Capítulo XII: Confiar
— ¡Vamos, Beom-gyu! Vamos, tú puedes, ¡patea!... ¡Rayos! —Chaeyoung se cruzó de brazos y bajó su cabeza, observando tras sus lentes de sol el nuevo entrenamiento del equipo de fútbol que Mina dirigía. Solo se escuchaban los gritos de la rubia, animando a los niños pero más a Beom-gyu. Sin embargo, el chico llegaba casi sin aliento hasta el arco y Jaemin, quien usaba los guantes para atajar, terminaba con la pelota en la mano por sus débiles disparos.
Chaeyoung sacudió el cabello del niño cuando pasó a su lado luego de que Mina le hiciera una seña de que saliera un momento. Tomó dos botellas con agua del banco tras ella y le entregó una. Lo observó beber con tranquilidad y luego se acercó hasta Mina. Somi estaba frente a la rubia dándole algunos consejos y con una planilla en mano, cual asistente que Sana no necesitaba. No para su gusto.
La chica se le adelantó y le dió otra botella a la rubia, sonrió ampliamente cuando la rechazó con cortesía porque aún no la necesitaba. Sin embargo, ella quitó la tapa de la que sostenía y abrazó a Mina desde atrás, pasando el brazo frente a sus ojos para que tomara la botella.
— Lo estás haciendo muy bien, cariño -—le dijo mientras Mina bebía con gusto. Somi golpeó la lapicera contra la planilla y señaló hacia un costado, donde dos autos se acercaban.
— Son más niños, iré a recibirlos — murmuró y Chaeyoung asintió con su mejor sonrisa para que lo hiciera. Ya no le divertía tener que dejarle en claro que Mina era su esposa, porque la rubia apenas le prestaba atención, pero si le divertía sus reacciones cuando ella aparecía para arruinarle sus obvios avances.
Giró a Mina sin separarse y notó que algo de sudor se había juntado en su frente, cayendo con prolijidad en todo su cuello. Apartó un mechón de pelo sobre su rostro y palmeó suavemente su gorra. Había visto las porristas de su Instituto cuando asistía y lo corta que eran sus faldas e incluso había disfrutado de la vista cuando la hacían girar y mostraban de más; pero el uniforme no oficial que Mina llevaba puesto llamaba más su atención.
Sus piernas bronceadas bajo ese short, su clavícula al aire tras esa remera blanca y su cabello largo y bien cuidado bajo esa gorra azul, eran la combinación favorita para ella. Luego de Mina en ropa interior, porque nada se comparaba a cuando la veía pasearse por su cuarto o la sentía dormir en ese estado.
Rodeó su mejilla izquierda con su mano y la acarició. Se preguntó por qué Sana cerraba sus ojos, si sentiría lo mismo que ella cuando la rubia imitaba ese gesto al llegar de su oficina cada mediodía. Tiró con suavidad hasta ella y se inclinó para dejarle un beso en los labios. Una unión sin movimiento, solo una boca sobre la otra por unos segundos.
Se alejó y se repasó los labios con la lengua, llevando el sabor de Mina a su interior.
— Te lo dije tío, ellas están muy enamoradas —escucharon ambas y Mina volteó, Taehyung se acercaba con Mark Lee y sus pasos con total seguridad. El hombre ignoró el comentario del chico y se detuvo al lado de ambas, inspeccionándola sin mover su vista pero haciéndolo; Chaeyoung conocía ese tipo de miradas porque así lo hacía apenas conocía su nuevo negocio— Chaeyoung, Mina, mi tío. Tío, ellas son...
— Si, si, Taehyung no soy idiota —lo interrumpió el hombre mayor— Chaeyoung y Mina, acabo de escuchar. Tu cara me es familiar —le dijo a la castaña y Chaeyoung entrecerró los ojos; su rostro para nada llegaba a sus pensamientos así que no, no podían conocerse.
