Quédate
Y se apagó, como se apaga una vela en el silencio de la noche. Testimonio de un corazón que habitó un alma de paso, fugaz y quebrada.
Se enfrió el café de su mirada en el ahogo de un grito de paz que no encontró oyente. Se volvió letras y poesía, las que dispara al dolor como medicina para autor.
Le dió un último beso con sabor a adiós, tal vez de un "quizás", aunque entre silencios gritaba con desespero: "quédate".
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