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Capitulo 2


Cuando eres como yo, muchas personas tienden a mirarte dos veces, y algunas te llenan de las preguntas mas estúpidas. Siempre me a gustado explicar, entonces cuando tienen dudas les respondo con las mejores de mis sonrisas.

Claro que ellos no me responden de la misma manera, simplemente me miran con disgusto y preguntan como es que puedo vivir asi.

Es difícil explicarles y que me entiendan que toda mi vida me e sentido de una manera diferente a los demás. Y que no fue hasta los catorce años donde me anime a hablarlo. Aun así hice todo lo que quisieron, fui a una psicóloga, hable con varios terapeutas de echo, pero yo no me sentía cómoda en el cuerpo que tenia a esa edad, me sentía que nací en un cuerpo equivocado y que no lo entendieran me frustraba, lloraba todo el tiempo deseando no sentirme asi, pero lo hacía.

Desde que era mas joven supe que algo estaba mal conmigo, algo no terminaba de cerrar. Hasta que a los quince años, ahorrando suficiente gracias a un trabajo de verano que conseguí, pude empezar mi tratamiento de transición, estaba muy orgullosa de haberlo conseguido, de cambiar mi nombre, de poder adaptarme a un cuerpo con el que me sentía sumamente cómoda, pero no todos opinaban igual que yo.

Debí cambiarme de escuela al menos dos veces hasta que me conseguí un grupo de chicas medianamente amables que me aceptaron sin chistar, tuve que enfrentarme a largas charlas con profesores sobre mi identificación, y largas e inalcanzables peleas con familiares.  Y lo que alguna vez fue un hogar feliz lo destruí, papá no se cansa de recordármelo, mientras que mamá tiene esa sonrisa entumecida en su rostro fingiendo una felicidad para nada verdadera

Por eso me alegraba haber sido inteligente, y ahorrar demasiado dinero haciendo muchas horas en diferentes tipos de trabajo que me aceptaban para irme a la universidad y alquilar una casa. La cual comparto con otros estudiantes, pero no me molesta, me llevaba bien con todos ellos. Eran como la familia que estuve buscando toda mi vida, nunca tuve que darles la explicación de lo que fui, ellos simplemente me sonreían y me decían que estaba bien que les haya dicho porque significaba que confiaba en ellos, pero eso no cambiaba nada.

Viví en Golden Valley desde que nací hasta que por cosas del trabajo de mi papá, nos mudamos a Auckland a mis nueve años, y cuando me mude a la universidad ellos volvieron a mi ciudad natal. Viajaba a Golden Valley de vez en cuando, solo porque mamá me llamaba diciendo que no olvidara que tenia un hogar al que volver, quería decirle que esa casa dejo de ser mi hogar desde que les dije mis inseguridades. Pero eso significaba hacerla llorar, y me rompe el corazón escucharla llorar.

En esas vacaciones, mamá me hablo de mi antiguo amigo de capturar ranas cuando éramos pequeños llamado Reggie, el cual no veo hace mucho tiempo, desde que me mude para ser mas especifica. "Paso un tiempo difícil cariño, pero quiere ir a la universidad, aun así su madre no le permite vivir solo en lo que su hermano no esta...¿crees que puedas darle el cuarto disponible?"

A lo que pregunte "¿Qué le paso?"

"Oh Ronnie, esas cosas no se preguntan".

Sin embargo, el Reggie de niño era muy diferente al Reggie adolescente que esta conduciendo el auto en este momento mientras lo observo disimuladamente por encima de mi ejemplar de "Cumbres borrascosas" lectura obligatoria para mi clase. El Reggie niño casi siempre andaba sudoroso, tenía mejillas regordetas que me gustaba aplastar porque le molestaban, era mas grande que a veces usaba la ropa de su hermano.

El Reggie adolescente tenía las mejillas mas ahuecadas, su cabello negro estaba corto, y la ropa ahora le quedaba mas floja como si bailara en su cuerpo.

—¿Por qué me miras tanto?—pregunta él a lo que yo sonrío volviendo a mi lectura.

—Solo recordaba cosas.

—¿Cómo que?—pregunta él observando por el espejo retrovisor.

—Cuando metimos ranas en los zapatos de tu hermano y salió llorando, fue el mismo día que te había molestado.—dije haciéndolo reir.—Es curioso, antes agarraba ranas sin problemas, y ahora soy capaz de llorar por una.

—Parece que alguien se volvió la llorica.-comenta con una sonrisa burlona.—¿No viste la película de ese libro?

