Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo XIX: Nunca, ni en tus locos sueños

— Fue más fácil de lo que creí —Chaeyoung alzó la vista y abandonó su silla de inmediato: Mina ingresaba a su oficina con una pequeña bolsa de plástico transparente en sus manos. Rodeó su escritorio y se detuvo frente a ella, intentando arrebatársela pero la rubia la escondió tras su espalda— Quiero mi parte por esto, ha sido un total sacrificio ella lanzó un resoplido y agitó la cabeza.

— Seguro —ironizó por lo bajo— te debe haber costado mucho trabajo mantener a Somi pendiente de ti.

— ¿Celosa?

— ¿De ella? Por favor —exclamó con grandeza, antes de recibir la bolsa y regresar a su lugar— ¿Tiene tu huella?

— Pues si, hubiese sido raro que tomara uno de sus cabellos con guantes ¿no crees? "Espera Somi, tienes un insecto en tu cabeza. Oh pero antes me prepararé higiénicamente" —sobreactuó Mina con sus manos en movimiento y ella rodó los ojos— Si, muy creíble.

— Me refiero a qué si lo manipulaste demasiado.

— Chaeyoung, llevo tiempo en esto ¿debo recordártelo siempre? —la observó y notó que había cruzado sus brazos, algo molesta. Pero Mina siempre tomaba esa postura cuando de enfrentar ideas se trataba. Movió su cabeza, llamándola y apenas unos segundos después la tenía ya a su lado.

— ¿Lo ves? Bajo su nombre no hay nada —le informó señalando la pantalla de su computadora— Le enviaré a la parte de laboratorio su cabello porque mira...Ji-Eun la buscó según la fotografía que le enviamos el otro día y no...

— ¿Quién es Ji-Eun? —apretó los labios y la ignoró unos segundos; mientras ella escribía, tecleaba otros datos y manejaba la máquina, Mina detenía una mano tras la silla y la otra sobre la mesa, observándola más que a lo que le mostraba.

— Ji-Eun...una compañera de trabajo

— Los compañeros de trabajo son con los que compartes tiempo en ello. Olivia y Beom-gyu, por ejemplo.

— ¿Señorita Son? —alguien golpeó dos veces y, frente a su respuesta, una mujer mayor ingresó con una bandeja y dos tazas de café— Vi pasar a la señorita y supuse que era de quién me había anticipado.

— Ella es —aseguró Chaeyoung con una sonrisa.

— Pues tiene razón agregó la mujer, dejando la bandeja en el escritorio y estudiando a la rubia pero sin incomodarla —es muy guapa. Si necesita algo más, me avisa. Con permiso.

— Claro, gracias Ji-Eun.

— Ji-Eun es... ¿tu secretaria? —le preguntó Mina y ella giró la silla para mirarla.

— Trabaja para Namjoon, en realidad pero es como la madre de todos aquí dentro. Muy servicial y de total confianza...Dos de azúcar ¿cierto? —le sonrió ella antes de estirarse y tomar dos sobres.

— Si...si, dos —balbuceó la rubia— es quien me recibió en la puerta de entrada.

— Esa es Ji-Eun, sí. A excepción de Namjoon, y ella por supuesto, nadie ingresa a mi oficina. Le dije que esperaba a alguien, que ella la recibiera y luego nos sirviera algo para tomar.

— Entiendo, por eso solo hay una silla...gracias —murmuró al recibir su taza y beber el primer sorbo— totalmente negro.

— Lo sé, sé que es el café que bebes. Toma mi silla.

— ¿Y tú?

— Puedo beber de pie.

— Si tú puedes, yo también —replicó Mina y dejó el café a un lado un momento para dar un pequeño salto y acomodarse sobre la mesa, al lado de la computadora. Chaeyoung la recorrió de arriba abajo y desvió su vista un momento ¿desde cuándo Mina usaba faldas? Sí, la había obligado a comprar durante aquella visita a la tienda pero Mina solo usó una y para la cena con la familia de Taehyung. Incluso los short deportivos que necesitaba para los entrenamientos eran más largos que la falda que llevaba justo ahora— ¿Chaeyoung?... ¡Chaeyoung!