— Lo lamento pero creo que nunca la había visto antes —le dijo antes de estirar su brazo y esperar estrechar sus manos. Mark la observó una vez más, Mina su cuerpo para inspeccionar a Sana y finalmente volvió a su lugar, aceptando el saludo de Chaeyoung sin inmutarse— Es un placer conocerlo, todo el mundo habla bien de usted.
— ¿Ya conoces a todo el mundo? — preguntó en cambio Mark y Chaeyoung lanzó un resoplido sarcástico, negando ligeramente con la cabeza— Lo suponía ―agregó con tanta seriedad que la castaña le sonrió con esfuerzo— Mujer de negocios ¿eh?
— Un poco, trabajo en una oficina. Es un negocio pequeño —aclaró Chaeyoung.
— Ningún negocio es pequeño —replicó Mark— ¿Y exactamente en que te especializas?
— Es algo simple. Controlo los contratos de la empresa de un amigo y la mayoría del tiempo soy algo así como su contadora.
— Dos cosas completamente distinta s― dijo Mark, sosteniendo las manos tras su espalda— pero es bueno ver a alguien con ambición. Hace tiempo estaba esperando por alguien así —terminó el hombre y Chaeyoung alzó su mentón, moviendo su cabeza en agradecimiento— ¿Y tu mujer se dedica a...
— Es la nueva entrenadora de Santa Bárbara —respondió Chaeyoung orgullosa, rodeando a Mina por sus hombros y pegándola a ella— tendremos un trofeo infantil en alguna vitrina este año, lo sé —terminó, observando a la rubia y notando el sonrojo en sus mejillas.
— Eso sería interesante de ver —se coló Taehyung— el último equipo infantil que nos representó era solo de niñas pero perdieron la final en California— Pero Mina tiene pasado deportista, ella sabrá que hacer —les sonrió él y Chaeyoung notó una mirada de Mark, continuando su inspección.
— Myoui Mina —masculló el hombre— Juraría que te he visto en alguna revista —aseguró él y la rubia se aclaró la garganta, negando al instante.
— Eso es casi imposible.
— Casi —repitió Taehyung— de verdad, podría jurarlo. El nombre no lo recuerdo pero si tu rostro. Salías de caminata con un tal...ahg, no lo recuerdo tampoco, fue hace tiempo. Pero el tipo hundió su carrera como actor meses después, al decir que era gay y mostrarse públicamente con su pareja.
— Es una muy buena historia —bromeó Chaeyoung— pero no es mi esposa de la que habla.
— ¿Y antes a qué te dedicabas? —insistió la mujer.
— Ayudo en la empresa de Momo —soltó Mina sin pensarlo y la castaña asintió, respaldando sus palabras.
— Mujeres de negocios. Bien, bien, me gusta...Bueno, debo irme. Solo recuerden estar al día con los impuestos, no querrán tener problemas —Dijo Mark, guiñándole un ojos y pasando frente a ellas
— ¡Suho! —se detuvo el hombre con un fuerte chasquido de dedos y regresando a las dos— Ese era el nombre del tipo. Solía ponerse algo en la cabeza, como un pañuelo o un intento de eso y cubría su asqueroso corte de cabello.
Chaeyoung entrecerró los ojos y apretó más a Mima contra ella, recibiendo los brazos de la morena alrededor de su cadera.
— No era ella —aseguró la castaña seriamente y Mark se dio por vencido, alzando sus manos en demostración— Hasta luego.
Lo vieron alejarse con Taehyung tras el y Chaeyoung suspiró aliviada cuando desaparecieron de su radar. Mark Lee sabía tanto de ellas como ellas del hombre. Y eso no era nada bueno por supuesto; jamás le había pasado estar en ese lugar, el de ser investigada por su futuro objetivo y limitarse de alguna manera en sus planes.
