03.
Conforme los días pasaban, Leo había aceptado la idea de tener un bebé, aunque en ese detalle había algo que le preocupaba un poco.
— Aunque digas eso, ya no somos jóvenes...
Bueno, en ese aspecto lo comprendía en parte, Memo también lo entendía y pese a que se encontraban en buena salud gracias a su estilo de vida en el deporte, un bebé a cierta edad, a veces puede ser peligroso.
Aún teniendo los servicios médicos de calidad y todo ello, no siempre los embarazos avanzada la edad terminan bien.
Pero el doctor les tenía cosas favorables cuando checaron la salud de ambos, al menos en ese momento.
Por ello su deseo de ser padres creció más.
Y también el "hacer al bebé".
Tras el orgasmo, Memo acabo llenando con su esencia el interior de su Omega, quién debido a la intensidad del placer, no se acordaba de su nombre siquiera.
Se acostaron en la cama y Memo se recargo en el hombro de su amado, dándole infinidad de besos.
— ¿Quieres más?
— Ya déjame descansar...— Respiró con dificultad tras el clímax.— Llevamos varios días haciéndolo...
— Un bebé no se hace de la noche a la mañana...— Memo se enderezó un poco para besarlo, y de ahí bajar por su pecho hasta darle varios besos a su vientre.
— Tienes demasiada energía...— Sonrió Leo.
— Solo quiero que tengamos un bebé.— Volvió a sonreír para inclinarse hacia él y darle un beso.
Pero conforme pasaban las semanas, los resultados de los test de embarazo no arrojaban lo que deseaban tener.
"Nada, negativo".
Así habían pasado varios meses, sin ninguna noticia de la cigüeña.
— Deberíamos dejar de intentar...
— ¿Eh?
La voz de Leo sonaba deprimida y Memo se preocupo cuando le escucho decir eso.
"Probablemente yo no pueda tener hijos, ¿no lo habías pensado?"
Eso seguía preocupando a Ochoa, no quería que el deseo de tener hijos frustrará a su amado al punto de deprimirlo, aunque básicamente eso estaba sucediendo.
— ¿Que tal si el del problema soy yo?.— Memo continúo.
— No creo... siento que no puedo darte hijos...
— Escucha lindo, no pienses eso.— Le había tomado las manos.— Se que podemos encontrar una solución...
— No creo.— Volvió a repetir.
Años atrás, cuando era más joven, Leo había tenido una relación con otro Alfa, con Cristiano Ronaldo... se habían conocido muy jóvenes y el amor fue inevitable...
Desgraciadamente las cosas no acabaron bien por una importante razón que hacía que Leo se sintiera culpable de no tener hijos con Memo: Había sufrido un aborto espontáneo cuando estaba con Ronaldo, y pese a que esté le dijo que volverían a intentar tener hijos, nunca se pudo.
Al Portugués se le hizo más fácil buscar en brazos de otro lo que Leo no pudo darle, una familia. Lo había dejado por su amante, Javier Hernández, quien había logrado darle un bebé cosa que a Leo hizo sentir mal. El lazo con Ronaldo se había roto de cierta forma bien, pero el daño emocional había quedado ahí.
Daño que con amor, Memo había logrado sanar.
No sabía si era por aquel aborto que sufrió, o el sentimiento de tristeza que tuvo tras el lazo roto, pero, en su corazón Leo sentía que todo era su culpa y que por ello su cuerpo no podía soportar la carga de un bebé.
— Creo que mientras tú y yo estemos juntos, es lo que importa.— Memo le beso las manos.— Tú eres mi familia...
Para el argentino no era suficiente pero lo aceptaba....
Además, existían otras formas de ser padres... la adopción...
Habían pensado en la posibilidad de darle a un niño un hogar amoroso, era un gesto dulce hacer ello y las familias de ambos estaban emocionadas ante aquella idea.
"Solamente que tardaría un poco el proceso de adopción".
Pero no importaba, iban a ser padres de aquel modo.
— Me hubiera gustado tener a nuestro niño en las fiestas Navideñas...
— Pero no será posible...
Era el primero de Diciembre, y ya ambos se encontraban adornando el departamento con su pino navideño y el Belén; Guillermo estaba acomodando la escarcha y Lionel desenredando las luces de colores, pero se estaba fastidiando por los nudos que se encontraba en la serie de foquitos.
