Capítulo 32.
Termino de arreglarme para ir al instituto y bajo rápidamente las escaleras para tomar mi desayuno. Sabía que Connor estaría pronto aquí para llevarnos a clases.
Christie se lleva una cuchara con cereal a la boca mientras me mira atentamente. Incluso mi mamá, quien deja el plato con el desayuno frente a mi está mirándome fijamente.
—Bien, ¿quién se murió?
—Nadie, solo que es raro ver tus pestañas con rímel—contesta mi hermana aún con sus ojos frente a mí—. Incluso me da un poco de miedo verte tan arreglada para ir a clases.
—Yo siempre estoy arreglada para ir a clases.
—Ay cariño, la mayoría del tiempo parecer una vagabunda—mamá acaricia mi cabello con suavidad a pesar de que sus palabras son como mil agujas atravesándome—. Connor ahora me gusta mucho más.
—Nunca he parecido una vagabunda y Connor no tiene nada que ver con que me haya puesto un poco de rímel.
Mi mamá y Christie siguen observándome fijamente. Todos están en silencio por unos largos minutos, para dejar de prestarles atención introduzco la cuchara en mi boca con suficiente cereal en ella.
—Si tenías aire de vagabunda—ataca nuevamente mi madre.
—Y si te arreglaste por Connor—Christie me señala con su cuchara—. Te felicito por ello, me parece hasta tierno.
Ruedo mis ojos y me preparo para contraatacar pero el timbre suena así que me levanto rápidamente para dirigirme a la puerta. Debe ser Connor.
Y si es Connor, uno con la nariz más roja que Rodolfo el reno.
—¿Estas bien?
—Solo un poco congestionado.
Toco su frente sintiendo su calentura, empiezo a ponerme nerviosa.
—Tienes fiebre.
—Estoy bien, señora lápiz—Trata de tranquilizarme besando mi frente—. Es solo un virus. Eli lo tuvo la semana pasada, Hanna está en las mismas condiciones que yo y papá puede jurar que le está doliendo la cabeza más de lo normal.
—¿Ellos están bien?
—Todos bien, tranquila. Solo venía para decirte que no podré llevarte a clases, prefiero quedarme hoy en casa.
Lo miro como si estuviera loco—. ¿Sabes que existe un jodido teléfono para que me dijeras eso, verdad? Desde la comodidad de tu cama.
—Sí, lo sé, pero quería ver a mi señora lápiz.
A pesar de que estoy enternecida sigo estando preocupada.
—Podría quedarme hoy contigo y cuidarte.
—De ninguna manera, señorita—La voz gruesa de mi padre se escucha desde mis espaldas, volteo y efectivamente está ahí—. Connor puede cuidarse solo, ¿verdad, señor Pirce?
—Está enfermo, papá.
—Tu papá tiene razón—volteo rápidamente hacia Connor mientras frunzo el ceño—. No puedes faltar a clases porque estoy enfermo.
—Connor...
—Llama a Amy y pregúntale si puede venir a buscarte. Anda.
Saco mi teléfono y marco el número de mi mejor amiga con algo de fastidio. Mientras repica, miro a mi papá un poco mal y él solo sonríe llevándose su taza de café a la boca, aun sin moverse de su lugar de vigilante.
— ¿Qué paso, Daisy?—Amy finalmente contesta.
— ¿Podrías venirme a buscar?
— ¿Y Connor?—pregunta ella confundida.
—Amaneció enfermo y no podrá ir a clases. Quería quedarme para cuidarlo pero mi papá no me dejó, sabes que prácticamente odia a Connor—digo esto último mirando a mi padre, Connor se remueve un poco en su sitio.
—Estoy allí en cinco—responde ella riendo para finalmente colgar.
—Ya viene en camino—digo para todos.
—Bien, volveré a mi cama, quiero seguir durmiendo—Connor vuelve a besar mi frente—. Ten un lindo día, señora lápiz.
—Si te sientes muy mal me escribes por favor.