El hombre era astuto e inteligente, y estaba segura que dentro de las paredes de su casa lo era aún más. Seguramente debía tener sistema de alarmas o algunos perros cuidando la entrada. Posiblemente este trabajo se alargue más de lo habitual y los planes cambiarían por momentos.
Mina pasó una mano frente a su rostro y parpadeó varias veces, volviendo su vista a ella.
— ¿En qué piensas?
— Casi nos descubre —susurró ella y la morena ladeó la cabeza.
— Casi, pero no va a hacerlo. Lo de mi contrato con ese...bueno, ya fallido actor, fue hace tiempo. No hay manera de que pueda llegar a ello.
— ¿Y si lo hace? —preguntó Chaeyoung por lo bajo. Mina alzó una ceja y se echó hacia atrás, antes de largar una pequeña risa. — ¿Estás paranoica? Tengo que recordar este día.
— Mina, estoy hablando en serio.
— ¡Por supuesto que no lo hará! Eso fue contrato entre la productora y yo. Nadie más se vinculó, no hay manera de que alguien acceda y descubra eso. Tranquilízate por el momento —la seguridad de Mina caló en ella y dejó de pensar en eso, en Mark Lee. Pero recordó las palabras que Namjoon le dijo tras firmar su primer trabajo: "...el primer y último trabajo, siempre serán los más difíciles. Sobre todo el último, porque debes irte por la puerta grande..."— ¿Chaeyoung? —insistió Mina.
— Si, si, está bien...dijiste que era un trabajo en equipo ¿no?
— Ajá ―susurró la rubia sin entender.
— Pues si dices eso, confiaré en ti. No me preocuparé.
Regla número 5: Solo confía en ti misma y en tus habilidades. En nada más.
Chaeyoung abrió los ojos, de manera desmesurada y sorprendida cuando la puerta se abrió y Olivia ingresaba corriendo, sacudiendo la mochila tras su espalda porque cargaba algo entre sus manos contra su pecho
Beom-gyu llegaba tras ella, más tranquilo pero con su brazo rodeando el hombro de otro niño; hablando animadamente con él cual dos mejores amigos de toda la vida.
Parpadeó varias veces y se puso de pie, abandonando el sillón y dejando a un costado el periódico que leía.
— Ey, ey, detente ahí —se paró frente a Olivia e impidió su paso escaleras arriba. No le agradaba nada lo que sostenía con una sonrisa y menos aún que lo paseara por la casa— ¿Qué rayos es eso?
— Un perro, Chaeyoung.
— Sé que es un perro...cariño —agregó al notar cómo Beom-gyu se acercaba con el otro niño pero qué hace en mi casa.
— Estaba dentro de una caja, a unas cuadras de aquí y míralo —le dijo Olivia extendiendo sus brazos y dejándolo frente a su rostro. Ella lo alejó al instante y apretó los labios, eso le iba a salir caro a esa niña— está muy delgado.
— El autobús te deja aquí, frente a la vereda ¿cómo es qué estaba a unas cuadras de aquí?
— Pues me bajé antes, duh. No es muy difícil —Se burló la niña, recibiendo las lamidas del cachorro en su rostro Chaeyoung gesticuló con repulsión y tragó fuertemente Le compraré un collar, le pondré nombre y le diré al veterinario que lo vacune.
— Oh, no, no. No harás nada de eso-la cortó la castaña —llévalo y devuélvelo. Déjalo dónde estaba.
— ¿Qué? ¿Por qué? ¡Míralo! Tiene hambre.
— ¿Y que tal si algún niño lo dejó olvidado? —fingió Chaeyoung preocupación, agachándose a su altura— No querrás hacerlo llorar cuando regrese y se encuentre con la caja vacía ¿cierto? —Olivia entreabrió la boca y le dedicó un gesto de obviedad.
— No tengo cinco años. No caeré en eso.
— Suficiente, Olivia — la cortó Chaeyoung, irguiéndose— Lo regresas dónde estaba. Sabes que no me gustan los animales, cariño.
