Y con el tiempo aprendí que no me merecías, que todas mis dudas y miedos los hiciste realidad sabiendo que era mi más grande temor.

Llegaste a mí, con el corazón hecho pedazos y yo de tonta recogí cada pedazo y los volví a unir con trozos del mío.  Lloré lágrimas de sangre hasta el punto de necesitar una transfusión y cuando pensé que ya estaba harta de todo e iba alejarme de ti, siempre encontrabas la forma de volverme a poner a tu lado, una palabra bonita o juramentos que se quedaron volando en el aire. Yo que creía en el amor verdadero mientras que tú solo me veías como algo pasajero.

Entendí que este dolor que sentía no merecía la pena, que mis noches sin dormir estaban acabando con la poca energía que me quedaba, me alarme al ver que ya mis labios habían olvidado como sonreír y mis ojos ya no me mostraban ese carisma con el que siempre me caracterizaba.

¿Entiendes lo que quiero decir?, ya fue suficiente sufrimiento, ambos sabemos que ya no podemos estar juntos porque la mera existencia del otro es dolorosa para el contrario. Siempre te quejabas de mis cambios de humor sin darte cuenta que eras tú el culpable, sabía de esas lágrimas pasajeras que a veces invadían tu rostro a pesar de que nunca me lo dijiste, somos como un jarrón roto que a pesar de pegarlo, siempre se le caen las piezas y nos negamos a comprar uno nuevo y empezar de cero.

Guardo en mi memoria todas las cosas buenas que vivimos y cada vez que mire el collar que me regalaste me acordaré de ti pero como un lindo recuerdo. Reuní todas mis fuerzas y esto fue lo que pude escribir.

Por medio de esta carta, te hago saber que me iré de tu vida para siempre, por nuestro bien deseo que cada uno sea libre y vuelva a renacer. No me vuelvas a buscar, aunque creo que no lo harás ya que estoy segura de que aunque llores mi partida, un nuevo tú se sentirá liberado.

Atte: Por fin libre.  

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↪Siempre hay un momento exacto para actuar...Paulo Coelho