Capítulo 31: Cerveza, frituras y mar.
Piénsalo.
Las palabras de su hermana resonaban en una tras otra vez en su mente.
Echó su cabeza hacia atrás y la silla con ruedas en la que estaba sentando acompañó el movimiento apartándose ligeramente unos centímetros del escritorio. SeokJin soltó un suspiro de cansancio y luego volvió a su postura original. Sabía que no debería estar pensando mucho en ello, pero no podía evitarlo, llevaba un par de semanas haciéndolo.
Solo una oportunidad más.
Jin negó con su cabeza tratando de quitar las palabras de su hermana de sí. No obstante, no fue capaz. Mordió su labio indeciso y tomando un largo respiro abrió el cajón de su escritorio, buscó en el fondo de aquel, y tomó la pequeña libreta que tenía consigo papeles y notas con asuntos de la clínica... y que a su vez guardaba una cosa más.
SeokJin observó detenidamente la tira de fotos que se encontraba oculta en medio de otros papeles. Con sus latidos más acelerados de lo normal, tomó el pedazo de papel y lo dejó encima de su escritorio de roble oscuro. Por los siguientes minutos Jin se dedicó a observar aquella secuencia de fotografías.
Todavía recordaba el día en las que fueron tomadas. JungKook y JiEun lo habían invitado a YeRim y a él al baile que su empresa estuvo organizando. JungKook le había propuesto tomar las fotografías y después cada uno se quedó con una copia de ella. SeokJin sabía que debía haberla tirado en pedazos a la basura porque era demasiado peligroso mantener consigo aquello.
Era demasiado peligroso contando que la última imagen acababa en un beso.
El estómago de SeokJin se revolvió. La forma en la que JungKook lo observaba y como acariciaba su mejilla en medio del beso... se veía tan especial.
SeokJin inhaló y se levantó de su asiento. Con pasos lentos y pensantes, caminó hasta el objeto que su esposa le había regalado para su cumpleaños. Él había estado retomando un poco la guitarra, en los pocos minutos de su tiempo libre, pero después de la notica de JiEun no había tenido los ánimos suficientes como para volver a tocarla. Sin embargo, ahora sentía la pequeña necesidad de tocar una canción. Agarró la guitarra y luego volvió a su escritorio, miró la foto otra vez y empezó juguetear con las cuerdas, para después tocar el ritmo de la canción que tenía en su mente.
No Quise.
Si era sincero, desde que bailó esa canción con JungKook solía escucharla un par de veces. Se decía a sí mismo que era porque la canción le gustaba, en especial por la melodía del ukelele y por la voz en otro idioma del cantante, y no por el extraño cosquilleo de su estómago y la corriente eléctrica en su corazón cada vez que la oía o recordaba.
De todas formas, nadie sabía de ello más que él. Nunca le contó a JungKook que volvió a oír la canción. Tampoco era algo que debía decirle, porque no quería dejar malentendidos.
SeokJin siguió tocando la canción mientras continuaba observando la tira de fotos. El recuerdo vivo de ellos dos bailando bajo aquel manto de colores fucsias con aquella canción de fondo albergaba con calidez su corazón. Una sonrisa inconsciente se formó en su rostro y una presión en su pecho lo acompañó.
—¡Tocas excelente!
La voz de YeRim sorprendió a SeokJin. Este dejó de tocar y al reaccionar tomó la foto de su escritorio y la volvió a guardar rápidamente en su cajón con el corazón a punto de salirse de la boca por el riesgo de ser descubierto.
—Todavía estoy bastante oxidado —dijo, aclarando un poco su voz con la garganta al notarla algo inestable. Las uñas de su mano derecha rozaron sutilmente la piel de su cuello en un acto de nerviosismo que él ni si esposa tomaron en cuenta.
YeRim negó con una risita que llegó a sus ojos. Luego entró a la oficina y se dirigió a su esposo.
—Tocas genial, ya quisiera yo poder hacerlo —ella se ubicó detrás de SeokJin—, pero nunca logré aprender y al final tampoco es lo mío como para seguir intentándolo... aunque hubiera sido genial —llevó ambas manos a los hombros de Jin y empezó a masajearlos con sus delicadas manos. SeokJin después de unos segundos se corrió un poco más atrás, las ruedas de su silla sonaron cuando se desplazaron por el piso. YeRim al ver el espacio que su esposo había implementado entre su escritorio, lo tomó como una invitación, así que dejó de aun lado los hombros de SeokJin, para luego subirse encima de él en horcajadas. Jin la afirmó tomando sus caderas—. Deberías practicar más, de verdad que eres muy bueno.