— Pues un perro básicamente es una mascota —se coló aquel niño desconocido a la conversación y Chaeyoung lo estudió, rodando los ojos cuando no la vió— y está científicamente comprobado que hace a las personas gruñonas, menos gruñonas —terminó él y la castaña volteó a verlo de inmediato.
— Pero, niñito, para tener una mascota, hay que tener tiempo. Debes cuidarlo, bañarlo, alimentarlo y...
— Yo lo haré —la interrumpió Olivia y Beom-gyu asintió, apoyando su idea.
— Entonces si ella lo hace, usted solo deberá pagar sus vacunas —siguió el niño y ella le fingió una sonrisa— Papá me deja tener mascotas en casa. Tengo un conejo que duerme conmigo.
— ¡¿Un conejo?! —se sorprendió Chaeyoung, imaginándose la situación y temblando de solo pensarla— ¿cómo vas a compartir tu cama con un conejo, niño?
— Se llama Zanahorias, y se lleva muy bien con Agatha, mi gata de cuatro años.
— Tu cuarto debe ser un nido de pelos por todos lados —susurró la castaña.
— A papá no le molesta —dijo él orgulloso— pero a usted parece que si. Necesita una mascota con urgencia...Oye Beom-gyu, pregúntale a tu mamá si te da permiso y se quedan con Oliver.
— ¿Quién es Oliver? —preguntó Chaeyoung cruzándose de brazos.
— Pues él —respondió Beom-gyu, señalando el cachorro que no dejaba de mover su cola— Cuando mamá regresé hablaré con ella.
— Todos tenemos un padre buena onda...y otro gruñon —murmuró aquel niño, pasando al lado de Chaeyoung junto a Beom-gyu rumbo a la cocina.
— ¿Quién demonios es ese niño?—inquirió la castaña a Olivia— ¿Y por qué está en mi casa?
— Literalmente no es tu casa —susurró la niña y ella rodó los ojos— y es...míralo tú misma —terminó Olivia, volteando y señalándole el cierre de su mochila. Chaeyoung lo abrió y tomó lo que ella le indicó. Abrió una carpeta gris y allí estaba, la foto de aquel niño que ahora reía con Beom-gyu mientras bebían limonada, en la primera página. Con el nombre de Lee Hee Seung acompañado.
— Pero qué... ¿Cómo pasó esto? —le preguntó por lo bajo, tomándola del brazo y alejándola para que no la escucharan— ¡Me tiene como la madre gruñona! ¡Él!
— Y quién no —ironizó la niña— Estábamos en la entrada del colegio, Beom-gyu lo vió llegar y se golpeó contra él, bueno, fingió un tropiezo y los videojuegos de ambos cayeron. Lo raro fue cuando salimos...Dong Wook estaba esperándolo y cuando le dijimos quiénes eran nuestras madres, ella ya lo sabía. Conoce incluso nuestra dirección.
— Si, lo sé. Sabe mucho de nosotros. Oigan, deben tener cuidado. El niño también es inteligente.
— Beom-gyu se encargará de él —dijo Olivia— yo de su mejor amigo...Iré a bañar a Oliver —murmuró al ver a Chaeyoung pensativa. Dando unos pasos hacia atrás con lentitud y corriendo finalmente al lavadero al no recibir respuesta.
Si Mark Lee solo se relacionaba con gente de antigüedad en el lugar ¿qué hacia su hijo compartiendo tiempo con los de ella? Bueno, con los que fingían serlo el caso era el mismo. pero
Chaeyoung se pasó una mano por el cabello y rascó su cabeza: Mina se había acercado a Taehyung y los niños ya a Hee Seung. Todo estaba siendo fácil en ese sentido. Lo difícil debía comenzar ahora, continuar con todo.
Caminó hasta la cocina y vagó su mirada en Hee Seung: era un niño delgado, de pequeña estatura o tal vez la adecuada para su edad, su cabello negro se peinaba hacia un costado y llevaba anteojos. Observó su mochila en una de las sillas y notó que era lisa, tanto como el uniforme escolar aún llevaba. que
Llegó hasta la heladera y tomó un pastel que había comprado el día anterior, cortando dos porciones luego de dejarlo en la mesa.
— Olivia me dijo que te llamas Hee Seung. Bueno, Hee Seung, soy Chaeyoung—le sonrió ella y el niño asintió mientras comía una hamburguesa— ¿Te gusta el pastel de chocolate?
— Me encanta, pero solo puedo comerlo una vez a la semana.
— ¿Y ya has comido esta semana? Genial —agregó cuando él negó con la cabeza.
—¿Puedo usar su teléfono luego? Papá tiene que venir a buscarme antes de las tres.
— Claro que puedes usarlo. Pero si quieres, te llevamos a casa. ¿Cierto Beom-gyu?
— ¡Si! Mamá tiene un Cadillac, te encantará.
— Oye Hee Seung —Dijo Chaeyoung— ¿te gusta el fútbol?
— No mucho ¿por qué?
— Por nada ―le sonrió ella antes de llegar a Beom-gyu y dejarle un beso en su cabeza— terminen de comer y luego hablas con tu papá, Hee Seung. Tal vez te deje quedarte un rato más... Beom-gyu tiene muchos videojuegos —le dijo al dejar la cocina para regresar al sillón.
Se detuvo en medio del living, cuando la puerta se abrió con una Mina cargada de bolsas de compras, recordó cuando Olivia ingresó minutos atrás.
— Chaeyoung, toma, ayúdame. Estás bolsas...
— Ahora no, Mina... ¡Beom-gyu! —gritó dirigiéndose al lavadero con notable enojo— ¡Regresa aquí con ese animal!
— ¡Mamá! —exclamó Beom-gyu llegando a Mina y colgándose de su cadera.
— Beom-gyu por qué... ¡Cielo! Hola, cariño ¿cómo estás? —le preguntó al ver a otro niño llegar tras él.
— Muy bien, oye mira, él es Hee Seung, un amigo ¿podemos quedarnos con un cachorro?
— ¿Qué? Hola, Beom-gyu.
— Hola señora la saludó él con timidez, aún manteniéndose a un costado.
— ¿De qué hablas, Beom-gyu? — preguntó la rubia, tendiéndole una bolsa—ayúdame con esto.
— Olivia rescató un perrito ¿podemos dejarlo en casa? —Mina arrojó el resto de bolsas sobre la mesa y recordó sus convivencias con animales, sobre todo con perros.
— ¿Le has preguntado a tu madre?
— Dijo que te preguntemos a ti —dijo Beom-gyu, hurgando entre las bolsas hasta encontrar algo de su gusto.
— No lo sé, Beom-gyu.
— ¡Vamos, mamá! Es lindo y pequeño. Lo cuidaremos.
— Pero...
— Beom-gyu dice que usted no es la madre gruñona —intervino Hee Seung, tomando una barra de cereal que Beom-gyu le tendía.
— ¿Eso dijo? —preguntó Mina orgullosa— ¿Lo cuidarás Beom-gyu?
— ¡Mucho! Y Olivia lo bañará. Solo debes acompañarnos a ponerle sus vacunas—Está bien —respondió la rubia— pueden tener un perro.
— ¡Genial! —exclamó Beom-gyu, palmeando el hombro de su amigo para que lo siguiera— ¡Gracias, mamá!
— Oye ¿y tu madre gruñona no se enojará? —le preguntó Hee Seung, subiendo las escaleras con velocidad.
— Pues seguro...pero mamá sabrá calmarla —terminó él, cerrando la puerta de su habitación y armando la consola de sus videojuegos para no escuchar los reclamos de Chaeyoung luego.
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