CAPITULO 5
Cerca de las diez de la noche, absolutamente toda la familia de Samy inclusive ella, llegaron al hospital donde estaba Albert. Se encontraba en terapia intensiva, en estado crítico. Nunca hubieran imaginado lo peor aunque Samy lo hubiese mencionado por lo menos cinco veces.
Cuando Albert salió de trabajar, viajo en su auto a una velocidad prudente. Con tiempo de sobra para llegar a entregar el acta que le daría la posibilidad a su hija de jugar el último partido. No podía negar que estaba nervioso y emocionado a la vez. No había visto a su hija, ni siquiera había tenido tiempo de decirle todo lo que había arreglado con el delegado. Aun así, rogaba que su esposa no le haya dicho nada para poder darle una gran sorpresa.
Para hacer mas rápido, tomo la autopista. Odiaba tener que hacerlo, ya que no le gustaba la velocidad, pero era un momento muy importante, y cumplir con su hija, dependía solo de llegar temprano. Lo que nunca imagino fue que en la bajada de la autopista, el destino le jugaría una mala pasada. Un camión que venia a toda velocidad, lo embistió violentamente. El camión iba sin control, los frenos no habían respondido y lo único que pudo frenarlo, fue una columna de cemento, con el automóvil de Albert en el medio.
-Fractura de cráneo en zona parietal. Fractura expuesta de fémur, de clavícula y de siete costillas en total, lo cual dos de ellas le perforaron el pulmón y el mas mínimo movimiento, perforara también la membrana que protege al corazón. El paciente está en coma y en muy grave estado. Ha perdido una generosa cantidad de sangre, por lo cual están haciendo la intervención para una transfusión. Por el momento, no les puedo dar un diagnóstico mas seguro que éste. El estado del paciente es crítico y estamos haciendo lo que esté a nuestro alcance para salvarle la vida. Tengan en cuenta que tiene muy pocas posibilidades de sobrevivir. Sólo puedo decirles que pidan por él si son creyentes. He presenciado algunos milagros y espero que éste sea uno de ellos.- Dijo el doctor.- Alguna pregunta?-
Realmente nadie pudo preguntar mas nada. El doctor había sido bastante claro con el parte medico. Solo había que tener fe, rezar y ser fuertes.
Absolutamente nadie podía quedarse al lado de Albert. Pero por orden del médico pudieron entrar de a dos para verlo. Samy entró con Emma, quién estuvo a su lado sosteniendo su mano y frotando su espalda al igual que Hunter. Se veía realmente mal. Estaba golpeado y conectado a diversos aparatos. Samy no pudo contenerse y solo lloró, pidiéndole que no la dejara, que lo necesitaba para seguir adelante. No se imaginaba una vida sin su padre. Era como su héroe, el único que siempre la había entendido y apoyado en todo.
-No me dejes, no huyas, no seas cobarde. Tú no eres así. Me has enseñado a luchar y tú ¿qué estás haciendo?... Pelea maldita sea, pelea como el hombre que eres, no nos puedes dejar.- Gritaba Samy hasta que un médico y un enfermero la tomaron por los brazos para sacarla de allí.
-Yo la llevare.- Dijo Emma con mirada retadora hacia los dos hombres.-Vamos Samy, tu padre necesita estar tranquilo.
Cuando salió de la sala fue directo a los brazos de Hunter. Quién no podía siquiera decir una palabra para consolarla, y eso era justamente lo que ella necesitaba. No quería escuchar a nadie, ni siquiera a su conciencia. Su madre estaba destrozada lloraba incontrolablemente, abrazándose a Erin, la madre de Hunter, quién se había convertido en una gran amiga.
-Debes ser fuerte, tienes cinco hijos por los cuales no debes bajar los brazos.- Le dijo su amiga.
-No se que hacer, no puede dejarme sola. No puede hacerme esto?- Dijo desconsoladamente.
Las horas pasaron, en la sala de espera se encontraban sentados Samy, Hunter, Emma. Mientras que los padres de Hunter y la madre de Samy se encontraban de pie, caminando de un lado a otro. Los hermanos de Samy se habían quedado en su casa al cuidado de la hermana de Hunter. Eran las cuatro de la mañana cuando se acercaron dos médicos, con un semblante neutro.
-Familia Lares?- Dijo uno de ellos.
Todos asintieron y se acercaron rápidamente. Samy tomo la mano de su madre apretándola inconscientemente.
-Lo sentimos mucho. El paciente ha fallecido. Hicimos lo que pudimos, pero no resistió. Lo siento mucho. Les doy mi mas sentido pésame.-
A Samy la envolvió una furia desconocida hasta ese momento, ciega de dolor se abalanzo con el puño derecho apretando a punto de golpear al medico y maldiciéndolos a ambos. En ese instante Hunter la freno pasando un brazo por su cintura y levantándolas del suelo.
-Ya Samy, no solucionas nada siendo violenta. Yo se que es doloroso, pero tu padre no volverá aunque hayas matado a los médicos. La madre de Samy no paraba de llorar. Se abrazó a su hija y le dijo.
- Él solo quiso llegar a tiempo para verte jugar hija, no lo culpes. Siempre te amo mas que a nadie en este mundo.- Dijo su madre al escuchar como Samy maldecía y le gritaba cobarde a su padre ya fallecido.
El velatorio fue algo corto, y el entierro muy doloroso. Luego de que todos se fueran, Samy quiso quedarse un rato mas, necesitaba quebrarse sin vergüenza, llorar, gritar sin que nadie estuviera viendo como lo hacia. Nadie se opuso, pero Hunter se quedo con ella dejándola sola al lado de la tumba de su padre. La escucho llorar, gritar y maldecir hasta que no tuvo mas lagrimas que derramar. Luego de casi una hora saco de su mochila la placa de vidrio que le habían entregado el día anterior en el partido. La apoyo sobre la tierra al lado de la tumba.
-Esto quiero que tu lo conserves. Si hay alguien que se merece esto eres tu. Porque jamas hubiera seguido adelante si no hubiese sido por ti. Gracias por todo papi, eres mi héroe.-
Sin mas palabras dejo un beso apoyando su mano en la placa y se retiro. Nunca se había dado cuenta que Hunter estaba allí, a escasos metros de su lado. Creyó que estaba sola. Lo miro unos segundos con furia, pero no pudo aguantar y se deshizo en sus brazos, se abrazo fuertemente mientras balbuceaba algunas palabras sobre el pecho de Hunter. Este la mantuvo en sus brazos mientras frotaba su espalda y dejaba besos en su cabeza. La tomo de la mano y caminaron así por mucho tiempo hasta llegar al parque central.
Las semanas posteriores fueron muy apagadas. Samy había faltado a las ultimas clases, no salia de su cuarto, ni siquiera se presentaba en casa de Hunter como solía hacerlo todo el tiempo. Todos comenzaron a preocuparse, pero nadie podía hablar con ella, nadie tenia las suficientes agallas de enfrentarse a ese dolor que ella sentía. La navidad estaba a solo seis días y Hunter juro tenerla a su lado esa noche.
Entre los padres de Hunter decidieron pasar las fiestas todos juntos. Familiares de Samy también se sumaban todos los años y este año vendrían algunos mas para acompañar a la familia por la perdida de Albert.
Hunter había llegado a su limite de tolerancia. Simplemente se había cansado de ver a su amiga mal, y no hacer nada para sacarla de esa coraza impenetrable. Esa misma tarde, fue a comprar algunos bocadillos y tonterías dulces que a Samy le encantaba, preparo limonada fría en un recipiente térmico y se dirigió a casa de Samy. Eran las nueve de la noche, lo cual indicaba que Samy ya estaba por irse a dormir. Fue directo a su cuarto y sin previo aviso entro.
-Hey dormilona, vamos a cenar. Hoy es sabado y pretendo raptarte toda la noche.- Dijo Hunter tironeando de las sabanas. Samy lucho para que no se las quitara pero no logro ganarle.
-Estas loco, ya cene y no estoy de ánimos para salir.-
-No te he preguntado. He dicho vamos a cenar, y eso es lo que haremos, en quince minutos te quiero lista. Estaré esperándote en la cocina.- Fue cortante con sus palabras y salio del cuarto.
Samy tenia un aspecto agotado, y desanimado. Luego de la muerte de su padre se había refugiado en su cuarto y no había nadie quien la pudiera sacar, ni siquiera Emma, su mejor amiga. Cuando llego hasta la cocina, se sentó en una de las sillas y pregunto que desayunarían. Hunter la tomo de la mano y la saco de su casa.
-A donde me llevas, no quiero salir a la calle, ni siquiera me has dado tiempo de ponerme la gorra-
-Solo serán veinte metros, vamos a mi casa. Nadie te reconocerá con el cabello suelto, ni que fueras estrella de hollywood- Bromeo Hunter llevándola a los tirones.
La casa de Hunter tenia dos entradas. La principal y la que llevaba al fondo de la casa y a la terraza. Samy se sorprendió al darse cuenta que habían entrado por la segunda. Subieron las escaleras hasta el final y cuando abrió la puerta sintió una brisa suave. La terraza no tenia nada en absoluto, pero tenia una hermosa vista. Aunque apenas se veían los arboles, los techos de las casas y las luces de los edificios mas altos, tenia una hermosa vista del cielo nocturno, las estrellas y la luna. Aquel panorama la enamoro, mas aun al ver "La cena" sobre una tarima de cemento, pero lo que la sobresalto, fue el cálido abrazo de Hunter, quien se encontraba a sus espaldas. La rodeo unos minutos con sus brazos, dejando un beso en su mejilla.
-Te extraño Samy, nada es lo mismo sin ti.- Susurro en su oído.-
Aquellas palabras estremecieron todo su cuerpo. Quería llorar y reír a la vez. Un sentimiento de posesión gobernó su cuerpo, lo quería demasiado, pero solo para ella. No se había dado cuenta lo mucho que necesitaba de el hasta ese momento. Pero no dejo que esa emoción la invadiera, se soltó del abrazo con sequedad y miro desafiante sus ojos claros, aquellos ojos podían hipnotizarla, pero no debía dejarse llevar, debía alejarse. Las emociones que habían comenzado a nacer hace unas semanas atrás, no habían desparecido, al contrario, al parecer estar sola sin su compañía hizo que ese sentimiento se fortaleciera. Pero no se permitió ilusionarse con tontas ideas románticas, el amor no era para ella. Hunter la quería como su amiga, o por lo menos eso es lo que ella creía.
Samy decidió alejarse, dio media vuelta y en el umbral de la puerta que conducían a las escaleras, Hunter la detuvo tirando de su brazo hasta tenerla pegada a su pecho. Cerro la puerta, apoyándola de espaldas contra la madera. Hunter busco con detenimiento palabras para expresar lo mucho que la necesitaba, pero no las hallo. Se había perdido en su mirada. Los ojos de Samy suplicaban algo. Quizá necesitaba consuelo, compañía, un abrazo o... Amor.
<Sera posible que pueda darle amor sin cagar nuestra amistad?> Penso Hunter.
-Samy, solo quiero que cuentes conmigo. Soy tu amigo, deberías refugiarte en mi, no evitarme. No me dejes de lado.-
-Tu no entiendes lo que siento Hunter, seria mejor que me vaya a casa.- Dijo ella con el tono cargado de dolor.
-Te quiero Sam, Te quiero mucho.- Susurro Hunter, acercándose lentamente a ella.
<Esto no puede estar pasando. Tiene que ser un puto sueño> Penso Samy cerrando sus ojos, esperando poder despertar. Aunque en su corazón sabia que esto que estaba pasando era real.
CONTINUARA...
JAJAJA (No puedo chicas, mis dedos se mueven por si solos!! deberían tener que estar acostumbradas a los malditos continuara...jajaja)
Gracias a todos x leer votar y comentar. me encanta leer sus opiniones! espero que esta historia les guste y la sigan hasta el final!.. besotes a todos los kiero!!!
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