Después de pequeño animo que le había dado YeRim a su esposo, acarició con cariño el rostro de él, se acercó y lo besó. SeokJin respondió de la misma forma delicada que su esposa le había besado. Cuando los minutos pasaron y el recuerdo de las palabras de su hermana volvieron a resonar por su cabeza, tomó con más agresividad la boca de su mujer. Quería encontrar algo de deseo en besar a YeRim. Creer que podría seguir viviendo con esto. Pasó sus manos por el cuerpo de ella, explorando la figura de la persona a la que había dicho los votos sagrados y a la que debería amar. Su mano derecha se coló por la camisa que YeRim llevaba, recorrió el abdomen suave y subió para dejar que su mano se metiera por debajo del brasier de tela costosa. Acarició y amasó los pechos de YeRim, podía saber que a ella le gustaba por los pequeños y dulces sonidos que soltaba en respuesta. Pero incluso ello no provocaba nada en él.
No funcionaba.
YeRim no lograba hacer que su cuerpo cobrara vida y quisiera perderse en el placer obtenido por alguien ajeno suyo. Sus curvas y pechos blandos no eran lo mismo que un cuerpo duro y firme. Las delicadas manos de YeRim desabrochan con delicadeza su camisa y no con fuerza y desesperación. Sus besos eran suaves y sumisos, no dominantes y ardientes a tal punto de hacer temblar su cuerpo.
No provocaban nada en él.
YeRim no era JungKook.
Y ante ese último pensamiento SeokJin apartó a YeRim de su regazo.
—¿Pasó algo?
—No puedo... —YeRim lo miró confundida, sin saber a qué se refería, Jin al darse cuenta de sus palabras, creó una mentira: —No tengo tiempo. Tengo una reunión en la clínica en media hora y ya debo ir partiendo.
—Oh... entiendo.
YeRim se salió de encima y se acomodó la ropa. SeokJin hizo lo mismo. Ambos caminaron hasta la salida de la habitación, SeokJin salió y una vez el cuerpo de YeRim se encontraba afuera, Jin cerró la puerta esperando que YeRim no volviera a entrar a su oficina. Ambos caminaron sin decir mucho hasta las escaleras. YeRim miró a SeokJin y este le dio una gentil sonrisa para después decir: —Me tengo que ir.
—Está bien, creo que me iré a acostar. Necesito descansar.
—Adiós.
—Adiós. Espero que te vaya bien en la reunión. Cualquier cosa me llamas.
—Lo haré.
Dicho eso SeokJin bajó las escaleras. Fue a la entrada principal de su casa y agarró sus llaves que se encontraban reposando en el lujoso mueble. Buscó su abrigo que se encontraba en el perchero justo al lado. Salió de la casa y buscó su automóvil.
Las primeras calles fueron un rumbo sin destino, simplemente SeokJin deambulando sin saber a dónde ir. Siempre estaba la opción de ir a un bar discreto y enrollarse en la cama con algún desconocido, sin embargo, se encontraba demasiado cansado para ello. Cometer un acto masoquista de odio asimismo era lo ultimo que quería para esta noche.
Se quedó en un semáforo rojo, y mientras esperaba sin ganas que este cambiara de color, las palabras de su hermana volvieron a sonar en su cabeza. Intentó apartarlas nuevamente, pero lejos de funcionar solo trajo recuerdos. JungKook. JungKook. Y JungKook.
JungKook con su sonrisa de conejito, la que solía relucir junto a él.
JungKook con sus ojos de bambi iluminados por estrellas, aquellos que los miraban sonriendo.
JungKook y su risa melodiosa al igual que su voz.
SeokJin.
Bebé.
Príncipe caprichoso.
SeokJin cerró los ojos, tratando de olvidar la voz de JungKook llamarle. Lágrimas se escaparon y sus labios temblaron por el dolor en su corazón.
El fuerte sonido de bocinas le hicieron salir de ello.
Verde. Cierto, debía seguir antes de que los demás conductores detrás de él siguieran emitiendo con molestia el desagradable ruido de sus bocinas. Siguió con su camino sin saber cuál era realmente su destino. En unas calles más, dobló al sentido izquierdo, encontrándose con una tienda que era iluminada por su cartel neón. SeokJin, decidió ir, así que se estacionó en el sector que la tienda tenía para sus clientes. Bajó del auto y se adentró al lugar, en cuanto estuvo dentro la temperatura cálida lo envolvió, miró a su lado encontrándose con canastos rojos empilados uno encima del otro, sacó el primero y empezó a recorrer la tienda. No era muy grande, pero SeokJin aludía el hecho de que tuvieran muchos tipos de frituras y golosinas que ofrecer. Agarró las que más le gustaban o llamaban su atención. Se dirigió a las neveras que guardaban refrescos, energizantes y alcohol. SeokJin optó por la última opción, comprando dos packs de cerveza Kloud. Luego de ello, llegó a la caja en donde la joven que atendía se encargó de envolver sus productos en una bolsa intentando ocultar su sonrojo al ver al hombre más apuesto que haya ido a comprar alguna vez desde que ella trabajaba en ese lugar. Brevemente imaginó como sería estar con un hombre como él: alto, guapo y con unos hombros anchos. Soltó una pequeña risa. Era muy tonta por pensar algo así del hombre. Seguramente nunca la vería con otros ojos, él era mayor y ella apenas una adolescente que trabaja para ganar algo de dinero extra.