— Y falta que algunas no sirvan...— Volvió a quejarse.
— Creo que la serie va a decir: creo que dejaré de funcionar ahora.— Memo había reído ligeramente y lo imitó su novio.
Ambos se besaron pero nuevamente, los besos de Memo descendieron por el cuello de su amado y este soltó un suspiro, dejando lo que hacían, el Portero se inclinó a besarlo con pasión mientras que los brazos de su novio le rodeaban por el cuello. Entre tropiezos y suaves empujones acabaron sobre el sofá, con Leo acostado en este y Memo quitándose la playera para nuevamente inclinarse a besarlo.
Consumando una vez más los hermosos sentimientos que habían el uno por el otro.
Las semanas previas a Navidad estaban pasando con algunas ocupaciones, pues tenían que llenar el registro y papeleo que les piden para adoptar. Desgraciadamente en México el proceso tarda un poco más de lo usual, debido a que deben de checar el hogar, la economía de los padres, entre otras cosas.
Habían preferido adoptar un bebé pero viendo a varios niños, habían quedado encantados con dos. Al parecer eran hermanos y sus nombres eran Kevin y Julián, tenían seis y siete años. Y por el hecho de ser dos el papeleo tardo un poco más.
Habría sido perfecto que la adopción culminase poco antes de Navidad, pero iban a ser su super regalo de Reyes Magos, el día 6 de Enero. Incluso Guillermo ya estaba buscando algunos juguetes y ropa para el primer día de Reyes que tendrían sus hijos.
Iban a pasar las fiestas en casa de los padres de Memo, y ya habían decidido pasar Pascuas en Argentina, aunque los padres de Lionel habían decidido viajar a mediados de Enero a México para conocer a sus nietos. Pero ya habían organizado algunos planes.
Que no iban a salir exactamente como esperaban.
— ¿Estás bien amor?.— Memo preguntó.— Ya te tardaste mucho.
Era 24 de Diciembre, y Lionel se había tardado un poco más de la cuenta en bañar. Aunque al salir tenía una cara que no supo cómo descifrar su amado de los rizos revueltos.
— El agua estaba fría al final.— Se quejó.
— Ups...— Se disculpó Memo.— Creo que olvide cambiar el tanque de gas...
En vez de un beso recibió un golpecito en la frente por reproche.
Se estaban alistando para salir pues ese día tenían un compromiso con el Nido Águila, que es una división de Fútbol del Club América donde Memo paso los mejores años de su vida y de su carrera... había niños nuevos que iban a comenzar su entrenamiento con el sueño de llegar algún día a ser futbolistas en un Mundial y representar a México; por lo que habían ido a animarlos un poco y además sería un hermoso regalo de Navidad para los pequeños.
Esperaban que a sus hijos les gustará el deporte, aunque eso parecía por lo que habían visto en ellos cuando tenían las visitas en el orfanato. Sus niños adoptados en realidad estaban demasiado emocionados de saber quiénes serían sus nuevos padres, pues a ambos les gustaba jugar Fútbol y en el horfanato no se perdían nunca los partidos ni las ligas. Ambos sabían quiénes eran sus padres y eso les hacía más ilusión de formar parte de su familia, y de seguir los pasos de ellos en el deporte.
Al atardecer habían ido a hacer una compras pues Leo había querido llevar unos postres y una botella de vino para la cena Navideña y tardaron más de lo esperado.
— ¿Ya viste que fila tan larga?
— Deja de quejarte, es normal.
Habían ido a Bodega Aurrera y todo estaba atascado de gente que compra las cosas al último minuto... cómo ellos.
— Espera aquí, olvide algo.
— Pero no tardes que ya vamos a avanzar.—Memo vio a su novio alejarse.
— A velocidad de tortuga va...— Se burló el Argentino.— No tardo...
Minutos después la fila apenas avanzo un tanto y Lionel regreso con una caja de regalo ya armada, unos globos y algo más que Memo no noto pues estaba atento a la fila y a poner su despensa en la cinta transportadora para cobrar.
— Espera olvide el boleto del estacionamiento...— Ochoa salí corriendo al auto.
— Y luego dice que el bobo soy yo...— Se burló Messi mientras la cajera le cobraba.
