—Bienvenido.

Sehun se mantiene sentado en el sofá. Su cuerpo está tambaleante, Yixing le ha dicho que debe comer más y tomar todas sus medicinas. Aun es demasiado pronto para poder realizar su rutina como siempre, aunque, ¿de verdad quiere seguir con esa misma vida?

—Oh, hola.

El pecho duele con aquel saludo tan escueto. ¿Será que...

—Oh...entonces, te irás de nuevo.

La afirmación sorprende a su esposo que parece verse demasiado afectado.

—Tuve llamadas perdidas, estaba en el avión, ¿sucedió algo?

—No, nada.

Mentir era malo, demasiado para ambos, pero Sehun no tiene la fuerza para afrontar la verdad hacia el hombre que tiene frente a él, tan distante, tan desconocido, ¿de verdad ese era el hombre con el que se había casado?

—Bien, y...lo siento, pero la situación con los países europeos es tensa y...

Y Sehun le observa, sus ojos divagan por el rostro de Kris que se ve cansado y emocionado por lo que le está contando.

—El lunes por fin termina y estaré en casa un par de días, ¿qué tal si vamos a la exposición en el museo?

Algo en su corazón el sabe a promesas incumplidas, a mentiras esparcidas de nuevo por el hombre que las dice, pero aun así, su corazón enamorado quiere creerle.

—Me encantaría.

Sonríe. Tan falsamente que Kris deja de mover sus manos y lo miran fijamente. Por un instante parece que sus miradas se conectan y hablan entre ellas. Un silencio se expande entre ambos y los ojos de Kris dejan de brillar, se opacan lentamente y se acerca de la misma forma a un Sehun que se da cuenta y rehuye.

—Hunnie, ¿qué pasa?

No.

No por favor, no.

Sus ojos comienzan a picar cuando el hombre se acerca más y más, cuando sus manos están tocando sus mejillas y parece tan sorprendido por el frío de su cuerpo que abre la boca, pero cuando quiere hablar, cuando parece que se da cuenta de que algo no está bien...

—Yo...

Y el móvil suena. Siempre el maldito sonido de urgencia. Kris rompe el contacto y mira el mensaje. Sehun se muerde los labios aguantando las emociones contraídas en su pecho.

—Tengo, tengo que irme, mi vuelo se adelanto para hoy. —Guarda su teléfono en su saco y se da cuenta de que Sehun muerde sus labios y aprieta los puños con fuerza. —Lo siento, debo irme.

Sehun solo asiente fingiendo mirar el libro a su costado. Kris no es capaz de leerle a su esposo, la conexión armoniosa entre ambos parece haberse ido y aun cuando su corazón le pide quedarse, su mente piensa en los planes, en lo cerca que se encuentra y se obliga a irse.

—Te amo.

El beso que recibe en su mejilla entume su cuerpo, y cuando Kris baja con su maleta de nuevo, Sehun es capaz de liberarse del silencio y las lágrimas suenan más que cualquier melodía.