Aunque claro, la joven nunca pensaría que una de las razones principales fuera que el hombre jugara para el bando contrario, prefiriendo una larga y regordeta polla enterrada en su culo, que el calor húmedo que ella podría ofrecerle.
SeokJin salió de la tienda sin notar el suspiro que la muchacha soltó una vez este se dio la vuelta.
Entró al auto y dejó la bolsa en el asiento de copiloto. Volvió a la pista todavía sin saber dónde realmente ir. Cansando de todo, dejó que su subconsciente lo llevara a cualquier parte. Así que se sorprendió un poco cuando se dio cuenta que se había estacionado frente al mar, en una de las playas de Busan. Sin tener otra opción en mente, se bajó del auto agarrando consigo la bolsa con comida. Dejó el seguro y luego se dirigió a la playa. Caminó por un rato hasta hallar un lugar con una linda vista. Se sentó en la arena y sacó sus zapatos para luego tirarlos al lado suyo. Irónicamente después de tomar un pequeño respiro se dio cuenta que era el mismo lugar que con JungKook visitaron la vez pasada. Cuando estuvieron juntos un pequeño tiempo observando el mar uno al lado del otro. SeokJin quiso reír de la mala jugada que le hizo su mente.
Era una pésima idea estar en este lugar.
Tratando de quitar ese pensamiento abrió las frituras y la cerveza. Se quedó en silencio comiendo y bebiendo hasta que la primera lata se vació, haciendo que abriera una cerveza más. En pocos minutos la primera bolsa de frituras también se agotó, haciendo que SeokJin eligiera al azar una bolsa nueva. Por un tiempo siguió de ese modo: Cerveza y frituras. Todo eso mientras disfrutaba de la hermosa vista del mar mientras la brisa de este golpeaba su rostro.
El alcohol empezó lentamente a hacer efecto en cuerpo. SeokJin lo notó cuando dejó el bello paisaje en un segundo plano, para empezar a recordar los momentos que compartió con JungKook.
El joven JungKook quien solía darle hermosas risas en los atardeceres en la sala de música. El que lo abrazaba por toda una noche para luego besarlo por la mañana.
El viejo JungKook, el que había crecido y se había puesto algo más firme. El que solía sostenerlo y hacerle olvidar por efímeros momentos placenteros, lo desastrosa que se había convertido su vida.
El JungKook cual ahora iba a ser padre.
Ugh.
El amargo recuerdo de JiEun volvió. La hermosa joven que portaba en su vientre un pequeño de ella y JungKook.
SeokJin formó un puchero tembloroso y sus ojos se aguaron.
Él habría dado todo por algo como eso.
Una vida donde JungKook y él pudieran ser felices.
Sin errores.
JiEun seguía en su mente, pero la imagen de ella no era tan fuerte como lo que SeokJin se proyectaba ante la idea de una vida idealizada.
Un hogar con JungKook.
Un final feliz con JungKook.
La imagen de JiEun se esfumó y al igual que todo lo malo que respectaba de su vida.
Tomó un sorbo más de la cerveza y luego dejó la lata vacía a su lado. Se echó en la arena y miró el cielo, y a pesar de lo hermoso que estaba, con sus colores azulados y lila, se encontraba en otra parte, imaginando y recordando a otra persona.
La risa.
Sus ojos.
Su voz.
Sus caricias.
Sus besos.
Lo quería.
Quería a JungKook devuelta.
Sin darse cuenta había cerrado sus ojos, así que los abrió volviendo a la realidad; la playa. Se volvió a sentar sacudiendo la arena que había quedado en su ropa y estiró su cuerpo sintiendo gratitud al escucharlo sonar. Miró su abrigo y lo atrajo hacia si, en el buscó algo en sus bolsillos y una vez lo encontró tragó duro por lo que estaba a punto de hacer. Podría decir que el alcohol lo estaba llevando a esto, sin embargo, aún tenía la conciencia suficiente como para detenerse.
No lo hizo.
Sin darse tiempo para arrepentirse colocó su huella en su móvil para desbloquearlo y abrió los mensajes en busca de una persona en especial.
"Hey, JungKook"
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SeokJin se encontraba entre la espada y la pared.