—Al profesor no le gustara que haga trampa en mi tarea, además, las películas se saltean muchos datos importantes.—dije leyendo atentamente.

Al cabo de un rato, cuando los ojos se me cansaron de la lectura y la canciones volvían a ser repetitivas. Fuimos llegando a la ciudad, donde fui guiando a Reggie por el camino mientras él intentaba concentrarse y a la vez sus ojos se desviaban por la ciudad.

Reggie estaciono frente al garaje de la casa, la cual era blanca, de dos pisos con una entrada que intente arreglar varias veces. Alcanzo a ver la bicicleta roja con el sticker de un power ranger aplastando los arbustos, suelto un leve gruñido caminando a la misma entrándola.

—Siempre le digo que no deje sus cosas tiradas o las pueden robar...y aplasta las plantas.

Reggie me sigue en silencio con el bolso en su hombro y aferrado a una de las cajas con las que vino mientras lo dejaba ingresar. 

La casa tenia un concepto abierto que al entrar te permitía la vista de un amplio living, a los lejos llegaba la cocina-comedor que me encanto remodelar apenas la compre donde había una puerta que te llevaba al lavadero y tenías una linda vista al jardín.

De la escalera baja corriendo un niño de cabello color cobrizo y con varias pecas, grita mi nombre mientras que en sus manos sostiene un arma de juguete que lanzaba dardos de plástico. 

—¡Ronnie llego! ¡Ronnie llego!.—dice y se detiene de golpe viendo a Reggie frunciendo el ceño.—¿Quién es él?

—Laurie, él es mi amigo Reggie, vivirá con nosotros ahora, ¿te acuerdas que te dije?—hable—Reggie, él es Laurence, puedes decirle Laurie.

—No, él puede decirme Laurence.

—¡Laurie!

—Esta bien Ronnie.—dice Reggie.—Un gusto, Laurence.

Reggie le muestra una mano a Laurie mientras intentaba sostener la caja, pero el niño lo mira fijamente, le dispara el arma haciendo que el dardo se pegue en su frente, Reggie se queja, y aprovecha el momento para patear su rodilla e irse corriendo mientras ríe a carcajadas, lo que me dejo a mi bastante sorprendida mientras que Reggie se agarraba la rodilla con dolor.

—Lindo niño.—murmura Reggie mientras aprieto mis labios para no reírme.

—Creo que el grito de mi niño de que su mejor amiga llego, mas la mueca de queja que veo en el chico, deduzco que Laurie lo conoció.—dice Florence bajando las escaleras con su cabello claro cayéndole por la espalda y vistiendo jeans con una remera roja.—Lamento eso, usualmente es amigable. No con desconocidos, soy Florence, tu debes ser Reginald, Ronnie hablo mucho de ti.

Presiento la mirada de Reggie.

—Hable de él como con cualquiera.—dije restándole importancia.—Tu pequeño diablillo corrió al patio.

—Puedes decirme Reggie.—dice él de manera educada, mi amiga sonríe colocándose su cabello al costado. 

—Mejor ire a ver que hace, debemos ponernos al día Reggie.—comenta Florence retirándose de nuevo, miro a Reggie.

—Madre soltera y adolescente.

—Lo supuse.

Le mostré a Reggie la parte de debajo de la casa y el calendario con las actividades, y el lugar donde podía almacenar sus cosas, le repetí por las dudas varias veces que si dejaba comida que solo él quería tener, tenia que asegurarse de ponerle etiqueta. Porque cuando Paul viene con hambre, no hay nada que lo detenga para arrasar con todo a su paso.

Lo lleve escaleras arriba, y creo notar que el simple echo de subir unas escaleras lo agotaron, pero me ofrece una leve sonrisa cuando llegamos. Caminamos a su cuarto, con cuatro paredes, un armario, un pequeño escritorio que nuestra antigua compañera de casa dejo y una cama.

—Espero que no te moleste que sea de color rosa.—dije viendo la habitación.—Podemos pintarla.

—Esta bien.—dijo él, aunque no se a que se refería su "esta bien", si estaba bien que dejara su cuarto rosa o esta bien que la pintemos.

Reggie deja sus bolsos y yo suspire.

—Mañana podemos hacer un recorrido, no estamos tan lejos de la universidad entonces podría mostrarte lo que quieras...acomódate lo que quieras, mi cuarto esta al frente.

—Gracias, Ronnie.

—Bienvenido.—dije sonriendo.—En un rato llegaran los otros dos para que los conozcas.

