11/10/2019

Tras levantarse a las nueve con el sonido del despertador, se metió en la ducha, debía de admitir que gracias a Malia se había sentido muchísimo mejor. Salió de la ducha y tras secarse se vistió con esta ropa.

Ya a las diez y cuarto se dirigió al estudio donde le habían señalado que sería la sección ya que aunque era en San Francisco, era en un estudio que no era el suyo. Llegó diez minutos antes de la hora acordada pero decidió entrar ya en el estudio, entró al edificio y allí se encontró a Charlie siendo maquillado para la ocasión, antes de colocar la cámara se acercó al mayor el cual ya estaba solo pero seguía sentando en la silla.

—Hola, mucho gusto de conocerte —dijo la castaña alargándole la mano.

—Mucho gusto —el chico se levantó y le dio la mano pero cuando la chica se fue a alejar, el castaño le cogió la mano y se la acercó para darle un beso en beso en la mejilla—, me gusta más el saludo así —sonrió, lo que hizo que la chica se sonrojara —, te llamabas Beatrice ¿no?

—Si, pero prefiero que me llames Trice.

—De acuerdo, jeje, ¿Necesitas algo en especial?

—Solo encender y preparar la cámara.

—De acuerdo, ahora nos vemos Trice —la chica se volvió a sonrojar, se fue a su posición y comenzó a prepararlo todo.

Poco después de terminar de prepararlo todo la sesión de fotos comenzó y todo se fue desarrollando muy bien, Trice notaba que las sonrisas para la cámara, al acabarlo todo el mayor fue a cambiarse por la primera ropa, con la que él vino mientras ella comenzó a recoger sus cosas y guardarlas en el bolso, justo cuando se despidió y se iba a ir, Charlie la llamó.

—Trice espera —la chica se giró a mirarlo y se quedó quieta esperando a que él llegase a su lado —¿Ocurre algo?

—Es solo si aceptarías una invitación para ir esta noche a una discoteca conmigo —la última palabra la dijo con una sonrisa traviesa.

—¿Invitas a todas las chicas que trabajan para ti?

—Solo a las que me gustan —la chica lo miró sorprendida, si decía la verdad no sabía que hacer pero con dudas acabó aceptando —, perfecto, toma mi número de teléfono y dime tu dirección y esta noche sobre las diez y media voy a recogerte.

—De acuerdo —le dio su dirección y tras darse dos besos para despedirse, Trice salió del estudio, se subió a su coche y volvió a su casa.

Al llegar a su casa miró su reloj y vio que eran las dos menos cuarto, se cambió los zapatos por sus pantuflas y se dirigió a la cocina para prepararse la comida puso su móvil en la mesa de la cocina para prepararse la comida puso su móvil en la mesa de la cocina mientras buscaba las cosas para cocinarse algo, después de cogerlo todo que iba a usar cogió su celular y lo puso a su lado por si recibía algún mensaje y a los diez minutos así fue, pero fue de quien menos quiso, este fue Niall, bloqueó la pantalla y siguió cocinando, pero los mensajes del irlandés seguían apareciendo.

—¿Qué pasa? ¿Qué hoy está libre? —dijo para ella misma.

Leyó los mensajes en la pestaña de notificaciones, estos eran mensajes de preocupación, incluso en el último preguntaba si le había ocurrido algo malo, la chica estuvo a punto de responderle, pero con lágrimas en los ojos volvió a bloquear su teléfono y comenzó a comer. No se pudo terminar la comida porque la angustia de los mensajes de Niall le había quitado el apetito, tiró la comida que le había sobrado y limpió todo lo que había usado y decidió descansar un poco, tras el último mensaje que recibió a la hora de comer no había recibido ningún mensaje, ya a las siete decidió en vez de ducharse, meterse en la bañera, ahí metida estuvo una hora, no quería volverse a deprimir y llorar como una niña pequeña siempre ocurría, ya estaba harta de ser la buena.

Se secó y se puso su pijama mientras buscaba la ropa que se pondría para esa noche, no sabía exactamente que ponerse mientras buscaba se encontró con el vestido que se puso en su primera cita con Niall, se quedó mirándolo y lo echó para atrás, no quería verlo, poco después encontró la ropa que se pondría, esta es esta:

Justo cuando iba a comenzar a vestirse, su móvil comenzó a sonar, pero esta vez no era un mensaje, era una llamada del irlandés, le costó muchísimo pero lo acabo cogiendo.

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Niall llevaba toda la semana muy preocupado por Trice, esta no le contestaba ninguno de los mensajes ni ninguna llamada, ¿y si le había ocurrido algo malo? Él sabía que estaba sola en su casa, podría haberle pasado algo, podría haberse caído por las escaleras, podría haberse resbalado en el baño y haberse dado un mal golpe. Ya en viernes al sólo tener un "meet and greet" en Miami intentaría volver a comunicarse con ella y ya si no pudiera ni con mensaje ni concierto llamada hablar con ella entonces lo dejaría todo e iría a buscarla. Por la mañana al estar con las dos nada más terminó lo que estaba haciendo le envió varios mensajes, pero como las otras veces estos no fueron respondidos, pensó en llamarla a ese momento, pero decidió volver al hotel, comer y tranquilizarse un poco.

Tras reponerse y descansar un poco llegaron las ocho y media, cogió su celular y pulsó el nombre de la chica para llamarla, se lo puso en la oreja escuchando cada tono con más preocupación por segundo, pero de pronto pararon debido a que fue descolgado.

—¿Trice?—¿Cuándo me lo ibas a decir? —la voz de la chica sonaba entrecortada, intentando no llorar.

—No te entiendo Trice.

—¿Cuándo me ibas a decir que llevaba varios meses con otra chica?

—¿Qué estás diciendo? Yo no estoy con nadie más que contigo, yo te amo.

—¡No digas eso! No se como he podido creer en ti, pensé que tú serías diferente pero eres igual que todos.

—Amor, escucha... —fue cortado por la castaña.

—No me vuelvas a llamar así, no vuelvas a mandarme ningún mensaje ni llamarme al celular, hemos terminado.

—Trice... no —la chica sólo escuchó su nombre ya que cortó la llamada —, no... —cayó a la cama derrumbado y sin poder retener sus lágrimas —, no me tuve que alejar de ella, tuve que haberme quedado con ella, tuve que haberla traído conmigo.

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Trice estaba sentada en la cama de su habitación llorando con el móvil a su lado tras haber colgado, tras secar sus lágrimas miró sus manos y se acarició las puntas de sus dedos, recordando las caricias al cabello del mayor.

—Te amo... pero no puedo con esto —se secó el resto de las lágrimas y comenzó a prepararse.

Al terminar de vestirse fue a comer, sólo un sándwich, porque no tenía hambre para más, después de eso fue a maquillarse y a preparar su bolso. Al llegar la hora, escuchó el pitido de un coche, al abrir la puerta principal vio una limusina y apoyado en el auto estaba Charlie vestido así:

—Bien, llegó la hora de romper las reglas —cerró la puerta y se fue junto a Charlie, este tras saludarla con dos besos, le abrió la puerta del auto, Trice entró primera y después entró él y cerró la puerta tras él, la limusina se dirigió al lugar que Charlie señaló.

Continuará...