— Si, sí... estoy oyéndote —No, no lo estaba, solo se había perdido mirando sus muslos bien torneados.

— Entonces dime.

— Claro.

— Que me respondas lo que te pregunté —rodó los ojos con frustración y se echó nuevamente contra la silla: por mucho que lo deseara, Mina nunca dejaría de ser esa insistente que conoció al principio— ¿Quién hará la identificación del ADN?

— La gente de laboratorio. Se los enviaré hoy mismo y en menos de una semana tendremos el resultado.

— O sea que Jeon Somi ya no será un problema.

— De eso estaba hablándote —recordó la castaña, arrastrándose hasta pegarse a la pantalla y girándola para que Mina la viera también.

— Esa es ella.

— Sí, con la fotografía que le enviamos a Ji-Eun y que tú le tomaste. Bien, mira los datos que encontró bajo el registro de ese perfil.

— ¿Park Jihyo?... ¿pero qué demonios significa eso?

— Significa que en algún momento de su vida, se vió obligada a ocultar su nombre verdadero.

— Pero la fecha es de años atrás —susurró Mina, acercándose a leer con más detenimiento— No sabía que con una simple foto podías conseguir esto.

— Durante tres años usó ese nombre y se presentó bajo el, entonces la busqué en mi computador con ese mismo y ¿adivina qué?

— A estas alturas ya no puedo adivinar nada, Chaeyoung.

— Nada de ese nombre. Pareciera que a esa persona se la tragó la tierra, igual que a Jeon Somi... ¿Has hablado con Jennie?

— Tengo spa con ella mañana por la tarde. Y con JiSung, lo invité bajo ese propósito.

— ¿Spa? —preguntó Chaeyoung divertida, siempre había creído que ese tipo de gastos eran innecesarios y absurdos— ¿Y por qué necesitarías masajes, Mina?

— A JiSung no le gusta hacer ejercicios, ama el spa. Jennie también entonces los junté en una actividad que compartiéramos. Además el spa no es solo masajes, también puedo hacerme algún tipo de mascarillas o ritual de belleza —aclaró la rubia algo ofendida y ella lanzó una pequeña risa, mentalmente se insistió del por qué lo necesitaría.

— Está bien, está bien, haz lo creas conveniente... ¿tienes miedo?

— ¿Miedo de qué o a qué?

— No lo sé ¿A Somi? A lo que puedas llegar a escuchar de ella.

— No —murmuró la rubia, pensativa y cruzando una pierna sobre la otra. Había acabado su café y Chaeyoung apenas le había dado dos sorbos al suyo. La rapidez y desenfreno de ella, contra la lentitud pero seguridad de Chaeyoung en un acto tan cotidiano que nunca dejaba de presentarse le pareció, más que acostumbrado, llamativo— ¿Tú lo tienes?

— Para nada —aseguró la castaña sonriéndole y estirando su mano hasta dejarla sobre su rodilla― Y me gustaría que tú siguieras así, sin tenerlo —le dejó un directo golpeteo en la pierna con su dedo y la rubia entendió el mensaje, se estiró hasta ella y de inmediato atrapó sus labios.

Sentía que, como muchas veces antes, su boca estaba devorando la de Mina y la dominaba sin tener sus manos sobre su cintura o su cuello. Sonrieron a la vez cuando intentaron separarse pero solo se pegaron aún más, continuando con el beso y sin necesidad de aumentar la intensidad.

— Chaeyoung, las carpetas de cada mes aquí... —tan rápido cómo se abrió la puerta, Namjoon ingresó y sus palabras terminaron deteniéndose con brusquedad, como su cuerpo en medio de la oficina.

Ellas se alejaron al instante y la castaña lo observó, admirado y algo más con sus ojos intercalándose entre las dos. Desvió su mirada a Mina y se puso de pie, ayudándola a bajarse y el saludo de despedida fue rápido, sin otro acercamiento y la rubia caminó a la salida cabizbaja.