Reggie asiente y me lo quedo viendo unos segundos antes de retirarme e ir a mi habitación, apenas cruzo la puerta me saco las zapatillas dejando que el piso cubierto con alfombra hagan contacto con mis pies, enciendo la lámpara de mi escritorio y me acerco al pez dorado que nada en su pecera circular.

—Hola Simba, ¿Laurie te alimento bien?—susurre viéndolo, cuando no estoy, a Laurie le gusta cuidar de mi mascota. Deje mi bolso en el suelo y enciendo mi laptop, en la pantalla de inicio aparece una foto mia con John donde sonreímos a la cámara, habíamos tenido una discusión antes de que me fuera a Golden Valley y no me ha llamado, debería hacerlo. Solo para asegurarme si estaba bien.

Niego con la cabeza, él debería llamarme, yo no inicie la discusión para empezar. Entro a internet para ver si la universidad me mando unos mails.

—Así que ese es tu amigo Reggie.—escucho la voz de Florence entrando a mi cuarto tras sacarse las zapatillas.—Debo ser honesta, por la forma en que lo describiste esperaba algo diferente.

—No me di cuenta que la gente cambia en diez años.—dije en broma, Florece rueda sus ojos.

—Es un lindo chico, tiene unos pómulos bastante marcado.

—¿Lo buscas de pretendiente, Florence?

—Ay no, el chico parece aterrado apenas conoció a Laurie.—dice riendo.—Pero para ti...algo asi como un romance nacido desde la amistad.

—Noticia, yo ya salgo con alguien, ¿te acuerdas de John?

—Oh si, ¿Qué no tuvieron una discusión donde te llamo puta?—pregunta y me volteo a verla, ella se cruza de brazos alzando una ceja.

—Él no me llamo puta.

—Sus palabras fueron parecidas a esas. Solo recuerdo que te fuiste llorando a Golden Valley, ¿al menos te llamo?

Abrí mis boca para contestar cuando el grito de Reggie sonó por toda la casa, Florence murmuro el nombre de Laurence entre dientes mientras ambas íbamos a ver que había sucedido.

Laurence reía a carcajadas, mientras que Reggie estaba aterrado, cuando veo el objeto del que se trata. Suspiro agarrando la cola del ratón de juguete de Laurie dándoselo, a mi también me había asustado con eso varias vece, maldigo a Paul por regalárselo.

Laurie sale corriendo antes que su madre lo regañe, yo me volteo a Reggie.

—Es su forma de darte la bienvenida al hogar.

Los dos últimos miembros que a Reggie le faltaron conocer hicieron acto de presencia del cual fue algo incomodo al principio, pues Tucker entro diciendo "hay un auto de mierda y viejo estacionado frente a nuestra casa", a lo que Reggie contesto "es mio". Paul, quien saco su vista de su celular, se había reído.

Se presentaron, y luego Paul se acerco a preguntarle si le gustaba los videojuegos, y ahora tenia a tres chicos hablando de videojuegos mientras yo maldigo porque es mi día de cocinar.

Paul estudiaba tecnología mientras que Tucker estudiaba cine y televisión, Florence por otro lado estudiaba la carrera de medicina. Era una casa con personas bastante variadas si debo ser honesta, pero me gustaba, esperaba que a Reggie le gustara de igual forma.

Cuando termino de cocinar, bastante orgullosa de mi misma, pongo los platos delante de todos, hablamos por un largo rato. Y yo me encargo de contar sobre mi niñez con Reggie. Al terminar de cenar, a Tucker le tocaba lavar los platos.

—¿Qué opinas de tu primer día?—pregunte viendo a Reggie que terminaba de acomodar su cuarto.

—Un niño me pateo la rodilla, insultaron mi auto, y me preguntaron si voy a quedar loco tras estudiar lo que voy a estudiar.—dijo Reggie y abrí la boca pero él niega.—Me gusto estar aquí, fue fácil caerles bien a Tucker y Paul.

—Oh si, parecen siameses, no te asustes si escuchas gritos de Paul, se pone muy intenso cuando pierde en sus jueguitos, o si Tuck aparece con una cámara de video diciendo algo que no entiendas...Laurie se ira acostumbrando a ti.

—Florence también me cayo bien...me recuerda a mi madre.

Me reí dándole la razón.

—Ser madre de Laurie de alguna forma la convirtió en madre de todos.-comente.—Bien, te dejo dormir, mañana debemos seguir con el recorrido. Buenas noches, Reggie.

—Buenas noches, Ronnie.—dice mientras lo veo agarrar su cepillo de dientes e ir al baño, hago una mueca viéndolo y camino a mi cuarto donde me tiro en la cama observando el celular maldiciendo el nombre de John.

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