Había estado evitando a JungKook hace días, pero esta vez no contaba con que el castaño los encerrara a ambos en la sala de música.
Intentó una vez más abrir la puerta, pero por más que movía la manilla, no se habría.
—Déjame salir, JungKook —pidió en un suspiro ya algo rendido.
—Necesito hablar contigo, SeokJin. Llevas días escondiéndote de mí.
—No tenemos nada que hablar.
—SeokJin —lo llamó tratando de lograr que este lo mirara a los ojos, pero el menor no tenía el valor suficiente para ello.
—JungKook... por favor... olvidemos lo que pasó.
—No puedo —respondió mirando a los pomposos labios de Jin—. No puedo olvidar como se sienten tus labios juntos los míos.
SeokJin se sonrojó ante lo dicho. Su corazón golpeó con fuerza en su pecho y la necesidad de huir antes de que lo consumiera surgieron en su mente. Sin decir algo, se dio la vuelta intentando salir de aquella aula, sin éxito alguno porque la manilla seguía con la cerradura.
—Jin, por favor. Yo... realmente lo siento —le dijo JungKook a sus espaldas.
El estómago de SeokJin se tensó ante esas palabras.
—¿Estás arrepentido? —preguntó volteándose para mirar los hermosos ojos de JungKook. Su corazón palpitó aun mas rápido y un nudo se formó en su garganta ante la posibilidad de que JungKook de verdad pensara que lo que pasó fuera un error. Trató de reprocharse, porque eso haría las cosas aún más fáciles. Era lo que ambos debían decir y sentir, pero una parte de él le dolía aquella posibilidad.
—Sí, estoy arrepentido de haber arruinado nuestra amistad... pero, siendo sincero, no me arrepiento de haberte besado. Incluso ahora... quiero volver hacerlo.
Las mejillas de Jin se encendieron en un rojo vivo. De todo lo que pensó, no esperaba aquella respuesta. Iba a regañarlo, decirle que no dijera tales cosas, pero antes de lograrlo JungKook lo besó. SeokJin intentó resistirse por los primeros segundos, sin embargo, terminó perdiendo la batalla. No podía luchar más consigo mismo. Él también quería que JungKook lo siguiera besando. Así que se dejó hacer, dejó que JungKook tomara su boca con gusto y que su lengua jugara con la suya. La intensidad aumentó y Jin se recargó contra la puerta mientras JungKook seguía besándolo de una manera profunda y húmeda que lo hacía sentir extraño y caliente. Nunca antes lo habían besado así. Los besos que había dado eran ligeros roces delicados, mientras que JungKook parecía querer degustar cada rincón de su boca. Poco a poco el beso se fue calmando, cuando ambos necesitaron un tiempo para descansar despegaron sus labios con lentitud.
JungKook miró lleno de ilusión y deseo a SeokJin. El joven se veía tan hermoso, con sus ojos perdidos, sus labios hinchados y pigmentados de un rosa cálido siendo cubiertos por una ligera capa brillante de saliva por el beso recién compartido.
—Me gustas, SeokJin —Jungkook ahuecó su mano en la mejilla de SeokJin acariciando con su pulgar la suavidad de su piel—. Me gustas.
Las cejas gruesas de Jin se arquearon en sorpresa. Miró a JungKook. Su corazón palpitaba tan fuerte que lo podía oír resonar por sus oídos.
—También me gustas, JungKook —confesó lleno de miedo cuando captó todo lo que conllevaría aquel sentimiento.
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¡Hola! Ha pasado un tiempo desde que actualicé TT Estaba cerrando mi segundo trimestre de mi ultimo año escolar así que no tuve tanto tiempo, mas que empecé a ver algunas series y películas que se tomaban mi tiempo. Pero espero que ahora, tenga aunque sea un poco más de tiempo porque odio demorarme en las actualizaciones de este fic.
Pasando al capitulo, espero que les haya gustado. La verdad es que no me gustó mucho, pero fue lo que me salió :,)
También me gustaría agradecerles, porque ya llegué al 1K de seguidores. Muchas gracias por apoyarme, no saben lo feliz que me hace saber que hay gente que se toma el tiempo de leer lo que escribo, en especial de este hermoso ship que amo con todo mi corazón. Como agradecimiento quería subir un mini fic, pero lo tengo bastante retrasado, así que no creo que lo pueda subir pronto, apenas llevo listo el prólogo y los primeros dos caps. Aunque estaré trabajando en el para traerlo lo más pronto posible. Si les gustó I want Your Boyfriend, quizá les guste el nuevo, las historias no se parecen, pero siento que tienen una vibra similar.
✦ Innocent Alpha ✦
Así se va a llamar ;)
Ahora sí, muchas gracias por leer y perdón por cualquier error o falta de ortografía <3
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