Se aclaró la garganta y se pasó una mano por el cabello, antes de oír el portazo de su jefe al cerrar.

— ¿Puedo saber qué carajo es todo esto, Chaeyoung? ¿Estabas besándote con Myoui? ¿Con tu compañera? —sus preguntas salieron cual cascada y entre gritos, él arrojo los papeles que cargaba con violencia sobre la mesa y se paseó en círculos luego, deteniendo sus manos en la cintura como signo de furia—  ¡Respóndeme!

— No es necesario que me grites, Namjoon.

— ¿Tan profesional eres qué traes más trabajo a tu lugar de trabajo? —inquirió él con ironía— Estás pagándome de la peor manera, Son ¿Qué demonios crees que estás haciendo?

— ¿Pagándote? Te he agradecido cada día de mi vida desde que te conocí lo que has hecho por mi ¡Mierda, Namjoon! Ni siquiera estás viendo las cosas con claridad.

— ¡Estabas besándote con ella! ¿Con qué necesidad estabas haciéndolo aquí adentro? ¿A quién tenías que convencer?— a nadie, solo a Mina. Desde que la claridad se filtró en los sentimientos de ambas, siempre la besaba para demostrarle lo que sus palabras no podían. Intentaba en cada roce convencerla de que le gustaba realmente— Te recuerdo algo, Chaeyoung, estás a cinco semanas de cumplir la mitad del tiempo contratado, si para ese momento no tengo algo de la cuenta bancaria de Lee en mi bolsillo...Myoui será la primera en irse del equipo —nunca la había tratado así, nunca se habían tratado así y nunca había disfrutado tanto un trabajo como ese. Pero conocía más que nadie a Namjoon y sabía que sus amenazas no eran en vano. Lanzó una bocanada de aire y asintió lentamente, con seguridad como siempre lo hacía con él.

— Y lo tendrás

— Ahora entiendo tus largas páginas en las carpetas de ella ¿Esa es tu manera de gratificarle las horas de sexo que te da? Porque están acostándose ¿cierto?

— Eso no debería...

— ¿Y qué hay de los niños? ¡Oh! No me digas, déjame adivinar. Te has encariñado con ellos y cuando esto termine ¿te casarás con ella y los adoptarán? Pasarán a ser la familia más falsa realmente formada luego —escupió Namjoon con ironía y Chaeyoung apretó sus puños, a los costados de su cuerpo y tensó su mandíbula. Solo debería descargar su molestia contra ella, no con Mina y menos aún con Beom-gyu y Olivia— Quiero un cheque grande antes del mes entrante —la señaló él amenazándola, luego de llegar a la puerta— O realmente nada continuará igual, Chaeyoung. Estás advertida.

Otro portazo y afuera una caída de papeles, en un pequeño disturbio.

Chaeyoung se quedó mirando el lugar que había ocupado Namjoon y algo de agua inundó sus ojos. Alejó su vista hacia el escritorio, donde Mina había estado sentada, y le dio una patada a su silla; irónicamente Namjoon ya no quería verla sola, sin disfrutar sus años de juventud con alguien a su lado. Y ahora estaba disfrutándolos con Mina, pero él iba a impedirlo mientras ese trabajo no se realizara.

Se pasó una mano por su rostro y limpió la lágrima que casi nada había bajado por el. Tomó su chaqueta, su maletín y abandonó su oficina, corriendo hacia la salida.

Se montó con velocidad y rabia a su automóvil, acelerando hasta oír el chillido de los neumáticos fundirse contra el cemento.

Regla número 2 de su trabajo: Cada segundo que malgastes, te pesará en una hora.

— Ya sabes Olivia, abres las galletas frente a los demás y actúa como si el sabor te convenciera ¿entendido?

—  Sí, Chaeyoung —rodó los ojos la niña, cansada de que llevara repitiéndole lo mismo durante las ultimas 24 horas— ya verás que tendrás a Mark comiendo de la palma de tu mano...casi literalmente —agregó cuando la castaña guardó el paquete dentro de su mochila y la cerraba luego.