—Tranquila, Daisy—Connor le da una mirada a mi papá—. Que tenga un buen día, señor Rogers.
—Recupérate pronto, Pirce.
Connor se da la vuelta y veo como rápidamente entra a su casa. Cierro la puerta detrás de mí para dedicarme ahora a ver de mala manera a mi papá.
—Él se siente mal.
—Porque tu novio se sienta mal no significa que debas faltar a clases.
—¿Realmente no te agrada, verdad? ¿Solo por qué no le va a los Phillies?
Papá suelta una carcajada y niega con la cabeza a su vez que se acerca a mí.
—Me ha exasperado que sea de Boston pero es un buen chico y te hace feliz, eso es lo que me gusta de él.
Embozo una sonrisita haciendo que mi papá pierda la suya, él sabe que no dejaré que esto pase por un lado.
—¡Connor te agrada!
—No se lo digas, quiero seguir pareciendo intimidante frente a él y tratar de que se cambie de equipo.
—Él me dijo que eran los Red Sox o eran los Red Sox.
—¿Por qué te metiste con uno de Boston, cariño? Te juro que lo hubiese aceptado en el momento si fuera de los Yankees.
Río por aquel comentario. Escucho el claxon de Amy afuera así que tomo mi bolso, me despido de mamá y de Christie, doy otro bocado del cereal que está prácticamente completo y luego le doy un beso a papá.
—Tranquilo, tu secreto está a salvo.
Salgo rápidamente dirección al auto de Amy y me subo en el saludándola con un beso en la mejilla.
—Te debo una—menciono.
—Daisy, tú me debes más que una.
—Es cierto pero, ¿para qué son las mejores amigas?
—Para cobrarse cada una de esos favores que su amiga le pide—la miro confundida, ella arranca y pone el auto en marcha—. Es Bart, realmente me está incomodando. Quiero que hables con él.
—Y yo hablaría con él por...
—¡Porque no lo aguanto más, Daisy! —dice muy alterada—. Y porque me lo debes. ¿Por qué tuviste que meterte con un intocable?
—Porque ese intocable es demasiado dulce y me tiene totalmente enamorada.
—¡Dios! Sueltas miel por los poros.
Suelto una carcajada. Pobre Amy, Bart volvería loco a cualquiera con sus múltiples comentarios, sabía que cansaría a mi mejor amiga en cualquier momento. Él es difícil y definitivamente hay que aprender a cómo tratarlo.
Así que cuando entramos en el salón de clases lo primero que hago es dirigirme hacia los puestos de atrás en donde están los intocables. Ellos al verme esbozan sus más bonitas sonrisas, el primero en abrazarme es Louis.
—¡Hoy te tenemos para nosotros!—Exclama Bart, por supuesto gritando a los cuatro vientos algo que se podría malpensar fácilmente.
—No me hagas caso, me gusta molestar—dice esta vez Louis.
—¿Cómo viste a Connor esta mañana?—pregunta Tristan.
—Con la nariz muy roja y su cuerpo totalmente caliente—Observo como Bart mueve sus cejas pícaramente—. Por la fiebre Bart, su cuerpo caliente por la fiebre.
—Sí, claro.
—En fin, venía a hablar contigo... A solas.
—¿Ya te me vas a declarar?
—Bart—le doy una mirada de advertencia y el simplemente levanta sus manos en modo defensa.
Nos alejamos del grupo, Bart aún trae su sonrisa socarrona. En ese momento Amy entra en su terreno visual y él no puede dejar de mirarla.
Ahí lo confirmo, a Bart le gusta Amy... y mucho.
—¿De qué querías hablar, señora lápiz de Conito?
—De Amy.
Fotito de mi Connor en multimedia <3 Si no lo conocen, él es Blake Revis y ha sido mi Connor desde el principio... le recomiendo que lo sigan en su instagram (woahitsblake)
Este capítulo está dedicado a Alicia <3 Espero que te guste...
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