— ¿Efectivo o tarjeta?
— Tarjeta...— Comenzó el Argentino y de la cartera igual saco otra cosa.— Y aquí hay 200 pesos en Vales de despensa.
Al muchacho todavía se le hacía raro pagar con eso, pero que más daba.
Tras empacar su compra y sellado el boleto, ambos volvieron a casa para arreglarse...
Memo estaba en la mesa primeramente forrando la caja de un reloj que iba a ser para su padre. Habían quedado en hacer un intercambio navideño y al guardameta le había tocado su papá, tenía curiosidad en a quién le tocó Leo pero este no le dijo nada, imaginaba que para ello era la caja de regalo.
— ¿Ya estás listo?.— Leo salió arreglándose el cuello de su polera, llevaba un abrigo a juego y se checo en el espejo. Tenía buen aspecto.
— Ya casi...— Su novio había decidido usar un traje con corbata, Lionel siempre decía que se veía muy atractivo y quería darle el gusto.
Aunque sus rizos luego tendían a ser un problema al arreglarse, pero nada que una buena crema para peinar y fijador no resuelva.
Llegaron a la casa de los señores Ochoa al casi caer la noche, había algunos niños y en verdad a Memo le hubiera encantado que Kevin y Julián ya hubiesen estado junto a ellos.
Pero ya tendrían más Navidades y fiestas para compartir con ellos.
Habían decidido hacer el intercambio una hora antes de la cena, es decir después de que el reloj marcará la media noche. Nadie puso objeción en ello.
Cuando le dieron su regalo a Lionel, este sujeto aquella caja que había comprado, le tocaba decir quién era su regalo secreto.
— Es mi turno, supongo.— Había sonreído un poco y se levantó del sofá para ver a quién le daría el regalo.
Memo se sorprendió cuando se lo dieron.
— Eso es tan lindo.— Sonrió la hermana de Guillermo.
— Ahora ábrelo.— Pues todos abrían sus obsequios.
Solamente el Portero esperaba que no fuera algo demasiado comprometedor pues tenía a su abuela sentada a su lado. Ya que en San Valentín, a Leo se le ocurrió darle juguetes sexuales, para la diversión de ambos.
— Veamos que me dio mi pulga...
Al abrir la caja solamente encontró los pequeños globos de colores junto a serpentina.
— Está vacía...— Se inclinó un poco la abuelita.
— Checa bien...— Pidió Leo al ver la cara de su amado.
Al revisar la caja, cubierto con papel de china de color verde y azul celeste, había un mameluco beige...
Todos se quedaron sorprendidos.
— Vamos a tener un bebé...
Los gritos de emoción de la familia no se hicieron esperar y Memo se levantó de golpe para abrazar a Leo, no cabían de la felicidad.
Afortunadamente los síntomas no habían sido fuertes y Leo un par de días había tenido sus sospechas, por lo que sin que Memo se diera cuenta, había ido a la farmacia del Doctor Simi a comprar un par de pruebas de embarazo. Salieron ambas positivo. Iban a recibir a la cigüeña a mediados de Septiembre.
— ¿Por qué no me lo dijiste antes?
— Apenas me enteré, bobo.— Le dio un beso.— Decidí que fuera tu regalo de Navidad.
— Vaya regalo, me haces muy feliz mi amor.
Se dieron un beso nuevamente, al final del día iban a tener tres hijos, pues eso no iba a ser negación para adoptar a Julián y a Kevin.
Ahora Memo esperaba que tuvieran una niña, pero mientras Leo y el bebé estén sanos, él se encargaría de mimar a su amado durante todo el embarazo. Pero claro que rezaba con que los cambios de humor de su Argentino no le fueran a afectar demasiado.
Aquel bebé solo vendría a unir más a su familia y era producto de todo el amor que se tenían. Había sido más que un regalo, un milagro de Navidad esperado con paciencia y mucho amor.
FIN.
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Chanchanchan, espero les haya gustado ^^ y bueno, sus hijos adoptados son Kevin y Julián Álvarez, y ellos terminaron teniendo una niña como quería Memo xD
Y bueno me divertí haciendo esto, espero que ustedes leyendo también, gane o pierda fue divertido ^^
Gracias por leer ☺️❤️ y nos leemos pronto ❤️☺️
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