— Bien, ese es el autobús —dijo Mina, bajando las escaleras de la mano con un Beom-gyu aún adormilado luego de oír el claxon— Iré por ustedes al salir.

— ¿Iras por ellos? —preguntó Chaeyoung sorprendida.

— A la hora de salida estarán todas las madres o padres, es una buena ocasión para que todos comiencen a conocer nuestro negocio —respondió la rubia, tomando un paquete de la mesa ratona y guardándolo en la mochila del niño— bien, se les hace tarde. Recuerden, a las dos estaré en la puerta esperándolos.

— Claro ¡adiós! —se despidió entusiasmada Olivia, jalando a Beom-gyu que apenas podía mantener sus ojos abiertos.

— Quiero creer que no se pasó toda la noche con sus videojuegos —murmuró Chaeyoung, sacudiendo su mano bajo la puerta mientras los niños subían al transporte. Mina alzó los hombros y regresó al living cuando desaparecieron de su vista.

— No lo sé. Tú eres la que controlas eso.

— Creo que tal vez debería ser un poco más ruda con eso.

— ¿Un poco más? —bromeó la rubia, sacudiendo los cojines del sillón y acomodándolos con prolijidad.

— ¿Intentas decirme algo?

— Para nada —aseguró Mina negando con diversión ¿Irás a la oficina?

— No, no hoy. No después de lo de ayer.

— Realmente lo lamento, Chaeyoung —se disculpó la rubia nuevamente. Luego del incidente en que Namjoon las descubrió dentro de la empresa, cuando Chaeyoung llegó a casa horas después, no paró de repetir que no había sido esa su intención, de que las viera en ese momento— No lo había visto cuando entré y creí que no estaba, de lo contrario...

— Ey, Mina —la cortó la castaña acercándose a ella— está todo bien ¿de acuerdo? Namjoon es un poco...es más extremista y profesional que yo misma, puedes darte una idea —agregó intentando bromear— La culpa fue mía, en realidad...debería haber puesto seguridad en la puerta.

— Lo tendré en cuenta la próxima vez ―le sonrió la rubia— Te ha dado un sermón ¿cierto?

— No tanto, solo...nada, no está acostumbrado a ese tipo de cosas — respondió, esquivándole las palabras de Namjoon de que, si el trabajo no avanzaba y no mantenía todo bajo el lente profesional otra vez, las cosas cambiarían— Cómo es eso de qué irás a buscar a los niños.

— Pues eso... ¿cabremos los tres en mi motocicleta?

— ¿Qué? ¡Por supuesto que no!

— ¿Y por qué no? Son pequeños y yo también, será divertido.

— No me parece divertido el hecho de que puedan accidentarse.

— Sé manejar, Chaeyoung.

— No dije lo contrario. Aunque ahora que lo recuerdo, solo te he visto una vez haciéndolo y no fuiste muy segura que digamos. O tal vez solo querías impresionarme —murmuró la castaña, enredando uno de sus dedos en un mechón del cabello de Sana hasta rodear su cuello y tirar de el.

— Solo quería impresionarte —ironizó la rubia, alejándose al ver el rostro de Chaeyoung contra el de ella y pasando bajo su brazo, caminando a la puerta— Busca tu chaqueta, te espero afuera.

— Oh, no, no. No pienso hacerlo. Es totalmente loco ¡loco! ¿Intentas matarme?

Mina rodó los ojos e intentó ignorarla nuevamente; llevaba los últimos cinco minutos queriendo convencer a Chaeyoung de que montara su motocicleta y se cerciorara por si misma su seguridad al andar.

Pero la castaña llevaba el mismo tiempo negándose, asentando con el movimiento de sus manos que no lo haría.

— Solo debes subirte. Será una pequeña vuelta, Chaeyoung.

— Que no.

— ¿No confías en mi?

— No es eso...pero...

— ¿Pero qué? —repitió Mina insistente, subiendo el cierre de su traje y moviendo su cabello de un lado a otro para acomodarlo luego bajo su casco.

— Si tengo auto, utilizo auto y me gusta mi auto es porque...porque no me gustan las motocicletas.

— ¿Les tienes miedo?

