiempo, unos quince más seguro —respondió ella luego de ver su reloj.

— Tranquila, nos irá bien y continuaremos de ronda.

— ¿"Nos"? —preguntó fingiendo seriedad.

— Bueno, soy parte de esto ¿no? Mi esposa es la entrenadora y yo vendría a ser como...no sé ¿qué vendría a ser?

— ¿La alcanza botellas?

— Que graciosa —murmuró Chaeyoung tomando su mano y arrastrándola hacia donde nadie pudiese escucharlas— vengo del laboratorio.

— ¿Con lo resultados?

— Y buenas noticias por ahora. O no malas noticias. Somi es Somi, esta vez no está usando otro nombre. Uno de los doctores que trabaja con Namjoon comenzó una búsqueda luego del dato aportado por el cabello. Me la entregará mañana por la mañana y lo leeremos ¿de acuerdo?

— Está bien, de acuerdo ¿Has hablado con Namjoon? —preguntó Mina, apartando nuevamente su vista hacia Nancy y regresando a Chaeyoung al sentirse descubierta.

— No podemos sacarla de la casa. Si insistimos en hacerlo, más tiempo permanecerá con nosotros.

— Tiene que ser una broma.

— Créeme que las bromas de Namjoon no son nada agradable. Por cierto, hoy tengo reunión con Taehyung, le hablaré del producto nuevo ¿Puedes hablar con los padres antes de que se vayan?

— Si, por supuesto o les enviaré una nota a los que no estén presentes ¿Crees que va a funcionar?

— Si tu le vendes a los padres de cada niño y yo a Taehyung, todo funcionará. Estaremos más cerca de Mark —fue lo último que dijo Chaeyoung antes de que el campo estallara en un grito y los padres abandonaron sus lugares: Beom-gyu había convertido el gol de la parcial victoria— ¿En qué se supone que esto de pasar a otra ronda nos beneficie?

— Es un campeonato. Viajaremos a otras ciudades y algunos padres nos acompañaran. Y Mark es uno de ellos —le sonrió Mina, palmeando su hombro y pasando a su lado para regresar al lado de la cancha.

— ¿Viajar a otras ciudades? —le preguntó Chaeyoung caminando tras ella— ¿Otras ciudades cómo? ¿Cuán lejos?

— No lo sé, dependerá de que otros equipos compitan...¡Beom-gyu! —lo llamó ella con su dedo pulgar, luego de sonar el silbato— Ven afuera un momento, hijo.

— ¡Pero mamá! ¡Solo quedan unos minutos!

— Que salgas, Beom-gyu —insistió Mina.

— Mamá, no quiero. Dile algo —imploró él, recurriendo con la mirada a Chaeyoung.

— Am, si, si, cariño —balbuceó la castaña— pero tu madre tiene razón agregó tras la mirada ofendida de Mina— sal un momento y descansa.

— ¡Pero él es el jugador más importante! —reclamó un hombre a metros tras ellas. Ambas rodaron los ojos y Mina buscó otro niño que reemplazara a Beom-gyu— ¡No, no! ¡Pongan al otro niño!

— ¡Shhh! —lo callaron al voltear a la vez— Cierre la boca, mi hijo no puede agitarse mucho ―le ordenó Chaeyoung y el hombre alzó sus manos, rindiéndose antes de regresar a su asiento.

— A eso le llamo yo saber imponerse ― escuchó Mina y miró de reojo la cercanía de Nancy a Chaeyoung, tendiéndole un vaso de agua que recibió pero no la vió beberlo.

Acomodó su gorra y caminó hacia el otro lado de la cancha, no quería pasar los últimos minutos siendo testigo de los coqueteos de esa niña hacia Chaeyoung.

— Adivina qué es esto —preguntó Chaeyoung, palmeando algo contra su mano y cerrando la puerta de la habitación. Mina dejó su cepillo y acomodó con rapidez su cabello antes de ocupar la cama.

— ¿Una chequera?...Oh por dios ¡Una chequera! Es...es...

— Así es, treinta mil sacados del bolsillo de Taehyung —sonrió la castaña arrojándosela para comenzar a desvestirse.

— ¿Cómo lo lograste? —con horas y horas de conversaciones. Así lo había logrado pero porque solo le quedaban tres semanas para darle algo de dinero a Namjoon. O Mina terminaría despedida. Incluso tuvo que ofertarle precios y Taehyung continuaba bajándolos hasta llegar a ese acuerdo, pero solo quería dinero y aceptaría hasta la mínima cantidad si de tener a Namjoon alejado se trataba.

— Ya sabes, Taehyung no es muy inteligente —murmuró palmeando un dedo al costado de su cabeza— Le entregaré a Namjoon la mitad y el resto lo repartiremos entre nosotros.

— ¿Estás segura que no nos reclamará? ¿Y Daniel?

— Tu jefe debe esperar hasta el final del trabajo. Ese fue su acuerdo...Y lo de Namjoon, que lo tome o lo deje —se acercó a Mina y le quitó la chequera, dejándola sobre la mesa de luz. Alzó las frazadas y se acomodó bajo ellas, buscando de inmediato el calor de la rubia— ¿Haz hablado con Nancy?

— ¿Por qué tendría que hacerlo?

— Cuando llegué la vi acostada en el sillón. Si pasa un día más así, hablará con Namjoon y tendremos más problemas.

— Mañana hablaré con Olivia, si quiere compartir su cuarto con ella bien, lo hará. De lo contrario me prepararé para esos problemas.

— Eres tan testaruda —susurró al rodear su cintura y jalarla hacia ella. Con suavidad, colocó una pierna entre las de Sana y escuchó un suspiro.

— Shhh, recuerda que alguien nos cuida ahora —le dijo contra su boca antes de atacarla.

Oyó su frustración y hasta se la imaginó rodando los ojos, río en medio del beso antes de aumentar su intensidad.

La rubia enredó las manos en su cabello y de un jalón la acomodó sobre ella. Empujó la rodilla contra su entrepierna y sonrió, mientras buscaba cada parte de su costado para tocarla.

Sintió una mano pasearse por su espalda, hasta llegar a sus glúteos y hundirla más contra ella. Sintió la presión de su ropa interior y el calor apenas comenzaba.

Se meció sobre Mina y llegó hasta su cuello, mordisqueándolo y besándolo para que no sintiera dolor. Sin embargo, le parecía excitante cuando la apretaba entre sus dientes y la rubia gemía, echando su cabeza hacia atrás como en ese momento.

Mina alzó sus caderas y la golpeó con violencia. Quería gritar. O quitar la ropa que estorbaba y repetir lo de tantas veces. Su pene dolía, su frustración comenzaba a acumularse y sus mejillas ardían al imaginarse dentro de Mina otra vez. Dura y en el fondo haciéndola gemir de placer.

Sintió sus piernas rodearle la cadera y luego de un último roce, Mina la empujó y cambió las posiciones, sorprendiéndola pero haciéndola sonreír por el acto logrado.

La miraba con dudas, entre ganas de preguntar y salir de allí. Ella frunció las cejas y trató de calmarse mentalmente; conocía ya los gestos de la rubia y que se pasara el labio inferior cientos de veces contra los dientes, era señal de que quería hablar.

— ¿Sucede algo?

— Sí —incluso movió la cabeza en afirmación, pero la rubia estaba nerviosa, no diría algo más hasta que ella preguntara. Acarició sus muslos bajo el short de su pijama y quiso estirarse para besarla, pero Mina dejó una mano en su hombro y la regresó contra el colchón. Ahora estaba asustada ¿qué significaba esto de que acabara de rechazarla?—  anoche, tú dijiste que...me preguntaste si era tu chica.

No lo había olvidado, incluso con todo el desorden que generó la llegada de aquella chica a la casa y las discusiones con Mina durante la mañana o las miradas molestas que Beom-gyu y Olivia le enviaban.

Recordaba cuando se lo preguntó, luego de decirle que se veía hermosa con aquel vestido de noche.

— Ajá.

— ¿Por qué lo hiciste? La gente con el corazón roto no suele arriesgarse con los pedazos que le quedan. Tú lo estás haciendo, conmigo y de una manera que no hubiese imaginado.

— No tengo el corazón roto, Mina. Pero...no lo sé.

— No, si lo sabes. Dilo ya ―le ordenó y ella la oyó algo con algo de dificultad, la garganta de Mina temblaba y con ello un pinchazo en su estómago. Todo era culpa de ella, de la rubia por tener cientos de gestos y palabras que a cualquiera podrían enamorar.

— No lo sé, Mina, creo...

— Deja de decir que no lo sabes.

— Está bien ¡está bien! Solo sé que no puedo tener el total control de mi misma cuando se trata de ti ¿contenta? Ya no encuentro porque no busco el límite de esto que comenzó como trabajo. Tú misma dijiste que pasamos la raya, bueno, sí, lo hicimos y no quiero retroceder hacia ella. Creo que somos lo suficientemente adultas como para afrontar la situación y admitirlo ¿no crees? —y le gustaba estar con ella; compartir la cama en un abrazo, o repartirse besos antes de hacer el amor. O hacerle el amor y acoplar sus cuerpos a la perfección como solo el de ambas lo lograban; eso le gustaba aún más. Pero se oía ridículamente cursi y enamorada en su cabeza, por lo que no lo diría en voz alta porque sonaría peor y no quería asustar a Mina.

— ¿Eso qué quiere decir?

— Oh, carajo Mina ¿es qué no me escuchas?

— ¿Eso qué quiere decir, Chaeyoung?

— ¡Que me gustas! —alzó la voz y abriendo sus brazos para darle seguridad a sus palabras— Me gusta esta rara relación que tenemos terminó en un débil susurro.

— ¿Y qué significaría eso de ser tu chica?

— Mina —imploró Chaeyoung con un gesto de incomodidad.

— ¿Qué significaría?

— Eso. Que si quieres, lo que haces conmigo no lo haces con nadie más. Que nos mantengamos sin control sobre la otra ¿me entiendes?

— Como nunca antes —le sonrió Mina antes de inclinarse hasta ella y besarla.

Regla número 22 de su trabajo: Nunca, ni bajo el calor de una aventura o una cama, admitas algo que sientes. El trabajo y los sentimientos no se mezclan.

Sin embargo, retomó su posición sobre Mina y, cuando la rubia quitó su remera, esa regla se fue al diablo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro