CAPITULO 1
Los niños a veces discriminan a otros sin darse cuenta el daño que podrían causar sus palabras, Samy era una niña muy habladora y divertida, hasta que llego a la gran ciudad.
Nacida y criada hasta los seis años en el campo, llegar a la ciudad de golpe, fue una de sus peores experiencias. Su padre Albert era ferroviario, pero por un fallo de gobierno, los ferrocarriles dejaron de funcionar. Esto genero un gran numero de desempleo, ya que los trabajadores en regla, cobraron una indemnización por los años trabajados, y los que no, quedaron a la deriva. Sin embargo, Albert quería un trabajo seguro, si bien el dinero ayudaría por un tiempo. Si no conseguía un trabajo estable antes que el dinero acabara, su familia pasaría por un mal momento, y eso no era lo que deseaba.
En ese momento eran solo cuatro hijos, Samy era la única niña y la mayor con seis años, Harry de cuatro, Marco de dos y Leo de a penas tres meses. Con una familia numerosa, no podía darse el lujo de vivir de esa dichosa indemnización y esperar una oferta laboral. Así que sin rodeos hablo personalmente con el jefe de conductores ferroviarios, y por medio de este, el director de la empresa le otorgo un pase para trabajar en la ciudad. Era eso, o vivir con poco y nada.
Sin pensarlo dos veces acepto, y la familia se traslado a Buenos Aires en un viaje de veinticinco horas en tren. Para los niños, era una experiencia nueva, conocerían la famosa ciudad y eso los llenaba de emoción, por el contrario Samy estaba mas que preocupada. No estaba de acuerdo con el cambio repentino, y si bien su madre le había dicho que solo serian vacaciones, ella estaba segura de que no volvería a su pueblo. Y eso le dolió bastante.
Enero en la ciudad era calurosa y húmeda. Al contrario del campo, el calor arrasaba con todo, pero era seco y se toleraba un poco mas. El sudor la ponía de mal humor y se sofocaba en lugares cerrados. Pasaron el verano como pudieron en una pequeña casa de dos habitaciones una cocina y un baño. Seis personas viviendo en un lugar tan estrecho era de lo peor.
En marzo comenzaron las clases, y Samy se había dado por rendida de creer que volverían a su antigua vida en el campo, cuando hicieron las compras de útiles escolares. Ya no podía quejarse como al principio. En dos meses, las cosas se normalizaron un poco, su padre tenia el empleo asegurado, y se mudarían a una casa un poco mas grande esa misma semana.
Los primeros meses en la escuela, habían sido los peores. El lugar era muy lindo, pero sus compañeros no perdían oportunidad de molestarla por su acento, a los niños le causaba gracia su extraña manera de hablar. Para ellos era algo nuevo, pero para Samy fue un dolor inmenso. Termino aislándose de todos, no hablaba con nadie, no jugaba con nadie, no compartía nada con nadie. Y solía llorar cuando nadie la veía.
Los meses transcurrían y un día Samy se había olvidado el almuerzo, sin dinero y con un hambre terrible, se fue a sentar en el mismo lugar de siempre, en un cantero debajo de un pequeño árbol, lejos de todos, trato de no pensar en el dolor de cabeza, el estomago haciéndole ruidos horribles, pero fue imposible. Casi mareada vio que una niña se acerco a ella.
-Samantha, te encuentras bien? estas muy blanca, quieres que llame a la maestra?- Samy negó con la cabeza, y la niña se sentó a su lado.- Tienes hambre? Mi hermano me hizo un doble almuerzo y es demasiado, si quieres podemos compartir.-
Samy asintió y practicamente devoró su parte del almuerzo y le agradeció sólo con la mirada. La niña, sonreía todo el tiempo, y comenzó a hablarle de sus gustos, o de cosas sin sentido. Hacía bastante que no hablaba con nadie que no fuese su familia.
-Tu eres Emma, cierto? Me has salvado la vida, y te estaré agradecida por siempre.- Esto le causo gracia y ambas rieron.
Desde ese momento se hicieron amigas. No solo la había salvado de caer desmayada por falta de nutrientes, a lo que Samy se refería era a una salvación espiritual. Estaba sola y triste sin nadie mas que su familia, y de la nada, aparece Emma convirtiéndose en la única persona a parte de su familia que le daba otro sentido a esa vida que le había tocado, lejos del resto de su familia, lejos del aire puro del campo, lejos de ser la niña completamente feliz. Se juro a si misma, conservar esa amistad con mucho cariño.
Los años fueron pasando, parecía ayer cuando habían llegado a la ciudad, tenia un hermanito mas, Anthony. El ultimo, aseguraba su madre, ya que con el ultimo, eran cinco hijos en total. Emma y Samy cursaban el ultimo año de Primaria, tenían doce años, y si bien era una edad en la cual las niñas habían empezado a desarrollar y a mostrarse mas para llamar la atención. Samy por su parte se sentía incomoda.
Luego de haber tenido su primer periodo, comenzó a desarrollar su cuerpo mas temprano que el resto de sus compañeras, y los niños, quienes siempre estaban molestándola, ahora se sentían atraídos. Los odiaba, odiaba a los niños que antes la trataban mal, y ahora se mostraban atentos, odiaba a las niñas que envidiaban su cuerpo y hablaban mal a sus espaldas. Así que comenzó a vestirse con ropa holgada. Pantalones que no marcaban su trasero. Remeras y camisetas dos talles mas grandes que no dejaba nada a la vista.
Las chicas terminaron distanciándose del todo, pero los chicos seguían a su lado, ya que la pasaban bien con ella. Samy había llegado a comportarse como un chico mas, y en una de esas salidas con sus nuevos amigos, la invitaron a un partido de fútbol.
Faltaba un jugador, y los chicos que no conocían a Samy le pidieron que jugara. Sus amigos, hicieron lo posible para que ella no lo hiciera, pero ya era tarde. Samy estaba en la cancha de juego, sin miedo alguno, a punto de probar la experiencia mas agradable de su vida hasta ese momento.
Se dio cuenta que jugar al fútbol, era algo que amaba desde el momento que sus pies tocaron la pelota. Correr, sudar, sentir el viento en su rostro, pelear por conservar la pelota, hacer pases que ayuden a llegar al arco, meter un gol, gritarlo, saborear la victoria, y el abrazo y la alegría del equipo, era algo tan hermoso que lleno su corazón de alegría.
-Quien lo diría? Donde estabas metida niña futbolista?espero que puedas venir todos los viernes a jugar. - Le dijo uno de sus amigos con una gran sonrisa y palmeando su espalda.
Desde ese día, no había partido que se perdiera de jugar, y pasaban por alto que fuera mujer, por que realmente no lo parecía. Vestía siempre con pantalones y remeras anchas, y una gorra roja, para evitar que su cabello se soltara. Muchas personas le habían aconsejado que se probara en un club para jugar fútbol femenino, ya que era muy buena en el deporte, pero jugar con hombres, no era correcto, la diferencia de fuerza y habilidades era mas que notoria. Pero en esa época, no podía darse ese gusto. El sueldo de su padre no era una fortuna, y tenia que cargar en sus hombros una casa, cinco hijos y una esposa.
Muchas veces mientras se duchaba veía su cuerpo, su rostro, su cabello y no se sentía satisfecha. Pero era una mujer hermosa, su piel era blanca, su cabello rojizo, tenia ojos oscuros y un cuerpo el cual podría dejar a cualquier hombre hechizado. Sin embargo, era algo que a Samy no le llamaba la atención. Mientras que las chicas de su edad, estaban experimentando su primer beso, sus primeros novios, su primera vez en la cama. Ella solo se preocupaba por no llamar la atención masculina. Amelia, su madre, no estaba de acuerdo con ello, y le pedía todo el tiempo que cambiara, que no jugara fútbol porque era cosa de hombres, que se vistiera y se comportara mas femenina. Odiaba a su madre cuando la comparaba con otras chicas que ya tenían novios o que salían con sus amigas de compras.
Emma sin embargo, la apoyaba en todo, cualquier locura que se le ocurriera ella estaría seguro a su lado. No compartía sus mismos gustos, pero la respetaba y la protegía a su manera. La adoraba, era una verdadera amiga, de esas que hay que conservar hasta el final, de esas que están en las buenas y en las malas.
Con quince años ya cumplidos y cursando milagrosamente tercer año de secundaria, un nuevo alumno había sido cambiado de turno. Todos se habían dado cuenta de su presencia, menos Samy. Emma trataba de no mirarlo pero era imposible, el chico era reconocido por su mal comportamiento en el turno tarde, y tenerlo en vivo y en directo le llamaba la atención.
-Emmaaaaaaa, te estoy hablando y estas perdida, que te pasa?- Pregunto Samy.
-Has visto quien esta en la puerta? Es el chico de la tarde, al que cambiaron de turno por mal comportamiento.- Respondió Emma sin sacarle la mirada al muchacho.
-Que diablos me importa, acaso tienes miedo de algo? Le daré una paliza si se te acerca y quiere propasarse.- Se detuvo a verlo solo una vez y no pudo sacarle la vista.
Era rubio de ojos claros que de lejos no llegaba a distinguir su verdadero color, tenía un perfil duro, y aparentaba ser mayor que todo el grupo. Apoyado en el marco de la puerta de entrada al aula, daba miedo.
-¿Como se llama?- Pregunto Samy sin sacarle la vista al muchacho.
-No se si le dicen Hunter, o ese es su verdadero nombre.- Dijo Emma casi como embobada.
-Hunter, "Cazador". Sus padres deben ser unos delincuentes.- Dijo Samy soltando una risa, haciendo que el chico volteara a verla directamente a los ojos.
Era imposible que la hubiera escuchado, pero solo la miraba a ella, Samy se sintió intimidada, el calor subió hasta sus mejillas, y se le erizo cada bello de su cuerpo.
-Mierda, me habrá escuchado? Me esta mirando a mi?- Soltó Samy con temor.
-No lo creo, pero al parecer llamaste su atención.- Dijo Emma codeandola.
-Que se vaya a la mierda. Que estas mirando, te debo algo?-Le grito Samy mostrándole su dedo medio, en un gesto grosero al chico nuevo.
El muchacho se acerco a ellas lentamente, todos se habían dado cuenta y se centraron en la escena.
-Me cago, que estúpida soy. Lo único que falta, es que este idiota me venga a dar una paliza.-
-Estas en problemas Sam, pero aquí estoy para juntar los restos que queden de ti, y llevarte a un hospital si es necesario.- Soltó Emma sin gracia.
CONTINUARA...
HOLA GENTE BELLA, ESTOY DE VUELTA CON UNA NUEVA HISTORIA QUE SERA CORTA . LOS QUE SIGUEN MIS NOVELAS YA CONOCEN A LA PROTAGONISTA, Y SE MERECÍA SU PROPIA HISTORIA. ESPERO QUE LES GUSTE, LE DEN TODO SU APOYO, VOTEN Y ME DEJEN SU OPINIÓN, SOY INMENSAMENTE FELIZ CUANDO LEO SUS COMENTARIOS!!!
GRACIAS J X EL APOYO, SOS LO MAS!!! OBVIAMENTE QUE TENIA QUE ESTAR DEDICADO A VOS, ESPERO QUE LA DISFRUTES!
LOS KIERO LES DEJO UN BESO ENORME Y UN FUERTE ABRAZO '3'
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