— ¿Qué? ¡No! Shhh, baja la voz —la calló la castaña y llegando a ella para tapar su boca— No es eso.

— Le tienes miedo —aseguró Mina luego de alejarla de un manotazo— Son Chaeyoung le teme a algo ¡Oh por dios! Creo que es el mejor día de mi vida.

— Bueno ya ¿por qué no te montas a tu motocicleta y te vas? —alzó la voz la castaña, molesta y abriendo sus brazos en demostración.

— Porque no me iré sin ti. Subiré y tú detrás, no es muy difícil.

— Dije que no, Mina.

Pero ella ya no la escuchó, se colocó sus guantes como pocas veces y luego el casco. Llegó hasta su vehículo y se acomodó en el sin problemas. Lo encendió y apretó el acelerador, cubriendo los gritos de Chaeyoung con el fuerte sonido.

Volteó a verla nuevamente y la aceleración aumentó, sabía que estaba frustrándola pero le parecía divertido y encantador verla en ese estado. Estiró su brazo derecho y pasaron unos segundos hasta que Chaeyoung tomó su mano y ella la jaló, obligándola a sentarse tras su espalda.

Chaeyoung la abrazó de inmediato y con fuerza, su mentón descansó en su hombro. Sonrió y la miró de reojo.

— Solo...no vayas tan fuerte.

— ¿Qué dices? —preguntó ella, fingiendo no haberla oído.

— Qué no vayas tan fuerte... ¡Que no vayas tan fuerte!

— ¿Qué me darás a cambio si lo hago?

— ¿Qué? ¡Nada! Solo hazlo por nuestro bien.

— No hay trato —aseguró la rubia, acelerando cuánto más podía y andando finalmente.

— ¡Mina!..Está bien ¡está bien! —la apretó Chaeyoung sobre su traje, a la altura de su abdomen y escondiéndose tras su espalda— ¿Qué quieres?

— Lo que quiero ya lo tengo. Quiero algo más respecto a eso.

— ¿De qué hablas? —preguntó la castaña confundida.

— Quiero un momento a solas contigo —dijo Mina, aparcándose a un costado para que el ruido de los autos las dejaran comunicarse con claridad.

— ¿Un momento a solas? Lo tenemos, Mina. Siempre lo tenemos.

— No, cuando lo tenemos solo...bueno, dejamos que el deseo nos gane. Quiero un momento de verdad a solas contigo. Tú habías hablado de ello —le recordó la rubia, aquella pregunta de que si alguna vez había tenido una cita. Sin embargo las palabras o supuestos planes de Chaeyoung quedaron en eso, palabras.

— Aquella noche, con el vino en nuestro patio, eso es mi idea de cita.

— Eso no es una cita realmente —aseguró Mina, bajando la velocidad y deteniéndose cuando un semáforo rojo la obligó.

— Nunca he tenido una y no quiero arruinar una tuya tampoco.

— No lo haremos —insistió— Nunca, ni en tus locos sueños, podrías arruinar algo.

— Eso no es verdad —susurró Chaeyoung— Lo es y no vamos a discutirlo...

— ¿Entonces?

— ¿Una cita?...No quiero apurar esto, Mina.

— No voy a lastimarte. No estaría pidiéndotela si no lo deseara pero te respetaré si quieres esperar el color verde —volvió a darle pase por lo que aceleró y continuó su camino. Podía sentir la respiración de Chaeyoung contra ella, en una lucha interna por decidirse o mantener las cosas a cómo estaban.

— Está bien —respondió la castaña segura y removiéndose para pegarse más a ella.

— ¿Está bien qué? —jugó Mina y la oyó gruñir con molestia.

— Está bien, tendremos una cita. Una cita, sí —repitió con soltura y haciéndose a la idea de la misma— Sin promesas, ni pasos, ni corazones rotos, Mina ¿estamos de acuerdo?

— Prefiero romper nuestra cama luego de tanto tener sexo a romper tu corazón —bromeó ella, doblando una esquina y retomando el camino a casa— Pero sí...estamos de acuerdo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro