La escuela
El maestro me castigó de nuevo. No es justo, porque yo solo olvidé la tarea. Pero me miró feo (o al menos creo que eso hizo, al menos si tuviera ojos) y señaló detención. Ahora estoy esperando a que mamá pase de nuevo por mi.
Eso no pasará. Ya sé que se perdió y no volvió a casa. Era una valiente exploradora, y seguramente todo lo que recorrió sirvió de algo para nosotros. Según ella, somos iguales que todos. Todos sentimos y vivimos. La diferencia está en los sueños.
No sé qué son esos. Ella decía que eran historias que veías en la cabeza cuando dormías. Y que una vez ella se durmió y apareció aquí, porque viene de otro universo. Un lugar donde el día y la noche son predecibles, y no hay entidades. Los maestros tienen caras y existen lugares preciosos. Siempre prometía que me llevaría ahí. Pero ya no lo cumplirá.
Vinieron sus compañeros ayer antes del toque de campana. Me dijeron que se había perdido y que ahora estaba solo. Luego se fueron. Lloré hasta el toque y por eso no hice la tarea. Le expliqué al profesor, pero... aquí estoy haciendo planas de "la irresponsabilidad roba vidas".
Dudo que de verdad tenga sentimientos. Y creo que yo también me estoy quedando sin ellos. Mamá lloraba siempre cuando recordaba su universo. Yo ya no tengo a mamá y ya no estoy llorando. ¿Tal vez encontró el camino de vuelta a su casa y está camino a regresar por mi?
Dijo que Nana y Nono (sus papás) la estaban esperando. Que los vería algún día. Y que luego me llevaría a conocerlos. Y probaría el pastel de "chocolate", que sabe mucho mejor que el pastel de almendras que me prepara para mis cumpleaños. Y que haría muchos amigos, más que aquí. Los niños de aquí son aburridos y no saben de bromas. Allá dicen que son mucho más expresivos, y que seguramente dejaré de ver la escuela como una cárcel.
Dice que allá el "sol" pega con fuerza contra las ventanas y a veces hace calor, así que los maestros con cara regalan "limonada" que no está contaminada. Y luego juegan en el patio y aprenden muchas cosas. Hay idiomas y lugares y juegos y comida... ni siquiera parece real. A esa escuela yo iría sin que tenga que regañarme todo el tiempo.
Le diré adiós al profesor sin cara y le mostraré mi trasero. Luego tiraré sus hojas en blanco y saldré corriendo por los pasillos aunque el cartel diga que no lo hagas. Patinaré sobre el suelo mojado, abriré casilleros y entraré por tosas las puertas que están prohibidas. No podrán decirme nada porque no seré su alumno. E iré a ese universo, y entrenaré para convertirme en un explorador igual que mamá.
Solo tiene que regresar para sacarme de detención. El postre favorito de los maestros son los niños que se escapan de detención.
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