Sentado al borde de un acantilado miraba el cielo despejado. En su mano un hermoso anillo de plata, con las iniciales E y T.

-¿No te sientes sola? -dijo mirando su anillo-

Era un día precioso, los rayos del sol se sentían bien sobre la piel, el aire tenía un ligero olor a flores y a su lado un álbum de fotos de su boda.

Hojeaba las páginas con nostalgia -¿Recuerdas este incidente? -dijo pasando su mano por la foto -Se equivocaron al hacer el ramo y en vez de lirios, que son tus preferidas te pusieron rosas -río -Estabas tan molesta que por poco cancelas la boda.

Una lágrima corrió por su mejilla y rápidamente se la seco -Lo siento, me prometí que este día no iba a llorar -trato de sonreir -¿Por donde me quede?, ah cierto, al final tu hermana y yo te hicimos un ramo de las flores que sacamos de los jarrones de las mesas. Estabas tan contenta que ni cuenta te diste que ya no quedaban lirios en la decoración.

Las personas que iban a ese lugar para apreciar la vista, miraban con curiosidad a aquel hombre que hablaba sólo mirando el cielo. A él no le importaba que lo miraran como si estuviera loco.

-Antes eramos la envidia de todas las parejas. Mis amigos me decían que seguro te había embrujado para que te casarás conmigo -apretó sus puños -Tú eras tan perfecta, tan bella y frágil, y yo tan opuesto a ti. Iluminaste mi vida y la llenaste de alegría.

Se levantó y se acercó al borde del acantilado y cerró sus ojos -¿Me recibirás con los brazos abiertos si me voy contigo? -puso un pie afuera-

-¡Papá! -grito un niño de 5 años en brazos de su tía -Ya vámonos a casa.

Paralizado abrió sus ojos, ¡¿que estaba pensando?!, como podía dejar a su hijo solo, eso nunca se lo perdonaría. Retrocedió y cerró sus puños tan fuerte que se lastimo con sus propias uñas -Perdóname, pero todavía no me puedo ir a tú lado -susurró. Las lágrimas caían sin control pero se las limpio para luego sonreír y voltearse -¡Vámonos a casa!.

-¡Sí! -dijo el niño emocionado -Quiero helado cuando lleguemos.

Acaricio su cabeza -Lo que mi pequeño príncipe quiera.

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↪Toda aflicción que llega acaba por irse. Así sucede con las glorias y las tragedias del mundo...Paulo Coelho

↪Quedate con los recuerdos bonitos y si los dolorosos amenazan con volver, abrazalos, aceptalos y con el tiempo verás que van desapareciendo poco a poco.